Educación física, nacionalismo y eugenesia: el club de gimnasia científica, Chile (1924-1929)

Physical education, nationalism and eugenics. The Club de Gimnasia Científica, Chile (1924-1929)

Alex Ovalle Letelier

Universidad de La Serena (Chile)    

aovalle@userena.cl

https://orcid.org/0000-0001-6984-4437

Daniel Briones Molina

Centro de Estudios Históricos,

Universidad Bernardo O’Higgins (Chile)    

daniel.briones@ug.uchile.cl

https://orcid.org/0000-0003-4711-9351

Resumen

El trabajo analiza el discurso promovido por los miembros organizadores del Club de Gimnasia Científica entre 1924 y 1929. Para ello se consideran sus estatutos, y documentos conmemorativos de circulación interna, folletos y manuales. La investigación se inserta en un contexto caracterizado por el asociacionismo deportivo y la discusión a nivel nacional sobre las prácticas físicas en los ámbitos educativos, sumado a un contexto de apertura del liberalismo político a principios del siglo XX. Se destaca una la visión integradora conformada por conceptos relativos al nacionalismo, la eugenesia, e ideales de belleza corporal influidos por la cultura occidental.

Palabras Clave

Club de Gimnasia Científica; educación física; nacionalismo; eugenesia; siglo XX.

Abstract

The work is aimed at analyzing the ideas promoted by the organizational members of the Club de Gimnasia Científica between 1924 and 1929. For this, documents such as their bylaw, internal circulation commemorative documents, brochures and manuals were checked. The investigation is contextualized in a setting characterized by the sports associations and the national discussion about physical practices in educational field, together with a context of an opening political liberalism in the early Twentieth century. Additionally, the investigative team highlights its unifying vision shaped by concepts related to nationalism, eugenics and corporal beauty standards influenced by the western culture.

Keywords: Club Gimnasia Científica; physical education; nationalism; eugenics; twentieth century.

Introducción

En los depósitos de la Biblioteca Nacional de Chile, se conserva una diversidad de folletos referidos a clubes deportivos que funcionaron desde 1890 hasta 1930. En ellos se observa la expansión de prácticas físicas, en un proceso de “deportivización” (Quitián 2014) que tomó fuerza gracias al intenso debate sobre la cultura física acaecido en el ámbito académico y su inserción en el sistema de Instrucción Pública (Durán 2014 y 2017). La masificación del deporte en la sociedad civil sintonizó con los afanes modernizadores vinculados a la creación del Instituto de Educación Física de la Universidad de Chile que, desde 1906, se dio a la tarea de formar maestros capacitados, en instruir destrezas corporales, en consolidar los estudios sobre la fisiología humana y la comprensión del cuerpo como una materia prima susceptible de ser modificada, en aras del progreso nacional. 

La eugenesia, incluida en la Educación Física se sustentó en concepciones biotipológicas y estéticas, que incluían elementos medibles y estandarizados para discernir entre lo correcto y lo defectuoso en los seres humanos. Fueron preceptos, en su mayoría, derivados de la teorías darwinistas y lamarckianas cuya aplicación los convirtió en una fuente legitimadora del poder político-social (Palma 2012). Es así como surgieron estereotipos de cuerpos saludables, bellos y aptos (Stepan 1991) componentes de “una sociedad imaginada y como expresión ejemplar de una acción generalizable” (Miranda 2007; Caldeiro 2018). La representación corporal aspiró a la modificación de conductas sociales colectivas y por ello se facultó a la actividad física como el soporte capaz de aplicar fundamentos de eugenesia positiva. 

Los facultativos y círculos intelectuales allegados a los nuevos maestros de la ejercitación, advirtieron que la deficiente condición genética de la sociedad, podía modificarse a través del cumplimiento estricto de programas y acciones concretas, circunscritas al cuidado y a la actividad corporal. Por cuanto, se trazó una política de control social como parte de la construcción cultural del Estado nacional, que a su vez incluía, como una condición sine qua non el reconocimiento colectivo, de un proyecto cuyo sustento ideológico, era compartido por diversas asociaciones de la sociedad civil.  A la postre, las ideas eugenésicas y nacionalistas circularon en diversas esferas como un “flujo transversal” donde los clubes deportivos se adecuaron a la tarea de, reproducir ciudadanos aptos y aportar con el mejoramiento racial (Ovalle 2021; Scharagrovsky 2001 y 2014).

