El humor político como herramienta antiperonista

Political humor as an anti-peronist device

Jessica Blanco

Universidad Nacional de Córdoba (Argentina)

jessieblanco@yahoo.com.ar

Resumen

La intención de este artículo es analizar la columna humorística “Cartas a mi ñaña” durante el gobierno militar de 1943-1946, considerando algunos tópicos como la representación de los gobiernos, las formas de hacer política, la concepción de los partidos políticos y del pueblo, la relación de los sectores populares con lo político y el rol de los sindicatos. La hipótesis que guía el trabajo es que estos temas fueron modificándose al calor de la coyuntura política, y específicamente la preelectoral de 1946, en la que su creador Miguel Hynes O´Connor se presentaba como candidato a legislador. Asimismo, que bajo la matriz interpretativa civilización-barbarie y desde el humor político un sector autodenominado progresista y pro democrático contribuyó a cimentar imágenes despectivas de la relación entre la política y los sectores populares que perduran hasta el presente. “Cartas” se abordará a manera de prisma para observar el tópico peronismo-antiperonismo y las tensiones que este tándem encerraba desde ciertos ideales políticos liberales permeados por clivajes de clase.

Palabras Clave

Humor político; antiperonismo;  peronismo; civilización/barbarie.

Abstract

The purpose of this article is to analyze the humorous column "Cartas a mi ñaña" during the military government of 1943-1946, considering some topics such as the representation of governments, the ways of doing politics, the conception of political parties and the people, the relationship of the popular sectors with politics, and the role of trade unions. The guiding hypothesis of this work is that these themes were modified in the midst of the political situation, and specifically the pre-electoral period of 1946, in which its creator Miguel Hynes O'Connor was running for legislator. Furthermore, under the interpretative matrix civilization-barbarism and from the political humor, a self-styled progressive and pro-democratic sector contributed to cement derogatory images of the relationship between politics and the popular sectors that persist to this day. "Letters" will be approached as a prism to observe the Peronism-antiperonism topic and the tensions that this tandem enclosed from certain liberal political ideals permeated by class divides.

Keywords

Political humor;  antiperonism; peronism; civilization/barbarism; Peronism.

Introducción

“Gracias a Dios que ya tengo

Dos camisas pa mudarme

Una que me han prometio

y otra que han quedao en darme…”[1]

“Cartas a mi ñaña” fue una conocida columna humorística publicada desde 1936 en el diario más leído de Tucumán, La Gaceta. Eran epístolas destinadas a Perfeuto Bildoza, ñaña de Fulgencio Bildoza, en la pluma de Miguel Hynes O’ Connor, periodista y secretario general del Partido Comunista local.

El humor en la prensa ha servido como herramienta política para sentar posiciones y para delimitar espacios de confrontación de una manera efectiva y sencilla, pero a la vez elíptica, sin la necesidad de la exposición directa de la crítica seria y sobria propia de los artículos periodísticos. El humor político expresado en chistes, viñetas, caricaturas y dibujos, entre otros, juega con el impacto, la inmediatez y el efecto fugaz de la noticia que mañana será pasado.

En términos historiográficos, el humor político en la prensa para marcar agenda y criticar a los gobiernos ha sido abordado por varios autores. Entre los más vinculados temática y temporalmente con este trabajo podemos mencionar el artículo de María Inés Tato (2008), que analiza las funciones del humor en la prensa conservadora opositora al oficialismo radical durante el periodo de entreguerras. En este caso el humor operaba para la creación de ciertas imágenes de ineptitud de dirigentes políticos y la burla por el origen plebeyo de nuevos partidos políticos que los contemporáneos calificaban de demagógicos. Por su parte, el libro de Panella & Fonticelli (2007) estudia la oposición de la prensa comunista y socialista al peronismo desde su génesis hasta 1949 y alude a algunas caricaturas. Asimismo, los trabajos de Juan Pablo Artinian (2017 y 2018) abordan la representación gráfica de los trabajadores desde las publicaciones vinculadas a los partidos Socialista y Comunista durante el primer peronismo bajo el prisma étnico, de género y de clase.[2] 

