Si Dionisio
lo dice, o no? Sancti Spiritus y el acto de toma de
posesión del territorio
If Dionysius says so, or not! Sancti Spiritus and the act of taking
possession of the territory
Departamento
de Geografía,
Prehistoria
y Arqueología,
Grupo
de Investigación en Patrimonio Construido;
Universidad del País Vasco/Euskal
Herriko Unibertsitatea (España)
iban.sanchez@ehu.eus.es
Gabriel Cocco
Museo Etnográfico y Colonial Juan de Garay,
Ministerio
de Cultura de la Provincia de Santa Fe (Argentina)
Resumen
La proximidad del V centenario de la construcción del asentamiento
de Sancti Spiritus, ha hecho necesaria una reflexión
en torno a la efeméride del arribo de Sebastián Gaboto a la confluencia de los
ríos Carcarañá y Paraná y la toma de posesión del territorio. Esta revisión ha
culminado en la propuesta de una nueva data sobre el momento del arribo de la
expedición y la construcción del asentamiento.
Palabras Clave
Caboto; fundación; asentamiento;
Espíritu Santo; Domingo de Resurrección.
Abstract
The proximity of the
V centenary of the construction of the Sancti Spiritus settlement has made it
necessary to reflect on the anniversary of the arrival of Sebastian Gaboto at the confluence of the Carcaraña
and Parana rivers and the taking of possession of the territory. This review
has culminated in the proposal of a new date for the arrival of the expedition
and the construction of the settlement.
Keywords
Caboto; foundation; settlement; Holy Spirit; Easter Sunday.
Introducción
Hace más de una década que comenzó un proyecto muy ambicioso impulsado
por el gobierno de la provincia de Santa Fe y cuya continuidad a día de hoy se
mantiene a pesar de los vaivenes institucionales. El proyecto titulado
“Investigación científica en el sitio histórico de Puerto Gaboto: localización
del primer asentamiento español en el Río de la Plata” tenía entonces, y ahora,
como misión principal encontrar evidencias culturales del asentamiento de
Sancti Spiritus construido por la expedición española
que capitaneaba Sebastián Caboto, por entonces piloto
Mayor de la Casa de Contratación de Sevilla (Medina, 1908a; Frittegotto
et al., 2013; Cocco
et al., 2016). Los trabajos de
investigación iniciados en el año 2006 han dado como fruto, después de más de
una veintena de campañas de excavación y de una meticulosa revisión de la
documentación escrita, la localización del lugar exacto al que llegó la
expedición en la confluencia del río Carcarañá con el Coronda tal y como, por
otra parte, refiere la documentación escrita de la época y los cronistas de
Indias (Medina, 1908a; Fernández de Oviedo, 1959; Castañeda, Cuesta, &
Hernández, 1983; Cuesta Domingo, 2016).
A lo largo de todos estos años la temática abordada en relación a la
expedición ha tratado diferentes temas relativos a la materialidad del
asentamiento (Cocco, & Letieri,
2009; Bonomo et
al., 2012; Frittegotto et al., 2013; Azkarate, Escribano-Ruiz,
Sánchez-Pinto, & Benedet, 2016; Cocco et al.,
2016; Azkarate, Escribano-Ruiz, Sánchez-Pinto, & Benedet, 2018), la cultura material (Pasquali,
2012; Pasquali, & Escribano-Ruiz, 2013; Letieri et al.,
2015a; Letieri & Cocco,
2015), el viaje (Medina, 1908a; Astiz, & Tomé, 1987; Azkarate,
Sanchez-Pinto, Escribano-Ruiz, & Benedet, 2014) e, incluso, a los aspectos sociales
derivados del propio proceso de investigación y su difusión a la comunidad (Frittegotto et al.,
2013; Benzi, 2013). Sin embargo, en estos últimos
años, no se ha prestado atención a la data del arribo de la expedición a la
confluencia de los ríos Carcarañá con el Paraná y la construcción del
asentamiento, tal vez, porque se daban por buenos los postulados previos o,
porque al no señalarse expresamente, se consideró un tema menor. La creencia
generalizada, que sitúa la data de la fundación en el 9 de junio de 1527, es la
misma que sirvió para que en 1998 se institucionalizara, como parte del
calendario de celebraciones oficiales de la provincia de Santa Fe, el Día de
los Municipios, Comunas y Pueblos de la Provincia de Santa Fe como parte del
calendario de celebraciones oficiales de la provincia, realizándose un acto
multitudinario con tal motivo en la plaza 25 de Mayo de la actual localidad de
Puerto Gaboto.
Una reciente relectura de la documentación emanada del proceso seguido a
Caboto a su regreso a España, sin embargo, nos puso
sobre la pista para poder proponer una nueva hipótesis de trabajo sobre la data
del momento del arribo a la confluencia de los ríos Carcarañá y Coronda por
parte de la expedición. Como veremos, una lectura cruzada de todo el volumen
documental existente permite un acercamiento muy fiable al momento de
construcción del asentamiento. No es nuestra intención, sin embargo, entrar a
valorar la expedición de Sebastián Caboto ni las
distintas vicisitudes de la misma, ya que existen abundantes referencias al
respecto (Soler, 1981, 1984, 1987; Cocco, & Letieri, 2009; Frittegotto et al., 2013; Azkarate,
Escribano-Ruiz, Sánchez-Pinto, & Benedet, 2016; Cocco et al.,
2016; Azkarate, Escribano-Ruiz, Sánchez-Pinto, & Benedet, 2018; Medina, 1908a; Astiz, & Tomé, 1987; Azkarate, Sanchez-Pinto,
Escribano-Ruiz, & Benedet, 2014; Báez, 1944; Capparelli, Lema, Giovannetti,
& Raffino, 2005; Colobig
et al. 2017; Colobig,
Zucol, Passeggi, Azkarate, & Sánchez-Pinto, 2019; Azkarate,
& Escribano-Ruiz, 2015; Astiz, 2013). De cara a construir nuestros
argumentos sí que prestaremos especial atención a alguno de los acontecimientos
por los que atravesó la expedición a lo largo de su periplo, ya que son los que
nos van a servir para ir acomodando los escasos datos con los que contamos y
poder así establecer de forma fiable el momento de la construcción del
asentamiento. Además, realizaremos una revisión del momento de fundación de
algunas de las otras localidades llamadas Sancti Spiritus
y conocidas como son las situadas en Salamanca (España), Badajoz (España) y
Cuba, ya que pensamos que el cotejo de los datos que manejamos junto con la
información que poseemos sobre estas tres localidades ayudarán a entender mejor
aún nuestra hipótesis.
Qué sabemos sobre la fecha de
fundación de Sancti Spiritus
Datos derivados de la
expedición
Después de toda una serie de preparativos, la expedición encabezada por
Sebastián Caboto partió el 3 de abril de 1526 desde
el puerto de Sanlúcar de Barrameda con la finalidad de comerciar con el Maluco
aprovechando la ruta abierta por la expedición de Magallanes/Elcano. Caboto no dudó en incumplir las capitulaciones que tenía
firmadas con el Rey nada más partir del puerto, y cambiar la finalidad del
viaje, para ir en busca de las riquezas que supuestamente había remontando el
río Paraná. No queda claro, sin embargo, que infringiera las capitulaciones
totalmente, ya que en las mismas se explicita que pueda rescatar en las islas y
tierra firme ya descubiertas o por descubrir y, además, se dice de forma
explícita que en los siguientes cuatro viajes, que deben realizarse en un
máximo de 8 años, nadie pueda ir ni a las islas ni tierra firme “nuevamente
descubierta” en el viaje, o en los sucesivos hasta completar los cuatro
señalados (AGI/22.15.2582//INDIFERENTE, 2495, L.1). Este dato, no menor,
pensamos que permitía a Caboto hacer lo que hizo,
dado que se le dan importantes prerrogativas para los viajes futuros y, aunque
de manera velada, se le faculta para explorar y rescatar en las tierras que
vaya descubriendo, ya sean islas o tierra firme, y poder seguir haciéndolo
durante los siguiente ocho años a su descubrimiento.
