De emancipadas a invisibles: las mujeres guineanas en la producción intelectual del Instituto Nacional de Estudios e Investigación (INEP)[1]

 

“De emancipadas a invisíveis: as mulheres guineenses na produção intelectual do Instituto Nacional de Estudos e Pesquisa”

 

 

Patricia Godinho Gomes[2]

Universidade Federal da Bahia (Brasil)

patricia.godinho@ufba.br

 

 

Introducción

 

En términos generales, las sociedades poscoloniales[3] del continente africano han tendido a estar sujetas, en varios aspectos, a diferentes formas de dominación neocolonial; sin haber resuelto, la independencia formal, los problemas sustanciales de los nuevos estados.  De esta forma, el escenario que emerge en el período inmediatamente posterior a la formación de los Estados nacionales africanos se caracterizó fundamentalmente por el surgimiento y desarrollo de nuevas elites locales, casi siempre en contraposición a instituciones neocoloniales, exacerbando las divisiones y contradicciones internas basadas en cuestiones raciales, lingüísticas, religiosas y de perpetuación de desigualdades sociales heredadas del colonialismo y adaptadas a las nuevas relaciones sociales del período que sucedió a las independencias. Estos elementos, entre otros, confirmarían que el poscolonialismo se tradujo en un proceso continuo de resistencia y de reconstrucción (Ascrofft, Griffiths y Tiffin, 1995). Sin embargo, esto no implicó una homogeneidad ni linealidad de las prácticas coloniales en contextos poscoloniales, lo que indica la imposibilidad de cualquier tipo de análisis objetivo del proceso colonial sin considerar sus antecedentes y consecuencias.

En el ámbito de los estudios sobre mujeres y género, en términos globales, la crítica feminista buscó (des)construir los estudios poscoloniales, suscitando -desde una perspectiva de género- algunos cuestionamientos fundamentales sobre la producción de conocimiento, así como a su origen y a las condiciones generales en que fue construido (sociales, económicas, culturales y políticas) y sus principales destinatarios, o mejor dicho, sus consumidores (Casimiro, 2012; Mitchell, 1972; Oyéwùmì, 1997).

Por otro lado, la unilateralidad de los discursos dominantes sobre las diferencias entre mujeres reveló una generalización injustificada. Como sustenta la socióloga argelina Marnia Lazreg (2005, p. 68):

 

Oriente medio corresponde a un área geográfica que engloba veinte países (si consideramos los países de la Liga árabe) con algunas semejanzas y muchas diferencias. De este modo, un libro sobre mujeres marroquíes y otro sobre las mujeres egipcias serían encuadrados ambos como libros sobre “mujeres en el mundo árabe”.

 

 

Esta tendencia general de mirar a las mujeres como meras expresiones de la religión, la etnicidad o la raza ha generado importantes discusiones en el mundo académico africano y ha promovido nuevas voces que buscan cuestionar las definiciones de mujer, género y sus representaciones (Amadiume, 1987). De acuerdo con Lazreg (2005, pp. 67-80), por un lado es fundamental desarrollar entre las feministas de América del Norte y de Europa, en relación a sus propios discursos, una conciencia capaz de trascender la idea de excepcionalidad occidental y de reconocer el papel, la centralidad y la importancia de las mujeres como sujetos humanizantes en diversos contextos y espacios; y por otro lado, es necesario que experiencias otras participen en la construcción general de teorías sobre el género y sobre la mujer, y busquen adoptar mecanismos propios  para consentir la superación del racismo estructural que todavía domina el sistema de producción de conocimiento a nivel global.

 

Estas consideraciones pretenden introducir el debate sobre el proceso de construcción nacional, sus protagonistas y las dinámicas de las sociedades sometidas al colonialismo. Resulta importante subrayar que la construcción identitaria, más allá de un proyecto nacional, apela también a la construcción de memorias individuales y colectivas. Conocer dichos procesos, comprobar la importancia y el lugar que tienen en la definición del Estado nacional, evaluar las resistencias y tensiones, es parte de un ejercicio académico imprescindible para una lectura histórica correcta de los procesos de construcción identitaria.

En el caso de Guinea Bissau, la edificación del Estado independiente emerge como un proceso de carácter político-militar y de transformación sociocultural interna, iniciado en 1963, y que solo vería sus resultados 10 años más tarde, con la proclamación unilateral de la independencia el 24 de setiembre de 1973, reconocida por la comunidad internacional y solo un año después por la potencia colonizadora. Los logros alcanzados en el contexto de la lucha por la independencia de Guinea Bissau fueron el resultado de la conjugación de esfuerzos y de factores internos y externos. En este proceso, la participación de la población guineana, en particular de las mujeres, constituyó uno de los elementos claves para comprender los resultados alcanzados.

