El ocaso de Laguna Paiva, “la ciudad del riel”.
Repercusiones y representaciones de los trabajadores ferroviarios sobre el
cierre de los talleres
The decline of Laguna
Paiva, "the Rail Town". Its Impact and the railway workers’
representations of the closure of the workshops
Luisina Agostini[1]
Universidad
Nacional del Litoral, Argentina
luisinaagostini@gmail.com
Carolina Brandolini[2]
Universidad
Nacional del Litoral,
Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina
carobrandolini@gmail.com
Resumen
La
privatización de la empresa estatal Ferrocarriles Argentinos llevada a cabo a
principios de 1990 afectó profundamente a la localidad santafesina de Laguna
Paiva. La actividad industrial ferroviaria constituía el eje de la estructura
económica y de la vida social de esa ciudad. El cierre de los talleres
transformó este escenario de forma radical, proceso que impactó negativamente
en el tejido social de la localidad. Desde entonces, la desindustrialización,
la desocupación y la precaria situación socioeconómica se convirtieron en
problemáticas centrales de Laguna Paiva. En este sentido, analizamos la diversidad de representaciones en torno a las repercusiones negativas que el
cierre de los talleres generó en los ex trabajadores ferroviarios. Para
ello, decidimos tomar como objeto de estudio testimonios de trabajadores que atravesaron diferentes situaciones,
diferenciando tres grupos: obreros que luego de perder el trabajo pudieron
reubicarse en una cooperativa fomentada por la Unión Ferroviaria; obreros que quedaron
desocupados sin posibilidad de reinserción inmediata y, por último, obreros
desocupados que sostuvieron una militancia activa en oposición al cierre de los
talleres.
Palabras clave
Representaciones;
Memorias; Obreros Ferroviarios; Privatización
Abstract
The privatization of state-owned Ferrocarriles
Argentinos carried out at the beginning of the 1990s deeply affected the town
of Laguna Paiva in Santa Fe. The railway industrial activity was the backbone
of the economic structure and social life of the town. The closure of the
workshops changed this scenario radically, a process that had a negative impact
on the social fabric of the town. Since then, deindustrialization, unemployment
and the precarious socio-economic situation became central issues in Laguna
Paiva. In this sense, we analyze the diversity of representations of the
negative impact that the closure of the workshops produced in the former
railway workers. To do this, we decided to take
the testimony from workers who went through different situations as the
object of our study. We distinguish three groups: workers who, after losing
their jobs, could relocate in a cooperative fomented by the Railway Union;
workers who were left unemployed with no possibility of immediate reintegration
and, finally, unemployed workers who held an active militancy against the
closure of the workshops.
Keywords
En la ciudad santafesina de Laguna Paiva se
ubicaba uno de los mayores talleres de montaje y reparación de locomotoras del
Ferrocarril Belgrano, adquiriendo entonces la actividad ferroviaria en esta
localidad un carácter estratégico al ser la principal fuente de ingresos para
la población, además de operar como canal de conexión y comunicación entre
diversos puntos geográficos.
Durante la segunda mitad del siglo XX, el
endurecimiento de las políticas económicas en materia ferroviaria generó una
redefinición del lugar y función de los talleres en el sistema de transporte
del país que se orientó a la industria automotriz. Este proceso comenzó
fundamentalmente a partir de la aplicación del denominado “Plan Larkin” en
1961, siguió profundizándose con las políticas desarrolladas durante la última
dictadura militar y terminó de consolidarse a inicios de la década de 1990 en
el marco de la aplicación de las políticas neoliberales que llevó a cabo el
menemismo.
En estos diferentes contextos el movimiento
obrero ferroviario desarrolló diversas acciones colectivas en oposición a
dichas embestidas que implicaban el deterioro y la desestructuración de este
sistema de transporte y que, consecuentemente, ponían en riesgo la continuidad
de su fuente de trabajo. La huelga nacional de 1961, que duró 42 días,
constituyó una de las primeras manifestaciones de defensa del ferrocarril
frente a las políticas privatizadoras[3] del
gobierno nacional de Arturo Frondizi, cuando se establecieron, a partir del
cumplimiento de decretos nacionales[4], el levantamiento de vías férreas, la
clausura de talleres y la jubilación anticipada de muchos trabajadores. A
partir de este paro nacional se alteraron las rutinas que los sujetos
construyeron en los espacios ligados al oficio ferroviario porque se inició la
desestructuración de los núcleos socioeconómicos allí conformados[5].
Hacia el final del proceso reseñado, cuando
las políticas de corte neoliberal anunciadas por el menemismo pusieron en
evidencia la inminente desarticulación de la empresa Ferrocarriles Argentinos
y, en consecuencia, la desaparición de los miles de puestos de trabajo que
ofrecía el sistema ferroviario, también tuvieron lugar acciones de protesta por
parte de los ferroviarios. Diversos trabajos historiográficos en los últimos
años estudian sus formatos, alcances, límites y características, tanto desde
estudios de caso como desde miradas más generales[6].
En este artículo nos proponemos analizar las
representaciones que tanto el proceso de cierre de los talleres como la
ausencia/presencia de acciones de protesta frente al cierre generaron en los
obreros ferroviarios de Laguna Paiva. Nos interesa particularmente detenernos
en las memorias que fueron construyendo y reelaborando estos trabajadores, en
sus características y resignificaciones. Partimos de entender que las memorias
son representaciones del pasado producidas por los sujetos desde un presente
que las condiciona, las orienta y les da un sentido determinado[7].
Las experiencias vividas son rescatadas en el acto de recordar, y esta
operación implica siempre una selección, en parte conciente y en parte
inconciente. Por esto decimos que las memorias hablan por lo dicho pero también
por lo silenciado y por lo ocultado. A su vez, sostenemos que las memorias son
actos individuales pero al mismo tiempo grupales y colectivos, ya que la manera
en que cada sujeto representa su experiencia pasada aparece moldeada por
concepciones construidas en la interacción con otros. Por último, adherimos
también a la idea de considerar a las memorias como discursos complementarios
entre sí pero también conflictivos: al rememorar los sujetos disputan los
sentidos del pasado[8].Todas
estas ideas serán tenidas en cuenta a la hora de abordar nuestro objeto de
estudio.
Nos interesa indagar en torno a las formas en que
los ferroviarios de Laguna Paiva historizan la experiencia vivida frente al
cierre de los talleres ferroviarios, y para ello decidimos estructurar y guiar
el proceso de construcción de memorias en torno a tres ejes temáticos que se
constituyen en “mojones” a partir de los cuales los actores entrevistados
ordenan sus recuerdos. En primer lugar, las características del proceso mismo
del cierre de los talleres; en segundo lugar, la ausencia o presencia de
acciones de resistencia tendientes a frenar dicho proceso; y, en tercer lugar,
las percepciones y expectativas en torno a la conformación de una cooperativa[9]
de trabajo que surgió en el contexto del cierre, fomentada tanto por las
agencias estatales intervinientes en sus distintos niveles (nacional,
provincial y local), como por el sindicato.
Las representaciones de los obreros ferroviarios
son estudiadas a partir del análisis cualitativo de diez entrevistas
semiestructuradas realizadas por las autoras entre noviembre de 2008 y marzo de
2009. Las mismas fueron elaboradas siguiendo un criterio de agrupación de los
entrevistados en tres grupos: se recogieron testimonios de a) obreros que luego
de perder su trabajo pudieron reubicarse en la cooperativa recién mencionada;
b) obreros que quedaron desocupados y sin posibilidad de reinserción inmediata;
y c) (dentro del agrupamiento “b”, es decir, de los obreros desocupados),
obreros que a diferencia de los anteriores, sostuvieron una militancia activa
en oposición al cierre de los talleres, formando parte de una agrupación de
izquierda local e independiente de partidos políticos.