Sin entrar en mayores detalles sobre el viaje, ya analizado con
anterioridad (Medina, 1908a; Azkarate, Sanchez-Pinto, Escribano-Ruiz, & Benedet,
2014; Cocco et
al., 2016), la expedición después de un largo viaje llega al cabo de Santa
María (Figura 1. Actual Punta del Este, Uruguay) (Cuesta Domingo, 1984, T. II:
365) el 21 de febrero de 1527 (Maura, 2007) y comienza a remontarlo hasta llegar
el 6 de abril de 1527, al lugar que llamaron Puerto de San Lázaro (Figura 1. En
territorio uruguayo, según los investigadores que han realizado una
aproximación a su posible ubicación se situaría de forma aproximada entre el
río de San Juan y Nueva Palmira) (Madero, 1892; Medina, 1908a; Laguarda Trías,
1992; Maura, 2007; El Jaber, 2011; Tieffemberg, 2012). Después de permanecer un mes en este
lugar, tiempo suficiente para reabastecerse, Caboto
parte el día 8 de mayo de 1527 con dirección al que será el futuro asentamiento
de Sancti Spiritus (Maura, 2007), dejando en San
Lázaro a parte de los expedicionarios para que guardaran la hacienda y a Antón
de Grajeda con el encargo de que buscara un puerto seguro para las dos naos que
aún tenían y que se quedaban allí por no poder remontar el río Paraná (Medina,
1908a; Maura, 2007). El siguiente dato con el que contamos señala que Caboto mandó la galeota, para recoger la hacienda que había
dejado en el real de San Lázaro y a la gente que había quedado en su guarda,
llegando ésta el 14 de agosto de 1527 y partiendo el 28 del mismo mes en
dirección al Carcarañá (Maura, 2007). Al llegar a Sancti Spiritus
los expedicionarios que habían quedado en San Lázaro constatan la existencia ya
que Caboto “…había hecho su asiento y una fortaleza arto fuerte… (Maura, 2007. El
subrayado y la negrita es nuestro)”. Esta es la información directa más
completa con la que contamos, por lo que cabe suponer que la construcción del
asentamiento se realizó entre el 8 de mayo y el 14 de agosto de 1527, sin poder
afinar más los datos por el momento.
Figura 1. Situación de los principales enclaves en los que se detuvo la
expedición una vez llegó al río de la Plata (Imagen: elaboración propia a
partir de Google Earth).
Poco más se puede señalar en relación a los datos directos aportados por
la documentación de la época, siendo las dos datas extremas señaladas una
primera aproximación al problema.
Datos posteriores
Los principales cronistas de indias del siglo XVI (Francisco López de
Gómara, Fernández de Oviedo, Herrera y Tordesillas) (Fernández de Oviedo, 1959;
Castañeda, Cuesta, & Hernández, 1983; Cuesta Domingo, 2016), los
integrantes de la expedición de Caboto que realizaron
meritorias publicaciones R. Barlow y Santa Cruz (Cuesta Domingo, 1983; Taylor,
1932), Diego García de Moguer (Medina, 1908b), quien coincidió con la
expedición de Caboto en el río Paraná, e incluso Richar Eden, con quien Caboto compartió muchos de los aspectos de su viaje a su
regreso a Inglaterra (Arber, 1885), nada indican en
relación a la data de fundación del asentamiento señalando, en el mejor de los
casos, su ubicación en el río Carcarañá. Tendremos que esperar bastante para
contar con las primeras propuestas sobre la data de construcción del
asentamiento. El padre Lozano, quien sigue los datos aportados por Ruy Díaz de
Guzmán, tampoco señala ninguna noticia en relación a la fecha de construcción
del asentamiento (Lozano, 1875; Tieffemberg, 2012).
Uno de los primeros autores que se hace eco de la data en la que Caboto llega a la confluencia de los ríos Carcarañá y
Coronda es Madero (1892) quien señala que esta efeméride se corresponde con el
27 de mayo. Desconocemos en base a qué propone esta fecha, ya que en todo
momento se guía por la carta de Luis Ramírez (Maura, 2007) y algunos de los
documentos emanados de la expedición que pudo consultar pero que, como hemos
señalado, nada dicen al respecto. Con anterioridad son varios los autores que
se refieren a la expedición de Sebastián Caboto y
narran diferentes aspectos de la misma, sin embargo, no aportan referencias que
permitan avanzar en la cuestión que estamos tratando (Azara, 1847).
H. Harrisse quien en 1896 publicara una de las
obras monumentales sobre John y Sebastián Caboto,
tampoco hace alusión alguna a la data de construcción del asentamiento, a pesar
de referir importantes datos (Harrisse, 1896).
Motivado por sus intereses personales en los primeros asentamientos
establecidos a lo largo de la primera mitad del siglo XVI en territorio
argentino, Félix F. Outes publicó una noticia
histórico-geográfica sobre Sancti Spiritus y señala
que la fecha en que la expedición llega la desembocadura del río Carcarañá es
el 27 de mayo de 1527 (Outes, 1902). Si bien no lo
señala el autor, está recogiendo la información vertida con anterioridad por
Madero a la que ya nos hemos referido. Con posterioridad a Harrisse
y Outes verán la luz las obras de José Toribio Medina
(1908a), junto a la de Harrisse la mejor relación de
la vida y obras de Sebastián Caboto, y la obra de
Manuel M. Cervera (1908) sobre la historia de la ciudad y provincia de Santa
Fe. Medina no duda en señalar que se llamó al fuerte Sancti Spiritus
por haber llegado al Carcarañá el 19 de mayo fecha en la que, según el autor,
se celebró en 1527 el día de Pentecostés; Cervera, por su parte, señala que Caboto llegó a la confluencia de los ríos Carcarañá y
Coronda el 27 de mayo, siguiendo claramente a Madero, si bien el autor no da
mayores indicaciones.
Si bien Medina ya introduce la noción de la fiesta de Pentecostés, no
señala nada más en relación a la misma. Será P. Groussac (1916) quien, al
referirse a la expedición de Caboto, y la fecha en la
que llegó a la confluencia de los ríos Coronda/Carcarañá, indica que
Pentecostés no es una fiesta fija y que su fecha se establece siete semanas
después de la Pascua de resurrección. Para el autor, por tanto, en 1527 el día
de Pentecostés cayó el 9 de junio, siendo el primero de los autores que hemos
podido consultar que señalan tal data. Sin embargo, Groussac, no nos provee de
los cálculos de los que se vale para realizar tal aserto.
Enrique de Gandía (1929, 1934) al referirse a Sancti Spiritus
y el momento de su construcción, señala el 9 de junio como la fecha en la que
se produjo, siguiendo en este sentido lo señalado con anterioridad por
Groussac. Unos pocos años más tarde Julián Mª Rubio
(1942) escribe que Caboto le puso al asentamiento
Sancti Spiritus por haber llegado en esa festividad y
que en 1527 se correspondió con el día 11 de mayo. Canals Frau (1948) al tratar
de reconstruir el periplo de la entrada de Francisco César, integrante de la
expedición de Sebastián Caboto quien remontando por
tierra el río Carcarañá y se introdujo en el interior del territorio en busca
de la sierra de la plata, señala que la fecha de fundación del asentamiento de
Sancti Spiritus se produjo el 9 de junio, si bien no
especifica de dónde o cómo ha alcanzado dicha data, cabe suponer que sigue a
Groussac/Gandía.