Desde el humor gráfico, durante el peronismo la disputa por los significantes pueblo, democracia, libertad, ciudadano, entre otros, se produjo desde diversas publicaciones. En apoyo del discurso opositor estaban la revista Cascabel y los aportes de las caricaturas de Tristán en La Vanguardia y Argentina Libre. Del otro lado, en enero de 1946 apareció en Buenos Aires la primera revista de humor peronista, Descamisada. La revista imposible, con sus “Cartas de un descamisado” y “Carta de un oligarca”. Como afirma Marcela Gené (2010), quien analizó estas publicaciones, el humor político nos permite revisar, tanto desde el peronismo como desde el antiperonismo, “las formas que asume el proceso de construcción de identidades políticas” y de estereotipos que perduran en el tiempo en la memoria colectiva. El denominador común de varios de estos trabajos es la autorrepresentación y la heterorrepresentación de los antiperonistas bajo la antinomia de los términos civilización y barbarie y/o la construcción del otro desde los discursos de clase racializados.[3]

En sintonía con estas investigaciones, la intención de este artículo es realizar un análisis de “Cartas a mi ñaña” durante el gobierno militar de 1943-1946, considerando algunos tópicos como la representación de los gobiernos, las formas de hacer política, la concepción de los partidos políticos y del pueblo, la relación de los sectores populares con lo político y el rol de los sindicatos. La hipótesis que guía el trabajo es que estos temas fueron modificándose al calor de la coyuntura política, y específicamente la preelectoral de 1946, en la que su autor se presentaba como candidato a legislador. Asimismo, que bajo la matriz interpretativa civilización-barbarie y desde el humor político un sector autodenominado progresista y pro democrático contribuyó a cimentar imágenes despectivas de la relación entre la política y los sectores populares que perduran hasta el presente. La columna humorística se abordará a manera de prisma para observar el tópico peronismo-antiperonismo y las tensiones que este tándem encerraba desde ciertos ideales políticos liberales permeados por clivajes de clase. Me concentraré sobre todo en una coyuntura política de unos pocos meses, pero que reviste gran valor histórico al mostrarnos la manifestación y condensación de sensibilidades antipopulares previas de diversos sectores del arco político que se proyectarán al futuro.

Consideraré los estudios de Zavitsanou Theofylakti acerca del humor político como medio de denuncia, crítica y reflexión sobre las relaciones de poder. Este autor (2016:17) lo define como un discurso no serio o no convencional para referirse a cuestiones serias, con el objeto de criticar una situación política y a los actores involucrados.

¿Cuánto de humor había en “Cartas a mi ñaña”? La columna era humorística porque recurría al ingenio y a las retóricas del humor como la ironía, el juego de palabras y las apelaciones graciosas para escapar de situaciones adversas y desmontaba el universo de sentidos con los que construimos la realidad (Palacios, 2018:58). En general el humor de Hynes utilizaba el doble sentido propio de la ironía para denunciar un estado de cosas consideradas injustas o incorrectas. También se destacaba por el empleo de la sátira para degradar y oponerse al objeto de burla del que se excluía. Por otra parte, retomaré los aportes de Mijael Bajtín sobre géneros discursivos en clave dialógica y prestaré atención a los niveles estético y ético de los que habla.

El trabajo tiene una organización en tres etapas temporales, precedidas de una presentación del autor y su obra. Esta disposición en etapas se fundamenta en las modulaciones en el registro humorístico detectadas en la columna y la relación de mayor o menor distanciamiento del autor con su personaje. Desde los primeros números de “Cartas a mi ñaña” en 1936, y durante el periodo estudiado, los temas políticos en los que Hynes se focalizó fueron una burla hacia la política partidaria, el funcionariado público y el sistema de partidos. De todas maneras, podemos identificar una primera etapa que llega hasta febrero de 1945, que va de la política criolla de los gobiernos fraudulentos al abuso del poder del gobierno militar. La segunda etapa marca la conversión peronista de Bildoza, a través de la dirección de un sindicato oficialista. A través del humor Hynes desmonta la representación de la realidad del gobierno, del funcionamiento de los nuevos sindicatos y sus líderes (los “submarinos sindicales”) y del accionar de Perón. El autor también denuncia la confusión de intereses políticos y sindicales en torno de la Secretaría de Trabajo y Previsión a cargo de Perón.

