El “chino” no es cochino: el imaginario del peligro amarillo en la producción hemerográfica mexicana (1886-1911)

El “chino” no es cochino: el imaginario del peligro amarillo en la producción hemerográfica mexicana (1886-1911)

The “chinese” is not dirty: the yellow peril in the mexican newspaper production (1886-1911)

Karla Valentina Sánchez López

Universidad Iberoamericana (México)

kavalelopez@gmail.com 

https://orcid.org/0009-0009-8745-282X

Resumen

El presente artículo analiza de qué manera en la producción hemerográfica mexicana de 1886 a 1911 en la Ciudad de México, se adaptó y reinterpretó el imaginario del peligro amarillo. Lo cual produjo una identidad racista y xenófoba en el México decimonónico; cuestión que inclusive prevalece hasta las primeras décadas del siglo XXI. Esta revisión se argumenta desde los estudios culturales, con lo respectivo a identidades, imaginarios y representación en ilustraciones y caricaturas, además de estudiar el orientalismo que incidió en la producción del peligro amarillo. Con la finalidad de determinar que el imaginario en estudio se materializó en el territorio mexicano a partir de los estereotipos que se construyeron en Occidente de lo “chino”.

Palabras clave:  Peligro amarillo, identidades, estereotipos chinos, racismo en México.

Abstract

This paper analyses how in the mexican newspaper production between 1886 and 1911 in Mexico City was adopted and reinterpreted the Yellow Peril. Which produced a racist and xenophobic identity during nineteenth century in the mexican society; one that endures until the first decades of twenty-first century. This investigation is argued using cultural studies to explain identities, imaginaries and representation in illustrations and caricatures. In addition, Orientalism is also studied to expose how influential it was for the Yellow Peril. The results show that this imaginary created a stereotype of “Chinese” bodies in Mexico.  

Keywords: Yellow Peril, identities, racism in Mexico, Chinese stereotypes.

El peligro amarillo fue un imaginario gestado a mediados del siglo XIX en Occidente.  Para este momento, China representaba una amenaza para las potencias europeas, pues se especulaba su futuro “despertar” en contra de estas. Ante su crecimiento y desarrollo como nación, Europa temió el futuro dominio de los asiáticos sobre los occidentales. A partir de esa cuestión, fue que su “raza” se le denominó como “amarilla” y “peligrosa” en cuestiones políticas, bélicas, sociales y morales.

Dicho imaginario se materializó de diversas formas dentro de las sociedades occidentales en notas periodísticas, ilustraciones, caricaturas, obras de teatro, y, posteriormente, películas. Lo cual resulta importante ya que, es a través de estas imágenes que se creó el estereotipo de los “chinos”:  su forma de hablar, sus costumbres y, sobre todo, el “supuesto” peligro que representaban para Occidente.

El peligro amarillo trascendió su origen europeo al manifestarse y propagarse en México a través de la hemerografía. En 1886, se tiene registro de la primera publicación de este tema bajo el título “Peste Amarilla”, en el periódico La Voz de México, [1] en primera plana. Puede agregarse también que, en 1898 La Voz de México, El Tiempo [2] y La Patria [3], abordan el tema del peligro amarillo o la peste amarilla como una enfermedad inmunológica. Al respecto, se encontraron cinco periódicos que presentan breves notas de este tema. En las cuales se explican los síntomas, el número de enfermos y las precauciones ante la enfermedad, también llamada “fiebre amarilla”. Sin embargo, la nota de 1886 no se refiere a una enfermedad de salud, sino al imaginario en cuestión. Este dato resulta interesante ya que ambos casos se abordan bajo el mismo título en los mismos periódicos, pero relatan cuestiones distintas. Sin embargo, es curioso que en el imaginario se asocie la enfermedad con los asiáticos.

Al respecto de este tema de estudio, diversos autores han escrito acerca de su genealogía y gestación en Occidente.  Joaquín Beltrán, en su texto ¿Peligro amarillo? El imaginario de China en Occidente entre la geopolítica y la globalización, describe cómo se origina esta cuestión y las manifestaciones culturales que produjo desde el siglo XIX hasta el siglo XX (Beltrán Antolín, 2018).  Por su parte, Candela Rivero Gutiérrez, en su tesis El Peligro amarillo. Representaciones, Discursos e Historia, toma como punto de partida la Primera Guerra del Opio (1839-1842) para explicar de qué manera se construyó una imagen hegemónica de China en Europa a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Con esto ya planteado, muestra las representaciones visuales que se hicieron de los chinos en los imperios occidentales (Rivero Gutiérrez, 2022).

El autor Florentino Rodao, en su artículo En torno al racismo. El peligro amarillo (Rodao, 2020) , retoma la hemerografía para explicar distintas manifestaciones de este imaginario en Europa, específicamente en España.  Con ilustraciones de periódicos y revistas europeas – en concreto, la revista inglesa Punch -, explica cómo se gestó este miedo hacia los “chinos” y de qué manera se fue transformando y aplicando a otras naciones asiáticas. Específicamente, demuestra que se construyó la imagen del “chino bueno” (japoneses) y la del “chino malo” (chinos).

En el caso de México, Erika Lee explica en “Yellow Peril” and Asian Exclusion in the Americas, cómo la cuestión racial impactó en la percepción y exclusión de los asiáticos durante sus migraciones a América en 1880. Argumenta que su rechazo social se debe a que, con el peligro amarillo, los asiáticos se veían en las sociedades como amenazas inminentes (Lee, 2007).

En diálogo con Lee, el libro de Ricardo Ham, De la invitación al Desalojo: discriminación a la comunidad china en México, hace un recuento histórico en el que muestra la manera en la que la comunidad china ha sido objeto de discriminación, racismo y xenofobia a través de la política, la cultura y la sociedad en el territorio mexicano. Dichas problemáticas surgieron, según argumenta Ham, con las leyes de exclusión e ilustraciones de la revolución mexicana en la que se muestra claramente el estereotipo del “chino” (Ham 2013).

Partiendo de este estado de la cuestión, la presente investigación tiene como objetivo analizar de qué manera la producción hemerográfica mexicana que circuló de 1886 a 1911 en la Ciudad de México, se adapta y reinterpreta el imaginario del peligro amarillo. Lo que configuró, en esta temporalidad, una identidad xenófoba y racista hacia los asiáticos en la capital del país; la cual prevalece en las primeras décadas del siglo XXI. Dicho imaginario, produjo una serie de imágenes visuales que perpetuaron el estereotipo del “chino” en el territorio mexicano.

Es por la cuestión de la pervivencia de este imaginario y estereotipo, que este tema de estudio resulta pertinente en un contexto actual; puesto que el peligro amarillo se sigue reproduciendo. La identidad que se les asignó a los asiáticos, “chinos, amarillos y peligrosos”, sigue vigente. Si bien puede considerarse que actualmente se pronuncia desde la sátira y el humor, el racismo y la xenofobia están latentes en el imaginario hacia estos cuerpos. Es, a partir de ello, que este artículo busca visibilizar, cuestionar y problematizar la identidad asignada a esta comunidad desde la perspectiva mexicana.

Para llevar a cabo el objetivo planteado, se realizó trabajo de archivo con fuentes primarias. Se utilizaron diversos periódicos y revistas, entre los cuales destacan La Voz de México y Sucesos para todos, los cuales se encuentran en los archivos de la Hemeroteca Nacional de México [4].

Este texto se divide en tres apartados. Primeramente, se aborda la genealogía del peligro amarillo, en torno a gestación y representación en un contexto decimonónico occidental, para de esta forma explicar bajo qué términos surge la nota periodística mexicana de 1886 – “Peste Amarilla”. Con este contexto planteado, en segundo lugar, se analiza de qué manera este imaginario se materializó en el territorio mexicano; para comprender cómo se adoptó y reinterpretó en la producción hemerográfica. Finalmente, en el último apartado se abordan las imágenes visuales producidas por este imaginario, a lo largo de los siglos XX y las primeras décadas del XXI. Para, con esto, argumentar por qué el estereotipo del “chino” ha perdurado en la actualidad.

El soporte teórico que sustenta la investigación es a partir de los estudios culturales.  El autor Stuart Hall se abordó con lo respectivo a cuestiones identitarias e identificación social en torno a sujetos sociales y prácticas discursivas, gestadas a partir de lo que denomina “otredades”.

El concepto de imaginario se definió con el texto de José Cegarra, Fundamentos Teórico-Epistemólogicos de los Imaginarios Sociales. Además de esta cuestión, también se retoma la cuestión de representación social. En diálogo con este autor, el objeto de estudio se fundamenta en el Orientalismo, planteado por Edward Said. Aunque el autor se enfoca en regiones de Medio Oriente, sus postulados teóricos fundamentaron en esta investigación las “otredades”, imágenes e imaginarios construidos desde Occidente acerca de Asia Oriental. Por tanto, se argumenta que la configuración de este imaginario hacia los asiáticos tiene su punto de partida desde una otredad, con fines de identificación y dominación.

En el particular caso de los estereotipos, para el análisis de las imágenes, caricaturas e historietas, se utilizó el texto El experimento de la caricatura del autor Ernst Gombrich. Con el fin de explicar por qué la fisonomía de un dibujo permitió la perpetuación de un estereotipo del “chino”. Y, de qué manera, ciertas atribuciones físicas son hoy en día un “embrujo” para los cuerpos asiáticos.

El peligro amarillo: una invención occidental al servicio del dominio europeo

El peligro amarillo fue un imaginario gestado durante el siglo XIX en Europa, el cual construyó una imagen de Asia Oriental, en la cual los habitantes de esta zona geográfica representaron un “peligro inminente” para la soberanía de los imperios occidentales. En un primer momento, se le asignó a China, pues se pensaba que el gigante asiático “despertaría” e “invadiría” a las naciones europeas. Ahora bien, este imaginario también fue una construcción identitaria de los cuerpos asiáticos debido a dos cuestiones: lo “amarillo” y el “peligro”.

En primera instancia, la cuestión de lo “amarillo” se refiere al supuesto color de piel de los asiáticos orientales. Esto se concibe así por la construcción de discursos raciales difundida en el siglo XIX. Durante este periodo, diversos naturalistas escribieron ensayos al respecto, en los cuales señalaban las “diferencias” entre las “razas humanas”. A partir de estas, asignaron jerarquías de acuerdo con el color de piel. En esta discusión, Johann Friedrich Blumenbach, después de estudiar cráneos en 1795, creó su propia división racial con cinco categorías:  blancos, amarillos, marrones, negros y rojos (Rivero Gutiérrez, 2022). Cada color hace alusión a el color de piel y características físicas de un grupo humano originario de una región geográfica específica. En este caso, los habitantes de Asia Oriental recibieron el nombre de “amarillos”.

