Procesos
de especialización económica en la porción central de Tandilia durante la
segunda mitad del siglo XVIII: el caso de las parcialidades pampas-serranas
Economic specialization processes in the central
portion of Tandilia during the second half of the eighteenth century: the case
of the pampas – serranos
Carla Dátola
Facultad de
Ciencias Humanas
(Universidad Nacional del Centro de la
Provincia de Buenos Aires), Argentina
Resumen
A partir de la colonización del
continente americano por parte de la Corona española, las sociedades indígenas
vieron trastocada su identidad étnica. Ello se debió a que se dinamizaron los
procesos de cambio en torno a la etnicidad y territorialidad indígena. Para el
caso de las parcialidades pampa-serranas del sur y suroeste bonaerense, estas
venían atravesando desde tiempos pre-hispánicos una serie de cambios internos,
en torno a su dieta, herramientas, modo de vida, etc., que incluso se nutrieron
de los vínculos entablados con diversos grupos étnicos de un lado y otro del
cordón cordillerano andino y que luego se potenciaron en el marco de la
Araucanización de las Pampas.
La introducción de especies
animales europeas, pautas de consumo, hábitos y la participación en los
circuitos mercantiles del mundo occidental lejos de ser un obstáculo para el
desarrollo de los grupos nativos de las Pampas, se volvió un factor crucial
para la emergencia de un núcleo pastoril indígena articulado a los mercados
transcordilleranos y a la frontera bonaerense. Este se convertiría en una
expresión de las relaciones interétnicas entabladas con los hispanocriollos y a
la vez en un desafío a la hora de competir por los recursos.
Palabras
clave
pampas-serranos; núcleo pastoril indígena;
araucanización; circuitos mercantiles; relaciones interétnicas; frontera
bonaerense
Abstract
From the colonization of the Americas by the
Spanish Crown, indigenous societies saw their ethnic identity disrupted. This
was due to the dinamic in the change processes around ethnicity and indigenous
territoriality. In the case of the pampa-serranos of the south and southwest of
Buenos Aires, they came through from pre-Hispanic times a series of internal
changes around their diet, tools, lifestyle, etc., which even drew on the
relations made with various ethnic groups on either side of the Andean mountain
range and then were enhanced under the Araucanización of the Pampas. The
introduction of European animals, consumption patterns, habits and insertion of
Hispanic America to the western commercial nets far from being an obstacle to
the development of the native groups of the Pampas, became a crucial factor to
the emergency of a pastoralist indigenous economy connected to west markets and
Buenos Aires border. This would become an expression of interethnic relations
established with hispanocriollos and at the same time a challenge when
competing for resources.
Keywords
pampas-serranos; pastoralist indigenous economy; araucanización; western commercial nets;
interethnic relations; border
Introducción
El siguiente artículo tiene por objetivo
analizar los procesos de especialización económica que atañen a las
parcialidades pampa-serranas durante la segunda mitad del siglo XVIII.
Sostenemos
que las sierras y llanos que conforman la zona central del sistema
Tandilia formaron parte del área Arauco-pampeana-norpatagónica[1], destacándose dentro del escenario multiregional debido al desarrollo de una economía indígena de tipo
pastoril, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, articulada a los mercados transcordilleranos (indígenas
principalmente y centros hispanocriollos) y en relación con la frontera
bonaerense. A partir de esta hipótesis surgen una serie de preguntas, a saber:
¿De qué forma participan las parcialidades indígenas que frecuentan la zona
central de Tandilia en el circuito del ganado y el circuito doméstico
planteados por Mandrini[2]? ¿Por qué puede decirse que la porción central de Tandilia es un
espacio nodal del área Arauco–pampeana-norpatagónica articulado con diferentes
centros hispanocriollos?¿Cómo operan las pautas de especialización económica
indígena en los procesos de etnogénesis[3]?¿Qué relación existe entre los circuitos económicos y la feria
del Chapaleofú en el espacio valliserrano?¿Es posible reconocer en el “quehacer
político” de los líderes étnicos, que frecuentaron el sistema Tandilia,
mecanismos de redistribución planteados por Mandrini[4]?
Se recurrirá a los aportes de la antropología
política y la etnohistoria. Estos serán contrastados y discutidos a la luz del
registro arqueológico del sistema
Tandilia y de los testimonios de viajeros, misioneros, refugiados y
cautivos que frecuentaron el espacio valliserrano a fin de construir una mirada
crítica de las relaciones interétnicas y su incidencia en las transformaciones
que acontecieron en torno a la segunda mitad del siglo XVIII.
Acerca del
desarrollo de las parcialidades pampas-serranas del sur y suroeste bonaerense
Las parcialidades pampa-serranas habían sido
protagonistas desde tiempos prehispánicos de una serie de transformaciones en
torno a su dieta, herramientas
desarrolladas, etc. que facilitaron, una vez iniciada la colonización
rioplatense, la adopción del ganado
caballar y vacuno como recursos de vital
importancia. La existencia de vínculos interétnicos entre las parcialidades
indígenas de ambos lados de los Andes fue un factor dinamizador de los cambios
venideros. Mandrini y Ortelli[5] al igual que Mazzanti[6] expresan que a partir de 1536, con la fundación de Buenos Aires,
se da inicio a la utilización del ganado. Ante el intento fallido de fundar la
ciudad, los animales quedaron dispersos y se reprodujeron libremente aumentando
considerablemente su número. Luego de la segunda fundación, hacia 1582 se dio
un mayor ingreso de ganado vacuno y caballar. Resulta indispensable no caer en
una mirada reduccionista que focaliza su atención en el “complejo ecuestre”[7]. Acorde a esta visión se concibe al caballo como instrumento
unívoco que actúa como disparador para la definición de un nuevo estilo de vida
indígena, partiendo de una premisa difusionista que considera trascendental la
propagación de este recurso pecuario alógeno desde los centros coloniales hacia la periferia.
La adopción de un modo de vida pastoril sólo
fue posible por la presencia de antecedentes de cambio de larga data y la
capacidad adaptativa de las parcialidades indígenas ante la posibilidad de
explotar nuevos recursos y reutilizar los espacios geográficos.
Mazzanti, Quintana y Puente[8] sostienen que, acorde con la evidencia material (instrumentos
líticos, fragmentos cerámicos, arte rupestre, etc.), entre los siglos X y XIV
los cazadores recolectores se habían instalado en las sierras de la porción oriental
de Tandilia de forma periódica e intermitente.
Figura
1. Arte rupestre correspondiente a la
porción oriental del sistema serrano Tandilia
Los desafíos
a la hora de construir vínculos interétnicos: el encuentro con la “otredad”
Desde los primeros contactos entre indios y
blancos iniciaron los procesos de fusión de prácticas culturales. Bajo este
contexto se fue construyendo la sociedad de frontera, aquel espacio en el que
se produce la interacción entre ambos mundos. Esto motivó a los araucanos y
parcialidades ecuestres circundantes a realizar incursiones a las Pampas en
busca de baguales.
