Dossier Nº 26
“HISTORIOGRAFÍA DE LA HISTORIA ECONÓMICA Y EL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN
LA ARGENTINA RECIENTE”
Historiography of economic history
and economic thought in recent times in Argentina
La producción de conocimiento histórico ha
sido desde siempre una tarea central en las sociedades: legitimar del poder,
herramienta de integración social o de supresión de identidades subordinadas,
substrato de un orden social futuro, éstas y otras muchas más han sido sus
funciones. De las múltiples formas que esta actividad ha tenido, en este punto,
en este espacio apuntamos particularmente a indagar acerca de esa particular
forma del conocimiento histórico que concluyó reuniendo las atribuciones del
conocimiento científico entrelazado en este caso con una también larga
tradición de reflexión, en ocasiones usuaria de ese formato tan polivalente
como es el ensayo de interpretación, que podríamos catalogar como historia del pensamiento.
Ambas tradiciones intelectuales son vías de
ingreso, ejes articuladores de este dossier, pero a condición de no olvidar que
ninguna producción se realiza alejada de la teoría ni del contexto histórico
donde se produjo, estos dos aspectos serán también centrales. Teorías, no sólo
como postulados generales del desarrollo histórico sino como principios que
sustentan unas particulares opciones metodológicas y prácticas disciplinares, profesionales
y políticas. Contexto, no sólo como marco histórico general, sino especificado
como clima de ideas (de teorías y paradigmas), como producto intelectual
(campos), como producto institucional y académico (escuelas, corrientes e
historiadores/as) y finalmente como praxis de la acción social y política
(perspectivas de sociedad y representación político-social).
Ahora bien este
apartado justificatorio de una opción problemática en
nuestro caso debe ajustarse aún más, para acotarse por una parte a un parámetro
temporal específico, en este caso es claramente el de la que podemos llamar la
historia reciente argentina (Viano, 2012), de allí
que los trabajos aquí reunidos, mas algunos que otros, se concentran en la
última mitad del siglo precedente hasta nuestro presente inmediato.
En este sentido, hace poco más de diez años,
en el que consideramos uno de los balances historiográficos más ricos de la
actividad[1], Jorge Gelman (2006) señalaba es escaso
desarrollo relativo de la historia económica del siglo XX en comparación con
otros periodos, y si bien el diagnóstico tal vez era excesivo en aquel momento
y más en estos tiempos, podría sí aplicarse a la historia de la historiografía
económica en general (a la que ese libro venía a contribuir de modo central) y
más aún si el foco de atención se ubicaba en los tiempos de la Argentina reciente.
Y no es que el campo haya estado ausente de discusiones, polémicas y/o debates,
o de iniciativas institucionales, programas o proyectos, pero es nuestra
percepción que no ha terminado de consolidarse estrictamente una historiografía
de la historia económica reciente, que convierta autores, producciones,
instituciones, polémicas, prácticas y un largo etcétera en objeto de
indagación.
Por otra parte, nos parece evidente que, en
el plan de una historia de la historiografía económica, no puede estar ausente
la producción de los historiadores económicos y de los economistas es una
obviedad, pero creemos que en el mismo sentido no puede estar fuera de su campo
la de aquellos intelectuales que sin caer estrictamente en la categoría de
“académicos” han marcado el derrotero tanto de la historia económica como del
saber que pretende tenerla como objeto[2], precisamente a esta intención pretende
contribuir este dossier.
Ahora bien, respecto concretamente a los
artículos aquí
reunidos, hay que indicar que la mayoría de ellos de enhebran
alrededor de una de las corrientes del pensamiento económico argentino reciente,
si no más estudiadas, si por lo menos mas mencionadas, particularmente por su
fuerte influencia de la historia de las políticas económicas: el desarrollismo.
Dos de ellos la encaran directamente (Reche y Cerra),
uno apenas un poco más lateralmente (Quintar). No obstante, claramente todos
apuntan a una estrategia en la que la indagación sobre intelectuales faro de la
orientación es su clave de indagación (Frigerio sobre todo y por supuesto Ferrer).
