La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos: un espacio de formación de la juventud en París[1]

 

 

The General Association of Latin American Students: a space for the formation of young people in Paris

 

 

 

Gloria Lisbeth Graterol Acevedo

Facultad de Filosofía y Letras (Sistema de Universidad Abierta)

Universidad Nacional Autónoma de México, México

glisbeth5@gmail.com

 

 

Resumen

La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos (AGELA) fue creada en el año 1925 bajo el afán de la unidad latinoamericana y con una postura antiimperialista. Esta asociación, construida dentro de un contexto europeo, veló por la defensa de los estudiantes de América Latina que se encontraban en la Universidad de la Sorbona en París y, a su vez, les permitió posicionar su perspectiva crítica sobre la realidad de su región. El objetivo de este artículo es resaltar el rol del activismo académico de estos jóvenes latinoamericanos y las relaciones que a partir del mismo construyeron. Asimismo, se destaca el cómo esta asociación les permitió promover el ideal unionista y antiimperialista propio de su contexto intelectual latinoamericano.

 

Palabras clave

Estudiantes universitarios; América Latina; París; juventud; pensamiento latinoamericano.

 

 

Abstract

The General Association of Latin American Students (AGELA) was created in 1925 with ideals of Latin American unity and an anti-imperialist stance. This association, built within a European context, ensured the defense of Latin American students at the Sorbonne University in Paris and, at the same time, allowed them to position their critical perspective on the reality of their region. The objective of this article is to highlight the role of academic activism of these young Latin Americans and the relationships they built from it. It also highlights how this association enabled them to promote the unionist and anti-imperialist ideal proper to their Latin American intellectual context.

 

Keywords

University students; Latin America; Paris; youth; Latin American thought.

 

Introducción

 

La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos (AGELA) fue creada en París por un grupo de jóvenes estudiantes de la Universidad de la Sorbona en el año 1925. Entre sus integrantes, provenientes de diversos países, se encontraban Armando Maribona (Cuba) Miguel Ángel Asturias (Guatemala), Carlos Quijano (Uruguay) y Raúl Haya de la Torre (Perú), entre otros, quienes idearon dicho espacio para debatir y reflexionar sobre los problemas políticos, económicos, sociales o culturales de América Latina.

La AGELA fue una etapa relevante para la formación política de los jóvenes que allí se congregaron[2]. Sus diversos encuentros y actividades les permitieron crear una idea de América Latina construida desde la diversa realidad proveniente de sus propios equipajes, asumida desde la conciencia ideológica inspirada en el idealismo del Ariel de José Enrique Rodó y en la crítica a un problema regional, que identificaban y les convocaba: el intervencionismo de los Estados Unidos en la región.

Si bien es cierto, como veremos a lo largo de este artículo, que entre las funciones de una asociación estudiantil dirigida a un grupo extranjero, específicamente el latinoamericano, estaría la tarea de informar sobre la documentación y proceso pertinente del funcionamiento de la institución de acogida, este espacio más bien les permitió establecer relaciones con intelectuales de Europa y América Latina como José Ingenieros, Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset, José Vasconcelos y aquellos otros que por alguna razón hacían su parada en la ciudad parisina.

Conviene comentar que ha sido escasa la producción académica relacionada con esta asociación estudiantil, pese que algunos de sus miembros líderes, que después se convirtieron en intelectuales destacados, expresaron en artículos periodísticos y notas biográficas la relevancia que tuvo para ellos formar parte de esta asociación[3]. De estos pocos estudios vale la pena mencionar el aporte que realizó Arturo Taracena con su trabajo titulado “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos de París (1925-1933)”, publicado en el Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica del año 1989[4], quien centró su análisis en el papel antiimperialista de la AGELA y en las tendencias ideológicas que allí se suscitaron, aportando, a su vez, datos significativos relacionados con la fundación de esta organización y sus postulados. En este trabajo Taracena destaca también las relaciones académicas que allí se produjeron y da pistas sobre los motivos de la desintegración de dicha asociación, después de ocho años de gestión. Aspectos que nos permitirán contextualizar, entender y complementar la visión de la AGELA desde la categoría social de “estudiantes universitarios” que tuvo este grupo. Al respecto, Renate Marsiske señala que las organizaciones estudiantiles tienen una dimensión gremial y una dimensión política, referente a ello dirá “entiendo por lo primero todo lo que se refiere al quehacer de los estudiantes, sus logros y conquistas académicas, etcétera, y por la segunda la dimensión ideológica y su vinculación con la política general[5].

Siendo conscientes que la característica principal de este grupo es su condición estudiantil, la cual entendemos que se construye en un momento breve y limitado a su paso por una institución, también vale la pena acotar que los estudiantes miembros de la AGELA provenientes de diferentes países latinoamericanos eran una clara representación de los jóvenes de la clase media y clase media alta que, una vez que cursaron sus estudios en la universidad local, tuvieron el interés y los recursos económicos familiares para completar su formación en las instituciones de educación superior más destacadas de Europa.