La economía pastoril indígena se sirvió de la
ejecución de desplazamientos programados.[9] En esta ocasión no se hará un análisis de los tipos de
asentamiento acorde a los movimientos estipulados, ya que esta temática se ha
abordado en una publicación reciente.[10] A través de esta tarea de planificación, se modificaron los
patrones de territorialidad indígena. El radio de acción de las parcialidades
se fue ampliando y se afianzaron los vínculos interétnicos.
Durante los primeros tiempos coloniales las
parcialidades del este cordillerano mantuvieron relaciones pacíficas y de vez
en cuando protagonizaron algún conflicto entre ellos. Sin embargo, del lado
oeste tendría lugar una guerra cruenta que duraría hasta el siglo XVII dejando
secuelas en el devenir de la vida de los grupos étnicos indígenas. Durante este
siglo proliferaron las redes comerciales que conectaban las llanuras orientales
con la Araucanía, debido a la gran demanda de ganado caballar destinado a la
Guerra de Arauco. Una vez finalizada la misma el flujo comercial fue
adquiriendo un carácter económico en detrimento del militar.
A comienzos del siglo XVIII se hizo evidente
la escasez de recursos pecuarios lo cual promovió la competencia entre blancos
e indios. Durante la segunda mitad de este siglo, en el marco de las reformas
borbónicas, se ejecutaron distintos mecanismos para afianzar el dominio
colonial, a saber: realización de parlamentos, entrega de obsequios,
reconocimiento de caciques principales, etc.
En este contexto, se dinamizaron aquellos
procesos internos de cambio que ya vivenciaban las parcialidades; ello
favoreció el surgimiento de la diferenciación social interna, el mestizaje, la
asimilación de nuevas pautas culturales, etc.[11] Además, los españoles
recurrieron a diversas estrategias para poder someterlos tales como, desnaturalizarlos,
sedentarizarlos, cristianizarlos, entre otras.
Aspectos que se manifiestan en el testimonio de los misioneros:
El fruto espiritual de esta Misión en estos tres años, aunque no
es pequeño en haber conseguido que esos indios [pampas-serranos] vivan con el conocimiento de Dios y
de su santa ley… porque los que eran cristianos, se confesaron y recibieron la
extrema Unción, y los más capaces el Viático también, y los que se bautizaron
en su enfermedad recibieron también la extremaunción, y a todas horas llamaban
al P. misionero para que los asistiese a morir como buenos cristianos.[12]
A través de la cita anterior se percibe cómo
los indios supieron encontrar ciertos intersticios, en la medida de lo posible,
ante las imposiciones de los actores coloniales. Si bien los padres misioneros
intentaron bajo todos los medios
evangelizarlos, y en muchas ocasiones fracasaron, las sociedades
indígenas supieron adoptar ciertas pautas cristianas sin perder de vista
sus propios intereses a costa de su
vinculación con los blancos.
Según Boccara[13] los procesos de etnogénesis están dotados de historicidad y se
desarrollan acorde a la capacidad de adaptación y creación de un grupo étnico a
partir de su interacción con otros agentes sociales.
Por lo tanto, la identidad étnica de los
pampas–serranos constituye un proceso histórico en sí mismo íntimamente ligado
a las relaciones interétnicas que éstos entablaron con los hispanocriollos y
las parcialidades araucanas.
La
emergencia de malones como nueva expresión de resistencia a la dominación
colonial
Durante el siglo XVIII se crearon nuevos
Fuertes y aumentó el control militar de los ya existentes. Esto se debió, entre
otras razones, a la realización de incursiones por parte de las parcialidades
indígenas contra los establecimientos fronterizos con el objetivo de obtener
ganado principalmente, bienes e incluso cautivos.
Según León Solís,[14] las malocas eran ataques sorpresivos y rápidos, de corta duración
dirigidas a las estancias ganaderas realizados por un grupo de guerreros que se
dedicaban al robo de ganado, la destrucción, capturando mujeres y niños. Para
el autor, las malocas tuvieron fines militares en el marco de la Guerra de
Arauco y gradualmente adoptaron un marco de tinte económico. A medida que se
lograba consolidar la paz, los cazadores no fueron relevados de sus tareas
debido al crecimiento demográfico y continuaron realizando incursiones hacia el
este de los Andes.
Esta investigación considera que Solís adopta
una mirada un tanto unilateral de las transformaciones que atañen a las
parcialidades indígenas. El estilo de vida pastoril desarrollado en el sistema
Tandilia no dependió solamente de la importación de pautas de comportamiento
previamente adoptadas por los araucanos, siendo estos últimos los encargados de
“difundir” estos patrones de desarrollo entre los pampas-serranos e incluso los
tehuelches.
Arias[15] expresa que Solís pasa por alto el grado de complejidad que había
adquirido la organización social del mundo indígena al oriente de los Andes y
que coloca a los líderes pampeanos en una postura pasiva, sin ofrecer
resistencia ante la presencia araucana.
Nuestra propuesta retoma los aportes de
Mandrini[16]. Para el autor, los malones constituyeron una empresa económica
colectiva de carácter guerrero cuyo resultado y accionar de sus participantes,
tenía repercusión en el status social de los guerreros involucrados pero sobre
todo, servía como mecanismo para legitimar el poder de los caciques en función de
su capacidad para hacerse de un buen botín que posteriormente era parte del
convite ofrecido a las bases o utilizado como ofrenda en una ceremonia. En diálogo con el autor, Mazzanti[17] y Crivelli Montero[18] sostienen que los malones se convirtieron, hacia la segunda mitad
del siglo XVIII, en un destacado mecanismo de resistencia étnica en el
escenario de dominación colonial. En muchas ocasiones se desataron por la
violencia ejercida por los funcionarios militares coloniales.
Crivelli Montero[19] concibe a los malones como una clara manifestación de resistencia
al dominio colonial que se teñía de múltiples matices a la hora de ejecutarse
en función al contexto ya sea como empresa comercial guerrera, como mecanismo
violento para “ajustar cuentas o vengarse” de los blancos, entre otras
expresiones. A través de la siguiente cita cobra sentido este planteo:
…a él lo eligieron de baqueano [el cautivo Pedro Pablo Maldonado] para que los guiara
a esta Guardia de Luján y que habiéndose excusado diciendo que no era baqueano
para guiarlos a la Guardia… le dijeron entonces los indios que los llevara a
las estancias de don Alonso González, y Juan Leal, amenazándole le quitarían la
vida sino los llevaba a ellas… llegaron a su inmediaciones al aclarar el día 24,
en cuyo paraje se dividieron los indios en dos partidas, y robaron cuantas
haciendas quisieron…[20]
El
surgimiento de una nueva lógica de reproducción material indígena
Durante el siglo XVIII se intensificaron las
relaciones comerciales entre blancos e indios, incluso en los momentos de
hostilidad. Las parcialidades pampas-serranas, tehuelches y araucanas solían
acercarse a la ciudad de Buenos Aires a vender los excedentes de su producción.