Posteriormente, Joseph Arthur de Gobineau, escribió, en 1848,  Essai Sur L’inégalité des Races Humaines (Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas). En el cual dividió a la humanidad en tres grupos raciales: “blancos” (“arios”), “amarillos” y “negros”. En esta división, señaló la existencia de diferencias intelectuales entre estas “razas”. Además, esto fue el sustento para afirmar que Adán y Eva pertenecieron a la “raza caucásica”. Dicha cuestión fue el punto de partida para la implementación de una jerarquía racial, en la que se concibe que una raza es superior a la otra. A este respecto, es importante recalcar que dichas clasificaciones fueron hechas con base en el proceso de “racialización”, el cual consta de atribuir ciertos comportamientos y capacidades intelectuales a partir de características físicas específicas a un grupo de personas (Schwarz, 2022). Este proceso fue fundamental para la formulación del peligro amarillo, debido a que, dentro de este imaginario, se atribuyen comportamientos violentos, piel “amarilla” y una capacidad intelectual determinada a los asiáticos.

En segunda instancia, con lo respectivo a el “peligro”, esta cuestión dependió enteramente del contexto dentro del cual se enunció el imaginario. Puesto que se consideró “peligroso” al “amarillo” que amenazara los intereses occidentales. Este factor implica dos cuestiones: 1) las imágenes producidas por el peligro amarillo serán distintas de acuerdo con la conveniencia occidental, y 2) el imaginario se aplica de distinta forma a cualquier región de Asia Oriental. Esto revela que el peligro amarillo no es un concepto e imaginario estático; pues se adecua, interpreta y apropia de acuerdo con los intereses de Occidente.

Ante esto, aunque su origen es europeo, como bien señala Erika Lee, fue un imaginario transnacional. Pues se vio manifestado en Estados Unidos y México. En el caso mexicano, el  20 de abril de 1886, en primera plana del periódico La Voz de México. Diario político, religioso, científico y literario, se muestra la nota titulada “La Peste Amarilla”. En esta, se relata el “peligro” que la “raza” china, una tremenda “barbarie” en decadencia, representaba para el futuro de la nación. Es la primera vez que se menciona el imaginario en esta nación. Sin embargo, se acuña de un diario americano, según relata el autor. A partir de esta nota, surgieron una serie de publicaciones que abordaron el tema con mayor intensidad. Empero, para comprender de qué forma llega a México, veamos cómo se gestó el peligro amarillo en los imperios europeos a través de tres imágenes que circularon antes, durante y después de esta nota periodística mexicana.

A finales del siglo XIX, China estaba sumida en una gran inestabilidad política, social y económica. Con los Tratados Desiguales[5] y tras perder las Guerras del Opio (Primera Guerra del Opio,1839-1842, Segunda Guerra del Opio, 1856-1866) y la Guerra Sino-japonesa (1904-1905), se volvió objeto de ambición de los imperios europeos - Inglaterra, Rusia, Alemania y Francia. Quienes vieron en la región asiática su oportunidad de instaurar colonias propias (Perdue y Sebring, 2016). De esta manera, se gestó el imaginario en cuestión, y, con ello, surgieron una serie de eventos y representaciones visuales de los chinos.

Por ejemplo, la primera imagen en la que se materializó el imaginario surgió en 1880, cuando el Emperador Guillermo II – a quien se le atribuye el término peligro amarillo - tuvo un sueño en el que Oriente se levantaba contra Occidente. Ante esta premisa, el Kaiser hizo un llamado a levantar las armas ante una posible expansión militar china. Y, para fortalecer su llamado, encargó al pintor Herman Knackfuss crear una composición que ilustrara tal sueño [Imagen 1]. Una vez realizada la obra, el emperador alemán la envió a otros monarcas europeos y al presidente de Estados Unidos; y también se publicó en diversos periódicos (Rivero Gutiérrez, 2022). Fue tal su circulación que, en 1895, también en el periódico mexicano La Voz de México, se encuentra una nota titulada “Un dibujo alegórico del Emperador Guillermo”. A ello volveré más adelante.

Lo importante en esta composición visual es la manera en que se materializa el peligro amarillo, ya que “las diferentes naciones europeas fueron encarnadas por personajes cristianos venidos del cielo, quienes con una cruz detrás se presentaban como liberadores frente a las razas paganas orientales. Están lideradas y unidas por el arcángel San Miguel para luchar juntas. Oriente está representado por las figuras de Buda (Japón) y el dragón (China) al fondo” (Rivero Gutiérrez, 2022). A esto me gustaría agregar que la representación de Asia Oriental, a través de su respectiva iconografía, se presentan en la imagen entre tinieblas y oscuridad, las cuales pronto serán combatidas por la luz – un paralelismo en el que la luz es lo bueno, representada por una cruz iluminada, lo que simboliza a Dios. Mientras que la maldad, sumida en oscuridad, se le atribuye a Oriente. Algo que aún es lejano a las potencias europeas, pero cuyo “peligro” es inminente, ya que actúa desde lo escondido, lo oscuro.

Imagen 1. H. Knackfuss, The Yellow Peril: Nations of Europe! Join in the defence of your faith and your homes!, 1895. Obtenido de (Rivero Gutiérrez, 2022)

Los efectos de este dibujo los podremos ver en 1886, con el póster promocional del detergente para ropa, The Magic Washer, en Estados Unidos. A manera de breve contexto, debido a la inestabilidad social, económica y política bajo la que China se encontraba a finales del siglo XIX, muchos chinos se vieron obligados a abandonar su país en busca de una mejor calidad de vida. Uno de los territorios a los que migraron, principalmente, fue Estados Unidos, donde trabajaron en las minas y en la construcción del primer ferrocarril transcontinental (Lee, 2007; Rodríguez 2017). Sin embargo, pronto se comenzó a percibir dentro de la población que los chinos representaban un peligro para la economía estadounidense, ya que supuestamente quitaban empleos a los locales. Aunado a esto, anteriormente, en 1882 se aprobó la Ley de Exclusión de los chinos [6], lo que incrementó el odio hacia esta comunidad en el territorio estadounidense.

Ante esto, la población china en Estados Unidos se desplazó a otras áreas de trabajo, tales como las tintorerías. Área que pronto “monopolizaron”. Con lo cual, en 1886, surgió un detergente de ropa llamado The Magic Washer, cuyo poster promocional revela claramente el peligro amarillo instaurado en la sociedad estadounidense [Imagen 2]. En el centro de la imagen se encuentra el Tío Sam [7], quien patea y avienta a unos hombres que se intuye son chinos por la indumentaria que portan y la racialización de sus cuerpos - su piel “amarilla” - , y sosteniendo una proclamación, en la que no permite que ninguna familia estadounidense sea “sucia”. Con su mano derecha, sostiene el detergente. En el encabezado de este poster está escrito:

“A quien corresponda: Este es un detergente líquido, y está COMPLETAMENTE GARANTIZADO QUE ES MEJOR QUE CUALQUIER OTRA COSA OFRECIDA AL PÚBLICO; su uso constante no perjudicar´ la ropa ni las volverá amarillas. Su venta es por galón, medio galón y un cuarto. Pruébelo y sorpréndase” [8].

En el pie de la composición, se inscribe: “Los chinos tienen que irse”, y debajo de esto dice: “No necesitamos hacer uso de ellos ya que tenemos este extraordinario detergente: Que gran bendición para las madres cansadas: cuesta muy poco y no daña la ropa” [9].

Esta imagen resulta de gran importancia ya que se representan los cuerpos estereotipados de los asiáticos, en este caso de los chinos. Vemos que se plasman visualmente con piel amarilla, un rostro felino, ojos rasgados, uñas largas y dedos animalescos.  Lo que me gustaría enfatizar es que son sujetos ajenos a Occidente, quienes deben ser expulsados, y, además, con la violencia de por medio. Esto último, el violento trato que reciben, se legitima ya que se ejerce por una figura de autoridad – el Tío Sam.  Me detengo en este aspecto ya que, para 1898, en una caricatura política del periódico francés Le Petit Journal Supplément Illustré, el cuerpo asiático conserva estas mismas atribuciones físicas.

Imagen 2. Chicago: Shiber & Carqueville Lith Co., The Magic Washer, manufactered by Geo. Dee. Dixon Illinois. The Chinese must go. 1886. Obtenida de Library of Congress, https://www.loc.gov/resource/pga.02758/ 

La caricatura En Chine: Le gâteay des Rois et… des Empereurs” (China: El pastel de los Reyes y Emperadores) [Imagen 3], muestra a las potencias europeas, sentadas frente a una mesa, sobre la que se encuentra un “pastel”, representación del territorio chino, (“Chine”), Kia-Tcheou y el Puerto Arthur. Las potencias se encarnan en sus respectivos gobernantes. La Reina Victoria, con su velo tan característico y joyas, empuña un cuchillo, mientras mira atentamente a William II, quien entierra su propia arma frente a Kia-Tcheou, como si estuviese partiendo esa rebanada del pastel para sí mismo. Esto se explica porque dicho territorio fue una concesión colonial alemana, datada en 1898. Junto a William II, está Nicholas II mirando pensativo hacia China, con su mano y cuchillo puestos en el Puerto Arthur. Sobre su hombro, se asoma curiosa Marianne, la personificación de la República Francesa. Entre estas potencias, llama la atención la presencia de un samurái japonés, sentado en una esquina, también mirando con preocupación hacia China.

Pero, el personaje central de la composición es China, quien se muestra impotente ante la colonización de su territorio. Lo que resalta de esta figura es su fisonomía. Porta piel amarilla, uñas largas, rostro felino, bigotes en las comisuras de sus labios. Sabemos que se trata de la nación asiática ya que el tocado en su cabeza es un sombrero invernal de la corte china (chaoguan). No es menor ya que el remate en la punta de este sombrero indica el rango y la pluma de pavo real es un reconocimiento imperial al mérito (Leventon, 2009). Aunado a esto, la prenda que porta este personaje es un bufu de funcionario civil. Se trata de la vestimenta cortesana de la dinastía Ching utilizada solo en ocasiones especiales. Dicho vestido se acompaña de matixia, los puños de las mangas en forma de pezuña de caballo (Leventon, 2009).

