Reseñas
bibliográficas
Canavese Mariana, Los usos de Foucault en la Argentina: Recepción y circulación desde los
años cincuenta hasta nuestros días, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores,
2015, 219 páginas.
Michel Foucault es, sin duda, uno de los
intelectuales más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Su influencia
en los escritos académicos argentinos es notable y sus términos conceptuales
forman hoy parte del habla común de los estudios sociales. Sobre él se han
escrito numerosas críticas, resúmenes, explicaciones y hasta diccionarios, a
fin de poder arribar a una concepción más cabal de su obra. Sin embargo, la
forma en que Foucault fue leído en nuestro país permanecía hasta ahora en un
territorio rico en prejuicios, zonas intransitadas y regiones sumidas en la
niebla de la memoria. Así, este trabajo viene a echar luz sobre un territorio,
en el mejor de los casos, poco claro. Ya no se trata aquí de Foucault, ni
siquiera de su “influencia” en las investigaciones argentinas, sino, más bien,
de aquello que autores como Michel De Certau definirán como “apropiaciones”,
lecturas, usos.
De esta manera, Foucault se transforma
(quizás como él mismo hubiera querido) en una caja de herramientas con las
cuales construir nuestra visión del mundo, desde nuestro lugar y en nuestro
tiempo. Este trabajo de investigación parece hablarnos menos de Michel Foucault
que del campo intelectual argentino. La investigación de Mariana Canavese es
una suerte de historia intelectual con Foucault como eje y excusa. Alrededor
suyo se forma una estructura de espiral sin centro en donde con cada nuevo
período, cada nueva problemática, se construye a partir de su obra algunas
veces con referencias al pasado pero, más usualmente, desde un lugar nuevo,
inexplorado. El libro adquiere la forma de un relato relativamente cronológico
donde prima la construcción de una historia despojada de teleología y muy
dinámica.
El trabajo está estructurado en un
prefacio, una introducción, cuatro capítulos y un apéndice. Los cuatro
capítulos guardan una relación perfecta entre sí en cuanto a páginas (34 o 35
cada uno); ese férreo orden se expresará también en el rigor con que cada uno
de ellos está desarrollado. Un dato que facilita la lectura y que saludamos es
la introducción de las notas al pie en reemplazo de las notas al final del
libro, una decisión editorial acertada por parte de Siglo Veintiuno. Con ello
no perderemos detalle a la vez que nuestra lectura será igual de fluida.
El prefacio funciona a modo de declaración
de intenciones donde podemos ver la influencia no sólo del citado De Certau
sino también de Roger Chartier, en cuanto a la preocupación en la lectura, los
usos, la recepción de eso que se lee como una parte fundamental de la misma
obra.
La introducción nos demuestra hasta qué punto
la autora es consciente de los problemas que subyacen a su trabajo pues, además
de explicitar fuentes y metodología, no le escapa a una cuestión central: ¿Cómo
hablar de un autor que intentó quebrar la noción de autor? ¿Es obligatorio un
análisis “foucaultiano” de la obra de Foucault? Lo más importante en cuanto a
lo metodológico es la idea de que cada receptor es sólo estudiable en su
función de emisor. Esta idea es la que, a la postre, hace posible este trabajo.
El primer capítulo, que analiza las primeras
apariciones de Foucault en el campo académico argentino se vuelve una suerte de
historia editorial, en donde son tan importantes las ediciones y traducciones
como los autores abrevaron en la obra del intelectual francés. En estas
primeras lecturas, provenientes de la psicología, se trazará una equiparación
entre anti-peronismo y modernidad. Profusa en entrevistas, estas adquieren una
relevancia y uso muy distinto de acuerdo a su grado de certeza o el objetivo
que persigue la autora con cada una. Las más dudosas en cuanto a su veracidad,
teñidas quizás por lo difuso de la memoria, quedan como nota; las más veraces o
las que se muestran evidentemente contradictorias se inscriben en el cuerpo del
texto. Lo que queda soslayado aquí, o insuficientemente trabajado, son las
lecturas de Foucault que hicieron los grupos que luego se lanzarán a la lucha
armada.
