De bolichero
turco a ganadero árabe. La construcción territorial de un inmigrante libanés en
el noroeste del Chubut (1907-1927)
From Turkish bolichero to Arab rancher. The territorial construction of
a Lebanese immigrant in the northwest of Chubut (1907-1927)
Instituto
Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas,
Centro
Científico Tecnológico, Centro Nacional Patagónico
Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina)
Resumen
Este artículo estudia la trayectoria de un inmigrante libanés
durante las primeras décadas del siglo XX en el paraje El Maitén, analizando
sus estrategias socio-políticas para la construcción de una territorialidad
inicialmente comercial y luego también ganadera. Se centra en la descripción de
sus disputas territoriales, siguiendo los expedientes producidos por diferentes
agencias estatales que tuvieron intervención en los sucesivos conflictos. Este
estudio de caso problematiza su ciclo de acumulación y diversificación,
buscando propiciar el debate sobre los procesos de construcción territorial de
los bolicheros sirio-libaneses en la Patagonia central.
Palabras
clave
Patagonia; inmigración; sirio-libaneses; tierra pública;
territorialidad
Abstract
This article studies the trajectory of a
Lebanese immigrant during the first decades of the 20th century in El Maitén,
analyzing his socio-political strategies for the construction of an initially
commercial and then also cattle rancher territoriality. It focuses on the
description of his territorial disputes, following the records produced by
different state agencies that had intervention in the successive conflicts.
This case study problematizes his cycle of accumulation and diversification,
seeking to encourage debate on the processes of territorial construction of the
Syrian-Lebanese bolicheros in central Patagonia.
Keywords
Patagonia; immigration; Syrian-Lebanese;
public land; territoriality
Campos
abiertos y territorios superpuestos
La historiografía patagónica ha
caracterizado el ciclo de ascenso económico experimentado por muchos
inmigrantes sirio-libaneses como el tránsito exitoso de comerciantes a
ganaderos propietarios, aunque la vigencia de esa fórmula explicativa no se
condice con la disponibilidad de estudios de caso que la verifiquen. Por ello
consideramos que reconstruir la trayectoria del inmigrante libanés Abraham
Breide puede propiciar el debate sobre los procesos de movilidad y las
estrategias socio-políticas de los inmigrantes sirio-libaneses. Con ese
objetivo analizaremos las disputas de tierras protagonizadas por Breide,
interpelando la documentación producida por la Gobernación del Territorio
Nacional del Chubut y por la Dirección Nacional de Tierras y Colonias, es decir
las agencias estatales con competencia para arbitrar en los conflictos.
Se trata de comprender el proceso
que permitió que Breide controlase una territorialidad extensa, entendiendo por
territorialidad a la estrategia de un individuo o grupo de afectar, influir o
controlar personas, fenómenos y sus relaciones, a través de la delimitación y
ejerciendo control sobre una geografía[1]. Este tipo de territorialidades podían
adoptar forma de redes y podían devenir territorios, a partir de los cuales se
transformaban en áreas cercadas o en disputa. Como veremos, esta evolución se
ajusta en buena medida a la trayectoria de acumulación y diversificación
experimentada por Breide.
Fig. 1. Mapa
del noroeste del Chubut (Fuente: elaborado por el autor).
Fig. 2. Plano fracción B, sección JIII. Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural, Inspecciones Generales de Tierras, sección JIII, Chubut, 1920, f. 223 |
Es importante señalar el
antecedente de que Breide había tenido una serie de conflictos con la ASLCo. por la competencia comercial que
representaba su boliche para el almacén de la estancia Leleque. Los comercios
de la compañía le permitían a la empresa mantener en sus arcas parte de los
salarios de los empleados, favorecían la sujeción de los trabajadores en el
lugar y garantizaban que a estos no se les despachasen bebidas alcohólicas[3]. La ASLCo.
había recurrido en distintas oportunidades a la policía del Chubut para
denunciar la venta de alcohol en el boliche de Breide[4], en una clara tentativa por eliminarlo como
competidor[5].
El boliche de Breide ocupaba un
lugar estratégico, considerando que El Maitén estaba ubicado en una encrucijada
de caminos que replicaban antiguas rastrilladas indígenas y era paso obligado
para vadear el río Chubut en sentido norte-sur. Por allí pasaba el camino real[6] que conectaba a Nahuel Huapi con Esquel y la
ruta que unía Cholila con Ñorquinco[7]. El río y distintos cursos hídricos menores
ofrecían disponibilidad de agua durante todo el año, y se contaba además con la
presencia de bosques que permitían usar madera como combustible y cubrir
parcialmente la necesidad de insumos para la construcción. Finalmente, el
relieve accidentado precordillerano permitía acceder a campos de veranada e
invernada relativamente cercanos.
Los gobiernos nacionales habían
mostrado un temprano interés en las potencialidades productivas de la zona,
estimándose desde comienzos del siglo XX que por allí pasaría una importante
línea férrea que articularía la región con el mercado mundial[8]. Lo cierto es que el estado argentino demoró
la administración efectiva sobre la propiedad inmobiliaria en esos espacios
estratégicos, pese a que el control y reparto de tierras en zonas de frontera
resultó fundamental para efectivizar finalmente su soberanía[9]. Para 1920 las únicas dependencias estatales
en El Maitén eran el destacamento de policía que dependía de la comisaría de
Leleque -ubicada en el casco de la estancia del mismo nombre- y el edificio
destinado a una escuela que habían donado los vecinos, pero que en ese momento
no funcionaba.