En este sentido el artículo de Angel Cerra, que abre el dossier, realiza un pertinente
rodeo alrededor de las fuentes ideológicas que según su opinión dieron base y
sustentación a los diagnósticos y propuestas del desarrollismo, para luego precisar
su mirada en quien fuera seguramente una de las figuras intelectuales más
paradigmáticas del desarrollismo argentino, Rogelio Frigerio. De resultas de
ello postula que el desarrollismo (por lo menos como interpretación de la
historia del derrotero económico argentino y de las necesarias soluciones) es
una creación estrictamente de Rogelio Frigerio. En esta operación explicativa queda
claramente marginada la figura de Frondizi como autor intelectual del mismo,
pero también minusvalorada otras influencias recurrentemente señaladas como la
del cepalismo. En contrapartida el énfasis genético
en el planteo de Cerra está puesto en otras fuentes nacionales, aquellas que
derivan de la inspiración de la obra de Alejandro Bunge y el grupo de la
Revista de Economía Argentina y fundamentalmente de las ideas que circulaban en
ámbitos vinculados al comunismo argentino en las décadas de 1930 y 1940.
Completa el cuadro explicativo con el clima de ideas no solo argentino sino
mundial (o por lo menos occidental) de largo aliento (por lo menos desde
finales del siglo XIX) en el que la experiencia del desarrollismo argentino
sería el resultado de aquellos precedentes combinados de una manera particular,
de acuerdo a un contexto socio-cultural específico y respondiendo a la
creatividad de los distintos ideólogos.
En algún sentido más orientado a la
comprensión de los procesos económicos que a lo largo de la historia argentina que
elaboró el desarrollismo, Reche encara el análisis
que dos de los más significativos intelectuales de esta corriente, nuevamente
Rogelio Frigerio y quien con más insistencia recurrió a la indagación en la
historia económica argentina como mecanismo de comprensión científica y base
para la acción, Aldo Ferrer. El trabajo se articula alrededor del análisis de
lo que se ha dado en llamar la tesis
del agotamiento del modelo de industrialización por sustitución de
importaciones que ambos autores formulan como parte su necesidad de justificar
sus propuestas económico-políticas de desarrollo, y cómo éstas (diagnóstico y
prospectiva) se entraman en sus escritos de pretensión más puramente histórica,
dando con ello sustento a existencia de una historiografía desarrollista más
claramente “militante” en el sentido que le adjudicara la historiografía
contemporánea pero que en el contexto de su formulación (finales de los sesenta)
comparte cierto aire de familia con la producción histórica más renovadora.
Seguidamente el
trabajo de Quintar comparte con el de Reche, aunque
más cabalmente asumido, la condición de un ensayo de interpretación. El núcleo
central entonces de sus
reflexiones se monta en la crítica situada a lo que el autor
llama la perspectiva binaria de la historia económica argentina, entendida esta
como una imagen donde
el derrotero económico argentino se articula a través en una permanente tensión
entre políticas nacional-populares y políticas liberal-ortodoxas. Para ello
recurre precisamente a una estrategia ensayística donde indaga sobre varios autores muy relevantes, no solo
para el campo de la economía sino que podríamos decir
de la cultura política argentina contemporánea, así toma y entrecruza las ideas
provenientes del pensamiento económico argentino (Marcelo Diamand,
pero centralmente Aldo Ferrer), de la sociología política (Ernesto Laclau) y de lo que el autor califica de ensayistas
nacionales (Arturo Jauretche). Como no podría ser de otro modo el ensayo tiene
claramente un fin, “repensar la historia económica argentina, y nuestro presente, en busca de
sus continuidades más profundas y de perspectivas que superen aquellas en las
cuales el país real queda atrapado en un esquema bicolor”, pero también llega
un diagnóstico que por ciertamente pesimista que nos parezca no parece menos
merecedor de consideración: “la
concepción binaria de la historia es hija, además, de una pesadumbre generada
por la sucesión de frustraciones y reconstrucciones, de un permanente
recomenzar que hace que, en definitiva, se instale una percepción, una sombra
constante, la del fracaso.”