El segundo capítulo es probablemente el más
sorprendente en cuanto a prejuicios o ideas instaladas. A partir del estudio de
la circulación de los textos de Foucault durante la última dictadura, saltan a
la vista no sólo una lectura más profusa de la que podíamos llegar a suponer
dado el grado de represión, sino que esos mismos textos aparecieron incluso en
revistas que adherían a la ideología del régimen. En el capítulo cuatro, una
cita de Oscar Terán confirmará ese prejuicio. Aquí se abandona parcialmente la
historia editorial por un análisis más histórico y más centrado en las
prácticas de lectura y circulación.
Luego de la vuelta a la democracia, en el
interior de la izquierda se produce una crisis que invita a rever posturas
evaluar prácticas tanto pasadas como futuras. Dentro de esa coyuntura se
inscribe el tercer capítulo, que cuenta con una extensa introducción sobre las
discusiones entre el marxismo y Foucault. Ello, más las profusas explicaciones
terminológicas terminan de privarnos de un análisis profundo de los usos como
en los otros capítulos. Se reducen la cantidad de autores analizados y se
aprecia una estructura circular ya que vuelven a aparecer actores ya analizados
pero transformados por el devenir histórico.
El último capítulo aborda los usos de
Foucault a finales de la década de 1980 en donde se hará una nueva lectura del
autor a partir de la marginalidad, la diferencia y la exclusión: es el Foucault
“posmoderno”. Al ampliarse las temáticas y los actores que utilizan al filósofo
(los movimientos sociales, por ejemplo), también lo hará variedad de fuentes
que usa la autora para dar cuenta de ese proceso. Entonces, programas de
televisión, letras de canciones y notas a músicos se pondrán a la altura de
libros, conferencias y escritos académicos. También se aborda, rompiendo la
cronología, la muerte del autor (y no en términos foucaultianos) y su
repercusión. A su vez, aparece una perspectiva más federal, al dar cuenta de
los usos en las universidades de las distintas provincias, aunque este análisis
queda por demás escueto.
El epílogo busca dar cuenta de un futuro
trabajo, en donde se trabajarán las lecturas más próximas a nuestro tiempo. A
pesar de contar con dos conceptos directrices para estructurar el relato, esta
última parte se vuelve caótica, a diferencia de la claridad y orden que priman
en el resto del libro.
En resumen, el trabajo intenta estructurar
las lecturas que de Michel Foucault se han hecho en la Argentina a partir de
una serie de personificaciones del autor que darán la temática a cada capítulo:
Foucault estructuralista, el Foucault del encierro, el del poder y el de la
diversidad, el posmoderno. Usando esta herramienta el relato se vuelve ágil y
ameno, siendo más una historia intelectual de la segunda mitad del siglo XX
argentino que una historia del autor francés y sus libros. Este tipo de
estudios ayudan a dar cuenta la manera personal y particular de apropiación del
mundo intelectual (frecuentemente europeo) con el propósito de entender nuestra
singularidad como argentinos primero y como latinoamericanos luego y dar más
valor así a las ideas emanadas de nuestro territorio rompiendo el
eurocentrismo.
Martín Miguel Pereira
Universidad Nacional de Tres de Febrero,
Argentina
mpereira91@hotmail.com
OLIVERA, Gastón Alejandro, Wilhelm Vallentin y el proyecto de colonización
del Chubut bajo el signo del Kaiserreich, 1890 – 1914, Buenos Aires,
Prometeo, 2015, 192 páginas.
Un reciente balance de la historiografía
argentina escrito por Ernesto Bohoslavsky[1] da cuenta, a partir del incremento
presupuestario destinado a ciencia y técnica en la Argentina de los últimos
años, de un proceso de consolidación de la historiografía profesional y el
surgimiento de nuevos temas de análisis. Este es el contexto en el cual surge
el libro de Gastón Olivera, fruto de su tesis de Licenciatura en Historia
defendida en la sede Trelew de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan
Bosco, premiada en las Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia de
Mendoza en 2013, y publicada recientemente por la editorial Prometeo.
