Diseñando
la Nación: Jóvenes becados por el gobierno
a Europa, su contribución en la construcción
del Chile de inicios del siglo XX
Designing
the Nation: Young people awarded with scholarship
by the
government to Europe, its contribution in the construction of Chile during the
early 20th century
Tatiana Jiménez Bustos
Université Paris I – Pántheon Sorbonne
Tatiana.jimenez.b@gmail.com
Resumen
El decreto del 31 de Octubre de 1888
marcó un antes y un después en lo referido a la subvención educativa para
jóvenes chilenos en Europa, pues es a partir de esta norma jurídica que se
oficializó este tema mediante el reglamento sobre el envío de estudiantes a
perfeccionarse en el extranjero, con el objetivo que, gracias a los
conocimientos adquiridos, pudiesen a su regreso contribuir a la conformación de
una nación más fortalecida.
Este artículo da cuenta de todo el proceso de pensiones desde sus
orígenes a mediados del siglo XIX, hasta inicios del siglo XX. Se pone especial
atención en cómo las políticas públicas que se fueron implementando con el paso
de los años, bajo la influencia de diferentes factores; tanto de las decisiones
gubernamentales, del ideario de los intelectuales, de las modas de la
oligarquía y de la experiencia adquiridas por los primeros pensionados,
contribuyeron al establecimiento de un sistema de base para la subvención
becaria en el país.
Lo precedente, generó aportes de conocimientos específicos en
diferentes áreas del quehacer profesional, tanto jurídicas, artísticas como
científicas, que propiciaron hacer de Chile, de los inicios del siglo XX una
nación consolidada.
Palabras Claves
Beca de
estudios, Gobierno de Chile, Europa, Jóvenes estudiantes, Siglo XIX.
Abstract
The decree of October 31st, 1888, was a turning point for the
educational subsidy given to young Chileans in Europe, because from this legal
standard on, this issue was made official with a regulation of students going
for advanced education abroad, with the objective of thanks to the knowledge
acquired, they could, on their return, contribute to the formation of a
stronger nation.
This article accounts for complete scholarship process, from its origins
in the mid-nineteenth century until the early twentieth century. Special
attention was focused on how public policies that were implemented over the
years, under the influence of different factors; both governmental decisions,
as well as the ideas of the intellectuals, the oligarchy fashions and the
experience acquired by the first scholarship holders, contributed to the
creation of a basic system for the scholarship subsidy in the country.
Before mentioned meant specific knowledge contributions in different
areas of professional work, both legal, artistic and scientific, which
contributed for Chile, of the early twentieth century, to be a consolidated
nation.
Keywords
Scholarships, Chilean Government, Europe, Young students, 19th century
Con el
propósito de dilucidar el proceso de conformación de las becas gubernamentales
de Chile hacia extranjero, es que este artículo consta de las siguientes
partes: primeramente y como marco introductorio, se expone cómo la educación en
el país y más específicamente la necesidad del refuerzo de la misma, fue
crucial a la hora de la puesta en marcha de las pensiones. En segundo lugar, se
presenta el objetivo de los envíos, como fue capitalizar en nuevos
conocimientos a profesionales nacionales en el extranjero. En tercer lugar, dar
cuenta de la normativa legal inherente al sistema. Como cuarto punto, se
presentan las contribuciones de los pensionados a su regreso al país, y por
ultimo las conclusiones.
La educación constituye un pilar fundamental
de la nueva nación que comenzaba a constituirse
En materia
de subsidios gubernamentales para la realización de estudios de especialización
en el extranjero, el siglo XIX significó para Chile la realización formal, de
un esfuerzo que se venía gestando desde las primeras décadas de la República.
Dicha política pública formó parte del proyecto general del Estado de hacer de
Chile una nación consolidada, teniendo como objetivo saldar el vacío de
profesionales nacionales con las competencias necesarias que pudiesen ejercer
en cargos públicos, que hasta entonces, sólo habían
sido dirigidos por extranjeros.
La puesta en
marcha de dicho propósito, vale decir, las políticas públicas que otorgaron
financiamientos para la realización de estudios en el extranjero, se pudo
constituir gracias a que Chile hacia la década de 1830 presentaba un escenario de
tranquilidad y de orden público, inexistente en la región, lo que favoreció la
llegada de intelectuales, jurisconsultos y científicos extranjeros provenientes
de Europa y América, mucho antes de la fundación de la Universidad de Chile.
Así Andrés Bello, José Joaquín de Mora, Ignacio Domeyko, Claudio Gay, Rodulfo Phillipi o el mismo Domingo Faustino Sarmiento, entre
otros, fueron personajes[1] fundamentales a la hora de idear y construir
las bases del sistema educativo. Igualmente, fue crucial que las autoridades de
la época fueran receptivos a las observaciones e inquietudes de estos
intelectuales, situación que se fue plasmando en diferentes disposiciones
legales para la realización de estas pensiones de estudio.
Un ejemplo
de la implicancia de estos intelectuales, en lo relativo a las subvenciones fue
la figura de Claudio Gay[2], a quien en el período en que se encontraba
en imprenta su obra la Historia Física y Política de Chile en París, el
Ministerio de Instrucción Pública le encomendó la misión de dirigir, en
representación del Estado, la educación de tres jóvenes: Manuel Osorio, Teodisio Cuadros y Antonio Cavada, dándole total libertad
de alterar las instrucciones que se le dieran para los estudios de los mismos,
si juzgase necesario y de hacerles entender que como pensionados del gobierno a
la menor falta cometida, serían restituidos al país[3].
La inminente
necesidad de estos envíos, se dieron a conocer como política pública por
primera vez en las Memorias, que el Ministro de Estado Manuel Montt del
Departamento de Justicia, Culto e Instrucción Pública, presentase al Congreso
Nacional en el año 1841, diciendo:
Sería sin duda conveniente enviar
a Europa dos o tres jóvenes sobresalientes para que completen allí su instrucción… …. El Gobierno prestará una atención
preferente a esta medida, que ha de ejercer una influencia benéfica en el
fomento de nuestra industria minera[4].