El presente estudio, por tanto, pretende centrarse en el rol del activismo académico de estos jóvenes y las relaciones que a partir del mismo construyeron, asimismo, busca destacar, tanto algunas de las ideas expresadas por los propios fundadores de la AGELA, como las cercanías que este espacio les permitió tener con grandes intelectuales de la época que promovían el ideal unionista y antiimperialista latinoamericano. La finalidad es presentar cómo el activismo académico les permitió materializar por un momento la visión de una América Latina unida, crítica e independiente, y con ello cumplir con el objetivo de dar a conocer este continente al complejo contexto parisino de los años 20.

 

 

Contexto y formación de los miembros de la AGELA

 

Pese a la política expansionista de Napoleón III en América Latina con el pretexto de la latinidad, Francia no perdió su importante papel de referente cultural en las élites latinoamericanas. Si bien es cierto que este país atravesó por una crisis nacional desde el último tercio del siglo XIX tras la derrota en la guerra franco-prusiana, el breve periodo de la Comuna, las críticas al Estado provenientes de los intelectuales tras el caso Dreyfus, el maurrasismo, etc., el contexto de los años veinte del pasado siglo tampoco fue alentador, describe a una Francia en posguerra, sumida ante la ruina y con grandes dificultades económicas. La crisis económica que vivió el país galo en este período permitió que su moneda comenzara a “bajar de modo catastrófico para los franceses”[6]. Circunstancia que favoreció a todo viajero, especialmente al latinoamericano que valoraba la vida cultural de ese país.

 

Fue en el microcosmos parisino donde intelectuales, políticos, artistas, comerciantes y exiliados provenientes desde el Río Grande hasta la Tierra del fuego se dieron cita para elaborar un diagnóstico global del continente. Así, en contacto permanente con la vida política y cultural de la ciudad, los latinoamericanos abordaron una serie de debates que se convirtieron en el núcleo de una reflexión sobre su lugar en el mundo, entre los cuales estaba la producción literaria y plástica, el indigenismo, y la necesidad de enfrentar la hegemonía de los Estados Unidos (EE.UU.) en América Central y el Caribe[7].

 

Sin duda dentro de este contexto, el ámbito académico jugó a favor de la formación de los profesionales jóvenes que al inicio de los años veinte llegaban a estudiar en la Universidad de la Sorbona en París. Como se mencionó anteriormente, algunos de ellos pertenecientes a clases medias altas fueron enviados por sus padres para realizar estudios superiores[8], otros en cambio, buscaban arriesgarse con cualquier ingreso para cubrir sus estudios y así disfrutar del mundo cultural y bohemio que ofrecía en aquel momento la metrópoli parisina[9].

Durante los períodos de entreguerras en diversos espacios tanto académicos, diplomáticos y políticos, se dio paso a la creación de plataformas institucionales que favorecieron el intercambio entre Europa y América Latina[10]. En la Universidad de la Sorbona de París entre 1906 y 1910 se abrieron las cátedras de la enseñanza del español, en 1912 esta iniciativa derivó en el Centro Franco-español y en 1917 se instauró el Instituto de Estudios Hispánicos[11]. Los estudiantes que provenían de América Latina encontraron en este instituto un apoyo y una serie actividades que el mismo ofrecía a su comunidad estudiantil.

No obstante, algunos estudiantes que llegaron con un escaso lenguaje del francés y que desconocían el funcionamiento de la Universidad de la Sorbona y del mencionado instituto, se toparon con la ausencia de una dependencia que brindara atención al estudiante extranjero de habla hispana y que les orientase sobre los procedimientos académicos. Este fue el caso de Armando Maribona[12], periodista cubano, quien en algún momento narró en el periódico El Imparcial (Guatemala)[13] su experiencia en el ámbito universitario parisino.

En su relato el cubano describe los obstáculos a los que se enfrentó, propios de su condición de inmigrante, amén de las dificultades administrativas y la falta de orientación en su idioma para comprender las gestiones académicas que tenía que realizar. Comenta que ante esta situación se dio a la tarea de preguntar en la Asociación General de Estudiantes de Francia si habría algún estudiante que hablara su idioma y que le orientase con los procedimientos, pero al no haberse explicado con claridad y dado que su dominio del francés era escaso, menciona que solo obtuvo como respuesta un “Je ne comprend pas ça. Au revoir![14].

En este mismo artículo, además de compartir las peripecias de haber llenado los formularios de inscripción y lograrlo en vano, pues las fechas de matriculación habían cerrado, Maribona refiere que un periodista amigo suyo le preguntó:

 

-¿Es que no existe en París la Asociación de Estudiantes Latinoamericanos?

-No.

-¿Razones?

-Ah, verás tu… nuestro carácter… nadie se ha ocupado… Es muy difícil agrupar a los muchachos…Carecemos de espíritu de asociación y de disciplina… Creo que son tan pocos que… no vale la pena[15].