En concomitancia a lo planteado, hubo políticas públicas que se orientaron hacia la profilaxis y a la expansión de la salubridad pública (Molina 2010). El higienismo de principios del siglo XX, consideró dentro de su campo de acción a la ejercitación como un medio para la rehabilitación de aquellos sujetos imperfectos, carentes en su constitución somática y psicológica. Es allí donde surgió la palabra “regeneración”, para denominar aquello que si bien, ya había crecido en lo racial con la mácula de la incompetencia, podía ser conducida nuevamente, hacia la optimización de los hábitos requeridos por el modelo económico capitalista.

El ideario liberal, por su parte (Vicuña 2010; Cavieres 2016) cuya matriz de progreso y modernización, se planteó acompañado de un vector hacia lo racional, desde la creencia irrestricta en el valor de la ciencia y sus explicaciones (Appelbaum 2003; Sánchez y Riobó 2020), incluyó los preceptos nacionalistas que se habían consolidado en el periodo finisecular y apeló a las diversas expresiones de la identidad social, validada a su vez, en espacios de participación colectiva (Craig 2007; 19). En ello contribuyeron procesos históricos tales como el triunfo en la Guerra del Pacífico, la invasión de la Araucanía y los litigios limítrofes con Argentina (González 2014; Pinto 2015).

El avance material que tuvo su punto culmine durante el Centenario de la República (1910), propició círculos de sociabilidad pavimentados por el “liberalismo democrático” (Ovalle 2021). El despliegue de la cultura obrera ilustrada y su acercamiento al estilo de vida burgués, utilizó los espacios de organización e incluyó los valores nacionales y patrióticos, en un conjunto de diatribas que se acomodaron y validaron transversalmente en los diferentes, opuestos y yuxtapuestos, postulados políticos que se podían encontrar en la sociedad chilena de principios de siglo XX (Devés 1991; Cavieres 2001).

Ante todo lo planteado, se propone el análisis de la fundación y primeros años de existencia del Club de Gimnasia Científica entre los años 1924 y 1929, organización fundada por los primeros académicos y estudiantes de Educación Física en Chile. Metodológicamente se consideran como fuentes los Estatutos del club, una publicación conmemorativa a los dos años de su fundación en 1926 (Ovalle y Briones 2022) y la publicación del Proyecto de Reglamento de Linao en 1929. Se formula, la existencia de elementos discursivos (Van Dijk 2007; Orlandi 2012),  referidos al cuerpo y a la regeneración de la raza congruentes con la diseminación de los postulados derivados del “darwinismo social” y la teoría lamarckiana, en una época que consideraba la progenie nacional,  como una mixtura entre herencias biológicas prehispánicas y europeas, posibles de ser acondicionadas y vinculadas a un propósito político (Durán, 2014; Caldeiro 2018; Lisbona 2020; Moro 2013).

Este fenómeno, que tuvo diversas manifestaciones en América Latina (Quitian 2014; Dogliotti 2013; Martínez, 2017 y 2011; Ovalle 2017 y 2015; Ovalle y Briones 2013) se ajusta  al caso chileno en la singular influencia que tuvieron los pedagogos y su rol en la transferencia de conocimientos relativos a la gimnasia sueca. Se pone atención a las ideas que utilizaron y asumieron sus miembros más influyentes, con la finalidad de garantizar la formación corporal en un contexto de diálogo sobre la función que debía cumplir la ejercitación, pero también, visibilizar los diversos énfasis en cuanto al fomento de ideales ciudadanos, patriotas e idoneidad corporal de sus socios.

