Desde los Pirineos y los
Apeninos. La convergencia de oleadas migratorias en una ciudad pampeana
From
the Pyrenees and
the Aennines. The convergence of migratory waves in a pampean city
Bibiana Mabel Andreucci
Universidad
Nacional de Luján (Argentina)
Nicolás Mare
Universidad
Nacional de Luján,
Instituto
Superior de Formación Docente Nº 6
(Argentina)
nicolasmare9@gmail.com
Resumen
Este
artículo busca, a partir del análisis genealógico
de dos
familias de inmigrantes representantes de oleadas migratorias
diferentes que
convergieron en Chivilcoy, caracterizarlas según los lugares de
origen, el
contexto y las redes que configuraron. La finalidad,
es abordar la coexistencia de situaciones en
las que se tendía a reforzar el vínculo con connacionales
y otras en las que
primaba la integración entre los distintos grupos de migrantes
con la población
criolla. La superposición de migrantes recientes con más
antiguos y con la
población criolla permite observar modos de
integración en algunos casos, pero no en todos y de
asimilación o
diferenciación según las circunstancias.
Para ello, partiremos del
estudio de las trayectorias del inmigrante vasco-francés
Francisco Duarte y del
italiano meridional Pasqual Grisolia, que
permiten observar las relaciones
sociales en movimiento, al conjugar el
tiempo corto del curso de sus vidas con
procesos estructurales y con los cambios que se fueron dando en los traspasos generacionales. De este
modo, tópicos tradicionales de los estudios migratorios como la
endogamia y la
participación civil se enriquecen al integrarlos al tiempo
familiar y al
colectivo.
Palabras Clave
Inmigración;
Italia meridional; Región Vasco-francesa; Chivilcoy; estrategias
familiares.
Abstract
This
article aims at
characterizing two migrant families, representative of two different
migratory
waves converging in Chivilcoy, based on their respective genealogical
analysis,
and according to their places of origin, the context and networks that
were configured
to address the coexistence of situations in which the link with fellow
nationals tended to be reinforced and others in which the different
groups of
migrants and the Creole population prevailed. The overlapping of recent
migrant
groups, and the oldest ones with the Creole population allows us to
observe
modes of integration in some cases, but not in all of them; as well as
assimilation and differentiation phenomena depending on the
circumstances.
To
achieve our goal,
we will start by studying the trajectories of both Basque-French
immigrant
Francisco Duarte and Lagonegrin Pasqual Grisolía which allow us
to observe
actual social interactions and relations by combining the course of
their lives
with structural social processes and the changes derived from the
generational
transfers. Thus, traditional topics of migratory studies such as
inbreeding and
civil participation are enriched by their integration to the familiar
and
collective times.
Keywords
Immigration; Southern Italy; Basque-French Region;
Chivilcoy; family
strategies.
Introducción
Un folletín
editado en la ciudad de Chivilcoy en homenaje al centenario
de la Revolución de Mayo, destacaba las virtudes progresistas e
industriosas de
aquella ciudad del oeste pampeano. En cuanto a los productores
agropecuarios el
autor describía el perfil y trayectoria de uno en particular:
Don Pascual
Grisolía, refiriéndose a él de este modo:
“Grisolia,
pues, debe contarse como una de las más vigorosas fuerzas
propulsoras del desarrollo económico chivilcoyano, y para
él vaya nuestro justo
homenaje de admiración y de aplauso. Hombres del cuño de
Don Pascual Grisolía
necesitaría muchos la República Argentina para propender
al desarrollo de
nuestras principales ramas del trabajo: la ganadería y la
agricultura”.[1]
Con estas palabras, se
demostraba como un inmigrante de la región de
Basilicata podía convertirse en un exitoso empresario.
En este trabajo
abordaremos la cuestión de la inmigración desde el
estudio de trayectorias individuales y familiares, como modo de
integrar el
tiempo individual con el familiar y colectivo, y a su vez, explicar los
mecanismos de consolidación patrimonial e integración de
inmigrantes que fueron
arribando en distintas décadas de la segunda mitad del siglo XIX
al partido de
Chivilcoy y aledaños. En este recorrido distinguimos al menos
dos etapas de
inmigración: la temprana (1840-1860), conformada por vascos y
genoveses y la
intermedia (1870), en la que comenzaron a pesar los italianos
meridionales.
La situación de
una persona o una familia en un momento dado no es
inmutable, más aún en el caso de los inmigrantes que se
desplazaban
espacialmente pero también socialmente con relativa rapidez, de
ahí la
importancia de conocer la duración de esa situación y las
posibilidades de
cambio y movilidad. Los casos individuales o micro grupales no son algo
acaecido al azar sino el resultado de un proceso dentro de una
estructura
concreta que refleja determinadas estrategias de reproducción
(García González,
F., 2021). En esta oportunidad efectuaremos un análisis
genealógico de dos
familias de inmigrantes de trascendencia local desde mediados del siglo
XIX e
inicios del XX, exponente cada una de las oleadas migratorias
mencionadas. A
partir de ellas nos enfocaremos en la prevalencia de situaciones
endogámicas
con otras de fuerte integración entre grupos migratorios de las
diferentes
oleadas y con la población criolla. El foco de interés
estará puesto en
identificar etapas inmigratorias que se fueron sucediendo como oleadas,
las que
si bien han sido ampliamente descriptas por la historiografía,
merecen aún
estudios de escala local, contemplando factores que posibilitaron o
dificultaron la inserción y los medios o estrategias utilizados
por ellos.
También, atenderemos la superposición de los migrantes
recientes con los más
antiguos y con la población criolla para observar modos de
integración en
algunos casos, pero no en todos y de asimilación o
diferenciación según las
circunstancias.
Como se
señaló inicialmente, primará el análisis
desde el estudio de las
trayectorias, lo que permite observar las relaciones sociales en
movimiento. El
análisis de trayectorias demuestra la pertinencia
historiográfica al conjugar
el tiempo corto del curso de vida con los procesos estructurales,
más aún
cuando se trata de diferenciar los que atravesaron los distintos
inmigrantes
que confluyeron en Chivilcoy. A la vez, los estudios
intergeneracionales, han
demostrado su utilidad, al abordar el tiempo largo, cuando nos referimos a
varias generaciones, permitiendo superar reduccionismos muy utilizados
para
describir la inmigración masiva de fines del XIX, como
“cambio social o
permanencias” o “rupturas o continuidad”, dando
cuenta de la complejidad de los
procesos que no son lineales, sino que presentan aceleraciones,
oscilaciones,
vueltas atrás e incluso contradicciones (García
González, F., ibid.). Las
genealogías de las familias seleccionadas permitirán
conocer la vida de los
padres, hijos e hijas, reconstruyendo los destinos de cada persona
dentro de la
familia desde el nacimiento, el matrimonio hasta la muerte.
Consideramos que
estos enfoques son los más pertinentes, ya que la
extensión del período
migratorio clásico (1850-1914) invita a pensarlo
intergeneracionalmente. Las oleadas
migratorias que arribaron en
distintos momentos hicieron entre otras cosas, que mientras que para
algunas
familias se pudiera hablar de segunda generación para 1870, en
otras, recién
pudiera hacérselo para 1920.
