Dossier Nº 36

 

 

 

 

“LAS GUERRAS LATINOAMERICANAS DEL SIGLO XIX DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO”

 

 

Las guerras del siglo XIX en América Latina han perdurado en la memoria colectiva de la región hasta el presente. Los conflictos armados no sólo han definido la historia y la política del continente, sino que también han operado en el ámbito simbólico, condicionando las concepciones de género con mayor eficacia que cualquier otra práctica o institución de las naciones recién fundadas. La guerra actuó como una fuerza conservadora que organizó la sociedad en estructuras binarias que determinaban que mientras los hombres luchaban en el frente de batalla, las mujeres debían permanecer silenciosas y pacíficas en el frente doméstico (Higonnet 1993). En lo que William Acree (2013) ha llamado la “economía simbólica de la guerra,” las mujeres participaron en las luchas militares de sus países realizando tareas como la cocina, la costura o la enfermería. Estas actividades contribuyeron a la guerra y, al mismo tiempo, reforzaron entre los nuevos ciudadanos las nociones sobre la naturaleza doméstica del “sexo débil.”

Los discursos heroicos y patrióticos sobre las mujeres y sus variados roles en la guerra usualmente han insistido en los atributos “innatos” del género como la entrega, la abnegación o la natural inclinación de la mujer por la paz (Elshtain 1987; Thebaud 2014; Yuval Davis 1997). Es decir, se ha considerado el cuerpo femenino como ajeno o víctima del espacio y las dinámicas de la guerra. Por otro lado, y en consonancia con los principios militares que animaron, en sus inicios, las ideas de ciudadanía en Latinoamérica, los conflictos bélicos del siglo XIX fueron abordados casi exclusivamente desde la perspectiva de las grandes hazañas militares. La escritura masculina de guerra ha privilegiado, asimismo, una observación abstracta o neutral de los archivos y documentos oficiales relacionados con las batallas y los triunfos individuales de los héroes (Smith 1998: 197; Roig 2016: 125). La presencia de mujeres en los ejércitos y las guerras bajo estas perspectivas masculinas ha permanecido, en consecuencia, como una especie de “trasfondo.”

Sin embargo, ese aislamiento u oposición de la mujer respecto del ámbito y el evento de la guerra nunca ha existido de manera radical. Dentro de la historia latinoamericana tenemos, durante la colonia, el caso de Catalina de Erauso, “La monja Alférez”, que escapó de un convento español en 1600 para viajar a Chile donde se unió al ejército y alcanzó el rango de teniente (Davies, Brewster y Owen 2006: 133). O Micaela Bastidas, quien ocupó el puesto de comandante en lugar de su esposo, Túpac Amaru, en el levantamiento de 1780. En las guerras por la independencia, mujeres de diversos orígenes sociales y étnicos también se hacen presentes con la emblemática participación militar de Juana Azurduy en la región del Alto Perú, quien lideró su propio grupo de mujeres-soldado llamadas “Las Amazonas”. Existieron además las rabonas dentro de los ejércitos de Perú, Bolivia y Ecuador (mujeres indígenas o mestizas que acompañaban a los soldados en las caravanas),[1] y las damas limeñas que participaron de la Orden del Sol, grupo formado en apoyo a las luchas independentistas del general San Martín (Davies, Brewster y Owen 2016: 141). En resumen, el análisis de la participación femenina en el ejército obliga a revisar las relaciones de género en torno a la distinción de la esfera pública y la privada, al mismo tiempo que sugiere que la guerra no puede explicarse completamente sin una consideración del rol de las mujeres dentro de ésta.

Pero, sobre todo, más allá de la enumeración de estos casos que se han destacado como excepcionales en la historia del continente, el militarismo y las guerras han afectado siempre y en primer lugar a las mujeres. En 1915, a poco de haber comenzado la Primera Guerra Mundial, lxs británicxs Mary Sargant Florence (1857-1954) y Charles Kay Ogden (1889-1957), ya señalaban la guerra y el militarismo como uno de los condicionantes principales de la vida de las mujeres en su ensayo Militarism vs. Feminism (1915). Lxs autores mencionan que la violencia en diferentes órdenes, desde el hogar a las naciones o las religiones y, sobre todo, la violencia entre el hombre y la mujer, impedía que “la voz de la mujer se escuche en los asuntos públicos” (mi traducción, 1915: 3). La guerra encerraba, en resumen, la idea de la mujer como propiedad y la perpetuación de las estructuras patriarcales de poder en todos los órdenes (económico, religioso, moral). Por este motivo, el feminismo pacifista de comienzos de siglo—como se sugiere también en el último ensayo aquí incluido—debía llamar a la emancipación a través del voto como vía y condición fundamental para el fin de las guerras.