Al situar su trabajo en el contexto
historiográfico patagónico, su apuesta es fuerte: denuncia un límite de la
visión clásica de la historia regional, esto es, pensar de manera persistente a
la Patagonia como un “desamparo”, y a la llegada de los colonos o inmigrantes
como la génesis histórica de la región. En este sentido, el autor busca
desmontar el funcionamiento de la historia galesa como relato guía del pasado y
constructora de la identidad chubutense.
El libro aborda el proyecto alemán de
fomento de la emigración en regiones que no supusieran un riesgo para la
“alemanidad” a principios del siglo XX a través del viaje, el proyecto y la
escritura de un agente imperial llamado Wilhelm Vallentin. Estamos en presencia
de un estudio del fenómeno del imperialismo alemán en la Patagonia, escasamente
tratado en las publicaciones en español.
Dicho proyecto de colonización estaba imbuido
de una visión racial o cultural esencialista que veía con alarma el proceso de
absorción de la germanidad, por ejemplo, en Estados Unidos. De allí su
propuesta de reorientar la emigración alemana hacia Sudamérica, en particular a
la Patagonia por ofrecer factores favorables para la aclimatación de las razas
europeas y su desarrollo económico. Este redireccionamiento implicaba asumir el
compromiso de servir a la patria en la nueva tierra, y para ello había que
organizar internamente esa emigración para consolidar los objetivos
imperialistas.
A comienzos del siglo XX, se reactualizó el
debate en Alemania sobre qué tipo de política exterior llevar adelante, en
donde surgieron partidarios de una anexión del espacio sudamericano. En este
contexto la obra de Vallentin se constituyó en un alegato en pos del
redireccionamiento de la política imperialista alemana, hasta entonces centrada
en Asia y África. Lo que muestra el libro es la confrontación con el
imperialismo británico a lo largo del mundo, y la Patagonia es el lugar donde
proseguir esa lucha. Lo que estaba en juego era el éxito del imperialismo
alemán, y para lograrlo no debían perderse mercados considerados estratégicos,
tal como había sucedido en la experiencia sudafricana. Vallentin abogaba por una
actualización del imperialismo alemán en sus presupuestos, objetivos y medios,
y esta fue para Olivera la característica definitoria de su intervención
intelectual.
Además el análisis de los escritos de
Vallentin permite examinar sus representaciones del espacio patagónico en su
cometido político imperial, y a partir de allí conocer el perfil que asignó a
su proyecto de colonización del escenario que visitó e imaginó como el
apropiado para la colonización germana: el valle del río Pico en el Territorio
Nacional de Chubut.
Este agente imperial recibió una vasta
formación en la administración del estado, para posteriormente ingresar al
Ministerio de Asuntos Coloniales de su país. Tuvo una activa participación en
el denominado Congreso Colonial alemán, lugar desde el cual se promovía el
aprovechamiento de las ciencias para los intereses coloniales y ultramarinos.
En su estadía en la Argentina se valió de importantes vínculos diplomáticos,
económicos y militares estrechados entre el estado alemán y el argentino, fruto
de la germanización del ejército nacional, determinante en esa coyuntura para
la represión anti obrera.
A
lo largo de la obra se observa el interés
por resituar la historia regional patagónica en contextos
globales a través del
análisis de la experiencia del agente imperial. Esto implica que
el autor no
presenta a Vallentin en el sur como un sujeto aislado, estos es, como
un
“viajero romántico”, un
“excéntrico” o un “Pioneer”,
visión a la que nos tiene
acostumbrada la historiografía no profesional. A través
del estudio de su
figura se puede ver como la Patagonia estaba articulada con el proceso
de
expansión imperialista de las grandes potencias. A diferencia de
aquellos
autores que interpretan la llegada de Vallentin al valle del río
Pico como el
encuentro con una “paz añorada en el ocaso de su
carrera”, para Olivera se
trató de “su primer gesto imperial en tierras
patagónicas”.
Asimismo, a través de Vallentin podemos
conocer la ventaja del imperialismo británico por sobre el alemán. Para el
agente imperial, Alemania “aún no era todo lo que merecía”, de allí que adhería
a la postulación de la emigración como factor económico y político de primer
orden. Sin embargo, a diferencia de la visión de futuro del imperialismo
británico, Vallentin lentamente irá concluyendo que Alemania no pudo obtener
éxito similar debido al resquebrajamiento interno y al desinterés de los
emigrantes alemanes por las colonias. La experiencia de la colonia sudafricana
había demostrado que la burguesía alemana dejó arrebatarse esos mercados
importantes para la economía de exportación alemana.