Las características del impacto que las políticas
privatizadoras tuvieron en la localidad estudiada fueron reconstruidas a partir
del análisis de la prensa escrita: se relevó el Diario El Litoral, de alcance
regional, entre enero de 1992 y marzo de 1994.
Estructuramos el texto de la siguiente manera: en
primer lugar caracterizamos el contexto histórico en el que se inscribe el
proceso privatizador; en segundo lugar planteamos algunas claves para
comprender la singularidad de la localidad que nos interesa y luego, en tercer
lugar, desarrollamos cada uno de los ejes temáticos antes mencionados (memorias
en torno al cierre, memorias en torno a la resistencia y memorias en torno a la
conformación de la cooperativa de trabajo).Por último, en la conclusión, se esbozan
algunas ideas provisorias a las que pudimos arribar a lo largo del análisis.
Neoliberalismo,
abandono, olvido y… ¿después?
En los primeros años de la década del 90 el
sistema ferroviario argentino hasta entonces de propiedad estatal, pasó a depender
del sector privado a través del otorgamiento de concesiones a diferentes grupos
económicos. Este cambio supuso una reducción significativa del personal
empleado y más en general, una transformación profunda del servicio: numerosos
ramales fueron clausurados, varias estaciones desaparecieron[10] provocando el aislamiento de localidades del
interior y un número importante de talleres ferroviarios que con anterioridad
cumplían la función de proveer repuestos y de reparar vagones a la empresa
estatal fueron cerrados.
Este proceso se enmarca en el contexto
neoliberal de reducción del Estado que tuvo su auge a partir del gobierno de
Carlos Menem, y que fue posibilitado por las políticas económicas desarrolladas
durante los gobiernos de Isabel de Perón y de la Dictadura Militar de 1976.
Es necesario entender que el achicamiento del
sistema ferroviario no comenzó con Menem: podríamos remontarnos hasta los años
de la nacionalización para comenzar a rastrear sus primeros pasos. Sin embargo
debe tenerse en cuenta que durante su gobierno se produjo un cambio
cualitativo. Como sostiene Ruth Felder[11], “Los cambios guardan cierta relación con el
paulatino achicamiento y deterioro ferroviarios, pero implican también una
ruptura sustancial con pasadas racionalizaciones en las que el Estado nacional
no había delegado o abandonado la responsabilidad global del servicio, por más
recortes que se hicieran”.
Entre los antecedentes debe mencionarse al
denominado Plan Larkin, impulsado por Frondizi en 1961 como un momento clave
del largo proceso de promoción del transporte automotor en detrimento del
transporte ferroviario. También es menester destacar la política ferroviaria
desarrollada por la dictadura de 1976 que otorgó a consorcios privados la
locación de servicios, aunque manteniendo la responsabilidad de gestión en
manos del sector estatal. Por último, no pueden dejar de considerarse los
intentos de achicamiento presentes en el gobierno de Alfonsín, especialmente en
el período en el que Sourrouille estuvo en el cargo de Ministro de Economía.
Así y todo, como sostuvimos anteriormente, la
política ferroviaria menemista promovida en el marco de la llamada “Reforma del
Estado” fue un golpe determinante para el servicio de trenes de carga y de
pasajeros. Con respecto a la Línea del Ferrocarril Belgrano que es la que nos
interesa para nuestro trabajo, cabe mencionar que después de tres llamados a
licitación frustrados por falta de interesados, en septiembre de 1993 el
gobierno creó por decreto la Empresa Ferrocarril General Belgrano, independiente
de Ferrocarriles Argentinos, para operar el servicio de cargas de esta línea y
realizar las inversiones necesarias para mejorar el servicio, de manera de
tornarlo atractivo para su privatización[12]. Si bien la empresa no pasó a manos privadas
hasta 1998 (año en el que el servicio fue concesionado a la Unión Ferroviaria),
con anterioridad a esto, se levantaron varios ramales y se produjeron cesantías
masivas en la mayoría de sus instalaciones ferroviarias. La particularidad del
Belgrano se relaciona con el hecho de que el déficit que generaba era mayor al
del resto de las líneas, razón por la cual el otorgamiento a los concesionarios
no fue sencillo, a pesar de las garantías y los subsidios que aseguraba el
Estado para la explotación del servicio.
Los trabajadores de los talleres ferroviarios
de Laguna Paiva fueron cesanteados en su totalidad hacia octubre del año 1993[13]. En los meses anteriores existieron varios
intentos de realizar algunos despidos de personal, pero a los pocos días del
envío de los telegramas, se anunciaba la reincorporación[14]. Esta lógica culminó en el mes de octubre.
Antes de las cesantías definitivas, en marzo
del 93, se conformó una cooperativa (Cooperativa de Trabajo Industrial Laguna
Paiva Ltda- COTILPA), integrada por 150 trabajadores de los 370 que quedaban en
los talleres, luego de la concreción de numerosos retiros voluntarios. La
cooperativa fue impulsada por dirigentes locales y nacionales de la Unión
Ferroviaria y contó además con el apoyo del entonces intendente de la ciudad,
Ricardo Gudiño[15] y por otros funcionarios de los estados
provincial y nacional.
La vida en
torno al ferrocarril. Laguna Paiva y el porqué de un enfoque local
En la ciudad de Laguna Paiva[16],
que se ubica
Cuando hacia 1980 en Laguna Paiva se realizó
la Fiesta Nacional del Ferroviario el calificativo con que se la identificó fue
“la ciudad del riel”[17], haciendo referencia a una localidad
moldeada urbanística y socialmente por la impronta ferroviaria, lo que daba
cuenta de una “identidad común” dentro del entramado ferroviario regional. Esta
denominación era apropiada por la comunidad paivense que “asumía” una identidad
social[18], entonces ferroviaria.
Por un lado, a partir de comienzos del siglo
XX, cuando se habilitaba la estación Laguna Paiva, comenzaba el poblamiento del
lugar y el surgimiento de locales comerciales para proveer artículos de consumo
a los obreros de las cuadrillas de trabajo. El trazado urbano se realizó en
función del diagrama de las vías férreas, ya que los primeros espacios que se
fueron loteando se ubicaban en las proximidades de la estación de trenes, del
depósito de locomotoras, y a lo largo de las vías de los ramales Deán Funes y
San Cristóbal. La conformación de dos conglomerados a ambos lados de las vías
creó las denominaciones de “Pueblo Nuevo” y “Pueblo Viejo” según la cercanía o
lejanía a la estación primitiva, ordenando así el crecimiento urbano.
La remodelación de las instalaciones de los
talleres de reparación de locomotoras durante la década de los años 30´
generaron un desarrollo y modernización del pueblo al alojar grandes centros de
trabajo con las secciones de bulonería, calderería, nuevas máquinas y oficinas
que necesitaban una gran cantidad de trabajadores con diferentes oficios.
Históricamente Paiva fue considerada como una localidad tallerista con una
importancia nacional que la ubicaba al nivel de los talleres de San Cristóbal y
Tafí Viejo dentro del sistema ferroviario. En torno a los talleres paivenses
sus pobladores construyeron relaciones sociales atravesadas por experiencias
históricas diferentes, pero también comunes, transmitidas para conformar un
imaginario social particular en un escenario sociocultural delimitado.
Por otro lado, el tejido social giraba en
torno a la existencia de la “familia ferroviaria”. Las pautas culturales del
mundo del trabajo ferroviario, típicamente masculino, regulaban las relaciones
sociales. Las actividades recreativas en torno a los clubes de bochas, las
actividades sindicales en las organizaciones gremiales y los rasgos del propio
trabajo en los talleres, pautaban las características de esta sociedad. Como
sostiene el recuerdo de un escritor paivense, “la salida de los operarios
constituía todo un espectáculo cuando centenares de ellos ganaban, con sus
clásicos uniformes azules, las calles de acceso a la principal fuente de
trabajo que rápidamente comenzaban a transitar, a pié o montados en rústicas
bicicletas, en busca de sus hogares”[19].