Por último, en la tercera etapa, inaugurada luego de la movilización popular del 17 de octubre de 1945 a favor de Perón, Hynes es Bildoza: el autor invade la columna y su voz gana el espacio que antes tenía su personaje. El humor es desplazado por la crítica seria y comienza la lectura del peronismo en términos sarmientinos. Así, la columna se transforma en un arma preelectoral del antiperonismo.

El autor y su obra

De ascendencia irlandesa, Miguel Patricio Hynes O’ Connor nació en 1907 en Córdoba pero en su infancia su familia se mudó a Tucumán. Cuando no había cumplido los 20 años fue comisario en Raco -departamento Tafí Viejo-, a pocos kilómetros de la capital. Llegó a ser un periodista y político de vasta trayectoria y logró constituirse en una personalidad de la cultura tucumana.

En términos políticos, Miguel militó y se destacó como dirigente del Partido Comunista (PC) de Tucumán. En 1944 participó de actos en homenaje a Francia por la liberación de París de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, en los que se exaltaba como tradición de cultura la figura de Alberdi en contraposición a la de Rosas y se aunaban pasados y porvenires con el país europeo respecto del amor por la libertad y el rechazo a dominadores despóticos.[4] En esa década, Hynes fue el secretario general del partido y uno de los principales promotores de la alianza interpartidaria local que con el nombre de Unión Democrática (UD) se enfrentó al laborismo en las elecciones de febrero de 1946. En esos comicios fue candidato a legislador por el PC.[5] 

Como periodista, Hynes es recordado por ser el creador de “Cartas a mi ñaña”, columna dominical publicada en el diario La Gaceta desde 1936 hasta 1950, año de su muerte. Formó parte del Círculo de la Prensa, organización gremial y mutual de los trabajadores de ese sector que, bajo los ideales liberal democráticos, se opuso al gobierno militar de 1943-1946 (Lichtmajer, 2016:72).

“Cartas a mi ñaña” era una columna de humor político en formato de epístolas escritas por el personaje Fulgencio Bildoza para su ñaña “Perfeuto Bildoza”. Fulgencio era un modesto vecino oriundo de una zona rural, Taruca Pampa (departamento Burruyacu), que vino a vivir a la ciudad de Tucumán. No obstante, mantenía comunicación semanal con los suyos a través de estas cartas.

De quien más hablaba Bildoza era de su sobrino Teto, un menor de unos once años que vivía con él y tenía serias dificultades para pasar de primer grado. Para subsistir Teto vendía boletos de lotería, aunque después “consiguió trabajo” como peronista. Por su parte, Bildoza era correligionario radical y su trabajo dependía de la dinámica comiteril de ese partido. Luego de años desempleado, a principios de 1945 se inició como dirigente sindical de organizaciones de trabajadores creadas al calor de las dependencias estatales.

En la columna Hynes escribía, según su propia definición, en “modo campesino”,[6] y exponía las flaquezas morales de políticos, policías, patrones y comerciantes que redundaban en beneficios personales y atentaban contra el bien común.[7] De acuerdo con sus contemporáneos, el personaje de Bildoza mostraba una especie de radiografía respecto del pueblo tucumano y los males políticos de la época. A través del humor, el autor podía escapar a la censura y a las represalias y denunciar maniobras éticas y políticas viciadas que, en algunos periodos de libertades coartadas, no se podían decir tan abiertamente.

Primera etapa: de la política criolla al garrote

Desde los primeros números de “Cartas a mi ñaña” en 1936, y durante el periodo estudiado, los temas políticos en los que Hynes se focalizó fueron una burla hacia la política partidaria, el funcionariado público y el sistema de partidos. Los funcionarios y empleados públicos -incluido el personal policial- son presentados como ineptos, poco o nada idóneos para ocupar puestos que, en la mayoría de los casos son ganados por influencias o como cumplimiento de promesas de campaña política. Representaban la antítesis de quienes sí trabajaban.