Continuando
con la misma idea en la Memoria del año 1842, el Ministro
Manuel Montt, declara:
El Gobierno para proveer esta
necesidad, ha resuelto enviar a Europa tres jóvenes de los que con más provecho
han cursado la química y mineralogía en el Colegio de Coquimbo, a fin de que se
perfeccionen en estas ciencias y vengan a propagar después entre nosotros
conocimientos tan útiles[5].
Si bien, el
envío de estos tres estudiantes se realizó por manifiesto público, las fuentes
indican que el primer envío se llevó a cabo un año antes, ocasión en que se envió al joven
Agustín Olavarrieta[6] a
especializarse en el área de ingeniería militar a Europa y que conforme a la
correspondencia entre el Ministro Manuel Montt y el naturalista Claudio Gay,
éste último de igual manera habría realizado el seguimiento del quehacer
académico del becado.
Por su
parte, en lo referido a la necesidad de implementación de pensiones
manifestadas en los discursos presidenciales, el Presidente
Manuel Bulnes, desde su óptica de valoración por el área militar en 1844
expresaría:
…Me es grato repetir lo que en
ocasiones anteriores os he dicho sobre el buen espíritu i bien regulada
disciplina del Ejército i de las Guardias… … Academia militar me inspira
lisonjeras esperanzas[7].
Introduciendo
así la razón de su decisión a la hora de poner en marcha de manera “grupal” los
subsidios optando por oficiales militares; en 1847 enviaría a un grupo de 13
jóvenes pertenecientes al área castrense a realizar estudios de especialización
a la Escuela de Puentes y Caminos de Paris, señalando:
La escuela militar, plantel
precioso, que desde sus primeros dias ha hecho
concebir las mas lisonjeras esperanzas, modelo de réjimen i disciplina que yo desearía ver imitado en todos
los establecimientos de educacion, empieza ya a
retribuir a la patria las moderadas sumas que en ella se invierten. Diez i seis
de sus jóvenes alumnos manifestaron a fines del año último distinguidas
aptitudes para el servicio de oficiales; i trece de ellos fueron enviados a
Francia para que completando sus estudios en las escuelas de aplicacion práctica pudiesen a su vuelta hacerse mas señaladamente útiles en los cuerpos facultativos del
ejército[8].
Si bien,
entre los años 1848 y 1885 no hubo discursos presidenciales que dieran cuenta
de los envíos, se realizaron igualmente cerca de una docena, principalmente en
el área artística. Envíos de la talla de los artistas Nicanor Plaza, Cosme San
Martín, Alfredo Valenzuela Puelma, entre otros, quienes formarían parte, a su
regreso, de la recién inaugurada Escuela de Bellas Artes en 1848.
A partir de
1886 los envíos se incrementan diversificando sus áreas de estudios, es así
como el presidente de la República, Domingo Santa María en su discurso ante la
cámara de Senadores en 1885 hace mención a este respecto, dando a conocer que
ingenieros de la marina se especializarían en Europa:
Una parte de nuestros marinos
hace hoi en Europa especiales estudios, i algunos de
ellos deben navegar en las marinas estranjeras para
habilitarse, de este modo, de mejores i mas acabados
conocimientos, Los efes, ayudados de competentes injenieros, habrán de instruir al Gobierno de cuál es la
naturaleza del nuevo buque que habrá de construirse, atendidas las mejoras que
en ellos ha introducido la ciencia náutica i las necesidades jenerales de nuestra Armada[9].
El
incremento de los envíos se pudo realizar gracias al auge económico
desarrollado por entonces en el país. Entre muchos factores incidentes en este
superávit, destaca el denominado “Ciclo del Salitre” como fuerte generador de
dicho crecimiento. Según ciertos autores, el salitre fue el motor de la
economía del país por medio siglo (1883-1929)[10].
El aumento y
la variedad de becas quedaría de manifiesto en discurso Presidencial emitido
por don Germán Riesco en 1905[11], quién señala:
Perfeccionando sus estudios se
hallan en Europa dos alumnos del Instituto Agricola,
dos injenieros agrónomos i veinte alumnos de la Escuela de Artes i
Oficios.
La nueva
nación que comenzaba a construirse, tuvo entre sus planes, hacer de un Chile
una Nación “moderna”[12]. No obstante se
trató de una decisión política, como los archivos así lo indican que, en lo
cultural abarcó desde las artes a las ciencias sociales y desde la poesía a la
arquitectura. De igual manera, el referido propósito fue asumido vivamente por
la población, particularmente por la elite, la que de
acuerdo a la moda imperante, incitó al “afrancesamiento” de la sociedad en todas
sus áreas.
En la
búsqueda del perfeccionamiento en el extranjero, se produjeron diversas
gestiones tendientes a facilitar la permanencia temporal de los jóvenes en un
primer tiempo por medio de decretos y correspondencia Consular, asegurando así
del bienestar de los jóvenes estudiantes. Con el paso de los años, dicho
propósito lo expresaría el economista, profesor y político Daniel Martner, en el 9º Congreso Internacional de Enseñanza
Comercial, realizado en Viena desde el 11 al 16 de septiembre de 1910, aseverando
que el objetivo del envío al extranjero consistía en que los alumnos pudiesen
ensanchar su horizonte científico, económico y profesional.
En lo referido al área urbana, el proyecto
modernizador siguió los parámetros de la ciudad de Paris, abarcando tanto
mejoras en obras públicas como en el embellecimiento de edificios existentes y
de espacios públicos, con el propósito de acercarse a la “ciudad de las
ciudades”[13], tal y como la denominara Vicuña
Subercaseaux en sus cartas publicadas en el diario El Mercurio de fin de siglo
XIX, cuya divulgación por este medio impreso promocionó este modelo a seguir
hacia inicios del siglo XX.