El cierre de los talleres impactó
negativamente en la dinámica social de Paiva, en tanto puso en cuestión la
pretendida identidad social ferroviaria. Uno de los entrevistados nos relata
“Se vino abajo, Paiva quedó como un pueblo muerto acá, viste… Después del
cierre de los FFCC se murió Paiva… Antes tenía más vida. Imaginate… eran 4000
obreros… Y Paiva, era un pueblo netamente ferroviario, viste… ¡Y aparte los
clubes! Había muchos clubes de bocha en Paiva para la gente grande, que
trabajaban bien, y eso se perdió todo… porque se perdió el ferroviario y se
perdió todo. Antes la gente trabajaba en el ferrocarril y no hacía más nada,
iba a la tarde al club, y había un ¡respeto!… cuando llegaba el día del pago…
todos comían asado, Paiva era una revolución, todo el mundo salía a comprar,
sus ropas, sus juguetes para los chicos, sus cosas…Paiva era un pueblo muy
comprador, muy familiero…”[20].
La cita que antecede pretende introducir un
aspecto clave en nuestro trabajo, porque no sólo nos interesa la localidad
paivense en sus aspectos físicos sino que nos importan sus características
culturales e identitarias. Y consideramos que un estudio de caso, en este
sentido, se convierte en un aporte valioso para dimensionar la profundidad del
impacto subjetivo del cierre de una fuente de trabajo cuando la misma
estructura, como aquí, los aspectos materiales como los identitarios de una
comunidad.
El enfoque local nos sirve entonces para
reflexionar sobre la problemática del cierre de los talleres y sus efectos en
un entramado social con estas particularidades. Compartimos la idea de que “…
si estudiamos este o aquel objeto en esa o en aquella comunidad no es porque
sea un pleonasmo, una tautología o una prueba más repetida y archisabida de lo
que ya se conoce, sino porque tiene algo que lo hace irrepetible, que lo hace
específico…”[21].
En este sentido, el proceso privatista
nacional que generó cambios fuertes en diferentes planos del entramado social,
en Laguna Paiva provocó un fuerte quiebre en la vida de los obreros
ferroviarios, quiebre que, por las características de esta localidad,
prontamente decantó al conjunto de la comunidad. Rescatando las experiencias de
trabajadores que atravesaron diferentes situaciones, apelando a los aportes de
la historia oral y desde la óptica de la historia social, pretendemos
significar lo particular en un proceso de amplia escala, porque al convertirse
el cierre en un punto de inflexión, alteró las prácticas y representaciones
sociales.
Acordamos con la conceptualización que
proponen Videla y Rodríguez[22], para quienes “lo local” es considerado un
espacio de relaciones, de experiencias transmitidas con una unidad de sentido:
es allí donde se definen los sujetos como entidades propias y atravesadas por
el colectivo social. Las representaciones sociales que los sujetos realizan de
sí mismos y de los otros son las que generan las formas de identidad,
localizadas, espaciadas, tanto geográfica como socialmente.
Abordar desde la historia local esta
problemática nos permite, entonces, complejizar la mirada sobre la construcción
de las subjetividades, que no se limitan a los recortes físicos y
territoriales. Como sostiene Fernandez[23], la
pertenencia o no a un “lugar”, un adentro o un afuera marcado por el
enraizamiento a un sitio, son visiones que toman como eje el concepto de identidad y las formas de percepción.
La memoria
del cierre
La manera en que cada uno de los
entrevistados recuerda el momento del cierre de los talleres y lo que vino
después, nos permitió dimensionar la profundidad del hecho. Si bien cada uno
cuenta cómo lo vivió según su propia experiencia personal, pensamos que del
análisis de todos los testimonios emerge algo que supera ese nivel de lo
individual, y que tiene que ver con un sentimiento compartido, una suerte de trauma colectivo.
Justamente es eso lo que nos interesa aquí,
más allá de los recorridos individuales. Aquello que resalta por la repitencia
y que subyace en todas las memorias individuales, más allá de lo específico. En
este sentido, seguimos a Águila y a Viano cuando sostienen que “Cuestionando a
aquellos que acríticamente convierten a los testimonios de la oralidad en la
voz de los que no tienen voz, o a quienes, situándose en las antípodas,
invalidan la utilización de los mismos por considerarlos pura subjetividad, la
propuesta parte de buscar el aporte factual, entendiendo lo factual no como
eventos específicos sino como procesos interactivos de la cotidianeidad, como
procesos globales del período o bien como relaciones caracterizadoras de la
situación social epocal”[24].
Debido a que
apelamos a las memorias individuales nos parece pertinente aclarar que
consideramos que las mismas se enmarcan socialmente[25]. Desde lo individual llegamos a apreciar una
memoria más amplia, colectiva. Como sostiene Jelin, “Lo colectivo de las
memorias es el entretejido de tradiciones y memorias individuales, en diálogo
con otros, en estado de flujo constante, con alguna organización social
-algunas voces son más potentes que otras porque cuentan con mayor acceso a
recursos y escenarios- y con alguna estructura, dada por códigos culturales
compartidos”[26].
Los
testimonios analizados expresan los diferentes sentidos del pasado, sentidos
que interactúan y que evidencian los constructos identitarios presentes y en
disputa. De esta forma evidenciamos las maneras en que nuestros entrevistados
dan cuenta de la presencia de ciertos parámetros identitarios al rescatar al
cierre de los talleres como acontecimiento fundamental para la localidad porque
generó la ruptura de la matriz socioeconómica de Laguna Paiva, al identificar
personajes puntuales como los ejecutores del proceso privatista (Menem, Gudiño)
y, al reconocer que dicho acontecimiento alteró el tejido sociocultural del
lugar.
Pasemos a escuchar algunas voces.
Alberto, un obrero que logró insertarse luego
del cierre en la cooperativa, afirma: “En el 93 llegamos un día y estaba la
policía en la puerta …nos llevaron a la oficina y nos dieron una nota de
despido y afuera!, tuvimos que entregar las herramientas …Paiva era un pueblo
con raíces ferroviarias … las escuelas se quedaron con menos alumnos, corrían
peligro de que cierren … A muchos de los obreros que éramos, a uno le duele,
los absorbió la municipalidad con los planes de trabajo, vos te ganabas el
sueldo digno con tu trabajo, y ellos tenían que estar barriendo la calle,
excelentes personas y operarios”[27].
Oscar, otro obrero que pudo insertarse en la
COTILPA por su parte sostiene:“Yo pensé que quedaba sin laburo, llegar acá y
decir me echaron fue terrible y a ella (su mujer, presente en la entrevista) no
le tenía que demostrar la tristeza, la amargura que tenía yo … Después del
cierre Paiva tuvo cuatro o cinco años muy, muy buenos, porque hubo mucho
dinero, la gente cobró mucho dinero … a nosotros nos pagaron mucha plata. Y la
gente gastó esa plata, los comercios trabajaban a full, pero duró 5 años,
después se terminó esa plata, y así le fue a Paiva”.
Nito, también integrante de la COTILPA
afirma: “…muchos se murieron de angustia … La gente grande imaginate …
acostumbrados, se criaron ahí adentro, imaginate que de un día para otro te
digan cerramos … mucha gente quedó con problemas, más de uno partió … problemas
nerviosos … algunos entraron en una depresión, fue bravo. Fue bravo porque este
era un pueblo netamente ferroviario, acá se vivía del ferrocarril. La mayoría
trabaja en Santa Fe, porque las empresas que vienen acá son muy chiquititas …Es
una ciudad dormitorio esta”.
Por último, presentamos el testimonio de
Walter, un militante de la Agrupación Ferroviaria de Base[28]: “Tanto pelear, y al final la aspiración del
pibe paivense es terminar la secundaria para poder entrar a la policía …
Imaginate, 1500 policías tenemos acá. Vos les preguntás ¿para qué estudias? Y
te dicen … porque para poder entrar a la policía te piden el secundario”[29].