Tanto la indumentaria como la fisonomía no son menores, ya que se convierten en la manera estereotipada de representar a los chinos. Aspecto que abordaré más adelante, pero que es importante mencionar porque es en este momento histórico en el que se gesta, a partir del imaginario del peligro amarillo, el estereotipo de un cuerpo chino, la manera en la que debe ser representado a conveniencia de Occidente.

Imagen 3. H Meyer, "En Chine: Le gâteau des Rois et... des Empereurs", Le Petit Journal Supplément Illustré, enero16, 1898. Obtenida de (Perdue y Sebring 2016).

Lo que estas tres imágenes muestran es el imaginario del peligro amarillo como dotador de identidad a partir de la otredad. De acuerdo con Stuart Hall,

“Las identidades son puntos de adhesión temporaria a las posiciones subjetivas que nos construyen las prácticas discursivas. [De esta manera], las identidades son las posiciones que el sujeto está obligado a tomar, a la vez que siempre sabe que son representación, que la representación siempre se construye a través de una falta, una división, desde el lugar del Otro, y por eso nunca puede ser adecuada o idéntica a los procesos subjetivos investidos en ella (Hall, 1996)”.

Por tanto, este imaginario sirvió a Occidente no solamente para justificar sus acciones coloniales en China, sino que fue una forma de reforzar su identidad de “raza” “superior” en contraposición con los “amarillos” (asiáticos), cuya presencia significó suciedad, barbarie y amenaza. Cuestión que creó un imaginario en torno a estos cuerpos.  El cual construyó imágenes, como las anteriores, difundidas por periódicos y revistas nacionales. En estas, las características físicas del “chino” se mantienen constantes no solo dentro de Occidente, también fuera de estos territorios. Es bajo este contexto que se escribió la nota periodística mexicana “Peste Amarilla” en 1886.

Es debido a la representación de estos personajes que el Orientalismo que plantea Edward Said resulta pertinente. De acuerdo con el autor: “el orientalismo se puede describir y analizar como una institución que consiste en hacer declaraciones sobre él, adoptar posturas con respecto a él, describirlo, enseñarlo y decidir sobre él; en resumen, el orientalismo es un estilo occidental que pretender dominar, reestructurar y tener autoridad sobre Oriente” (Said, 2016). De esta forma, se perpetua el imaginario del peligro amarillo, pues se adopta la postura de representar un terrible mal, se describe como tal y se enseña que la “raza oriental” simboliza un peligro para Occidente.

El peligro amarillo en la hemerografía mexicana: la identidad a partir de la otredad

Durante 1886 y 1911, a través de la producción hemerográfica mexicana, se empezó a construir, adaptar y reinterpretar el peligro amarillo. Aunque en este periodo no se han encontrado imágenes visuales, es a partir de la palabra escrita que se construyen estereotipos que luego se representarán. Sucede de esta forma ya que, como bien plantea José Cegarra, el imaginario social es “la codificación que elabora la sociedad para nombrar una realidad; en esa medida el imaginario se constituye como elemento de cultura y matriz que ordena y expresa la memoria colectiva, medida por valoraciones ideológicas, auto-representaciones e imágenes identitarias” (Cegarra, 2012). De esta forma, durante esta temporalidad, el peligro amarillo se materializa en la sociedad mexicana, lo que construyó, a su vez, una identidad xenófoba y racista.

El primer ejemplo de esto es “Peste Amarilla” en 1886 – antes mencionado –, es el primer artículo en el que se refleja el peligro amarillo. En esta nota, se introduce que un diario americano publicó una noticia en la que se relata que Inglaterra, China y Alemania enviaron agentes al “Celeste Imperio” [10] con el fin de reclutar a seiscientos mil chinos, quienes posteriormente llegarían a México, para recibir veinte acres de tierra (La Voz de México, 1886). Con ello, el autor presenta las ventajas y desventajas de dicha migración asiática.

La postura del autor es clara, los asiáticos son presentados como “la raza china”, un pueblo “degradado”, “miserable” y “conformista”, cuya inmigración no podía aportar beneficio alguno al territorio mexicano, ni moral ni económicamente. Se percibía de tal forma puesto que se creía que el “chino” robaba el pan de sus hijos en su propia patria.[11] De manera puntual, el autor escribe: “aléjese, decíamos, de nosotros, esa terrible peste amarilla, foco de degradación y de desgracias, para el país” (La Voz de México, 1886).

Con estas palabras, hay dos cuestiones que me gustaría enfatizar. Por un lado, destaca la cuestión racial, en considerar a los chinos como “amarillos”, es sumamente latente. Ante esto, se perciben como una “raza” degradada, cuyo ingreso al territorio mexicano significaría un “peligro” para la moral y la economía. Por otro lado, la influencia de Occidente en esta nota proviene de Estados Unidos, ya que en este mismo año surge el promocional The Magic Washer - referido líneas arriba. Aunado a esto, como el fragmento de esta nota [Imagen 4], hace una referencia clara hacia la nación.


Imagen 4. La Voz de México, "La Peste Amarilla," no 89, abril 20, 1886.

Siguiendo un orden cronológico, en 1895, también en La Voz de México, se publicó el artículo “Un dibujo alegórico del Emperador Guillermo”. El dibujo al que esta nota se refiere es precisamente el que el Kaiser alemán envió a los imperios europeos y a Estados Unidos. Ahora bien, aunque este texto no lo acompaña la imagen de dicha composición visual, se hace una descripción iconográfica bastante clara que marca quién es Occidente y quién es Oriente. Cuestión sumamente importante para la formulación del imaginario, pues se menciona que el peligro amarillo es “la eventualidad de un choque futuro entre las grandes masas mongólicas de Asia y los pueblos de Europa” (La Voz de México, 1895). Posteriormente describe este dibujo y puntualiza cómo es que Francia, Alemania e Inglaterra se posicionan ante las “peligrosas” potencias asiáticas [Imágenes 4 y 5].


Imágenes 4 y 5. La Voz de México, ”Un dibujo alegórico del Emperador Guillermo”, 12 de diciembre, 1895.

Lo importante de resaltar en esta nota es cómo se usan las palabras para referirse a Occidente y Oriente. El mundo europeo se presenta como cristiano, civilizado, como el héroe listo para combatir al peligro que se aproxima, Oriente. Por tanto, los asiáticos son tratados como destrucción, civilización que se mueve entre la oscuridad y las tinieblas. Por tanto, Oriente es el villano, el mal, que debe combatir Occidente, el bien. Los elementos religiosos, una cruz, el arcángel San Miguel, la luz y oscuridad como metáforas del bien y el mal, no son menores; pues este periódico adoptó una postura católica. Lo que revela que sus lectores seguían esta ideología. De esta forma, el peligro amarillo no solamente es una cuestión que amenazó a la economía o a la moral, a partir de esta nota, este imaginario se convirtió en el mal, la oscuridad y las tinieblas en contra del bien. Se empieza a asimilar a Occidente como lo bueno y a Oriente como el mal.

Después de esta nota, en 1897, en este mismo periódico, se publicó el artículo “Los Profetas Modernos” [Imagen 6]. Donde describe de manera breve cómo funcionó este imaginario con respecto a la supuesta invasión de los asiáticos. Resulta interesante que para referirse a estos cuerpos se utiliza la expresión “hombres amarillos”. Dos años después, en El Tiempo, se publica un artículo que narra las noticias acerca de la unión entre Japón y China. En este texto, titulado “La Alianza Chino-japonesa" [Imagen 7], se instaura con mayor fuerza este imaginario como un “peligro” para la civilización “blanca”.

Imagen 6. La Voz de México, “Los Profetas Modernos”, 29 de abril, 1897. Recuperado del repositorio digital de la Hemeroteca Nacional de México.

Imagen 7. El Tiempo, “La Alianza Chino-Japonesa", no. 4785, septiembre 3, 1899. Recuperado del repositorio digital de la Hemeroteca Nacional de México.

En 1900, el dibujo del Kaiser alemán seguía teniendo su impacto. En este año, en el periódico católico, se puede leer la nota “Europa y China”, en la cual se relata el conflicto entre las potencias occidentales y el imperio celeste. Ante ello, se muestra una gran preocupación por el porvenir. Y, textualmente, el autor opina acerca de este conflicto que ”lo mejor, ojalá fuera lo más probable, sería la acción común aplicada de buena fe por las grandes potencias [europeas]. Si se ha de pelear, que luche la civilización contra la barbarie” (La Voz de México, 1900). Posteriormente, el autor refiere que el peligro amarillo ya se había vislumbrado a partir del dibujo del emperador alemán.

Hasta el momento, el imaginario en cuestión plantea el peligro en cuestiones de soberanía nacional, eventos bélicos, y en la “raza”. Sin embargo, en 1905, la Revista Moderna de México[12], el peligro amarillo ahora se adopta en cuestiones económicas y comerciales. En el artículo “Anatole France y la guerra Ruso-japonesa”, el autor muestra una gran preocupación por la competencia que los asiáticos generarían. A ello, argumenta que:

“Pero los hombres competentes estiman que el peligro amarillo, para ser económico, no es menos espantoso. El Japón y la China, organizada por el Japón, nos amenazan con hacernos, sobre todos los mercados, una competencia temible, monstruosa, enorme y disforme, cuya sola idea hace que se paren de punta los pelos de los economistas. Por eso es por lo que los japoneses y los chinos deben ser exterminados” (Revista Moderna de México, 1905).

Aunado a esto, en 1910, en Revista del Extranjero, el imaginario a través de este artículo en el cual se narra la lamentable caída de la Gran China, y cómo, para este momento dentro del territorio, los extranjeros eran maltratados por los chinos. El autor relata que “se da tortura a los extrangeros[13] , extrayéndoseles los ojos, la lengua y las uñas, aparte de otras muchas cosas [...]” A esto, se añade que “pronto el delirio se extenderá a los cerebros enloquecidos de los millones de mongoles [14] , y entonces aparecerá, amenazador y terrible, el peligro amarillo”. Ambas afirmaciones son de suma importancia ya que se les atribuyen a los asiáticos ciertos comportamientos como parte de su identidad y la idea de un futuro “peligro” liderado por estos cuerpos se aproximaba.

