Significado
cultural del “Conjunto Monumentario San Juan” en la ciudad de Bayamo (Cuba). El
doble discurso en las voces de los comunitarios
Cultural significance of
the "San Juan Monumental Complex" in the city of Bayamo (Cuba). The
double discourse in the voices of the community members
,
Centro Provincial de Patrimonio Provincia Granma (Cuba)
yaniasocarras@nauta.cu
Diurkis Yarenis Madrigal León
Universidad de Granma (Cuba)
Alisa Natividad Delgado Tornes
Departamento de Gestión Sociocultural para el Desarrollo,
Universidad de Granma (Cuba)
adelgadot@udg.co.cu
Resumen
El “Conjunto Monumentario San Juan”
conformado como sitio histórico y patrimonial, constituye un símbolo de
identidad local en la ciudad de Bayamo, provincia Granma (Cuba); por la
multiplicidad en sus funciones adquiere preeminencia en el devenir cultural de
la ciudad. De forma contradictoria se advierten amenazas a su carácter
legendario y sagrado en el medio comunitario; lo cual incitó a la realización
de un estudio científico, con el objetivo de analizar la polémica en torno al
significado cultural del sitio, teniendo en cuenta criterios, pautas de interés
desde las voces de los comunitarios. Se utilizó un análisis metodológico basado
en la triangulación cualitativa y cuantitativa por métodos, datos y técnicas de
investigación, para descubrir posicionamientos de vida encubiertos detrás de
comportamientos y expresiones comunitarias. Los resultados indicaron lecturas
diversas en cuanto al significado cultural del sitio, matizado principalmente
por la diferencia entre los grupos etarios, las pautas culturales y el nivel de
conocimiento adquirido. El análisis resultó válido para la actual política
cultural, en medio de una coyuntura que precisa afianzar el sentimiento de
pertenencia y responsabilidad con el patrimonio de la nación; máxime en Bayamo,
territorio insigne donde se acrisoló y matizó el carácter patrio de la
nacionalidad cubana.
Palabras
Clave
Conjunto Monumentario San Juan; sitio
histórico; patrimonio cultural; significados culturales; ciudad de Bayamo.
Abstract
The "San Juan
Monumental Complex" formed as a historical and patrimonial site,
constitutes a symbol of local identity in the city of Bayamo, Granma province
(Cuba); Due to the multiplicity of its functions, it acquires preeminence in
the cultural evolution of the city. In a contradictory way there are threats to
its legendary and sacred character in the community environment; which prompted
a scientific study to be carried out, with the aim of analyzing the controversy
around the cultural meaning of the site, taking into account criteria,
guidelines of interest from the voices of the community. A methodological
analysis based on qualitative and quantitative triangulation by research
methods, data and techniques were used to discover hidden life positions behind
community behaviors and expressions. The results indicated diverse readings
regarding the cultural significance of the site, nuanced mainly by the
difference between age groups, cultural guidelines and the level of knowledge
acquired. The analysis was valid for the current cultural policy, in the midst
of a situation that needs to strengthen the feeling of belonging and
responsibility with the nation's heritage; especially in Bayamo, a
distinguished territory where the national character of Cuban nationality was
clarified and nuanced.
Keywords
San Juan Monumental
Complex; historical site; cultural heritage;cultural meanings; city of Bayamo.
Introducción
El estudio del patrimonio cultural sigue
siendo un tema céntrico en las investigaciones actuales, a pesar del creciente
interés internacional por otras materias representativas de la llamada Era
Digital. La realidad de hoy bien sentida por lo que fuimos y lo que somos,
indica que la herencia como significado de los pueblos mantiene su fuerza
vital; por tanto, no deja de ser una prioridad académica frente al reto
devenido por los efectos de la globalización, los modismos y las formas
diferentes de invasión cultural.
El patrimonio afianza y
sostiene la cultura de los pueblos, de ahí la necesidad de su conservación. Actualmente se multiplica los esfuerzos por parte de las distintas organizaciones
internacionales encargadas de velar por la defensa del patrimonio en términos
legales, particularmente de la UNESCO, quien aboga por una conciencia de
protección internacional. Con ese empeño, tributan en gran medida las Cartas y
Convenciones Internacionales[1], en tanto, el patrimonio es recurso no renovable y altamente comprometido
con los procesos identitarios.
En Cuba también se aprecia una trayectoria
histórica que revela la contribución a favor del patrimonio. Desde la primera
mitad del siglo XX, constan estipulaciones en la Constitución del 1940 que
involucran al Estado en su conservación. No obstante, el mayor compromiso
direccionado al marco legal, se alcanza con el triunfo de la Revolución Cubana,
un contexto explícito de aprobación y puesta en práctica de varias leyes y
decretos que así lo confirman[2].
La legislación cubana en defensa del
patrimonio cultural ofrece relevancia a los valores históricos, artísticos y
socioculturales. Actualmente prevalece un
trabajo coordinado con las Oficinas de Monumentos y Sitios Históricos
pertenecientes a las Direcciones Provinciales de Patrimonio Cultural del país,
que tienen como una de sus funciones realizar el estudio sistemático de los
sitios y de sus valores, al tiempo que proponen proyectos de conservación.
También se estipula el enfrentamiento a cualquier práctica nociva provocada por
la sociedad, o la erosión medioambiental.
En ese escenario crecen las investigaciones
vinculadas con el conocimiento que aporta el bien patrimonial, la importancia
en la configuración de la memoria e identidad colectiva. Por lo general, los
resultados aluden a los valores que poseen los bienes según su distinción
cultural, ya sea histórica, artística, estética, científica, etc.,
identificando en ellos, las características valorativas de los objetos y las
formas de protección, conservación, y resguardo básicamente bajo el cuidado
institucional y a lo sumo gubernamental. Sin embargo, resultan menos puntuales
aquellos estudios direccionados a la defensa del patrimonio, intencionando la
participación de la comunidad.
Estamos en presencia de una necesidad
impostergable, en tanto, el patrimonio perdurará en dependencia de la impronta
que le otorguen los actores sociales, principales protagonistas en el
reconocimiento del bien patrimonial. En ese sentido, se potencia la defensa y
protección, en la medida que permanece como parte de
experiencias sentidas, adquiridas y construidas al interior de la
comunidad; sin embargo, mirando la dinámica de vida y sus consecuentes
transformaciones, no es posible descuidar aspectos como las diferencias de tipo
sociocultural, contextual, coyuntural y con ello las valoraciones, percepciones
y representaciones que los actores sociales asumen desde sus conocimientos y
visión de vida.
Si bien en Cuba existe todo un sistema de
protección y reconocimiento del patrimonio como baluarte de la identidad
cultural, todavía se necesitan formas estratégicas para lograr un trabajo
coordinado de conciliación entre los diferentes factores que intervienen en la
gestión patrimonial. Es preciso que la comunidad instituya su rol como actor
importante en la conservación del legado cultural; en tanto, las voces de los
comunitarios también descubren significados, y con ello expresan formas de
participación, máxime si están avaladas por el conocimiento, la concientización
y el compromiso de la comunidad.