 

Más adelante el cubano señala que esta necesidad personal y común a otros compañeros le impuso la idea de conformar una organización estudiantil que cubriera las necesidades de los latinoamericanos en esa universidad. Pero además explica que percibió que otros estudiantes provenientes de países como Canadá, Rusia, Dinamarca y otros lugares, contaban con un espacio de referencia a su llegada. Es decir, los gobiernos y embajadas de estos alumnos habían apoyado la creación de centros educativos con locales espaciosos para que sus jóvenes desarrollaran actividades deportivas, recreativas y convivieran dentro de una comunidad en la que compartieran sus costumbres culturales[16].

Maribona relata que como era impensable que algún país latinoamericano le apoyase con dinero alguno para esta causa, él y otros interesados, establecieron contacto con el Dr. Ernest Martinenche, director del Instituto de Estudios Hispánicos de la Sorbona[17], para expresarle la idea de conformar una asociación de estudiantes provenientes de los diversos países de América Latina. La respuesta de Martinenche, según Maribona, fue positiva y hasta les ofreció información de direcciones y nacionalidades de estudiantes latinoamericanos registrados en la universidad. Con esta información y apoyándose en la revisión de estatutos de asociaciones estudiantiles análogas, el cubano y otros convocaron a la comunidad latinoamericana a una asamblea general para informar sobre la propuesta de crear la anhelada asociación[18].

Como se ha señalado, en 1925 se creó la AGELA en París, al parecer, después de varios intentos e iniciativas fallidas. El grupo de estudiantes que logró consolidar este núcleo estudiantil lo conformaron los jóvenes Carlos Quijano (uruguayo), Rolando Martel (cubano), Miguel Ángel Asturias (guatemalteco), Aurelio Fortoul (venezolano), R. Sequeira (nicaragüense), Cárdenas Castro (peruano), Antonio Gattorno (cubano), Raúl Haya de la Torre (peruano) y el ya mencionado Armando Maribona, entre otros[19].

Carlos Quijano será uno de los miembros que destacará la función de la asociación de velar por la defensa y resguardo de los estudiantes latinoamericanos que llegaban a Europa; pero además señalará una característica importante de la AGELA que nos interesa revalorar para los fines de este trabajo, su conformación como grupo político: por cuanto busca hacer conocer aquí la situación real de nuestra América y principalmente vela por la defensa de la integridad territorial y de la soberanía política de los países latinoamericanos[20]. Las diversas actividades que se empezaron a realizar en el marco de la AGELA pronto responderían en gran medida a la reflexión sobre la compleja realidad de América Latina.

En este sentido, es importante recordar que gran parte del contexto histórico mundial que marcó la llegada del siglo XX, estuvo determinado por el avance del sistema capitalista, que a través de las potencias industriales y la emergencia de los monopolios exportadores de mercancías, impuso a la mayoría de los países latinoamericanos la sustitución de producciones nacionales por productos importados desde Europa y Estados Unidos[21]. Asimismo, no podemos dejar de señalar que si durante gran parte del siglo XIX Estados Unidos se veía como modelo a seguir por su desarrollo económico, también poco a poco se fue mostrando como una verdadera amenaza para la independencia de los países latinoamericanos. A partir de 1898 el antiguo enemigo para la región, España, dejó su lugar de desprestigio para que lo ocupara Estados Unidos[22]. Numerosos intelectuales se solidarizaron con la España derrotada (Rubén Darío y José Enrique Rodó como los principales) y promovieron un reintento de unión entre las repúblicas americanas dándole un nuevo sentido a la latinidad, ya que ésta se empezó a considerar como elemento aglutinador de las culturas propias, frente a lo anglosajón, que representaba algo extraño a la idiosincrasia de los pueblos de América Latina.

Este contexto marcaría la constitución de la AGELA, ya que la asociación se declaraba como “una institución netamente antiimperialista, la primera institución antiimperialista latinoamericana creada en Paris”[23]. Su mirada crítica estaba dirigida al papel que tenía Estados Unidos como enemigo desde su rol intervencionista en diversos escenarios políticos suscitados entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. No está demás recordar que dentro de las injerencias norteamericanas las más recientes a los miembros de la AGELA fueron la producida entre 1909 y 1912. Estados Unidos ante el cobro de empréstitos a Nicaragua tomó el control de las aduanas, del ferrocarril y otras pertenencias nicaragüenses, estableciendo su estadía en ese país por al menos 13 años. Este hecho provocaría el surgimiento del movimiento liderado por Augusto Sandino, al que los miembros de la AGELA apoyarían en algunas de sus actividades más adelante[24].