Para 1911, en el periódico La Ilustración Popular, se publicó un artículo titulado “¿Existe el peligro amarillo?” Con la peculiaridad de que, a diferencia de las notas anteriores, este cuenta con una ilustración. La cual ocupa, y esto no es menor, la mitad de la página. La imagen en cuestión [Imagen 8] es protagonizada por dos grandes figuras. Caminando desde la lejanía hacía adelante, vemos a un dragón, con ojos saltones y bigotes largos.  Su bestial tamaño se hace evidente en contraposición con las pequeñas figuras que huyen de él, un ejército occidental. A su vez, este animal mitológico aplasta pequeñas casas. El segundo personaje ocupa el lugar central de la imagen. Se trata de una figura humana, con joyas en la cintura y el torso, y con cabeza de dragón, cuyos dientes se encuentran afilados, a punto de pisar a un pequeño hombre montado en un caballo. Ambos personajes son de tamaño bestial, en contraposición con las demás figuras, un ejército, de tamaño bastante pequeño, andando a caballo, presumiblemente huyendo de estos dos monstruos. Lo que esta composición visual pone en la mesa es, una vez más, el peligro que los asiáticos representaban para Occidente; es la idea de los gigantes orientales despertando en contra de la civilización occidental. Aquí, se muestra a China y Japón como dos grandes monstruos que pisotean e invaden a las potencias europeas, quienes son pequeños y se encuentran escapando de ellos.

Imagen 8. Imagen del artículo “¿Existe el Peligro Amarillo?” en el periódico La Ilustración Popular, febrero 12, 1911. Recuperado del repositorio digital de la Hemeroteca Nacional de México.

Ahora bien, el contenido de esta nota refuerza el imaginario en cuestión. Se trata de un artículo escrito por el francés Paul Villers, el cual el periódico tradujo al español y publicó en este segundo número. Con lo respectivo a su contenido, a grandes rasgos, se aborda la creciente expansión japonesa. Para ello, las expresiones son muy similares a las que las notas anteriormente revisadas utilizaron. Se les llama, a los asiáticos, “raza amarilla”, y se teme el “renacimiento de Oriente”, así como también “el despertar de China”. Ante esto, hay dos fragmentos que me gustaría resaltar, pues nutren la idea del peligro amarillo.

Por un lado, y en diálogo con este imaginario de un “futuro despertar” oriental, el autor francés menciona: “todo revela un estado de alma absolutamente nuevo y sí insistimos en el despertar de China, es por considerar que ella constituirá, quizá, en la hábil mano del Japón, la maza que sacudirá sobre Europa el Peligro Amarillo” (La Ilustración Popular, 1911). Vemos, con esto, que dicha afirmación acompañada de una imagen tan sugestiva como la de dos seres gigantescos, y monstruosos, vigoriza esta idea de un porvenir en el que Asia representa un temible peligro. El cual, además, se construye silenciosamente.

Por otro lado, en este artículo también se habla acerca del crecimiento demográfico en Japón, lo cual resultó ser, en este momento – 1911, principios de siglo XX -, una gran preocupación para Occidente.  Villers argumenta que:

“Los japoneses son ya 50 millones; en doce años han aumentado en veintena. Multiplícanse con extraordinaria rapidez. Les es preciso emigrar; colonizar ó morir. Y he aquí que su expansión de raza encuéntrase contrariada, por todas partes, por la resistencia blanca: en las Islas Hawai, en las Filipinas, en Australia, en los Estados Unidos y hasta en el Canadá, que consideraba, en cierto modo, como una tierra prometida” (La Ilustración Popular, 1911).

El fragmento anterior reafirma la cuestión racial dentro de la idea del peligro amarillo. En el cual la raza, y la dominación de una “raza amarilla” sobre la “blanca” es cuestión de preocupación y alarma. Más adelante, en un artículo de 1968, se va a repetir esta interpretación del imaginario. Esta cuestión se abordará en el siguiente apartado.

Estas noticias ilustran la manera en la que se construyó, adoptó y reinterpretó el peligro amarillo entre 1886 y 1911. Por un lado, el cuerpo del asiático representa un peligro inminente para la moral de la sociedad. Cuestión que incentivó su repudio y destierro del territorio mexicano. Por otro lado, también demuestran la urgencia por distinguirse de ellos, de esa otredad asiática. Pues, como ya han revelado estos periódicos y el poster promocional de Estados Unidos – que por supuesto influyó mucho en México –, se representan como  amarillos, son estos hombres no blancos, “peligrosos”, “sucios” y… “monstruosos”.

Sin embargo, la pregunta que surge es, ¿por qué? Estos cuerpos asiáticos ¿por qué representaron una amenaza para México? Dentro de este contexto, hay dos cuestiones importantes. A finales del siglo XIX, en esta nación, surgió el Movimiento Antichino. El cual rechazaba rotundamente la presencia de los asiáticos en el país por cuestiones racistas. Se creía que, además de ser una degradación para la “raza”, también quitaban empleos a los mexicanos. Cuestión que me lleva a la siguiente situación. A partir de la Ley de Exclusión China en Estados Unidos, la población asiática comenzó a movilizarse hacia el norte del país. Una vez establecidos, su presencia generó descontento entre los locales debido a la supuesta “monopolización” de las áreas de trabajo.

Y, otro factor de gran importancia fue la construcción identitaria gestada a finales del siglo XIX y principios del XX. Debido a que el país se encontraba bajo una nueva configuración de lo que se consideraba “mexicano”, en este contexto, el cuerpo asiático resultó extraño, y al no cumplir con la hegemonía occidental tan anhelada en México, fueron sujetos de exclusión y rechazo. Esto lo propone Francisco Morán. Quien argumenta que la identidad nacional se valió, en parte por supuesto, de la construcción de una otredad asiática o bien oriental. Ya que estos cuerpos, al resultar tan diferentes y ser un impedimento para la homogeneización del imaginario nacionalista - blanco europeo, occidental -, nace el anti-orientalismo. Cuestión que fue un intento de entender y leer a lo que Morán llama “sujeto oriental,” un cuerpo extraño para la nación en surgimiento. Pero, en esta lectura, se les asignó a los “sujetos orientales” un carácter decadente en aspectos físicos y morales. A lo que también menciona el autor que, aunque existía un deseo por lo oriental – es decir, los objetos provenientes de estas naciones -, dentro de las élites mexicanas, se produjo el anti-orientalismo.

En diálogo con lo anterior, la autora Evelyn Hu-DeHart, argumenta que durante las primeras décadas del siglo XX, las inmigraciones de población china resultaron en unas colonias prósperas de esta comunidad en el norte del país, Sonora. De esta forma, los chinos tomaron cierto control en los negocios locales. Empero, hubo un punto de quiebre en torno a la percepción de los asiáticos, especialmente la de los chinos. Este fue durante la Revolución Mexicana, cuando la construcción identitaria de lo mexicano en contra de la presencia extranjera incremento. Ante ello, Hu-DeHart menciona que durante este suceso “se levantó una nueva nación y un nuevo nacionalismo. Para los humildes, masas despojadas, prometía justicia social; a todos los mexicanos, prometía control nacional de los recursos y economía del país. La dominación china de negocios locales en gran parte del norte, notablemente en Sonora, se convirtió en vergüenza nacional” (Hu-DeHart, 1980). En la prensa, se podrá ver cómo se construyen estereotipos de los chinos alineados con los intereses revolucionarios.

A propósito de esta construcción identitaria, Cegarra también menciona que los imaginarios deben “asumirse como una matriz de significados que orienta los sentidos asignados a determinadas nociones vitales (el amor, el mal, el bien) y nociones ideológicamente compartidas (la nación, lo político, el arte, etcétera), por los miembros de una sociedad” (Cegarra, 2012). En el caso de esta producción hemerográfica, a través de ella se estableció un imaginario del peligro amarillo en el cual se les concibe como una amenaza para la sociedad y una barbarie. A la par de esto, se retoma el discurso racial, pues recordemos que su piel se concibe como amarilla.

Fue de esta manera que se adoptó el peligro amarillo en México a través de la hemerografía, con la xenofobia y racismo de la mano. La cuestión xenófoba se ve reflejada en el rechazo tajante de chino por su lugar de procedencia. Mientras que el racismo es aplicado al pensarlos como “amarillos” y despreciar esta atribución - ficticia - física. Este imaginario, construido a partir de la palabra escrita, produjo imágenes visuales a lo largo del siglo XX, con una serie de publicaciones del personaje Dr. Fu Man Chu y otras representaciones que acompañaban notas periodísticas. Esto sucede, principalmente, en el semanario Sucesos para todos.

La pervivencia del peligro amarillo: imágenes vivas y estereotipos perpetuados, siglo XX y primeras décadas del siglo XXI

Antes de comenzar con las imágenes visuales, en esta investigación es importante mencionar el dicho “chino cochino”. Tan utilizado en la cultura popular, esta forma de referirse a los chinos se puede encontrar por primera vez en 1913, en una pequeña publicación del periódico El Diario. En la página seis, con el título “Un chino cochino”,  la nota es apenas un somero párrafo en el que se describe una riña entre el dueño del establecimiento Foo-Wanng y los consumidores. Quien narra el suceso, menciona que el dueño de dicho lugar daba pan trufado con moscas a sus clientes. Ante esto, el propietario recibió reclamos, y en un ataque de ira, lanzó a sus clientes azúcar granulada, hasta que estos se levantaron contra él y comenzó una riña que sólo la policía pudo detener. Lo interesante en este caso es la manera en la que se refieren a este chino: “hijo de Confucio”. Si bien es cierto que es una noticia pequeña, se puede argumentar que la idea de suciedad ligada a un cuerpo asiático es un estrago más del peligro amarillo. Y, aunque se trata de una nota tan breve, su pervivencia es tan duradera que prevalece hasta el presente siglo XXI. A esto regresaré más adelante.

Lo anterior puede encontrar su explicación en el cambio de percepción de los asiáticos en México a partir de la época revolucionaria. Desde finales del siglo XIX, surgieron grandes migraciones chinas, principalmente de Estados Unidos a partir de la Ley de Exclusión China en 1882. En sus primeras décadas, la comunidad china no era mal vista. De hecho, como bien argumenta Hu-DeHart, en un principio los chinos tenían buen recibimiento de parte de la población mexicana. Para ello, utiliza el ejemplo del comerciante Guillermo Leytón - su nombre chino se hispanizó -, a quien se describía como un “excelente chino” a quien las personas locales estimaban. Esta percepción cambio con los ánimos revolucionarios, lo cual creó una atmósfera de resentimiento y rechazo hacia los extranjeros en México. La autora menciona que:  “Es representación simpática de un comerciante chino sensible y generoso, contrastó bruscamente con los cargos que pronto se difundirían, que alegaban que los propietarios chinos eran rapaces, groseros y explotadores de los empleados y consumidores mexicanos” (Hu-DeHart, 1980).

Con esto ya planteado, la nota periodística anterior cobra sentido. De esta manera, las siguientes publicaciones reflejarán esta nueva percepción de los asiáticos en México, y la transformación de su representación como personas, población y “raza”; a través de caricaturas y escritos.