Cierra el dossier el tal vez mas clásicamente
historiográfico de los trabajos, Almada, Sainz Bonzano
y Reche, la emprender con una de las
categoría de más alta recurrencia en la historia de la economía
argentina reciente: régimen de acumulación. En este sentido su trabajo trata en
principio de fundamentar la existencia y proliferación, pero también cierta
inconstancia, en la utilización de la categoría en las producciones académicas
recientes de la historia económica, la sociología económica, la economía política; muy particularmente en aquellas
abocadas a la coyuntura que se abre con la dictadura de 1976 y que se extiende hasta
nuestro presente inmediato. La estrategia elegida apunta a detectar y analizar
los “aires de familia” de ciertas nominalizaciones que van cercando el problema
de investigación, primero indagando en los referentes teóricos internacionales
sobre los que se han asentado una diversidad de autorxs
locales, para luego encarar la indagación sobre un corpus significativo de estxs. En este sentido tratan de historizar
cómo este conjunto nominalizaciones que referencian en la categoría régimen de
acumulación (y lxs autorxs
que las representan) han logrado ciertamente colonizar buena parte del campo
historiográfico (no sin debates y polémicas, en particular sobre las
periodizaciones derivadas de las divergencias interpretativas); pero, según ellxs, no han logrado superar acertadamente una de las
tensiones típicas del análisis social, la articulación entre lo económico y lo
político. Finalmente, el trabajo no se agota en la función crítica, cierra con
una convocatoria a repensar el problema en una clave renovada tratando de elaborar
una reconceptualización de la categoría que felizmente no rehúye la explícita
ubicación de sus autorxs en el campo ideológico.
Cerramos entonces esta presentación con una
pretensión: cuatro textos,
cinco autorxs, sin dudas no dan cierre
alguno a una temática o problema, pero estamos seguros que tienen las calidades
suficientes como provocar la crítica, la emulación, la adhesión, o simplemente
la curiosidad de otrxs tantxs,
esa es precisamente la pretensión última de este dossier.
Bibliografía
Bandieri, S. (2016). Hacia una historia de la
historiografía económica argentina. Una mirada desde el siglo XXI. Ítems del
CIEP. (I)3-25. Recuperado de: http://ojs.fch.unicen.edu.ar/index.php/ciep/about
Cattaruzza, A. (1997). Entre el análisis de la
producción académica y la "Historia de
Cuccorese, H. J. (1975). Historia crítica de la historiografía socioeconómica argentina del
siglo XX. La Plata: Departamento de Historia. Facultad de Humanidades y
Ciencias de
Gelman, J. (2006) (compilador); La historia económica argentina en la
encrucijada. Balances y perspectivas; Buenos Aires: Asociación Argentina de
Historia Económica y Prometeo.
Miguez, E. (1994). El paradigma de la
historiografía económico social de la renovación de los años ´60, vistos desde
los años `90. En J. Devoto (comp.); La historiografía Argentina
en el siglo XX (II) (10-29). Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
Viano, C.
(2012). Historia Reciente: desarrollos, tramas y desafíos. En C. Viano, Cristina (ed.); Miradas
sobre la historia. Fragmentos de un recorrido (117-139). Rosario: Prohistoria Ediciones.
Oscar Rubén
Videla
Universidad Nacional de Rosario,
Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas, Argentina
orvidela@gmail.com
[1] Además del texto citado, en este punto nos parece necesario indicar la consulta (producto de una selección muy personal por cierto) de una serie de textos que antes y después y desde perspectivas ciertamente muy disimiles señalaron la intención y necesidad de abordar a la historia de la historiografía económica como un campo específico: Cuccorese (1975), Miguez (1994) y Bandieri (2016).
[2] Acerca de los alcances, límites, potenciales y desafíos que nos propone el intento (siempre inconcluso) de definir un objeto para la historia de la historiografía ciertamente renovada es de suma utilidad el texto de Cattaruzza (1997).