Particularmente,
en lo que a
obras públicas se refiere, es a partir de la creación del Ministerio de
Industria i Obras Públicas en 1887 y de la Dirección de Obras Públicas en 1888,
es que el avance hacia la modernización del Estado comienza a establecerse. Por
una parte, surgen innumerables obras que dejan evidencias físicas de dicha
nueva etapa, como fueron los numerosos trabajos en transporte y comunicación;
vale decir, vías férreas, trazados de tranvías, correos y telégrafos, a lo largo de gran parte del
territorio[14]. Por otra parte, el avance en
infraestructuras como el mejoramiento de caminos, puentes y viaductos; la creación
de más de diez puertos, aduanas; establecimientos educacionales, hospitalarios
y penales, etc.
A este
respecto cabe señalar que, con ocasión de la celebración del Centenario de la
Independencia de Chile en 1910, muchos de los proyectos de obras públicas se
adjudican realizados para dicha conmemoración. Las obras
realizados para celebrar dicho aniversario, consistieron principalmente
en esculturas y monumentos, es decir, obras de hermosamiento de la ciudad[15]. Las obras públicas de importancia, como se
ha dicho, ya se venían proyectando y construyendo desde mucho antes, abarcando
la segunda mitad del siglo XIX.
En lo
referido a la educación,
en el año 1837 se implementó el Plan general de educación
pública, lo que provocó la creación de instituciones educativas en todo el
país. De esta forma, se da origen a la fundación de organismos tales como
escuelas públicas, universidades y museos. Nacen entonces, en 1842 la Escuela
Normal y la Universidad de Chile, en 1848 la Academia de Bellas Artes, en 1849
la Escuela de Artes y Oficios, entre otras.
Adscrito a
lo anterior, una de las disciplinas especialmente valoradas en esta época fue
la enseñanza del dibujo. Esta herramienta considerada como la base de todas las
profesiones, tal y como manifestara el destacado educador y político Manuel de
Salas, esta disciplina entregaba “Lecciones de Virtud” a quien la dominara. Si
se quería fomentar la industria y el comercio era necesario establecer la
enseñanza de la aritmética, la geometría y el dibujo[16].
Por
consiguiente, el dibujo no sólo era entendido meramente como un instrumento
técnico sino más bien, como el medio primordial a través del cual, se
inmortalizaría y reforzaría la construcción de la nueva Nación. Dicho de otro
modo, en el contexto general de la génesis de las construcciones de
nacionalidades en Iberoamérica, tuvo el arte un papel fundamental como arma
emancipadora, la que en manos de las clases
dirigentes, se convirtió en una herramienta eficaz de persuasión[17], de control de opinión pública y por ende de
interpretación de los personajes icónicos, de las tradiciones, de sus
monumentos y de los hitos históricos[18].
Dibujar la República: crear capital humano en
la construcción de la Nación.
El Gobierno a la hora de poner en
marcha la entrega de becas para estudios en el extranjero decidió que, no sólo
fueran entregadas a profesionales de la educación, de la ingeniería, de la
medicina y de las leyes, sino que al mismo tiempo, a
alumnos de la Academia de Bellas Artes en su calidad de pintores, escultores y
arquitectos. Dando cuenta del propósito de ir representando la reciente
República mediante el dominio del dibujo en la construcción de la misma.
Los
beneficiarios, si bien pertenecían a todas las áreas académicas y la selección
se basó democráticamente en su buen rendimiento educacional, los orígenes
sociales de éstos, eran más bien elevados. Se trataba de estudiantes que en su mayoría, estaban a punto o ya finalizaron sus
carreras, cuyos estudios en el extranjero buscaban una especialización adecuada
para conformar el capital humano que necesitaba el país.
Como parte
de las implementaciones de modernización del país, el gobierno de Chile, desde
mediados del siglo XIX envía a jóvenes de diferentes disciplinas, en condición
de “pensionados”, como se les llamaba en aquella época, a realizar estudios a
diversos países de Europa, en su mayoría Francia, con el propósito que a su
regreso, contribuyeran al pro avance del país gracias a los conocimientos
adquiridos y así contrarrestar el vacío en materia de mano de obra calificada
nacional de la época, tal y como lo señala en el decreto Ministerial de 1845
que adjudicó la pensión a Don Manuel Aldunate[19]:
… Teniendo en consideracion:
1º La falta absoluta de
arquitectos que hai en el pais
para la direccion de los edificios públicos.
2º Que no podrán formarse hombres
intelijentes en este ramo sin que vayan a completar
sus estudios de aplicacion a Europa,…
A la luz de
los archivos existentes, se puede deducir que la implementación de las
Pensiones fue un proceso paulatino y diversificado en las áreas de conocimiento
que se precisaban. Es así como, en un principio los envíos fueron realizados
con el propósito de reforzar el recién creado Cuerpo de Ingenieros Civiles 1843
y así producir infraestructura y personal capacitado para la protección militar
de la joven Republica. En sólo 5 años
(1843-1847) fue enviado un grupo de estudiantes, en su mayoría ingenieros
militares. Se envía al ingeniero Don Agustín Olavarrieta en 1843 y un año más
tarde a los ingenieros en minas Antonio Cavada, Teodosio Cuadros y Manuel
Osorio. Al finalizar la dirección a cargo de don Claudio Gay, de estos tres
jóvenes enviados a estudiar, expresaría[20]:
Los tres jóvenes que el Supremo
Gobierno hizo poner bajo mi dirección han concluido sus estudios con gran
satisfacción de sus profesores, muy dispuestos a darles los mejores
certificados de aplicación y capacidad. Creo que el Supremo Gobierno tendrá que
felicitarse de haber mandado estos jóvenes a Europa…
Ciertamente, fue alabada la idea
de enviar a estos jóvenes por el intelectual Gay, a pesar de que su asesoría le
pareció un trabajo arduo como expresaría más tarde en relación a la burocracia
generada por Ministro en Paris[21].