Para continuar con el siglo XX, en la década de 1920, el periódico El Heraldo de México, el día cinco de septiembre publicó una pequeña nota titulada “El peligro amarillo”, en la cual se retoma esta cuestión con lo respectivo a la economía y salubridad. De acuerdo con el autor, los comerciantes chinos desarrollaron, para este momento, un nuevo sistema de pesca. A lo que se le denomina como una trampa comercial bajo la cual podían vender a un precio más barato sus productos.

Ahora bien, el peligro amarillo da un giro inesperado el 15 de enero de 1935, cuando aparece, por vez primera, una historieta titulada “FU-MAN-CHU"[15] en el semanario Sucesos para todos [16]. Con esta historieta, se presenta la imagen visual del estereotipo chino, el cual se ve reforzado por expresiones escritas como “raza amarilla” y “raza china”, asociadas con el peligro que estas simbolizaban.  Con esto, el imaginario en cuestión pasa a ser un tema de entretenimiento.

De esta forma, Sucesos para todos presenta, con las palabras literales, “el sensacional y tenebroso relato del Satanás moderno, el Doctor “FU-MAN-CHU" [17]. Debajo de este encabezado, se escribe, entre paréntesis, “EL PELIGRO AMARILLO” [Imagen 9]. En el centro de la publicación, vemos el retrato de un hombre, con ojos rasgados, cejas delgadas, con el ceño fruncido, con la cabeza pronunciada y sin cabello, cuyas mejillas tienen arrugas marcadas. Es importante notar que la figura es consumida por llamas de fuego. Aunado a la imagen, lo que resulta importante es el texto que la acompaña y refuerza:

“IMAGINAOS UN HOMBRE ALTO, ESBELTO, DE APARIENCIA FELINA, CON UNOS GRANDES Y BIZARROS OJOS MAGNÉTICOS, LA FRENTE DE SHAKESPEARE Y EL ROSTRO DE SATÁN... DOTADLO DE LA ASTUCIA CRUEL DE TODA LA RAZA DE ORIENTE, CON TOSOS LOS RECURSOS DE LA CIENCIA Y UNA VASTA RIQUEZA... IMAGINAOS ESE SER TEBEBROSO Y TENDREIS AL DR “FU-MAN-CHU" [18]” (Sucesos para todos, 1935).

Imagen 9. Portada de la historieta “FU-MAN-CHU", Sucesos para todos, enero 15, 1935. Recuperado de la Hemeroteca Nacional de México.

Después, en la primera viñeta [imagen 10], la presentación de este personaje con su retrato sigue con el siguiente texto: “Aquí tenéis nada menos que el tenebroso Dr. Fu-Man-Chú, el sanguinario y cruel personaje de este interesante relato. Hombre de vasta riqueza, así como sabiduría, las cuales emplea en sus maléficos planes. El siniestro doctor (El Peligro amarillo) ha hecho un asesinato” (Sucesos para todos, 1935).

Imagen 10. Primera viñeta de la historieta “FU-MAN-CHU", Sucesos para todos, enero 15, 1935. Recuperado de la Hemeroteca Nacional de México.

Esta historieta resulta fundamental para la pervivencia del peligro amarillo porque se concentra en una sola personificación. Lo cual marca una pauta de cómo se ve este imaginario al crear un estereotipo físico. Quien, además, se le compara con Satanás, en una sociedad en la que el catolicismo era preponderante en este momento.

Al respecto de lo anterior, me gustaría retomar a Cegarra, quien, citando a Moscovici, rescata que:

“La representación social es una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos. La representación es un corpus organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios, liberan los poderes de su imaginación” (Cegarra, 2012).

Es de esta manera que el personaje Fu-Manchú contribuyó en gran manera a la construcción identitaria de los asiáticos en México; ya que esta es una de las primeras representaciones estereotípicas. Cuestión que resulta ser profundamente racista por tres razones:  1) se le asignan una serie de características físicas:  apariencia felina 7, rostro de satán, ojos rasgados y la frente prominente y la cabeza calva; 2) se le percibe desde un lugar de otredad, “la raza de oriente”; 3) dentro de este proceso de racialización, se le asignan capacidades intelectuales como la sabiduría y riqueza. De esta forma, el doctor perpetúa la idea del peligro, de algo que se mueve en las tinieblas, alguien a quien se le debe de temer, pues es una amenaza para la civilización y el autor intelectual de asesinatos a sangre fría. O como bien se narra en esta historieta, es nada más y nada menos que El arcángel del mal.

La historieta presentó de forma gráfica y clara el imaginario del peligro amarillo. Más allá de que su protagonista lo encarna, y aquí me gustaría enfatizar que se convierte en un humano el imaginario, inscribe la imagen occidental ante su contraposición oriental. Nayland Smith, personifica a Occidente y a Inglaterra, como el héroe, detective, encargado de derrotar al maligno, villano, sanguinario y despreciable doctor oriental. Para ver de manera más concreta esto, me gustaría recalcar algunas viñetas de esta historieta; pues las imágenes acompañadas de las palabras y expresiones revelan una vez más de qué manera Oriente representó un peligro para Occidente.

En la primera publicación de la historieta, en la viñeta cinco [imagen 11], Smith advierte a Petrie, su compañero en esta misión que “los intereses de toda la raza blanca dependen del éxito de la misión que me han encomendado”. Dicha misión era exterminar a Fu Manchú, quien, además, el propio Smith describe como un monstruo. Posteriormente, en el siguiente número, en la viñeta número veinticinco [imagen 12], se narra cómo Smith investiga el estudio del Dr. Lo importante en esta ocasión es la ilustración: se muestra a Smith, buscando entre las pertenencias del villano, mientras este, de tamaño monstruoso – en comparación con Smith – asemeja una gran y oscura sombra. Cinco viñetas después, en la viñeta 30 [imagen 13], el doctor conserva esta figura, mientras que porta una enorme túnica y un sombrero invernal de la corte china. Este último elemento de su indumentaria es importante ya que, como abordé en el primer apartado, este sombrero fue utilizado para representar estereotípicamente a los chinos. Lo que revela que dicha indumentaria formó parte del imaginario del peligro amarillo. Cuestión que se repite con los dedos animalescos del doctor y la trenza de su ayudante. Ambas cuestiones presentadas en la publicidad de The Magic Washer, que analicé anteriormente. De esta forma, la representación del doctor y su ayudante se pueden entender como construcciones visuales que remiten a las imágenes que ya habían circulado.

Este personaje resulta tan importante ya que, es la primera representación estereotípica de los chinos. Por tanto, esta caricatura es más que una invención occidental.  Pues debido a que parte del entretenimiento, y se presenta de forma divertida y simple de digerir para los ojos cansados y abrumados de su espectador, es el medio perfecto para perpetuar ideas, estereotipos, y, por supuesto, imaginarios.

Al respecto de las caricaturas y los mensajes que se transmiten a partir de una fisonomía construida, Ernst Gombrich aborda el tema en El experimento de la caricatura. En este, cita a Töpffer, en la comparación que realiza entre sus obras de arte y la caricatura, cuando el artista menciona que el defecto encontrado en una obra es una clave de lectura en la caricatura. Por tanto, de acuerdo con Gombrich, el secreto de la buena caricatura es “ofrecer de una fisonomía una interpretación que nunca podemos olvidar y que la víctima parecerá acarrear siempre, como un embrujado” (Gombrich, 2020). De esta manera “solo una cosa necesita el narrador pictórico: conocimiento de la fisonomía y de la expresión humana. Después de todo, tiene que crear un protagonista convincente y caracterizar a las personas con quienes entra en contacto; tiene que expresar sus reacciones, y hacer que la historia se despliegue en expresiones legibles” (Gombrich, 2020).

                                   

Imagen 11. Viñeta 5 de “FU-MAN-CHU", Sucesos para todos, enero 15, 1935. Recuperado de la Hemeroteca Nacional de México.

Imagen 12. Viñeta 25 de “FU-MAN-CHU", Sucesos para todos, enero 15, 1935. Recuperada de la Hemeroteca Nacional de México.
                                         

Imagen 13. Viñeta 30 de “FU-MAN-CHU", Sucesos para todos, enero 15, 1935. Recuperada de la Hemeroteca Nacional de México.
                         

Por lo tanto, los dibujos no son inocentes, pues perpetúan el estereotipo de un cuerpo chino. Y, aún más, fijan en el discurso racial una corporalidad determinada acompañada de una serie de características y comportamientos intelectuales. Es de esta manera que, con el Doctor Fu-Manchú, continua la construcción de una identidad racista hacia los asiáticos.

Para fundamentar la razón de que este personaje es más que una caricatura y, que adquiere un papel en el discurso social en torno a las conversaciones del peligro, para el 27 de agosto de 1940, en el mismo semanario, se publicó un artículo titulado “El Perverso Doctor Fu-Manchú". La mitad de la hoja es ocupada por dos imágenes de gran tamaño: el personaje en cuestión. En la primera [Imagen 14], se muestra a un hombre con un rostro felino, ojos rasgados, cabeza calva y el ceño fruncido. En la segunda imagen, vemos estos mismos rasgos presentados. La vestimenta que ambos personajes portan, por los motivos florales a penas distinguibles, posiblemente se trata de un bufu de funcionario civil. Misma vestimenta con la cual se representó a china en la caricatura del primer apartado, En Chine: Le gâteay des Rois et… des Empereurs” (China: El pastel de los Reyes y Emperadores).

Imágenes 14 y 15. ”El perverso doctor Fu-Manchú", Sucesos para todos, agosto 27, 1940. Recuperadas de la Hemeroteca Nacional de México.

Lo interesante en esa publicación es que se busca hacer una genealogía de cómo se había construido el personaje de Fu Manchú. Sin embargo, pese a que este era el objetivo del autor, contribuye al discurso del peligro amarillo. Es de esta forma ya que, por un lado, se presentan las imágenes en las que se repite el estereotipo de la fisonomía del chino. Además, vale la pena enfatizar que estas imágenes tienen un gran peso en cuando ocupan media plana de la nota y se acompaña del título resaltado en negritas. Se fija, en el imaginario, una representación estereotípica. Por otro lado, en el texto se siguen utilizando la frase “raza amarilla”.