Incluso algunos hispanocriollos frecuentaban las tolderías para comerciar. Las
misiones y las pulperías fueron espacios claves para la realización de
intercambios con fines mercantiles. Este flujo continuo que articulaba los
centros hispanocriollos con los espacios frecuentados por los indígenas permite
dar cuenta del proceso de conformación de la denominada área
Arauco–pampeana-norpatagónica. En el seno de ella, en las llanuras orientales,
tuvo lugar la emergencia una economía pastoril indígena.
Acorde con los postulados de Mandrini[21] esta economía pastoril indígena, se gestó en las llanuras
comprendidas entre las sierras de Tandil y Ventania. La misma estaba centrada en el desarrollo de dos
circuitos que emergieron a mediados del siglo XVIII y se afianzaron en la
primera mitad del siglo XIX.
El “circuito doméstico” estaba compuesto por
actividades abocadas principalmente a la subsistencia y necesidades de las
sociedades indígenas, tales como el pastoreo de caballos, vacas o cabras; caza;
recolección de frutos y semillas; producción artesanal de tejidos, talabartería
y platería. El excedente obtenido solía ser comercializado en el espacio
fronterizo, tales como, plumas, cueros, pieles, artículos de talabartería,
ponchos y mantas tejidas. Mujeres y niños estaban abocados al cuidado de las
caballadas de reserva o colaboraban con el arreo en los momentos en que los
hombres estaban afectados por la actividad militar en tiempos de guerra. A su vez, las mujeres realizaban las tareas
domésticas, construían los toldos, cuidaban los rebaños y cultivos,
recolectaban y tejían.
En forma complementaria se desarrollaba el
circuito “del ganado” destinado a la circulación de ganados en gran escala
hacia el oeste cordillerano. Ello implicaba una interconexión de actividades,
tales como la circulación, engorde, comercialización y selección de espacios
pertinentes destinados a cada una de estas tareas.
El funcionamiento de esta red económica
interétnica, habría involucrado directa o indirectamente, a todas las
sociedades indígenas. Se apoyaba en la apropiación de ganado, obtenido de las
estancias del espacio fronterizo, a través de la ejecución de malones. Esta
empresa ganadera se volvió una fuente de riqueza inigualable y un importante
indicador del status y prestigio social de los individuos que componían la
tribu, sobre todo para el caso de los caciques, caciquillos y capitanejos y
aspirantes al cargo. Además de los lanceros que veían una oportunidad de
obtener caballos o eventualmente una cautiva con el objetivo de abandonar el
escalón destinado a los indios pobres.
Nuestra propuesta también destaca los aportes
de Mazzanti[22] quien ha investigado los procesos de cambio que acontecieron en
la porción oriental del espacio valliserrano Tandilia. Aquel espacio funcionó
como un núcleo de economía pecuaria especializado en ganado caballar controlado
por indígenas. Las sierras y valles proveyeron a los grupos étnicos, de
aguadas, pasturas y reparos, elementos vitales que propiciaron estos procesos
de especialización económica.
La siguiente cita permite corroborar las
apreciaciones de los autores en torno al desarrollo de un estilo de vida
pastoril:
Para el alimento sale uno, ó más Indios, armado de sus Bolas, y
Lazo en seguimiento de los Baguales. Hecha el ojo al que le agrada, disparale
las Bolas, que se le enrredan á los pies, y manos, y luego le enlaza. En
teniendo aprisionados quantos quiere, los lleva á su tolderia, (y muchas veces
los enlazan junto á sus mismos toldos, porque hasta cerca de ellos llegan los
Baguales) y aquí hay distribución para todo. Si hay algún Cavallo galan, y de
buen pelo, (que hay muchos) le reservan para su silla; o si es Yegua para cria.[23]
Acerca del
sistema de corrales de piedra de las llanuras orientales
El desarrollo de esta economía pastoril
indígena requirió no sólo de instrumentos especializados de caza sino también
de una serie de técnicas de control y cuidado ganadero. Las parcialidades
pampa-serranas desarrollaron un tipo de construcción de piedra que facilitaba
el cuidado del ganado que luego era destinado a los circuitos comerciales que
conectaban la región Pampa con Norpatagonia y la Araucanía. Y a su vez, se
desarrollaban vínculos de negociación con Buenos Aires y el fuerte de Carmen de
Patagones.
Para Ferrer y Pedrotta[24] los corrales de piedra formaron parte del circuito del ganado.
Aunque también su funcionalidad estuvo remitida, según los autores, con fines
habitacionales, ceremoniales y de defensa. Pedrotta[25] sostiene que los corrales de piedra situados en la porción
central de Tandilia, en el partido de Tandil, (en las localidades de Gardey y
María Ignacia Vela) formaron parte del sistema económico indígena.
Respecto a la porción oriental de Tandilia,
Mazzanti[26] sostiene que algunos de los corrales de piedra de este sector
estaban integrados al sistema económico indígena protagonizado por comerciantes
y pastores. En cuanto a los corrales situados en la ciudad de Tandil, cabecera
del partido, habían sido utilizados por los criollos en el siglo XIX, para el
desarrollo de una economía ganadera. Por lo tanto, los procesos de etnogénesis
también actuaron sobre los blancos ya que a partir de su interacción con el
mundo indígena adoptaron ciertas prácticas y técnicas procedentes del mundo
indígena. Varela y Manara[27] destacan que durante toda la etapa colonial y comienzos de la
republicana, existieron traspasos culturales hacia los blancos, que permitieron
que los fuertes de la línea de frontera hayan podido sobrevivir en un medio que
les resultaba hostil.
Figura 2. Construcciones
de piedra relevadas en el pago del Chapaleofú correspondientes a la porción
central del sistema serrano Tandilia
El triángulo
negro indica las que se descubrieron a partir de las investigaciones, el
triángulo blanco aquellas conocidas con anterioridad. Referencias: 1) Limache;
2) Milla Curá; 3) Cerro Guacho I; 4) Cerro Guacho II; 5) La Martina I; 6) La
Martina II; 7) Sierra Alta I; 8) Sierra Alta II; 9) Sierra Alta III; 10) Sierra
Alta IV; 11) Sierra Alta V; 12) Sierra Alta VI; 13) Sierra Alta VII; 14) Sierra
Alta VIII; 15) Sierra Alta IX; 16) Sierra Alta X; 17) Sierra Alta XI; 18) Santa
Inés I; 19) Santa Inés II; 20) Santa Inés III; 21) Santa Inés IV; 22) El
Cencerro; 23) San Celeste I; 24) San Celeste II; 25) San Celeste III; 26) María
Teresa; 27) Chapaleofú I; 28) Chapaleofú II; 29) Chapaleofú III; 30) Renancó I;
31) Renancó II; 32) Renancó III; 33) Renancó IV; 34) Renancó V; 35) Renancó VI;
36) Los Bosques I; 37) Los Bosques II; 38) Los Bosques III; 39) Los Bosques IV;
40) Los Bosques V; 41) La Pastora I; 42) La Pastora II y 43) La Pastora III.