De lo
anteriormente citado, en 1847 se envió a un grupo de 13 jóvenes ingenieros
oficiales militares a la escuela de Puentes y Calzadas de Paris. La única
profesión discordante entre los ingenieros fue la del pensionado arquitecto
Manuel Aldunate efectuada en 1845.
En otras palabras a 1847, los envíos en el área de la ingeniería
suman 17 profesionales. A posteriori los envíos en esta área se hicieron más
distanciados y puntuales ante una menor demanda.
En
concordancia a las fuentes existentes, entre los años 1863 y 1887 los envíos
fueron mínimos y circunscritos al área artística; pintores, escultores y
músicos. A partir de fin de la década de los 80 es que los envíos se amplían a
otras áreas del conocimiento.
En virtud
del auge económico anteriormente mencionado, que abarcó desde el fin del siglo
XIX hasta principios del XX, el envío de pensionados se incrementó notoriamente
durante en el gobierno de José Manuel Balmaceda (1886-1891). Las fuentes
disponibles hablan de una treintena de jóvenes, los que fueron enviados a realizar
estudios en Europa en pequeños grupos desde 11 de feb 1886 hasta 10 de dic
1891. Según el informe anual de 1892 de la Legación de Chile en Francia, el Ministro Augusto Matte con fecha 1º de febrero de 1893, como
parte de la cuenta de Instrucción Pública, indicaba en oficio con fecha 12 de
julio de 1892 se notificó a esta legación la suspensión del pago de pensiones
desde el 31 de Diciembre del año en curso[22], a todos los pensionistas que se encuentran en Europa, con
excepción de seis que cursan medicina. A la fecha de término de dicho informe,
hasta lo que se puede evidenciar, las profesiones becadas fueron de ingeniería, arquitectura,
medicina, educación, leyes, pintura, escultura y música.
Reglamentación,
hacia la conformación de un sistema de becas de estudios en el extranjero.
Por su
parte, si se analiza la reglamentación de las pensiones en relación al
contenido de sus contratos, desde sus inicios hasta la aparición de las bases
oficiales de postulación, vale decir entre los años 1845 y 1911[23], el diseño del reglamento fue básicamente el
mismo tanto en lo financiero como en lo burocrático.
En lo
referido al financiamiento, por ejemplo, tanto en el aporte en pasajes como en
la manutención anual se reajustaron en función del crecimiento del país y se
especificaron de la siguiente manera:
… Los gastos de transporte en la navegacion serán costeados por el gobierno en su ida i vuelta, i gozará ademas, de la asignacion de seiscientos pesos anuales.
… Si por su culpa no cumpliere
esta obligacion, será obligado a restituir con los
intereses.
… permanecerá en Paris en donde
debe hacer sus estudios bajo el cuidado i vijilancia
del Encargado de Negocios de la Republica; quien dará periódicamente de la conducta i
aprovechamiento que tuviere el citado.
Asimismo, la
retribución financiera en caso de incumplimiento de deberes fue condición sine
qua non, sólo en 1911 hubo salvedad al este respecto; pudo ser eximida por
decreto presidencial, en caso de pobreza.
Sin embargo,
en materia administrativa se fue modificando en función a la experiencia
práctica de la entrega de subvenciones con el paso de los años. Muestra de ello
fue que la duración máxima de estadía de estudios que en 1845 fue de cuatro
años, la que se aumentó a cinco[24] en 1886.
Ahora bien,
si nos enfocamos en el primer reglamento oficial dictado por Decreto del 31 de
octubre de 1888: llamado Reglamento de “Pensionados en Europa”, significó el
antes y después de una larga etapa que desde la década de 1840 hasta los
inicios del siglo XX.
Producto de
los primeros envíos de estudiantes de ingeniería y las artes, se fueron
perfeccionando los procedimientos a seguir, como por ejemplo la determinación
cantidad de estudiantes pensionados por área. Todo lo anterior, se pudo hacer
efectivo gracias al financiamiento disponible de la positiva economía de la
época.
Así, el
acuerdo celebrado por el Consejo de Instrucción Pública el 24 de octubre de
1888[25] determinó en términos generales el objetivo
y la cuantía general de pensionados para cada área académica, diciendo:
… Con el objeto de perfeccionar
los estudios que hubiesen hecho en la Universidad, o con el de adquirir los
conocimientos especiales que el Consejo de Instrucción Pública designe, se
sostendrán en Europa, por cuenta del Estado, hasta tres alumnos del curso de
leyes y ciencias políticas, hasta cuatro del curso de bellas artes, hasta seis
del curso de medicina y farmacia, y hasta igual número del de ciencias físicas
y matemáticas.
Contempló de igual forma que, el Consejo de
Instrucción pública establecería cuáles serían los cursos a seguir, el tiempo
de duración según cada dominio, estableciendo:
… 1º El ramo o ramos de estudio a
que deba dedicarse especialmente el alumno que aspire a ser pensionado;
2º Las universidades o
establecimientos de instrucción en que deba hacerse el estudio; y
3º El tiempo que este estudio
debe durar.
El tiempo no podrá exceder, sino
en casos especiales, calificados por el Consejo, de tres años, para los alumnos
de leyes y ciencias políticas; y de cinco, para los alumnos de los demás
cursos.
Podrá el Consejo determinar, del
mismo modo, que los pensionados que hayan de dedicarse al estudio de medicina y
farmacia, o de ciencias físicas y matemáticas deben obligarse a obtener el
respectivo título o grado que se conceda en el país o Universidad que se le
designe para hacer sus estudios.
En lo referido a la designación de los
alumnos para optar a pensiones deberían citarse a concurso por el término de un
mes, reuniendo las siguientes condiciones:
1ª Tener de veinte a veinticinco
años.
2ª Haber obtenido el grado de
licenciado en la respectiva Facultad, entendiéndose que esta condición no se
exigirá a los alumnos de bellas artes.
3ª Haber hecho sus estudios universitarios
con regularidad, en el orden y en el tiempo designado por los reglamentos; y
4ª Haber obtenido premios o
menciones honrosas en los cursos universitarios.