En 1978 Luis A. Ledesma Medina retoma la misma data aportada por
Groussac para señalar que la fecha de construcción del asentamiento debió de
ser el 9 de junio de 1527.
Amadeo Soler (1981, 1984, 1987) no duda, al igual que Groussac o Gandía,
en señalar el 9 de junio como la data en la que se estableció el asentamiento
sobre las barrancas del Carcarañá. Muy probablemente el erudito gabotense siguió al insigne historiador Enrique de Gandía,
ya que en su obra “Sebastián Gaboto. El primer argentino, 1984” no duda en
señalar que tanto él como Gandía han dado cuidada mención a este aspecto.
Ya en pleno siglo XXI Guillaume Candela (2007/2008) en su memoria de
máster no duda en señalar como la data de construcción del asentamiento el 11
de mayo de 1527, si bien el autor señala que ésta la obtiene de la obra de
Rubio (1942). Finalmente, Ricardo N. González (2014) profesor de historia y
gran conocedor de la historia de Puerto Gaboto, afirma que la instalación del
asentamiento de Sancti Spiritus queda terminada el 9
de junio de 1527, tal y como el historiador José María Rosa (1970) señala. Al
igual que Groussac (1916) señala que la celebración de Pentecostés es una
solemnidad “movible” que se celebra entre el 20 de mayo y el 9 de junio de cada
año y que no se fija en relación al calendario civil y, como el fuerte se
empezó a construir en este lapso de tiempo, 20 de mayo a 9 de junio, y se
finalizó el 9 de junio es el motivo por el que se le puso el nombre relacionado
con la fiesta del Espíritu Santo (Pentecostés).
Año |
Autor |
Fecha propuesta |
A quién sigue? |
1892 |
Madero |
27 de mayo |
|
1902 |
Outes |
27 de mayo |
Madero |
1908 |
Medina |
19 de mayo |
|
1908 |
Cervera |
27 de mayo |
Madero |
1916 |
Groussac |
9 de junio |
|
1929, 1934 |
Gandía |
9 de junio |
Groussac |
1942 |
Rubio |
11 de mayo |
|
1948 |
Canals Frau |
9 de junio |
Groussac |
1978 |
Ledesma Medina |
9 de junio |
Groussac |
1981, 1984, 1987 |
Soler |
9 de junio |
Gandía |
2007/2008 |
Candela |
11 de mayo |
Rubio |
2014 |
González |
9 de junio |
Soler, Rosa |
Tabla 1. Tabla
resumen con los autores citados
Además de estos autores, existen otros que señalan la posible data de
construcción del asentamiento, aunque ninguno de ellos amplia las fechas
apuntadas con anterioridad (Palacios, 2018). Los estudios más recientes sobre
Sancti Spiritus se limitan a señalar el 9 de junio de
1527 como fecha probable (Astiz & Tomé, 1987) o, directamente, el 9 de
junio de 1527 (Frittegotto et al., 2013; Benzi, 2013). En una
reciente publicación nosotros mismos señalamos que el asentamiento se construyó
entre mayo y agosto de 1527, sin poder precisar mucho más la data (Colobig et al.,
2017).
El día de Pentecostés. ¿Cómo
se establece?
Hemos visto como algunos autores ya señalan, de forma acertada, que la
celebración de Pentecostés, Espíritu Santo, es una fiesta móvil no ligada al
calendario civil. Es P. Groussac (1916) uno de los primeros autores que lo dice
e indica que la celebración de Pentecostés no es un día fijo del calendario,
siendo su celebración siete semanas después de la Pascua de resurrección o
Domingo de Resurrección. Medina (1908a) se limita a señalar que el día de
Pentecostés en 1527 se celebró el 19 de mayo de 1527, lo que invita a pensar
que el autor era consciente de esta variabilidad, si bien no llega a señalarlo.
Hoy sabemos que la celebración de Pentecostés, Espíritu Santo (Sancti Spiritu), es una fiesta móvil que se celebra 50 días
después del Domingo de Resurrección.
Lunes |
Martes |
Miércoles |
Jueves |
Viernes |
Sábado |
Día 1. Domingo de
Resurrección |
Día 2 |
Día 3 |
Día 4 |
Día 5 |
Día 6 |
Día 7 |
Segundo domingo de Pascua |
Día 9 |
Día 10 |
Día 11 |
Día 12 |
Día 13 |
Día 14 |
Tercer domingo de Pascua |
Día 16 |
Día 17 |
Día 18 |
Día 19 |
Día 20 |
Día 21 |
Cuarto domingo de Pascua |
Día 23 |
Día 24 |
Día 25 |
Día 26 |
Día 27 |
Día 28 |
Quinto domingo de Pascua |
Día 30 |
Día 31 |
Día 32 |
Día 33 |
Día 34 |
Día 35 |
Sexto domingo de Pascua |
Día 37 |
Día 38 |
Día 39 |
Día 40 |
Día 41 |
Día 42 |
Séptimo domingo de Pascua |
Día 44 |
Día 45 |
Día 46 |
Día 47 |
Día 48 |
Día 49 |
Día 50. Pentecostés |
Tabla 2. Tabla con la representación de cómo se
calcula el día de Pentecostés
No parece, por tanto, difícil de establecer la fórmula mediante la que
se puede calcular cuándo fue el día de Pentecostés en cualquier fecha. Para
poder establecer el día de Pentecostés, debemos conocer primero cuando fue el
día de Pascua, ya que es a partir de esta data que se calculan todas las demás
fiestas movibles del calendario cristiano. Este cálculo quedó instaurado por
Dionisio el Exiguo ya en el siglo VI d. C., si bien su uso no se generalizó
hasta la centuria siguiente en España, y es lo que se conoce como Computus paschalis
(Jones, 1943; García Avilés, 2001; Morales, 2017). Hasta la celebración de los
concilios de Arlés (314 d.C.) y Nicea (324 d. C.), la celebración de la Pascua
se basaba en el calendario lunar exclusivamente, lo que suponía que ésta se
celebrara en el plenilunio contiguo al equinoccio de primavera. Poco a poco,
desde Roma, se comenzó a imponer el que la Pascua se celebrara en domingo,
frente a la celebración judía (García Avilés, 2001). Será el concilio de Nicea
donde se establezcan ya las bases para el cálculo de la Pascua, si bien no
soluciona el problema del uso de los calendarios de Roma y Alejandría, los más
empleados entonces. La diferencia del empleo de uno u otro radicaba en la fecha
en la que se situaba el equinoccio de primavera, al ser el 25 de marzo para los
romanos y el 21 de marzo para los alejandrinos, con lo que existían desacuerdos
sobre el primer y último día en el que el domingo de Pascua podía caer (García
Avilés, 2001). Es por ello que, finalmente, en el propio concilio de Nicea se
adoptó el cómputo alejandrino, si bien aún existieron períodos con serias
discrepancias al respecto (García Avilés, 2001).