En ese escenario se distingue una tarea que
sigue siendo prioridad en la agenda académica internacional: “comprender el
significado del patrimonio en sus diferentes acepciones, teniendo en cuenta la
impronta de la comunidad”.
El significado
cultural. Breve disquisición teórica
En las últimas décadas del siglo XX son más
puntuales los estudios en torno al patrimonio y su significado cultural. En ese
ámbito se reconocen importantes resultados que discurren en torno a la
identificación del bien patrimonial, teniendo en cuenta la complejidad que
encierra el significado; es el caso de Martin Barbero (1991); Pierre Bourdieu
(1990,1993); Jeffrey Alexander (2000); Bonfil Batalla (2000); Daniel Mato
(2002); Nestor García Canclini (1993,1999); Clifford Geertz (2004) y Stuarl
Hall (2004).
El debate se agudiza en la medida que varían
los enfoques para determinar el bien patrimonial; así resultan varias
interrogantes ¿Cuándo un bien patrimonial es significativo? ¿Cuáles son los
valores que debieran comprobarse a tono con el sentido patrimonial?
Como esencia predominan varias lecturas, que
van desde la necesidad de repensar las pautas que definen el bien patrimonial,
el cómo identificar un sitio histórico, o cómo comprender el valor simbólico de las identidades culturales de los
pueblos, teniendo en cuenta la diversidad y las diferencias. En el mismo curso,
persiste el debate entre los autores para clasificar “el valor” como categoría
evaluativa, a fin de establecer criterios objetivos de clasificación y
análisis, así como otros indicadores de carácter artístico,
histórico, urbanístico. Sin embargo, un tema peculiar adquiere relevancia: el significado otorgado al patrimonio desde
las voces de la comunidad. Es aquí donde se configuran vivencias y experiencias
cotidianas, convertidas en símbolos y significados estipulando sólidas huellas,
por tanto, ¿es ventajoso que la comunidad estipule el significado del
bien patrimonial?
Estamos en presencia de un aspecto que posee
crucial interés para los cientistas sociales, en tanto, la discusión no coloca
puntos conclusivos. Si bien en la gestión del patrimonio intervienen las
políticas estatales, desde la lógica de las organizaciones formales, en la
actualidad se precisa mayor atención a la impronta de la comunidad, desde su
participación con sus saberes y prácticas culturales. Desde luego, estamos en
presencia de un cambio en los últimos años, donde numerosos estudios indican la
necesidad de incluir la mirada comunitaria en torno al significado de los bienes
patrimoniales y su impronta para lograr transformaciones oportunas.
Al
respecto, numerosos estudios indagan en la
importancia de atender
nuevas lógicas para interpretar el significado patrimonial, teniendo en cuenta
la participación activa en el medio social. En esencia, se prioriza la
participación como herramienta necesaria de gestión para garantizar la valía
del patrimonio y su sustentabilidad, que implique fines e intereses de la
sociedad local. Conforme con estas apreciaciones se destacan autores como:
Llorenc Prats (1998,2005); Mónica Lacarrieu (2008); Carlos Andrés Pinassi
(2013, 2016, 2017, 2018); Victoria Moron y Cristina Sánchez (2017); María
Eugenia Conforti (2020).
En el curso de las intervenciones también se
posiciona la necesidad de intencionar más la comunidad como principal actor en
la preservación y cuidado del bien patrimonial. Al decir de Carlos Andrés
Pinassi, se precisa del compromiso de los políticos responsables en la materia
de encaminar verdaderas propuestas de concientización patrimonial, que trabajen
sobre objetos, manifestaciones, y los propios pobladores, induciendo un cambio
en el comportamiento del consumo cultural y, por lo tanto, en el conocimiento y
valorización de su espacio de vida[3].
Evidentemente son temas que, por su vigencia,
siguen demandando nuevas formas de gestionar el patrimonio cultural, ello
implica mayor esfuerzo desde las instancias académicas para develar
problemáticas y ofrecer alternativas más eficaces. Al respecto llama la
atención los procesos identitarios recurrentes en América Latina, escenario
donde Cuba, país centroamericano, también presenta sus especificidades.
Ciudad de
Bayamo (Cuba). El sitio histórico “Conjunto
Monumentario San Juan” como símbolo de identidad cultural.
En Cuba, resulta importante el valor que
adquiere el patrimonio cultural, máxime en Granma provincia oriental que
atesora un porciento importante de sitios con relevancia histórica nacional; de
esa amplia producción, la ciudad de Bayamo declarada Monumento Nacional,
conserva 119 sitios históricos.
Mapa de la
República de Cuba (Fig.1)
Fuente:
Autoras
Localización de
la Provincia Granma y sus municipios (Fig.2)
Fuente: Autoras
Una indagación más local, pensada en Bayamo
como ciudad, muestra resultados sobre la cultura patrimonial que emana de las
vivencias acaecidas en el territorio. En Bayamo,
se acrisoló el carácter patrio de la nacionalidad cubana, nació el Himno
Nacional y le pertenece el mérito glorioso de iniciar la Primera Guerra de
Liberación Nacional el 10 de octubre de 1868.
Localización de la
ciudad de Bayamo. 2019. (Fig. 3)
Fuente:
Autoras
Bayamo como ciudad histórica, resulta insigne por
la preeminencia de sus hijos para el llamado a la libertad, adquiere un lugar
trascendental, que la sella como tierra de Cubanía y patriotismo demostrado. En
este contexto, prevalece el
énfasis por entender el significado de calles, plazas, barrancas y parques
incluyendo espacios públicos como la necrópolis de la ciudad[4].
Barranca de La Lizana. Siglo XIX. (Fig. 4)
Fuente: Archivo Casa de la
Nacionalidad Cubana.
Barranca La Lizana. Siglo XXI. (Fig. 5 y 6)
Fuente: Autoras.
Plaza de San
Francisco actual Parque de Las Madres. Siglo XX (Fig. 7)
Fuente: Archivo Casa de la Nacionalidad Cubana.
Plaza del Himno, antigua Plaza de la Iglesia Mayor. (Figs. 8
y 9)
Fuente: Archivo Casa de la
Nacionalidad Cubana.
Paseo Bayamés
ubicado en la calle General García. (Fig. 10 y 11)
Fuente: Autoras.
Monumento a Carlos
Manuel de Céspedes en la Plaza de la Revolución. (Fig. 12)
Fuente: Autoras
Fuente: Autoras
La pasión por la historia permanece como baluarte
distintivo para los bayameses, por tal motivo, es posible atender un tema de
identidad cultural, en la tierra que evoca cubanía. Aquí se yergue un sitio patrimonial, conocido en el devenir del tiempo por varios nombres: Iglesia
San Juan Evangelista y su plaza, cementerio San Juan Evangelista o Cementerio
Viejo, Retablo de los Héroes y luego Parque San Juan. Actualmente es oficial su
nombre como “Conjunto Monumentario San Juan” (en lo adelante también CMSJ), según consta legalmente por la
Oficina de Sitios Históricos y Monumentos.