El
procedimiento de selección estableció las condiciones de postulación, el jurado
y el proceder de los mismos, cuyo tribunal fue conformado por el rector de la
Universidad y todos los profesores de la Facultad respectiva al área de
estudios del postulante, estableciendo:
… Art. 5º. Los que se crean con
derecho a ser pensionados se presentarán al rector de la Universidad
acompañando los antecedentes y documentos que estimen convenientes.
Concluido el plazo de la
citación, el rector convocará para un día y hora determinados, a los miembros
del jurado que debe hacer la elección.
El jurado se compondrá del rector
de la Universidad y de todos los profesores de la Facultad respectiva en cuyas
clases hayan sido alumnos los aspirantes. Si alguno o algunos de estos
profesores hubieren dejado de serlo, se reintegrará el jurado con los que les
hayan reemplazado…
El pensionado deberá garantizar su estadía en sus estudios, de la
siguiente manera:
… el pensionado deberá acreditar cada dos meses, ante el
respectivo agente diplomático, la regularidad de su asistencia a los cursos
respectivos por medio de certificados expedidos por el jefe del establecimiento
en que haga sus estudios o de los profesores a cuyas clases estuviere obligado
a asistir.
Cuando sin motivo justificado, ante el mismo agente diplomático no
se presentaren los certificados correspondientes, se suspenderá el pago de la
pensión, y transcurridos cuatro meses sin que estos certificados vuelvan a
presentarse, cesará todo derecho a dicha pensión. … … Todo alumno pensionado deberá remitir
anualmente al Ministerio de Instrucción Pública una memoria original sobre la
materia objeto de sus estudios.
Por último, ante el incumplimiento de las
obligaciones del pensionado, éste debería:
… El alumno que no cumpliere con
alguna de las obligaciones que en conformidad a este reglamento se le impongan
al ser enviado a Europa, quedará obligado a restituir las pensiones que hubiere
percibido y lo que se hubiere gastado en su pasaje, debiendo para este efecto,
antes de emprender su viaje, rendir una fianza a satisfacción del Tribunal de
Cuentas.
El reglamento de 1888 abarcó ampliamente los
derechos y deberes de los pensionados, dando cuenta de que a partir de ese
momento el proyecto estatal de las subvenciones se harían con mayor
regularidad.
Contribuciones de los jóvenes especializados
en Europa a la nación.
La
preocupación de Claudio Gay sobre cuáles serían los proyectos futuros de los
jóvenes especializados bajo su dirección, al regreso de éstos, es expresada en
la correspondencia al Ministro de Instrucción Pública.[26] Esta fue la causa para establecer el sistema para asegurar y
especificar el reembolso mediante el trabajo para el Estado que los pensionados
debiesen realizar a su retorno al país.
Ciertamente,
alrededor de los setenta pensionados de la época que se analiza, a su regreso
hicieron alguna aportación, por mínimo que fuese al avance del país, gracias a
las experiencias académicas adquiridas. Como jóvenes especializados “innovaron”
de alguna manera en sus diferentes disciplinas, mejoraron el quehacer nacional
en sus distintos dominios.
La contribución de los pensionados de las
Bellas Artes, más específicamente de escultores y de pintores, quienes llevaron
a cabo su cometido, como lo especificaba el reglamento sobre la obligación de
remitir anualmente una de sus obras al Ministerio de Instrucción Pública que
demostrara los avances en el arte, obras que pasaron a formar parte de
exposiciones tanto nacionales como internacionales, logrando visibilidad de la
nación en el mundo. En concreto, cada
uno en mayor o menor medida, aumentó claramente la producción artística durante
sus estudios y a posteriori de los mismos. Muestra de aquello fue la adjudicación
de la primera medalla de oro para el país, en la exposición universal de 1900
para el escultor Simón González Escobar (1859-1919). De igual forma, la mayoría
de los pensionados, a su regreso al país, aportaron siendo nombrados académicos
y directivos de la Escuela de Bellas Artes, fortaleciendo la institución y a su
alumnado. La contribución de Virginio Arias es igualmente rescatable, con su
obra El Roto Chileno en 1884 premiado con medalla de oro en la Exposición
Nacional de Santiago pudo traspasar fronteras, se desempeñó como profesor y recordado
director de la escuela de Bellas Artes.
Los aportes
de los pensionados, dentro de la instrucción pública consistió en el trabajo en
todas las áreas de estudios, se desempeñaron como educadores, promoviendo así
la instrucción a las nuevas generaciones en sus diferentes dominios. En particular, los
profesores trabajaron en la creación y desarrollo tanto de, Escuelas públicas,
Escuelas Normales, Liceos como Universidades. Un significativo aporte, fue el
de don Joaquín Cabezas García profesor normalista, que fue pensionado del
gobierno en 1889, quien se perfeccionó en Suecia en trabajos manuales y
gimnasia. A este profesor
se le debe la puesta en marcha de la Educación física en el país.
De igual modo don Ramón Álvarez, quien fue un educacionista de altos vuelos
intelectuales, luego de perfeccionarse en Alemania de vuelta en Chile se le
nombró visitador de escuelas en 1896, desempeñaba ese cargo en Santiago y se
dedicó a introducir importantes innovaciones sobre la psicología de la
intuición aplicada en la enseñanza, plasmada en publicaciones que fueron
aplaudidas por la prensa.
En medicina
y farmacia por su parte, los estudiantes pasaron a ser activos actores en el
área Pública; tanto en lo hospitalario, como en lo académico y en materia de
políticas públicas sanitarias. Como es el caso de don Gregorio Amunátegui Solar
pensionado en 1891. Hombre de ciencia y estadista, quién trabajó en el área
médica, tanto en hospitales como realizando publicaciones de importancia y al
mismo tiempo fue un político de renombre, ocupando cargos importantes como
Ministro de Justicia e Instrucción pública, además de Decano de la Escuela de medicina y
Rector de la Universidad de Chile. La contribución de Lucas Sierra por su
parte, es digna de destacar entre diversos aportes luego de haber sido becario
en 1891, su trabajo sobre procedimientos contra el cáncer, problemas de
nutrición y modo de vida saludable.