Al interpretar estos testimonios, pensamos
que el cierre puede ser considerado como un “acontecimiento monstruo”[30], porque se instaura como un punto de quiebre
en las vidas de estos ex ferroviarios, es decir, algo que modificó radicalmente
la cotidianeidad del presente de los sujetos.
Incluso en algunos testimonios en los que el
tema del cierre de los talleres intenta ser minimizado, argumentando que los
altos montos de dinero recibidos como indemnización o correspondientes a los
retiros voluntarios ofrecidos por la empresa estatal, fueron bien recibidos y
movilizaron la economía de la localidad, la idea de trauma está presente, ya
que al mismo tiempo se reconoce que una vez agotado el dinero, el problema se
hizo visible. Un ejemplo de ésto puede encontrarse en el testimonio de Paulino,
quien ante la pregunta “Cuando se dio el cierre, ¿qué acciones se llevaron a
cabo, qué hizo la gente de Paiva?”, responde: “Nada querida, al contrario.
Hasta muchos gozaban. Porque les dijeron que se iban a jubilar, gente grande
que le faltaban muy pocos meses “cobro la indemnización y me jubilo, qué
problema voy a hacer”. Y la gente joven tampoco se resistió querida, porque les
dieron dinero, y en ese momento tenía buen valor adquisitivo la moneda,
compraron motos, autos, y quizás después las tuvieron que vender”[31].
Existen grandes diferencias entre quienes militaban
en la Agrupación Ferroviaria de Base y el resto de los trabajadores, en lo que
hace a las características del discurso de la memoria. Los militantes tienden a
explicar el hecho, a darle fundamentos y a marcar aquellas pautas que derivaron
en él, mientras que las interpretaciones del resto de los trabajadores no
evidencian semejante grado de replanteo ni de análisis del conflicto de la
privatización, si bien ambos tipos de testimonios dan cuenta del hecho, los
discursos de los militantes demuestran que la realidad vivida ha sido un objeto
de análisis riguroso para lograr una explicación más comprensiva del pasado.
Por ejemplo, estos actores sostienen: “El
obrero nunca entendió lo que tenía, pensó que eso era una montaña inamovible.
Paiva interpretó que los talleres eran algo así, que siempre iban a estar allí.
No se dieron cuenta de que eran una empresa, eran una industria, eran parte de
un modelo económico que iba a tener un ciclo de vida …”[32]; “… no hay que culparlo a Menem nomás, para
que esa destrucción sistemática y permanente se diera, hubo muchos cómplices,
civiles y militares. Y gente local que se prestó, dirigentes sindicales,
políticos provinciales, que no dijeron nada, o colaboraron …”[33]; “… Destruir las industrias básicas de un
país, significa condenar a ese país a que nunca tenga futuro”[34]; “Entonces, eso sumado al toque final de la
campaña del menemismo, que con los Neustadt la terminaron de convencer a la
gente, yo me acuerdo, decía en la radio: Hola, son las 6 y un minuto, pensar
qué sólo pasó un minuto y el ferrocarril ya dio tantos miles de pesos de
pérdida. Él, y Grondona”[35].
Todas estas citas tienen una fuerte carga de
reflexión y crítica, mientras que la que citamos a continuación es un ejemplo
de una explicación unidireccional, que otorga fuerte intención a los actores
ajenos a la localidad: “Nosotros no queríamos que se cierre el ferrocarril …
pero los ferrocarriles se cerraron debido al gobierno, yo creo que estaba …
Menem en ese momento … Nos engañó”[36].
Recuerdos de
resistencia
“O sea, si
nosotros llegábamos a cortar la ruta … no sé si fuimos o demasiado inteligentes
o cobardes … no sé cuál de las dos … porque muchos te pueden decir ¿Y por qué
no lucharon más? Pero ¿qué más nos quedaba por hacer?”[37]
Nos proponemos en este apartado indagar en
torno a las maneras en que los entrevistados recuerdan la conflictividad social
al momento del cierre. Concretamente, nos interesa analizar las formas en que
los obreros construyen sus memorias sobre esta cuestión: ¿consideran que
existió resistencia o, por el contrario, niegan que se haya resistido?; ¿qué razones
esgrimen para cualquiera de estas dos percepciones? ¿Cómo caracterizan las
acciones llevadas a cabo, en caso de que reconozcan su existencia?
En función de las entrevistas obtenidas
encontramos diferentes respuestas a la pregunta sobre la existencia o no de
acciones de resistencia al cierre de los talleres. Las memorias individuales
están teñidas de concepciones políticas e ideológicas como así también de
olvidos, y esos olvidos hablan. Estas son precisamente las particularidades que
enriquecen a los testimonios.
La historia personal, ideológica y
profesional de los trabajadores entrevistados condiciona su discurso y
representaciones. Reviste particular importancia en algunos testimonios,
principalmente de ex obreros de edad avanzada (en muchos caso ya jubilados) y
de militantes, rescatar y comparar los contextos y acciones correspondientes a
la década de los
“… acá, todo empezó en el
Este testimonio marca, por un lado,
antecedentes del cierre y, por otro lado, rupturas en relación a las acciones
reactivas ante las políticas estatales en uno y otro momento. Resulta
interesante la manera en que el entrevistado trata de explicar los hechos del
En otro testimonio, que también recuerda las
jornadas de 1961, se hace alusión a la presencia de las mujeres y a la
violencia del conflicto:
“No fue casualidad …hubo todo un plan desde
el Estado Nacional para destruir los ferrocarriles, eso no empieza en los
Estos fragmentos pretenden evidenciar que en
los años
Los recuerdos en torno a la presencia o
ausencia de acciones de resistencia que dan nuestros entrevistados presentan
fuertes contrastes: “En ningún momento la gente de Paiva se resistió … había
policía montada, patrulleros … No … no, debido al cierre de los ferrocarriles
no, nada. En ese sentido la gente acá en Paiva es más bien tranqui … No se hizo
quilombo por el cierre de los ferrocarriles, nada. No pasó nada acá.”[43]. Este testimonio brindado por un obrero que
no militaba activamente, directamente no registra el pasado combativo del
pueblo, no menciona acciones, ni de los obreros ni de la sociedad en general.
En cambio los testimonios de obreros
militantes presentan fuertes diferencias. En ellos el posicionamiento político
es distinto, como también la concepción del proyecto privatista, de las
acciones posibles, y del apoyo o no del resto de la sociedad. Por un lado, los
militantes rescatan sus propias acciones y reconocen que eran un grupo pequeño,
organizado, que en su declaración de principios establecía “luchar contra la
privatización del ferrocarril, de todo ente estratégico nacional (ferrocarril,
flota de cabotaje, minas, petróleo) todo lo que sea estratégico no se puede
tocar … para pertenecer a la organización de base no podía venir cualquiera,
tenía derecho de admisión o exclusión …”[44]. En sus estrategias mencionan “movilizar
todo el país, se iban los muchachos a San Cristóbal, Tucumán por todos lados …
se fundaron similares, San Cristóbal, Cruz del Eje pero ya estaban
desmembrados”[45], se atiende así a una organización con
perspectivas nacionales. El contacto con demás trabajadores era “boca a boca y
papel a papel, … nosotros decíamos que no nos teníamos que ir … pero que cada
uno tome su decisión, … queríamos un ferrocarril del Estado y había que
defenderlo … 50 tipos no nos anotamos … 300 sí se anotaron a la cooperativa …
la estrategia de ellos era mira que vos quedás …nosotros decíamos hay 150
lugares y son 300 ustedes, alguien va a quedar afuera, y te decían no, no”[46].