Para los miembros de la AGELA las posiciones de reivindicación y defensa a las expresiones coloniales de Estados Unidos fueron reflexiones propicias para comprender el papel que debía desempeñar América Latina frente al juego de las potencias imperiales. Cabe suponer que la previa formación profesional de los miembros de la AGELA en sus respectivos países de origen, manifestada en la escritura, el arte, la ciencia, la prensa y la organización de diversos encuentros académicos, se conjugó con su pensamiento latinoamericanista basado en ideales como el bolivarianismo, unionismo, antiimperialismo, pacifismo, y otros `ismos´ que enmarcaron el sentir latinoamericano ante la defensa de y por la búsqueda de una identidad propia[25]. Podemos inferir de algún modo que la tendencia del pensamiento latinoamericano basado en esos ideales se pudo haber afianzado en los años de formación de los estudiantes que viajaron a la Sorbona a continuar su formación profesional. Seguramente muchos de ellos conocían:

 

…la publicación de Ariel (Montevideo, 1900) de José Enrique Rodó (1872), antecedente de El Destino de un Continente (Madrid, 1923), en el que Manuel Ugarte (1878) sostenía la necesidad de una unidad latinoamericana antimperialista, y de La Raza Cósmica (Paris, 1925), en la cual José Vasconcelos (1882) afirmaba que pronto sonaría la hora de América Latina en el reloj de la Humanidad. Junto a José Ingenieros (1877), ambos pensadores significaban la encrucijada espiritual y política en la que se encontraba la intelligentsia latinoamericana al inicio de la post-guerra[26].

 

Como es sabido, el mensaje del Ariel de Rodó, publicado en su primera edición en el año de 1900, estuvo dirigido a las juventudes de América Latina, desde allí aportará a la reflexión la necesidad de construir una América sin la extorsión de la conquista en la que proyectará el ideal hispanoamericano liberal y progresista para intentar fijarlo en la conciencia de la juventud[27]. Incluso, conviene mencionar también en este crisol del pensamiento que se estaba gestando en la región latinoamericana, y que estaba marcando a los jóvenes críticos del positivismo e inclinados a las ideas del espiritualismo y el antiimperialismo, un artículo previo de Manuel Ugarte a tan solo un año del nacimiento de Ariel, El peligro Yanki (1901), en el que no solo hará un primer análisis crítico sobre la política exterior de los Estados Unidos hacia América Latina, sino también advertirá el peligro de sus intenciones: “Cuando la revolución puede serles favorable, los imperialistas la provocan; cuando puede serles nociva, la hacen imposible”[28].

Otro aspecto fundamental en el proceso de formación de los miembros de la AGELA será el intercambio de ideas que tendrán con intelectuales latinoamericanos destacados, por ejemplo sobresale la estancia de José Ingenieros en París, reconocido con el rol de mentor y “Maestro de América” por su apoyo a la importante Reforma Estudiantil que tuvo lugar en Argentina durante el año 1918[29].

Si bien la cantidad de nombres e influencias que pudieron haber tenido los miembros de la AGELA en sus países de origen y en su encuentro en la Ciudad de la Luz, no es parca, cabe advertir que los ideales del pensamiento latinoamericano que se encontraban transversos en todos los movimientos intelectuales e ideologías de la época, responden a un momento en el que la historia del pensamiento latinoamericano identifica como proyecto identitario[30]. Como bien señala Eduardo Devés el pensamiento latinoamericano va a estar acentuado por diversas miradas, sin embargo, las tendencias pueden apuntar a ideas modernizadoras, o visiones identitarias. Habrá quienes se afiancen más en un proyecto modernizador que busca el afán de seguir el ejemplo de los países más desarrollados a través de la modernización, menoscabando lo popular, lo latino, lo indígena, lo latinoamericano; habrá quienes, por el contrario, busquen la reivindicación y defensa de lo propio, dando valor a la visión humanista, rescatando lo cultural, apoyando el no intervencionismo de los países desarrollados, reivindicando la independencia, la justicia y la igualdad, y promoviendo el encuentro entre países del mismo continente[31].

La diversidad de ideales previamente adquiridos y expresados en el seno de la AGELA nos hace imaginar los ricos debates que se originaron en cada una de las actividades que organizaron estos jóvenes. Por ejemplo, Taracena[32] menciona que dentro de la misma AGELA hubo algunos enfrentamientos ideológicos internos dado por el interés político de Haya de la Torre y la organización de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) en París.

 

 

La acción política de la AGELA y el ideal del pensamiento latinoamericano

 

El contexto anterior nos permite vislumbrar la importancia que tiene el sentido histórico y la dimensión temporal que formó a los estudiantes pertenecientes a la AGELA. En este orden de ideas, consideramos que el activismo académico, las actividades que este grupo de estudiantes promovían en el contexto parisino y el espacio que otorgaban a la reflexión, al desarrollo de este pensamiento latinoamericano en su vertiente identitaria más que modernizadora, influyeron en la idealización de una América Latina unida.

Lo anterior lo podemos encontrar en las temáticas abordadas en sus conferencias y sesiones de discusión sobre las diversas problemáticas de la región, actividades creadas con el fin de fortalecer un patriotismo continental y darlo a conocer a sus pares en Europa. Respecto a ello, Carlos Quijano relataba lo siguiente:

 

Creemos que es la primera vez que se intenta ese esfuerzo de comprensión y mutuo conocimiento, más útil que todas las declaraciones y todos los manifiestos sobre nuestra solidaridad, y que constituye la base imprescindible para toda acción política futura en América. Creemos que esta obra sola, bastará para que la AGELA no sea olvidada y para que su acción se prolongue a todos los futuros movimientos políticos de nuestro continente[33].