Vallentin advierte claramente, desde el
punto de vista de la geopolítica alemana, la relevancia que un eventual control
de los territorios sudamericanos podía tener para el futuro del imperio. Debían
controlarse estos nuevos territorios sureños para desarrollar el pueblo alemán
como una verdadera potencia de primer rango, sobre todo a partir de la activa
presencia inglesa y norteamericana en Chubut, que llevaban la delantera. Pero
la colonización implicaba en este contexto multiplicar las fundaciones de
colonias a partir del trabajo conjunto de todos los alemanes. La falta de
iniciativa de los capitalistas o emprendedores alemanes en Sudamérica y
Argentina no mostraba un panorama alentador.
El proyecto de colonización ideado por
Vallentin consistía en formar un área de exportación o venta por medio de un
espacio de asentamiento, para el cual se apeló al capital alemán para la
concreción de emprendimientos agrícolas o industriales. Asimismo, esas colonias
debían garantizar no sólo condiciones económicas, sino también la posibilidad
de preservar sus atributos germanos, pues lo que se quería evitar es que fueran
absorbidos culturalmente. Era prioritario para ese modelo de colonización
alemán el fortalecimiento de un “lazo nacional”, un vínculo inmanente ya no con
la tierra natal sino con la esencia alemana. Esta prioridad estribaba en que
Alemania entendía que su inteligencia y espíritu emprendedor solamente habían
servido al crecimiento de potencias rivales.
Otro de los aspectos que aborda el libro es
la escritura de este agente imperial. La misma refleja el discurso europeo
occidental de dominación, pues genera condiciones de posibilidad para la
colonización alemana. En este sentido, Vallentin se posiciona en una
perspectiva imperial, presentando en 1905 (a través del primer escrito dedicado
a Chubut) a la Patagonia como una tierra promisoria y en disputa, un territorio
que había que ganar. Claramente la escritura aquí adquiere otro sentido: no
sólo es una descripción científica de las condiciones naturales y
socioeconómicas reinantes, sino que además logró transformarse en un poderoso
alegato en pos del redireccionamiento de la política imperialista. De allí que
Olivera hable del libro como “panfleto imperial”.
En el abordaje del contacto del agente con
el gobierno argentino, a través de la entrevista con el Ministro de agricultura
Damián M. Torino, se ven tanto los límites como la fortaleza del estado, que
pide primero colonos pero que conserva como reaseguro el otorgamiento de
títulos de propiedad. Asimismo, es interesante el análisis del informe del
inspector de Tierras Javier Marrazzo, realizado en Río Pico con motivo de
examinar la concesión de tierras otorgada por el estado nacional a Vallentin. A
partir de dicha narración podemos acceder al discurso de la nación en un
funcionario, que enfatiza en la imagen de desierto para representar la
Patagonia. También es posible inferir de qué manera tanto los agentes del
estado argentino como de otras potencias extranjeras apelaban a la imagen de
“vacío”, en el esfuerzo por gobernar tierras, pueblos y cuerpos, disputándose
el sentido mismo de sus presencias en esos espacios.
Por último, el proyecto de colonización
alemán llevado adelante en Chubut muestra de qué manera la economía política se
combina con la idea racial dando nueva fuerza a la idea de nación. Dicha
colonia fue concebida como parte de una concepción geopolítica y racializada,
que juzgaba a las corrientes de emigración como uno de los principales factores
en la política del nuevo siglo. Y su conformación era entendida, como un
eslabón más para el fortalecimiento de la propia nación en vistas de la
ineludible lucha entre razas que debía acontecer en lo sucesivo.
A continuación presentaremos nuestra
valoración final. El libro puede incluirse dentro de una historia intelectual
de las disputas imperialistas en Patagonia. En este sentido, dialoga con los
estudios sobre prácticas intelectuales y las narrativas regionales en
Patagonia. Esta perspectiva se presenta prometedora para continuar realizando
una cartografía de las formas en que las agencias imperialistas circulaban en
Patagonia, tal como anuncia el autor en el tramo final del libro.