En un análisis
referido a inmigración, la movilidad social y espacial no
pueden plantearse por separado, sino que forman parte de un mismo
proceso. Las estrategias diferenciales de
reproducción
social a través de la
observación de
itinerarios vitales y trayectorias familiares, junto a variables
relacionadas
con el acto de emigrar que influyeron en los diferentes
comportamientos, serán
las piezas claves de esta presentación, pero junto a ellas, se
tendrá en cuenta
el papel de las coyunturas, así como, en no pocas ocasiones, la
importancia de
la iniciativa personal más allá de las estrategias
familiares.
El recorrido se
efectuará a
partir de fuentes cuantitativas y cualitativas; dentro de las primeras,
se
usaran los boletines agricultura, ganadería y edificación
correspondientes al
partido de Chivilcoy del Segundo Censo Nacional de la República
Argentina de
1895, los listados de contribución directa,
de escrituración y arriendo de tierras publicas y
privadas, libros de
entrada de pasajeros, padrones de
población y actas de libros parroquiales o de los Registros
Civiles; y dentro
de las segundas, genealogías
en paginas especializadas,
relatos familiares y publicaciones
locales.
La región
Para
1860-70, Chivilcoy era uno de los pueblos más
promisorios de la Provincia de Buenos Aires. Fundado en 1854, pero con
población desde dos décadas antes, era un centro triguero
de relativa
envergadura, con numerosas chacras a cargo de labradores provincianos
que se
habían desarrollado sobre tierras otorgadas en enfiteusis,
muchas de ellas con
cánones atrasados y derechos endebles, que habían
llevado, en 1854, a un grupo
de unos trescientos cincuenta labradores, a solicitar el loteo y venta
a precio
preferencial de las tierras que habían vuelto a ser
públicas – por
confiscaciones de Rosas o por falta de pago de cánones
enfitéuticos- que eran
aproximadamente 100.000 has (la mitad de las tierras del partido) y en
las que
ellos tenían sus chacras. Con elocuentes cartas a Sarmiento y
Mitre, los
labradores lograron su propósito y la ley de octubre de 1858
ordenó mensurar y
vender a plazo los lotes de campo de 160 hectáreas. A esta
oferta se sumó la de
la tierra ejidal consistente en chacras de 42 y de quintas de 10
hectáreas, lo
que terminó generando una abundante oferta de tierra financiada
y distribuida
en lotes de diferente tamaño. Pero además, la oferta de
servicios a la vasta
área de frontera que se extendía al oeste y
ser cabecera del primer ferrocarril que se trazó en
Argentina (FCO)
hicieron que Chivilcoy creciera muy rápido. De 6000 habitantes
que tenía en
1854 pasó a más de 14.000 cuando se levantó el
1º Censo Nacional en 1869,
siendo para esta fecha el partido de mayor población de la
Provincia de Buenos
Aires[2].
Desde mediados de la
década de 1850 los inmigrantes comenzaron a
asentarse en Chivilcoy, dando origen a una corriente inmigratoria
temprana y
para 1869, cuando el proceso recién se iniciaba en el
país, ya había poco menos
que un 20% de población extranjera,
alcanzando su pico máximo para 1895.
Cuadro
Nº 1:
Población total, urbana, rural, nativa y extranjera en Chivilcoy
según censos
nacionales y provinciales
Año |
P.T |
P.U |
P.R |
Argentinos. |
Extranjeros % |
1869 |
14.232 |
6339 |
7894 |
11.622 |
2610 18.33% |
1881 |
17.421 |
8041 |
9380 |
12.877 |
4544 26.08% |
1895 |
30.133 |
14623 |
15.551 |
18.988 |
11.145 36.98% |
1914 |
35.751 |
12819 |
22.932 |
26.378 |
9373 26.21 % |
|
|
|
|
Referencias:
PT: Población total. P.U: Población urbana. PR:
Población rural.
Cuadro
elaborado con información del 1ª, 2ª y 3ª Censos
Nacional y con
el Censo Provincial de 1881.
Los
primeros en llegar fueron principalmente genoveses y
vascos. Si se analizan las cédulas censales de la
población inmigrante europea
adulta del partido de Chivilcoy (más de 14 años) del
censo de 1869, encontramos
aproximadamente unos 1130 inmigrantes[3]. De ellos,
460 eran vascos;
ya fueran vasco-franceses o vasco-españoles[4] y
aproximadamente 500 eran
del Piamonte, en cambio, del resto de España solo eran 60 y del
de Francia 95.
Esta primera oleada se anticipó a la que sería masiva y
comprendería migrantes
del sur de Italia – primero de Basilicata y luego de Sicilia- y
de España.
A fines de la
década de 1860 en una ciudad que mostraba muy altas tasas de
crecimiento y en
la que predominaba aún población criolla,
mayoritariamente provinciana, se
estaba consolidando una pujante comunidad vasca y otra no menos
importante ligur
y piamontesa. Mucho más lejos quedaba la francesa, la
española e irlandesa. Si
nos guiamos por la edad de los hijos nacidos en Argentina de familias
inmigrantes declaradas en las cedulas de 1869, datamos esta primera
oleada
entre 1854- año de la fundación de Chivilcoy – y
1864. El censo de 1869 que
capta los primeros años de las comunidades inmigrantes locales,
pone en
evidencia un patrón de asentamiento principalmente urbano:
más del 80 % de los
inmigrantes residía en la ciudad. Como mencionamos, la ciudad,
con más de 6300
habitantes era una de las más importantes de la provincia, ya
que muchas de las
que lo son hoy en día, aún no existían,
además ofrecía un sector de servicios a
su amplia zona rural y a los partidos del oeste que aún se
encontraban escasamente
poblados. El área rural, en cambio, era aun principalmente
nativa. La
inmigración temprana tuvo un carácter marcadamente
familiar y/o grupal. Sí
tomamos al universo vasco de Chivilcoy, encontramos muy pocos migrantes
solitarios, situación que va a ser habitual en los censos
más tardíos y entre
los migrantes de otras nacionalidades.
Veinte
años después, hacia 1880, el partido continuaba
mostrando un importante crecimiento. En poco más de una
década la población
urbana había ascendido a 8.041 habitantes y la rural a 9.380. La
relación entre
nativos e inmigrantes comenzó a declinar en detrimento de los
primeros- entre
1869 y 1881 los criollos aumentaron en poco mas de mil habitantes
mientras que
los inmigrantes los duplicaron-. Pero no solo hubo cambios
significativos en la
densidad demográfica, sino también en el perfil comercial
y productivo. Para
1881, ya había 177 casas de comercio y 88 establecimientos
industriales, que
revelan la importancia que seguía manteniendo el partido en la
región y el atractivo
que presentaba como destino inmigratorio.