Para conocer las condiciones en
que se hallaban los pobladores antes de los conflictos territoriales que aquí
nos ocupan, contamos con la descripción que ofrece la Inspección General de
Tierras de 1920[10]. La riqueza de esta fuente documental
obedece a que los inspectores de tierras realizaron un relato pormenorizado
sobre los ocupantes y sus condiciones materiales. Esos informes evaluaron y
clasificaron a los pobladores, condicionando fuertemente sus posibilidades de
acceder a la tierra a partir de atributos como la raza y la nacionalidad[11].
Según consta en la inspección,
Breide poblaba el lote 3 con una casa de comercio ubicada en la margen noreste
del río Chubut, a la vera del camino general. El comerciante libanés fue
clasificado como turco, registrándose que su residencia databa de 1907[12]. Se determinó que el fundamento de la
ocupación era mercantil, si bien contaba con algunos cultivos, un molino y con
un importante número de animales, hacienda que no tenía una marca específica ya
que eran el producto del cobro de deudas a sus clientes. El informe de Breide
fue favorable, recomendado el otorgamiento del derecho de arrendamiento, aunque
sus construcciones fueron calificadas como "primitivas".
Fig. 3.
Cuadro pobladores de los lotes 2, 3, 8 y 9 de la fracción B, sección JIII
(Fuente: Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural, Inspecciones
Generales de Tierras, sección JIII, Chubut, 1920).
Los ocupantes linderos a Breide
eran mayoritariamente pequeños criadores cuyo mayor capital eran sus animales
(como se refleja en el cuadro de la figura 3). En ese escenario, el bolichero
árabe se destacaba por el valor de sus bienes aunque su diferenciación
económica respecto a sus vecinos no era aún del todo marcada. En líneas
generales la inspección remarcó la escasez de las inversiones, criticando
reiteradamente lo que consideraba como "falta de apego al trabajo",
aunque justificó parcialmente la ausencia de mejoras como un resultado lógico
ante la falta de previsibilidad legal[13].
Pese a la recurrente crítica a la
composición social de la región, en la mayoría de los casos se recomendó el
otorgamiento de los permisos de arrendamiento solicitados. La inspección
sugirió la subdivisión de los campos para precisar los límites, recomendando
que se garantizara que los interesados arrendarían campos altos y bajos -es
decir de veranada e invernada-, estimando que los campos podían soportar 1.600
animales de ganado menor o 320 animales de ganado mayor por legua en promedio.
También se registraron solicitudes de personas no radicadas en el paraje como
Huntly Macdonall -administrador de la ASLCo.
en la sección El Maitén-, quien solicitó cuatro leguas. La propia ASLCo. solicitó 20.000 hectáreas,
petición que la inspección recomendaba declinar considerando que dicha empresa
ya ocupaba 200.000 hectáreas de tierra fiscal, otra evidencia irrefutable de
las desigualdades territoriales.
La mayoría de los campos estaban
sin alambrar, lo que redundaba en que las haciendas se mezclaran en los campos
abiertos. Como veremos más adelante, los ocupantes pagaban de manera
discontinuada derechos de pastaje sobre extensiones de campo indeterminadas que
se prolongaban hasta sus respectivos vecinos linderos. Esa superposición
territorial generaba que distintos pobladores solicitaran el arrendamiento de
las mismas tierras, como sospechaba el inspector era el caso de Bautista Liempe
y Segundo Guajardo[14].
La inspección de tierras expuso
las condiciones que propiciarían conflictos territoriales en el corto plazo,
las ocupaciones sin avales estatales determinaban la inestabilidad de los
pobladores. Como veremos en las siguientes páginas, entraría así en crisis lo
que Ricardo Fisch denominó como el "derecho en la Patagonia"[15], un ordenamiento territorial precario basado
en el respeto mutuo e impreciso entre los ocupantes. Este sería un panorama muy
similar al detectado por Juan Manuel Palacio para el sur bonaerense durante la
misma época: el funcionamiento de una cultura legal local sui generis que mantenía la convivencia en relativa armonía entre
vecinos a partir de arreglos rudimentarios, dentro de un contexto caracterizado
por un régimen legal laxo y una débil presencia del estado[16]. La llegada de un inmigrante italiano que
intentó disputar la territorialidad de Breide, pondría en tensión ese delicado
equilibrio.
El fin de la
"perfecta armonía"
Nos interesa realizar una
descripción detallada de la disputa entre Abraham Breide y Mario Pezzali, un
litigio que se extendió por más de cuatro años, demostrando que existían
mecanismos legales complejos que les permitieron defenderse frente a los
agentes estatales. Veremos que los afectados intentaron probar la antigüedad y
legitimidad de sus ocupaciones, buscaron el aval de vecinos y personajes
prestigiosos de la región, recurrieron a mediadores y reclamaron ante
autoridades de sus respectivos países de origen moviendo todos los engranajes
legales que estuvieron a su alcance. El litigio tuvo distintos virajes, aunque
siempre estuvo condicionado por las distancias y los lentos tiempos
administrativos del estado.
La causa se inició en diciembre
de 1921[17], a partir de que el oficial Pedro Grimi
(encargado de la comisaría de Cholila) informó a la gobernación que Pezzali
levantaba construcciones para los edificios del destacamento de policía y la
oficina de correos en El Maitén. La actuación de Grimi respondía a la denuncia
efectuada por Breide, en compañía de Ismael Alvarado. El comerciante árabe
manifestó que él había ofrecido con anterioridad la donación de los edificios
públicos ante el Ministerio del Interior. La gobernación confirmó el
antecedente de la donación de Breide y ordenó detener las construcciones
mientras se realizaban las averiguaciones.