Habrá que esperar a que Dionisio “el Exiguo” (†556), quien introdujo la
era cristiana como referencia para elaborar el cómputo, elabore sus tablas para
calcular la Pascua que abarcan el período del 532 al 626 d.C. (Teres, 1984;
Gómez Pallarés, 1999). La importancia de Dionisio, sin embargo, en los cálculos
pascuales va mucho más allá de la elaboración de esta tabla, ya que el autor
dejó asentados los argumenta paschalia. En efecto, Dionisio dejó establecidas las
fórmulas de cálculo eclesiástico mediante las cuales los clérigos podían
calcular las fechas móviles de la celebración pascual después de que sus tablas
dejarán de tener utilidad (Jones, 1943; Gómez Pallarés, 1999). Si bien en el
concilio de Nicea ya se fijaron algunas normas que se debían cumplir de cara al
establecimiento del día de Pascua, será Dionisio quien los deje definitivamente
establecidos (Thurston, 1909; Morales, 2017). Así:
a)
La Pascua ha de
caer en domingo.
b)
Este domingo deber
ser el siguiente a la primera luna llena después del equinoccio de primavera.
Aunque si esa fecha cae en domingo, se traslada al domingo siguiente para no
coincidir con la Pascua judía.
c)
La luna pascual es
la que cumple que su plenilunio se produce en el equinoccio de primavera del
hemisferio norte o inmediatamente después. Dicho equinoccio es el 21 de marzo.
d)
Se necesita saber
el día del ciclo lunar en el que está la Luna el 1 de enero del año del que
queremos hacer el cálculo. Este dato oscilará entre el 0 y el 29.
Atendiendo a estas premisas, el día de Domingo de Resurrección tiene que
caer entre el 22 de marzo y el 25 de abril. Para hacer el cálculo del año
deseado actualmente se emplea el algoritmo de Gauss, si bien existen otros
métodos a partir de los que se pueden calcular, como es el algoritmo de Butcher (1877), por ejemplo, si bien este último método es
válido para cualquier fecha posterior a 1583. A pesar de la existencia de
tablas de duración determinada, la fecha se solía calcular a través de los argumenta, bien fueran los de Dionisio o
de cualquier otro monje (Plaza Picón, & González Marrero, 2005).
Siguiendo lo expuesto por Morales (2017) para calcular el Domingo de
Resurrección, llamaremos A al año del cual lo queremos calcular y
estableceremos 10 variables para buscar la fecha dentro de ese año: a, b,
c, p, q, M, N,
d y e, que se estructuran tal y como se observa en la imagen siguiente.
Figura 2. Imagen
con la definición de las variables de Gauss (elaboración propia a partir de
Morales, 2017)
A partir de la determinación de estas variables la fecha del Domingo de Resurrección
puede articularse en dos momentos que vienen determinados por:
Si d + e < 10, el Domingo de Resurrección es el día d + e+ 22 de
marzo
Si d + e > 9, el Domingo de Resurrección es el día d + e+ 9 de abril
A esta norma existen dos excepciones. Si la data resultante es el 26 de
abril, el Domingo de Resurrección será el 19 de abril y, si el resultado es el
25 de abril con d= 28, e= 6 y a> 10, el Domingo de Resurrección será el 18
de abril.
Ya hemos determinado, por tanto, a partir de los postulados de Dionisio
el exiguo la fórmula por la que se establece el Domingo de Resurrección, fecha
clave a partir de la cual se calculan muchas de las fiestas cristianas. Veamos
qué implicaciones tiene para el caso que estamos analizando, aunque previamente
trataremos cómo se conforman el resto de Sancti Spiritus
conocidos y qué significaba la toma de posesión de un territorio frente a una
fundación propiamente dicha.
Los otros Sancti Spiritus
El nombre Sancti Spiritus se empleó en el
medievo para designar tanto a localidades como a diferentes centros monásticos,
muy conocidos son los monasterios de Ávila, fundado en 1171 (Moreno Blanco,
2016), Toro (Pérez Vidal, 2008), fundado en 1307, o el de Salamanca, fundado en
1268, (Villar y Macías, 1887; Echániz Sans, 1993),
pequeñas iglesias que se situaban en los distintos núcleos de población como es
el caso de la de Sancti Spiritus en Huesca (siglo
XIII) que debe su nombre muy probablemente por haber pertencido
a la Orden Hospitalaria de los Canónigos Regulares del Sancti Spiritus in Saxa (Alagón Castán,
2017) o, simplemente, calles de los diferentes municipios, como es la actual
ronda de Sancti Spiritus en Salamanca (Villar y
Macías, 1887) e, incluso, universidades como la de Oñati (Estornés
Zubizarreta, 2020). Es, por tanto, un nombre conocido y empleado de forma
profusa en época medieval, máxime cuando muchos de los nombres que se empleaban
partían del santoral cristiano. Su uso, además, no tenía que coincidir con la
fecha en la cual cayó el Corpus en cada uno de los años en que se fundaron los
monasterios o se nombraron las calles o parajes.
Entre las localidades más relevantes que conocemos y que han llegado
hasta nuestros días se encuentran las de Salamanca y Badajoz en España y la de
Cuba. En las líneas que siguen trataremos de hacer una pequeña reseña de las
mismas con los pocos datos que sobre sus fundaciones conocemos.
La pequeña villa de Sancti-Spiritus situada en
la provincia de Salamanca, surgió al amparo del proceso de repoblación del
norte peninsular de la mano de los monarcas leoneses a lo largo de la segunda
mitad del siglo XII y siempre bajo la tutela de la vecina Ciudad Rodrigo, de la
que era dependiente (Mínguez, 1997). Desde su constitución contó con el onomástico
latino, si bien desconocemos cuál pudo ser la motivación del mismo, por lo que
no podemos realizar mayores afirmaciones al no existir fecha de fundación o
relato en el que apoyarnos. En la cercana villa de Salamanca, fundada a finales
del siglo XI, se erigió una puebla, denominada de Sancti Spiritus,
que parece fue poblada por gente venida de Zamora, ya que la advocación de la
iglesia, Sancti Spiritus, tiene un origen zamorano
(González, 1943), por lo que podemos entender que el nombre se trata de una traslación
del mismo. Sin embargo, la puebla como tal, no adquiere el nombre de la
parroquia hasta mediados del siglo XIII (Echániz
Sans, 1992).
La villa de Sancti Spiritus situada en la
provincia de Badajoz, conoce un proceso fundacional similar al de su homónima
salmantina, si bien sus orígenes son algo más complejos. No será hasta
comienzos dl siglo XIII que el territorio en el cual se emplazará la futura
villa se reconquiste por parte de los castellanos. El nombre de la localidad se
debe a un clérigo que durante un tiempo vio como una paloma se posaba sobre un
olivo con la intención, supuestamente, de llamar su atención. Será en este
lugar donde el religioso edifique un oratorio, que más tarde dio lugar a la
iglesia parroquial, y la llamo del Espiritu Santo
(Sancti Spiritu) al ser la paloma su símbolo (Castaño
Fernández, 1998; Mora Aliseda, 2001). El topónimo de la localidad, como tal, se
encuentra registrado en la documentación escrita desde el siglo XVI. Vemos, por
tanto, que el nombre de la localidad, derivado de aquel primitivo oratorio, no
se encuentra relacionado con la data en que cayera el día del Espiritu Santo en el año de su fundación, sino con la
advocación de un oratorio, y posteriormente parroquia, a partir de la que se
edificó la población.