A ello pueden sumárseles las redes constituidas por los
inmigrantes
arribados tempranamente y sólidamente insertos. Para estos
años fueron los
italianos quienes lideraron la inmigración – aumentaron de
957 en 1869 a 2552
en 1881- mientras que la afluencia de españoles, franceses e
ingleses continuó
en un aumento más moderado.
Para el
último lustro del siglo XIX, con la madurez
alcanzada por Argentina en el mercado internacional como proveedora de
materias
primas, la fisonomía económica y social de Chivilcoy
volvió a sufrir
modificaciones. La población total pasó de 17.421 en 1881
a 30.133 en 1895,
casi duplicándose. Si desagregamos la población
extranjera, de 4544 habitantes
que había en 1881 se triplico a 11.145 en 1895. Mientras que el
crecimiento
nativo ascendió de 12.877 a 18.898 habitantes. A ello debemos
sumarle la
variación del componente regional: en
el caso de Italia ascendió el componente meridional y se
amesetó el de los
inmigrantes septentrionales. También en la última
década del siglo la curva de
la inmigración española aumentó y comenzó a
declinar notoriamente la francesa e
inglesa.
Las
condiciones que presentaba Chivilcoy por su ubicación
regional, su tradición agropecuaria y actividad comercial lo
situaron como un
destino más que atractivo y conveniente.
De los Pirineos a
Chivilcoy
Entre los vascos
arribados, el peso de los vascos españoles, principalmente
guipuzcoanos, era
muy superior al de los vascos franceses. Las transformaciones que se
habían
producido en la antigua comunidad de vecinos guipuzcoana -que era
más que nada,
una comunidad de propietarios en los que cada casa vecinal
poseía sus propios
bienes y tenía acceso
a los comunes- se modificó por la presión
demográfica
de los siglos XVII y XVIII, dando paso a la extensión de formas
de dependencia
económica y en particular del arrendamiento, así como a
estructuras cada vez
mas minifundistas.[5]
Esta
circunstancia generó, para la segunda mitad del XVIII, el
arrendamiento
generalizado y en consecuencia, que la
explotación directa del caserío tuviera carácter
excepcional, a tal punto que
a
comienzos del siglo XIX solo el 5.3 % de
los caseríos eran explotados por sus propietarios. Estos datos
ponen en
evidencia la falacia de una imagen muy extendida en la
historiografía vasca,
que mostraba al agro vasco explotado directamente por sus
dueños. Muy lejos de
eso, en el pedemonte de los Pirineos y en sus valles profundos
predominó la
explotación indirecta bajo dos formas de
contrato: el arrendamiento y la aparcería, diferenciadas
porque en el
primero el pago era una renta fija, mientras que en el segundo, se
pagaba por
un porcentaje fijo del producto agrícola obtenido en el
año.
Como mencionamos,
los vascos del este de los Pirineos, no emigraron tanto como los del
oeste; en
parte porque el aumento demográfico de la población
francesa fue lento en el
siglo XIX, ya que tempranamente habían adoptado practicas de
control de
nacimientos, pasando a tener tres hijos promedio por familia, salvo en
las
regiones rurales y de montaña, donde se mantuvo la alta
natalidad hasta más
tardíamente. Dentro de estas regiones, el “Basses
Pyrenees” ( país vasco y el
Bearn) conocieron una emigración
hacia
América importante desde mediados del siglo XIX. En los Pirineos
franceses, a
pesar que desde 1804 regia el código napoleónico, que
imponía la herencia
igualitaria, muchas familias no lo cumplían para salvaguardar la
integridad de
la casa, que debía sobrevivir a las particiones que
sobrevenían en cada
traspaso generacional, asimilándose en la práctica a la
primogenitura vasco
española. Así la familia se ponía de acuerdo con
que solo uno de los hijos se
quedara con la casa y los otros se marcharan. Las estrategias no eran
igualitarias, al contrario, instituían la desigualdad entre los
excluidos,
hijos e hijas. Sin embargo, permitieron la permanencia del sistema de
herencia
único a lo largo del siglo XIX, a pesar del Código Civil
que establecía la
repartición igualitaria. Así la emigración se
convirtió en una estrategia
necesaria para la supervivencia de la casa. Las posibilidades que
brindaba la
emigración a América hizo que la primogenitura no siempre
se cumpliera, ya que
podía suceder que el hijo mayor emigrase y dejase la casa a sus
hermanos o
hermanas. Las estrategias familiares consistían en compensar a
los hijos e
hijas excluidos de la herencia principal por sus partes del patrimonio.
Eran
estas compensaciones las que les permitían emigrar y como
demostraremos a
continuación, iniciar una vida relativamente holgada en
América.
Las compensaciones les
permitían a los migrantes vascos contar con cierto capital desde
el inicio de
sus actividades en el país de acogida. Esta circunstancia se
observa en las
planillas de la Contribución Directa de 1859 de Chivilcoy, en la
que se encuentra un pequeño grupo
de inmigrantes
vascos con capitales módicos
-
rondaban los 50.000 $- como Francisco Duarte, Francisco y Miguel Muniagorri,
Matías Echeverría, Juan Antonio Echaide, Pedro Gamen,
Sebastian Echave,
Sebastián Irigoyen, muy lejano al de ex –enfiteutas como
Manuel López con
650.000, Gorostiaga con 680.000, Biaus con 1.015.000 o Terreros y
Ovejeros con
1.600.000 y 800.000 respectivamente,
pero también de los pobres labradores criollos que no
superaban los
30.000$.
Francisco
Duarte
François
Duarte nació en la
Comuna de Lapiste en abril de 1817, en la maison Oyanto. Sus padres,
que
debieron ser arrendatarios, fueron Jean Uhart y Marienne
Chaldu.
Hasta ese entonces los desplazamientos de la familia
habían sido de
escasa envergadura. El abuelo de Jean era de Lantabat, a 15
kilómetros de
Lapiste; en cambio, los abuelos maternos eran de los valles mas
profundos de
Aquitania, distantes 100 kilómetros de Lapiste.
Jean (1775-1858) tuvo siete hijos entre 1813 y 1830, de los que
con
seguridad dos, Arnaud y Marie se quedaron con ellos[6]
en Lapiste y otros dos; Francisco y Dominique emigraron a Argentina
tempranamente, antes de Caseros[7] .
Francisco
se casó en Argentina con Marie Manechena Echegoyen, de
Souraïde (Zuraide) –
pueblo a cincuenta kilómetros de Lapiste más hacia el
atlántico-. Marie había
nacido en noviembre de 1823 en la maison Urrutia. Sus padres
posiblemente
también arrendatarios, fueron Jean Manechena y Marie Etchegoyen,
que al parecer
tuvieron esa única hija.
Francisco
y María se
casaron en la Parroquia Nuestra Señora de Balvanera, en Buenos
Aires, en
noviembre de 1850.[8] En 1853
bautizaron a su hija María de los Dolores en la Iglesia Nuestra
Señora de la
Piedad de Capital, su madrina fue Catalina Echegoyen.[9]
A la hija siguiente, Baldomera ya la bautizaron en Chivilcoy, adonde se
instalaron en 1855, tan solo un año después de su
fundación.[10]
Francisco Duarte y Chaldu y María Manechena
Echegoyen
En
Chivilcoy nacieron sus otros
cuatro hijos; Sofía, María, Juan y Úrsula, que
fueron apadrinados en sus
bautismos por inmigrantes vascos de la comunidad local, como
Sebastián Irigoyen
[11] o
María Echeverría[12].