En enero de 1922 se le tomó
declaración a Breide, quien ratificó las denuncias efectuadas ante la
Gobernación y la Dirección General de Tierras y Colonias. Denunciaba que el
poblador italiano Mario Pezzali se había introducido en el campo que él ocupaba
en noviembre de 1920, iniciando construcciones ilegitimas, lo que había
ocasionado el extravío de algunos animales de su propiedad. El comerciante
libanés aducía que él había sido el primer poblador del lugar y que los que
estuvieron después fueron desalojados. El argumento de "la primera
ocupación" fue una constante en la causa, pese a que la ley de tierras Nº
4167 de 1903 negaba derechos especiales basados en la antigüedad de las
poblaciones. Su principal argumento era que según el decreto del 4 de junio de
1917 no se podían introducir mejoras en campos fiscales, debiendo mantenerse la
situación de quienes pagaban derecho de pastaje, es decir mantener las
ocupaciones de los vecinos linderos que reconocía como ocupantes legítimos:
Ismael Alvarado y la sociedad de Idelfonso Bellosta con sucesión Domínguez.
Tanto Alvarado como Bellosta
avalaron la denuncia de Breide, sosteniendo que pese a que Pezzali decía
contribuir con la construcción de oficinas públicas, había reconocido entre sus
allegados que proyectaba una “fonda”. El argumento central de Alvarado era que
no se justificaba la donación de Pezzali ya que este no era “capitalista” y no
tenía la suficiente antigüedad en el pueblo como para justificar una donación,
manifestando su convicción de que el único objetivo de Pezzali era congraciarse
con las agencias estatales[18].
El 10 de enero la gobernación
intimó a Pezzali para que deshiciera sus construcciones. El 23 de enero Grimi
procedió a la destrucción de las mejoras, al parecer sin que mediase una
decisión definitiva del gobernador. Inmediatamente Pezzali denunció lo que
consideraba arbitrariedades policiales y pidió protección ante el consulado
italiano. Era habitual que los inmigrantes recurriesen a los representantes
diplomáticos de su país de origen, el propio Breide lo había hecho por lo menos
en dos oportunidades[19].
El 30 de mayo de 1922 Breide
realizó una nueva denuncia alegando que Pezzali había reiniciado sus
construcciones. El 15 de julio el inspector de policía Arístides Saccone les
tomó nuevas declaraciones a las partes. Breide reconoció que no poseía título
de propiedad sino solicitudes de concesión ante la Dirección de Tierras que
databan de 1916. Sostuvo que ignoraba la extensión total de su ocupación,
calculando una legua en sentido norte y sur atravesando en río Chubut. Declaró
además que había levantado cuatro mil metros de alambrados en 1911, época en
que no se requería permisos especiales. Sin embargo admitió que en 1920 había
continuado parte de sus alambrados sin permiso de la gobernación. En cuanto a
los materiales de construcción, había utilizado madera de tierras fiscales previo
permiso de la Dirección General de Agricultura y Defensa Agrícola, y la madera
restante se la había comprado a la ASLCo..
Esto último matiza el carácter conflictivo de la relación con la compañía
inglesa. Resulta llamativo que ninguna de las actuaciones policiales requirió
que compareciera algún representante de la ASLCo.,
considerando su “vecindad” al conflicto.
En su declaración Alvarado no
pudo asegurar si la ocupación de Pezzali se encontraba dentro de las tierras
que él había solicitado. A su entender el verdadero problema era que afectaba a
las tierras en que pastaban sus animales, los de Breide y los de Bellosta, pese
a que reconoció que Pezzali no había introducido animales. En el mismo sentido
declaró Bellosta, aduciendo que pese a que Pezzali había ocupado solamente una
hectárea, sus construcciones afectaron la “perfecta armonía” de los colindantes[20].
Fig.
4. Croquis del lote dos, fracción B, sección JIII elaborado por la policía del
Chubut (Archivo Histórico de la Provincia de Chubut, Fondo Gobernación del
Chubut, expediente Nº 3535, 13/12/1921, fs. 80-81).
Para completar el expediente los
funcionarios policiales realizaron una inspección ocular sobre el lote en
cuestión, elaborando un croquis que detalló las principales características del
terreno (Figura 4). En el plano se representaba el territorio en disputa,
enmarcado en sus lados norte, este y sur por los alambrados de la ASLCo., y hacia el oeste por las sierras
de El Maitén. El croquis reflejaba la centralidad del río Chubut y la encrucijada
de caminos en el conflicto. Las otras ocupaciones que se registraron fueron las
de Bellosta y Alvarado junto a las reparticiones estatales, representados con
pequeñas cuadrículas sobre la línea de maitenes.
La policía registró que Breide
ocupaba dos campos parcialmente alambrados, uno de los cuales se extendía sobre
ambas márgenes del río, mientras que el segundo lo hacía sobre el lado oriental
del valle de El Maitén. Se destacaban la casa de Breide y su molino harinero en
la margen oriental[21]. En contraste, la ocupación de Pezzali -que
se encontraba en la margen sudoeste del río, frente a la balsa de pasajeros-
era clasificada peyorativamente como “rancho”.
El plano invisibilizaba a otros
pobladores que se verían afectadas por el conflicto, representado sólo a
aquellos que habían intervenido directamente en la causa. Esa decisión generaba
la proyección de campos prácticamente vacíos, pasibles de ser fácilmente
administrados por el estado. Asimismo, la presencia de los diferentes
rectángulos y la intermitencia de los alambrados generaba una falsa idea de
orden y de límites estables.