La localidad de Sancti-Spiritus, en Cuba, fue
fundada por Diego Velázquez de Cuellar en 1514. No existe, sin embargo, un
consenso sobre la fecha exacta de su fundación, tendiéndose a señalar como tal
el 4 de junio, día de Pentecostés en 1514, aunque también se señala el mes de
marzo como posible fecha para su constitución. Prieto Benavent (2001), en una
magnífica biografía de Diego Velázquez de Cuellar, se limita a señalar el año
1514 como data de la construcción, pero sin avanzar mucho más en ello. Lorenzo
(1985) en su semblanza sobre Diego Velázquez como colonizador de la isla de La
Española, nada señala en relación a data de fundación de la ciudad. En sendos
estudios a cargo de Irene Aloha Wright (1916) y Florstedt (1942) en relación a la historia de Cuba y la
figura de Diego Velázquez, los autores señalan que Sancti Spiritus
está fundado ya para el verano de 1514, sin aportar data concreta alguna a
pesar de haber manejado un importante volumen documental de la época. Algo
similar dice Rodríguez Matamoros (2013), quien al dar cuenta de los trabajos
arqueológicos desarrollados en el sitio fundacional de la villa del Espíritu
Santo señala que fue fundada a principios de 1514. Bartolomé de las Casas,
quien estuvo junto con Diego de Velázquez, escribe que estando éste en el
pueblo de Baracoa señaló una serie de puntos que debían ser poblados: villa de
la Trinidad, Sancti Spiritus, puerto Príncipe villa
de San Salvador y en el puerto de Santiago (Saint-Lu, 1986: 125). El autor,
gran conocedor de los hechos y que aporta fechas concretas en todo momento,
nada señala en relación a estas fundaciones al situarlas en algún momento entre
1511 y 1514. Es más, de las Casas se mofa de Diego de Velázquez al señalar, en
relación a la villa de la Trinidad, “…como si la Santísima Trinidad hubiera de
ser allí servida…” (Saint-Lu, 1986: 125).
Vemos, por tanto, que en los casos señalados el empleo del nombre Sancti
Spiritus no necesariamente tiene que coincidir con la
celebración de la festividad, sino que más bien responde al carácter simbólico
de la misma a través de las manifestaciones que la representan. En este sentido
un dato no menor, o eso creemos, es precisamente la representación del Espíritu
Santo, el simbolismo asociado al empleo del nombre, ya que no en todos los casos
su uso es necesariamente concordante con la data en la que se celebra. Tal y
como hemos señalado, la paloma, es una de las representaciones simbólicas del
Espíritu Santo, dado que se presentó en el bautismo de Jesús. Pero, junto a
esta manifestación, existen otras muchas como son la mano, el sello, la nube y
la luz, el fuego, la unción y el agua (mediante el sacramento del Bautismo. El
agua representa el Espíritu otorgando un nuevo nacimiento) (Espíritu Santo,
2020).
Estas acepciones, que en el siglo XVI no debieron de ser extrañas,
pueden también aportar una nueva lógica al nombre empleado por Sebastián Caboto. El poblado que construyó se situó en el cruce de
dos vías de agua que desde época prehispánica actuaban como verdaderos ejes de
comunicación y articulación del territorio. Así, el empleo del nombre Sancti Spiritus en un lugar preeminente del territorio parece
dotar al emplazamiento de un nuevo resurgir, no debemos olvidar que Sancti Spiritus se construye directamente sobre un asentamiento
originario (Letieri et al., 2015b), pero ahora ya
bajo la autoridad de los expedicionarios recién arribados al territorio.
¿Toma de posesión, fundación o asentamiento efímero en Sancti Spiritus?
Un aspecto sobre
el asentamiento de Santi Spiritus no debidamente
analizado es sobre su propia naturaleza. Como muy bien señalaba Calvo (2017)
Sancti Spiritus no fue una fundación como tal al
carecer de mandamiento o capitulación para tal fin, no hubo asignación de
jurisdicción y tampoco se llegó a configurar el territorio, al no tener
Sebastián Gaboto tales poderes. El proceso de fundación de una ciudad constaba
de dos pasos bien diferenciados como eran la toma de posesión del territorio en
primer lugar y la posterior fundación mediante los actos que ello conllevaba
(Domínguez Company, 1977; Michieli, 1996; Calvo
2003). Sin embargo, la primera, no necesariamente implica la segunda. Hay
ejemplos de tomas de posesión que no terminan en un acto de fundación, como son
el puerto de Nuestra Señora del Rosario, Puerto Bermejo o Estrecho de la Madre
de Dios entre 1579 y 1580 (Domínguez Company, 1977: 23; Díaz, 2000). Es más,
tal y como señala Gutiérrez (1983) muchas ciudades nacieron sin acta de
fundación, sin cabildo, rollo o reparto de solares; muchas de ellas, además,
carecieron de una traza inicial. Son ciudades cuyo culmen es el resultado de un
complejo proceso evolutivo a partir de un núcleo generador. Asunción puede ser
un buen exponente de este ejemplo, ya que, de un pequeño núcleo poblacional a
partir de una casa fuerte, dio lugar con el paso del tiempo a una ciudad. Santa
Fe la Vieja, si bien en un momento inicial cabría entrar dentro de este grupo
de ciudades, es producto de un contexto histórico diferente, ya que la
intencionalidad con la que surge está marcada por la estrategia de conquista
basada en la fundación de ciudades planificadas. A pesar de ello, estas
ciudades planificadas no surgen desde el primer momento con su traza
debidamente establecida. Si atendemos a la comisión dada a Juan de Garay se
dice que “…vaya a poblar e fundar el dicho puerto e pueblo (…) que lleven
muchas armas y municiones, caballos, bastimentos, ganados, plantas, çemillas, gente de servicio, fragua (…) edificando iglesia
e segundariamente casa fuerte en que puedan morar hasta hazer
casas particulares…” (Groussac, 1915: 47-51). Dicho fuerte, tal y como refiere
Calvo (2003) se llegó a construir y fue después que se trazó la ciudad. Si bien
en Santa Fe sí que hubo un acto de fundación, vemos que el núcleo original, si
bien solo de manera inicial, se constriñó a una iglesia y una casa fuerte, para
posteriormente efectuar el trazado de la ciudad. Algo similar cabe señalar para
el primer núcleo poblacional de Asunción (Gandía, 1932; Lafuente Machaín, 1936, 1939, 2004; Amarilla Fretes, 1942) o la
primera Buenas Aires (Groussac, 1916; Schavelzon
1999, 2001, 2012; Candela, 2014), que aunque no llegó a prosperar tuvo una
fundación efectiva. Buena prueba de lo que señalamos lo resume de manera
magistral Michieli (1996), y el caso de Sancti Spiritus o Asunción son fiel reflejo, al referirse a las
fundaciones de las ciudades de Cuyo y señalar que los primeros asentamientos se
trataban de iniciativas personales o, en el mejor de los casos, de pequeños
grupos con el fin de satisfacer necesidades concretas, si bien todas ellas
tenían un mismo común denominador como era la toma de posesión y la posterior
acta de fundación, este proceso no necesariamente partía de un mandamiento
institucional.
Calvo (2003), a partir de la obra de Bernardo de Vargas Machuca
“Milicias y descripción de las Indias (1599)”, define de manera muy clara cuál
es el proceso de fundación de una ciudad, qué pasos se deben dar, para
considerarse como tal. Estos pasos consistían en: la colocación de un tronco de
árbol, el rollo o picota, en un lugar señalado libre de cualquier rama. Este
elemento simbolizaba el poder real y el lugar donde se impartiría justicia.