Fuente:
Victoria Pedrotta. “Reandando los caminos al Chapaleofú… Op. Cit. p. 286.
Los mercados
transcordilleranos y la frontera bonaerense: escenarios claves para el comercio
interétnico
La economía pastoril indígena desarrolló
diversos mecanismos de articulación no sólo con otras parcialidades étnicas
sino también para con los centros hispanocriollos. Los vínculos intertribales
aceleraron aun más el desarrollo de los procesos de especialización que
acontecieron en el espacio valliserrano.
Ello fue posible gracias a una vasta red de caminos o rutas que
articulaban las diversas áreas.
Varela y Manara[28] destacan que los indígenas de Nor-Patagonia, más precisamente del
actual sur de Neuquén, realizaban una serie de travesías hacia las sierras del
Volcán con el objetivo de buscar ganado que luego intercambiaban con los grupos
étnicos de Valdivia.
Según Irianni[29] las rastrilladas constituyen un tipo especial de manifestación
arqueológica regional que permite la formación de una red de conexiones
estratégicamente diseñada y planificadora de los sentidos del tránsito y la
permeabilidad del paisaje.
En cuanto a los hispanocriollos, los
intercambios interétnicos y la asimilación de pautas alógenas dieron lugar a la
generación de una creciente dependencia
indígena con respecto a los productos de origen europeo. Ello puede apreciarse en
la siguiente cita:
…aunque Vm no dice el numero de Indios ni el fin aque bienen que
supongo sera con el de bender algunos Ponchos y llevar en cambio Cavallos
prevengo a Vm que inmediatamente… los haga salir de toda esa Frontera sin
permitir lleven de ella cavallo alguno… y que en adelante no entren tan adentro
sin que primero pidan licencia a este Gobierno.[30]
El sistema de encomienda no prosperó en las
tierras que hoy comprenden la provincia bonaerense y para el caso de los padres
jesuitas, les fue muy difícil evangelizar y reducir a los pampas-serranos e
incluso tehuelches. Es posible hallar en las fuentes de la época numerosos
rótulos impuestos a los grupos étnicos por parte de los funcionarios
coloniales, viajeros y misioneros e incluso hallar prejuicios respecto a las
pautas culturales de las sociedades indígenas.[31]
El mundo indígena era consciente de las
consecuencias severas que podían
provocar la total aculturación y sumisión al dominio colonial. Ello
implicaba someterse a un proceso erosivo donde la autoridad de los líderes
sucumbía, reducía su capacidad de protección y de organización de los
mecanismos redistributivos. Los pampas-serranos evitaron, en la medida en que
les fue posible, la imposición de un estilo de vida sedentario acompañado del
trabajo agrícola. Aspectos visibles en el testimonio de los padres jesuitas:
…sino procuramos que se pongan algunas de las insinuadas
condiciones en las paces, no será posible contener a nuestros Pampas en su
pueblo, por lo que ellos no querrán ser de peor condición: y así volverán a sus
andanzas antiguas dejando su pueblo [Concepción].
El 25 restituido ya su Reverencia al Colegio de Buenos Aires,
propuso en Consulta el estado de dicho pueblo, y los pocos o ningunos progresos
que tenía, así en lo temporal como en lo espiritual, y la poca sujeción y
obediencia así de los Pampas, como de los otros indios, [serranos] que servían en las haciendas[32].
Las parcialidades indígenas accedieron a
asentarse en las misiones en varias ocasiones para resguardarse de las tribus
enemigas y asegurar su supervivencia. Y se mostraron predispuestas a incorporar
bienes de consumo de origen europeo por lo cual el intercambio comercial fue
vital para ambos bandos para convivir en el espacio fronterizo.
“Entre la
espada y la pared”: el desarrollo de la economía pastoril indígena ante la
presencia araucana en tiempos coloniales
No siempre las relaciones entre los grupos de
un lado y otro de la cordillera se desarrollaron en forma pacífica ya que la
competencia por los recursos también se desató entre las parcialidades
indígenas.
Al respecto Crivelli Montero[33] remarca que las parcialidades amigas o aliadas a Buenos Aires
solían actuar como custodias del espacio interserrano al sur del río Salado.
Sin embargo, las parcialidades que frecuentaban la frontera bonaerense, dejaban
de lado sus diferencias y se aliaban en pos de resistir a la dominación
colonial y hacerse de ganado. La vida entre los grupos étnicos solía
desarrollarse en forma pacífica. Las tribus acostumbraban sellar pactos
políticos y alianzas matrimoniales lo cual favorecía aunque excepcionalmente
también a la conformación de grandes confederaciones indígenas:
Pero al fin son [serranos]
como los Araucanos de Chile sus vecinos y comerciantes, a quienes en más
de cien años de sudores apostólicos no han podido los Padres de Chile
reducirlos a pueblo ni a vida cristiana aunque gustan mucho de tener Padres
consigo.[34]
Dicen que ellos [tehuelches]
vienen de la Sierra del Volcán… que
bajaron a buscar ganado caballar y vacuno y que con éste hacen trato con los de
Valdivia, unas veces llevándolo los indios a dicho pueblo, y otras viniendo los
cristianos a comprárselo a sus tierras el cual cambian por sombreros, cuentas,
espuelas y añil para teñir los ponchos.[35]
Las fuentes analizadas demuestran que las
sociedades indígenas lograron afianzar sus lazos interétnicos a partir de la
complementariedad económica y la conformación de una vasta red comercial en la
cual circularon productos indígenas y europeos.
La araucanización vino a dinamizar y acentuar
aquellas transformaciones que ya estaban en marcha en las Pampas. La influencia
araucana implicó la adopción de elementos culturales como el uso de ponchos,
cerámica, la platería como bien de
prestigio y la adopción del mapudungun como lengua franca que agilizaba el
comercio. Ello no implica que los grupos de las Pampas hayan perdido por
completo sus rasgos o caracteres propios, pero es cierto que atravesaron por un
proceso de resignificación identitaria sujeto a la intensidad y frecuencia de
los vínculos que construyeron con los blancos y con las parcialidades del este
cordillerano. Los araucanos gradualmente abandonaron el cultivo por la
recolección de frutos, adoptaron nuevas armas y adquirieron el hábito de
planificar sus movimientos en función de las estaciones y recursos disponibles.
Esto facilitó su participación en el circuito del ganado junto con los pampas-serranos y los tehuelches.