El 17 de julio se comisionó al
subcomisario Horacio Izzo para que tomase una declaración ampliatoria a
Pezzali, quien fundamentó sus avales en un acta firmada en 1920 por autoridades
y vecinos del pueblo. Según ese documento Pezzali, en sociedad con Benito
Crespo, lideraría la construcción del destacamento de policía y oficina de
correos[22]. Suscribieron el acta el director de la
escuela y presidente de la brigada de la liga patriótica local, Julio Chaparro,
los agentes de policía Antonio Speroni y Segundo Miripil e Ismael Alvarado[23]. Según las memorias locales, el director de
la escuela había tenido un rol protagónico en el reparto de tierras de la
época, habiendo gestionado la distribución de parcelas en las proximidades del
establecimiento escolar: "Quedaba a cargo del Director la autorización y
la ubicación del lugar donde podría iniciar la construcción de la
vivienda"[24]. Esa autoridad que se arrogaba Chaparro no
era legal pero al parecer contaba con legitimidad local.
Pezzali sostuvo que los vecinos
no se habían opuesto a la obra hasta que Breide regresó de un viaje comercial y
los obligó a protestar. El ejemplo más elocuente era el de Alvarado, quien
primero suscribió el acta y luego acompañó las denuncias del comerciante árabe.
Afirmó que no tenía animales, agregando que la hectárea que ocupaba era puro
pedregullo sin utilidad ganadera, lo que refutaba las acusaciones de sus
vecinos linderos. Sostuvo finalmente que Breide, Bellosta y Alvarado se habían
complotado contra él, sentenciando que: “…sólo ellos quieren vivir acaparando
las tierras fiscales”[25].
El comisario Izzo elevó las
actuaciones, señalando que el conflicto era producto de la indeterminación de
las ocupaciones, basadas en boletos de pastaje que reconocían los derechos a
pastar hasta las tierras de los colindantes, generando una indefinición
territorial sucesiva. En sus términos, las deficiencias de la ley de tierras
generaban que: “…tres pobladores por añadidura extranjeros, se creen con
títulos suficientes, a ser los únicos dueños de todo el Valle del Maitén, y que
protestan tan pronto otro hombre quiere habitarlo, aún cuando fuera sin
hacienda”[26]. El comisario llegó a la conclusión de que
el verdadero problema era que Breide temía que como Pezzali era cocinero de la ASLCo., se estableciese con una fonda
que compitiera comercialmente con su boliche.
En agosto de
1922 la gobernación del Chubut ordenó el desalojo de Pezzali. En otro
expediente[27] se registró el telegrama que en noviembre
Margarita Muñoz (mujer de Pezzali) envió a la gobernación solicitando una
prórroga para el desalojo, que obtuvo una respuesta negativa. Cuando todo
parecía concluido, el 22 de noviembre de 1922 la gobernación envió un telegrama
a la policía de El Maitén exigiendo se detuviesen todas las actuaciones contra
Pezzali y ordenando que no fuese molestado hasta la resolución definitiva de la
Dirección de Tierras. No es posible saber si el viraje obedeció a una
reconsideración del pedido de la familia o a la intercesión de la Oficina de
Tierras, pero en cualquier caso significó un compás de espera en la causa.
En abril de 1923 Fortunato Aidar[28], en calidad de apoderado de Breide, presentó
una nueva denuncia contra Pezzali, alegando que este se había establecido con
negocio de vino y caña. Para ello retomaba los argumentos sobre el perjuicio
comercial, el supuesto extravío de animales, la violación del decreto del 4 de
junio de 1917 y los derechos como primer poblador de su defendido. La
gobernación constató que no existía permiso otorgado a Pezzali para el despacho
de bebida[29], ordenando la clausura del negocio y el
nuevo cese de las construcciones[30].
En mayo de 1923 Pezzali dirigió
una carta al gobernador Franzoni reclamando ante lo que consideraba una
tentativa injusta de desalojo. Su presentación fue acompañada por un aval de
Martin Fennen[31]. Este último residía en la colonia 16 de Octubre,
a unos 150 kilómetros del lugar del conflicto, lo que refleja la amplitud
territorial de los contactos puestos en juego. Fennen informaba que tenía:
“…entendido que este asunto es puramente de intereses del turco Abraham Breide,
que quiere impedir con su dinero, el trabajo de un pobre, que tiene como único
capital su honestidad y voluntad de trabajar”[32]. El ataque a Breide era directo y el
calificativo de turco reforzaba la carga negativa, mientras que el acento
estaba puesto en las desigualdades económicas que al parecer podían torcer la
decisión final en favor del comerciante árabe.
Tanto los apoderados legales como
los prestigiosos vecinos que avalaban a las partes, son un indicio de las
complejas redes de influencias que se tejían. Fisch había señalado este tipo de
prácticas como característico de la administración de tierras durante esos
años: "…
sujeta a la parsimonia, reglamentaciones, complicaciones, expedientes, cuando
no (como hace pocos años) a las recomendaciones, influencias y arbitrariedades
de oficinas públicas, para tener una idea más o menos acabada del paño"[33]. En buena medida la puja territorial quedaba
supeditada a la capacidad de las partes de movilizar sus influencias, en un
contexto signado por la confusión
administrativa y por las concesiones superpuestas que dificultaban la
operatividad del sistema[34].