 

Estas conferencias ponían en la mesa de discusión situaciones y preocupaciones sobre el campo social, educativo, político e, incluso, la reflexión propia de la condición de juventud que en ese momento se debatía a más de veinte años de la publicación del Ariel [34].

Asimismo, de acuerdo con Quijano estos espacios se construían bajo objetividades científicas por latinoamericanos y tenían la función de dar a conocer a Europa la historia de un continente tan ignorado, y “a defender, llamando, en su apoyo a la opinión pública europea, la integridad y la independencia de nuestro continente”[35].

Armando Maribona por ejemplo, describe la realización de un conjunto de conferencias en universidades y casas de estudiantes realizadas en el marco de las primeras actividades de la AGELA, las cuales abordaron los siguientes temas:

 

1.      “Estado sanitario de Costa Rica y Cuba, los dos países más adelantados del mundo en la Materia” conferencia dictada por el estudiante Mario Luján,

2.      “Civilizaciones precolombinas: El Popol Vuh, biblia de los indios Quichés” de la mano de Miguel Ángel Asturias,

3.      “El imperialismo en América” pronunciada por Raúl Haya de la Torre,

4.      “El papel de la Juventud en este momento histórico” leída por Carlos Quijano,

5.      “Enseñanza del dibujo y modelado en las escuelas públicas de Cuba” explicada por Armando Maribona[36].

 

Otras conferencias ofrecidas en el seno de la AGELA también destacaron la realidad de países como Haití, República Dominicana, Paraguay, Bolivia, Ecuador, México y Uruguay[37]. Si algo tenían en claro los integrantes de esta compañía era lo siguiente: “Los hombres que en la Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos se reúnen y trabajan animados por un mismo ardor, tendrán sin duda mañana, algunos ya la tienen, acción dirigente en América”[38]. Será pues esta necesidad de comprender la realidad lo que les impulsaba a configurar su formación crítica sobre las diversas formas de la vida de un continente, el mismo que les convocaba, les preocupaba y les invitaba a cumplir la tarea de activar las fuerzas nuevas de las que hablaba Rodó.

Otro conjunto de actividades realizadas por esta asociación fue proyectado por la constante declaración antiimperialista. Un ejemplo de ello se tiene en la manifestación celebrada en París con motivo de una nueva crisis en las relaciones de Estados Unidos con América Latina, esta vez dirigida a México, a quien el imperio espetaba a respetar compromisos y relaciones internacionales a propósito de la puesta en práctica de la reforma agraria en este país[39]. Los estudiantes de la AGELA organizaron la denominada Gran Manifestación antiimperialista de Latinoamérica celebrada en París, la cual se llevó a cabo con la realización de una conferencia en la que participaron intelectuales destacados como José Ingenieros, Miguel de Unamuno, José Ortega y Gasset entre otros. Además de ello, organizaron el Comité de Solidaridad de la América Latina conformado por un grupo de periodistas, escritores y estudiantes. Así mismo, para esta actividad recibieron el apoyo de la prensa francesa, que se aprovechó como medio de resonancia para dar a conocer en el continente europeo el papel que estaba jugando la injerencia estadounidense en países de América Latina.

Algunos comentarios sobre el análisis de los discursos expresados por los miembros de la AGELA en dicha manifestación los expone claramente Taracena en su trabajo al que ya hemos hecho mención[40]. Sin embargo, hay algunos aspectos que consideramos claves y que se relacionan con la exaltación a la juventud. Hacemos mención específica al discurso de Víctor Raúl Haya de la Torre y el énfasis que otorgó al papel de los estudiantes que en ese momento se levantaban ante las injusticias de sus gobiernos. Al respecto señalaba:

 

La juventud, los desterrados del Perú y Venezuela, sufren el castigo que cada gobierno, cómplice infame de los filibusteros del Norte, les impone por el delito de predicar la fraternidad de todos los pueblos. […] Y no solamente la juventud de Perú y Venezuela ha comprendido la función que le cumple desempeñar en estos instantes: los estudiantes de Cuba acaban de ser atacados por la policía y en México y en Panamá la juventud estudiosa se ha levantado contra el imperialismo yanqui. ¡En nosotros compañeros estudiantes, grita la sangre de los que han caído por nuestra causa! [41].

 

Este pronunciamiento nos hace reflexionar acerca de la idea que están teniendo los jóvenes de la AGELA sobre su rol de estudiantes y sobre su compromiso con las transformaciones políticas y sociales en cada uno de sus países. Es decir podríamos aproximarnos a observar cómo estos espacios les permitieron cumplir con su activismo político. De ahí que es importante recordar la frase citada anteriormente por parte de Carlos Quijano, en la que hacía mención sobre la certeza que de este grupo de la AGELA surgirían los futuros movimientos políticos de América Latina. El mismo Quijano y otros miembros regresaron a sus países a fundar partidos políticos. Asimismo, es posible que además esta afirmación iba referida a la tarea política que se vislumbraba en el estudiante Haya de la Torre, principal fundador del APRA, y quien desde su participación en la AGELA venía impulsando en París, junto con otros peruanos, una célula partidista de su movimiento.