El papel de las mujeres en las guerras latinoamericanas del siglo XIX revela, como también lo harán más tarde las guerras mundiales y otros conflictos locales en el continente, la diversidad de posturas y perspectivas adoptadas en torno a la guerra como condición o como condena de toda sociedad. Por un lado, su participación superó el confinamiento del hogar—lo que en inglés se conoce como homefront—no sólo porque ellas también tomaron las armas en los campos de batalla sino también porque muchas de ellas tomaron, además, la pluma para registrar su relación (directa o indirecta) con los conflictos bélicos en primera persona (singular y colectiva). Muchas mujeres del siglo XIX desafiaron las expectativas de género de la guerra en su escritura modificando los códigos de sociabilidad establecidos e intentaron revertir ese sistema de poder que representaba la guerra. También resignificaron binarismos patriarcales como las divisiones entre masculino y femenino o público y privado, y dieron novedosos usos políticos al ideal de la maternidad republicana. Otras, como también veremos en este número especial, abrazaron la idea de la guerra como estrategia de inclusión de las mujeres en la escritura y en la política y como demostración de patriotismo. Y muchas de ellas, finalmente, condenaron los efectos de la guerra en las sociedades latinoamericanas, coincidiendo con Florence y Ogden en que las poblaciones que peor tratan a su población femenina son aquellas afectadas por la guerra y el control militar (1915: 3). 

En cuanto a la producción académica sobre el tema, el creciente interés en una historia social de la guerra (Díaz Duhalde 2015; Martínez Pinzón y Uriarte 2016; Uriarte 2019; Uriarte y Segade 2022; Davies 2020) y la atención prestada en las últimas décadas a la construcción de una historia de las mujeres latinoamericanas (Barrancos 2007; Rosas Lauro 2019; Beatriz Guardia 2002, entre otros estudios). han impulsado una incipiente historia de la guerra con perspectiva de género que viene a cambiar y complicar nuestra comprensión tanto del concepto de guerra como de las relaciones de género (Thébaud 2014: 152). Los análisis ya no se limitan—o no deberían—a un relevamiento de la participación femenina en la guerra ni al enfoque en una experiencia bélica única entre mujeres. La historiografía feminista, por ejemplo, nos ha advertido que “la experiencia de la guerra no ha sido homogénea, ni unívoca [para las mujeres], y [ha significado] de distinto modo independencia, sufrimiento y agotamiento, según las naciones, los grupos de edad y las clases sociales” (Thébaud citado por Tavera 2016: 22). El feminismo ha modificado, por otra parte, las perspectivas o las preguntas sobre las que indagamos a la hora de abordar los roles de las mujeres en las guerras decimonónicas (Tavera 2016: 22).

Este número especial de la revista Páginas reflexiona sobre las múltiples conexiones de las mujeres y las guerras del siglo XIX, entre ellas las guerras de independencia, la Guerra del Pacífico, las guerras civiles, las disputas territoriales dentro del continente, entre otras. Los ensayos aquí incluidos atienden a estos conflictos y buscan integrar más sistemáticamente la dimensión del militarismo y la guerra en una historia cultural y política de las relaciones de género dentro de los Estados-nación y sus disputas durante el siglo XIX. E inversamente consideran, cada uno desde una perspectiva particular, que la política de género debe representar un componente vital para el estudio de los militarismos y guerras latinoamericanos de dicho periodo. Un aspecto interesante de esta colección de trabajos es el enfoque casi exclusivo en la producción narrativa de autoras latinoamericanas del siglo XIX y de comienzos del XX. Esta particularidad indica principalmente la necesidad de visibilizar no sólo la figura de la mujer en la guerra sino también la de las mujeres como autoras de narrativas de guerra que abrazan ciertos aspectos de la historiografía bélica tradicional al mismo tiempo en que, como se mencionó, expanden el espectro de la temática de guerra a una diversidad de escenarios y protagonistas que en ocasiones desafían el discurso lineal y hegemónico de los conflictos latinoamericanos en el siglo XIX.

El enfoque sobre las mujeres que escriben sobre otras mujeres en la guerra, por otra parte, pone en evidencia un aspecto interesante sobre las particularidades de la escritura histórico-bélica entre las escritoras del siglo XIX y comienzos del XX. En Gender and Warfare, Angela Smith sostiene que escribir sobre la guerra para una mujer implica indefectiblemente escribir sobre el género, sobre otras mujeres y sobre el acto de escribir siendo mujer (2017: 4). Mientras que la masculinidad del siglo XIX está vinculada incuestionablemente al rol de los hombres en la guerra—ser soldado es ser un hombre—para una mujer participar en o escribir sobre la guerra implica, en una medida u otra, romper con los códigos tradicionales de la feminidad (Smith 2017: 4). Así, el campo literario campo literario para muchas de las autoras analizadas en este número especial se vuelve también un campo de batalla, un lugar de disputas y reflexiones que la guerra desata desde lo más íntimo de sus vivencias y su conciencia de género.