En materia de ingeniería, los
jóvenes especializados, hasta lo que se tiene registro, colaboraron en el área
militar realizando construcciones de infraestructura como fortificaciones. Se
desempeñaron además como educadores. Fue la figura de Alberto Blest Gana quien tuvo mayor protagonismo, en 1847 al ser
pensionado en Francia durante cinco años. Entre sus aportes destacan la
confección del primer plano de la capital, fue Intendente, Diputado y Ministro
en Estados Unidos, Londres y París, lugar donde permaneció durante 20 años.
Igualmente fue un renombrado hombre de letras, ha sido considerado como el
creador de la novela en Chile, produjo novelas como Martin Rivas, Los
Trasplantados, El ideal de una calavera, La Reconquista, etc. En las que se
puede reconocer su valioso aporte a la construcción de un imaginario de la
Nación de la época.
Hijinio González Pino, por su parte, fue un ejemplo
en el área de obras civiles. Ingeniero de la Universidad de Chile, nombrado
pensionado de gobierno de Chile el 8 de noviembre de 1887. Ya en Francia, a los
26 años, estudia en la Escuela de Puentes y Caminos de Paris, donde figura
inscrito como Alumno Externo en la promoción 1889, admitido en su calidad de
funcionario extranjero[27] según decisión ministerial de agosto del
mismo año, especializándose en construcción de puertos. Su espíritu
progresista, lo llevó a interesarse en diversos temas e incluso alejados de sus
dominios, bien innovadores para su época. Esto se ve plasmado en sus
averiguaciones en la capital francesa con respecto a la posibilidad y
conveniencia de hacer en Chile investigaciones y experiencias sobre sustancias
radioactivas. A su regreso a Chile, participó en diversos puestos en la
Dirección de Obras[28], en la sección “Puentes, Caminos y
Construcciones Hidráulicas”. Un ejemplo de aquello son sus proposiciones para
“el mejoramiento del puerto de Valparaíso” del 21 de septiembre de 1906[29], que para aquellos años supusieron
propuestas muy innovadoras por su radicalidad como lo muestra el “Proyecto de
obras de mejora del
puerto de Valparaíso embarcadero i ensanche del malecón”.
Colaboró además publicando el libro “el puerto de Valparaíso”[30] y diversos artículos, principalmente en los
Anales de la Ingeniería en Chile.
En ámbito de
la Arquitectura por su parte, don
Manuel Aldunate estuvo en Europa desde 1845 a 1854, realizando estudios y
trabajos encomendados por el Gobierno. A su regreso al país, desempeñó
innumerables labores como las efectuadas entre 1857-1861[31] como arquitecto
administrador del edificio del Congreso Nacional, fue el autor de los planos
definitivos. En 1864 Ingresa al Cuerpo de Ingenieros Civiles, entre 1866-1874
primer chileno en el cargo de Arquitecto del Gobierno[32]. Como arquitecto
fiscal colaboró con proyectos como el del parque Cousiño y del
Cerro Santa Lucía, la casa consistorial de Valparaíso y de los Almacenes
fiscales de aquel puerto, etc. En el libre ejercicio de su profesión levantó
los planos y dirigió los trabajos de dos grandes edificios particulares, que en
su tiempo fueron monumentos de arquitectura como el Palacio de don José Tomás
Urmeneta en la calle Monjitas y el de la Alhambra de don Claudio Vicuña, en la
calle Compañía de Santiago de Chile.
Por su
parte, de don Carlos Barroilhet ingeniero geógrafo, fue nombrado pensionado de
gobierno de Chile el 16 de enero de 1888. A los 22 años de edad, viajó a
Francia donde realizó estudios en arquitectura en la Academia Real de Bellas Artes de la
ciudad de París.[33] Su aporte abarca muchos ámbitos, al ser un
personaje muy activo socialmente. Así, de manera general, participó vivamente
en la producción minera[34], siendo presidente de la Asociación
carbonífera, de la Cía. Minera Linquén, de la Cía. de
gas de Valparaíso, entre otras. Además de ser socio de clubes de la elite de
dicha ciudad y formar parte de la cámara Nacional de Comercio y participar en
diversos Congresos. En lo que respecta a su vida profesional, Barroilhet
trabajó tanto de arquitecto como de urbanista. Como arquitecto desarrolló
proyectos como el edificio del Portal Edwards entre 1899-1901, el edificio del
diario El Mercurio de Valparaíso en 1901, el nuevo Manicomio para la ciudad de
Santiago entre los años 1894-1905. Este último lo llevó a formar parte de la
junta de profesionales encargados por el Ministerio del Interior, para la
concepción de la construcción hospitalaria del sur del país[35]. Como urbanista, este profesional fue parte
de la comisión de estudio del plan completo de transformación de Viña del Mar,
haciendo de este balneario un modelo en su género en el año 1927.
Finalmente en el área musical, contribuyeron al fortalecimiento
del Conservatorio de Música fundado en 1850. Se destaca la figura de don
Eliodoro Ortiz de Zárate pensionado en Italia en 1885 compositor de óperas,
entre las cuales se destaca la obra titulada Lautaro, opera criolla que fuera
estrenada en el Teatro Municipal de Santiago en 1902. Aurelio Silva por su
parte, pensionado en París en 1886, había llegado a ser primer violinista en la
ópera de dicha ciudad, a su regreso a Chile, fue nombrado primer violinista
solista del Teatro municipal y fue destacado profesor del Conservatorio.
Conclusión
El análisis
histórico del fenómeno de las becas gubernamentales de Chile hacia el
extranjero hasta inicios del siglo XX, se reconoce como un proceso muy temprano
en relación a la región, basado en la antesala de un escenario de tranquilidad
y orden publico en el país, que permitió la llegada
de intelectuales, jurisconsultos y científicos venidos de Europa y América,
quienes desde la década de 1830 influenciarían en un estado receptivo a
legislar en pro de la realización de becas de estudios, con el propósito de
contrarrestar el vacío de profesionales nacionales especializados. De igual forma, dicho fenómeno fue paulatino
y no fue hasta 1888 que logró transformarse en un sistema oficial con la
dictación de su primer reglamento.