Después de su colocación los asistentes se abrían en círculo entorno al
fundador, que estaba junto al rollo donde clavaba un cuchillo, se giraba hacia
los asistentes y gritaba que ese sitio señalaba la horca o picota y que allí
dejaba fundada la ciudad, cuyo nombre entonces proclamaba públicamente. El
ritual no acababa así, seguido el fundador blandía la espada y señalaba que de
esta manera quedaba fundada la ciudad y retaba a quien se opusiera a batirse en
duelo con él. El fundador repetía tres veces ese reto y los presentes
respondían gritando: «La ciudad está bien poblada. ¡Viva el Rey Nuestro
Señor!». La toma de posesión se completaba cuando el fundador cortaba hierbas y
plantas con su espada, indicando simultáneamente la jurisdicción de la
Audiencia o gobernación a la que pertenecería la ciudad. Cumplidos estos actos,
se plantaba una cruz en una esquina de la plaza y se celebraba la misa con
asistencia de todos los soldados (Vargas Machuca, 1599; Calvo 2003).
De Sancti Spiritus, sin embargo, no se
conservan apenas documentos generados en el lapso de tiempo que duró la expedición
más allá de los que R. Barlow y compañía trajeron a la península en su viaje de
regreso en 1528 y los que se redactaron con posterioridad a la expedición, ya
que la destrucción del fuerte supuso también el que los documentos que allí
estaban se quemaran. Es por ello que carecemos de datos efectivos sobre la toma
de posesión del territorio o sobre un hipotético acto de fundación, que creemos
nunca se llegó a realizar, ya que de existir hubiera quedado algún tipo de dato
escrito o se hubiera señalado en alguno de los testimonios posteriores. Ya
hemos señalado como en muchos casos la construcción de ciudades son fruto de
iniciativas personales (Michieli, 1996), carentes del
mandato real, que se consolidan con el tiempo. La única seguridad con la que
contamos son las órdenes dadas en la capitulación donde se estipula que las
tierras o islas nuevas descubiertas por Caboto
quedarán bajo su jurisdicción para poder rescatar en las mismas en los próximos
tres viajes a realizarse durante los siguientes ocho años (AGI/22.15.2582//INDIFERENTE,2495,L.1),
lo que de alguna manera tuvo que tener algún tipo de refrendo para que Caboto pudiera reclamar la potestad sobre los territorios
descubiertos con posterioridad. Ya hemos señalado que según Calvo (2018) Sancti
Spiritus no fue una fundación como tal, y nosotros
así lo creemos también. Sin embargo, a excepción de la capitulación, contó con
el resto de elementos al estructurar el asentamiento en varios elementos:
fortaleza, casas, tierras de labranza y puerto (Medina, 1908a; Sánchez-Pinto, Cocco, 2019), se realizaron repartimientos de tierra, a muy
baja escala eso sí, existió una articulación del espacio en tres sectores que
hemos denominado (Sánchez-Pinto, Cocco, 2019): área
habitacional (casas y fortaleza), zona de producción (campos de cultivo) y
puerto (en la margen izquierda del río Carcarañá). Además, sabemos que en una
zona sobreelevada del territorio se colocó una cruz, símbolo de la apropiación
del territorio, ligeramente retirada de la fortaleza en dirección norte
““…encima de la fortaleza (…) questaba buen rato de
la fortaleza…” (Medina, 1908a, T. II). La expedición de Díaz de Solís cuando
penetró en el estudio del Plata entraron en un puerto al que pusieron por
nombre Nuestra Señora de la Candelaria (actual Maldonado, Uruguay). Cuando
descendieron a tierra erigieron una cruz y tañendo las trompetas tomaron
posesión para la corona de Castilla del lugar cortando árboles y ramas, ya que
así eran las instrucciones que tenían de la corona (Madero, 1892; Medina, 1897).
Vemos, por tanto, que la cruz además de simbolizar un lugar de cristianos es el
elemento empleado para proceder a la toma de posesión del territorio, y es en
este sentido que debemos entender la cruz que la expedición de Caboto colocó en el punto más alto de la confluencia de los
ríos Carcarañá y Coronda.
La documentación escrita,
Dionisio el Exiguo y Sancti Spiritus
Atendiendo a lo anteriormente expuesto, vemos que en Sancti Spiritus se realizó algo más que un simple campamento
temporal, se llevaron a cabo acciones que, en otros ámbitos y circunstancias,
hubieran sido tenidos en cuenta como elementos claramente observables en los
inicios de las primeras ciudades. En este sentido, tal y como señala Domínguez
Company (1977) muchas de las primeras ciudades americanas tienen como germen,
porque así lo aconseja el propio proceso de conquista, un fuerte, una simple
ranchería o un campamento. Pero la ocupación real del territorio se acompaña
con el establecimiento de un poblado, y Sancti Spiritus
lo es. En definitiva, la presencia de un asentamiento, del tamaño que sea, es
la mayor garantía que se puede presentar frente al monarca a la hora de
reclamar un territorio.
Ya hemos señalado qué sucede en otros establecimientos que tienen el
mismo nombre que el poblado de Caboto. Para Sancti Spiritus contamos, además, con la base principal para
establecer la data sobre el arrivo de la expedición a
la confluencia de los ríos Carcarañá y Coronda y el establecimiento del poblado
de Sancti Spiritus. Atendiendo a lo anteriormente
expuesto no dudamos de que existió una toma de posesión del territorio
efectiva, ya que era la manera en la que Sebastián Gaboto se garantizaba el
poder reclamar frente al rey las cláusulas contenidas en la capitulación
firmada entre ambos. Pero, volvamos a retomar los aspectos seguros con los que
contamos de la expedición. Sabemos, porque así lo dice la documentación
escrita, que los expedicionarios parten de San Lázaro el día 8 de mayo, con lo
que la construcción del asentamiento, necesariamente, fue posterior.
Una revisión de la importante documentación transcrita por Medina
(1908a), aporta datos relevantes que no han sido considerados hasta la fecha
pero que nos van a servir para establecer una primera data aproximada.
Sebastián Caboto antes de volver a España realizó una
probanza en el puerto de las naos de San Salvador (Figura 1. en la
desembocadura del río San Salvador, cerca de la actual Dolores, Uruguay) el 12
de octubre de 1529 que constaba de hasta 35 preguntas, con cuestiones varias
sobre la pérdida de la fortaleza y el papel de los que la defendían. Los
integrantes de la expedición interrogados fueron Alonso de Santa Cruz, Maestre
Pedro (cirujano), Francisco García (clérigo), Gaspar Cazaña,
Jorge Gómez (lengua), Alonso de San Pedro, Alvaro
Núñez (veedor de la nao Trinidad), Gregorio Caro (capitán de la nao Santa
María), Juan de Junco (tesorero), Antonio de Montoya (contador) y Gómez
Malaver. De todas las cuestiones planteadas, nos centraremos en la pregunta nº 34 (Medina, 1908a. El subrayado y negrita es nuestro):
“…XXXIV.—ítem:
pido que declaren si es verdad que luego que la dicha barca é capitán Caro é
otra gente allegó á este puerto de las naos á donde estaba el dicho Capitán general, luego que el dicho
Capitán general supo el daño que había hecho en la dicha fortaleza é de la
gente que allí quedaba, luego se partió con cuatro bergantines, que se hallaban
en este puerto, los dos desta armada é los otros dos
del capitán Diego García, con el dicho capitán Diego García, para ir á la dicha fortaleza á socorrer
la gente que allí quedaba, é en seis ó siete días allegaron á la dicha
fortaleza é hallaron todos los cristianos muertos, dentro del Río de Caracaraná, en el agua é en la tierra, é la fortaleza
robada é quemada; é visto todo lo suso dicho, el dicho Capitán general, que no
tenía aparejo para tornar á rehacer la dicha
fortaleza, por cabsa de mantenimientos para la gente,
é que los indios comarcanos eran sus enemigos, é acordó de se
volver á este puerto é naos, é así lo hizo, etc…”
De todos los interrogados solo Juan de Junco y Antonio Montoya
remontaron el Paraná hasta la fortaleza. Sin embargo, todos ellos son rotundos
a la hora de declarar al afirmar que las cosas sucedieron tal y como se dice en
la pregunta, los que fueron porque lo vivieron y los que no porque se lo
contaron.