Son pertinentes las palabras de dos
militantes que desde el presente se esfuerzan para destacar sus acciones del
pasado, quizás disputando frente a aquellas otras voces que hablan de la
ausencia de resistencia y enfatizando sus acciones con cierto tono de bronca y
reclamo frente a la indiferencia que sienten de su comunidad: “Cuando dicen que
no se luchó, ¡no!, que no se hizo nada ¡no! …Éramos 11, hubo marchas”[47], “nosotros …los únicos que decimos que había
que defender el taller porque lo iban a cerrar … había cuatro listas, dos
peronistas, una comunista …”[48], resulta interesante remarcar que los
militantes constituyen entonces, voces que quisieron hacerse oír, que tomaron
una posición política y actuaron al formar una organización de base y diagramar
acciones para la lucha, “estos sujetos se han parado frente a la realidad para
transformarla, para hacer y decir”[49].
Los actores sociales que realizaban estas
acciones, son olvidados en algunos casos y en otros recordados como “compañeros
que se resistieron, le llamaban la izquierda de los compañeros eran pocos, pero
no la hicieron bien tampoco, intentaron prender fuego vehículos adentro en el
momento en que nos llegó el telegrama a todos, la mayoría lo tomó con calma …
me vine para mi casa con mi bolso, con mis cosas”[50]. También estaba presente la denominación de
“comunistas” a estos militantes, a pesar de que los mismos no pertenecían al
PC:“A nosotros nos convocaba el gremio, y había reuniones … Siempre los
políticos … Los comunistas decían que se cerraba, y los del gremio no, después
tuvieron razón los comunistas”[51].
Al marcar las distintas representaciones de
los actores que llevan a cabo las acciones también importa, a los fines de este
trabajo, atender al grado de apoyo o de oposición del resto de la sociedad a
las diversas acciones. Se registran diferencias cuando se recuerda la
participación de la sociedad, por un lado, “Había
reuniones en los talleres y en la plaza, marchas … La gente colaboraba mucho. …
El pueblo estaba ahí”[52]. Por otro lado, “Hubo una movilización, pero no fue grande, yo no me acuerdo
mucho. La fuerza no fue grande. Había mucha gente grande que recibió mucha
plata, recibían millonadas. A raíz de eso mucho no se hizo”[53].
Resulta muy significativa la reflexión que
sobre la participación de la sociedad paivense realiza Vito: “en el
En este sentido, Carlos P., al memorizar,
practica una hipótesis. Nos dice que entre las jornadas heroicas de 1961 y la
apatía de 1993“me parece que hay una generación que falta …”, porque “no
logramos eco en la comunidad”[55]. Se evidencia así la preocupación por la
fragmentación de esa identidad ferroviaria que identificaba a Laguna Paiva:
““Día del ferroviario”, acá lo festejan … es increíble, es como festejar el
“día de los muertos”. Es como si los judíos festejarían el holocausto, o los
aborígenes el 12 de octubre … a nosotros nos duele … vendieron nuestra
identidad, no somos ferroviarios …”[56].
Muchos de los fragmentos que trabajamos en
este apartado nos permitieron reflexionar en torno a los cambios y
continuidades en las acciones de resistencia emprendidas en Laguna Paiva, entre
otras cuestiones. Como podemos observar, cada memoria individual nos ofrece una
mirada particular sobre el pasado que resignifica. Algunas memorias se acercan
y otras confrontan. Algunas pretenden explicar sus afirmaciones, mientras otras
sólo enuncian recuerdos.
Representaciones sobre el surgimiento de la
Cooperativa de Trabajo Industrial Laguna Paiva Ltda.. hablan los actores
Como sostuvimos anteriormente, unos meses
antes del cierre de los talleres (el 26 de marzo de 1993), se crea una
cooperativa con el apoyo de los gobiernos municipal y provincial y de la Unión
Ferroviaria[57]. El 6 de septiembre de ese mismo año, luego
de firmarse un contrato entre el Consejo de Administración de la cooperativa y
Ferrocarriles Argentinos, la empresa estatal otorga el derecho de utilizar una
parte importante de las instalaciones del predio, además de un contrato por la
reparación de una flota de vagones para el Ferrocarril Belgrano. También
alrededor de esta fecha comienzan a circular entre los ferroviarios las fichas
de solicitud para ingresar a la cooperativa[58]. Se estipulaba que sólo 150 trabajadores
podrían ser aceptados, y según los testimonios de diferentes personas, alrededor
de 300presentaron la documentación, de las 370 que se encontraban empleadas.
Cuando decidimos indagar sobre este tema no
sólo a quienes fueron aceptados como miembros de la COTILPA sino también a
aquellos que no accedieron al emprendimiento (ya sea por decisión personal de
no presentar la ficha o porque no fueron llamados), fue porque pensamos como
hipótesis previa que el surgimiento de una alternativa al desempleo sólo para
una parte de los cesanteados pudo haber resultado conflictiva. Luego de realizadas
las entrevistas, nos encontramos con algunas versiones contrapuestas y con
algunas similitudes en las respuestas. Cabe distinguir las versiones de los
militantes de la Agrupación Ferroviaria de Base con respecto a las razones y a
la modalidad de la formación de la COTILPA, de los testimonios que dan los
trabajadores que lograron pasar a ser miembros. Es necesario aclarar que estas
diferencias, al igual que las que marcamos más arriba con respecto a las
divergencias en torno a los motivos del cierre de los talleres, tienen que ver
con el alto grado de análisis realizado por los militantes y con el alto nivel
de información con el que contaban en esos momentos; de ninguna manera
podríamos explicar los silencios sobre los orígenes oscuros de la cooperativa
por parte de los miembros de la COTILPA en términos de complicidades. A esta
idea la sustentamos con algunas respuestas dadas por estos actores que
demuestran su no participación con respecto a las decisiones y a los modos de
proceder del Consejo de Administración[59]. Además, consideramos que, aún en el caso de
que hubiesen conocido algunas de las irregularidades que mencionan los
militantes, los actores no tenían demasiadas alternativas como para poder
decidir aceptar o no aceptar ser miembros del nuevo emprendimiento: el panorama
de desempleo que reinaba no sólo en la localidad sino también en toda la región
para esos años, probablemente haya influido en la decisión de aceptar la
propuesta, más allá de estar de acuerdo o no con ciertas cuestiones.
Veamos qué opinaron los militantes con
respecto a la formación de la cooperativa:
Carlos rememora las palabras que les dirigió
a algunos miembros de la agrupación el Ministro de Agricultura, Ganadería,
Industria y Comercio José Weber en una audiencia[60]: “… cuando le planteamos que nosotros
estábamos en contra de una cooperativa, que queríamos un ferrocarril estatal, y
que habíamos presentado un proyecto alternativo para la reconstrucción del
taller hecho por uno de nosotros, con todo detallado, nos contestó que igual se
iba a conformar una cooperativa, porque el gobierno tiene miedo de que Paiva
explote como explotó en el 61, nada más que por eso … Si no lo cerramos
directamente nos dijo, porque Paiva no sirve … tal cual nos lo dijo el tipo,
muy clarito, muy sincero …”[61].
Walter, otro de los miembros de la agrupación
nos afirma: “Vos sabés que tenían miedo de cerrar Paiva, porque Paiva tenía
toda una tradición, la huelga del 61, todo eso … En Buenos Aires había gente
que no quería que se cierre Paiva, déjenlo, que trabajen los que queden, no se
metan con Paiva, va a haber problemas … Entonces, qué hacen, la cooperativa.
Entonces, los que querían que en Paiva queden los 370 trabajando como en Tafí
Viejo, de residual, donde se provincializó el taller, entonces, desconfiaban de
hacerlo en Paiva … ¿Qué hacen? Un formulario, para solicitar la entrada a la
cooperativa como socio. “El que
firmaba el formulario entraba, el que no firmaba no entraba” … eso ya llegando
a octubre. Hacen firmar a la gente y consiguen 200 y pico de firmas. Entonces
van a Buenos Aires y dicen “esta gente de Paiva pide que se haga la
cooperativa” … Entonces en Buenos Aires dijeron, Bueno, si quieren que se haga
la cooperativa, entonces no va a pasar nada … Esa fue la garantía de que Paiva
no iba a pelear para defender”[62].