Las actividades y los espacios promovidos por la AGELA les permitieron a sus miembros no solo expresar su activismo académico y político, también su disposición por alzar la bandera de un ideal latinoamericano que buscaba la unión de los pueblos, la defensa de la región frente al imperialismo estadounidense y el rescate de lo propio. A la par, podemos apreciar dentro de este marco la conformación de la futura red latinoamericana que se va a ir tejiendo a través de la publicación conjunta en revistas y otros espacios de difusión que harán algunos de sus miembros. De igual forma, es preciso mencionar las relaciones que se fueron gestando con los intelectuales como Miguel de Unamuno, quien no solo será uno de los tutores de Miguel Ángel Asturias[42] sino también será modelo de las caricaturas de Armando Maribona en algunas publicaciones que el artista y periodista hará en París.

Por último cabe destacar que otra de las relaciones importantes y de apoyo que recibirá la AGELA, vendrá de la mano de José Ingenieros, quien además de participar en diversas actividades organizadas por la asociación, será para algunos de sus miembros, específicamente para Miguel Ángel Asturias “la influencia principal […] porque dio un ejemplo del esfuerzo permanente por llegar a una síntesis de las ideas más avanzadas de su época”[43].

A manera de conclusión nos gustaría resaltar que hasta ahora, los pocos estudios que han centrado su mirada en la AGELA, han destacado las personalidades de los futuros intelectuales. Poco se ha reflexionado acerca de la etapa que estos tuvieron desde su condición de estudiantes universitarios y cómo ésta se contextualizó en el grupo de latinoamericanos que comulgaban con los ideales de una América Latina unida, crítica e independiente, etapa vivida desde el contexto parisino de los años 20.

Es importante rescatar que el espacio académico les permitió consolidar su formación en el contexto del pensamiento latinoamericano que les era propio, pero será la práctica política la que cimentará su proyecto identitario compartido. Las reflexiones sobre las diferentes aristas del campo social, educativo, político e, incluso, su propia condición de jóvenes estudiantes, les ofrecerá trascender a diferentes espacios del escenario público, tanto europeo como latinoamericano. De allí, que las relaciones académicas con destacados intelectuales se convertirán en referencia fundamental para lo que será su condición profesional futura.

 

                  

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Recibido: 01/12/2017

Evaluado: 19/12/2017

Versión Final: 22/01/2018

 



[1] Este artículo se revisó y se corrigió a partir de la ponencia presentada en el simposio: Migraciones y relaciones juveniles entre Europa y América Latina en el siglo XX. Temas de análisis y propuestas teórico-metodológicas, celebrado en el marco del XVIII Congreso de la Asociación de Historiadores Americanistas Europeos (AHILA), Universidad de Valencia, 5 al 9 de septiembre de 2017 España.

[2] Los integrantes que pertenecieron a la AGELA en los años veinte, pudieron haber nacido aproximadamente entre finales del siglo XIX y principios del XX. Para la fecha de su estancia en dicha asociación sus edades podrían haber oscilado entre los 20 y 30 años de edad, lo que podría darnos una idea de juventud, no obstante, en este artículo, abordaremos a este grupo desde la categoría de estudiantes universitarios como explicaremos más adelante.

[3] Hacemos mención específica a Armando Maribona, Carlos Quijano y Miguel Ángel Asturias quienes a través de artículos periodísticos enviados a respectivos países fueron informando de algunas de las actividades desarrolladas en el marco de la AGELA. Dichas fuentes son referencia clave para este artículo y estarán referenciadas a lo largo del mismo.

[4]Arturo Taracena. “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos de París (1925-1933)”. Anuario de Estudios Centroamericanos, Vol. 2, Nº15, Universidad de Costa Rica, 1989, pp. 61-80.

[5] Renate Marsiske. Movimientos estudiantiles en América Latina: Argentina, Perú, Cuba y México 1918-1929. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1989, p. 12.

[6] Paulette Patout. “La Cultura Latinoamericana en París entre 1910 y 1936”, en Amos Segala (coordinador). Miguel A., Asturias: París, 1924-1933. Periodismo y Creación Literaria. Paris/ México, ALLCA XX/Fondo de Cultura Económica, 1996, p. 754.

[7] Daniel Rojas. “Los latinoamericanos de París en el cambio de siglo. Sobre Die Hauptstadt Lateinamerikas de Jens Streckert”. Colombia Internacional, Nº 87, Bogotá, 2016. p. 244. Disponible en: < http://www.scielo.org.co/pdf/rci/n87/n87a11.pdf>. [Consulta: 24/03/2018].