El octubre de 1923 Breide realizó
una nueva denuncia ante el gobernador interino Julio Berdera, aduciendo que
Pezzali había introducido nuevas mejoras y que continuaba vendiendo bebidas
alcohólicas, manifestando que los peones de la ASLCo. se embriagaban diariamente en el boliche de Pezzali y
producían escándalo[35]. En su declaración del 18 de enero de 1924
ante el comisario Milton Roberts, Pezzali reconoció que había reiniciado
actividades comerciales con su fonda, ocupándose del despacho de vinos, cerveza
y tabaco.
Quedaba claro al final del
litigio que el enfrentamiento profundo obedecía a competencia de las
territorialidades bolicheras de Breide y Pezzali. En última instancia, no era
una pugna por el valor productivo de la tierra sino por las redes comerciales
que se podían tender a partir de ese punto estratégico. El 16 de abril de 1925
Pezzali realizó un último intento por obtener avales para alambrar[36], alegando permiso verbal del Jefe de Tierras
Adolfo Raffo, pero la respuesta de las autoridades fue negativa. Por un
expediente subsiguiente, a propósito del cobro de sueldos de agentes de
policía, sabemos Pezzali se radicó en el pueblo General Roca (Río Negro) a
mediados de 1925[37].
Este largo enfrentamiento refleja
la falta de comunicación y la superposición de organismos estatales[38], mostrando que los actores aprendieron a
moverse aprovechando las contradicciones y los solapamiento de las agencias
estatales, acelerando o dilatando el conflicto según la coyuntura. Sin dudas la
disputa estuvo signada por el desgaste de las partes, considerando que todas
las denuncias implicaban el costo de los telegramas, el traslado hasta los
distintos destacamentos, el pago a los apoderados y la cobertura de la
reposición de sellados al finalizar el trámite administrativo.
El conflicto se resolvió en favor
de Breide, quien concretó la donación del edificio para la oficina de Correos
como símbolo de la continuidad de su control sobre la territorialidad comercial
de la región[39]. Dos años después el bolichero libanés
accedería al arrendamiento del lote disputado, y de otros linderos,
precipitando la crisis definitiva de las alianzas coyunturales entre vecinos
criadores que se consideraban pioneros.
La diversificación
económica de Breide y el fin de una alianza
En 1926 Abraham Breide obtuvo la
autorización de la Dirección Nacional de Tierras y Colonias para arrendar parte
de los lotes 2, 3, 8 y 9 de la fracción B, lo que implicaría una clara
diversificación de sus negocios hacia la ganadería. Inmediatamente Breide
solicitó el desalojo de las haciendas de sus vecinos: Ismael Alvarado, Segundo
Guajardo, Segundo Miripil, Francisco Lempe, Bautista Cañiu, Paulino Calderero e
Ildefonso Bellosta[40]. Es decir, Breide afectó a un gran número de
vecinos linderos, incluyendo a quienes habían acompañado sus denuncias contra
Pezzali y a quienes habían testificado en su favor. Según los informes
policiales, la mayoría de los afectados aceptaron el desalojo, excepto
Calderero y la sociedad de Bellosta/Uztarroz (titular de la sucesión
Domínguez), quienes resistieron el desalojo hasta 1927.
En junio de 1926 Bellosta
presentó un reclamo contra Breide ante la Oficina de Tierras, denunciando la
construcción de alambrados sin mensuras aprobadas[41] y la introducción de hacienda en sus
poblaciones. Dicha repartición inició entonces un expediente[42] ante la gobernación del Chubut, ordenando a
Breide que se abstuviese de realizar mejoras hasta tanto se resolviese el
pleito. El 29 de junio Bellosta amplió su denuncia, alegando que el comerciante
árabe había introducido mejoras, corrales y majadas. En ese expediente se sumó
la denuncia de Paulino Calderero (hijo), quien reclamaba que no habían recibido
notificaciones previas de desalojo.
En la misma fecha Breide envió
una carta a la comisaría de Ñorquinco, mediante Pascual Cañiu,
contra-denunciando a Bellosta y Calderero. A los pocos días ratificó y amplió
su denuncia en la misma comisaría, reclamando que le habían mezclado la
hacienda, solicitando vigilancia policial y exigiendo garantías para él y sus
intereses. El comisario ordenó el aparte de animales de Bellosta y Calderero en
presencia de dos testigos.
En julio de 1926 el Jefe de
Policía del Chubut comunicó a la comisaría de Ñorquinco que por orden de la
gobernación se le permitía a Breide construir alambrados e introducir hacienda
en los lotes en disputa. En septiembre se inició el nuevo proceso de desalojo[43], Bellosta se opuso aduciendo que su socia
había viajado a la Capital Federal para hacer valer sus derechos de primera
pobladora y gestionar la anulación del arrendamiento a Breide.
La situación se mantuvo sin
modificaciones hasta el 28 de abril de 1927, cuando el subinspector general de
tierras comunicó a la gobernación que se había notificado a Bellosta y sucesión
Domínguez que debían desalojar su hacienda de tierras otorgadas en
arrendamiento a Breide[44]. En mayo Beovides, subcomisario de El
Maitén, comunicó que Bellosta solicitaba aplazar tres meses el desalojo hasta
que pudiese buscar un nuevo campo para sus 5.700 ovejas. Pedía que se
considerara que sus animales no podían pastar en otro lugar considerando que en
los campos linderos pastaban 15.500 ovejas de varios vecinos, a lo que se
sumaba la imposibilidad de pastar en las sierras o campos de veranada durante
esa época de año. Finalmente, el 11 de mayo de 1927 el subcomisario procedió al
desalojo de 2.010 lanares de Bellosta, habilitando el cercamiento definitivo de
Breide.
