Reseñas
bibliográficas
MOREA, A. (2020). El
ejército de la
Revolución. Una historia del Ejército Auxiliar del
Perú durante las guerras de
independencia. Prohistoria: Rosario, 226 páginas.
El 29 de mayo de
1810 la Junta de gobierno autónoma, conformada en
Buenos Aires ante la crisis de la monarquía española,
tomó la decisión de reformar los batallones milicianos
existentes en la ciudad con la
intención de transformarlos en un ejército propiamente de
línea capaz de ser
movilizado más allá de los límites del epicentro
revolucionario porteño. Esta
nueva fuerza sería concebida como el brazo militar que
afirmaría la autoridad
de aquella Junta en el territorio del Virreinato del Río de la
Plata.
En El
ejército de la Revolución,
Alejandro Morea centra su estudio,precisamente, en el
Ejército Auxiliar
del Perú, que nos es presentado como la fuerza militar que
más se identificó
con el desarrollo mismo de la revolución. En sintonía
con recientes líneas historiográficas de
la historia social junto con las miradas renovadas de la historia
política, este libro se enmarca dentro
de un análisis de la sociedad en guerra, que considera al fenómeno
bélico como parte
estructurante y fundamental del proceso revolucionario rioplatense. En este sentido, la
obra
analiza al Ejército Auxiliar en relación
con la política revolucionaria y la politización misma de
quienes lo
integraron,
junto con el
cambiante rol y peso específico de esta fuerza en las diversas
coyunturas del
proceso revolucionario. El
abordaje propuesto por el autor continúa el formato tradicional
en función de
las campañas militares al Alto Perú, pero proponiendo dar cuenta
también de la
interrelación de la guerra con el proceso político de la
revolución misma. De
esta manera, Morea nos acerca un recorrido
pormenorizado de la historia de este ejército a través de
cuatro capítulos.
En el primero de
ellos, El
optimismo de la voluntad. El Ejército Auxiliar y la
revolución hasta el
desastre de Huaqui, el autor
examina la organización interna de esta unidad, su
composición, objetivos y
características,
como así también su primera expedición. Se destaca que en los
primeros momentos de la
revolución, los objetivos de esta fuerza estaban lejos de ser
claros ya que, en
palabras del autor, resultaba más sencillo definir contra
quiénes combatía esta
fuerza que en nombre de qué lo hacía. Fue durante el
mismo desarrollo del
proceso revolucionario que ciertas ideas fueron imponiéndose
sobre otras y los
objetivos fueron definiéndose más claramente
recién hacia 1816, con la reunión
del Congreso en Tucumán y la afirmación del proyecto
independentista. En estas primeras páginas se analizan, asimismo, las tensiones
políticas que embargaban a la
dirigencia revolucionaria junto con las dificultades de esta fuerza
relativas a
su inexperiencia militar, su
dificultosa
instrucción y la falta de cuadros con saberes profesionales.
En el segundo
capítulo, Una nueva
esperanza. Del éxodo jujeño a un nuevo avance sobre el
Alto Perú, 1812-1814,
se aborda
la
reorganización de este ejército
tras la derrota en Huaqui y la segunda
expedición al
Alto Perú en el marco de un nuevo escenario
político. Huaqui había puesto en jaque
las expectativas revolucionarias en un panorama que había
cambiado, tanto en la
política interna de la dirigencia revolucionaria con la
reducción del elenco
dirigente en los Triunviratos, como en el escenario bélico
más general. En esta
coyuntura se había sumado
un
segundo frente que preocupaba a la dirigencia porteña: la Banda Oriental
y el litoral,
por la presencia de
partidarios del Consejo de Regencia y las Cortes de Cádiz,
además de su
ubicación estratégica. Respecto del
Ejército Auxiliar, también se
exploran los cambios en su comandancia con el breve paso de
Juan Martín de
Pueyrredón y la posterior designación
del general Manuel Belgrano, quien
emprendería una renovación
general de esta
fuerza y,
en especial, una reorganización del cuerpo
de oficiales.
Éste último se había
caracterizado por su difícil conducción debido a sus
recurrentes
peticiones, desobediencias y su politización.
El tercer
capítulo del libro, el
Ejército Auxiliar del Perú ante la crisis del proceso
revolucionario. Entre el
motín del Jujuy y la caída de Alvear, se examina lo
acontecido entre 1814 y
1816, período en
el que el panorama se complejiza por el
enfrentamiento del gobierno con José
Gervasio Artigas y su proyecto alternativo de los Pueblos Libres, y por
el
retorno de Fernando VII al trono español, la caída del
gobierno de Alvear y la
convocatoria a un nuevo Congreso en Tucumán. En
este contexto, el Ejército Auxiliar incorpora en su mando al general José
de San Martín,
quien emprendió una nueva reestructuración de la fuerza
junto con iniciativas
para mejorar su instrucción y desempeño bélico. El breve paso de San
Martín es seguido de la designación como jefe de José
Rondeau,
quien inauguró un particular período para esta
unidad que no estuvo exento de conflictividad interna. En este
capítulo, a la
par de los preparativos y hechos de la tercera expedición al
Alto Perú, Morea indaga
en las tensiones internas de este ejército, que afloraron por
ejemplo en la
resistencia de un grupo de oficiales ante el reemplazo de
Rondeau por Carlos María de Alvear,
sin pasar por alto las desavenencias entre aquel comandante con
Martín Miguel
de Güemes.
Ya en el cuarto
capítulo,
Triste, solitario y final, se analiza la
actuación del Ejército Auxiliar con el arribo de Juan
Martín de Pueyrredón como
Director Supremo tras el Congreso de Tucumán y el cambio de
estrategia militar.
El autor aborda entonces el
cambio que representó para el
Ejército Auxiliar la adopción
del plan
trazado por San Martín, que consistía en optar por una
estrategia defensiva en
el Alto Perú y, con un nuevo ejército organizado para tal fin, cruzar la cordillera de los Andes para enfrentar a los
realistas
de Chile y avanzar por mar hacia Perú. Asimismo, se examina también la
intervención que comenzó a tener este Ejército en los asuntos internos de las Provincias Unidas para la
consolidación de la
autoridad central. Es que hacia 1816
se atravesaba un contexto de inestabilidad política, signado por la discusión
sobre la futura
organización del Estado
y si debía
concebirse una
soberanía plural o unitaria.
Por otra parte, con el regreso de la conducción de Manuel Belgrano al frente del
Ejército Auxiliar, las autoridades
buscaban
recobrar el control pleno sobre esta fuerza para dar fin a la
“conducción de
los coroneles”. Morea examina las prerrogativas
y
atribuciones que Belgrano recibió para tal fin, y que
respaldaron su
intervención en los conflictos políticos que se
desarrollaron en las provincias
de Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, La Rioja y
Catamarca.
Las últimas
páginas se
centran en la paulatina desintegración
del proceso iniciado en 1810 y se nos presenta
también el resurgir de nuevas
tensiones con el motín de Arequito y la resistencia de los integrantes del Ejército
Auxiliar a
participar en
el enfrentamiento con las fuerzas de la Liga de los Pueblos Libres.
En suma, este libro aporta
un
detallado estudio de este particular
ejército
no sólo
respecto de su actuación propiamente militar, sino también
respecto de su indisociable vinculación
con la
revolución que le había dado origen, teniendo en cuenta
sus
diferentes momentos y las pujas políticas que la atravesaron.
Eugenia Rossi
Universidad Nacional de General Sarmiento (Argentina)
rossieu46@gmail.com