Este número especial se compone de siete ensayos que son presentados de manera más o menos lineal cronológicamente, con la intención de trazar una línea histórica y un recorrido gradual que registre las diferentes intervenciones escritas y visuales sobre el rol de las mujeres en las guerras y poder vincular así cada una de ellas con su contexto particular. En el primer artículo, Mariquita Sánchez como corresponsal: los costos reproductivos de la guerra”, Yamile Ferreira adopta un enfoque novedoso para leer el diario que Sánchez escribe dirigiéndose al escritor argentino Esteban Echeverría. En sus notas personales sobre la guerra desde el exilio, Ferreira lee un a “forma de corresponsalía de guerra”, pre-moderna si se quiere, en la que la autora utiliza la retórica del secreto para informar a su destinatario sobre diferentes conflictos como el de Unitarios vs. Federales o la Guerra del Paraguay. Mariquita Sánchez es aquí además una “pacifista patriótica” en palabras de la autora ya que realiza una condena sobre la guerra en tanto costo reproductivo para la mujer. En “Escribir como se teje: Representaciones de la guerra en el teatro femenino de fin de siglo (Acosta de Samper, Freire de Jaimes y López de Aramburu)”, Mariana Libertad Suárez continúa la serie de análisis de escritoras del XIX acercándose a su producción teatral, un corpus relegado en los estudios decimonónicos y, más aún, sobre guerras. Con un enfoque crítico en la teoría de los afectos y las emociones, Suárez sostiene que la marginalidad del teatro en la producción letrada del XIX le permite a cada una de las escritoras estudiadas ofrecer valoraciones particulares sobre la guerra y el rol de las mujeres dentro de ella sin sentir la necesidad de dar cuenta al mundo público de la política por sus opiniones. La expresión de las emociones de los personajes, por otra parte, proponen nuevos sentidos de la guerra y la conformación de la ciudadanía.

Gabriel Cid Rodríguez es el autor del tercer estudio, ““Mujeres espartanas”: heroísmo femenino, nacionalismo y guerra en Chile (1879-1929)”.  Con un loable trabajo de archivo, el artículo indaga las representaciones textuales y visuales chilenas del accionar de las mujeres durante la llamada Guerra del Pacífico (1879-1883), disputa territorial y de recursos naturales entre Chile y la alianza entre Perú y Bolivia. Cid traza un proceso de heroificación femenina con varias etapas en la historia del país: durante la guerra muchas mujeres se salen del rol tradicionalmente asignado como pacificadoras para unirse al ejército en las armas; en el periodo de posguerra, su participación es reconocida y se amplía el panteón heroico de la guerra, primero entre la sociedad civil (letras y cultura visual) y luego en el plano oficial del Estado chileno; finalmente el nacionalismo de las primeras décadas del siglo XX concluyó con la “feminización del panteón heroico”, ofreciendo un discurso nacional basado en el triunfo de la guerra y en una retórica en la que hombres y mujeres contribuyen a forjar la nación desde el plano civil y militar. Luz Ainaí Morales-Pino vuelve a las mujeres escritoras en Memorias restaurativas, saberes subyugados y tensiones en las escrituras de guerra Mercedes Cabello de Carbonera, Clorinda Matto de Turner y Virginia Gil de Hermoso”. La autora también se concentra en el tema de la heroicidad y los sujetos alternativos que en la narrativa femenina logran ocupar el rol de héroe. Las nociones de masculinidad militar, revisadas desde la perspectiva de los afectos, son un punto clave en el ensayo para ofrecer una lectura diferenciadora de las guerras latinoamericanas. Como en el caso de Ferreira, Morales Pino también repara en el valor económico y reproductivo de la maternidad en tiempos de guerra. El ensayo de Richard Leonardo-Loayza, “De mestizos y guerras. In(ter)venciones políticas y sociales en Jorge o El hijo del pueblo (1892) de María Nieves y Bustamante” realiza un aporte interesante a la serie trayendo la mirada regional de María Nieves y Bustamente sobre los conflictos nacionales internos en el Perú. El estudio también hace referencia a los conflictos raciales que la autora inserta en su novela desde una perspectiva de género y, conjuntamente, el lugar de María Nieves y Bustamante entre las escritoras ilustradas decimonónicas.