Vemos, por tanto, que el cuestionario es claro. De San Salvador, puerto
de las naos, hasta Sancti Spiritus se podía llegar en
6 o 7 días. Cabe suponer, por tanto, que desde San Lázaro, lugar del que en
1527 parte Sebastián Caboto, hasta la desembocadura
del Carcarañá se podría llegar en un tiempo similar e incluso inferior al
situarse más cerca de Sancti Spiritus. Según Alonso
de Chaves (Castañeda, Cuesta, & Hernández, 1983) la distancia entre San
Lázaro y San Salvador era de 3 leguas que fácilmente eran navegables. Si
sabemos que Caboto parte de San Lázaro el 8 de mayo,
podría haber llegado perfectamente al Carcarañá el 14 o 15 de mayo. Tal y como hemos señalado, las tomas de posesión
del territorio son inmediatas a que los expedicionarios llegan a los nuevos
territorios y, según refiere la documentación escrita de la época (Medina,
1908a), Gaboto no se detuvo en ningún momento desde que partió de San Lázaro
hasta que llegó al futuro emplazamiento de Sancti Spiritus,
por lo que la información vertida en la probanza es un dato revelador en cuanto
al tiempo que tardó en llegar la expedición.
Veamos ahora, aplicando la fórmula para el cálculo de la fiesta de
Pascua, en qué día cayó en 1527 el Domingo de Resurrección y poder así calcular
el día de Pentecostés.
a= resto de dividir 1527 entre 19= 7
b= resto de dividir 1527 entre 4= 3
c= resto de dividir 1527 entre 7= 1
k= redondeo por defecto del resultado de dividir 1527 entre 100= 15
p= redondeo por defecto del resultado de dividir 13 + 8(15) dividido
entre 25= 5
q= redondeo por defecto del resultado de dividir 15 entre 4= 3
M= resto de dividir 15 – 5 + 15 – 3 entre 30= 22 15
Aquí es donde el uso de la fórmula plantea el primer error, y donde
aparénteme no puede ser empleada, dado que M para el año 1527 es 15[1] y no 22
como señala la fórmula. Existen tablas en las que se recoge el valor de M, dado
que se trata de un número que no varía demasiado en largos períodos de tiempo[2].
N= resto de dividir 4 + 15 – 3 entre 7= 2 6
En este punto N arrastra el error de del cálculo de M, por lo que el
resultado no es 2 sino 6
d= resto de dividir 19(7) + 22 entre 30= 5 28
d, si calculamos la fórmula sin aplicar las correcciones anteriormente
señaladas, tendía un valor de 5, pero con las correcciones da un valor de 28.
e= resto de dividir 2(3) + 4(1) + 6(5) + 2 entre 7= 0 2
Finalmente e no es igual a 0, el valor correctl
es 2.
Como d + e = 30 > 10, el Domingo de Resurrección es el día d + e+ 9. Por
tanto, la Pascua en 1527 cayó el 21 de abril. Sabiendo que el 21 de abril de
1527 fue domingo, podemos calcular cuándo fue el día de Pentecostés. Recordemos
que es el día 50 después de Pascua.
Lunes |
Martes |
Miércoles |
Jueves |
Viernes |
Sábado |
Día 21 de abril. Domingo de Resurrección |
22 abril |
23 abril |
24 abril |
25 abril |
26 abril |
27 abril |
28 de abril. Segundo
domingo de Pascua |
29 abril |
30 abril |
1 mayo |
2 mayo |
3 mayo |
4 mayo |
5 de mayo. Tercer
domingo de Pascua |
6 mayo |
7 mayo |
8[3]
mayo |
9 mayo |
10 mayo |
11 mayo |
12 de mayo. Cuarto
domingo de Pascua |
13 mayo |
14 mayo |
15 mayo |
16 mayo |
17 mayo |
18 mayo |
19 de mayo. Quinto
domingo de Pascua |
20 mayo |
21 mayo |
22 mayo |
23 mayo |
24 mayo |
25 mayo |
26 de mayo. Sexto
domingo de Pascua |
27 mayo |
28 mayo |
29 mayo |
30 mayo |
31 mayo |
1 junio |
2 de junio. Séptimo
domingo de Pascua |
3 junio |
4 junio |
5 junio |
6 junio |
7 junio |
8 junio |
9 de junio. Pentecostés |
Tabla 3. Tabla con el cálculo
del día de Pentecostés en 1527 a partir de la fecha obtenida para el Domingo de
Resurrección con las debidas correcciones aplicadas a la fórmula de Gauss.
A partir de los
datos expuestos, vemos que existe una contradicción entre las declaraciones de
los expedicionarios y la fecha sobre la que pudieron llegar a la confluencia
del río Carcarañá con el Coronda y el día de Pentecostés en 1527. A partir de
la documentación escrita es posible señalar que los expedicionarios llegaron a
la confluencia de ambos ríos a mediados del mes de mayo de 1527 (entre el
14-15) mientras que el día de Pentecostés en 1527 se celebró el 9 de junio. Por
tanto, existe un conflicto entre la fecha derivada de la información documental
generada por la propia expedición y el día real de la celebración del Espíritu
Santo en 1527. Es en este punto donde creemos que toma especial relevancia el
resto de aspectos señalados con anterioridad sobre el resto de fundaciones
llamadas Sancti Spiritus y los elementos simbólicos
asociados al Espíritu Santo.
Las referencias
tanto a los Sancti Spiritus situados en España como
al de Cuba, así como al resto de Santi Spiritus a los
que nos hemos referido, no parece aludir en la mayoría de los casos a la
efeméride en la que se celebra el día de Pentecostés, sino que más bien parecen
responder al carácter simbólico con el que cuenta el Espíritus Santo. Así la
aparición de una paloma, la presencia de agua revitalizadora o la aparición de
un rayo de luz a través de una nube pueden ser motivos suficientes para señalar
un lugar como Sancti Spiritus. No debemos olvidar, en
este sentido, las palabras de fray Bartolomé de las Casas en relación a la
villa de la Trinidad que funda Diego Velázquez de Cuellar. Las diferentes
representaciones del Espíritu Santo son, en muchos casos, el verdadero vehículo
empleado para nombrar tanto a las localidades, como a los edificios, barrios o
diferentes puntos estratégicos en el relieve. Así tanto la paloma, como el
resto de representaciones señalas, son motivo suficiente para nombrar. Creemos,
sin embargo, que en caso de Sancti Spiritus será el
agua, con un claro significado de renacer, el que dote de significado al
emplazamiento de Sancti Spiritus por situarse en un
lugar preeminente del territorio, con un amplio control del territorio,
delimitado por dos de los principales cauces de agua de la región como son el
río Carcarañá y coronda. El propio Luis Ramírez en su carta no deja lugar a
dudas cuando dice que desde mayo de 1527 carecían de víveres traídos desde
España y que cuando llegaron al asiento de Sancti Spiritus
“…que con benir todos o los mas enfermos y ynchados de dibersas maneras de
enfermedades con tener dieta con
pescado y agua asta artar
en menos de dos meses que alli llegamos estabamos todos tan buenos y tan frescos como quando salimos de spana…” (Maura, 2007. El subrayado y negrita es nuestro). Vemos, por tanto, cómo el
pescado pero, sobre todo, el agua de esta zona adquiere un papel relevante,
máxime cuando llevaban ya varios meses en la zona, enfermos, y nada habían
señalado en relación al agua, y pescado.