La década de 1930 tucumana que pincela el personaje de Bildoza era un fiel reflejo de la denominada política criolla. Esta se caracterizaba por elecciones fraudulentas y prácticas violentas que incluían presiones, cambio de urnas y matones. Implicaba el clientelismo político, en la inmediatez por la empanada y el vino y a futuro por los cargos prometidos. Como radical concurrencista, Bildoza formaba parte de esa dinámica política viciada en los roles de encargado de comité o encendedor de bombas en los comités, pegador de carteles, orador o multitud partidaria.[8] 

Tanto la coalición oficialista Concordancia como el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical compitieron por el apoyo de los radicales concurrencistas tucumanos para las elecciones presidenciales de septiembre de 1937. Sin embargo, los tucumanos resolvieron ser prescindentes y dejar en libertad de acción a sus afiliados (Parra & Ullivarri, 2012:28). En este sentido, Bildoza ironizaba acerca de la libertad de acción de los concurrencistas de Tucumán, que ante esas elecciones apoyaron a distintos candidatos de acuerdo a las conveniencias, para así poder “trompetiar pero sin trompetiar, por que ta dentro de la disciplina partidaria. Tuitos semos correligionarios, nianque unos tamos con Ortiz, otros tamos con Halviar y otros tamos con Repeto”.[9] 

El golpe militar de junio de 1943 inauguró un abanico de temáticas que versaron acerca de la regimentación de las acciones ciudadanas, los abusos policiales y las limitaciones a las libertades públicas. De este modo, el eje de “Cartas” viró de los abusos de la política criolla a las coerciones ciudadanas.

En “plena era de loj reglamentos y laj nacionalizaciones”,[10] Bildoza protestaba ante la cantidad de reglamentaciones y estatutos ridículos y prohibiciones moralmente contradictorias. Asimismo, ponía en evidencia el temor generalizado a una policía corrupta y abusadora de su poder que encarcelaba bajo el rótulo de preso político o para cubrir el cupo de multas. En un gobierno represivo y que no permitía la libre expresión, solo soñar no estaba prohibido.[11] 

Segunda etapa: la “conversión peronista” de Bildoza

El año 1945 se inaugura a nivel nacional con una tendencia aperturista del gobierno y en términos internacionales con la ruptura de relaciones con el Eje. En este contexto fue organizándose una corriente opositora al gobierno militar integrada por políticos, intelectuales y estudiantes. De todas maneras esta flexibilización no fue percibida por Hynes, quien a través de Bildoza siguió criticando la situación política y poniendo el acento en la dinámica represiva del gobierno. Las declaraciones -no concretadas- de liberación de presos políticos y sociales y los vaivenes respecto de la implantación del estado de sitio abonaban su postura sobre la apertura democrática forzada del gobierno.[12]

A principios de 1945 se produjo el acercamiento del correligionario Bildoza al régimen.

Cabe aclarar que este viraje político no se condecía con la realidad del partido de Alem. La incorporación de sectores del radicalismo a las intervenciones federales provinciales y su apoyo al naciente peronismo, común en otros puntos del país, fue excepcional en tierras tucumanas. Solo algunos dirigentes departamentales y de la fracción radical Frente Popular se sumaron al nuevo movimiento (Lichtmajer, 2016).

En concreto, este desplazamiento se produjo a través del contacto con el [contra] “Almirante”,[13] en referencia al interventor federal de la provincia Enrique García. De todas maneras, recién en marzo de 1945 Bildoza incursionó como dirigente sindical, aunque sus ambiciones a largo plazo se mantenían intactas de su etapa radical: quería acomodarse políticamente y llegar a ser diputado.[14]

¿Cómo se explica este cambio? Teto retomó los estudios, decisión que lo obligó a dejar el trabajo. Ante esta situación, Bildoza -desocupado de la política partidaria desde el último gobierno constitucional- se encontró presionado a buscar empleo. Su sobrino lo animó a fundar un sindicato de obreros del surco, a pesar de que no realizaba esta actividad. Finalmente, y observando casos de sindicatos con dirigentes que no eran trabajadores del oficio y que mejoraron ostensiblemente su nivel de vida, Bildoza creó el Sindicato del Tinto y Blanco que representaba a “Vendedores de Trabitas pal pelo, Tortuguitas de Miga, Afines y Anexos”. Ahora Bildoza aprendería las técnicas de las reivindicaciones proletarias para estas nuevas organizaciones, mejor llamadas “[c]sinicatos”,[15] dada la falsedad y procacidad con la que actuaban.

Los submarinos sindicales

Esta actividad fue la oportunidad para que Hynes pudiera desarrollar de manera humorística una crítica descarnada hacia los organismos laborales estatales y la confusión entre lo político y lo gremial que fomentaban a través de la promoción de organizaciones afines que sirvieran de base política. Asimismo, expuso su consideración del peronismo y de sus seguidores.