En un artículo reciente, discutiendo críticamente el tema de la participación de las mujeres guineanas en la construcción nacional, procuré reflexionar, desde una perspectiva de género, sobre la importancia del rescate de las experiencias históricas de las mujeres que participaron de la lucha de liberación y sobre la necesidad de auscultar las voces invisibilizadas de la historia guineana. (Gomes, 2016). A propósito de esto, en mis conclusiones afirmé que 

 

[…] es importante conocer la historia de los dominadores y de los detentadores del poder de los países africanos, pero es igualmente fundamental que esas historias sean narradas a partir de la mirada de quien las vivenció bajo una condición de dominadx o de subordinadx. En el caso de Guinea Bissau, las otras voces que intenté traer aquí representan los éxitos y limitaciones de un proceso de liberación que tuvo como protagonistas a las poblaciones guineanas y en particular a las mujeres (Gomes, 2016, p. 141).

 

 

Continuando con mis reflexiones sobre el tema y en un esfuerzo por dialogar sistemáticamente con las voces de la Historia, en este breve ensayo trataré de discutir, bajo un prisma teórico, la problemática de la producción de conocimiento en torno de los estudios de género y de la mujer en Guinea Bissau.

Realizaré este ejercicio a partir de un diálogo con y entre teóricxs africanxs extranjersx y guineanxs que de una forma u otra me proporcionaron elementos y pistas para resolver algunos de mis cuestionamientos.

 

La extroversión del conocimiento en los países africanos: buscando pistas globales para entender el contexto local

 

Antes de entrar en el núcleo analítico principal sobre el lugar de las mujeres en la producción académica de Guinea Bissau, me parece particularmente relevante hacer un ejercicio reflexivo, de tipo teórico, sobre el lugar de las mujeres y de los hombres africanos en la producción de conocimiento global. Comenzaré recurriendo a dos intelectuales africanxs que me han inspirado y acompañado en mi recorrido académico: el filósofo e historiador beninés Paul Hountdonji y la socióloga nigeriana Oyeronké Oyèwùmi. Este esfuerzo teórico será útil para sustentar, por un lado, la necesidad de reflexionar sobre la importancia de pensar sistemas de conocimiento que reflejen las realidades endógenas africanas (de las que Guinea Bissau es parte) y, por otro lado, para subrayar la relevancia de explicar esas mismas realidades más allá de los conceptos importados y metodologías occidentales de investigación, buscando alternativas epistemológicas internas a las realidades socio-culturales africanas.

En su tesis sobre el problema de la producción de conocimiento y la participación de los científicos sociales africanos en esta producción, Hountondji (1989) parte de una pregunta simple: ¿será que la forma en que este conocimiento es elaborado y transmitido satisface a los científicos sociales africanos? El autor apunta en su análisis algunos elementos importantes a tener en cuenta en el debate sobre la necesidad de un reposicionamiento de los intelectuales del mundo periférico[4] en términos de investigación científica. Fundamentalmente, la discusión de Houtondji se concentra en tres cuestiones que considera como los vértices del problema:

 

·         la necesidad de pasar a un abordaje cuantitativo a uno cualitativo: el análisis de las problemáticas de la investigación a partir de perspectivas y logros individuales, no conduce a cualquier tipo de innovación, es decir que por más que los resultados sean satisfactorios localmente, su alcance siempre permanecerá relativamente insignificante en términos numéricos, si se comparan con la amplitud de los datos producidos por la comunidad científica de los países tecnológica e industrialmente más  avanzados. Para Houtondji, el problema de la investigación en África no sería cuantitativo, sino cualitativo. En esta perspectiva, el alcance de los resultados relevantes en términos de investigación científica presupone considerar diferentes aspectos: las modalidades de elección de los temas, las exigencias sociales y prácticas de las cuales derivan esas elecciones; el lugar geográfico de donde vienen las demandas; el destino real de los resultados de las investigaciones; dónde y cómo son registrados, conservados y capitalizados esos resultados; cómo se establece el vínculo entre investigación y actividad económica; quién se beneficia de los resultados de las investigaciones y cómo se insertan esos estudios en las sociedades que los producen, es decir, en qué medida las comunidades locales se apropian o se despojan de los resultados de la investigación.