Carlos P. sostiene “La cooperativa empieza a
laburar antes de que se cierren los talleres ¿cuál es el primer trabajo que
entrega la cooperativa? Uno que hicimos nosotros para el Estado … Unos vagones
a los que les faltaban unas piezas que estaban guardadas en la casa del
secretario general de la cooperativa. A los dos meses que cierra el
ferrocarril, entregan esos vagones”[63].
A continuación transcribimos algunos
testimonios de miembros de la cooperativa, ex trabajadores ferroviarios no
pertenecientes al Consejo de Administración: “Todos llenamos una solicitud para
entrar a la Cooperativa …pero 150 entramos, están los acomodados … debido a mi
cumplimiento quedé, tuve suerte … Se formó con el dinero del fondo de desempleo
… como se abría una empresa consiguieron que se pague todo junto para tener
gran capital”[64].
Nito nos contesta sobre la forma en que se
seleccionó a los miembros: “Mirá… fue un poco a dedo…por un lado buscaban a los
especializados, tipos que tenían oficios, con experiencia, yo quedé por eso”[65].
Por su parte, Alberto nos habla de cómo se
hizo la selección de los aspirantes, y también de las repercusiones de dicha
selección: “Según lo que comentan
acá, tomó un poco el gremio, un poco la política (el intendente estaba metido
ahí), y otro poco según la parte técnica. Por qué lado me metieron a mí, yo no
sé, calculo que por la parte técnica... gente que no lo tomó la cooperativa
pensó que teníamos la culpa nosotros y no nos saludábamos… estarían dolidos,
quedaron afuera, pero los chicos no tendrían para comer si por esas
casualidades del destino, yo hubiese quedado afuera”[66].
Vemos por tanto que en un punto crucial como
fue el tema de la selección realizada para designar a quienes podrían formar
parte de la cooperativa, los trabajadores entrevistados que ingresaron
coinciden en que hubo mucho favoritismo, amistades, y cuestiones políticas,
además de la selección por las capacidades técnicas. Pero ninguno menciona
haber dudado aceptar la convocatoria muy probablemente, por las razones
esbozadas más arriba de inseguridad laboral.
Otro tema de importancia que aparece en los
testimonios es el de la relación entre los ex ferroviarios que quedaron y los
que no. Para los primeros, haber quedado no fue una cuestión que haya dependido
de ellos, y por tanto reniegan de quienes les quitaron el saludo o se enojaron,
si bien al mismo tiempo los comprenden. Para los segundos, el tema fue mucho
más doloroso, si bien esto no puede generalizarse, porque depende de cada caso
en particular.
Por ejemplo Carlos P., el militante de la
Agrupación de Base, contesta a nuestra pregunta “¿Cómo era la relación entre
los trabajadores de la COTILPA y los que no lograron ingresar?” de la siguiente
manera: “Nuestro grupo particularmente, en especial,… y yo, cortamos relaciones.
Y los otros, con la expectativa de algún día poder entrar…, quizás no lo
hicieron…Voy a contar una anécdota muy particular… yo siempre dije que los
“cotilperos” me la deben a mí… yo pasé épocas muy malas en mi vida. Y no me voy
a olvidar nunca que estaba en el fondo, mi vecina escucha la radio de Paiva
y... los cotilperos mandándose saludos para la navidad, invitándose a comer
lechones, corderos, que vamos a salir a comer afuera…uno de remachadores lo
invita a otro de tomar champán a la casa, “que ahora sobra”, y yo haciéndole un
juguete de madera a mi hija, y me dolió, eso me dolió, porque no tenía para
comprarle un regalo”[67].
Vemos nuevamente aquí la manera en que las
memorias confrontan y disputan los sentidos del pasado.
Quisimos en este trabajo analizar las
representaciones que el cierre de los talleres ocurrido en 1992 genera entre
los ex trabajadores ferroviarios de Laguna Paiva. Desde los testimonios
obtenidos pudimos comprobar que existen diferentes representaciones del proceso
según el sujeto social que recuerda. Tomamos tres grupos de obreros en
distintas situaciones y analizamos cómo significan el pasado a través de tres
ejes centrales: el cierre de los talleres, la conformación de la cooperativa y
la resistencia emprendida frente al avance neoliberal. Para cada una de estas
cuestiones pudieron observarse variaciones en relación a la experiencia de cada
obrero: así como no recuerdan lo mismo ni del mismo modo los obreros que luego
del cierre quedaron desocupados que aquellos que lograron inmediatamente
reinsertarse en la cooperativa, tampoco son asimilables las memorias de los
obreros militantes con las de quienes no tenían una militancia
político-sindical activa en los momentos del cierre.
Sin embargo, en todos ellos, es posible
detectar las marcas que la clausura de la fuente de trabajo imprimió en sus
subjetividades. Sin dudas este acontecimiento, como afirmamos, resultó
traumático e instauró un antes y un después en la experiencia de este colectivo
de trabajadores que reconfiguró su identidad y la de toda la comunidad obrera
de Laguna Paiva. Por eso podemos hablar de un trauma colectivo.
Destacamos también de qué maneras las
memorias en relación a la ausencia o presencia de acciones colectivas de
resistencia se contraponen y se diferencian. Lo mismo sucede cuando los
entrevistados comparan lo acontecido en Laguna Paiva en 1961 durante la gran
huelga ferroviaria con lo sucedido a principios de la década de 1990. Las
representaciones resultan también diferentes en torno a los recuerdos que
despierta la conformación de la cooperativa surgida luego del cierre. En
definitiva, nos encontramos con la evidencia de que la memoria es un campo de
luchas en donde los sentidos del pasado entran en disputa.
Queremos rescatar el lugar de los relatos
militantes, sumamente significativo y controvertido, como demuestra el hecho de
la diversidad de concepciones que el resto de los obreros elaboran en torno a
ellos. Sus testimonios deben pensarse como verbos y procesos, es decir, como actos.
Su producción, las acciones de recordar y contar, pertenecen siempre a
individuos singulares que al decir de Portelli, “asumen de vez en vez la responsabilidad y el compromiso de lo
que recuerdan y dicen”[68]. Creemos que estos militantes le otorgaron a
sus relatos una particularidad que no encontramos en el resto de los ex
ferroviarios.
Concluimos,
entonces, que la problemática del cierre de los talleres de Laguna Paiva
reviste una particular especificidad porque constituye un verdadero
acontecimiento de quiebre en la vida de los sujetos implicados. En el apartado
“recuerdos de resistencia” pudimos encontrar un recorrido de lucha que tuvo a
la huelga de 1961 como un mojón central en la historia de la localidad. En la
primera década del siglo XX, el taller ferroviario en Paiva permitió construir
un colectivo social que incluyó familias y mujeres, quienes lideraron acciones
colectivas. Una comunidad ferroviaria movilizada fue posible en ese nudo
laboral y social que dio origen y puso a prueba a los sujetos que lo habitaron
en 1961.
Cuando
recorrimos Laguna Paiva encontramos restos materiales que demostraban el
esplendor de los talleres y signos de la presencia ferroviaria a lo largo de la
ciudad. Sus señalizaciones, las vías como forma de ordenar la disposición de
los barrios, monumentos dedicados al mundo ferroviario, la estación de trenes
devenida en estación de ómnibus, todas imágenes polémicas, contrapuestas,
apiladas que trataban de visibilizar un pasado o varios, pero en un escenario
presente muy diferente. Esa Ciudad del Riel que preparaba la Fiesta del
Ferroviario en los años 80´ y 90´ distaba mucho de ser la ciudad pujante de
antaño, pero encerraba una historia de organización sindical y social fuerte
que se remontaba a los años 60´ convertida, como muchos de sus habitantes
manifestaron, en un fantasma: un pueblo que parece haber perdido no solo el
trabajo sino el espíritu de lucha.