El Club de Gimnasia Científica

El Club de Gimnasia Científica fue fundado el 6 de julio de 1924, bajo dirección y administración electas por estudiantes del Instituto Superior de Educación Física,

tanto en las ramas femeninas como masculinas. Su primer presidente fue Guillermo Martínez y entre sus afiliados fundadores, Víctor Seguel, quien estuvo a cargo de elaborar los primeros estatutos para su inscripción en el Ministerio de Justicia y obtener la personalidad jurídica. Hacia 1926, ya contaba con 104 matriculados y 3 cursos regulares.[1]

Una de sus inspiraciones principales fue el aporte de Joaquín Cabezas (Martínez 2017; 48 y ss) quien, tras un viaje de perfeccionamiento en Europa asimiló los postulados del célebre académico sueco Pedro Enrique Ling (1776-1839), un profesor de esgrima de la Universidad de Lund, que había desarrollado un sistema de enseñanza para los niños y jóvenes de su país. Como sostuviera Ruth Kock, visitadora en Educación Física del Instituto Real de Estocolmo, el profesor Ling consideraba a la juventud como un material perfectible, estudió sus movimientos detenidamente para formar las bases de un sistema que aspiraba a elevar a la gimnasia al nivel de las ciencias naturales. Buscaba establecer una disciplina con ejercicios basados en las leyes y estándares objetivos que condicionan la complexión humana. 

Ling sostenía que la función de la gimnasia científica era “… producir ejercicios, los cuales, según las diversas necesidades individuales, correspondían a las leyes mecánicas, anatómicas y fisiológicas que rigen nuestro organismo”.[2] Es evidente que tales designios estaban inspirados en el pensamiento racional, estrictamente ligado a la herencia de las ideas ilustradas, propias del liberalismo decimonónico, (Aghulon 2008). Pero también, entroncaban con aspectos medulares de la eugenesia lamarckiana en boga tanto en la Europa septentrional como en la mediterránea (Sánchez, 2010; Durán 2017; Sánchez y Riobó 2020).

Sus miembros originarios formaron parte activa de las demandas hacia la autoridad, conducentes a “favorecer la evolución de la educación física a un carácter científico” (Martínez 2017, Matsuo 2014). En 1923, Cabezas, Martínez y Kock se desempeñaron como integrantes de la Comisión Nacional de Educación Física que, poco antes fue nombrada por el Ministro de Instrucción Pública del Presidente Arturo Alessandri Palma (1920-1924), labor que les habría permitido ser parte de un cuerpo colegiado, encargado de crear los marcos regulatorios a nivel nacional y establecer los lineamientos entre educación y deporte.

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Imagen 1. Directorio del Club Gimnasia Científica, (El Club de Gimnasia Científica, 1926)

Se destaca el carácter “gratuito” para profesores y alumnos del Instituto Superior de Educación Física desde el año 1923, con un afán de expandirse al resto del estudiantado en aras de “proporcionarle los medios para la práctica de los ejercicios físicos”, pero también para “hacer de ella un hábito realmente saludable y útil”. [3] Desde sus inicios y primeros años de funcionamiento, el club se fijó propósitos muy claros y específicos, tal como lo manifestó el profesor Cabezas en base a tres importantes principios. 

“1. ° Hacer que la práctica de los juegos atléticos y deportivos se base en el entrenamiento físico que procura la gimnasia metódica y racional de Ling, contribuyendo de esta manera a evitar los graves e inconvenientes y peligros a lo (sic) que están expuestos los atletas y deportistas de nuestros días que carecen de orientación en la materia. 2.° Los cursos nocturnos, a más del beneficio directo que reportan al organismo en el orden físico, apartan a la juventud de la cantina, prostíbulos y demás vicios tentadores que aniquilan y matan paulatinamente a nuestra raza. 3.° La importancia que emana de la propaganda y vulgarización de la gimnasia sueca, que descansa en principios universales de anatomía, Fisiología e Higiene”.[4]

La actividad deportiva, medida y cuantificada, científica e inspirada en la obra de Ling, por un lado, se sostuvo como la base del Club, pero por otro, el promover la formación correcta de ciudadanos en relación a comprender en el ejercicio un: 

“Laboratorio en que se ha ofrecido la salud, se ha templado el carácter y se ha moldeado la belleza, gratuitamente, a la juventud que sueña y trata de perfeccionarse...