El linaje de los Bravos sobresalía entre los
tehuelches por su capacidad para garantizar los intercambios entre distintos
grupos étnicos que habitaban diversas regiones. Acorde con Arias[36], los tehuelches solían frecuentar el espacio valliserrano
Tandilia y allí convivían con los pampas-serranos durante la primavera, momento
propicio para la caza y recolección de caballos. Los tehuelches acercaban a las
Pampas diversos tejidos provenientes de la Araucanía y de las tolderías
pehuenches. Y en forma simultánea los pampas comerciaban en la frontera los tejidos,
quillangos, entre otros productos y a cambio obtenían ganados robados, alcohol,
telas, alimentos, cautivos, etc.
La construcción de vínculos entre la
Araucanía y las Pampas fue posible también gracias a la presencia de los
pehuenches, grupo étnico que habitaba de ambos lados de la cordillera. Ellos
actuaron como mediadores en el comercio interétnico abocados al cuidado y
engorde del ganado que abastecía a las poblaciones del oeste cordillerano. Esto
se confirma a través del relato del padre Sánchez Labrador:
Años pasados, quando las Campañas y llanuras inmediatas a Buenos
Ayres, mantenían tanto ganado Bacuno, que las inundaban, bajaban algunas
tolderías de Indios Serranos, Thuelches, Peguenches y Sanquelches por el
interés de su caza.[37]
Sin embargo, los pehuenches se
aliaron a los españoles en el transcurso de algunos parlamentos para evitar el
avance de los araucanos por los pasos fronterizos.
Transformaciones
en el devenir sociopolítico de las tribus del área Arauco-pampeana-patagónica
Los procesos de especialización económica
tuvieron repercusiones incluso en los aspectos sociales de las tribus y en el
quehacer político de los líderes étnicos.
Los miembros de la toldería habrían estado
emparentados entre sí, de manera tal que es posible hablar de familias
extensas. También se destaca la presencia de cautivos y agregados ya sea indios
o blancos que se incorporaban a la toldería y desempeñaban diversas tareas para
el cacique que los acogía en su tribu.
Las tolderías conformaban en su totalidad un
linaje que se mantenía cohesionado por un antepasado común y definían su
identidad bajo un gentilicio compartido. El jefe de familia que tuviera el
grado de consanguinidad más próximo a aquel antepasado común solía aspirar al
cargo de cacique de la tribu:
Piden, pues, los caciques [Chayunduya y Marique] primero que se les pague a los que han
estado presos, o se los vuelva, si no los caballos, los ponchos y ropa… piden que se averigüe y castigue
a los matadores de estos dos indios: ellos dicen que cerca de la estancia de
Villoldo hay unas chácaras y que en ellas los han muerto: no sé yo, de dónde
tienen esta noticia; lo cierto es, que si ellos averiguan ser así, y que no se
han castigado los matadores, aquellos chacareros tarde o temprano serán muertos
a manos de indios.[38]
Los caciques aprendieron a negociar y
adquirieron rápidamente conocimiento acerca de aquellos comportamientos
considerados reprobables por el mundo blanco que ameritaban una sanción jurídica
y que incluso bajo la cosmovisión indígena eran rechazados por lo cual solían
concluir en un “ajuste de cuentas” para vengar la muerte de los miembros de su
tribu.
La prosperidad de las tribus de Nor-Patagonia
y Pampa dependía, en gran parte, de que los caciques lograsen exitosos malones
y que contasen con tropillas de ganado. Por ello los procesos de
especialización económica fueron de vital importancia.
La
negociación política como expresión de resguardo de los intereses comunitarios
indígenas
Las sociedades indígenas supieron aprovechar
los momentos de negociación política y celebración de parlamentos con los
hispanocriollos para generar márgenes de acción ante la dominación colonial a
fin de preservar el funcionamiento del circuito del ganado.
En este contexto cobran importancia las Paces
de Casuhati celebradas entre los Bravos y las autoridades de Buenos Aires en
las cuales se nombra a Cacapol como “maestre de campo de toda la sierra”
consolidándose su rol de mediador y guardián del espacio valliserrano. También
se especifica que se aceptará que éste, sus amigos y aliados se establezcan en
la zona y que las autoridades coloniales permitirán el funcionamiento de la
feria de los ponchos (Feria del Chapaleofú) siempre y cuando los Bravos den aviso
previo a los padres jesuitas de la reducción de los indios Pampas.
Ello se hace evidente en algunos incisos de
las Paces de Casuhati:
El cacique Brabo, y los demás caciques amigos pondrán sus
tolderías en el Tandil y Cayrú, y cuando llegare el tiempo de la feria de los
ponchos, darán aviso a los padres misioneros de la reducción de los indios
Pampas, para que se de esta noticia al Sr. Gobernador que la feria de los
ponchos siempre se ha de hacer en el Tandil y Cayrú, los indios amigos podrán
bajar, y visitar a los indios de la reducción de los Pampas, cuando quisieren,
con tal que no hagan molestia ni a los Padres misioneros, ni a los Indios de la
reducción.[39]
Si bien para Araya y Ferrer[40] la feria se habría
desarrollado durante la primera mitad del siglo XIX, nuestra propuesta coincide
con los aportes de Pedrotta[41] quien sostiene que, acorde a los documentos, la feria habría
funcionado a partir de la segunda mitad del siglo XVIII y estaría vinculada a
una serie de corrales de piedra situados en la porción central del sistema
Tandilia. Las parcialidades tehuelches, pampas, serranas y araucanas
confluyeron en la zona y aprovechaban las manadas de caballos cerriles, criaban
rodeos y majadas propias y participaban activamente de las redes comerciales. Aspectos
que también ha destacado Mazzanti[42].
Repensando
el concepto de “pedir con vuelta”
Los líderes étnicos desempeñaron un rol
importante en la organización del circuito doméstico y el circuito del ganado.
Mandrini[43] sostiene que éstos fueron, durante el siglo XIX, los gerentes de
un mecanismo de gran importancia que alimentaba la legitimidad de su autoridad
y a la vez garantizaba la reproducción social de la tribu. Se trata de un
sistema de reciprocidad diferida o procedimiento de tipo redistributivo que
afianzaba el poder tribal denominado “pedir con vuelta”. El cacique se
comprometía a actuar como “facilitador” de ciertos recursos de sus parientes o
agregados a la tribu, de este modo quien lo recibía quedaba en deuda con su
líder y en caso de que le fuese imposible saldar su deuda, ésta no se olvidaba
ni perdonaba sino que se transmitía a familiares, amigos y agregados.