Francisco
se asentó como
mediano propietario con la adquisición de unas 1000
hectáreas. Lo encontramos
pagando las contribuciones directas en 1857, 58 y 59, en el cuartel
1º junto a
otros vascos franceses como Vicente Laborde o León Amespil.[13]
Francisco
falleció joven, en
junio de 1868, “de repente” y su esposa María
debió hacerse cargo del campo y
de la crianza de sus cuatro hijos que eran los que habían
sobrevivido:
Baldomera, Juan, María y Úrsula. Su
único hijo varón, Juan, que había nacido en
noviembre de 1858, tenía solo 9
años al momento de la muerte de su padre.
El
censo de 1869 la
encuentra a María con residencia urbana, pero a cargo de la
explotación, como
labradora, junto a sus hijos menores, peones y dos cuidadores de ovejas
franceses. Si bien a mediados del siglo XIX Chivilcoy había sido
un centro agrícola
de relativa importancia, esta actividad quedó en manos criollas
y en algunos
casos de italianos del norte; pero raramente fue realizada por los
vascos, que
mostraron un perfil mas pastoril, dedicándose principalmente a
la cría de
merinos. Para 1895 ya había otros miembros de la familia a cargo
de
explotaciones en el cuartel 1º aledañas a la de
María: su hijo Juan, que a la
sazón tenía 37 años y se había casado con
su prima hermana Adela Duarte y su
yerno Pedro Elgoyen, casado con su hija María. La casa de Juan
– de azotea y
varias habitaciones- era una de las más valiosas de la zona
rural. Con más de
setenta años, María seguía encabezando su
explotación, en la que había cien
cuadras sembradas de maíz, posiblemente a cargo de su
arrendatario Antonio
Allo, un buen rodeo de vacas y una majada de ovejas.
El
dinamismo productivo
para esa época había quedado a cargo de su hijo y de su
yerno. Juan,
propietario y arrendatario, tenía sembradas 70 hectáreas
de trigo y 124 de maíz
y para ello contaba con uno de los mejores planteles de maquinarias del
cuartel
1º, formado por 7 arados, 4 maquinas de segar, 2 rastrillos, pero
lo que se
destacaba era la trilladora a vapor. Juan Elgoyen tenía 180
hectáreas de maíz y
contaba con 6 arados, 3 maquinas de segar y 2 rastrillos. La segunda
generación
de los Duarte formó parte de los productores que llevaron
adelante el desafío
que significó ampliar la superficie sembrada- principalmente de
maíz- a la par
que el mestizaje ovino y vacuno.
El
hermano de Francisco,
Domingo, también emigró a Argentina; de oficio
carpintero, se quedo en Buenos
Aires trabajando en la construcción para luego poner una fonda,
que sirvió de
umbral a muchos vascos recién arribados. La fonda le
permitió mantenerse muy
allegado a la comunidad vasca y como muestra todos sus hijos fueron
apadrinados
por vascos franceses y se casaron con jóvenes de ese mismo
origen. Sin embargo,
la segunda generación abandono Buenos Aires
y compartió con sus primos el rol central en la puesta en
producción de
las tierras nuevas: Bernardo, que se fue
desplazando paulatinamente desde Buenos Aires hacia el sur, se caso en
1º
nupcias con Vicenta Aguirre en Chascomús y luego con
María Ebarlin en Benito
Juárez donde se instalo como criador,[14]
Salvador se instaló en el cuartel 3º de Chivilcoy como agricultor,[15]
Juan hizo lo mismo en 9 de Julio[16] y
Catalina formó su familia
también
en Juárez.
De Basilicata a Chivilcoy
Pascual
Grisolía a principios del siglo XX. Fuente:
Archivo Literario Municipal de Chivilcoy |
Hemos elegido para el
otro estudio de caso a un representante de la
segunda oleada de inmigrantes: Pasqual Grisolía, oriundo de
Lagonegro,
Basilicata. Ubicada entre el mar Tirreno y los Apeninos, Lagonegro, con
poco
menos de 5000 habitantes en 1861, tuvo un marcado descenso de su
población
hasta 1911 cuando llego a 4100 habitantes por la inmigración.[17]
La
historiografía ha señalado que algunas regiones de
Salerno, Potenza y Cosenza
mostraron una migración precoz y compacta, sin embargo, las
regiones de
expulsión comprendieron un territorio bastante limitado: algunas
zonas
alrededor de Salerno, el valle D’Agri y Lagonegro. Tanto los
Grisolía como los
Falabella se remontaban a principios del siglo XVIII por lo menos, en
Lagonegro, y algunos de sus antecesores habían sido
clérigos e integrantes de
la iglesia católica de la región. A mediados del siglo
XIX, la ola
revolucionaria que sacudió Europa, también
repercutió en el reino de las Dos
Sicilias y en consecuencia en Lagonegro, los disturbios provocaron
temor e
hicieron que entre 1848 y 1855 varias familias se expatriaran
principalmente a
Argentina y dentro de esta, buscarín pueblos recién
fundados, pequeños y así
fue como llegaron a Chacabuco y Chivilcoy.
La familia
Grisolía, tenía una larga tradición en Lagonegro.
Pascual era
el primer hijo de Nicola, labrador, que se había casado con
Lucía Teresa
Falabella, hilandera, en 1834, un año antes de su nacimiento.
Luego la pareja
tuvo dos hijas más; María y Rosa María.
La muerte prematura de Nicola a los 35 años, hizo que
Pasqual se
encontrara huérfano a los 9 años, con dos hermanas
menores.
Pasqual, a mediados de
la década de 1860 emigró a Boston, pero ciertos
impedimentos de la sociedad de acogida, fundamentalmente
idiomáticos y la poca
cercanía de vínculos connacionales lo obligaron a
dirigirse al cono sur. A su
llegada a Buenos Aires entabló trato con Tomaso Devoto de la
firma Rocha,
Tomaso y Devoto, quien lo instó a aventurarse al interior de la
provincia para
expandir sus negocios[18]
como
acopiador de granos y materias primas.
En ese contexto,
Pascual se dirigió a Chivilcoy, que era un destino
atractivo por los motivos que mencionamos. [19]
Aquí entró en contacto con sectores de la comunidad
italiana septentrional
provenientes de la primera oleada, pero a la vez rápidamente
inició una nueva
cadena de “paisanos” de Basilicata que daría origen
a la migración intermedia
de italianos a Chivilcoy. Pronto sería promotor y
artífice de esferas tanto
asociativas como comerciales[20].