[8] Arturo Taracena. “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos de París…”, Op. Cit., p. 61.

[9] De acuerdo con Hugo Biagini “En París, cabeza y corazón de la mundanidad, se congregaron los bohemios de múltiples lenguas y nacionalidades. Muchos son artistas veinteañeros que impugnan como renegados a quienes trepaban a las filas de la alta sociedad…” Hugo Biagini. La Contracultura Juvenil. Buenos Aires, Capital Intelectual, 2012, p. 31.

[10] Daniel Rojas. “Los latinoamericanos de París…”, Op. Cit., p. 244.

[11] “Cent ans d'hispanisme en Sorbonne. L'Institut d'Études Hispaniques (1917-2017)” Disponible en: <https://ieh.hypotheses.org/cent-ans-dhistoire/un-peu-dhistoire >. [Consulta: 24/03/2018].

[12] Maribona llega a París como corresponsal del Diario de la Marina de La Habana y opta por continuar estudios en el área artística.

[13] Este periódico se fundó en Guatemala el año de 1922, mismo en el que publicarían intelectuales como Miguel Ángel Asturias, Rafael Arévalo Martínez, Carlos Wyld Ospina entre otros. Según Aracelly Mérida este medio de información desapareció el 28 de junio de 1985 debido a “la mala administración, falta de actualización y falta de recursos económicos” Aracelly Mérida. El periodismo escrito en la Ciudad de Guatemala durante los años 1900-1925. Tesis de Maestría. Guatemala, Universidad de San Carlos de Guatemala, 2003, p. 103.

[14] Armando Maribona. “La Asociación de Estudiantes Latinoamericanos, 21/11/ 1925”, en Amos Segala (coordinador), Miguel A., Asturias: París, 1924-1933. Periodismo y Creación Literaria, Paris/México, ALLCA XX/Fondo de Cultura Económica, 1996, pp. 524-527.

[15] Ídem, p. 525.

[16] Ibídem.

[17] Maribona hace referencia al director de los Altos Estudios Hispánicos de la Sorbona, entendemos que hace referencia al mismo instituto creado en el año 1917 y mencionado anteriormente. De acuerdo con Arturo Taracena “Mertinenche era el hombre clave de la irrupción de lo latinoamericano en la sociedad parisina, pues había fundado en 1922 la Revue de l' Amerique Latine, en la que colaboraban los peruanos Ventura (1883) y Francisco García Calderón (1887), el ecuatoriano Gonzalo Zaldumbide (1889), el venezolano Alberto Zerega Fombona, y otros más”. Arturo Taracena. “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos…”, Op. Cit., p. 63.

[18] Lamentablemente no hay precisión y exactitud de fechas de la realización de esta asamblea, pero suponemos que este proceso transcurrió entre los años 1924 y 1925, fecha en la que Maribona publica este relato.

[19] Armando Maribona, “La Asociación de Estudiantes…”, Op. Cit., p. 526.

[20]Carlos Quijano. “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos en París Su obra y su programa”, El País, Montevideo, 04/05/1927, p. 3, reproducido en Carlos Quijano (coordinador), América Latina una nación de repúblicas. Tomo I. Vol. III. República Oriental del Uruguay, Cámara de Representantes, 1989, p. 21.

[21] “La penetración del capital extranjero impuso a este continente una estructura socioeconómica dependiente, en un esquema de división internacional del trabajo en el cual se asignó a los países latinoamericanos la simple condición de vendedores de materias primas y alimentos e importadores de mercancías elaboradas que terminó por especializarlos en uno o dos rubros básicos de exportación”, Sergio Guerra. Historia Mínima de América Latina. México, UNAM/FFyL/CIALC, 2015, p. 286.

[22] Hacemos referencia a la injerencia de EEUU en la guerra cubana; intromisión que, además, formaba parte de una larga lista de agravios decimonónicos en la que se encontraba la invasión a México, a Santo Domingo, su entrometimiento en la separación de Panamá respecto de Colombia.

[23] Carlos Quijano. “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos en París…”, Op. Cit., p. 21.

[24] Aunque no es nuestro interés ahondar en las relaciones diplomáticas y políticas de los Estados Unidos con los países de América Latina, es preciso mencionar cómo su participación en la Independencia de Cuba, por ejemplo, sentó las bases de lo que será su injerencia política en diversos momentos de este período histórico. Es importante recordar que bajo la Enmienda Platt declarada en el año de 1901, se establecía que Cuba, como república independiente de la monarquía española, debía ratificar a los EEUU como interventor para garantizar el mantenimiento de un gobierno adecuado que protegiera la libertad individual y aquellas otras obligaciones que habían sido impuestas a los Estados Unidos a través del tratado de París celebrado en 1898. Sergio Guerra. Historia Mínima de América Latina... Op. Cit., p. 286.

[25] Marta Casaús. El lenguaje de los ismos: Algunos conceptos de la modernidad en América Latina. Guatemala, Edición F&G editores, 2010.

[26] Arturo Taracena. “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos de París…”, Op. Cit., p. 62.