En un juego entre lo nuevo y lo viejo, Hynes hizo que le reprocharan a Bildoza sus nefastos antecedentes políticos por haber estado al servicio del caudillismo radical y el representar la vieja política, a pesar de haber fundado un sindicato.[16] En definitiva, bajo el disfraz de lo nuevo nuestro personaje representaba la vieja política, lo mismo que el gobierno militar declaraba había venido a desterrar.

En la columna de humor político se hace la diferencia entre dos tipos de sindicatos. Los “serios”, autónomos de los gobiernos de turno y dirigidos de manera transparente y democrática por verdaderos trabajadores. Bildoza también los denomina terrestres, porque en ellos no hay submarinos, como el caso del ingenio La Providencia.[17] Los otros son los sindicatos patrocinados por los “pérearos”[18] o acólitos de Perón, con particularidades en su composición y dinámica de trabajo y en su relación con las autoridades y los afiliados. Su finalidad era aprovecharse de los obreros. Estaban manejados por “submarinos”, infiltrados que no pertenecían al oficio que el gremio representaba, característica que inhabilitaba denominar a estos sindicatos como obreros y auténticos.[19] El nombre de submarino también hacía referencia a que estas personas se dirigían donde había agua -en el sentido de dinero-. Por otro lado, el término pudo haber servido para resaltar el estado militar del gobierno y de Perón. Bildoza fundó este tipo de sindicatos que eran los que más réditos traían aparejados, a costa de la cuota de los afiliados y de los consumidores.

¿Cuál era el perfil de los dirigentes sindicales pérearos? Los submarinos utilizaban el sindicato como salida laboral y para enriquecerse fácil y rápidamente y su presencia era muy frecuente en los ingenios azucareros La Florida, La Corona, Lastenia, Concepción, Santa Bárbara y Cruz Alta. También manejaban sindicatos forestales en Piedrabuena, Taruca Pampa, Garmendia y Villa Benjamín Aráoz, y algunos urbanos en transporte, cerámica y el ladrillo.  En general venían de la pobreza o eran “descamisados” que gracias a sus gestiones sindicales habían mejorado vertiginosamente su nivel de vida. En cuanto a sus aptitudes, la columna se burlaba de las capacidades oratorias de algunos submarinos, que siguiendo a Perón solo decían “obrero auténtico” y “auténtico obrero”.[20]  Contaban con una instrucción nula o mínima, aunque no necesitaban demasiada capacitación para el beneficio personal bajo la retórica de la defensa de los derechos de los trabajadores y de la justicia social.

Otra diferencia con los antiguos sindicatos era la vinculación con la política. En los nuevos resultaban fundamentales la cercanía a las autoridades, la adhesión al gobierno asintiendo medidas oficiales y el peso de las influencias a la hora de ser favorecidos en la distribución del presupuesto, lograr favores políticos o conseguir la cárcel, la violencia policial y hasta la muerte para los opositores internos. Estos debían ser eliminados por sus “ideas subversivas y disolventes” como exigir balances, la elección de autoridades por voto secreto y sin fraude, la libertad de palabra y de reunión y la vigencia de la Constitución Nacional.[21]

Cabe aclarar que Hynes reflejaba muy bien y sin exagerar las acciones coercitivas en los sindicatos oficialistas, regularmente reproducidas en el diario.

En definitiva, estos sindicatos eran, desde el prisma del autor, fiel émulo del gobierno: autoritarios, antidemocráticos y faltos de libertades y garantías de los derechos individuales.

Mención especial merecía la oficialista Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera (FOTIA), que sobre la base de la organización de un sindicato por ingenio organizaba a los obreros de fábrica y de surco del noroeste argentino. La FOTIA no solía apoyar las expresiones de protesta de los trabajadores azucareros. [22]

Quienes se oponían a los submarinos estaban presentes en los ingenios de La Fronterita, La Florida, Trinidad, Lastenia, San Pablo, Guzmán, Nueva Baviera y en Monte Bello y Famaillá. Ayudados por el Partido Comunista y la Federación Obrera de la Alimentación de tendencia comunista, desde agosto de 1945 fundaron sindicatos “libres” de obreros de fábrica y comisiones unitarias, entendidos como opositores a la influencia oficialista en el ámbito gremial.[23]