Siguiendo la
tradición familiar, volvió a Italia a buscar a su
prometida
María Filomena de Maio, con la que se casó en agosto de
1870[21]
en
Lagonegro. Su suegro era propietario y la familia política se
dedicaba al comercio
y tenía contactos y redes comerciales en la región de
Basilicata. Esta
experiencia le fue muy útil para conformar una amplia red social
y económica en
Chivilcoy. Pasqual emigró a Argentina y conformo su familia
cuando ya no le
quedaba ningún familiar en Italia, ya que su madre había
fallecido en
1870. Al año, ya de regreso en
Chivilcoy,
nació su primera hija, Lucía. Y, con una periodicidad
propia del antiguo
régimen, la pareja engendró a Luis en 1871, Juan en 1872,
Nicolás en 1875,
Felipe en 1877, Stela en 1880, Francisco en 1882 y Luis en 1885.
A su regreso
instaló un negocio de acopio de frutos del país y
envío de
frutas y verduras al mercado del Abasto, controlado por la firma Devoto
y
compañía, en la Avenida Villarino Nº 345 de
Chivilcoy. El negocio resultó muy
exitoso y le permitió rápidamente adquirir campos en los
cuarteles rurales N°2
y 3. Pronto su nombre apareció dentro de los círculos
comerciales y
empresariales locales y nacionales.[22]
Tanto el negocio como sus explotaciones rurales, funcionaban como eje
de una
red de sociabilidad e influencias que le permitieron crecer
económicamente,
pero a la vez integrar a los inmigrantes meridionales al ofrecerles
trabajo y estadía
a los recién llegados[23].
En una
coyuntura donde comenzó a hacer falta mucha mano de obra rural
debido al
aumento en la producción de cereales para el mercado
internacional, Pasqual
perfeccionó su cadena migratoria de campesinos de Basilicata.[24].Bajo
esta coyuntura Grisolía fue el centro de una cadena migratoria
micro regional
de Basilicata, que se fortaleció en el último lustro del
siglo XIX y primera
década del XX. La cadena que conformó con los migrantes
de Lagonero tuvo cierta
concentración espacial, principalmente se ubicó en el cuartel urbano 3º, en torno a su
negocio.
Con Pasqual emigró su cuñado, Nicolás De Maio y su
primo, José Schiaffino. Y a
partir de ellos la cadena comenzó a ganar fluidez.
La comisión
vecinal creada en 1896 para la construcción de la Iglesia
del Carmen en terrenos donados por Pasqual, frente a su negocio,
muestra el
funcionamiento de su actividad asociativa y civil. La nómina de
integrantes reproduce
la cadena de lagonegrinos. Entre ellos estaba su primo Francisco
Antonio
Falabella, comerciante, - que se caso
en Chivilcoy en
1881 con otra migrante lagonegrina, Magdalena
Archiprete;- el panadero Vicente
Calcagno, el zapatero
Francisco Falabella, el zapatero Juan Guida, el carpintero José
D’atri, el
cónsul Miguel Rizzi y su hijo, el abogado José Rizzi, el
fidelero José Lagrote,
Vicente Medici, el panadero Juan Lasala,
Antonio Fevola, Pedro Raele, entre otros.[25]
Elementos como la concentración de vecinos, la
construcción de una Iglesia en
terrenos donados por Pasqual[26] y la recreación de los
cultos y festejos de Basilicata, como fueron los de la Virgen del
Carmelo, que
derivarían ya en el siglo XX en la festividad oficial de la
patrona local: La
Virgen del Carmen, muestran el
funcionamiento de la cadena
lagonegrina.
Las inversiones en
tierras las inicio tan solo cinco años después de
llegar, cuando en 1884, en sociedad con Juan Voitano, adquirió
1500 hectáreas
en el 2° cuartel rural de Chivilcoy, que se
extendía hacia el oeste del partido. Al poco tiempo la
sociedad se
disolvió y el campo se dividió en partes iguales y a
Grisolía le tocaron 750
hectáreas [27].
En ese establecimiento,
conocido como “La Destilería”, funcionó
aproximadamente entre 1880 y 1890 una
destilería de aguardiente, en sociedad con la firma Devoto y
Cía. Para 1895, contaba con dos
chacras trabajadas
a mediería de 40 y 35 hectáreas, en las que
producía trigo y maíz[28].
Y, dos
construcciones de un solo piso, una tasada en 3000 $, con techo de
azotea, tres
habitaciones con ventanas y puertas, habitada por dos familias y otra de
techo de zinc, de una sola pieza y tasada en 500$[29].
Los cuarteles rurales 1º y 2º en los que estaban las
estancias de Pasqual,
concentraban las propiedades de los inmigrantes y se destacaban de los
otros
por concentrar las mejores edificaciones. De hecho, de las
quince propiedades censadas en esos cuarteles,
el 60% eran casas de azotea, con precios que rondaban los 1000$, mucho
más
elevados que los ranchos de los otros cuarteles, que apenas alcanzaban
los 300
$. Estos cuarteles habían participado del loteo de tierras
públicas de
extensiones de 160 hectáreas que facilitaron el acceso a la
tierra a medianos
productores, posiblemente por ello, el 80% de los propietarios fuera
inmigrante. En su otro campo, “La Filomena,” en el cuartel
1º, tenía 1200 vacas
mestizas y 121 bueyes para tareas agrícola.
Grisolía fue
sin duda una de los mayores beneficiados de la gran
expansión agrícola y ganadera que vivió la
región en la ultima década del siglo
XIX y en la primera del XX, años en los que amasó una
considerable fortuna. Por
un lado, cuatro mil cuadras dedicadas a la cría de ganado
mestizo en Chacabuco,
conocida como estancia “La Verde”;
por
el otro, el establecimiento del cuartel
2º de Chivilcoy conocido como “La Destilería”, y por ultimo, en el cuartel 1º, la estancia llamada “La Filomena”,
de la que
donó tierras para fundar una colonia que apellidaría
Villa Grisolía y la
estación de trenes del Ferrocarril Provincial (Estación
Achupallas).
Plano general del
pueblo Grisolía hecho por el agrimensor Luciano López en
Septiembre de 1909.
Fuente: Colección Privada de la Flia Grisolía.
Pasqual puede ser
considerado el prototipo del inmigrante exitoso de la
localidad. El derrotero por Estados Unidos de Norteamérica y la
llegada a
Argentina, con mas de treinta años y luego el retorno para
contraer matrimonio
en Italia retrasaron su instalación definitiva y su paternidad.
Comenzó a tener
hijos pasados los treinta y cinco años. Su hijo Nicolás,
trabajó con él y
heredó el comercio familiar como también la
administración de los campos. Mientras
que Felipe y Luis fueron a la universidad, el primero para estudiar
ingeniería
y la segunda abogacía.
Para 1895, con una
amplia trayectoria en los círculos civiles y
comerciales de Chivilcoy y con casi sesenta
años, Pasqual estaba en la plenitud de su proceso de
acumulación, que se
había caracterizado por la apropiación ágil de las
oportunidades que el
contexto le ofrecía. La tendencia a incorporar nuevas razas y
diversificar la producción
de sus estancias puede verse como muestra de ello. El mestizaje del
ganado
lanar ya estaba casi concluido y estaba comenzando con el del bovino en
la “La
Verde”, que fue su estancia
predilecta.