Si bien, el
auge económico (Ciclo del Salitre, a partir de 1883) fue crucial para la puesta
en marcha de todo un engranaje de proyectos gubernamentales para convertir a
Chile en una nación moderna, el sistema de pensiones en particular, desde
mediados del siglo XIX, sería decisivo en la puesta en funcionamiento del
proyecto de modernización del país. Dado que este sistema fue el que permitió
la circulación de ideas europeas en el ámbito interno, no sólo como una moda
traída por la elite nacional o como la realidad aportada por los extranjeros
inmigrantes, sino más bien, como una política de Instrucción pública que
lograría cambios más profundos en la nación. Más específicamente, fueron las
ingenierías y las artes las que por casi veinte años se constituyeron en el
germen de este sistema y el fundamento del mismo. Por ello, fue posible
comprender la necesidad de la nación de ampliar y variar las becas al
extranjero a otros ámbitos del conocimiento, como fue la medicina, la
educación, la agricultura, la minería, etc., todo lo cual contribuyó a
fortalecer la reciente República.
Finalmente,
la contribución de los becarios a su regreso al país fue crucial, abarcando de
manera transversal la institucionalidad del país, desde lo publico
a lo privado, desde lo cultural a lo científico, por nombrar algunos
organismos: Ministerios de Interior, Justicia, Educación y Obras públicas;
escuela de Bellas Artes, escuelas públicas, normales, liceos y universidades;
sin dejar de lado la influencia provocada por los becarios en las diferentes
expresiones artísticas, etc., valiosos aportes que Influenciaron tanto en el
funcionamiento, como en la creación de diferentes instituciones y organismos
claves en las políticas públicas a favor de la modernización de la nación.
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Parlamentarios. Discursos de apertura correspondiente al segundo quinquenio de
la administración de Bulnes. (1847-1851). T.III ,
Santiago, Imprenta del Ferrocarril, 1858, pp. 1-7. Manuel Montt. ”Memoria que el
Ministro de Estado en el departamento de Justicia Culto e Instrucción Pública presenta
al Congreso Nacional. Año de 1841”, en
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Recibido: 01/11/2017
Evaluado: 15/12/2017
Versión Final: 06/01/2018
[1]
Muchos de ellos fueron contratados para impartir clases en escuelas, liceos y
en el Instituto Nacional, siendo incorporados posteriormente a la Universidad
de Chile.
[2] El naturalista de origen francés
Claudio Gay fue contratado por el gobierno chileno en 1830 para explorar,
reconocer y estudiar el territorio chileno y sus recursos, terminó preparando
la primera cartografía de carácter nacional del país. El quehacer geográfico de
Gay es apreciado en el contexto de las relaciones entre ciencia y poder, y sus
mapas interpretados como un instrumento esencial de la administración estatal
en cuanto herramienta para la integración territorial y el ejercicio de la
soberanía, En Rafael Sagredo. “Geografía y nación. Claudio Gay y la primera
representación cartográfica de Chile”. Estudios
Geográficos. Vol. LXX, Nº 266, Enero-junio.
Madrid, 2009, pp. 231-267.
[3] Ramón Irarrázaval. Correspondencia dirigida al Encargado de Negocios de Chile en Francia.
Santiago, 10 de Abril de 1844. En Archivo Nacional de
Chile (ANC), Legación de Chile en Francia y Gran Bretaña 1829-1877. Vol.
11.
[4] Manuel
Montt. ”Memoria
que el Ministro de Estado en el departamento de Justicia Culto e Instrucción
Pública presenta al Congreso Nacional. Año de 1841”, en Documentos Parlamentarios. Discursos de apertura en las secciones del
Congreso, i Memorias ministeriales correspondientes a la administración Prieto.
(1831-1841). T.I. Santiago, Imprenta del Ferrocarril, 1858, p. 231.
[5] Manuel Montt. Memoria presentada al Congreso Nacional en 1842 por el Ministro del Despacho de Justicia Culto e Instrucción Pública.
Santiago, Imprenta y Litografia del Estado, 1842,
p.26.
Los tres jóvenes
enviados a Europa al año siguiente, fueron Antonio Alfonso Cavada, Manuel
Antonio Osorio y Teodosio Cuadros.
[6] El
joven Agustín Olavarrieta Wassermayer hizo estudios
de matemáticas en la Escuela Militar y en 1843 fue enviado por el Gobierno, con
el grado de teniente de ingenieros militares, a perfeccionar sus estudios en Europa De regreso al
país en 1847, fue ascendido a sargento mayor de ingenieros militares. Su
memoria sobre la Artillería de Campaña y
de Montaña, le mereció la distinción de ser designado miembro de la
Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas
[7]
Manuel Bulnes. “Discurso que el presidente de la República dirije
al Congreso nacional. Año de 1844”, en Documentos
Parlamentarios. Discursos de apertura en las sesiones del Congreso, i, Memorias
ministeriales correspondientes al Pmer. Quinquenio de
la administración de Bulnes (1842-1846). T.II.
Santiago, Imprenta del Ferrocarril, 1858, p. 216.
[8]
Manuel Bulnes. “Discurso que el presidente de la República en la apertura de
las cámaras legislativas de 1847”, en Documentos
Parlamentarios. Discursos de apertura correspondiente al segundo quinquenio de
la administración de Bulnes. (1847-1851). T.III. Santiago, Imprenta del
Ferrocarril, 1858, p. 5.
[9] Chile, Congreso
Nacional, Senado. Sesiones ordinarias de la cámara de Senadores de 1885.
Santiago de Chile, La Cámara. 1885, p.8.