Se encuentra emplazado en la zona de amortiguamiento de la
otrora villa San Salvador de Bayamo[5],
actualmente Centro Histórico de la ciudad. Según su ubicación y las características
de sus calles posee singular relevancia en el entramado citadino actual.
Localización del Reparto San Juan y del Conjunto Monumentario San Juan. (Fig.
16)
Fuente: Oficina
Provincial de Monumentos y Sitios Históricos
Localización del Conjunto Monumentario
San Juan. (Fig.17)
Fuente: Autoras
El CMSJ Juan está
conformado por múltiples espacios con valores diversos: histórico, urbanístico,
arquitectónico, artístico, social, entre otros. Devela acepciones importantes
de los períodos colonial y republicano. De acuerdo con las normativas patrimoniales
de la ciudad, el CMSJ, se conforma por
cinco monumentos de carácter patrimonial, así figuran:
ü
La Torre de la Iglesia San Juan
Evangelista (Fig. 18)
Fuente: Autoras
La Iglesia San
Juan Evangelista, además de sus sacras funciones, operaba como lugar de
enterramiento por la tradición europea, y adjunto, el cementerio[6] homónimo. En este cementerio fueron sepultados los
restos mortales de prestigiosas familias bayamesas y próceres[7] de la
patria como Francisco V. Aguilera y Esteban Tamayo y Tamayo.
La torre de la
Iglesia San Juan Evangelista, vestigio de la labor y amplia aceptación durante
la etapa colonial, llegó a desempeñar las funciones de iglesia principal.
Después del incendio de 1869, por su estado ruinoso, su torre se convirtió en
el Pórtico del Cementerio.
ü El Monumento a Francisco
Vicente Aguilera. (Fig. 19)
Fuente: Autoras
Monumento dedicado
a Francisco V. Aguilera. Obra de Ugo Luisi (1910). Único vestigio conservado
del otrora cementerio San Juan Evangelista. Fue donado
por el
Consejo Provincial de Oriente de Santiago de Cuba
para la ciudad de Bayamo en 1913, con el
objetivo de dignificar su tumba, en su ciudad natal. Se trata de una efigie femenina que porta en sus
manos un ramo de rosas, su mirada triste y su postura reflexiva, invita a
meditar en torno a la muerte. Algunos proyectos de conservación anhelan la permanencia de este monumento de mármol de Carrara
como exponente de la escultura funeraria bayamesa.
ü Retablo de los Héroes Bayameses. Vistas frontal y posterior. (Figs. 20 y 21)
Fuente:
Autoras
Retablo[8] de los
Héroes Bayameses. Obra de Sergio López Mesa (1955). Resulta construcción conmemorativa y mausoleo a
la memoria de Francisco V. Aguilera y a otros 33 próceres de las luchas
independentistas. Escolta en su interior los restos mortales de Francisco V.
Aguilera, traídos desde los Estados Unidos de América como resultado de
diversos reclamos del pueblo bayamés a inicios de la República. Se compone por
una escultura en broce con base de granito negro, acompañada a ambos lados por
dos paneles con los rostros broncíneos de patriotas destacados.
ü Mausoleo a José Joaquín Palma (Fig. 22)
Fuente: Autoras
Esta área fue
asumiendo, durante años, una connotación venerable para los bayameses[9]. Otros
patriotas y moradores exigieron un reconocimiento honorable al lugar, ello
implicó la conformación paulatina de una identidad como sitio sagrado para el
reposo eterno.
Allí yergue el
Mausoleo a José Joaquín Palma, obra de José Florencio Gelabert Pérez (1951). El
monumento se erigió para depositar los restos mortales del poeta bayamés,
traídos desde Guatemala, para atender su expresa voluntad de reposar en suelo
patrio.
ü Tarja sobre Monolito a un Grupo del Movimiento
26 de Julio. (Fig.23)
Fuente: Autoras
La tarja que
descansa sobre un monolito, situada en el CMSJ, fue construida para honrar al
grupo que protagonizó acciones durante el asalto al Cuartel Carlos Manuel de
Céspedes,[10] conocido
como Movimiento 26 de Julio.[11]
El CMSJ es reconocido como un sitio de
importancia histórica para la comunidad bayamesa al contener monumentos creados
para honrar y sacralizar en un retablo a aquellos próceres destacados por su
patriotismo, de ahí su denominación como Sitio Sagrado o Altar de la Patria.
A ello
se suma la existencia de los conjuntos funerarios, quizás únicos en el país -y
donde aún- quedan restos mortales de bayameses. La distinción también reside en
el uso históricamente otorgado como un espacio clave para actos y
concentraciones de carácter político, ideológico y de solemnidad para remembrar
fechas trascendentales dentro de la historia de nuestra nación.[12]
Actos
conmemorativos, alegóricos a fechas históricas. (Figs. 24 y 25)
Fuente: Autoras
Con el advenimiento del siglo XXI, se
reafirman las múltiples lecturas que denotan al CMSJ como expresión de símbolo
sagrado para la identidad cultural de los bayameses; sin embargo, llegan
potencialmente nuevas miradas que se posesionan en contradicción con la genuina
defensa del sitio como depositario de la identidad construida. Desde principios
de la primera década del presente siglo XXI, se observan algunas
manifestaciones ciudadanas que indican prácticas indebidas en el área que ocupa
el CMSJ, siendo oportunamente denunciadas por vecinos de la comunidad,
principalmente los ancianos, quienes expresan preocupación por la seguridad de
los monumentos y la imagen general del entorno.
Se trata de un grupo de vecinos, que ven con
indignación algunas prácticas inadecuadas en el lugar, en específico, niños y
adolescentes que interactúan realizando actividades lúdicas y deportivas[14]
provocando el deterioro del mobiliario urbano y de los monumentos de forma
general; también se muestra inconformidad con el cuidado del sauce que durante
siglos ha constituido un símbolo cultural[15].
La preocupación se hizo extensiva por varias
vías informales y formales, que atañan a las Asambleas de Rendición de Cuentas[16] del
delegado del Poder Popular ante sus electores y en despacho con la Delegada de
la circunscripción[17]; también
se hizo formal la gestión ante las entidades patrimoniales, a fin de obtener
respuesta acertada enfocada en la salvaguarda del conjunto monumentario.
Precisiones metodológicas para el estudio del
significado cultural en torno al sitio “Conjunto Monumentario San Juan”.