El Club de Gimnasia Científica, obedeciendo a los principios que forman su amplia esfera de acción, se ha preocupado también de ofrecer a sus socios activos conferencias gráficas de cultura física y excursiones pedestres, como forma de aprovechar los conocimientos adquiridos durante sus clases”.[5]

La reciente institución, permitía a sus miembros hacer uso de los baños de natación y duchas en el local de la calle Morandé 750, en el centro de Santiago, lo que da cuenta que, en sus recintos, además de fomentar el culto al cuerpo, fueron entendidos como espacios de sociabilidad (Elsey 2007; Rinke 2002). Los socios “además de participar en los paseos o excursiones. Estaban obligados a participar de las presentaciones o revistas de aniversario y de clausura anual”.[6]

En términos discursivos, la documentación referida, apela de manera iterativa, ideas de corte patriótico-nacionalista enlazadas con aspectos raciales y las virtudes de la práctica física. El himno del club pone de manifiesto en su segunda y quinta estrofa: “Como el sano optimismo se abraza/ nuestra ardiente, sin par juventud/ Defender el vigor de la raza/ Sea nuestra más firme virtud” (...) “La visión de la patria nos guía /Con su hermoso fulgor tutelar:/ Cada vez con mayor energía/ Por su gloria debemos luchar”.[7]

Así también en el Proyecto de Reglamentación del Linao (1929) Joaquín Cabezas, comparaba a la gimnasia con los deportes comerciales de la época. Con algo de urgencia sugería:

“Olvidan que la finalidad primera no es el soldado ni el récord, sino la superación del individuo en sus aspectos físico, intelectual, moral.  Olvidan que la educación física, guardando siempre el equilibrio del cuerpo y del espíritu, va buscando el advenimiento, en todos los pueblos, de una raza mejor que la de hoy; la llegada a la tierra de hombres más sanos, más fuertes, más buenos que nosotros”.[8]

El documento prosigue en la misma línea y dota de un fin teleológico al proceso modelador del físico y el intelecto, en tanto formador de la cultura por medio de la práctica para un futuro mejor:

“Y puede que, en realidad, la mayor significación de la época actual, aparte de la dominación de la naturaleza con las maravillas de la técnica, sea ésta: el mejoramiento, la ascensión en el sentido biológico, la renovación de las razas que crearán las culturas del porvenir…

…Y entonces nuestro camino está trazado.  La educación física, en primer término, lo señala Mejoremos el material humano. Remozémoslo.   Aprovechaos en ello las adquisiciones de la ciencia con que continuamente se enriquecen la educación, la higiene y la eugenesia.  Superemos al hombre mirando con preferencia a ese arcano en donde nace y se forma: la madre, en cuya fortaleza descansa el porvenir racial”.[9]

Así se argumentaba en la documentación correspondiente al segundo aniversario que:

“El Club de Gimnasia Científica nacido y acariciado por los ardientes rayos de un sol de esperanza, de amor y de progreso, ha albergado en su generoso seno la llama el ideal de servir noblemente (...) pero ante el peligro que se nos tache de egoístas y convencidos del bien que haremos, ofrecemos este fruto que tiene el fin patriótico y bello de educar”.[10]

En suma, se refuerza la consideración planteada al inicio al respecto del derrotero “regenerativo” asociado a la cultura física, que traía consigo la palabra eugenesia en un corpus discursivo que apuntó al progreso nacional desde una perspectiva biológica. Como veremos en el siguiente apartado, tales consignas de aptitud corporal y moral, eran posibles de ser apreciadas a partir de criterios estéticos y por ello se ha de atender al contenido semántico ofrecido por los fundadores del club, que complementan lo declarado hasta ahora. 

“Defender el vigor de la raza, sea nuestra más firme virtud”: El fomento al nacionalismo y la belleza corporal en los miembros del club.

Según el profesor Oscar García,  la metodología  debía: “…trabajar cada una de las partes del cuerpo, teniendo en vista no solamente en el crecimiento local de las fuerzas musculares, sino también y sobre todo, el desarrollo racional”.[11] Junto con enseñar la manera de realizar los ejercicios, agregaba con precaución: “...en los tiempos presentes parece desencadenarse sobre nuestra juventud y desgraciadamente también sobre muchas autoridades, el convencimiento de que los juegos atléticos y el deporte deben reemplazar nuestra educación corporal”.[12]