[10] Es necesario considerar, para la comprensión
de este fenómeno, que el desierto de
Atacama es uno de los pocos lugares en el mundo donde se produce el nitrato de
sodio de forma abundante y que no fue hasta la primera década del siglo XX que
se hizo la primera producción de salitre sintético en Alemania. Este preciado
recurso natural, el Salitre (Nitrato de Sodio), fue considerado estratégico en
los mercados internacionales, ya que poseía dos fundamentales funciones. Por
una parte, se trataba de abono para la agricultura y
por otra, materia prima para la elaboración de la pólvora.
[11] Germán Riesco. Mensaje leído por S.E. el Presidente de la Repúblicas en la apertura de las sesiones
ordinarias del Congreso Nacional. Santiago de Chile, Imprenta i
Encuadernación Barcelona, 1905, p.32.
[12] El
concepto “moderno” se entenderá básicamente como lo “Perteneciente o relativo
al tiempo de quien habla o a una época reciente”, en otras palabras
lo que “sigue las últimas tendencias o adelantos” para su época.”, vale decir
en este caso de principios del siglo XX.
[13]
Benjamín Vicuña. La ciudad de las
ciudades: correspondencias de Paris. Santiago de Chile, Sociedad Imprenta y
Litografía Universo, 1905, p. 21.
[14] Abarcando unos 2/3 del largo de Chile
continental, 3078 km de un total de 4400 km. Vale decir una vía férrea directa
entre Barcelona a Moscú.
[15] Macarena
Ibarra. “El Centenario: ¿Un mito urbano?. Santiago de
Chile 1887-1910”. Bicentenario. Revista
de Historia de Chile y América. Vol. IV, Nº1. Santiago de Chile, 2005,
pp.141–162.
[16]
Miguel Amunátegui. Don Manuel de Salas.
Santiago de Chile, Imprenta Nacional, 1895, p. 69.
[17] Esta
preciada herramienta aparte de ser fundamental, fue transversal a diferentes
disciplinas, en tanto que permitió plasmar en imágenes las nuevas naciones
desde la mirada de quehaceres diversos. Así, disciplinas como la geografía, la
pintura, la escultura, la botánica, la arquitectura o la ingeniería, las
usarían en mapas, cuadros, esculturas, fichas, grabados, planos, etc. Vale
decir manifestaciones desde: las artes visuales hasta las representaciones
gráficas.
[18]
Rodrigo Gutiérrez. “El papel de las
artes en la construcción de las identidades nacionales en Ibero-américa”. Historia Mexicana, El Colegio de México.
Vol. LIII, Nº 2, Oct. - Dec., México,
2003, pp.
341-390.
[19] Manuel Montt. Correspondencia de dirigida al Encargado de Negocios del Gobierno de
Chile cerca del de Francia. Santiago, 27 de Noviembre
de 1845. En Archivo Nacional de Chile, Legación de Chile en Francia y Gran
Bretaña 1829-1877. Vol. 11.
Se refiere a la
pensión de estudios de arquitectura en Francia al señor Manuel Aldunate.
[20]
Claudio Gay. Correspondencia de Claudio
Gay. Santiago de Chile, Ediciones de la Biblioteca Nacional, 1962, p. 99.
[21]
Ibidem.
[22]
Suspensión debido al recorte financiero estatal con motivo de la Revolución de
1891 vivida en Chile.
[23]
Período correspondiente entre 1845 año de Adjudicación de Pensión de estudios
en el Europa a Don Manuel Aldunate, Véase en: Manuel Montt. Correspondencia de dirigida al Encarg…, Op. Cit. (caso que
sirve de ejemplo para demostrar la subvención de los primeros tres años) y
1911, año en que se crea la primera reglamentación oficial, véase en: Chile,
Decreto nº4133 (1911). Reglamente sobre
Becas en el extranjero. Diario Oficial de la República de Chile.
[24] José
Miguel Blanco, “El envío de los
pensionistas a Europa (al Sr. Ministro del Culto)”. El Taller Ilustrado, periódico artístico y
literario, Nº 59, Año II, Santiago, 1886. pp.
3-4.
En el área de las Bellas Artes fue Blanco
quién contribuyó en extender tanto la estadía a 5 años como la edad límite,
edad que podría sobrepasar los 25 años, argumentando la necesidad de mayor
“madurez” de los estudiantes.
[25]
Chile. Decreto Reglamento de Pensionados
en Europa. Santiago de Chile. Consejo de Instrucción Pública. 1888.
[26]
Claudio Gay. Correspondencia de Clau..., Op. Cit.
[27] Edouard Collignon. Demande à l’effet d’être admis sans examen M Gonzalez. Ecole National des Ponts et Chaussées
(ENPC). París 1889. Archives ENPC. Fonds complémentaires. 9582/9.
[28] Ernesto
Greve. Historia
de la ingeniería en Chile. IV. Santiago de Chile, Imprenta Universitaria,
1938. p.255.
[29] Post
terremoto del 16 de agosto de 1906, magnitud 8.2. uno de los más destructivos
de la ciudad
[30] Hijinio González. El
puerto de Valparaíso. Santiago, Imprenta Universitaria, 1912.
[31]
Ernesto Greve. Historia
de la ing...,
Op. Cit., p. 214.
[32] Como antecedente debemos saber que hasta el
envío de Aldunate los arquitectos del Gobierno sólo habían sido extranjeros;
Claude Francois Brunet de Baines (1848) o Lucien
Ambroise Henault (1863).
[33] L’Ecole Superieure d’Architecture. (ESAP) Certificat d’etude Carlos Barroilhet_Paris, 10 février
1890. ANC. Legación de Chile en Francia e Gran Bretaña 1819-1903, Vol. 238.
[34] Fue uno de los técnicos que estudiaron a fondo
el problema del Nitrato Chileno para combatir el Salitre sintético.
[35] Alexander
Sievers. Médicos, instituciones y
locura en Concepción, 1891-1929. Tesis de Maestría en Historia de
Occidente. Chillán, Universidad del Biobio, 2013.