Para que esto fuera posible, tiempo antes a
lo largo del siglo XVIII, tuvieron lugar una serie de transformaciones
políticas que fortalecieron la autoridad de los caciques:
Ningún indio, o cuerpo de ellos puede vivir
sin la protección de algún cacique, según la ley de aquellas naciones, y si
alguno de ellos se atreviesen a hacerlo, le matarían, o cautivarían al punto
que fuese descubierto.[44]
El testimonio del padre Falkner confirma la
importancia de movilizar y redistribuir recursos entre las bases a fin de
afianzar la autoridad cacical y asegurar la reproducción social. Aquel que
aspirase al cargo, debía tener conocimientos sobre las tareas pecuarias,
capacidad organizativa a la hora de maloquear, hacerse de un buen botín
(ganado, cautivos, etc.) y capacidad de recibir y auxiliar a los agregados[45], brindar agasajos para las bases y así cooptar su voluntad:
…ordenó [Cangapol]
que inmediatamente fuera muerto un caballo y asado para nosotros [Morris y sus compañeros]; nos
alojó en su propia choza por esa noche hasta que tuviéramos construída una para
nosotros… Allí permanecimos 8 meses e invernamos… Nuestro trabajo consistía principalmente en ir a
buscar leña o agua y desollar todos los caballos que ellos mataban; y aunque
nosotros éramos sus esclavos, éramos tratados muy humanamente y no habrían
tolerado que nadie nos hiciera daño.[46]
Aquí puede apreciarse la importancia de
solventar a los agregados de las tolderías y cómo nuevamente entran en juego
las habilidades de poner en marcha esta “reciprocidad diferida” que comprometía
a la tribu a retribuir al líder étnico demostrando lealtad, respeto y
cooperación al verse “en deuda” con él.
Mandrini[47] expresa que los caciques ricos eran capaces de mantener muchos
allegados o “prestar” a quienes lo necesitaran. Ello se hace visible en el
relato del padre Falkner sobre los Bravos:
Sin embargo no tienen los caciques poder de imponer
contribuciones, ni quitar cosa alguna a sus vasallos, ni aun obligarlos a
servir tal o tal empleo, sin que se les pague, debiendo por el contrario
tratarlos con la mayor benignidad, y algunas veces aliviarlos en sus
necesidades, si no quieren que se sometan a algún otro.[48]
Finalmente, las paces de Casuhati no
prosperaron. Hacia 1750 Cangapol se encargó de ejercer presión sobre las
tolderías vinculadas a los jesuitas y decidió atacar el pueblo de la Concepción[49]. Las provisiones que los misioneros ofrecieron al Bravo ya no
eran abundantes y esto derivó en una ofensiva contra las reducciones de las
Pampas con el apoyo de los caciquillos aucas y serranos. Por ello, las
autoridades coloniales crearon la Compañía de Blandengues en 1752 y a la vez
promovieron el desarrollo de parlamentos.
La influencia de los tehuelches se fue
diluyendo producto del problema de sucesión tras la muerte del cacique
Cangapol. A partir de 1757 Rafael Yahatti se convirtió en el más importante de
los líderes étnicos pampas. Se desempeñó como representante de las
parcialidades frente a las autoridades coloniales y se abocó a la protección de
la frontera a través de la obtención de información y la movilización de
guerreros bajo su mando. Durante la segunda mitad del siglo XVIII, los caciques
supieron combinar con mayor facilidad acciones de ataque con momentos de
negociación y despliegue discursivo.
Cutrera, Morrone y Néspolo[50] destacan el rol de interlocutor y negociador de paz del cacique
Rafael Yahatti y admiten que los caciques de este linaje no siempre se
manifestaron como líderes amigos o aliados. Para preservar su autonomía
política recurrieron a diversas estrategias. Mientras Joseph Yahatti se
desenvolvió en primera instancia como amigo y luego enemigo irreconciliable,
Felipe Yahatti aparece en escena, hacia 1749, como el cacique que se había
marchado de la reducción. A diferencia de Rafael Yahatti quien incluso fue
defendido por los propios milicianos de Luján ante los ataques de otros indios
y a la vez mantenía alianzas políticas con parcialidades
transcordilleranas:
…de los indios pampas a quienes ha comunicado como son a Yati,
Bermardo Yati, Rafael Bonetillo y otros muchos… indios muy ladinos en el castellano… nunca serán
buenos cristianos… Es cierto y le consta al declarante por habérselo dicho Yati
y los demás indios que habrán estado sujeto a la Reducción del Volcán y que… se fueron y desampararon otra
reducción y que no hay duda que este indio Don Felipe Yati es el peor enemigo y
el que invade ahora toda esta jurisdicción, y teme justamente el que declara
que por agosto este otro indio Yati en el Pago de la Magdalena en lo del inglés
W. Blanco y luego el verano se vaya al otro lado de la cordillera que así lo
tienen determinado.[51]
Durante el período analizado, el control de
la explotación del ganado o su obtención a partir de la ejecución de malones
sirvió de forma sustancial para afianzar el poder de los caciques y para el
desarrollo de un sistema redistributivo encubierto. De modo tal que la riqueza
que era concentrada por los caciques se redistribuía a través de diversos
mecanismos y así se “compraban” lealtades y adhesiones.
Conclusión
Las parcialidades pampa-serranas fueron las
protagonistas de la adopción de un modo de vida pastoril, sujeto a una serie de
movimientos previamente programados y que recurría a los corrales de piedra
para el cuidado y control del ganado que se desarrollaba a través de un
circuito doméstico y un circuito comercial. Este último se consolidó gracias a
la participación de los araucanos, tehuelches, entre otros.
Por lo tanto, la porción central de Tandilia
fue un espacio clave del área Arauco-pampeana-norpatagónica en torno a los
procesos de especialización económica que allí acontecieron y en razón de la
consolidación de los lazos interétnicos. El devenir étnico de los
pampas-serranos se modificó a partir de las estrategias de supervivencia que
desarrollaron y de la adopción de pautas y elementos culturales hispanocriollos
y araucanos.
Tal como sostiene Irianni[52] algunas parcialidades indígenas terminaron de construir y/o
fortalecer una identidad más clara a partir de su interacción con los blancos.
En este contexto debe entenderse la negociación efectuada por los Bravos como
caciques principales, en representación de las parcialidades pampas-serranas e
incluso araucanas aliadas, con las autoridades coloniales en las Paces de
Casuhati de 1742. Los Bravos se convirtieron en garantes del desarrollo de las
relaciones interétnicas y de la continuidad del flujo comercial. Cuando
Cangapol asumió el mando las paces se rompieron
dando lugar a una segunda mitad de siglo, protagonizada por alianzas
endebles y un pronunciado comportamiento ambivalente por parte de los caciques
vinculados al mundo blanco. Posteriormente este linaje entró en una crisis de
sucesión y fue reemplazado por el accionar político de los caciques Yahatti en
el escenario fronterizo.
Tal como sostiene Néspolo[53] el accionar indígena debe comprenderse a partir de la resistencia
de los nativos a perder su autonomía política y su soberanía territorial frente
a los hispanocriollos y a la vez de complementariedad, puesto que la
negociación y el intercambio comercial fueron indispensables para la
supervivencia de ambas partes.