En segundo lugar, el libro constituye una
nueva mirada de la historia patagónica enmarcada en un particular contexto
global que permite entender que el sur argentino fue también parte de la
disputa imperialista.
En tercer lugar, permite comprender el
fenómeno del imperialismo alemán a través del estudio de la vida de un agente
imperial. El libro muestra de qué manera estos relatos de viaje produjeron
sentidos y constituyeron visiones y representaciones del espacio explorado. El
abordaje como género biográfico de la experiencia de Vallentin también
posibilita reformular preguntas en el sitio del actor dentro del movimiento
general de la historia. Asimismo su producción escrita permite conocer su
proceso de construcción como agente imperial.
Finalmente, aporta una mirada más compleja
de estos procesos, alejándose del abordaje de la historia contemporánea como
compartimentos aislados. En definitiva, esta obra puede ser leída tanto en una
cátedra de historia regional patagónica, como en aquella dedicada al estudio de
los procesos históricos europeos del siglo XIX.
Gabriel Carrizo
Instituto de Estudios Sociales y Políticos
de la Patagonia (Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco /
Universidad Nacional de la Patagonia Austral)
Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina
gabo.carrizo@gmail.com
ARGIROFFO, Beatriz Elena y SCALONA, Elvira Juana (compiladoras), Educación Sexual Integral y enseñanza de
las Ciencias Sociales. Enfoques, sujetos y objetos para su abordaje en la
escuela secundaria. 1ª ed. Rosario: AMSAFE-COAD. 2016, 176 páginas.
Nuestro presente sitúa a las preocupaciones
en torno a las relaciones entre los géneros y las marcas de la diversidad
sexual como ejes relevantes, manifiestos y claves que el sistema educativo en
general recuperó en términos legales y curriculares. Justamente, el libro que
reseñaremos es una compilación realizada por dos profesoras de historia,
Argiroffo y Scalona, preocupadas por activar los objetivos del Programa
Nacional de Educación Sexual Integral (ESI). Así, invitan a un conjunto de
docentes en ejercicio para realizar un ejercicio de reflexión teórica y una
apuesta a las intervenciones prácticas en las clases de Ciencias Sociales,
enfatizando la disciplina historia debido a que las involucradas son Profesoras
de Historia.
“Educación Sexual Integral y enseñanza de las
Ciencias Sociales. Enfoques, sujetos y objetos para su abordaje en la escuela
secundaria”, llega a las
manos del lector para situar a la ESI, como bien lo expresa Scalona en la
introducción del libro, a modo de currículum; selección cultural cuyos planteos
advienen con las intenciones de adentrarse en las planificaciones de los
docentes que a diario deben adecuar sus saberes y prácticas áulicas al servicio
de su alumnado, y al momento de tratar sobre dichos temas. Es en la parte preliminar
del texto, como dijimos, donde Elvira Scalona va a presentar lo que las páginas
posteriores desarrollan: un conjunto de estrategias y contenidos de enseñanza
destinados a renovar los existentes y orientar a aquellos docentes que se
desempeñan cotidianamente en los salones de clases con adolescentes, como así también
a aquellos que en el interior de los profesorados se están formando para a
futuro ocupar los mismos puestos.
No quedan dudas de que la obra posee un
enfoque didáctico. En sus páginas exhibe los modos de abordar la enseñanza
sobre temas socialmente significativos, tocantes a la sexualidad por ejemplo,
para garantizar un derecho fundamental de niños, niñas y adolescentes a la vez
que avalar la lucha contra situaciones de violencia, discriminación, en defensa
por el respeto a la diversidad.
En el mes de
octubre se cumplen diez años de la sanción de la Ley 26.150 de Educación Sexual
Integral, y puede encuadrarse la presente obra (editada por AMSAFE Rosario y
COAD) no sólo como una valiosa herramienta de intervención didáctica
orientadora de los accionares de los docentes, sino también como punto de
referencia para discurrir acerca de las prácticas que tienen lugar en los
salones de clase y las producciones de saberes allí efectuadas hasta entonces,
junto a la profusión de lo que aún queda por realizar en defensa de los
derechos humanos.
El libro está compuesto por ocho capítulos.