·         Extraversión del conocimiento: uno de los puntos centrales del análisis de Houtondji reside en la problemática de la construcción del conocimiento en los países africanos. Según el autor, ésta no debería ser vista únicamente en términos de mera contraposición y de grados diferenciados de desarrollo entre sociedades industrializadas consideradas avanzadas y sociedades menos avanzadas, técnicamente dependientes, sino más bien como un problema de orientación y modo de funcionamiento de la investigación científica que nos ha llevado a una situación de extraversión progresiva del conocimiento.  En lugar de centrarse en los problemas suscitados por las propias sociedades, el conocimiento producido en los países africanos fue fundamentalmente orientado y subordinado a demandas externas, situación que conduce inevitablemente a una condición de dependencia crónica.

·         El vacío teórico: retomando el discurso sobre la condición colonial de los países periféricos, Houtondji argumenta que si por un lado las colonias sirvieron prioritariamente como una reserva de materias primas destinadas a alimentar las industrias y fábricas de las metrópolis, por otro lado, esas mismas colonias funcionaron como proveedoras de datos científicos para los centros de investigación de los países avanzados, responsables del tratamiento teórico y de la inserción en los sistemas de conocimiento. Los países colonizados se caracterizarían por un vacío teórico, más que por un vacío industrial, en términos de actividad económica. Las poblaciones africanas, consumidoras de los productos y de la ciencia producidos en el norte desarrollado, se mantuvieron fundamentalmente ajenas a la génesis y al modo de producción del conocimiento, lo que acabó superponiéndose a las propias realidades sociales.

El período posterior a las independencias africanas fue indudablemente acompañado de una evolución relativamente positiva, en términos de la producción intelectual en el campo de las ciencias sociales. Asistimos a una creciente multiplicación de instituciones y de estructuras de producción intelectual, marcada por la creación de universidades, centros de investigación, museos y bibliotecas en África. Sin embargo, la función primordial de esas instituciones fue la de facilitar y reforzar el drenaje de información, en un proceso global controlado y gestionado por los países tecnológicamente más avanzados, aumentando cada vez más la dependencia de los países periféricos. En este orden de ideas, Paulin Houtondji señala la necesidad profunda de transformar las relaciones de producción científica a nivel global, promoviendo las investigaciones autocentradas.

El discurso de Houtondji encuentra aceptación en las indagaciones de la socióloga feminista Oyèwùmi (1997, 2005). En su discusión centrada en el género como categoría analítica y en la aplicabilidad del concepto en contextos no occidentales (en particular africanos), la autora intenta comprender de qué forma la investigación africana podría estar mejor informada para atender las preocupaciones y exigencias locales. (Oyèwùmi, 2010) A partir de una reflexión sobre la hegemonía cultural euro-estadounidense en el mundo, evidente sobre todo en el campo de la producción intelectual, Oyèwùmi demuestra de qué forma las categorías sociales occidentales dominaron la historiografía de las sociedades africanas, conduciendo a lo que ella llama la racialización del conocimiento, en el que Europa es el centro de producción de los modelos teóricos, de los conceptos y de las metodologías de trabajo y África, una gran consumidora del producto final. En su concepción, incluso cuando la mayor parte del conocimiento en el campo de los estudios de género haya sido históricamente realizado por académicas feministas occidentales, ellas utilizaron el género como categoría para explicar la subordinación de las mujeres a nivel global, asumiéndola como universal (Butler, 2003; Mitchel, 1972). En la interpretación de Oyèwùmi, este posicionamiento crea un serio problema de método, ya que no se puede considerar como un dato adquirido aquello que todavía tiene que ser investigado y comprendido. En el caso de los países africanos, es importante considerar el impacto del colonialismo, el fenómeno de la etnicidad y su problematización, así como otras formas de estratificación social.

Los cuestionamientos señalados por Paulin Houtondji y Oyeronké  Oyèwùmi me llevan a realizar tres consideraciones centrales: la primera es que las circunstancias históricas y políticas en las que fue producido el conocimiento  en África habrían conducido a una dependencia externa en términos epistemológicos; en segundo lugar, los países africanos (sometidos, en su mayoría, a un proceso de colonización) necesitan encontrar mecanismos internos para comprender sus propias dinámicas sociales y precisan elegir los temas y las metodologías de investigación que mejor se adecuen a las necesidades locales, en lugar de a las demandas externas. En resumen, alcanzar estos objetivos requiere la construcción de un proyecto nacional en torno al cual puedan estar representadas las diferentes realidades socioculturales dentro de un territorio nacional. 