Casco
de la estancia “La Verde” hacia 1910 ubicada en las
inmediaciones
en Chacabuco. Grisolía adquiriría los terrenos en 1895.
Fuente: Obituario en
conmemoración del 25 de Mayo de 1810. Titulado: Partido de
Chivilcoy
En
1910, para celebrar el
centenario de la Revolución de Mayo, se editó un
obituario en Chivilcoy con sus
vecinos más prominentes y las estancias modelo, entre la que se
destacaba “La
Verde”. Ahí se la describía como una estancia
modelo, organizada de acuerdo a
las más modernas tendencias ganaderas y por eso tenía
amplios galpones
preparados para el bienestar de los 1500 vacunos Durham, 2000 ovejas
Rambouillet y 2000 Lincoln. Los toros dedicados a la
reproducción y el
mestizaje también eran de pura raza, provenientes de las mejores
cabañas.[30]
Pasqual
falleció en 1920 a los ochenta y cuatro años y el
traspaso generacional
lo hizo en vida, ya que en la primera década del siglo XX eran
sus hijos,
quienes administraban los negocios familiares. Nicolás se hizo
cargo de La
Verde, dedicada íntegramente a la cría e invernada de
hacienda vacuna, lanar y
yeguariza. Este campo ejemplar, tenía sus 4000 cuadras divididas
equitativamente en diecisiete potreros alambrados y alfalfados: “Una estancia modelo, bajo el punto de vista
que se examine, muy bien planteada y administrada con todo el tino que
da una
larga experiencia en la vida en el campo es, sin dudas alguna,
“La Verde” del
señor Grisolia[31]”.
Entre
encuentros y desencuentros
Como mencionamos, los
genealógicos permiten identificar las estrategias
de las familias seleccionadas, provenientes
de diferentes regiones y arribadas en distintos contextos, pero
que
confluyeron a un mismo destino: Chivilcoy. Este microcosmos nos
permitirá ver
sus lugares de encuentro e integración, pero también los
desencuentros, es
decir los comportamientos que tendían a reforzar el
vínculo con connacionales
en detrimento de la integración. Lo interesante es que, en
muchos casos, los
dos tipos de comportamientos fueron paralelos, confluyeron,[32]
lo que muestra la complejidad de las relaciones del contexto local.
En relación a
los vínculos con connacionales, uno de los factores más
notorios fue el carácter de líder étnico que
Pasqual Grisolia desarrollo a lo
largo de su vida. Al poco tiempo de llegar por primera vez fue uno de
los
fundadores de la Sociedad de Socorros Mutuos Italia, en 1867 y de la
Sociedad
de Socorros Mutuos Operaria Italiana un año después
(Rossi, 2017: 7),
institución que presidió casi ininterrumpidamente, hasta
1912.
Su faceta asociativa
se sustentó con sus actividades comerciales y los
vínculos que pudo forjar en esos años. La cadena de
inmigrantes de Basilicata y
principalmente de Lagonegro, que comenzó funcionar en la
década de 1880, mostró
la existencia de patrones comunes de trabajo y la recreación de
pautas
culturales, como fue el caso de la festividad de la virgen del Carmen
promovida
por él y sus allegados. Esta festividad surgió como un
intento de traer su
Italia a Chivilcoy y de fortalecer su identidad. Encabezó la
comisión de la
festividad durante muchos años y siempre estuvo secundado por
lagonegrinos.
Otra iniciativa que lo muestra como un destacado líder
étnico fue la creación
de la colonia “Villa Grisolía” pensada para arraigar
familias lagonegrinas. En
Pasqual, la actividad étnica asociativa se complementó
con la participación
civil y su crecimiento comercial. Su firma quedó impresa en las
numerosas
comisiones que se formaron en la segunda mitad del siglo XIX y primeras
décadas
del XX para dar vida a las instituciones civiles locales como los
clubes, el
hospital, el templo mayor, escuelas, biblioteca y sociedades
comerciales. La
conformación de su perfil público está ligada a su
actividad asociativa y/o
colaborativa en ciertos círculos de la elite local. No obstante,
no tuvo una
participación política local o nacional destacada. Hubo
que esperar hasta la
generación siguiente para encontrar miembros de esta familia en
la arena
política local y nacional. Ya en el siglo XX, su hijo, el Dr.
Luis Grisolía-
importante dirigente conservador- ejerció la
presidencia del Consejo Escolar y del
Concejo Deliberante de Chivilcoy; fue
senador bonaerense en 1918; fiscal de la
provincia de Buenos Aires en 1931 y diputado nacional entre 1932
y 1942.
La raigambre
local
que exigía la trama partidaria del partido conservador
hacía que la mayoría de
los legisladores nacionales fueran a la
vez presidentes de distrito o en su defecto, que lo fuera un familiar
cercano.[33]
En el
caso de los Grisolía, mientras Luis fue diputado nacional, su
hermano Nicolás,
quedo al frente del comité local lo que muestra el éxito
de la inserción local,
a la par de la existencia de estrategias de ascenso social de claro
carácter
familiar.
Por el lado de los
Duarte, María Echegoyen, viuda de Francisco Duarte no
ocupó un lugar relevante en el ámbito civil local. La
comunidad vasca no tuvo
hasta bien entrado el siglo XX sociedades mutuas propias y se
adscribió a la
española o francesa de acuerdo provenir del lado oriental u
occidental de los
Pirineos. Pero mientras que casi no hubo vascos franceses en las
comisiones de
la Sociedad Francesa de Socorros Mutuos creada en 1865, si hubo muchos
vascos
españoles en la Asociación Española de Socorros
Mutuos, fundada en 1870. Y, el
grupo de vascos españoles estuvo muy presente en los
demás espacios públicos,
comisiones e instituciones locales. En las familias seleccionadas, los
Duarte
en consonancia con los Grisolía, mostraron un accionar
político más destacado
en la 2º generación. Juan - padre de Evita- fue concejal
por el partido
conservador en 9 de Julio, entre 1905 y 1908, a partir de la amistad que trabó
con el caudillo
conservador Nicolás Robbio.
Cena en conmemoración del XX de septiembre en 1889 en la Sociedad de Socorros Mutuos Operaria Italiana.
Edificio
de la Sociedad de Socorros Mutuos Operaria
Italiana hacia 1910. Fuente: Archivo Histórico Municipal.
Las sociedades
comerciales o industriales con connacionales podrían
interpretarse como otro rasgo
para fortalecer vínculos dentro de la comunidad étnica en
detrimento de la
integración. Grisolía fue socio
inversionista y administrativo de la Destilería de Alcohol
establecida entre
mediados de la década de 1870 y principios de 1890 en el cuartel
rural N°2,
junto con la firma Devoto y Cia. que funcionó como una
extensión de una planta
que poseían en Campana. Este establecimiento contaba con una
extensión de 600
hectáreas y cesaría sus actividades a mediados de 1890
(Abriola, 1992: 94;
Astarita, 2001: 92). En el caso de los vascos, la fonda de Magdalena
Irriboronde, esposa de Domingo Duarte, en la calle
Cangallo de la Capital; así como la de los hermanos
Muñagorri, en Chivilcoy,
fueron un ámbito muy importante de acogida para los
recién llegados.