Se percibe en la opinión de algunos
comunitarios, la urgente atención al cuidado patrimonial del lugar, además
preocupa la conservación del sitio en las manos de las nuevas generaciones. Se
constata así un reclamo a favor de la preservación del patrimonio desde las
voces de un sector importante de la comunidad, que exige el reconocimiento de
la valía que posee el CMSJ. La realidad devela la pertinencia de una necesidad
de estudio, básicamente para comprender el significado cultural que posee el
CMSJ en la identidad de los comunitarios.
Para la indagación científica se implementó
una estrategia de análisis metodológica pertinente a la triangulación cuantitativa y
cualitativa de métodos, datos y técnicas de investigación, a fin de validar
datos y descubrir esencias profundas que se esconden detrás de comportamientos
y expresiones comunitarias. Se consideró oportuno
comprender el mundo de los significados atribuidos
al patrimonio cultural, desde las voces de los comunitarios, para
comprender el uso y tenencia del sitio, así como el nivel de conocimiento que
posee la comunidad a tono con los valores del CMSJ.
El universo de estudio comprendió al conjunto
de vecinos de tres CDR[18] 4, 5 y 11
residentes en los alrededores del CMSJ. Como unidad de análisis fue
seleccionada una muestra aleatoria no probabilística del grupo de comunitarios,
agrupados de acuerdo con sus características etarias: adolescentes (10-17
años), jóvenes (18-35 años), adultos (36-64 años), y adultos mayores (65 y más
años). Del total de habitantes (alrededor de 350), se escogieron 150 vecinos.
Fueron encuestados 50 adolescentes y jóvenes, 50 adultos, y 50 adultos mayores
a quienes se le aplicaron las herramientas de investigación. Como parte de la
estrategia, se conformó un seguimiento fraccionado en tres etapas de trabajo.
Primera etapa: Se
indagó en la documentación referente a los valores patrimoniales atribuidos al
CMSJ. Para este propósito se tuvo en cuenta la revisión documental[19]. Se
revisó la documentación y bibliografía existente en los archivos históricos de
la Casa de la Nacionalidad Cubana, el Archivo Histórico Provincial de Granma,
el Archivo de la Diócesis del Santísimo Salvador de Bayamo Manzanillo, en la
Dirección Provincial de Patrimonio Cultural de Granma, la Oficina de Monumentos
y Sitios Históricos de Bayamo y la Dirección Provincial de Planificación Física que están
relacionados con las iglesias, las plazas asociadas a estas y las funciones funerarias
en la ciudad de Bayamo[20].
Segunda etapa: Se implementaron varios instrumentos para
la recogida de información y posterior análisis de los datos. Se emplearon
herramientas para contabilizar el número de comunitarios y estadificar el
porciento de cada sector poblacional. Igualmente se emplearon otras técnicas
cualitativas dirigidas a la comprensión de emociones, sentimientos, y
posicionamientos culturales de relevancia local.
La intencionalidad de los instrumentos
procede con el criterio de la triangulación de métodos y técnicas de investigación.
Resultó factible la utilidad de los métodos teóricos como: análisis-síntesis,
histórico-lógico, en conjunto con la observación científica, en tanto, método
empírico. Asimismo transcendió el uso de las siguientes técnicas de
investigación[21]: a) el
cuestionario, b) la entrevista enfocada, c) la entrevista en profundidad y d)
el grupo focal o de discusión.
La observación científica[22]
se realizó en torno al sitio histórico, en diferentes horarios, por varias
semanas de indagación. Se observaron talleres comunitarios, para verificar
expresiones y significados atribuidos al sitio. En estos casos se logró la
participación de organismos e instituciones de la dirección de cultura:
Dirección Provincial de Patrimonio de Granma, la Casa de la Nacionalidad Cubana,
la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos, Delegados de Circunscripción del
Poder Popular, Núcleo de Zona del PCC y el INDER[23].
La observación
fue realizada en cinco momentos, durante días normales y en fechas
trascendentales, y desde diferentes lugares de los alrededores del CMSJ. Ello
permitió profundizar en el acercamiento a la comunidad, para registrar más que
el comportamiento, el cómo piensan y sienten el sitio como parte de su
identidad. Se exploró durante varios momentos formas de interacción para
conocer el sentir comunitario teniendo en cuenta los reclamos que condujeron los objetivos de este estudio.
El cuestionario[24]
se aplicó al sector más joven de la comunidad. Se consideró la propia dinámica de la juventud, por ser un
grupo etario más evasivo frente a la aplicación de técnicas grupales. Con el
instrumento fue posible realizar un conjunto de preguntas de manera impersonal,
de modo que los respondientes no juzgaran invadida su conducta. En concreto se
precisaron interrogantes como: ¿qué conocen sobre el CMSJ?,¿qué usos realizan
de este?, ¿consideran importante su protección?
Las entrevistas enfocadas[25]
resultaron coherentes para dialogar con algunos ancianos de la comunidad,
quienes mostraron preocupación por la protección del sitio, ante situaciones
creadas por los niños y adolescentes. El objetivo fue establecer un diálogo
abierto exponente de las impresiones sobre el lugar, y con ello comprender
sentimientos de pertenencia, recuerdos, vivencias y experiencias.
Las entrevistas en
Profundidad[26] se concibieron para establecer un diálogo
abierto o semiestructurado con criterio de selección: fueron aplicadas a
especialistas de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos, cuadros de la
Dirección Municipal de Comunales Bayamo y la Dirección Provincial de
Patrimonio. Se procuró recoger y analizar los saberes y discursos construidos, como responsables con la protección
del sitio. La entrevista en profundidad permitió ahondar en los conocimientos
sobre los valores del CMSJ, e identificar los comportamientos individuales y la
responsabilidad que tienen en su cuidado.
El Grupo Focal o
Grupo de Discusión,[27]
se implementó a vecinos
residentes en el medio comunitario (Figs. 26 y 27), siguiendo determinados
requisitos coincidentes: ser vecinos adultos mayores de 35 años, que residieran
en la circunscripción. Participaron varios presidentes de CDR, la Delegada de
circunscripción, la Delegada de la FMC del área, el Coordinador de los CDR, un
miembro del PCC de la circunscripción, la responsable del área de Cultura en el
Grupo de Trabajo Comunitario y un combatiente de la Revolución. La dinámica se
enfocó en lograr un intercambio de ideas, para comprender la significación que
tiene el sitio para los comunitarios. En este debate se pudo obtener el
conocimiento directo de actitudes y percepciones sobre el tema de estudio.
Dinámica grupal
con los comunitarios residentes en CMSJ (Figs. 26 y 27)
Fuente: Autoras
Tercera etapa: Direccionada al análisis de los
resultados, permitió examinar los datos con énfasis en la triangulación
de datos cuantitativos y cualitativos. Se consideró la información estadística
de los comunitarios -según los grupos etarios- y el mundo de las
significaciones atribuidas de acuerdo con cada grupo poblacional. Para este
caso, se realiza hincapié en la significación cultural como criterio
vertebrador del análisis, en tanto, nos facilita valorar ese mundo simbólico
que se construye y socializa con el paso del tiempo.