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de 1961 en Laguna Paiva. Dispositivos de control social en el espacio local”,
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Recibido: 10/09/2016
Evaluado: 15/11/2016
Versión Final: 10/12/2016
[1]Profesora de
Historia (Universidad Nacional del Litoral). Especialista en Ciencias Sociales
(Universidad Nacional de Quilmes). Maestranda en Ciencias Sociales (Universidad
Nacional de Quilmes)
[2] Profesora de
Historia (Universidad Nacional del Litoral). Becaria del CONICET.
[3]Al respecto
tenemos presente los trabajos que analizan las particularidades ideológicas del
llamado desarrollismo en Argentina, las políticas diseñadas en materia
ferroviaria, la figura de Frigerio y los conflictos políticos en torno a la
aplicabilidad de sus políticas: Claudio Belini y Juan Carlos Korol. Historia
económica de la Argentina en el siglo XX. Buenos Aires, Siglo XXI Editores,
2012; Marcelo
Rougier(Comp.) Estudios sobre la
industria argentina 2. Buenos Aires, Lenguaje Claro Editora, 2013; Kathryn
Sikkink.El proyecto desarrollista en la
Argentina y Brasil: Frondizi y Kubitschek. Siglo XXI Editora, Argentina,
2009; Carlos Altamirano. Bajo el signo de
las masas (1943-1973). Ariel Historia; Jorge Schvarzer. Estudios sobre la historia de ferrocarriles
argentinos 1857-1940. Buenos Aires. Universidad de Buenos Aires, 2007.
Entre otros.
[4]En mayo de 1961 el
Decreto Nacional N° 4061 ordenaba el levantamiento de 2300km. de vías férreas,
la clausura de numerosos talleres ferroviarios y la cesantía y jubilación
anticipada de casi 10000 trabajadores.
[5] Al respecto
existe bibliografía académica sobre el conflicto como por ejemplo: Alejandro
Schneider. Los Compañeros. Trabajadores,
izquierda y peronismo. 1955-1973. Buenos Aires, Imago Mundi, 2005; Jorge
López y E. Waddell (Comp.) Nueva Historia
del Ferrocarril en la Argentina 150 años de política ferroviaria. Bs. As.,
Lumiere, 2007; Hugo Mengascini. Huelgas y
conflictos ferroviarios. Los trabajadores de Tandil en la segunda mitad del
siglo XX. Rosario, Prohistoria, 2011; Luisina Agostini. Acciones colectivas,
dispositivos de control social y representaciones sociales en el espacio
regional. Un abordaje del conflicto ferroviario nacional de 1961 en Laguna
Paiva, Pérez y Basavilbaso. Un estado de la cuestión. Trabajo Final de
Especialización en Cs. Soc. y Humanidades, UNQ, 2015. Entre otros.
También debemos referirnos un conjunto
de producciones que han registrado estos procesos desde la perspectiva de la
propia experiencia, que corresponden a aficionados, mayormente ex obreros
ferroviarios: Atilio Reati. Caminos de
Hierro. El desarrollo del polo ferroviario de Rosario y su zona desde 1854
hasta fines del siglo XX. Municipalidad de Rosario, UNR Editora. 2006; Juan Carlos Cena. Ferroviarios.
Sinfonía de acero y lucha. Buenos Aires, Ed. La Nave de los Locos, 2009; Oscar Paúl. La declaración de
ciudad del Pueblo Reynaldo Cullen. Santa Fe, Imprenta Lux S.A. 2001; entre
otros.
[6]Javier Jolly, “Privatización de la empresa Ferrocarriles Argentinos. El
caso de los Talleres Pérez. 1989-2008” Disponible en:https://www.academia.edu/21866994/Cooperativa_de_Trabajo_Ferroviaria Consulta septiembre de 2016.; Alberto Sosa Martos, “Un largo camino a la
privatización: memoria y resistencia de los trabajadores de los Talleres de
Tafí Viejo (Tucumán, Argentina) “ Disponible en: http://revista.historiaoral.org.br/index.php?journal=rho&page=article&op=view&path%5B%5D=305&path%5B%5D=pdf Consulta
septiembre de 2016.
Carolina Brandolini, “Movilización social en épocas de privatización.
Los trabajadores de Laguna Paiva frente al cierre de los talleres, 1992-1993”,
en Lugares de lo colectivo en la historia
local. María Muratore, Santa Fe, 2016.
Fernando Castillo, “Memorias y peronismo: narrar las experiencias
históricas de los ferroviarios, Jujuy, Argentina” Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=18529910004 Consulta septiembre de 2016.
Entre otros.
[7] De esta manera
recuperamos a Jelin cuando plantea que “El ejercicio de las capacidades de
recordar y olvidar es singular. Cada persona tiene «sus propios recuerdos», que
no pueden ser transferidos a otros… Estos procesos, bien lo sabemos, no ocurren
en individuos aislados sino insertos en redes de relaciones sociales, en
grupos, instituciones y culturas. De inmediato y sin solución de continuidad,
el pasaje de lo individual a lo social e interactivo se impone.” Elizabeth
Jelin. “De qué hablamos cuando hablamos de memorias”, En: Elizabeth Jelin, Los trabajos de la memoria, Siglo
Veintiuno editores, España 2001. Cap. 2, p.19.
[8] Consideraciones
que devienen de las perspectivas de Ricoeur, Pollak, Jelin.
[9]COTILPA (Cooperativa de Trabajo Industrial Laguna Paiva Ltda.) Utilizaremos esta
sigla a lo largo del trabajo.
[10]Hacia 1998 se
registraron 1292 estaciones, es decir, 793 menos que en el año 1980. Un total
de 683 localidades se quedaron sin servicio ferroviario. Ver Alejandro
Benedetti. “Argentina, ¿País sin ferrocarril? La dimensión territorial del
proceso de reestructuración del servicio ferroviario (1957, 1980, 1998)”. Realidad Económica 185, Instituto Argentino
para el Desarrollo Económico, Buenos Aires, 2002.
[11]Ruth Felder. “El
Estado se baja del tren: la política ferroviaria del gobierno menemista.
Consideraciones sobre la reestructuración de los ferrocarriles:
particularidades, perspectivas”. Realidad
económica, N° 123, Buenos Aires, 1994.
[12]Ruth Felder, Op.
Cit.
[13]El Litoral, Santa
Fe, 26/10/1993.
[14]El Litoral, Santa
Fe, 1/11/1992; 3/11/1992; 28/11/1993; 30/11/1992; 4/5/1993; 29/5/1993;
1/6/1993.
[15]El Litoral, Santa
Fe, 2/12/1993.
[16]A lo largo del
trabajo utilizamos “Laguna Paiva” o “Paiva” indistintamente, tal como se
denomina a la localidad en las fuentes
escritas y orales consultadas.
[17]Registro de la
Primera Fiesta Nacional del Ferroviario publicada por el Diario El Litoral del
día 30 de Agosto de 1982.
[18]“La identidad
social se asume a partir de la forma concreta en que las colectividades
construyen, recrean y se apropian de las identificaciones sociales” Sandra
Fernández (compiladora) Más allá del territorio. La historia regional y local
como problema. Discusiones, balances y proyecciones. Rosario, Ed. Prehistoria,
2005.p.36.
[19]Oscar Paúl. “Los ferrocarriles en
la vida de Laguna Paiva”. Ponencia presentada en III Congreso de los Pueblos de
la Provincia de Santa Fe. Historia y Perspectiva. Santa Fe, 1998, pág. 9.
[20]Entrevista realizada a Oscar, obrero de la
cooperativa, en Laguna Paiva el 18 de marzo de 2009.
[21]Justo Serna y Anaclet Pons. “En su lugar. Una
reflexión sobre la historia local y el microanálisis”. Prehistoria, Vol. VI, núm. 6, Rosario, 2002,
p.125. Citado en Sandra Fernandez. Op. Cit. Más allá … p. 44-45.