Establecimiento
de la Destilería perteneciente a la firma Devoto y Cia.
La foto data de 1895, fecha en la cual había cesado sus
actividades
productivas. Fuente: Archivo Literario Municipal de Chivilcoy
La formación de
los matrimonios ha sido ampliamente estudiada por la
historiografía dedicada a la inmigración para dar cuenta
de las actitudes
endogámicas o exogámicas de los grupos. En las
genealogías analizadas
encontramos situaciones paradójicas. El 23 de marzo de 1882,
Juan Duarte, de 24
años se caso con su prima hermana Adela Uhart Irribironde, de
22, hija de
Domingo, el hermano de su padre. Esta unión de claro
carácter endogámico se
acentúa porque algunas hermanas solteras de Adela fueron a vivir
a la casa de
los Duarte de Chivilcoy, reuniéndose las dos ramas que
habían emigrado. La
infidelidad de Juan al formar una familia paralela con Juana Ibarguren,
la
casera del campo que había arrendado en 1907 en Los Toldos,
unión de la que
nacería Eva Duarte de Perón, reafirma el carácter
endogámico de las uniones
entre miembros de la comunidad vasca.
Sin embargo, entre los
matrimonios de la segunda generación de los
Grisolía y de los Duarte no
quedan
vestigios de pautas endogámicas. Y,
eso
a pesar del carácter de líder étnico de Pasqual.
Su hijo Francisco José, de 28
años, se casó en 1909, en primeras nupcias con
María Duarte, de 26 y en
segundas con Adelina, ambas hijas de Francisco Duarte, práctica
conocida como
“sororato”.
Felipe
Luis se casó con Josefa
Bancora, de una reconocida familia dueña de un corralón
de construcción y Luis
se caso con Laurina Aramburu. Por parte de los Duarte, los hijos de
Juan
también abandonaron cualquier práctica endogámica
y se casaron con
descendientes de inmigrantes italianos; Catalina lo hizo con Anselmo
Castagnino, Magdalena con Francisco Gatto y Eloísa con Francisco
Rizzi. Las
uniones muestran el desplazamiento de los intereses familiares que
pasaron de
buscar consolidar alianzas dentro del grupo étnico a hacerlo
dentro de la
incipiente elite local. Esta, se había conformado a fines del
siglo XIX a
partir de algunas familias de larga tradición local, como los
Barrios, Bermejo,
Calderón, Villarino, Loveyra o Barrancos a los que se sumaron
algunas familias
vascas y otras de Italia septentrional
que habían logrado escalar socialmente.
Por ultimo, la
incorporación de pautas de consumo y gustos propios de la
sociedad receptora y posiblemente ajenos a la sociedad de origen es
otro factor
que debió favorecer la integración. Pasqual Grisolia al
final de su vida paso a
tener gustos y consumos propios de sectores de la oligarquía
argentina, como
por ejemplo, los caballos “pura sangre” que criaba en La
Verde. Declarado
amante de los caballos de raza, el pedrigree de sus mejores
caballos
quedó bien destacado en el opúsculo conmemorativo del
centenario; “Loub et”
nacida en 1905, provenía de la estancia Santa Clara de Tomas
Anchorena y el
potrillo Rincons Signal Shot procedía de la
cabaña de Tomas Bell, en
Villa Elisa.
Caballos
pertenecientes a la estancia “La Verde”. Fuente: Obituario
en conmemoración del
25 de Mayo de 1810. Titulado: Partido de Chivilcoy.
Toros
de la
estancia “La Verde”. Fuente: Obituario en
conmemoración del 25 de Mayo de 1810.
Titulado: Partido de Chivilcoy.
Consideraciones
finales
La convergencia de las
distintas oleadas migratorias que se fueron superponiendo
en los espacios pampeanos hicieron que las sociedades receptoras fueran
altamente complejas al incluir inmigrantes de variados orígenes
y perfiles y
población criolla, principalmente en el medio siglo en el que la
inmigración
aumentó de manera considerable. En
este
sentido, el análisis de los modos en que se fueron integrando
los distintos
grupos étnicos entre si y con la población nativa, en un
lugar acotado, efectúa
aportes al largo debate sobre la preeminencia de la teoría del
crisol de razas
o del pluralismo cultural.[34] El análisis “situado” de
las comunidades
receptoras pone de manifiesto que la prevalencia de actitudes de cierre
en
torno a la comunidad de origen o de apertura e integración se
fueron dando en
forma paralela.
En los análisis
genealógicos realizados sobre dos familias de importante
trayectoria local: los Duarte, inmigrantes vasco franceses, arribados
en la
década de 1850 y los Grisolia, de Basilicata, arribados en la
década de 1870,
se pueden observar algunas cuestiones relevantes. En primer lugar, el
fuerte
liderazgo étnico de Pasqual y a la par, la escasa
participación en los planos
políticos y civiles durante la primera generación
Grisolía. La integración a
las esferas políticas locales y nacionales
se dio en la segunda, luego de que ambas familias consolidaran
su base
patrimonial, cuando sus miembros ocuparon importantes cargos en las
filas del
partido conservador. En segundo lugar,
si comparamos las trayectorias de los dos inmigrantes, encontramos que,
si bien
muestran ciertas diferencias en lo laboral
e incluso en lo social, mantienen una similitud que es central:
la segunda
generación ya goza del capital amasado por los pioneros y
conforman la elite de
fines de siglo.
En tercer lugar,
prevalecen en las ambas, formas de contraer matrimonio
relativamente “excepcionales”; por un lado, el marcado
rasgo endogámico de la
unión de Juan Duarte con su prima hermana Adela Uhart (el
apellido se escribía
con las dos fonéticas), unión de la que nacieron ocho
hijos. Posteriormente
Juan se unió a Juana Ibarguren. Del
mismo modo, el “sororato” de Francisco José
Grisolía con María Duarte en 1º nupcias
en 1909 y con su hermana Adelina en 1916.[35]
Estas uniones ponen en evidencia las tensiones que se anidaban en el
seno de
estas familias y las dificultades para ingresar en el mercado nupcial
con
completa libertad para elegir compañeros/as. No obstante, la
endogamia se
manifestó más en los negocios que en las uniones
matrimoniales. En el caso de
Grisolía todos los que lo secundaron en su negocio fueron
lagonegrinos; ya fuera
su primo Schiaffino, su cuñado De Maio o incluso Carmen D’
Atri, su mano
derecha, tanto en el asociacionismo, como en una de sus explotaciones
pecuarias; la destilería con la firma Devoto y la
consignación de frutos del
país a ese acopio también fueron en la misma
dirección. En la segunda
generación, prefirieron contraer nupcias con miembros de la
elite local, en
lugar de mantener el patrón étnico. Dentro del espectro
de la elite que ellos
conformaron, hay otro punto de confluencia, y es la integración
que se llevó a
cabo entre los miembros de la segunda generación de migrantes:
Grisolía-Duarte;
Grisolía-Aramburu; Castagnino-Duarte y Elgoyen-Duarte.