El significado cultural del sitio “Conjunto Monumentario San Juan”. Lecturas
desde la diversidad y diferencias
Los diferentes significados que poseen los
sitios patrimoniales a pesar de ser acumulativos y cambiantes, mantienen su
esencia cultural, aunque existan elementos diferenciadores en la identidad de
una comunidad como eje, núcleo duro, sostén o zona de persistencia[28].Ello
demuestra que es la sociedad la que se levanta como agente activo para
configurar su patrimonio cultural y establecer e identificar aquellos elementos
que desea valorar y asumir como propios referentes de identidad. Así se muestra
por ejemplo el CMSJ en la Ciudad de Bayamo, este se instituye como símbolo de
identidad cultural, a pesar de las diferencias en los discursos que emanan
desde la comunidad.
Como parte de los resultados que derivan de
la metodología aplicada, se aprecian disímiles puntos que marcan lecturas
diversas en cuanto al significado cultural del CMSJ, matizado principalmente
por la diferencia entre los grupos etarios. Igualmente intervienen otras
pautas, ajustadas por las vivencias con el pasado histórico que ennobleció a
las familias residentes en el entorno, el tiempo de residencia en áreas
cercanas al sitio, el nivel de conocimiento y la cultura histórica que
predomina sobre la ciudad. Las apreciaciones, comentarios, y valoraciones
circularon por un camino que osciló por un abanico de consideraciones:
a)
Se notifica una
actitud bien comprometida con el CMSJ, en las voces de los ancianos que poseen
más de 70 años de vida en la comunidad. Es sorprendente el nivel de
conocimiento que conservan sobre la historia del sitio y velan con orgullo cada
detalle de aquellas vivencias donde sus ascendientes fueron protagonistas de
los hechos acaecidos; además de saberse implícitos en muchos acontecimientos
que alcanzaron repercusión en la historia y la cultura de la ciudad y la
nación. Estas razones afianzan el sentimiento de pertenencia y de
responsabilidad ante la protección, el cuidado y la salvaguarda del complejo
patrimonial al decir de ellos como “Altar de la Patria Grande”.
Este grupo defiende y aboga por actitudes más
comprometidas por la conservación del sitio; en este sector se incluyen algunos
adultos conocedores de la historia y defensores del patrimonio cultural.
b) Otra postura se advierte en algunos adultos
entre 35 y 50 años. Aunque demuestran nociones sobre la importancia histórica
del lugar y su reconocimiento para la historia nacional, sostienen otras
consideraciones. Para este grupo, el CMSJ no debe estipularse solamente como
sitio sagrado, porque posee otros usos y significados. Comparado con los
ancianos del lugar, se notifican discursos -dígase gestos, afirmaciones y
convicciones- diferentes. Para ellos, “los sitios históricos se conciben en
cualquier país como pertenencia estatal, y no individual -por tanto- debe ser
el Estado el mayor velador por su salvaguarda y protección”.
Obviamente, se revela un pensamiento donde el
significado hacia el bien patrimonial marca otras pautas, desde luego, no solo
el conocimiento proporciona sentido de apropiación del patrimonio como
identidad colectiva, prevalecen expresiones que denotan estrechez por el
significado solamente de tipo patrimonial, haciendo alusión a la necesidad de
otros usos que también adquieren significados.
La inclinación comunitaria que se desvía de
la responsabilidad frente a la protección del patrimonio, también presenta otra
lectura. Se trata de un comportamiento alejado del deber ciudadano que
establece la política nacional, podría denominarse como una posición
desentendida del rol que corresponde en el medio social comunitario, en tanto,
prevalece quienes suponen el cuidado y protección de los bienes patrimoniales
como tarea esencialmente institucional y estatal, sin considerar su
participación activa dentro de la comunidad.
Desde esa mirada, sobresalen comportamientos
inadecuados que atribuyen el patrimonio como “un bien que políticamente es de
todos, pero en la práctica es de nadie”, en esencia se trata de conductas que
no han concientizado la necesidad de convertirse en actores activos de la
comunidad, porque simplemente esperan por el esfuerzo exclusivo y
representativo de las instituciones estatales; incluso expresan ilegal la toma
de decisiones individuales para garantizar la preservación.
En esencia, tal problemática es resultado de
insuficiencias por parte de las entidades, para integrar la gestión
institucional en vínculo con la comunidad. Si bien en nuestro país la ideología
de igualdad es una fortaleza, muy diferente resulta la práctica desacertada por
miembros de la comunidad que no concientizan su rol en el cuidado del
patrimonio.
c)
Por otra parte,
los adolescentes y jóvenes poseen un comportamiento más inclinado a su uso como
lugar de esparcimiento social, para ellos el sitio no se concibe solamente como
centralmente histórico y ceremonial. Aunque reconocen las características del
lugar por las vivencias ceremoniales, educativas y patrióticas, consideran que
el parque pudiera ser centro de otras acciones de esparcimiento y diversión.
Las nuevas generaciones aprecian el escenario
para condecoraciones y celebraciones, y reconocen el sentido de identificación
que poseen los más ancianos que viven en la remembranza del pasado glorioso;
sin embargo, no conciben que la inclusión de otras actividades, degenere el
valor patrimonial otorgado por años de vivencias históricas y patrióticas.
De forma general se evoca la importancia que
presenta el sitio histórico para la comunidad, y se relaciona la valía
patrimonial en evocación a la historia patria; entonces ¿a qué se debe la diversidad
de criterios? ¿Qué influye en el significado diferente de cada grupo
comunitario? Sin dudas, el significado guarda relación con el sentido de vida
presente según las diferencias etarias, pero también influye la forma en que ha
sido acogido el sitio de acuerdo con la multiplicidad de sus funciones, a lo
largo de las diferentes etapas históricas.
Se distingue una integridad de
significaciones que transcurren en el tiempo desde la etapa colonial,
republicana y el actual contexto de revolución. En ese tránsito es visible el
caudal de funciones que oscilan entre simbólicas y prácticas; se distinguen
aquellas asociadas a la memoria histórica, a la formación de la identidad
colectiva, el urbanismo y su espacio jerarquizado, la arquitectura religiosa, el
arte escultórico, las funciones funerarias y el simbolismo de sacralidad. Con
una connotación más actual se aprecian las actividades educativas, políticas, y
de esparcimiento cultural, donde el turismo adquiere un espacio central.
Una sistematización sobre el significado
atribuido por los comunitarios, indican distinciones particularizadas a las
funciones del sitio; así constan:
ü
Significado
asociado a la configuración de la memoria histórica: Se reconoce como lugar
trascendental dentro de la historia de la localidad y la nación, al rememorar
sucesos patrióticos y personalidades de la cultura de trascendencia local y
nacional. El sitio evoca acontecimientos cotidianos de la colonia y la
república, de tipo religioso, funerario, artístico. Ello ha propiciado que toda
acción destinada al lugar sea excusa para artículos periodísticos, reportajes
televisivos, notas radiales y presencia en sitios digitales estatales o
privados que rememoran la historia gloriosa de nuestra ciudad.