Los caciques debieron desarrollar mecanismos
redistributivos encubiertos en el marco de estos circuitos económicos que
contribuían a mantener la legitimidad de las autoridades étnicas. La autoridad
indígena adquirió nuevas facetas, tales como la capacidad de oratoria y la
negociación con el mundo occidental.
Las transformaciones en torno a la
reproducción material indígena permitieron conectar diversos nichos ecológicos
mediante un sistema de rastrilladas y a la vez participar de los circuitos
mercantiles del mundo occidental a través de los espacios fronterizos. Esto
potenció una serie de cambios en torno a la racionalidad indígena y la
capacidad adaptativa de los grupos étnicos ante la dominación colonial.
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Recibido: 06/07/2016
Evaluado: 01/08/2016
Versión Final: 26/08/2016
[1]Esta unidad de análisis refiere a un
escenario constituido por diversas zonas ecológicas habitadas desde mediados
del siglo XVIII por indios araucanos locales y aquellos que migraron a las
Pampas y Nor-Patagonia y distintas agrupaciones del este cordillerano que
gradualmente se araucanizaron. Martha Bechis “Los lideratos políticos en el
área Arauco - pampeana en el siglo XIX: ¿Autoridad o poder?”, ponencia
presentada en I Conferencia Internacional de Etnohistoria, Buenos Aires,
1989.
[2]Raúl Mandrini. “Procesos de especialización regional
en la economía indígena pampeana (s. XVIII-XIX): el caso del suroeste
bonaerense”. Boletín Americanista, Nº
41, Año XXXII, Barcelona, 1991, pp. 113-136; “Las transformaciones de la economía
indígena bonaerense (ca.1600-1800)” en Raúl Mandrini y Andrea Reguera
(compiladores), en Huellas en la Tierra.
Indios, agricultores y hacendados en la
pampa bonaerense, Tandil, IEHS, 1993.
[3]Guillaume Boccara. “Fronteras, mestizaje y
etnogénesis en las Américas” en Raúl Mandrini y Carlos Paz (compiladores), Las fronteras hispanocriollas del mundo
indígena latinoamericano en los siglos XVIII – XIX. Un estudio comparativo,
Tandil, IEHS - UNS y UNCo, 2003.
[4]Raúl Mandrini. “Pedir con vuelta.
¿Reciprocidad Diferida o Mecanismo de Poder?” Antropológicas, Nº 1, México, Nueva
Época, 1994, pp. 59-69.
[5]Raúl, Mandrini,
Sara Ortelli. “Los “Araucanos” en las Pampas (C. 1700-1850)” en Guillaume Boccara (editor) Colonización, Resistencia y Mestizaje en las
Américas. Siglos XVI-XX. Quito, Abya-Yala, Instituto Francés de Estudios
Andinos, 2002, pp.237-257.
[6]Diana Mazzanti. Arqueología
de las relaciones interétnicas posconquista en las sierras de Tandilia, Tesis Doctoral, Buenos Aires, Facultad
de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 2007, p. 277.
[7]Se recomienda ver: Raúl Mandrini. “Procesos
de especialización regional… Op. Cit. 122; Diana Mazzanti. Arqueología de
las relaciones interétnicas posconquista en las sierras de Tandilia…Op. Cit. p. 272; Miguel Palermo. ”La
innovación agropecuaria entre los indígenas pampeano-patagónicos. Génesis y
procesos”. Anuario IEHS, Nº 3,
Tandil, 1988, pp. 43-90.
[8]Diana Mazzanti,
Carlos Quintana y Verónica Puente. “Una sociedad de hábiles creadores” en Diana
Mazzanti y Carlos Quintana, (editores). Historias
milenarias pampeanas. Arqueología de las sierras de Tandilia, Mar del
Plata, 2014, pp. 51-52.
[9]Lidia Nacuzzi. Identidades Impuestas. Tehuelches, aucas y pampas en el norte de la
Patagonia, Buenos Aires, Sociedad
Argentina de Antropología, 2005, pp. 214-216.
[10]En relación al
desarrollo de los desplazamientos programados y su vinculación a los procesos
de etnogénesis que acontecieron en torno a la identidad pampa-serrana se
recomienda ver: Carla Dátola. “La construcción de la identidad étnica de los
pampas-serranos de la porción central del sistema Tandilia: un caso de
etnogénesis”. Claves para Comprender la
Historia, Nº 50, Año VI, Santiago del Estero, MCR editora, 2016.
[11]Diana, Mazzanti. Arqueología
de las relaciones interétnicas…, Op.
Cit. p. 276.
[12]Carta del Padre Matías Strobel al Padre
Jerónimo Rejón, su sucesor en la reducción de las Pampas. Pilar, 14 de enero de 1748. Carlos Leonhardt SJ “La misión de indios Pampas. La región de Mar del Plata y del sur de la
provincia de Buenos Aires hace dos siglos”. Estudios, Nº 26, Buenos Aires, 1924,
p. 449.
[13]Guillaume Boccara.
“Fronteras, mestizaje… Op. Cit. p. 14.
[14]Leonardo León
Solís. Maloqueros y conchavadores en
Araucanía y las Pampas, 1700-1800. Chile, Ediciones de la Frontera, Serie
Quinto Centenario, Vol. VII, 1991.
[15]Fabián Arias. “Fronteras interétnicas en el
espacio de las Pampas durante la primera mitad del siglo XVIII. El caso del
linaje de los caciques Bravos y sus relaciones interregionales”. Anuario Escuela de Historia Nº 24, Rosario, Facultad de Humanidades y
Artes, Universidad Nacional de Rosario, 2011 pp. 121-146.
[16]Raúl Mandrini “Pedir con vuelta ¿Reciprocidad Diferida..., Op. Cit. p.
63.
[17]Diana Mazzanti. Arqueología
de las relaciones interétnicas…, Op.
Cit. p. 278
[18]Eduardo Crivelli Montero. “Malones: ¿saqueo o estrategia? El objetivo de las
invasiones de 1780 y 1783 a la frontera de Buenos Aires”. Todo es Historia, Nº 283, Buenos Aires, 1991, p. 24.
[19]Ídem p. 10
[20]Declaración del cautivo Pedro Pablo
Maldonado, agosto de 1783. Carlos Mayo. Fuentes
para el estudio de la frontera. Voces y testimonios de cautivos, fugitivos y
renegados (1752-1790), Mar del
Plata, Área Editorial Departamento de Historia, Facultad de Ciencias Humanas,
Universidad Nacional de Mar del Plata, 2002, p. 50.
[21]Raúl Mandrini. “Las transformaciones de la economía indígena…Op. Cit. p.
46; “Pedir con vuelta ¿Reciprocidad Diferida..., Op. Cit. p. 66.
[22]Diana Mazzanti.