[27] José Rodo. Ariel, Liberalismo y Jacobismo, estudio preliminar de Raimundo Lazo. México, Editorial Porrúa, 2005.

[28] Isidro Sepúlveda. “Componentes del Latinoamericanismo en Manuel Ugarte”. Revista Espacio, tiempo y forma, Serie V. Historia Contemporánea, Nº. 2, Madrid, 1989, pp. 281-297. Disponible en: http://revistas.uned.es/index.php/ETFV/article/view/2674 . [Consulta: 25/03/2018].

[29] “La figura de José Ingenieros (1877-1925) funciona, entre la última década del siglo XIX y las tres primeras del siglo XX, como un prisma que refracta un haz de luces muy diversas, del librepensamiento al anarquismo, del socialismo al antiimperialismo, del positivismo al espiritualismo. Un prisma que ofrece múltiples y acaso desconcertantes facetas: la del masón y la del hombre público; la del militante político y a la vez el hombre de ciencia; la del “fumista” de la bohemia porteña y la del maestro de las juventudes de la Reforma Universitaria; la del tratadista científico y la del escritor modernista; la del cientificista comprometido con el más férreo determinismo y la del ensayista comprometido con el idealismo moral” Horacio Tarcus (coordinador). Fondo de archivo José Ingenieros. Guía y catálogo. San Martín, Universidad Nacional de Gral. UNSAM, 2011, p. 9. Disponible en: https://www.academia.edu/9626375/Fondo_de_Archivo_Jos%C3%A9_Ingenieros._Gu%C3%ADa_y_Cat%C3%A1logo . [Consulta: 25/03/2018].

[30] “El pensamiento latinoamericano desde comienzos del siglo XIX ha oscilado entre la búsqueda de modernización o el reforzamiento de la identidad. Ha sido de igual modo permanente el intento por equilibrar ambas dimensiones”. Eduardo Devés. “El pensamiento latinoamericano a comienzos del siglo XX: La reivindicación de la identidad”. Cuyo, Anuario de Filosofía Argentina y Americana, Nº 14, Mendoza,  1997. Disponible en: <http://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/1626/devescuyo14.pdf>. [Consulta: 25/03/2018].

[31] Ibídem.

[32] Al respecto citará Arturo Taracena: “Por ello, es de suponer que en el momento en que el proyecto aprista comenzó a dejar de ser una iniciativa política propia a los peruanos residentes en París, para aspirar a organizar a todos los latinoamericanos de la Ciudad Luz, debió entrar en contradicción con la AGELA, máxime si los principales dirigentes de esta tenían algunas coincidencias políticas con la corriente comunista -como en el caso de Quijano- o pertenecían a ella -como el de Fortoul, militante en el Partido Comunista Francés- o al anarco-sindicalismo, como era el caso de Rolando Martel”. Arturo Taracena. “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos…”. Op. Cit., p. 72.

[33] Carlos Quijano. “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos en París…,” Op. Cit., p. 23.

[34] Recordemos que la primera edición del Ariel salió a la luz en el año 1900. En este trabajo consultamos la edición: José E. Rodo. Ariel, Liberalismo y Jacobismo, estudio preliminar de Raimundo Lazo. México, Editorial Porrúa, 2005.

[35] Carlos Quijano. “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos en París…,” Op. Cit., p. 22.

[36] Lamentablemente estos discursos no están disponibles en las publicaciones de Maribona o en algún testimonial propio de la organización. Armando Maribona. “La Asociación de Estudiantes…” Op. Cit., p. 526.

[37] Carlos Quijano. “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos en París…, Op. Cit., p. 24.

[38] Ídem, p. 26.

[39] Daniela Spenser. “Uso y abuso de la ideología en las relaciones políticas entre Estados Unidos y México durante los años veinte”. Secuencia, Nº 34, enero-abril, México D.F., 1996, pp. 31-62.

[40] Arturo Taracena. “La Asociación General de Estudiantes Latinoamericanos…” Op. Cit., p. 67.

[41] Discurso del señor Víctor Haya de La Torre en Armando Maribona “La gran manifestación antimperialista de Latinoamérica celebrada en Paris”, p. 521, reproducido en Amos Segala (coordinador). Miguel A., Asturias: París, 1924-1933. Periodismo y Creación Literaria, Op. Cit.

[42] Mientras Asturias estuvo en París invitó a Miguel de Unamuno a formar parte del Consejo Directivo de la Universidad Popular de Guatemala adjuntándole información acerca de la misma y solicitándole le apoyará en su campaña contra el analfabetismo. Fondo Miguel de UNAMUNO. Repositorio Documental de la Universidad de Salamanca. Disponible en: https://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/21265/1/cmu_Asturias_M1.pdf . [Consulta: 25/03/2018].

[43] Gerald Martin. “Notas establecidas”, en Amos Segala (coordinador), Miguel A., Asturias: París, 1924-1933. Periodismo y Creación Literaria, Op. Cit., p. 547.