Finalmente, el aspecto más importante al que nos hemos referido es el de
la toma de posesión del territorio, ya que en Sancti Spiritus
no creemos que se realizara ningún tipo de acto de fundación. Las tomas de
posesión, por lo general, se efectúan nada más llegar al lugar y desembarcar en
el mismo, ya que es la manera de legitimar el poder real sobre el territorio.
Si bien la expedición de Sebastián Gaboto tenía un fin meramente mercantil, no
es menos cierto que una de las clausulas contenidas
en la capitulación firmada le permitía hacer hasta tres expediciones
comerciales posteriores en las zonas nuevas descubiertas, ya fueran islas o
tierra firme (Maura, 1908a). Por lo que el acto de posesión debió de acometerse
con inmediatez a la llegada a la zona y no mucho tiempo después, máxime cuando
el asentamiento de Sancti Spiritus se construyó
directamente sobre un asentamiento originario existente (Letieri et al., 2015b).
No tenemos muchas dudas de que los datos que aporta la documentación
escrita, para el caso que nos ocupa, son relevantes ya que nos permiten señalar
que el trayecto desde San Salvador hasta Sancti Spiritus
se realizaba en 6 o 7 días. Este dato nos permite proponer una fecha para el
arribo a la confluencia de los ríos Carcarañá y Coronda situada entre el 14 y
15 de mayo de 1527. Sin embargo, el dato ofrecido por el cálculo del día de
Pentecostés nos remite al 9 de junio de 1527, lo que sitúa esta data 25 o 26
días después de la elaborada a partir de la documentación escrita. En este
sentido, apoyándonos en lo expuesto para la expedición de Juan Díaz de Solís o,
para la posterior de Pedro de Mendoza (Groussac, 1912), la toma de posesión de
los territorios se acometía en el momento mismo de llegar a los nuevos
territorios, por lo que no transcurría excesivo tiempo entre la llegada y la
toma de posesión, otro caso era ya la posterior fundación. En este sentido pensamos
que entre la data extrapolable a partir de la documentación escrita y la
celebración de Pentecostés en 1527 existen demasiados días de diferencia. Por
lo que creemos, y así lo proponemos como hipótesis, más fundamentado el día
14/15 de mayo de 1527 para el asiento de Sancti Spiritus
que el 9 de junio.
Conclusiones
En las páginas anteriores hemos tratado de hacer una revisión lo más
rigurosa posible de los datos expuestos hasta la fecha relativos a la data de
construcción de Sancti Spiritus. Como hemos visto,
los principales autores que tratan la materia Madero, Medina y Groussac, sin
olvidar la gran labor desarrollada por Amadeo P. Soler y más recientemente por
Ricardo N. González, planteaban que la fecha de construcción de Sancti Spiritus era el 27 de mayo, 19 de mayo o 9 de junio
respectivamente. Sólo Rubio supuso una data distinta, el 11 de mayo.
Desconocemos en qué basaron sus propuestas o cómo realizaron los cálculos, a
pesar de conocer que la fiesta de Pentecostés, como hemos señalado, se trataba
de una celebración movible. Sea como fuere, resultó que finalmente se
institucionalizó la fecha del 9 de junio que, como hemos apuntado, ha sido la
más repetida desde comienzos del siglo XX. Es curioso constatar cómo en el
momento de declarar el Fuerte Sancti Spiritus,
primera fundación española en la comarca del Río de la Plata, como lugar
histórico en 1942 no se señala nada en relación a su fecha de fundación, por lo
que la idea generalizada de que la fundación fue el 9 de junio de 1527 tiene
que ser, necesariamente, de un momento posterior.
Sea como fuere, esta indefinición histórica, ha tenido su repercusión en
alguno de los actos de conmemoración actual. Así, tal y como relata Mario
Alfredo Lacava en el prólogo al libro de Ricardo N.
González (2014), fue idea suya cuando ocupaba la Secretaria de Municipios y
Comunas de la Provincia de Santa Fe, proponerle en 1998 al gobernador Jorge
Alberto Obeid que decretara el día 9 de junio Día de los Municipios en recuerdo
a la fundación de Sancti Spiritus. Así fue como el 3
de junio de 1998 se suscribió el Decreto Nº 1169
mediante el cual se establece, entre otras celebraciones, que el 9 de junio se
conmemore el Día de los Municipios, Comunas y Pueblos de la provincia en
conmemoración de la fundación del asentamiento de Sancti Spiritus
(Lacava en González, 2014).
Con el presente trabajo hemos pretendido ofrecer algo de luz sobre un
aspecto no debidamente tratado por la historiografía, pero que aún estamos a
tiempo de revertir ante la inminente llegada del 500 aniversario de la
construcción del asentamiento de Sancti Spiritus. Si bien
los datos que hemos expuesto no son todo lo concluyentes que debieran, e
incluso son contradictorios entre sí, pensamos que la revisión documental que
hemos efectuado, así como la propuesta de los diferentes matices simbólicos que
adquiere el Espíritu Santo, es más que significativo para proponer una nueva
data del arribo de los expedicionarios a la confluencia de los ríos Carcarañá
con el Coronda y la toma de posesión del territorio donde se emplazó el
asentamiento de Sancti Spiritus. Por ello, creemos
que la fecha derivada del análisis documental de 14/15 de mayo de 1527 se
ajusta más a los datos conocidos para definir el día del arribo de los
expedicionarios y la toma de posesión del territorio en el que se construyó el
asentamiento.
Agradecimientos
A nuestros
compañeros, pasados y presentes, del proyecto “Localización del primer
asentamiento español en el Río de la Plata”, a quienes apoyan este proyecto:
Ministerio de Cultura (España) a través de las ayudas para proyectos
arqueológicos en el exterior; al Ministerio de Cultura de la Provincia de Santa
Fe. A los estudiantes de la carrera de Antropología de la UNR que han
participado en el Proyecto. A la Comuna y comunidad e instituciones educativas
de Puerto Gaboto, y en especial a Juan Pablo Merani por su colaboración
desinteresado. La redacción final de este trabajo por parte de Iban Sánchez
Pinto ha sido posible gracias a la beca obtenida en la convocatoria 2018 de
ayudas para la Especialización de Personal Investigador del Vicerrectorado de
Investigación de la UPV/EHU.
Bibliografía
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Recibido: 09/03/2020
Evaluado: 05/05/2020
Versión Final: 30/07/2020
[1] Como albergábamos alguna duda sobre la
utilidad de la fórmula para el año 1527, consultamos al archivo del Vaticano y
el secretario del mismo nos comunicó que, según el diccionario de cronología de
Cappelli (1930) el día de Pascua en 1527 cayó el 21 de abril.
[2] https://www.catimenu.com/pascuat.htm consulta de 20/08/2020
[3] Hay un dato muy
interesante al que tampoco le habíamos prestado especial atención hasta la
fecha. Maura (2007) al hacer el estudio de la carta de Luis Ramírez señala que
en el manuscrito original pone que el 8 de mayo fue domingo, pero que se
encuentra tachado y que en el momento de hacer la transcripción es ilegible el
nuevo día. Medina (1908a) señala que el 8 de mayo fue viernes, tal vez el autor
sí que llegó a verlo. En la edición que hace Jiménez de la Espada de la carta
para Madero también se dice que es viernes (Madero, 1892).