Joaquín Cabezas quien, argüía que la actividad física ayudaba al individuo a “templar el carácter, moldear la belleza y perfeccionarse”.[13] En su perorata de 1926, expone que la gimnasia científica “es la que nos permite esperar para el futuro el mejoramiento de nuestras desmedradas condiciones físicas, en esta época presente en que la vida moderna áspera y ruda exige caracteres fuertes, de resoluciones rápidas y de acciones inmediatas”. En la misma intervención continúa: “Nosotros debemos procurar que bien comprendida y mejor aplicada ella dé fuerza y salud a nuestro pueblo, en una voluntad nacional reflexionada y siempre sostenida, sin la cual ninguna obra humana podría subsistir”.[14]

Foto en blanco y negro de una persona sentado en una silla

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Imagen 2: Joaquín Cabezas. Director del Instituto de Educación Física (Los Sports, N° 21, 3 de agosto de 1923).

Por su parte, el Dr. Luis Bisquertt compartía la misma motivación. Famoso representante del evolucionismo darwiniano y de las nociones eugénicas, (Villarroel y Riobó 2019), argumentaba el rescate y valoración anatómica, consecuente con la masificación deportiva experimentada en Chile durante este periodo.  En el artículo publicado para el segundo aniversario del club, se pronuncia la frase “abismo pectore” como una locución latina que invocaba e invitaba a sumergirse en el pasado clásico.  Parafraseando a Platón: “Dad a vuestro cuerpo y vuestra alma todas las bellezas que sean susceptibles de adquirir”, “El concepto de belleza está, pues, ligado íntimamente al de salud y la gracia de la línea, la viveza del gesto, el vigor”, concluyendo que era un valor heredado desde la concepción estética griega. La relación de los fines benéficos y estéticos de la gimnasia radicaba justamente en la mentalidad lógica que tenía la tradición greco-romana. 

En consonancia la sexta estrofa del himno del club incluye lo señalado como una meta a seguir: “A ganar un laurel y una palma/dediquémonos, pues, con pasión/ la belleza del cuerpo y del alma/ sea el culto de nuestra misión”. La razón, guía y referente del mundo clásico, es la que custodiaba las dos características: su estudio metódico y su aproximación a la armonía. Ambas virtudes desprendidas de la herencia racionalista del liberalismo, en cuanto a que la estética fue entendida como una forma de practicar la libertad (Bell et all. 2007: 117).

Un último elemento a considerar es la aparición gráfica del cuerpo, que tomó protagonismo en los boletines, pasquines y diversos medios escritos de las organizaciones deportivas, (Martínez 2015; Ovalle y Briones 2022; Ovalle 2021). Se resalta en las fuentes una conjunción entre imagen y texto, basada en los pilares civilizadores de la Antigüedad clásica. A saber, en la imagen n°1 figura el discóbolo detrás del primer directorio del club, una pequeña estatua que representa la escultura de Mirón de Eléuteras, cuyo significado es la máxima expresión de la tensión y esplendor de la fuerza corporal. Así también, en la imagen n°3 aparece en el centro de la página un grabado del dios Apolo, representativo del orden, de lo escultural, de la razón, el equilibrio y la belleza.Diagrama

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Imagen N° 3: Portada proyecto de reglamentos Linao (Proyecto de Reglamento de Linao, Santiago, 1929).

Por otra parte, en su presentación sobre la educación física y la normalidad del cuerpo humano, el Doctor Bisquertt enunciaba:

“La adquisición de la belleza externa del tipo humano. La marcha hacia la perfección de la forma, está lejos de ser un asunto de interés únicamente artístico.  Es evidente que el hombre, como el animal, es tanto más bello cuanto más se acerca al canon normal de su especie”.[15]

La relación entre lo natural y lo estético unido a la importancia del saber, proviene de la misma interpretación del ideal de prosperidad como soporte estructural en la construcción de las repúblicas latinoamericanas, (Anderson 2007; Hobsbawm, 2000; Medel 2018;). En este caso, los miembros del Club de Gimnasia Científica tuvieron acceso a lecturas que relacionaban lo escultural y lo científico como una conducta natural y por consiguiente racional. En palabras de Bisquertt: “la naturaleza nos muestra, donde quiera que miremos cualquiera especie animal que examinemos, que los sujetos más sanos, más fuertes, más aptos, son también los más hermosos”.[16]

A renglón seguido, aseveraba:

“En la medida de nuestras pobres fuerzas, de mejorarnos, regenerarnos, ascender hacia un tipo ideal, sano, fuerte y bellos (sic), elemento indispensable de una humanidad mejor y considerado tal vez, no como algo definitivo y fijo, sino como susceptible siempre de un mayor perfeccionamiento”.[17]

En el documento Proyecto de Reglamento de Linao (1929) concluía:

“...pienso yo que nuestra actitud debe ser la de apresurarnos a tomar de la época lo que ésta pueda darnos; aquello que, en verdad, nos ofrece, que parece indicarnos con ese creciente entusiasmo por la juventud y la gloria del cuerpo bello y sano, entusiasmo instintivo que va emanando del fondo de las masas”.[18]

 

Esto es en definitiva, la emergencia de la nación en su más prístina expresión, que a juicio de Bisquertt, era la materia prima para lograr la regeneración de una raza que, desde su origen contaba, al menos, con ciertos elementos idóneos. Por tanto, la tarea consistía en dirigir colectivamente dichas inclinaciones naturales, hacia la perfección y el desarrollo, mediante una pedagogía del cuerpo, la mente y el saber. He ahí el papel que debían cumplir los Profesores de Educación Física que componían el Club de Gimnasia Científica, es decir, tenían el deber de educar a la juventud y proyectarla hacia el futuro.

Consideraciones finales

Tanto la adopción de los valores “armónico-somáticos” como su aprendizaje y adelanto, alcanzaron a principios del siglo XX un punto de convergencia entre el ejercicio normado, el culto al cuerpo y el carácter formador de la actividad física. Tales discursos eugénicos y de regeneración racial “circularon culturalmente” (Darnton 2018), en diversos espacios asociativos que componían una sociedad civil en ciernes, cuando despuntaban los primeros movimientos de apertura democrática.

En tal escenario, convivieron académicos, facultativos, autoridades políticas y múltiples estratos de la ciudadanía organizada en clubes y asociaciones. En suma, no se dio necesariamente una imposición ideológica desde los ámbitos del poder hacia los grupos subalternos, sino que, fue parte de procesos formativos, de instancias dialógicas, que a su vez se manifestaron como una respuesta natural y espontánea. En este caso, se dio a partir de la masificación de los procesos pedagógicos insertos en la profesionalización del magisterio chileno entre 1890 y 1960.

El club de Gimnasia Científica, fundado en 1924, inclinó a los primeros profesores formados en la Universidad de Chile, a asumir una vocación instruccional por - y para- la juventud, orientada hacia una visión renovada e integradora, congruente con los debates científicos en boga. De tal modo, el estudio de este tipo de asociaciones gimnástico-deportivas permite concatenar heurísticamente la concreción de los discursos nacionalistas, racistas y de principios biopolíticos que, aunque en esferas acotadas, fueron partes medulares de la proliferación de valores, que aún están vigentes y son, por cierto, materia de observación histórica.

Así, las estrategias estatistas del General Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931) y posteriormente, de los gobiernos radicales (1938-1952), tomaron aquellos elementos discursivos, al mismo tiempo que promovieron su institucionalización. Desde ese momento, la salud, la moral, la ciencia fueron componentes constitutivos del Estado nacional y el debate que lo dinamizó durante décadas. Se hizo cargo de la “cuestión social” y en definitiva se preocupó de los efectos en las conductas de sujetos y grupos dispuestos a ser incluidos en eventuales proyectos políticos.

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Recibido: 20/10/2021

Evaluado: 3/01/2022

Versión Final: 16/02/2022

páginas / año 15 – n° 37/ ISSN 1851-992X /2023                             


[1] Biblioteca Nacional de Chile, Estatutos del club de Gimnasia Científica, Santiago, 1924. (En adelante Estatutos del Club, 1924).

[2] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[3] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[4] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[5] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[6] Estatutos del Club, 1924.

[7] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[8]  Biblioteca Nacional de Chile, Proyecto reglamentación del Linao Club de Gimnasia Científica, 1929 (En adelante Proyecto Linao, 1929).

[9]   Proyecto Linao, 1929.

[10] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[11] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[12] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[13] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[14] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[15] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[16] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[17] Boletín Gimnasia Científica, 1926.

[18] Proyecto Linao, 1929.