Para ilustrar mejor este argumento, con respecto a las expresiones relacionadas con la imagen, en un fragmento se describe al Doctor Fu-Manchú como:

“...Un gigante espíritu, con el cerebro de tres hombres de genio. Domina a la perfección todas las lenguas civilizadas y casi todas las bárbaras; es un artista universal y un sabio en todas las ramas del saber, especialmente en las ciencias y las artes herméticas ... Fu-Manchú es el “peligro amarillo” encarnado en un solo ser, un hombre alto, delgado felino, con la frente de Shakespeare y el rostro se Satanás. Sus ojos verdes y brillantes ... Sus manos, largas y huesudas, parecen deslizarse por los objetos sin tocarlos...” (Sucesos para todos, 1940).

En este orden cronológico, en la década de 1950 no se han encontrado notas que aborden cuestiones de peligro amarillo. Sin embargo, el 13 de noviembre de 1968, se publicó el artículo “El Peligro del desorbitado crecimiento demográfico. Sentencia de muerte sobre la humanidad!” 9 En este, se anuncia un futuro apocalíptico para el siglo XXI, en el que la humanidad podría extinguirse a causa del crecimiento demográfico. Curiosamente, ante esta cuestión, se aborda el caso de Hong Kong, y la manera en la que el fenómeno afectaba esta región. La noticia continua con la descripción del problema, con respecto a la hambruna que dicho fenómeno provocaría y a la falta de espacio para los futuros habitantes. Esta nota toma un giro inesperado: en la página 33 [imagen 16], se presenta una imagen de un desfile en la plaza Tien an-Men en Pekín. En medio de esta y con dos imágenes debajo, se lee el siguiente texto:  “SE CALCULA QUE PARA EL AÑO 2000, EL 60% DE LA HUMANIDAD SERA AMARILLA.”[19]

Imagen 16. “El Peligro del desorbitado crecimiento demográfico. Sentencia de muerte sobre la humanidad!”, Impacto, noviembre 13, 1968. Recuperado de la Hemeroteca Nacional de México.

Seguido de esto, la noticia relata que el peligro amarillo se volvería una realidad, la amenaza cobraría vida, lo que causaría inevitablemente una guerra. Posteriormente, describe las desmedidas tasas demográficas asiáticas, en las cuales no se tenía control alguno. Estos datos son acompañados con una foto de cuatro bebes chinos [Imagen 17], con sus ojos rasgados, sonriendo; mientras, curiosamente, son condenados por la sociedad mexicana. Cabe destacar que la composición visual de esta página es clave para nutrir al imaginario en cuestión. No solamente se utiliza una tipografía mayor, en negritas y mayúsculas - que claramente capta la atención del lector – para relatar la futura amenaza; también muestran imágenes de China. En el caso del desfile de Tien an-Men, se presenta una nación comunista. Lo cual es sujeto de rechazo, y hasta cierto punto de miedo, ya que esta noticia se escribe en el contexto de la Guerra Fría (1947-1991). Empero, la más cruel de estas ilustraciones, desde mi perspectiva, es la de los niños en sus cunas. Bajo este discurso racista, al tratarse de un tema demográfico sin control de natalidad, y un dominio de la “raza amarilla”, estos infantes se presentan como la futura “amenaza” de la “raza blanca”.

Imagen 17. “El Peligro del desorbitado crecimiento demográfico. Sentencia de muerte sobre la humanidad!”, Impacto, noviembre 13, 1968. Recuperada de la Hemeroteca Nacional de México.  

El artículo finaliza con la siguiente afirmación: “Para esos años venideros [se refiere al año 2000], aún sin el predominio de la raza amarilla, que lo habrá, los seres humanos no esperaran seguramente a morir apretujados contra sus semejantes, faltos de alimentos y de espacio.” Y con ello, el autor profetiza una posible guerra mundial, la cual desatará el apocalipsis descrito en la biblia. Cuestión que no es menor, pues como vimos con el Dr. Fu-Manchú, China se presenta como el arcángel del mal, combatido por el bien, por occidente. Por tanto, en este imaginario, con un carácter religioso, cobra sentido que el futuro apocalipsis sea provocado por China.

Con esta nota, el peligro amarillo si adapta al contexto social, y se reinterpreta esta vez en cuestiones demográficas. Pero, conserva su carácter de una futura amenaza China. Cuyos habitantes no pierden su ficticia piel amarilla, aun cuando se presentan las fotos de unos inocentes bebés, ellos son los futuros villanos que dominarán a la “raza blanca”. Lo cual resulta perturbador.

Años después, nuevamente en el periódico Sucesos para todos, en 1972, se publicó el artículo “China, ¿jardín de los suplicios?” En este, el autor aborda las diversas imágenes de esta nación. Aborda los suplicios chinos, la imagen de Charlie Chan en contraposición con Fu Manchú y el peligro amarillo. Si bien es cierto que, en varios fragmentos del texto, el propio autor reconoce que estas imágenes no “constituyen una descripción de China tal como es”, surge una contradicción entre la palabra escrita y las imágenes contenidas en el artículo. De la misma forma que la nota de 1940, "perverso Doctor Fu Manchú”, esta noticia, aunque reconoce la construcción de estas imágenes, alimenta al imaginario social acerca de los chinos.

Sucede de esta forma por las imágenes utilizadas. En la página 55 del periódico [Imagen 18], ocupando más de media plana, se encuentra una imagen en la cual se representa a siete chinos reunidos confabulando en contra de occidente. Sabemos la procedencia de estos cuerpos debido a los rasgos fisonómicos con los que se representan (ojos rasgados y cejas delgadas), así como también por su vestimenta – el bufu y el gorro invernal chino se repiten. Además, en la parte superior derecha vemos un cuadro de la representación de Buda. Ahora bien, sabemos la acción que están realizando debido al pie de imagen que narra la escena: “Estos chinos de opereta, según un periodista en 1905, preparan en el seno de una sociedad secreta la conquista de Europa: ¡las buenas almas temblaban fácilmente!” (Sucesos para todos, 1972).

En la siguiente página, se muestra la imagen de un chino [Imagen 18]. El rostro felino, los ojos rasgados y el gesto sanguinario con la que se dibujó a Fu-Manchú, se repiten en este hombre. Quien, además de ser racializado de esta forma, con su mano izquierda sostiene de la cola a una rata muerta, con el estómago abierto, dentro del cual se entierra lo que presumiblemente es opio. La imagen se acompaña del texto: “Si se cree a Mistchenko, los malos chinos reparten la droga en el mundo para apoderarse más fácilmente de él” (Sucesos para todos, 1972).

Consecutivamente, en la página 57, se encuentra la fotografía de Boris Karloff personificando a Fu Manchú [imagen 19]. Esto es trascendental ya que, para su caracterización, se alarga los ojos de tal manera que obtengan una forma rasgada. Luego, se coloca el bigote estereotípico “chino”, y las cejas fruncidas de la misma forma. Así, al hacer yellowface [20], el actor refuerza el estereotipo de un cuerpo chino.

Imagen 18. Imagen del artículo “China, ¿Jardín de los suplicios?”, Sucesos para todos, junio 2, 1972. Recuperado de la Hemeroteca Nacional de México.

Imagen 19. Imagen del artículo “China ¿Jardín de los suplicios?”, Sucesos para todos, junio 12, 1972. Recuperada de la Hemeroteca Nacional de México.


Imagen 20. Imagen del artículo ”China ¿Jardín de los suplicios?”, Sucesos para todos, mayo 2, 1972. Recuperada de la Hemeroteca Nacional de México.

Estas son algunas de las imágenes visuales que se han encontrado acerca del peligro amarillo durante el siglo XX. Sin embargo, la producción hemerográfica vista hasta el momento fijó esta representación estereotípica de los cuerpos asiáticos, de tal manera que en las primeras décadas del siglo XXI se siguen reproduciendo imágenes dotadas de una identidad racista hacia china. Que, además, de formas distintas, presentan estragos del peligro amarillo.

Al principio de este apartado, se abordó el tema de el dicho “chino cochino”. Si bien en la hemerografía del siglo XX no se vuelve a presentar, en 1995 el compositor mexicano Xavier Passos publicó su álbum titulado Chino cochino. Curiosamente, la segunda canción de este álbum tiene el mismo título, y es nada más y nada menos que una imagen sonora en la que se ve el imaginario en cuestión reflejado.

En la canción, Xavier Passos narra la historia de un cerdo que compró y lo travieso que era. Sin embargo, a este cerdo le llama “chino cochino”, a quien maldice por ser un “maldito animal”. Aquí puede haber una contradicción. Puede que no se trate como tal de una referencia hacia los cuerpos chinos; sin embargo, si tal fuera el caso, ¿por qué el compositor utilizó la palabra “chino” para referirse al animal?, ¿se trata de una simple rima? Y si es así, ¿por qué la expresión se ha vuelto tan popular y se usa tan comúnmente en la sociedad mexicana contemporánea?  

 

Chino cochino, ¿qué hicistes ayer?

Chino cochino, maldito animal

Chino cochino ya portate bien”

Fragmento de la canción “Chino Cochino”, Xavier Passos, publicación del 16 de abril de 1995.

Desde mi perspectiva, es más que una rima. Ejemplo de ello lo podemos ver reflejado en un tweet de 2020 [imagen 21] del exboxeador mexicano Jorge Arce. En el cual, bajo el contexto de la emergencia sanitaria por COVID-19, explícitamente escribió: “Ya no se Que va a Pasar? Entre los Chinos cochinos que comen puras porquerías [...]”[21]. Por el uso de esta frase, no considero que sea una simple rima. Creo, más bien, que el imaginario del peligro amarillo y sus representaciones estereotípicas gestadas a partir de procesos de racialización (recordemos la imagen de un chino tomando de la cola a una rata muerta o las incesantes expresiones a estos cuerpos como “barbarie”), está arraigada e interiorizada en nuestra sociedad mexicana que no se cuestionan las expresiones, gestos y representaciones de estos cuerpos.


Imagen 21. Tweet de Jorge Arce, X, marzo 17, 2020. https://twitter.com/TraviesoArce/status/1240046135701458944

Quizás la prueba más trascendental de la vigencia del dicho “chino cochino” es el uso de este en la reciente canción de la cantante mexicana Yeri Mua. El día 18 de marzo del año 2024, se publicó “ojitos chiquititos”; cuya letra hace uso, de manera sexual y obscena, de estas dos palabras. Además, a lo largo de la canción, también se perpetúa el estereotipo racial de los asiáticos con ojos rasgados.

Ojitos chiquititos, chinitos de tanto fumar [...]

Y esto es de los latinos para los chinos,

y también para los que la meten bien cochino

Fragmento de la canción “Ojitos chiquititos”, Yeri Mua, publicada el 18 de marzo del 2024.