Estos, en su mayoría, abordan diferentes temáticas respondiendo a contenidos
primero, luego a sugerencias teóricas para su abordaje, actividades y recursos,
y por último, y en algunos casos, a otras actividades. En el primer capítulo,
“Un abordaje teórico necesario para pensar la Educación Sexual Integral en las
Ciencias Sociales” está a cargo de Beatriz Argiroffo. La autora abre una serie
de conceptos que apunta a desnaturalizar los lugares comunes asignados a las
mujeres. Para pensar la problemática, la autora interpreta las claves que se
utilizan para enseñar historia e invita a transmitir una historia con mujeres..
Finalmente, y después de analizar detenidamente la ESI, Argiroffo apunta a
utilizar dicha normativa dentro de la escuela como institución de la sociedad
responsable de la aplicación de la presente ley, incluida en el marco de la
enseñanza de las Ciencias Sociales.
El segundo capítulo, escrito por Alejandra
Pistacchi y denominado: Los derechos
políticos de las mujeres en Argentina desde la Ley Sáenz Peña hasta el primer
gobierno peronista, exhibe una temática que puede ser desarrollada por
varias asignaturas circunscritas dentro de lo que para el currículo actual del
nivel medio se incluye dentro de las Ciencias Sociales; Historia, Formación
Ética y Ciudadana, Ciencias Políticas, Construcción de la Ciudadanía y
Derechos, entre otros. Sugiere Pistacchi abordar estos temas con el estudio de
la aparición de los derechos políticos de la mujer a lo largo del siglo XX. Con
el fin de comprender además nociones como femineidad, masculinidad, ciudadanía.
A continuación, da a conocer posibles fuentes con las cuales los alumnos
podrían trabajar y conjeturas que en base a éstas podrían emerger.
El capítulo tres, “La mujer en el mercado
de trabajo. La Argentina del modelo agroexportador”, corresponde a Flavia
Mansilla. La autora propone revisar el modelo agroexportador argentino junto a
la mujer y su inserción en el mercado de trabajo, entre los años 1880 y 1922,
período de duración de un momento altamente conflictivo para la comunidad
obrera de nuestro país. Al igual que Pistacchi, y luego de un pormenorizado
tratamiento teórico sobre el abordaje, Mansilla elige una serie de fuentes
acompañadas por diferentes actividades que ayudan a los estudiantes a
reflexionar sobre, por ejemplo, las condiciones de trabajo y de vida de las
obreras hacia fines del siglo XIX y principios del XX.
Serán Claudia Etcharry y Beatriz Argiroffo
quienes en el cuarto capítulo (Las reinas del hogar: las revistas femeninas de
los 60. Cambios y continuidades en los modelos de domesticidad) propondrán el
trabajo en las aulas con revistas femeninas de la década del sesenta y los
modelos de domesticidad que las mismas permiten dilucidar. Y desencadenado a
dicho tópico el capitalismo, el desarrollismo, los medios masivos de
comunicación, las industrias culturales, los roles de género. Estas profesoras
además de preguntarse críticamente sobre estas cuestiones, plantean debates
teóricos que giran en torno al tema, presentando, entre otras cosas, imágenes
de revistas de la época que visibilizan los estereotipos de belleza femenina
que se promovían con las publicidades, la construcción artificial de dicha
belleza gracias al uso de productos cosméticos, etcétera. Finalmente, y dentro
del título otras actividades, se
convoca a los alumnos a investigar sobre los consumos femeninos promovidos en
ese lapso de la historia argentina por los medios de comunicación, y se insiste
en determinar a partir de ahí los cambios y continuidades que pueden
establecerse, por ejemplo, entre pasado y presente.
El capítulo número cinco, “Las Madres de
Plaza de Mayo. Socialización y politización de la maternidad”, queda en manos
de Marianela Scocco, quien emprende el tratamiento del tema: la última
dictadura militar argentina. Y escoge como contenidos principales el plan
sistemático de desaparición de personas con su consecuente respuesta a esa
política represiva, los organismos de derechos humanos que se resisten, como
las Madres de Plaza de Mayo, y la socialización y politización de la
maternidad. Aquí la autora hace hincapié en tres lineamientos de la ESI y se
centra en responder a los mismos haciendo conjugar contenidos y actividades.