Para vecinos de la comunidad y bayameses en
general, el CMSJ, constituye un lugar especial dentro de la historia local, se
concibe como altar de la patria, al asociar el retablo con el homenaje de
remembranza de aquellos que sacrificaron sus vidas para conseguir el bienestar
de toda una nación.
La asociación con la historia patria indica
para los más ancianos, la necesidad de comprender el sacrificio que debe ser
perpetuado en la memoria de los más jóvenes, de manera que puedan incorporarlo
como valor genuino. Para los adultos mayores no se trata solamente de la
defensa de monumentos de piedra y metal, sino de la perseverancia de un
sentimiento, de una convicción, de un alto simbolismo que implica respeto y
sacralidad.
ü
Significado
asociado a la formación de la identidad colectiva: Más que una significación
directa a un sujeto, ha formado parte de la identidad de la comunidad, las
cotidianidades, las prácticas, las actitudes, denotan cómo ha ido tomando parte
de sus vidas, incorporándolo a la historia de la comunidad y propiciando un
sentido de pertenencia y relevancia en la identidad colectiva.
ü
Significado
asociado al simbolismo y sacralidad por su función funeraria: Con el paso del
tiempo y aunque se hayan sumado nuevas funciones al sitio, este ha adquirido un
carácter sagrado por la fuerte asociación como elemento material cultural y la
creencia o actividad espiritual de un grupo y/o comunidad en el pasado.
Como era costumbre durante la colonia en el
interior y exterior de las iglesias se realizaban servicios fúnebres. Por
necesidad de higienización del espacio, se construyó en este sitio el Primer
Cementerio al aire libre de Cuba. Se delimitaron así las primeras funciones
sociales marcadas por las necesidades funerarias de la época, en ello residió
el carácter utilitario para la ciudad colonial.
Quizá este sea el aspecto más devaluado en la
actualidad, que ha provocado la reacción defensiva en aquellos que aún la
comparten. Las discrepancias en torno a este significado, difiere entre jóvenes
y ancianos; de igual modo, los gestos de pasividad por una parte considerable
de los adultos indica que la percepción del sitio como baluarte sacro no es
compartido por todos, máxime cuando se ejecutan actividades[29]
facilitadas por instituciones culturales y deportivas en las áreas cercanas a
los monumentos.
La realidad indica la resistencia a
posicionamientos más conservadores, tras la llegada de nuevos usos avalados por
significados que se aferraran a nuevas prácticas sociales y culturales con
imagen de modernidad. De ahí la controversia entre los significados atribuidos
para los residentes del lugar, en un debate contrapuesto que se proyecta entre
lo venerado y lo funcional. Solamente los ancianos y pocos adultos insisten en
el significado del sitio como eminentemente sagrado, mientras los más jóvenes
se inclinan por su utilidad.
ü
Significado
asociado a la arquitectura religiosa: Desde su surgimiento el sitio estuvo
vinculado a la Iglesia San Juan Evangelista, considerada como la segunda
iglesia de importancia en Bayamo. Su torre fue anexada en el siglo XIX, y luego
quemada en el incendio de 1869, desde entonces se convirtió en el segundo
símbolo de la arquitectura religiosa de la etapa colonial, después de la
Parroquial Mayor San Salvador de Bayamo. La asociación con este significado es
más puntual entre personas adultas, quienes de una forma u otra han ejercido
laboralmente en esta esfera, y, por tanto, argumentan la necesidad de que sea
reconocido este valor por la comunidad en su conjunto.
ü
Significado
asociado al arte escultórico: Allí se encuentra la única escultura funeraria
del Primer Cementerio al aire libre de Cuba, el San Juan Evangelista. En épocas
posteriores se realizaron nuevos monumentos funerarios respectivos a Francisco
V. Aguilera, José Joaquín Palma y treinta y tres rostros[30]
en altorrelieves, cubiertos en mármol blanco representativos de patriotas
bayameses hombres y mujeres, vinculados con el proceso independentista cubano.
La valía escultórica se denota más por la visibilidad que ocupa en el entorno,
se convierte así en una señal que indica un alto ante la mirada de comunitarios
y visitantes. Aunque revelan majestuosidad y faro de patriotismo para todos los
bayameses, el empeño por su protección sigue impregnado en las voces de los más
ancianos del recinto.
ü
Significado
asociado al urbanismo: Las valoraciones de significatividad muestran un uso
frecuente y activo del CMSJ, debido a la amplitud del perímetro y la posición
de las calles que lo conforman. Estas particularidades le convierten en un
espacio urbano jerarquizado de fácil ubicación para bayameses y visitantes. La
mayoría de los entrevistados y encuestados consideran que el lugar constituye
un símbolo distintivo que permite orientar a los desconocidos, al tiempo que lo
colocan en una posición específica frente a otros espacios de la ciudad.
ü
Significado
asociado a las actividades políticas: Debido al propio carácter de monumento
conmemorativo erigido a la memoria de personalidades de las gestas
independentistas, el CMSJ se convirtió en un espacio abierto apto para el
desarrollo de actos públicos con carácter político y de reafirmación
revolucionaria, reconocido por todos los grupos etarios. Todos los años se
realizan marchas, actos, desfiles y jornadas políticas a favor del proceso
revolucionario cubano.
ü
Significado
asociado a las funciones educativas: Constituye escenario para la realización
de actos públicos donde se convocan a estudiantes de las distintas enseñanzas,
para participar en las acciones patrióticas, cumpliendo así una función
formativa e instructiva, mayormente reconocida por el sector pedagógico de la
ciudad y la provincia.
ü
Significado
asociado a las funciones de esparcimiento cultural: Dentro de los cambios de
significados que experimentan los sitios patrimoniales cabe destacar que se
encuentran aquellos respectivos al valor de uso. Para este caso se advierten
funciones festivas en los alrededores del sitio que fueron realizadas desde
mediados del siglo XX de la etapa republicana; así constan la llamada “Feria de
las Flores” vista como celebración tradicional de la ciudad. También se
incluyen otras prácticas realizadas por niños y adolescentes, quienes asumen el
espacio como parque para encuentros dinámicos y divertidos.
ü
Significado
asociado al turismo: Todos los significados en su conjunto, son relevantes en
la interpretación y guía del turismo nacional e internacional, por lo cual el
Ministerio de Turismo ha concebido la visita al sitio como parte de las rutas
relevantes al interior de la ciudad. Los plegables entregados a turistas en la Oficina
de INFOTUR, dan prioridad en su carátula al sitio histórico en una imagen
alegórica al sitio.