[22]Oscar Videla
(Comp.) El Villazo La experiencia de una ciudad y su movimiento obrero.
Tomo I. Revista Historia Regional, Libros
Sección Historia, Instituto Superior del Profesorado Nº 3Villa Constitución,
1999. Pág.14.
[23]Sandra Fernandez.
“El revés de la trama: contextos y problemas de la historia regional y local”,
disponible en: http://www.estudioshistoricos.org/edicion_1/sandra-fernandez.pdf Consulta julio de
2016.
[24]Gabriela Águila y Cristina Viano. Trabajador@s y militantes: sobre algunas
vertientes de la izquierda peronista del norte al sur del cordón industrial del
Gran Rosario entre 1969 y 1976. Una aproximación desde la Historia Oral. Anuario de Historia 19, Rosario, Escuela de Historia, Facultad de
Humanidades y Artes, UNR, 2002.
[25]Perspectiva deudora de Maurice Halbwachs
[26]Elizabeth Jelin. “De qué hablamos cuando
hablamos de memorias… Op. Cit., P. 5.
[27]Entrevista realizada a Alberto, obrero integrante de la Cooperativa,
Laguna Paiva, 18 de marzo de 2009.
[28]Agrupación Ferroviaria de Base, lista gris,
formada en la década de 1980, dentro de los talleres ferroviarios de Laguna
Paiva, con pretensiones nacionales.
[29] Walter, ex obrero
militante, Laguna Paiva, 1 de noviembre de 2008.
[30]Término sugerido
en las clases del Seminario de posgrado “Sociedades y presente histórico”,
dictado por Julio Aróstegui, el mes de octubre de 2008 en la FHUC/UNL.
Aróstegui recupera el concepto de Pierre Nora, al respecto lo plantea en http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.2938/pr.2938.pdf. Consulta septiembre de 2016.
[31]Entrevista a Paulino ex obrero ferroviario,
jubilado, realizada en Laguna Paiva, el 18 de marzo de 2009.
[32]Entrevista
realizada a Walter, ex obrero militante, Laguna Paiva, 1 de noviembre de 2008.
[33]Entrevista
realizada a Walter, ex obrero militante, Laguna Paiva, 1 de noviembre de 2008.
[34]Entrevista realizada a Hector, ex obrero
militante, Laguna Paiva, 1 de noviembre de 2008.
[35]Entrevista a Hector, ex obrero militante,
Laguna Paiva, 1 de noviembre de 2008.
[36]Entrevista realizada aOscar, obrero de la Cooperativa, Laguna Paiva, 18 de marzo de
2009.
[37]Entrevista a Hector, ex obrero militante,
Laguna Paiva, 1 de noviembre de 2008.
[38]Entrevista a Paulino ex obrero ferroviario,
jubilado, realizada en Laguna Paiva, el 18 de marzo de 2009.
[39]Entrevista realizada a Luis, Laguna Paiva,
obrero de la Cooperativa, 1 de noviembre de 2008.
[40]El Litoral, Santa Fe, 12/11/1961, pág. 4/col.
7-8-9/ Comunicado
de Prensa de la Comisión Directiva de La Fraternidad, 11 de noviembre de 1961/ Boletín de huelga de La
Fraternidad, seccional Rosario, 1961. Véase al respecto Luisina Agostini. “El
conflicto ferroviario de 1961 en Laguna Paiva. Dispositivos de control social
en el espacio local”, ponencia presentada en las IV Jornadas de Trabajo sobre Historia Reciente, Rosario, 14, 15 y
16 de mayo de 2008.
[41] Consideramos que
la participación de las mujeres en la huelga de 1961 presenta una puerta de
entrada a analizar el conflicto desde la perspectiva de género, al respecto
podemos referirnos a los aportes de Silvana Palermo y Laura Badaloni que para
conflictos ferroviarios de 1917 analizan el protagonismo femenino en un
escenario típicamente masculino. Al respecto: Silvana Palermo “¿Trabajo
femenino y protesta masculina? La participación de las mujeres en la gran
huelga ferroviaria de 1917”, en Historia
de luchas, resistencias y representaciones. Mujeres en la Argentina, 2007;
Laura Badaloni. Conflicto, consenso y
rutina del trabajo. El caso del Ferrocarril Central Argentino durante las
primeras décadas del siglo XX en Rosario y sus alrededores. Tesina de
Grado, Rosario, diciembre del 2006.
[42]Entrevista realizada a Carlos P., ex obrero
militante, Laguna Paiva, 18 de marzo de 2009.
[43]Entrevista realizada a Oscar, obrero de la Cooperativa, Laguna
Paiva, 18 de marzo de 2009.
[44]Entrevista
realizada a Vito, ex obrero militante, Laguna Paiva, 20 de marzo de 2009.
[45]Entrevista
realizada a Vito, ex obrero militante, Laguna Paiva, 20 de marzo de 2009.
[46]Entrevista
realizada a Carlos P., ex obrero militante, Laguna Paiva, 18 de marzo de 2009.
[47]Entrevista
realizada a Hector, ex obrero militante, Laguna Paiva, 1 de noviembre de 2008.
[48]Entrevista
realizada a Carlos P., ex obrero militante, Laguna Paiva, 18 de marzo de 2009.
[49]Laura Pasquali,
Guillermo Ríos, Cristina Viano. “Culturas Militantes”, en Pablo Pozzi. Cuéntame cómo
fue. Introducción a la historia oral. Ed. Imago Mundi, 2008. P.110.
[50]Entrevista realizada a Rodolfo, obrero
integrante de la Cooperativa, Laguna Paiva, 20 de marzo de 2009.
[51]Entrevista
realizada a Alberto, obrero integrante de la Cooperativa, Laguna Paiva, 18 de
marzo de 2009.
[52]Entrevista
realizada a Alberto, obrero integrante de la Cooperativa Laguna Paiva, 18 de
marzo de 2009.
[53]Entrevista
realizada a Carlos M., ex obrero que no se insertó en la cooperativa, Laguna
Paiva, 18 de marzo de 2009.
[54]Entrevista
realizada a Vito, ex obrero militante, Laguna Paiva, 18 de marzo de 2009.
[55]Entrevista
realizada a Carlos P.., ex obrero militante, Laguna Paiva, 18 de marzo de 2009.
[56]Entrevista realizada a Carlos P., ex obrero militante, Laguna Paiva,
18 de marzo de 2009.
[57]El Litoral, Santa
Fe 2/12/1993.
[58]El litoral, Santa
Fe, 26/10/1993.
[59]Grupo de personas a cargo de la cooperativa,
que son eliminados de sus cargos luego de una protesta de cuatro meses con toma
del predio por parte de los socios en el 2001. Al respecto ver Eric Lazarte.
“La protesta de los asociados de COTILPA (2001-2002) Demanda, formatos e
impacto político”. Seminario de grado, diciembre 2008. FHUC-UNL.
[60]El Litoral, Santa
Fe, 11/2/1993.
[61]Entrevista a
Carlos P. ex obrero militante, Laguna Paiva, 18 de marzo
de 2009.
[62]Entrevista a
Walter, ex obrero militante, Laguna Paiva, 1 de noviembre de 2008.
[63]Entrevista a
Carlos P., ex obrero militante, Laguna Paiva, 18 de marzo
de 2009.
[64]Entrevista realizada a Oscar, obrero de la
Cooperativa, Laguna Paiva, 18 de marzo de 2009.
[65]Entrevista
realizada a Nito, obrero de la Cooperativa, Laguna Paiva, 18 de marzo de 2009.
[66]Entrevista
realizada a Alberto, obrero integrante de la Cooperativa
Laguna Paiva, 18 de marzo de 2009.
[67]Entrevista
realizada a Carlos P., ex obrero militante, Laguna Paiva,
18 de marzo de 2009.
[68]Alessandro Portelli. La orden ya fue
ejecutada. Roma, las fosas Ardeatinas, la memoria. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2003, p.24.