Aclara que escoge a las Madres por constituirse en modelo de ruptura con las
opiniones dominantes acerca de los roles de género, el poder patriarcal.
Posteriormente a entender a la dimensión política como constitutiva de la
subjetividad femenina, surgida en la facultad de ser madre, la profesora ayuda
a pensar en los desaparecidos como quienes habilitaron un cambio en la
apreciación y el significado sobre la llegada de sus madres al espacio público
(siendo esto lo más relevante de la lucha y constitución de este colectivo).
Scocco socializa una gran variedad de recursos y actividades para utilizar,
como así también sitios recomendados y enlaces de interés sumamente
provechosos.
Al situarnos en el sexto capítulo nos
encontramos con el tratamiento de la infancia de manera transversal, pensándola
a modo de una categoría analítica capaz de reconstruir las huellas que dejó la
niñez a lo largo de la historia. Bajo el título “Infancia(s), una categoría
analítica para reconstruir las huellas de los/as niños/as en la historia”,
Mariana Ponisio reflexiona acerca de dicho concepto. Con actividades muy claras
y auténticos recursos, como ser las imágenes, Ponisio nos presenta las infancias delimitadas en las
características de las sociedades del Antiguo Régimen y las sociedades modernas
del siglo XIX, pasando por la Edad Media y dirigiéndose más tarde a la sociedad
occidental moderna y patriarcal, junto a los restos que de ésta hay en la
actualidad. Dentro del enunciado otras
actividades, Mariana Ponisio despliega ejercitaciones que se dirigen a
relacionar la infancia con el trabajo, el proceso de socialización de los
géneros a partir del juego, la división sexual del trabajo, entre otros
ejemplos más.
El penúltimo capítulo, el siete, se
denomina “Cartas de mujeres atravesando tiempos y espacios” a cargo de Cecilia
Molla. Después de presentar una serie de consideraciones en torno al género
epistolar, la autora efectúa un completo estudio de correspondencias que van
desde el siglo XVIII a.C., hasta el siglo XX d.C. Fragmentos de documentos que
funcionan a modo de medios por los cuales llevar a cabo las actividades que
Molla formula, diagraman un completo capítulo que llega a su fin con un
conjunto de epistolarios de famosas mujeres recomendados para trabajar sobre la
temática.
Es Verónica Correa quien escribe el octavo
y último capítulo: “Modelos socio-culturales de género e identidades”. Dentro
de los contenidos a abordar enumera cultura, identidades y diversidades, y
argumentos que ella prefiere hacer girar en torno a estos tres conceptos. La profesora Correa define, con la ayuda de
reconocidos autores, heterosexualidad y cultura de manera precisa, luego
presenta actividades que permiten operacionalizarlos con miras a una toma de
conciencia sobre los mismos. Y, por último, esboza un completo glosario de
hacedera lectura para el alumnado en general.
El libro culmina con un anexo de la Ley
26.743 de Identidad de Género y la 26.618 de Matrimonio Civil. Adjunto a esto
el lector podrá disponer de una completa bibliografía que a continuación invita
sino continuar con la obra, a comprometerse activamente con la enseñanza de
estos contenidos en las clases de Ciencias Sociales que lo requieran.
Educación
Sexual Integral y enseñanza de las Ciencias Sociales. Enfoques, sujetos y
objetos para su abordaje en la escuela secundaria es un libro de lectura ágil, didáctica y
propositiva que invita a los docentes a enseñar los contenidos sociales con una
perspectiva de género. La riqueza de este libro es la clara armonía entre la
propuesta teórica y el esfuerzo puntual por pensar su llevaba al aula. Por lo
tanto, es una obra que los docentes debemos leer con mitas a construir una
educación igualitaria, inclusiva y con respeto a las identidades.
Agustina Mosso
Facultad de Humanidades y Artes (Universidad
Nacional de Rosario), Argentina
agustina_mosso@hotmail.com
[1] Ernesto Bohoslavsky. “Cambios en la
historiografía académica en Argentina (2001-2015)”, Historia da Historiografía, Ouro Preto, n° 20, abril, pp. 102-120,
2016.