La utilidad del sitio, otorga puntos al
significado valorado por la diversidad y la diferencia. Así los más jóvenes
aluden al esparcimiento cultural, mientras los mayores se aferran a la
solemnidad del carácter patrio. En consecuencia, tanto las políticas como sus
implementaciones deben estar en correspondencia con un manejo integral del
sitio, que reevalúe las ventajas y desventajas a fin de dignificar al CMSJ en
la multitud del significado cultural.
El CMSJ como patrimonio de la comunidad,
representa multitud de significados, no solo por los grandes acontecimientos
acaecidos en el pasado, sino por esa historia menor y colectiva, en el devenir
paulatino de vivencias, relaciones sociales, creencias y alegrías de la
cotidianidad, que también definen la herencia histórica y la identidad
colectiva del presente.
La dimensión humana y social del patrimonio
cultural le convierte verdaderamente en significativo, sin ella el patrimonio
carece de valor y por lo tanto de sentido. La apropiación que hace la comunidad
del patrimonio denota su constitución como elemento de identidad, no se trata
de hacer valer por fuerza su reconocimiento desde lo institucional o desde las
posiciones políticas y gubernamentales, sino avalado por la comunidad, quien
reconozca, se pronuncie y actúe a favor de la protección.
Un aspecto para reconsiderar concierne a la
implementación de la política cultural, en ello se advierten incongruencias;
aunque, por un lado, la política cultural prioriza en sus leyes y decretos la
defensa del patrimonio de la nación, por otra parte, no se concretan prácticas
institucionales que respondan coherentemente con la participación comunitaria
como la mayor protectora del entorno que hace distintivo su valor. Si
consideramos que son las prácticas modelos de actuación y reflejo de una ética,
estas deben estar en correspondencia con la política establecida.
Si bien, las prácticas y políticas pueden
enriquecer una cultura, el peligro también está en que pueden transformarla y
perjudicarla en tanto la cultura es cambiante, sujeta siempre a transformaciones.
En ello tributa la defensa de la identidad colectiva y de aquellos valores más
enriquecedores de la cultura, por tanto, debe ser prioridad a fin de articular
las nuevas prácticas y las políticas en un entorno coherente para las nuevas
generaciones.
Resulta imprescindible esa sensibilidad de
aquel que otorga significado, convirtiéndole en elemento significativo y
simbólico, ineludible a la hora de narrar la historia y de recorrer el entorno
de una comunidad. Para ello es necesario ese desvelo por el conocimiento de sus
valores históricos, artísticos, las posiciones en el entorno y la
intencionalidad de dignificar personalidades o acontecimientos, en el intento
de perpetuar la memoria de una localidad o nación. No se trata de una mera
construcción objetiva y material, sino de aquello en que ha logrado convertirse
parte de una identidad.
Consideraciones
finales
La apreciación del patrimonio cultural
siguiendo los objetos según su valor (arquitectónico, artístico, etc.) ha sido
puntualmente necesaria, pero no justifican en sí la defensa de los mismos. Ello
fundamenta la necesidad de nuevas perspectivas para reconocer el bien
patrimonial sobre la base del significado cultural adquirido.
La significación cultural es un eje vinculado
al proceso identitario. Interviene la conciencia del individuo al reconocerse
en su propio entorno, así existe, en tanto, permite la identificación
consciente con aquellos bienes y valores distintivos de otros territorios; no
obstante, se precisan nuevos factores entretejidos sobre la base del
conocimiento, la apropiación y protección.
El caso del CMSJ, presenta una polémica
compleja. El significado cultural adquiere connotación atendiendo a los niveles
de relevancia que otorgan sus pobladores, pasando por el valor simbólico, hasta
llegar al valor de uso, y expresado de manera diversa y jerárquica; en ello
intervienen las funciones y significados presentes en la pluralidad de sus
habitantes, según la estructura social y etaria. Por tanto, las normas y las
reglas de conducta se van a expresar en símbolos, que al compartirlos exige la
comprensión de un grupo de significantes comunes, aun cuando existan otros no
compartidos.
Para comprender la multiplicidad de
apropiaciones de acuerdo con los usos, en el caso del CMSJ, es preciso partir
de la dinámica social, y las transformaciones dialécticas acaecidas en
consecuencia con el contexto socioeconómico y cultural. Se trata de elementos
que intervienen en la multiplicidad de valoraciones respecto al mismo espacio
patrimonial. La realidad indica la necesidad de concebir el valor de uso
atendiendo los cambios del entorno comunitario, sin descuidar el conocimiento y
la concientización del bien patrimonial.
La preocupación genuina de algunos
comunitarios por direccionar mayor atención al CMSJ, hablan, per se, de las posiciones para otorgar
relevancia al significado cultural. No obstante, se precisan nuevas estrategias
integradas para implicar la comunidad de forma más participativa y consciente
de su rol en la conservación del bien patrimonial.
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Evaluado: 30/11/2020
Versión Final: 14/12/2020
[1] Se reconocen las cartas
internacionales: Atenas (1934); Venecia (1964); Burra (1979); Florencia (1981);
Washington (1987); Cracovia (2000); ICOMOS (1994,2003). Además de documentos: Recomendación sobre la conservación de los
bienes culturales (1968); Convención del Patrimonio Mundial (1975);
Convención de Granada (1985), Normas de Quito (1987).
[2] Entre otras: Ley No.1 Ley de Protección al
Patrimonio Cultural y No.2 Ley de Monumentos Nacionales y Locales (1977), Ley
No.62 Código Penal (1987) y Ley 81 Del Medio Ambiente.
[3] Carlos A. Pinassi. “Valorización social del
patrimonio cultural de la ciudad de Bahía Blanca. La mirada de los residentes
adultos”. Párrafos Geográficos, Vol.
XVI, N°1, 2017, p. 114.
[4] Investigaciones sobre la localidad han
sido relevante por los historiadores Idelmis y Eduardo Mari (2005). También
constan resultados sobre la Necrópolis, a cargo del historiador de la ciudad
Ludín Fonseca (2005) y Yania Socarrás (2005).
[5] Villa San Salvador de Bayamo,
actualmente ciudad de Bayamo y capital de la provincia Granma.
[6]El Cementerio San Juan Evangelista,
también denominado Cementerio Viejo. Creado el 5 de enero de 1789 para
satisfacer estas necesidades higiénico-sanitarias del poblado. Estudios afirman
que la cruda realidad epidémica de la villa a finales de 1797 e inicios de
1798, condujo a la creación del cementerio, aun cuando este no cumpliera
debidamente con las normativas para su uso.
[7] Se destacan patriotas bayameses, exponentes
en luchas por la Independencia de Cuba: Francisco V. Aguilera y Tamayo
(encabezó el primer Comité Revolucionario de Bayamo) y Esteban Tamayo y
Tamayo.
[8] Los retablos constituyen conjuntos o
colecciones de figuras pintadas o de talla que representan series históricas.