Este caso muestra claramente como
un comerciante árabe, en su proceso de acumulación, decide confrontar con
quienes habían funcionado como su propia base social. En determinado punto la
diversificación de sus negocios implicó la decisión de atentar contra la red de
alianzas que le habían resultado operativas en sus enfrentamiento previos
contra los competidores que habían desafiado su territorialidad.
Si bien pasarían algunas décadas
hasta que los herederos de Breide obtuviesen los títulos de propiedad
definitivos de esos y otros campos, las disputas territoriales de la década de
1920 marcaron una bisagra en el control territorial iniciado por Abraham. Valga
como indicio que en las últimas alusiones en el marco de los procesos de
desalojo, los agentes estatales se refieren a la tierra como propiedad de
Breide, quien progresivamente dejaba de ser clasificado ambivalentemente como
bolichero turco[45] para comenzar a ser valorado positivamente
como ganadero árabe.
Conclusiones
El micro-espacio cordillerano de
El Maitén sirvió de escenario para analizar la trayectoria de ascenso del
bolichero Abraham Breide a la luz de sus conflictos territoriales. Sus
estrategias de acumulación estuvieron fuertemente atadas a la geografía de la
región. La tierra fue su principal plataforma de acumulación, primero como
punto desde el cual desplegó redes comerciales para controlar una
territorialidad comercial extensa, la cual tuvo que disputar desde el momento
que un nuevo poblador intentó superponer sus redes de negocios.
El largo conflicto con Pezzali
representó la puja de Breide por mantener y consolidar su territorialidad
bolichera. Imponerse fue demostrar que podía movilizar a los pobladores
linderos en su favor y soportar la presión de otros vecinos notables con
capacidad de influir sobre los agentes estatales. En tal sentido, el principal símbolo
del litigio fue la carrera por concretar la donación del destacamento de
policía y la oficina de correos. En ese contexto, efectivizar la donación de
edificios públicos representaba la posibilidad de sellar una relación de
reciprocidad con las agencias estatales y beneficiarse de sus concesiones.
Como vimos, la prolongación del
conflicto se explicaba por las distancias y la superposición de instancias
estatales, pero también por la alta movilidad de los funcionarios y los cambios
de administraciones. En última instancia, la resolución del conflicto dependió
de una inestable red de influencias y presiones sobre los agentes de estado. En
ese sentido es posible que Breide estuviese en mejores condiciones
socio-políticas y económicas que su rival para soportar un largo litigio de
desgaste.
A partir del permiso de
arrendamiento a Breide -y la ejecución de las órdenes de desalojo a su vecinos
linderos-, se abrió una nueva etapa caracterizada por su devenir ganadero y por
su ruptura de la alianza que lo había sostenido en sus enfrentamientos previos.
La territorialidad de Breide entraba así en una nueva etapa, período que
estaría signado por los cercamientos y por la continuidad de su proceso de
acumulación.
Fuentes
Archivo Histórico de la Provincia de Chubut,
Fondo Gobernación del Chubut.
Instituto Autárquico de Colonización y
Fomento Rural, Inspecciones Generales de Tierras, sección JIII, Chubut, 1920.
Diario
Esquel. Número Especial del Diario Esquel en sus Bodas de Plata, Esquel, 25/02/1950.
Diario El
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Año II, N° 106, 01/01/1919.
Bibliografía
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Prohistoria ediciones, 2009.
Alejandro Benedetti. "Territorio: concepto
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(coordinadora), Territorio, lugar,
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Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
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Recibido: 13/06/2018
Evaluado: 22/07/2018
Versión Final: 01/08/2018
[1] Alejandro Benedetti. "Territorio:
concepto integrador de la geografía contemporánea", en Patricia Souto,
(coordinadora), Territorio, lugar,
paisaje. Prácticas y conceptos básicos en geografía. Buenos Aires,
Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires, 2011, p. 45.
[2] La memoria local refiere que la
mayoría de los pobladores del paraje se desplazaron en tres oportunidades. Del
emplazamiento original que databa de fines del siglo XIX sobre las sierras de
El Maitén se mudaron hacia la aldea escolar en la década de 1920, para
finalmente radicarse en el emplazamiento actual a fines de la década de 1930
producto de la instalación de la estación y los talleres del ferrocarril (El Maitén, su historia…su poblamiento….
El Maitén, Municipalidad del Maitén, 2006, p. 5).
[3] Eduardo Míguez. Las Tierras de los ingleses en la
Argentina 1870-1914. Buenos Aires, Editorial de Belgrano,
1985, pp. 280-281.
[4] Ramón Minieri. Ese ajeno sur. Viedma, Fondo Editorial Rionegrino, 2006, p. 197.
[5] Abraham Breide tuvo una serie de
conflictos con las fuerzas policiales en las dos primeras décadas del siglo XX,
efectuando reiteradas denuncias ante lo que consideraba persecuciones
personales que atentaban contra su libertad de comercio (Ernesto Maggiori. 6 historias patagónicas. Trelew,
Remitente Patagonia, 2017, pp.142-145). Como la policía emitía los certificados
de antecedentes este tipo de enfrentamientos podían condicionar las
posibilidades de obtener patentes comerciales o tramitar permisos de ocupación
de la tierra. No obstante estos conflictos fueron habituales para los
inmigrantes árabes en todo el país durante los primeros años del siglo XX, sus
denuncias contra la violencia policial fueron replicadas en los principales
medios de prensa (Alejandro Schamún. La
colectividad siria en la República Argentina. Buenos Aires, s/d, 1910, p.
17).
[6] Desde la época colonial se denominaba
como caminos reales a las rutas generales que conectaban las principales
localidades, dichas franjas de terreno eran responsabilidad de los gobiernos
nacionales.