Desconocemos si los
pioneros Pascual o Juan concurrieron o frecuentaron espacios de
sociabilidad
que les haya permitido intercambiar información o influencias,
pero las
generaciones que le siguieron tuvieron contactos que les permitieron
trazar
vínculos conyugales. Los límites en la integración
que indicamos para la 1º
generación a la hora de relacionarse conyugalmente, ya formaban
parte del
pasado en las primeras décadas del siglo XX y sus descendientes
se relacionaban
dentro del círculo de la elite local y compartían
consumos suntuarios con la
oligarquía. Una anécdota de público conocimiento a
nivel local permite ver el
grado de confluencia de los descendientes de estos pioneros migrantes.
El 11 de
enero de 1926 falleció Juan Duarte en un accidente
automovilístico en
Chivilcoy, dando lugar a uno de los episodios más
mediáticos de la historia
local: el ingreso al velatorio de Juana Ibarguren y sus hijos, entre
los que
estaba Evita. Supuestamente fue su yerno, Francisco José
Grisolía, el mediador que
hizo que los hijos de ambos matrimonios compartieran unos minutos del
velatorio. A los efectos de este trabajo, más allá del
clima ríspido del encuentro
que las crónicas locales recrean, interesa marcar la total
integración de ambas
familias, provenientes de diferentes oleadas inmigratorias.
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Recibido:
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Evaluado:
25/03/2022
Versión
Final: 18/04/2022
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(https://www.familysearch.org/ark:/61903/1:1:QLY6-M9F2 : 9 September
2021),
Bernardo Uhart and Maria Ebarlín, 03 May 1905; citing Marriage,
Nuestra Señora
del Carmen, Juárez, Benito Juárez, Buenos Aires,
Argentina, 03 May 1905,
parroquias Católicas (Catholic Church parishes), Buenos Aires
Province, FHL
microfilm 1,223,639
[15] Argentina,
censo nacional, 1895," database with images, FamilySearch
(https://familysearch.org/ark:/61903/1:1:MW7K-TXP : 19 February 2021),
Salvador
Ubarte, 1895; citing Chivilcoy, Cuartel 03 (Población rural),
Chivilcoy, Buenos
Aires, Argentina, district Chivilcoy, source piece , Archivos
Nacionales
(National Archives), Buenos Aires
[16] Argentina, censo nacional, 1895," database with images,
FamilySearch
(https://familysearch.org/ark:/61903/1:1:MW4Y-S6S : 19 February 2021),
Juan
Uhart D., 1895; citing Cuartel 03 (Población rural), Nueve de
Julio, Buenos
Aires, Argentina, district Nueve de Julio, source piece 1238, Archivos
Nacionales (National Archives), Buenos Aires.
[17] ISTAT-
Elaboración grafica a cargo de wikipedia
[18] Dentro de la
memoria oral familiar esta es la versión que subsistió a
lo largo del tiempo
sobre su llegada a la Argentina y particularmente a Chivilcoy. No
obstante,
podemos presumir su veracidad ya que en las décadas posteriores
Pascual
Grisolía tendría algunos intentos fallidos de establecer
industrias en
Chivilcoy, muchas de ellas, con el sello y capital de la firma Devoto.
[19] En 1866 el FCO
Ferro Carril Oeste Argentino, expandio su línea férrea de
Mercedes hasta
Chivilcoy, siendo esta punta de riel hasta mediados de la década
de 1870. Esta
condición trajo ventajas para la sociedad y productores locales.
[20] Grisolía es
mencionado como miembro fundador de la Sociedad de Socorros Mutuos
Operaria
Italiana en 1867. Además de su actividad asociativa, fue
colaborador directo de
Lazaretos sanitarios como de la corporación municipal.
[21]https://www.familysearch.org/es/wiki/Italia,_Potenza,_Lagonegro,_registro_civil_(tribunal)_(Registros_hist%C3%B3ricos_de_FamilySearch)
[22] AHCH, Registro de
extranjeros, año 1899.
[23] Según la
tradición oral local, además de comerciar frutas,
verduras y algunos bienes
para la producción agropecuaria también ofrecía
trabajo y estadía a los recién
llegados. Otra función era la compra y venta de pasajes a Italia
como también
el envío de dinero a la patria de origen (remesas). Astarita,
Gaspar J., (2001)
Italianos en Chivilcoy. (1860-1920) El barrio del Pito, Don Pascual
Grisolía.
GraFer: Chivilcoy.
[24] Cacopardo,
Maria Cristina., Moreno, Jose Luís., (2000),
Características regionales,
demográficas y ocupacionales de la inmigración italiana a
la Argentina
(1880-1930). En: Devoto, Fernando., Rosoli, Gianfausto., (eds.), 2°
ed. Buenos
Aires: Biblos
[25] Cedulas censales
del 2º Censo Nacional,
https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:S3HY-DTTV-4Y?i=295&cc=1410078&personaUrl=%2Fark%3A%2F61903%2F1%3A1%3
[26] Santucci, Mirta
G., (2014) La inmigración italiana y el surgimiento de un barrio
meridional en
Chivilcoy. Fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Chivilcoy:
Municipalidad de Chivilcoy
[27] Al analizar los
boletines del Censo Nacional de 1895, Grisolía solo figura en
algunos
casilleros, pero trabajando muy pocas hectáreas en
comparación a lo mencionado
antes. Lo más probable es que las haya arrendado.
[28] Segundo Censo
Nacional de la República Argentina. Boletín de
Agricultura del Partido de
Chvilcoy
[29] Segundo Censo
Nacional de la República Argentina. Boletín de
edificación del Partido de
Chivilcoy
[30] Los toros eran “Crown
Prince” de la cabaña “San Juan” de
Malbrán, y
“Count Lavender” nacido en Cabaña Chapadmalal de
Ezequiel Martinez de Hoz.
Ambos toros habian recibido premios los años anteriores.
[32] Santucci, Mirta G.,
(2014) La inmigración italiana y el surgimiento de
un barrio meridional en
Chivilcoy. Fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Chivilcoy:
Municipalidad de Chivilcoy
[33]Bejar, M. D.,
“El régimen fraudulento desde la dinámica
facciosa del conservadurismo
bonaerense.” Revista de Historia, Año
1, Nª 1, Mar del Plata, inicios de 2005.
[34] Marquiegui,
D. (1999). Del crisol de
razas al pluralismo cultural: el debate historiográfico como
herramienta
orientadora de las estrategias para la enseñanza de la historia.
Clio &
Asociados (4), 37-54. En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.10249/pr.10249.pdf.
[35] Libro de
casamientos de la Iglesia Nuestra Señora
del Rosario, Chivilcoy, pág. 280 y 1021.