“Los pueblos originarios de las sierras y llanuras orientales“, en Pablo Zubiaurre (coordinación), Historia de Balcarce. Los Orígenes, Balcarce,
Municipalidad de Balcarce, 2006, pp. 73-93; Arqueología de las relaciones
interétnicas…, Op. Cit. p.
278.
[23]Joseph Sánchez
Labrador SJ. El Paraguay Catholico. Los
indios Pampas-Puelches-Patagones, Buenos Aires, Viau y Zona, (1936 [1772]), p. 34.
[24]Eduardo Ferrer y
Victoria Pedrotta. Los corrales de
piedra. Comercio y asentamientos aborígenes en las sierras de Tandil, Azul y
Olavarría. Tandil, Crecer, 2006.
[25]Victoria Pedrotta. “Reandando los caminos al
Chapaleofú: viejas y nuevas hipótesis sobre las construcciones de piedra del
sistema Tandilia”. Memoria Americana, Nº
21, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires,
2013, pp. 269-295.
[26]Diana Mazzanti.
“Los pueblos originarios de las sierras…, Op. Cit. p. 82.
[27]Gladys Varela y Carla Manara. “Desde la Periferia a los Centros de
Poder. Las relaciones interétnicas y sus articulaciones en las fronteras
surandinas” en
Raúl Mandrini y Carlos Paz (compiladores), Las
fronteras hispanocriollas del mundo indígena latinoamericano en los siglos
XVIII – XIX. Un estudio comparativo, Tandil, IEHS – UNS y UNCo, 2003, p.
177.
[28]Ídem, p. 185.
[29]Marcelino Irianni. “Una visión borrosa de los vencidos, indígenas pampeanos y medio
ambiente”. Anuario IEHS, Nº 27, Tandil, 2012, p. 247.
[30]Notificación del
Gobernador a Don Pedro Rivero {frontera de Areco}. Buenos Ayres. 9 Diz 1760, en
Archivo General de la Nación, sala IX, 1-4-1- f19. Citado por Raúl Mandrini.
“Las transformaciones de la economía…, Op. Cit. p. 44.
[31]Lidia Nacuzzi. Identidades Impuestas…, Op. Cit. p.
103-141.
[32]Consulta de su Rev. Padre Provincial Antonio
Machoni si era conveniente, que por cuanto el Maestre de Campo no gusta que
vaya el Padre Matías Strobel con él a hablar a los caciques. 22 de junio de
1743. Carlos Leonhardt. “La Misión de
los Indios Pampas…Op. Cit. p. 447.
[33]Eduardo Crivelli Montero. “Pactando con el
enemigo: la doble frontera de Buenos Aires con las tribus hostiles en el
período colonial”, Buenos Aires, Departamento de Ciencias Antropológicas,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 2013, p. 44.
[34]José Cardiel SJ. Diario del viaje y Misión al Río Sauce, realizado en 1748, Buenos
Aires, Coni, (1930 [1748]),
p. 31.
[35]Basilio Villarino. Diario del piloto de la Real Armada, don Basilio Villarino. Del
reconocimiento que hizo del Río Negro, en la costa oriental de Patagonia el año
de 1782, Biblioteca Virtual Universal, (2003 [1782]), disponible en: http:
//www.biblioteca.org.ar/libros/92622.pdf, p. 32.
[36]Fabián Arias.
“Fronteras interétnicas en el espacio de las Pampas…, Op. Cit. p. 142.
[37]Joseph Sánchez
Labrador SJ. El Paraguay Catholico…, Op. Cit. p. 29.
[38]Estado del pueblo
de las Pampas, que da su procurador al P. Rector de la Compañía, autorizado.
Nuestra Señora del Pilar, 17 de septiembre de 1749. Carlos Leonhardt SJ. “La
Misión de los Indios Pampas…Op. Cit. p. 450.
[39]Primeros pactos con los pampas y puelches en
Buenos Ayres durante el gobierno de Miguel de Salcedo. El teniente de maestre
de campo Cristobal Cabral de Melo conviene paces en 1741. Capitulaciones de
esas naciones entre sí en 1742. Abelardo
Levaggi. Paz en la frontera. Historia de las relaciones diplomáticas con las
comunidades indígenas en la Argentina (Siglos XVI-XIX), Argentina,
Universidad del Museo Nacional, 2000, pp. 107-108.
[40]Eduardo Ferrer y José Araya. El comercio indígena. Los caminos al
Chapaleofú, Tandil. Municipalidad de Tandil, UNCPBA, 1988, pp.
17-18.
[41]Victoria Pedrotta. “Reandando los caminos al
Chapaleofú… Op. Cit. p. 281.
[42]Diana Mazzanti. Arqueología de las
relaciones interétnicas…, Op. Cit.
p. 280.
[43]Raúl
Mandrini. “Pedir con vuelta
¿Reciprocidad Diferida…Op. Cit. p. 65-67.
[44]Thomas Falkner SJ. Descripción de la Patagonia y de las partes contiguas de la América del
Sur, con estudio preliminar de Raúl J. Mandrini, Buenos Aires, Taurus, (2004 [1774]), p. 42.
[45]Marcelino Irianni.
“La Pampa, Flora, Fauna y Gente, Siglos XVIII y XIX”. Anuario
IEHS, Nº 27, Tandil, 2012, p. 205.
[46]Isaac Morris. “Una
narración fiel de los peligros y desventuras que sobrellevó Isaac Morris”, en
Milciades Vignati. Viajeros, obras y
documentos para el estudio del hombre americano, Buenos Aires, Coni, (1956 [1742]), pp. 44-45.
[47]Raúl Mandrini. “Pedir con vuelta.
¿Reciprocidad Diferida…Op. Cit. p. 66.
[48]Thomas Falkner SJ.
Descripción de la Patagonia…, Op.
Cit. p. 42.
[49]Eugenia Néspolo.
“Las misiones jesuíticas bonaerenses del siglo XVIII, ¿una estrategia
político-económica indígena?”, Revista
TEFROS, Vol. V, Nº 1, Buenos Aires, 2007.
[50]Ariel Morrone, Eugenia Néspolo y María Laura
Cutrera. “El líder étnico, liderar y liderazgo. Los Yahatti, Lepin, Juan Manuel
Cachul y Juan Catriel: hombres políticos en la frontera bonaerense”. Revista Española de Antropología Americana, Vol.
XXXIX, Nº 2, España, 2009, pp. 86-88.
[51]Declaración de
Rafael de Soto, junio de 1752. Carlos Mayo. Fuentes
para el estudio de la frontera…, Op. Cit. p. 22-23.
[52]Marcelino Irianni.
“Pensando a los indígenas pampeanos
decimonónicos. Algunas reflexiones”. Revista
Latinoamericana de Ciencias Sociales, Nº 6, Año II, Lima/Buenos Aires,
ILLAPA, 2009, p. 96.
[53]Eugenia Néspolo.
“Las misiones jesuíticas… Op. Cit. p.30