 

 

La visión de intelectuales guineanos

 

A partir del breve excursus teórico de Houtondji y de Oyèwùmi, intentaré establecer un diálogo con dos intelectuales guineanos: Carlos Lopes y Diana Lima Handem, quienes, desde mi punto de vista, están en sintonía con los autores antes mencionados y cuyo posicionamiento nos ayudará a entender, por un lado, los límites y desafíos de la construcción de un proyecto nacional en Guinea Bissau, y por otro, las problemáticas metodológicas y conceptuales que subyacen a la invisibilización de las mujeres en los discursos y documentos sobre desarrollo.

Carlos Lopes (1989), en su reflexión acerca de la relevancia de la investigación sobre desarrollo en Guinea Bissau, coloca en el debate académico algunos elementos importantes sobre los desafíos de la construcción de la nación guineana. Sobre esa temática, escribe:

 

La voluntad de construir una Nación presupone el abandono de la solidaridad y la complicidad de tipo clánico o étnico para pasar gradualmente a adoptar formas de solidaridad y complicidad más amplias, identificables con un todo mayor y más numeroso [...]”. (Lopes, 1989, p. 334)

 

Esto significa que el proceso de construcción nacional debería a priori disponer de elementos comunes y compartidos por una determinada sociedad. En ese mismo orden de ideas, Peter Karibé Mendy (2011), analizando el contexto guineano, se refirió a los factores que habrían contribuido a las conquistas alcanzadas durante la lucha de liberación, destacando, en particular, el compartir una causa común -la libertad- y los mismos objetivos, la interacción y solidaridad entre los diversos grupos sociales guineanos. Objetivos que, según Carlos Lopes (1989, p.334), deberían haber constituido los “[...] factores unificadores capaces de generar una dinámica propia y centrífuga”. Como aclara este último autor, hubo condicionantes políticos y económicos en el proceso. Desde el punto de vista político, Carlos Lopes (1989, p. 334) afirma que después de la independencia y ante la urgencia de las tareas concretas del nuevo Estado, no hubo suficiente capacidad crítica para cuestionar el Estado colonial y debatir las problemáticas del Estado poscolonial, sobre todo a nivel de su estructura de funcionamiento, verificándose “en términos generales, una relación política idéntica a la anterior”; es decir relaciones de poder caracterizadas por profundas complejidades, fundamentalmente asimétricas y  que contraponían a dominadores y dominados, detentadores del poder y subalternos, sólo que ahora en un contexto de (in)dependencia. Los consensos sociales establecidos durante la lucha armada y los valores morales que en ella se generaron no resistieron la prueba del tiempo, y terminaron en una crisis moral, social y política con la pérdida de las principales referencias nacionales. Esta crisis, que en mi interpretación persiste hasta el día de hoy, está en el origen de algunos problemas que importa conocer para una mejor reflexión sobre el papel de la investigación en el proceso de desarrollo. Problemas sobre los que Carlos Lopes llamó la atención y que paso a destacar:

 

·         La auto-satisfacción, entendida como la convicción que haber alcanzado algunas victorias en el pasado, nos da el derecho de pensar que tenemos soluciones para los problemas, relegando a un segundo plano la necesidad de una mejoría constante y un comportamiento autocrítico;

·         el autoconocimiento, es decir, una actitud nihilista de acuerdo a la cual no se procura relativizar el propio discurso ni asumir una posición crítica en relación a las actitudes y comportamientos individuales y colectivos; 

·         un discurso estereotipado, basado en narrativas retóricas y rechazando fundamentalmente las fallas del pasado, las nuestras y las comunes;

·         ausencia de reflexión, es decir, discusiones superficiales en las que predominan análisis sin una visión de largo plazo.

 

En la visión de Lopes, superar este estado del espíritu, era una de las condiciones sine qua non para pensar una política de desarrollo de la investigación científica en Guinea Bissau en el contexto pos independiente. Por ello se consideró importante ponderar el lugar de la educación y de la formación en la agenda política nacional, en el sentido de reflexionar profundamente y pensar estrategias para mejorar las condiciones socioeconómicas de las poblaciones guineanas, así como un proyecto social común que permitiese “utilizar y rentabilizar los conocimientos”.

Las contribuciones de Carlos Lopes y de los autores anteriormente citados me permiten introducir el discurso teórico que desarrolla Diana Lima Handem sobre algunos límites metodológicos y conceptuales que habrían conducido a la progresiva invisibilización de las guineanas en el discurso sobre el desarrollo. En un abordaje articulado sobre la participación de las poblaciones guineanas en la agricultura, la industria y el comercio, Handem (1989, pp. 253-277) busca, en primer lugar, entender las causas subyacentes a la ausencia de mujeres en los principales documentos nacionales elaborados en el contexto pos independiente y que reunían las principales informaciones. En sus indagaciones, la autora empieza por subrayar algunas cuestiones metodológicas importantes que emergieron en el transcurso de su investigación, partiendo de reflexiones más generales. En referencia al material documental analizado, la autora afirma:

 

[...] lamentamos no haber encontrado en los documentos estadísticos consultados, es decir, en relación con el censo de 1979, los datos necesarios para especificar y calificar el trabajo de la mujer […], la participación de la mujer en la producción agrícola se consideraba una actividad secundaria, de apoyo, lo que la relegaba, cuando no era la cabeza de familia, a las filas de las mujeres domésticas, amas de casa. Esta actitud metodológica basada en una definición patriarcal del concepto de trabajo no es particularmente nuestra. Se verifica en la mayor parte de los países y es consecuencia de convicciones de orden ideológico [...]. (Handem, 1989, p. 255)

 

Las preocupaciones de Diana Lima Handem encuentran paralelo en el pensamiento elaborado por la teórica nigeriana Oyèrónké Oyěwùmí, en lo que respecta al modelo patriarcal dominante y los límites de la aplicación del modelo de familia nuclear a partir del cual las cuestiones de género fueron pensadas para las realidades africanas. Oyěwùmí (1997, 2010) defiende el hecho de que siendo la familia nuclear por definición una “unidad unifamiliar centrada en la esposa subordinada, en el esposo patriarca y en los hijos”, en la que no existen categorías transversales de análisis, no hay lugar para otros adultos más allá del marido y la esposa, en la cual el patriarca es el sostén de la familia y la división sexual del trabajo determina diferentes trayectorias psicológicas para hijos e hijas, produciendo seres y sociedades basados en el género. Este modelo, que fue concebido y elaborado en las sociedades occidentales a partir de las experiencias históricas europeas y americanas (Estados Unidos y Canadá), no puede ser considerado como modelo universal, siendo paralelamente un concepto extraño a las realidades africanas. El posicionamiento de Oyěwùmí acaba por sustentar la tesis de Handem sobre la subalternización y la invisibilidad de las mujeres en las construcciones teóricas y en los modelos ideológicos pensados a partir de sistemas familiares patriarcales y que buscan la minimización constante del trabajo realizado por mujeres, consideradas inferiores en términos de su desempeño social. En el caso de Guinea Bissau se verifica, en el período pos independiente y a nivel estatal, la falta de reconocimiento de la contribución de las mujeres a la actividad agrícola, hecho evidente sobre todo en la opacidad de los datos de las estadísticas oficiales[5]. En sus conclusiones, Handem constata la ausencia de información sobre mujeres en el 1er Plan de desarrollo cuadrienal, a pesar de su relevancia en la producción de bienes y servicios y en la educación. La autora apunta a la necesidad fundamental de que las mujeres asuman una actitud proactiva en las diferentes fases de implementación de las políticas públicas, lo que hubiera constituido una alternativa viable para la transformación de un estado de dependencia a uno de autonomía y autosuficiencia.

El abordaje crítico de Diana Lima Handem sobre la presencia de mujeres en el proceso de desarrollo socioeconómico de Guinea Bissau, aunque se refiere al período inmediatamente posterior a la independencia y es, por lo tanto, cronológicamente limitado, me fue particularmente útil para comprender las relaciones de género y el mercado de trabajo (en particular en el llamado mercado informal), para entender los detalles de la condición social de las mujeres en términos educativos y de formación, su participación en las actividades de producción de ingresos en los centros urbanos y en áreas rurales, su predominio demográfico en varias regiones del país y su ausencia en los principales documentos que abordan las líneas generales y las estrategias de desarrollo del país. Es importante destacar que la contribución de Handem es una de las pocas obras a las que tuve acceso entre las producciones académicas sobre mujeres del Instituto Nacional de Estudios e Investigaciones[6] (Instituto Nacional de Estudos e Pesquisas, INEP), a la vez teóricas y con enfoque de género, realizadas por una mujer guineana. Por eso lo considero central para mi ejercicio reflexivo.

 

 

Las mujeres en el INEP

 

En esta última sección de mi trabajo, pretendo discutir -aunque de forma limitada- la ausencia de mujeres académicas en la producción intelectual del INEP y también de temas relativos a las mujeres y a las relaciones de género en las líneas y programas de investigación de la institución. Para ello, utilizaré dos textos del antropólogo brasileño Wilson Trajano Filho y un artículo mío publicado recientemente en Brasil. 