También referencia a una obra de arquitectura, de piedra, madera u otra
materia, para decorar un altar, y por tanto, contenedor de un carácter sacro.
[9] Así consta en la obra literaria del bayamés
José Joaquín Palma, patriota, poeta y educador. Cónsul general de Cuba en Guatemala, y
quien compuso la letra del Himno Nacional de esa nación centroamericana.
[10] Cuartel Carlos Manuel de Céspedes: Lugar de
acción revolucionaria, ubicado en la Ciudad de Bayamo, al igual que el Cuartel
Moncada
en Santiago de Cuba, fue asaltado el 26 de julio de 1953.
[11] Movimiento 26 de Julio (M-26-7):
Organización política y militar, creada el 12 de junio de1955 en la clandestinidad, por
un grupo de revolucionarios dirigidos por Fidel Castro.
[12] Se distinguen fechas significativas: 28 de
enero de 1853 (para conmemorar el natalicio de José Julián Martí y Pérez, Héroe
Nacional de Cuba). El 28 de octubre de 1959 (homenaje a la figura de Camilo
Cienfuegos Gorriarán, desaparecido en un accidente aéreo mientras cumplía
tareas de la naciente Revolución Cubana). El 23 de junio de 1821 (homenaje al patriota Francisco V. Aguilera,
en ocasión a su natalicio).
[13] Map Guide Granma. Travel Agencies and INFOTUR Granma. Cuba.
[14] Realizan acciones como carreras, juegos de
béisbol, futbol, tiroteos de pelotas y otros actos de bullicio inclinados a la
diversión y recreación. Es importante aclarar que no hay evidencias de
conductas vandálicas o de atentado explícito al daño material.
[15] El sauce se sembró a petición del
autor del Himno de Guatemala, José Joaquín Palma, quien en uno de sus poemas
pidió tener un sauce junto a sus restos mortales.
[16] Asambleas de Rendición de Cuentas: Respecta a las
reuniones que realizan los electores para ser analizado frente a la Asamblea
del Poder Popular (Órgano con potestad constituyente y legislativa en la
República de Cuba).
[17] Delegada: persona elegida por el voto
libre del pueblo para representar sus intereses comunitarios.
[18] CDR (Comité de
Defensa de la Revolución): Creado el 28 de septiembre de 1960, como respuesta
del pueblo cubano al terrorismo desatado por el gobierno de Estados Unidos contra Cuba. Se organizan por cuadras, zonas, municipios,
provincias y nación, reúne más de ocho millones de ciudadanos cubanos mayores
de 14 años de edad, sin distinguir sexo, raza o religión. Esta organización
es decisiva para combatir procesos epidémicos, limpiar y embellecer calles y
locales sociales; además de brindar atención a personas vulnerables y
contribuir con los procesos electorales del Poder Popular. Actualmente en la ciudad de Bayamo
constan 1752 CDR.
[19] Lourdes
de Urrutia y Graciela González. Metodología de la Investigación social 1 y 2.
Selección de Lecturas. La Habana, Editorial Félix Varela, 2003, p. 124.
[20] Archivo Histórico de la Casa de la
Nacionalidad Cubana: File Iglesias de Bayamo: Iglesia San Salvador de Bayamo,
Iglesia San Juan Evangelista, Iglesia de la Luz, Iglesia de Santa Ana. Archivo
Histórico Provincial de Granma: Libro de Actas No.15, p 257. (Francisco V.
Aguilera, traslado de sus restos). AHPG: Fondo Gobierno Municipal (Neocolonia)
Libros de Inventarios. Cámara Municipal.
Leg. 180, Exp. 6616; Leg. 143 Exp. 5806, Leg. 147. Exp. 5914; Leg. 150.
Exp. 5979; Leg. 155 Exp. 6064; Leg. 95 Exp. 4049; Leg. 99 Exp. 4224; Leg.110
Exp. 4664; Leg. 97 Exp. 4177; Leg. 99 exp. 4230. Leg. 119 exp. 4954; Leg. 183
Exp.6675; Leg. 184 Exp. 6683; Leg. 185 Exp. 6688. Rafael Rodríguez. Proyecto de Restauración Santísimo Salvador
de Bayamo. Ed. Facultad de Arquitectura, Salvador de Bahía, Brasil,
1990.
[21] En la disquisición de la
metodología empleada en términos generales, relacionado con el enfoque, los
métodos y las técnicas, fue oportuno el criterio de: Roberto Hernández, et al. (2006);
Lourdes de Urrutia y Graciela González
(2003); José Ignacio Ruíz (1999); Gregorio Rodríguez, et al. (2004).
[22]José Ignacio Ruíz Olabuénaga. Metodología
de la Investigación cualitativa. España, Universidad de Deusto, Bilbao,
1999p.124-163
[23] INDER: Se
nombra al Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación en
Cuba.
[24] Roberto
Hernández Sampier, C Fernández-Collado y P Baptista Lucio. Metodología de la investigación (4ta. Ed.). México. Ed. McGraw-Hill
Interamericana, 2006, p. 310-339 y Gregorio Rodríguez Gómez, Javier Gil Flores, Eduardo García Jiménez. Metodología
de la Investigación cualitativa. La Habana, Editorial Félix Varela, 2004, p. 310-339.
[25] Roberto
Hernández Sampier, Op. Cit., p. 597
[26] Gregorio Rodríguez Gómez, Op. Cit.,
p. 168-184
[27] Roberto
Hernández Sampier, Op. Cit., pp. 605-619
[28] Se
alude al modelo ofrecido por Bonfil Batalla (2000) para estructurar el
significado cultural.
[29] Las actividades
se caracterizan por juegos deportivos para niños y adolescentes.
[30] En su mayoría son próceres y mártires de la gesta independentista, figuran a la izquierda de F. V. Aguilera: Jorge Carlos Milanés, Pedro Maceo Chamorro, Rdo. Padre Baptista, Lucas del Castillo Moreno, José Joaquín Palma Lasso de la Vega, José M. Izaguirre, Joaquín Acosta, Dr. Diego Tamayo Figueredo, Juan Clemente Zenea, Esteban Estrada, Antonio Yero, Máximo Gómez Báez, Luis Marcano, Manuel de Jesús Calvar y Odoardo (Tita Calvar), José Manuel Capote Sosa y Tomás Estrada Palma. A la derecha de F. V. Aguilera: Candelaria Figueredo Vázquez, Luz Vázquez y Moreno, Candelaria Palma, Adriana del Castillo, Paulita Téllez, Átala del Castillo, Fernando Figueredo Socarrás, Francisco Javier de Céspedes y del Castillo, Donato del Mármol Tamayo, Ramón C. Fornaris, Emiliano Tamayo, Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, Pedro Figueredo Cisnero, Francisco Maceo Osorio, José Fornaris, Ismael de Céspedes y Yero y Oscar de Céspedes y Céspedes.