Los últimos dos artículos nos acercan al contexto de entresiglos desde dos perspectivas divergentes. En primer lugar, Natalia Crespo en “Batallar en los bordes. Heroínas de guerra en cuentos de Ada Elflein” recupera los archivos de la obra de la escritora germano-argentina Ada Elflein y destaca una serie de cuentos centrados en la celebración del heroísmo femenino en las guerras de independencia. Con su obra de temática bélica, esta escritora de origen extranjero realiza el doble movimiento de visibilizar el aporte de mujeres y niñas, entre las que de manera interesante se destacan aquellas de origen africano, en las gestas nacionales a la vez que su narrativa patriótica le permite a ella misma insertarse en las letras argentinas como narradora y pedagoga. En segundo lugar, Paula Bruno cierra el número con “Embajadora de la paz: Ángela Oliveira Cézar, “diplomacia femenina”, confraternidad americana y pacifismo internacional en el pasaje del siglo XIX al XX”. A diferencia de Elflein, Oliveira Cézar se aleja de la retórica patriótica y nacionalista para ubicar la labor femenina alrededor de la guerra en relación con los movimientos internacionales por la paz. A partir del activismo pacifista de Oliveira Cézar, registrado y recopilado por Bruno en fuentes como la prensa, la correspondencia y otras documentaciones oficiales, se analizan las posibilidades y los límites de una mujer latinoamericana a la hora de intervenir en asuntos como la paz y la confraternidad americana, los que en el caso de Oliveira Cézar la llevó a fundar una asociación pacifista en América Latina y convertirse en candidata al Premio Nóbel de la Paz.

Esperamos que cada uno de estos estudios contribuya a la visibilización de un corpus narrativo y visual del siglo XIX que, aunque poco abordado hasta el momento como tal, se construye en torno a la guerra y a los roles de género y que, dentro de ellos, destaca la función de las mujeres en los diferentes contextos bélicos Latinoamérica. En cada caso, la guerra es mucho más que el recuento de batallas y la enumeración de sucesos y personajes históricos. Los materiales y lecturas aquí ofrecidas apuntan a la creación de una historia cultural y de género de las guerras del siglo XIX en América Latina. Las miradas sin embargo no son unívocas y las lecturas siguen dejando abierta la pregunta por el rol de las mujeres: si son agentes del militarismo tomando las armas en expresión de su patriotismo, víctimas de la violencia, o garantes de la paz. Este es un debate que como en 1915 lo plantearon Florence y Ogden sigue vigente en el marco de nuevas olas feministas y también nuevas guerras que rediseñan el mapa de la política global y nos obligan a repensar el rol de las relaciones de género dentro de estos escenarios. Volver a la literatura y la cultura del siglo XIX para repensar el modo en el que fueron narradas las guerras de la época y revisar las voces que construyeron su historia y sus relatos puede ser un buen comienzo.

 

 

Vanesa Miseres

University of Notre Dame (Estados Unidos)

Vanesa.A.Miseres.1@nd.edu

 

 

 

Bibliografía

 

Acree, W. G. Jr. (2013). “Divisas and Deberes: Women and the Symbolic Economy of War Rhetoric in the Río De La Plata, 1810–1910.” Journal of Latin American Cultural Studies (22.2), 213-237.

 

Barrancos, D. (2007). Mujeres en la sociedad argentina. Una historia de cinco siglos. Buenos Aires, Sudamericana.

 

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Martínez-Pinzón, F. y J. Uriarte (2016). Entre el humo y la niebla: guerra y cultura en América Latina. Pittsburgh: IILI.

 

Ogden, C.K. y Mary Sargant Florence. Militarism versus Feminism. Londres: Allen & Unwin, 1915. Recuperado de: https://digital.library.upenn.edu/women/florence/feminism/feminism.html

 

Roig, S. (2016). Aurora Bertrana. Innovación literaria y subversión de género. Woodbridge: Támesis.

 

Rosas Lauro, C. (2019). Género y mujeres en la historia del Perú: del hogar al espacio público. Lima: Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú.

Smith, A. (2017). Gender and warfare in the twentieth century: textual representations. Manchester: Manchester University Press.

Smith, B. (1998). The Gender of History: Men, Women, and Historical Practice. Cambridge: Harvard University Press.

Tavera, A. (2016). “Las mujeres y las guerras»: aspectos de una temática heterogénea”. Journal of Feminist, Gender and Women Studies (3): 21-29.

 

Thébaud, F. (2014). “Understanding Twentieth-Century Wars Through Women and Gender: Forty Years of Historiography”. Clio Women, Gender, History (39): 152-178.

 

Uriarte, J. (2019). The Desertmakers: Travel, War, and the State in Latin America. Milton: Routledge.

Uriarte, J. y Lara Segade, eds. (2022). La guerra y sus relatos: conflicto, modernización y producción cultural en América Latina. Número especial de la revista A Contracorriente (19.2). Recuperado de: https://acontracorriente.chass.ncsu.edu/index.php/acontracorriente/article/view/2218

Yuval-Davis, N. (1997). Género y nación. Lima: Flora Tristán.

 

 



[1] He abordado la función de las rabonas dentro del ejército en mi artículo “On a Republic in Ruins: Flora Tristan's Peregrinations of a Pariah and the Role of the Rabonas in Nineteenth-Century Peru”.