En su investigación sobre la producción intelectual del INEP publicada en la revista Soronda[7], Wilson Trajano Filho (2002, pp. 143-177) intenta interpretar los datos numéricos sobre la producción científica realizada por guineanos y extranjeros. El estudio abarca el período de 1986 a 1995 y analiza globalmente el tipo de temáticas abordadas, los investigadores que más escribieron y los lugares en los que se formaron, así como el carácter disciplinar/ interdisciplinar de los textos. En la producción intelectual se evidencia la preponderancia de autores extranjeros en relación a los guineanos[8], y el impacto a nivel de resultados revela, entre otros, el carácter incipiente del sector de investigación en Guinea Bissau y las relaciones de dependencia a algunos países occidentales, a saber, los de origen de los investigadores extranjeros. La constatación de la dependencia en relación al centro de producción de conocimiento me regresa al discurso de Houtondji sobre el vacío teórico de los países periféricos y la consecuente extraversión del conocimiento. El análisis de Trajano Filho, me interesó particularmente por brindarme información útil para mis indagaciones relativas a la presencia de mujeres académicas en el INEP y a los temas de género de las investigaciones.

Observando atentamente la tabla elaborada por el autor sobre las temáticas presentes en los estudios de autoría guineana, me di cuenta de la ausencia absoluta de temas dedicados a cuestiones de género, a la familia y los estudios biográficos. Además, entre los diez investigadores más productivos, se nota la cuasi total ausencia de mujeres en el INEP, solo una investigadora se destaca por el volumen de producciones en la revista Soronda y en otras publicaciones del Instituto[9]. Esta realidad permite comprender más fácilmente el estado de la cuestión de los estudios de género que debatí en un artículo reciente de mi autoría (Gomes, 2015a, pp. 168-189) y que analiza el período entre 1961 y 1994. De acuerdo con las fuentes consultadas, propuse demostrar que el tema de la participación de las mujeres en la liberación de Guinea Bissau, aunque mereció particular atención en el discurso político de Amilcar Cabral y del Partido de la Independencia Africana de Guinea y Cabo Verde (Partido Africano da Independencia da Guiné e Cabo Verde, PAIGC) durante los años de la liberación, rara vez logró alcanzar los objetivos planteados, habiéndose concentrado en algunas prácticas limitadas al ámbito de acción del movimiento de liberación. Sobre este tema, escribí lo siguiente:

 

A pesar de los importantes resultados conseguidos durante la liberación, el nivel de transformación social fue fundamentalmente desigual en las diferentes regiones del país. Menos aún, el hecho de que estas regiones se liberaran de las garras del colonialismo significó automáticamente la eliminación de las prácticas coloniales perpetuadas. Así, por ejemplo, paralelamente a situaciones en que las mujeres asumían posiciones destacadas en varios niveles del aparato estatal, se verificaron situaciones de discriminación con base en el género.  [...] (Gomes, 2015a, p. 176)

 

Muchas de las mujeres que no tuvieron oportunidad de establecer un contacto directo con el movimiento de liberación, PAIGC, principalmente las originarias de comunidades más remotas del país y de áreas no totalmente dominadas por las fuerzas nacionalistas, no serían contempladas en el proceso de construcción del Estado independiente. Y varias de las que habían participado de la lucha armada permanecieron al margen de los procesos y de las oportunidades educativas y de formación, enclaustradas en sistemas sociales y políticos fundamentalmente patriarcales (Gomes, 2015b; LY, 2014). Son muchas las Apilis[10] que el poeta y cantante guineano José Carlos Schwarz describió tan brillantemente en su música[11].

En este escenario, la organización femenina del PAIGC, la Unión Democrática de las Mujeres Guineanas (União Democrática das Mulheres Guineenses, Udemu)[12], creada en 1961, se asumió como un instrumento político de organización y de formación ideológica de las guineanas, y fue a través de su accionar que se producirían, en la década del ochenta importantes documentos para conocer la condición femenina en Guinea Bissau (Gomes, 2015a, p. 179). Paralelamente, el ambiente político a favor del desarrollo científico y cultural que caracterizó los primeros años de independencia favoreció algunas importantes iniciativas en el país. Fue el caso de la organización, en 1983, de un importante evento científico internacional sobre mujeres. Con el auspicio del PAIGC, de la Udemu y de algunas organizaciones internacionales se realizó, en setiembre de 1983 en Bissau, un encuentro internacional con el objetivo de reflexionar sobre la historia de las mujeres en las luchas de liberación y sobre los desafíos poscoloniales. La reunión de Bissau, por su carácter y dimensión, asumió una relevancia particular en el escenario de construcción de un proyecto nacional, de una agenda política guineana y de relaciones internacionales. Así, consideré que:

El encuentro tuvo una importancia particular en el contexto general de los procesos de reconstrucción por dos razones: en primer lugar, constituyó un foro científico en el que por primera vez se reunían investigadoras africanas de las ex colonias portuguesas y de países donde todavía estaban vigentes regímenes segregacionistas, altos representantes políticos, representantes de organizaciones y asociaciones internacionales, con el objetivo de debatir cuestiones de las mujeres, a partir de ellas y para compartir sus propias experiencias (Gomes, 2015a, p. 179)

 

El encuentro de Bissau representó un momento importante de reflexión sobre aspectos fundamentales de la producción de conocimiento por y sobre las mujeres. En particular, fueron abordados temas como la ausencia de investigación calificada, la falta de centros y de financiamiento destinados a la investigación y a la transferencia de los archivos de la historia colonial de los países africanos a archivos y centros localizados en Europa alegando el incipiente estado de desarrollo de las estructuras locales de conservación. Lo que se tradujo al esfuerzo común en cuanto al conocimiento del estado de desarrollo de la producción intelectual, experiencias y metodologías en el campo de los estudios de género en las ex colonias portuguesas.

En Guinea Bissau, en los años siguientes, aunque acompañado de un notable esfuerzo por parte de la INEP para colmar las brechas en la investigación científica y contribuir a establecer un vínculo entre investigación y desarrollo, el área de estudios de género y temas ligados a la familia y las historias de vida/biografías no merecía ningún tipo de protagonismo entre los temas escogidos, mostrando una clara discontinuidad en relación al discurso producido en los inicios de los años ochenta, a los que hice referencia. A pesar de la tendencia globalmente negativa, en términos de la producción intelectual de mujeres, sobre mujeres y temáticas de género, es importante señalar algunos trabajos académicamente relevantes, realizados por mujeres guineanas dentro y fuera del país en los últimos 15 años.[13] Subrayo finalmente, que en los últimos años prevaleció un tipo de producción de conocimiento que corresponde fundamentalmente a estudios de mercado e informes de consultoría (la denominada literatura gris) que, aunque importantes, son el resultado de proyectos financiados fundamentalmente por organizaciones internacionales con objetivos inmediatos. Ciertamente, esos estudios no tienen la misma densidad de la actividad científica académica y presentan tiempos diferentes de maduración.

Como señala Trajano Filho (2002, p.169):

 

[…] los excesos de compromisos relacionados a las consultorías se erigen como un obstáculo al potencial de desarrollo, una extraversión y subordinación de actividades científicas en relación al centro de poder mundial.

 

En este orden de ideas, incorporé a esta discusión algunos autores que, en mi interpretación, son importantes para comprender el problema de la producción de conocimiento científico en términos globales africanos y en particular en Guinea Bissau, y específicamente el problema de la invisibilidad de las mujeres y de los temas de género en la evolución de los estudios académicos. Debatir estas cuestiones y procurar formas de lucha para revertir este estado de cosas constituye una forma de reconocer las desigualdades históricas de género que han sido perpetuadas y buscar nuevos equilibrios y nuevos paradigmas. Tal postura presupone, a mi entender, un comportamiento feminista en el sentido que la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie (2014, p. 66) le otorga al término, es decir: “[…] creer en la igualdad política, económica y social entre los sexos”. Como señaló la estudiosa nigeriana, no es la cultura lo que hace a las personas, sino todo lo contrario y si, en toda la humanidad, las mujeres, en su conjunto, son excluidas de los procesos culturales, entonces cambiar esa cultura se convierte en una prioridad.

 

 

 

Referencias bibliográficas

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Oyèwùmí, O. (1997) The invention of women: making an African sense of Western discourses. Mineappolis: University of Minnesota Press.

Trajano Filho, W. (2002) Soronda e a produção intelectual do INEP. Soronda, Bissau.

 



[1] Este texto fue publicado originalmente en portugués con el título “De emancipadas a invisíveis: as mulheres guineenses na produção intelectual do Instituto Nacional de Estudos e Pesquisa”, en el libro Coordinado por Patricia Godinho GOMES y Claúdio Alves Furtado (2017). Encontros e desencontros de lá e cá do lado do Atlântico. Mulheres africanas e afro-brasileira em perspectiva de gênero. Salvador, EDUFBA, pp. 27-45. La traducción estuvo a cargo de Natalia Cabanillas.