Ahora bien, ahondando en la cuestión del estereotipo físico y la piel amarilla, producto del peligro amarillo, esto se puede ver materializado en dibujos infantiles del año 2014. En esta temporalidad, el Centro Cultural de China en México lanzó un concurso titulado China en mi imaginación. Junto con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y la Subdirección General de Educación e Investigación Artísticas, los participantes fueron estudiantes de todos los grados de educación primaria. Su tarea era realizar un dibujo que correspondiera a la temática planteada en el título del concurso. De los dibujos recibidos se seleccionaron a los ganadores y con ellos se realizó una exposición anual. El objetivo era fortalecer las relaciones artísticas entre México y China, y celebrar la cultura de esta última.

El concurso se dirigió a los infantes de primaria, como se introduce en el primer catálogo de la iniciativa: “qué mejor motivo que realizarlo a través de nuevas generaciones e ideas frescas” (Primer catálogo de dibujo y pintura infantil, 2014). Es curioso que, aunque se trata de generaciones ya muy lejanas a la temporalidad del imaginario de 1886 a 1911, que es parte de esta pesquisa, se ven reflejados en el presente los estereotipos que este gestó. Que, si bien es cierto que estas imágenes no se producen desde el racismo, sí se hacen desde la racialización, concebida a partir del peligro amarillo. Veamos algunos ejemplos.

En el primer catálogo, de 2014, Cristian Dante Villeda de 9 años, muestra su dibujo titulado Campesinos chinos [Imagen 22]. La imagen nos muestra a un hombre y una mujer, portando un Liangmao [22]. El hombre lleva una camisa verde, acompañada de pantalones negro, y la mujer lleva un vestido negro con motivos florales. Lo que destaca en este dibujo realizado por un niño es la piel amarilla de los personajes y los ojos rasgados en sus rostros. Cuestión que se repite con el dibujo de Yoyakim Pichardo Fosada, de 11 años. Con Guerrero de Terracota [Imagen 23], vemos la fisonomía que el imaginario gestó, en el rostro de este guerrero: cara felina, ojos grandes rasgados y rojos, cejas pobladas fruncidas, y el bigote.

                        

Imagen 22. Cristian Dante Villeda, “Campesinos chinos”, Primer catálogo de dibujo y pintura infantil, 2014.

                                                                       

Imagen 23. Yoyakim Pichardo Fosado, “Guerrero de Terracota”, Primer catálogo de Dibujo y Pintura Infantil, 2014.

La piel amarilla fue la constante en estos dibujos. Ejemplo de esto se puede ver en el tercer catálogo, de 2016, Brisa Alejandra Rojas Ibarra, con 9 años, presentó en Intercambio [Imagen 24], a una mujer china, con los mismos ojos rasgados y su piel amarilla. Al igual que Alessandro A. Martínez Ceniceros con La Ruta de la Seda [Imagen 25]. De la misma forma, los rasgos estereotípicos chinos se ven reflejados en estos dibujos infantiles. Como en el sexto catálogo de 2019 atestigua, Fernanda Torres Reyes muestra el bigote en sus personajes y los ojos hechos “rallas”, en Elementos de la cultura china [Imagen 26]. Cuestión que se ve apoyada por la ilustración propia del catálogo en la página 50 [Imagen 27], con un chino con estos rasgos y esta piel. O también, por lo que retrata Escena de la cultura China [Imagen 28], de Felipe Carillo Puerto, en donde vemos a un hombre con estos rasgos y con su bigote.

Imagen 24. Brisa Alejandra Rojas Ibarra, “Intercambio”, Catálogo de la exposición-concurso de dibujo y pintura infantil de la sección de enseñanzas artísticas del INBA, 2016.


Imagen 25. Alessandro A. Martínez Ceniceros, ”La Ruta de la Seda”, Catálogo de la exposición-concurso de dibujo y pintura infantil de la sección de enseñanzas artísticas del INBA, 2016.

Imagen 26. Fernanda Torres Reyes, “Elementos de la cultura china”, Sexto catálogo. China en mi imaginación, 2019.

Imagen 27. Página 50 del Sexto catálogo.

 China en mi imaginación, 2019.


Imagen 28. Felipe Carrillo Puerto, ”Escena de la cultura china”,

Sexto catálogo. China en mi imaginación, 2019.

Ahora bien, es importante aclarar que estos dibujos no son un acto de racismo en sí. Con esto, no se está acusando a los infantes de tal cuestión. Sin embargo, son una muestra de cómo el imaginario pervive y trasciende las décadas.

Para cerrar con esta cuestión del estereotipo, y demostrar que este sigue vigente, se han encontrado recientemente dos ejemplos. Un meme [Imagen 29] del 27 de febrero de 2024, hace un juego de palabras refiriéndose a la manera de hablar de los chinos. Además, en este, se muestra la cara de un “chino” con los ojos rasgados y los bigotes largos. El meme es acompañado por una canción titulada Dim Sum Song, con sonidos estereotípicos de esta cultura. El segundo ejemplo se trata de un tiktok publicado el 3 de enero de 2024, en el que se muestra a dos jóvenes en una tienda de “chinos”. El video es acompañado del título “yo y mi real cuando vamos a los chinos cochinos” [Imagen 30]. Dicho video cuenta con más de ochocientas mil reproducciones y con más de cien mil me gusta.

Imagen 29. Nandomagia, meme “Hoy esmalte, mañana miélcole”, Instagram, febrero 27, 2024. https://www.instagram.com/p/C32n8KSuxPC/?igsh=aGhzcGs3dm9semk0 

Imagen 30. Florencia Teresa, Tiktok “yo y mi real cuando vamos a los chinos cochinos”, Tiktok, enero 3, 2024. https://vm.tiktok.com/ZMMPYXfvr/ 

Así pues, para finalizar con esta cuestión de un imaginario vivo, como planteé con anterioridad, Gombrich señaló que la representación toma vida, que los dibujos son más que ello. Y, por tanto, las características físicas con que se representen ciertos cuerpos son un embrujo. En este caso, lo que comenzó con concepciones raciales de los asiáticos, asignándoles una piel ficticia, terminó en lo que hoy se concibe como verdad. La piel amarilla, los rasgos faciales de un rostro felino, son el embrujo de estos cuerpos. Cuya identidad se ha fijado, en México, en un estereotipo racista. Que, además de estas atribuciones físicas, también se les llama barbarie, degradación y cochinos.

A manera de conclusión, lo que esta investigación buscó poner en la mesa es de qué forma un imaginario gestado hace más de un siglo sigue vigente, de manera distinta claramente, en el siglo XXI. Cuestión que demuestra que, en realidad, los cuerpos asiáticos son desconocidos para nosotros, pues las concepciones en torno a estos son un constructo identitario a partir de la otredad, no de la verdad.

Se puede afirmar esto ya que, la piel amarilla que tanto se les ha atribuido por siglos, no existe. Las expresiones hacia sus costumbres y cultura dicen más de la sociedad mexicana que de la china. Pues es la primera quien, a través de intercambios culturales con Estados Unidos y Occidente, ha aceptado, configurado y reinterpretado a los cuerpos chinos.

Por un lado, la imagen de Fu-Manchú, a quien se le percibe como el gran villano de “la raza blanca”,  fue suficiente para concebir a toda una nación como la gran amenaza del mundo entero. De la mano con este personaje, en el imaginario del peligro amarillo, “la raza amarilla” significó en su momento el fin de todo lo civilizado y bueno.  Ya sea por terribles tazas demográficas o virus “chinos”. Con el paso del tiempo, este doctor sirvió como punto de partida para crear otras representaciones de estos cuerpos y alimentar los procesos de racialización que hoy en día producen memes y tiktoks.

Lo que esto revela es que este imaginario ha pervivido sin que exista una continuidad aparente. El peligro amarillo no tuvo que aparecer día a día para fijarse en la sociedad mexicana. Se trata de una larga tradición sobre la idea del “peligro”, y de lo “amarillo”. La cual, aunque en ciertos casos fue cuestionada y contextualizada– como en los artículos de finales del siglo XX -, ese mismo cuestionamiento, acompañado de imágenes estereotipadas, nutrió al imaginario de estos cuerpos; y al racismo en torno a ellos.

De esta forma, la estética producida por el peligro amarillo ha simplificado los discursos y la gran diversidad cultural, étnica y social de una nación tan grande como China. Dicha simplificación ha fijado un estereotipo que hoy en día se sigue reproduciendo sin ser cuestionado. Además, me gustaría enfatizar que la cuestión identitaria está sumamente latente.

Una constante en este imaginario es la cuestión de un futuro dominio mundial chino. Ya sea a través de drogas como el opio, una gran densidad de población china, cuestiones económicas, o enfermedades. De esta forma, el discurso producido a partir del peligro amarillo sigue siendo el mismo: China quiere dominar al mundo. A partir de los resultados de esta investigación, surge la pregunta: ¿en verdad China siempre quiso dominar el mundo o solo quiso defenderse del dominio de occidental? Lo que puedo inferir, con base en todo lo expuesto, es que Occidente creó este imaginario para poder obtener dominio sobre la región asiática de forma legítima.  China tal vez no buscaba dominar a Occidente, sino defender su patria y soberanía durante el siglo XIX y principios del siglo XX. Si bien las políticas actuales de la región asiática actualmente son distintas, los estragos del peligro amarillo perviven en la actualidad.

Ante esto, dentro de la construcción de una identidad nacional mexicana, en cuya historia sólo se mencionan etnias indígenas y occidentales, invisibiliza la gran presencia asiática en el país. Debido a este imaginario tan hegemónico a través de los siglos, se ha rechazado el cuerpo asiático. Lo cual dificulta entender los grandes aportes culturales y artísticos al contexto mexicano de estas culturas asiáticas. Pues, debido a que en los periodos en que realizaron estos aportes, la sociedad optó por excluirlos e invisibilizarlos; ya que representaban un “peligro”.

Ahora bien, la pervivencia de un estereotipo tan antiguo hace pensar también en lo mucho que hoy en día siguen siendo importantes las cuestiones raciales. Pensar que los asiáticos tienen “piel amarilla” solo demuestra que dentro de la sociedad contemporánea aún es importante ser más “occidental”. Lo que también genera la gran pregunta: ¿todos los asiáticos y chinos son como lo ha narrado la historia? ¿Verdaderamente todos tienen los ojos rasgados y la “piel amarilla” o eso es lo que hemos querido creer de ellos? Valdría la pena cuestionarnos, como sociedad mexicana, si lo que hemos visto en películas, memes, videos, noticias, etcétera, es una representación verdadera o simplemente un discurso producido a partir de la otredad, el racismo y la xenofobia.