[7] El carácter estratégico de la
ocupación de Breide fue señalado por Machi en su caracterización de los
inmigrantes sirio-libaneses del noroeste del Chubut (Gabriela Macchi. “Los
sirio-libaneses y su participación en el temprano desarrollo económico del
noroeste del Chubut 1900-1940”. X
Congreso de Historia Social y Política de la Patagonia Argentino-Chilena,
Trevelin, 2013).
[8] Marcelino Martínez. La Patagonia Central. Descripción física y
política de la Gobernación del Chubut. Buenos Aires, Lajuane y Cía.
Editores, 1913, p. 108.
[9] Juan Pro Ruiz. "Introducción.
Mensuras, catastro y construcción estatal", en Juan Carlos Garavaglia y
Pierre Gautreau, (editores), Mensurar la
tierra, controlar el territorio. América Latina, siglos XVIII-XIX. Rosario,
Prohistoria ediciones, 2011, p. 20.
[10] Existen antecedentes significativos de
estudios sobre la ocupación de la tierra fiscal en la región, fundamentalmente
sobre los parajes de Cholila y Cushamen (Débora Finkelstein. “Mecanismos de
acceso a la tierra y narraciones de identidad en la colonia pastoril aborigen
de Cushamen (provincia del Chubut)". Cuadernos
del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, Nº
19. Buenos Aires, 2001, pp. 231-247; Débora Finkelstein, María Marta Novella y
Marcelo Gavirati. “Ocupación de la tierra pública en el noroeste del Chubut.
Poblamiento y producción agropecuaria en el valle de Cholila, sección JIII,
(1900-1919)”. II Congreso de Historia
Social y Política de la Patagonia argentino-chilena, Trevelin, 1997; Débora
Finkelstein y María Marta Novella. Poblamiento
del Noroeste del Chubut. Aportes para su historia. Esquel, Fundación
Ameghino, 2005; Liliana Figueroa. "Las tierras destinadas a pastos comunes
en Cholila: aportes para definir al sujeto poblador y pensar los cambios en el
uso y tenencia de la tierra". Revista
Hermeutic, Nº 9. Río Gallegos, 2010, pp. 1-22. Destacándose la
investigación de Sourrouille, quien reconstruyó las relaciones de interacción y
conflicto entre tres modelos de organización y uso de los recursos en el
noroeste del Chubut: la Colonia 16 de Octubre, la reserva Nahuelpan y la Argentine Southern Land Co. (Marcos
Sourrouille. Nahuelpan, Colonia 16 de
octubre y Argentine Southern Land Co.: la colonización del Territorio Nacional
del Chubut (1885-1937). Tesis doctoral Universidad de Buenos Aires, Buenos
Aires, 2017).
[11] Brígida Baeza. Fronteras e identidades en Patagonia central (1885-2007). Rosario,
Prohistoria ediciones, 2009, p. 51 y Graciela Blanco. “Los ocupantes de tierras
en la Norpatagonia. Los Inspectores nacionales, el colono ideal y el poblador
real al comenzar el siglo XX”. Historia Regional, Vol. XXIX. Villa
Constitución, 2016, p. 53.
[12] Pese al citado registro de 1907, no se
puede determinar con certeza la antigüedad de Breide en El Maitén, considerando
que en sus distintas declaraciones policiales durante la década de 1920 sostuvo
que se había radicado en la región en 1908.
[13] Siguiendo a Ricardo Fisch podemos
suponer que el bajo valor de las mejoras efectuadas en tierras fiscales podía
obedecer a la falta de garantías que tenían los pobladores de seguir ocupando
las tierras, inhibiéndolos de realizar inversiones que no sabían si podían
conservar (Ricardo Fisch. Cuestiones
patagónicas. Tierras fiscales y otros problemas. Buenos Aires, Kidd, 1932,
pp. 15-16).
[14] Instituto Autárquico de Colonización y
Fomento Rural, Inspecciones Generales de Tierras, sección JIII, Chubut, 1920,
f. 248.
[15] Ricardo Fisch. Cuestiones patagónicas…,Op. Cit., p. 12.
[16] Juan Manuel Palacio. La paz del trigo. Cultura legal y
sociedad local en el desarrollo agropecuario pampeano, 1890-1945.
Buenos Aires, Edhasa, 2004, pp. 15-17.
[17] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 3535, 13/12/1921.
[18] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 3535, 13/12/1921, f. 15.
[19] En enero de 1914 Breide había denunciado
persecución policial ante el consulado Otomano en Buenos Aires (Archivo
Histórico de la Provincia de Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente
Nº 2465, 20/11/1914) y en agosto de 1917 había pedido protección al consulado
alemán -en ese momento gerente del consulado general de Turquía- por amenazas
(Archivo Histórico de la Provincia de Chubut, Fondo Gobernación del Chubut,
expediente Nº 2347, 04/08/1917).
[20] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 3535, 13/12/1921, fs.
66-71.
[21] El molino harinero de Breide fue uno
de los primeros del noroeste del Chubut, estos emprendimientos particulares
abastecieron a los pobladores de la región hasta la penetración de la empresa Molinos Río de la Plata, la cual
ofrecería productos más económicos (María Marta Novella y Marcelo Troiano. “De
Siembras y Molinos en el Noroeste del Chubut…”. Realidad y Palabra. Boletín de la Unidad de Docencia e Investigación en
Historia Americana y Argentina, UNPSJB, Vol. 2, Nº 2, Trelew, 1995, p. 18).