[2] N. de T. Patricia Godinho Gomes nació en Luanda, Angola, de nacionalidad guineana e italiana. Actualmente se desempeña como profesora asociada visitante en el programa de posgrado en Estudios Étnicos y Africanos (Pós-Afro) de la Universidade Federal da Bahia (UFBA), Brasil. Licenciada en Relaciones Internacionales por el Instituto Superior de Ciencias Sociales y Políticas-ISCSP de la Universidad Técnica de Lisboa, con especialización en Estudios Africanos (1995), Doctora en Historia e Instituciones de África por la Università degli Studi di Cagliari (2002) y con posdoctorado en Historia de África por la Universidade de Cagliari (Itália) (2006-2010). Se especializa en la historia social de las mujeres en las resistencias anticoloniales, estudios de género y feminismos africanos con énfasis en los Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa (PALOP), específicamente en Guinea Bissau y Cabo Verde. Es investigadora asociada del Instituto Nacional de Estudos e Pesquisa (INEP) da Guinea Bissau e integrante asociada del prestigioso Consejo para el Desarrollo de Investigación en Ciencias Sociales en África (Council for the Development of Social Science Research in Africa, Codesria). Entre sus investigaciones se destaca su extenso trabajo de historia oral con mujeres del Partido Africano da Independencia da Guiné e Cabo Verde, PAIGC que combatieron por la independencia, cuestionando los relatos masculinizados de la lucha armada; desde Brasil también se destaca por el establecimiento de diálogos Brasil-Guinea Bissau en la investigación sociológica y de género.

[3] Con el término poscolonial no me refiero a un proceso automático, continuo e inmutable de resistencia, sino a una serie de relaciones y articulaciones sin las cuales ese proceso no podría ser debidamente analizado. Las prácticas materiales de las sociedades poscoloniales pueden involucrar una vasta gama de actividades, incluyendo concepciones y acciones que son o fueron conniventes con el emprendimiento colonial.

 

[4] En el texto, el autor se refiere al mundo periférico como Tercer Mundo, considerado no desarrollado, dependiente desde el punto de vista industrial y tecnológico.

[5] En su investigación, la autora utiliza como principal fuente el Censo provisional de 1979, a partir del cual busca entender la participación real de las guineanas en la actividad económica, indagando sobre el lugar del trabajo femenino no contabilizado.

[6] N. de T.: El Instituto Nacional de Estudos e Pesquisa de Guinea Bissau fue fundado en 1984, como un órgano de producción de investigaciones científicas y estadísticas que pudieran subsidiar la elaboración de políticas públicas del país. En sus instalaciones funcionan la Biblioteca Nacional y el Archivo Histórico Nacional.

[7] N. de T. Soronda. Revista de Estudos Guineenses, es una de las principales publicaciones científicas del país, de carácter multidisciplinar e interdisciplinar, publicada desde 1986 por el Instituto Nacional de Estudos e Pesquisa (INEP).

[8] De todos los artículos originales y notas de lectura publicados en el período considerado, 27 fueron firmadas por investigadores guineanos y 47 por extranjeros (Trajano Filho, 2002, p. 150).

[9] Me refiero a la socióloga Diana Handem, autora de diversos trabajos, entre monografías y artículos científicos, sobre los Balantas Brassa (1986), sobre la evaluación de políticas públicas (1987) y sobre el desarrollo (1991). La ausencia de mujeres en el mundo académico debe ser discutida en el seno de un discurso más exhaustivo sobre los problemas estructurales del sistema educativo y de enseñanza guineano, sobre las inestabilidades políticas y militares de las que el país fue víctima y las opciones políticas de los diferentes gobiernos. Este ejercicio excede los objetivos del presente texto.

[10] N. de T.: Apilis es una palabra en criollo guineano que refiere a las mujeres del pueblo, las mujeres de a pie. En la música que la autora refiere, las apilis habrían sido las esposas de los combatientes, aquellas que sin recurrir a las armas, también participaron en la guerra por la independencia y que, a diferencia de los combatientes, no recibieron el debido reconocimiento.

[11] José Carlos Schwarz (1949-1977) es considerado uno de los principales artistas y compositores guineanos, fundador de la música moderna de Guinea Bissau. Militó en las filas del PAIGC, movimiento de liberación que protagonizó la lucha armada en ese país. Murió trágicamente en un accidente aéreo en La Habana, Cuba, en 1977, donde se desempeñaba como encargado de negocios de su país. Sobre la trayectoria y producción musical de José Carlos Schwarz véase Aulgel (1997).

[12] Sobre el recorrido histórico de la Udemu, véase Patrícia Godinho Gomes (2015, 13-43), "Sobre a génese do movimento feminino guineense: bases e práticas (1961-1982)".

[13] Los trabajos de Catarina Gomes, Ausenda Cardoso, Paulina Mendes, Odete Semedo, Patrícia Godinho Gomes y de algunos hombres académicos como Raul Fernandes y Fodé Mané. (Gomes, 2015а, p. 186).