Por supuesto, al reproducir estos estereotipos, alimentamos a un imaginario racista que violenta a ciertos cuerpos. Puede que la acción de “darle like” a un meme, compartir un Tiktok, hacer un chiste o expresar el dicho “chino cochino” parezca inocente. Pero no lo es, porque a partir de la repetición sin cuestionamiento, que la violencia se interioriza cada vez más. Y el imaginario se fortalece. Sin darnos cuenta, seguimos pensando a los asiáticos desde la otredad, bajo una perspectiva en la que el “chino” es un sujeto del cual nos podemos burlar sin problema aparente.

Finalmente, a pesar de que hoy en día los referentes visuales y culturales son distintos a los del siglo XIX y XX, el peligro amarillo fue tan preponderante que fijó un estereotipo que hoy se sigue reproduciendo. Es cierto que las connotaciones pueden ser distintas – hoy son objeto de burla, cuando anteriormente eran objeto de rechazo -, sin embargo, el racismo y la xenofobia siguen presentes en cuanto se piensa en la “piel amarilla” o “el futuro dominio de China en Occidente”. El peligro amarillo nunca representó una verdadera amenaza, simplemente fue un imaginario ficticio que respondió a intereses políticos e ideológicos en México en tanto a la competencia comercial, cuestiones de migración, raciales e identitarias. También, este “peligro” hoy responde al gran crecimiento económico de la República Popular China. Ejemplo de ello es la reciente   moción de parte del presidente Biden, en la cual exige a ByteDance vender su popular aplicación Tiktotk a una empresa estadounidense. De lo contrario, esta será vetada del país. Por tanto, hoy los estereotipos son distintos a los decimonónicos y del siglo XX, empero, la idea de China y Asia como una amenaza sigue presente, pues responde a intereses geopolíticos de las potencias occidentales. De esta forma, el chino no es cochino, sino un desconocido con una historia ajena vivida en carne propia.

Bibliografía

Cegarra, J. (2012). Fundamentos teórico-epistemológicos de los imaginarios sociales. Cinta moebio (43). Recuperado de https://www.moebio.uchile.cl/43/cegarra.html 

Gombrich, E.H. (1960). El experimento de la caricatura. En E.H. Gombrich; Arte e Ilusión. Estudio sobre la psicología de la representación pictórica. E Pub. Editor digital: Titivillus.

Hall, S. (1996). 1. Introducción: ¿quién necesita «identidad»? En S. Hall & P.  du Gay (comps); Cuestiones de identidad cultural. Buenos Aires: Amorrortu.

Hu-DeHart, E. (1980). IMMIGRANTS TO A DEVELOPING SOCIETY: The Chinese in Northern Mexico, 1875–1932. The Journal of Arizona History , Vol. 21, No. 3, pp. 275-312.  

Lecturalia. (2024). Personaje Fu Manchú. Recuperado de https://www.lecturalia.com/personajes/fu-manchu

Lee, E. (2007). The “Yellow Peril” and Asian Exclusion in the Americas. Pacific Historical Review (76). Recuperado de https://www.jstor.org/stable/10.1525/phr.2007.76.4.537

Perdue, P. C & Sebring, E. (2016).  The Gathering Storm in North China (1860-1900). Visualizing Cultures. Recuperado de https://visualizingcultures.mit.edu/boxer_uprising/bx_essay02.html 

Rivero Gutiérrez, C. (2022). El Peligro Amarillo. Representaciones, discursos e historia (Tesis de Grado en Estudios de Asia Oriental). Facultad de Filosofía, Sevilla.

Said, E. (2002). Introducción. En E. Said; Orientalismo. Barcelona: Debate.

Schwarz, M. (2022) ERVD I La invención del racismo. Youtube. Recuperado de  https://www.youtube.com/watch?v=GlVeJNLyMys&t=406s

Catálogos

Secretaría de Cultura, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Embajada de la República Popular China en México. (2019). Sexto Catálogo China en mi imaginación. Ciudad de México: Sección de Enseñanzas Artísticas del INBAL.

Secretaría de Cultura, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Embajada de la República Popular China en México. (2016). Catálogo de la exposición-concurso de dibujo y pintura infantil de la sección de enseñanzas artísticas del INBA. Ciudad de México: Sección de Enseñanzas Artísticas del INBAL.

Secretaría de Cultura, Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Embajada de la República Popular China en México. (2014). Primer catálogo de dibujo y pintura infantil. Ciudad de México: Sección de Enseñanzas Artísticas del INBAL.

Hemerografía

El Diario, Un Chino Cochino, 19/03/1913, p.6.

El Heraldo de México, El peligro amarillo, 05/09/1920, p. 9.

El tiempo, La Alianza Chino-Japonesa, 03/09/1899, p.1.

Impacto, El Peligro del desorbitado crecimiento demográfico. Sentencia de muerte sobre la humanidad!, 13/11/1968, p.31-35.

La Ilustración Popular, ¿Existe el peligro amarillo?, 12/02/1911, p.1.

La Voz de México, La Peste Amarilla, 20/04/1886, p.1.

La Voz de México, Los Profetas Modernos, 29/04/1897, p.2.

La Voz de México, Un dibujo alegórico del Emperador Guillermo, 12/12/1895, p.2.

Revista del Extranjero, 01/05/1910, p.1.

Revista Moderna de México, Anatole France y la guerra Ruso-japonesa, 01/03/1905, p.6.

Sucesos para todos, China, ¿jardín de los suplicios?, 02/05/1972, p.55-58.

Sucesos para todos, El perverso doctor Fu-Manchú, 27/08/1940, p.22.

Sucesos para todos, Fu-Man-Chu, 15/01/1935.

Recibido: 18/03/2024

Evaluado: 10/05/2024

Versión Final: 06/06/2024

páginas / año 18 – n° 46/ ISSN 1851-992X /2026                         


[1] El periódico La Voz de México, diario religioso, político, científico y literario, se editó y publicó a finales del siglo XIX por la imprenta Ignacio Escalante y Compañía. Las secciones de esta publicación incluían una sección religiosa, santoral, sección oficial, crónicas parlamentarias, noticias extranjeras, gacetillas, avisos y publicidad. Cada número constaba de 4 páginas impresas a 5 columnas (Hemeroteca Nacional de México, 2024).

[2] El periódico El Tiempo: Diario católico, se fundó en 1883, por el periodista mexicano Victoriano Agüeros. La redacción, según su fundador, se centraba en la política y cuestiones católico-apostólico romanos (Memórica, 2024).

[3] El periódico La Patria de México, tuvo su primera publicación en 1887, con el director Ireneo Paz. Su circulación fue en México y determinadas ciudades de Estados Unidos. Entre sus publicaciones se encuentran telegráficos, recomendaciones, boletín, noticias, observatorio meteorológico, noticias del repórter, pasatiempos, noticias del extranjero y noticias religiosas.

[4] Los periódicos La Voz de México, El Tiempo, Impacto, Revista del Extranjero y La Ilustración Popular se encuentran en el repositorio digital de la Hemeroteca Nacional de México. Mientras que Sucesos para todos sólo se puede consultar de manera presencial en la institución.

[5] Los Tratados Desiguales fueron una serie de documentos, durante el siglo XIX, en los cuales marcaban una desigualdad económica y política entre Occidente y Asia. En estas, se daban ventajas y concesiones a las potencias occidentales a costa de la soberanía territorial de las regiones asiáticas (Rivero Gutiérrez, 2022).

[6]  La Ley de Exclusión fue aprobada en 1882 por el entonces presidente estadounidense Chester A. Arthur. Se trata de la única ley en la historia en la cual se excluye a un grupo de personas por cuestiones étnicas.

[7] El Tío Sam fue la personificación gráfica de Estados Unidos y el gobierno de la nación desde 1812.

[8] Escrito de manera literal, con el uso de mayúsculas, en el poster promocional. Cuestión que resulta interesante ya que revela cómo la tipografía forma parte del discurso y del mensaje que quiere transmitirse: se hace énfasis en la utilidad del producto; Traducción de la autora.

[9] De la misma forma, la tipografía se escribe en negritas. Traducción de la autora.

[10] “Celeste Imperio” fue una forma muy común de referirse a China durante los siglos XIX y XX.

[11] Se expresa de forma literal en el artículo en cuestión.

[12] La Revista Moderna de México fue una publicación mensual que trató temas de política, ciencia y literatura. Fue un portavoz del Modernismo (Memorica, 2024).

[13] En el artículo la palabra “extranjeros” se escribe “extrangeros”, razón por la cual en el texto respeto la ortografía del autor.

[14] Mongoles fue una expresión para referirse a los chinos en esta temporalidad.

[15] Fu Manchú fue un personaje ficticio creado por Sax Rohmer. El personaje protagonizó sus relatos de acción en 1935. El doctor fue un descendiente de la familia imperial china que odiaba a Occidente y a la raza blanca. Por tanto, su objetivo, a lo largo de estas historias, era dominar el mundo. Rohmer lo describe como un genio criminal, quien siempre contó con los recursos necesarios para cumplir su cometido. Tenía un ejército propio, tecnología avanzada, una gran cantidad de venenos y animales asesinos. Sus contrapartes occidentales fueron el investigador Denis Nayland Smith y el doctor Petrie (Lecturalia, 2024).

[16] La revista Sucesos para todos fue un semanario cuya circulación fue de escala nacional. Su circulación inició en la década de 1930 y finalizó en los primeros años de la década de 1960. Contaba con una gran diversidad de contenido. Se abordaban temas como acontecimientos políticos nacionales y mundiales, ciencia, investigación literatura, publicidad, acontecimientos históricos y pasatiempos. (Memórica, 2024)

[17] Dentro de la historieta, el nombre de este doctor se escribe de dos maneras: para el título, FU-MAN-CHU; para las viñetas, Fu-Manchú. Estas mismas formas se aplicarán dentro de este análisis.

[18] Escrito con mayúsculas en la portada. Cuestión que forma parte de la composición visual y funciona como un elemento clave para transmitir un mensaje a partir de la tipografía.

[19] En el artículo, la ortografía de la palabra  ”será” se escribe sin acento.

[20] Yellowface fue una práctica realizada por actores estadounidenses durante el siglo XX en la que se personificaban como asiáticos.

[21] Escrito literalmente como lo presentó el autor.

[22] El Liangmao es un sombrero de verano chino. La forma de punta de este objeto de indumentaria indica la baja posición de quien lo porta.