[22] El acta figura adjunta a la denuncia
de Benito Crespo contra Pedro Grimi por la destrucción de edificaciones sin
previa notificación (Archivo Histórico de la Provincia de Chubut, Fondo
Gobernación del Chubut, expediente Nº 3445, 05/10/1922).
[23] Antonio Speroni declaró en octubre de
1922 que el oficial Milton Roberts (anterior encargado de la comisaría Leleque)
había autorizado el funcionamiento del destacamento en la casa de Breyer
(Breide) pero que él "…resolvió sacarlo de esta casa, en virtud de que los
gendarmes al servicio de este destacamento se embriagaban constantemente,
cometiendo faltas e irregularidades de todas clases" (Archivo Histórico de
la Provincia de Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 3445, 05/10/1922,
f. 37).
[24] El Maitén, su historia..., Op. Cit., p. 44.
[25] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 3535, 13/12/1921, f. 77.
[26] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 3535, 13/12/1921, f. 83.
[27] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 3899, 10/11/1922.
[28] Fortunato Aidar pertenecía a la elite
local del Valle inferior del río Chubut, era un comerciante, martillero y contador,
además fue primer concejal de Trelew en dos períodos consecutivos entre 1920 y
1922 (Carlos Hernández. Capital comercial
y elite local. Trelew y su hinterland: 1889-1930. Tesis de licenciatura
Universidad Nacional de la Patagonia "San Juan Bosco", Trelew, 1999,
pp. 73 y 122).
[29] Según la nómina de comercios
habilitados para el expendio de bebidas en la provincia del Chubut
correspondiente al período 1924-1926, el único boliche habilitado en el paraje
El Maitén era el de Breide (Archivo Histórico de la Provincia de Chubut, Fondo
Gobernación del Chubut, expediente Nº 3346, 02/06/1926).
[30] A finales de ese mismo año Pezzali
presentaría una solicitud de despacho de bebidas ante la gobernación (Archivo
Histórico de la Provincia de Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente
Nº 5512, 26/12/1923).
[31] Fennen era un prestigioso comerciante
de la Colonia 16 de Octubre que tenía además negocios en Trelew. Se había
consolidado en el valle inferior del río Chubut con la firma Carrasco y Fennen,
orientándose a la ganadería a partir de 1919 con una importante estancia en las
cercanías de Esquel, llegando a ocupar el cargo de Presidente de la Sociedad
Anónima Ganadera e Industrial del Chubut (El
pueblo, Año II, N° 106, 01/01/1919, p. 21). Asimismo, Fennen fue presidente
del consejo municipal de Trelew entre 1917 y 1918 y concejal por el mismo
pueblo entre 1918 y 1920 (Carlos Hernández. Capital
comercial..., Op. Cit., p. 122).
[32] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 3535, 13/12/1921, f. 131.
[33] Ricardo Fisch. Cuestiones patagónicas..., Op. Cit., p. 25.
[34] Noemí Girbal-Blacha. “Política de
tierras públicas en la Argentina (1916-1930). El caso de los territorios
nacionales del Sur”. Revista de Historia
del Derecho, Nº 19. Buenos Aires, 1991, p. 233.
[35] Los pobladores Aristes Fernández,
Santiago Gómez Aguilar y Segundo Guajardo testificaron corroborando el comercio
ilegal de Pezzali.
[36] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 0404P, 16/04/1925.
[37] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 0405P, 16/04/1925.
[38] Susana Bandieri y Graciela Blanco.
"Política de tierras en los Territorios Nacionales: entre la norma y la
práctica", en Graciela Blanco y Guillermo Banzato (compiladores), La cuestión de la tierra pública en
Argentina. A 90 años de la obra de Miguel Ángel Cárcano. Rosario,
Prohistoria ediciones, 2009, p. 167.
[39] La Oficina de correos aceptó la
donación de Breide (Archivo Histórico de la Provincia de Chubut, Fondo
Gobernación del Chubut, expediente Nº 3312, 26/09/1922). Se instaló una placa
conmemorativa recordando la donación en el edificio en el que funcionó la
repartición entre 1923 y 1948. Según una breve semblanza sobre Breide del Diario Esquel, este también habría
donado el edificio del Juzgado de Paz, además de colaborar en la edificación de
la comisaría y de contribuir en la construcción de dos escuelas (Diario Esquel. Número Especial del
Diario Esquel en sus Bodas de Plata, Esquel, 1950, Esquel, 25/02/1950, p. 128).
[40] Cabría agregar a estos vecinos
criadores al bolichero Francisco Wodicka, quien también denunció el
levantamiento de alambrados de Breide "con cooperación de la
policía", los cuales aislaban su comercio (Archivo Histórico de la
Provincia de Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 3351,
02/06/1926).
[41] Recordemos que para la construcción de
alambrados se requería de un permiso especial de la gobernación, el cual sólo
se podía obtener previa mensura y aprobación de planos por parte de la
Dirección Nacional de Tierras y Colonias.
[42] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 3351, 02/06/1926.
[43] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 5521, 21/10/1926.
[44] Archivo Histórico de la Provincia de
Chubut, Fondo Gobernación del Chubut, expediente Nº 2159, 30/04/1927.
[45] Para profundizar sobre el lugar
ambivalente de los bolicheros árabes en la Patagonia Central véase Matías
Chávez y Marcos Sourrouille. “Redes sociales y territorialidad bolichera de
sirios y libaneses en el sudeste de Río Negro, Argentina (1900-1950)”. Anuario de Historia Regional y
de las Fronteras, Vol. 21, N° 1. Bucaramanga, 2016, pp. 159-181.