Ahora bien, ¿Bildoza realmente “se convirtió”, era o no peronista, estaba a favor o en contra de Perón? Él, remitiéndose a sus orígenes partidarios radicales, definidos por antonomasia como traicioneros, le aclaraba a su sobrino Teto:

“Velay eso depende. Vo sabís que la primera carateristica de un correligionario dino y altivo de la Ucerre, es ser trompetón… Ansina que hajta el preciso momento en que se consuma la trompetiada, velay uno no sabe áquien va trompetiar… Claro que no me sorprendería nada que resultara antiperonista, por que yo le almiro la intuición y la perspicacia poléitica al coronel… Nai si el dice que es antiperonista el mejmo, por algo hai ser… Ademáj, en poléitica hay que saber ser rialista y adatarse a laj condiciones del momento…”[24]

El sarcasmo acerca de la naturaleza pragmática tanto del radicalismo como de Perón -vinculación común en la consideración comunista de la época- nos conduce a la caracterización que Hynes hace de este líder del movimiento político que se gestó a su alrededor y de sus seguidores.

¡Ay Juancito!

“Cartas” se burlaba de la infinidad de nombres que recibía el coronel Juan Domingo Perón como primer trabajador honoris causa de cada oficio y primer afiliado de sindicatos. En un juego de palabras que involucraba referencias religiosas, laborales, asistenciales, delictivas y hasta alimentarias, Bildoza lo llamaba el Apóstol de los Desvalidos, el Primer Apóstol Honoris Causa de los Trabajadores Desvalijados, el Apóstol de loj Desvalijaos y primer Cañero Honoris Surquis Argentino, El Zorzal del Laburo y el Trabajador Triple 000.[25]

El autor también denunciaba a través del chiste la corrupción y el cúmulo de intereses políticos y sindicales que primaban en la Secretaría de Trabajo y Previsión. Hynes fue modificando los sustantivos Trabajo y Previsión por Laburo y Prevención, pasando por Perversión y terminando en Cebo y Corrupción.[26] Los cambios en las denominaciones pretendían acentuar el carácter engañoso, degradante y proselitista de la dependencia pública.

Asimismo, “Cartas” impugnaba el discurso diferenciador y rupturista de Perón como representante de la justicia social y de la política depurada. En un viaje cronológico al pasado que condenaba casi toda la historia nacional, las epístolas mostraban que la política peronista y la de comité, basadas en la prebenda de la empanada y del vino integraban un sistema político corrompido desde la unificación nacional. De la mano de los submarinos gremiales, esta misma lógica había llegado a impregnar la vida sindical.[27] De todos modos existía una diferencia sustancial: el gobierno militar significaba una degradación cualitativa de la política, con la desvalorización de las instituciones democráticas, la libertad y la Constitución.

En sintonía con la revalorización comunista del 25 de mayo como origen de la nacionalidad argentina en clave democrática y progresista (Pasolini, 2017:82; Cataruzza, 2008:186 y 2016:11), la columna aprovechaba esta efemérides para realizar una defensa del gobierno propio, del principio de soberanía popular, de las elecciones libres y del respeto por la Constitución, en contraposición a quienes no registraban la Carta Magna, juraban por los fascistas europeos Hitler y Mussolini y escondían la realidad para negarla.[28] Estas eran las banderas del arco político opositor que se irá conformando sobre la base del antagonismo democracia/fascismo criollo-totalitarismo.

De Perón, Hynes criticaba la actitud impostada del líder y de todo lo que generaba: discursos -escritos por otros-, vestimenta, actos, recepciones, exteriorizaciones “democráticas”, demostraciones de apoyo y muestras materiales de afecto, los sindicatos, los seguidores y los militantes. Aparentemente todo era espontáneo, pero había sido orquestado de acuerdo a cada ocasión e interloculores, mientras los remisos a sumarse eran castigados con multas, persecuciones o la cárcel.[29] El acento en el engaño, ya sea de mostrar algo inexistente o de invisibilizar o disfrazar las taras del gobierno y el reverso de la credulidad de sus seguidores será la nota característica que Hynes le endilgará al peronismo.

El autor distinguía tres tipos de seguidores, a los que no llamaba peronistas. Ya me detuve en los submarinos gremiales, mientras los chalchaleros presupuestíveros serían aquellos que llenaban las manifestaciones y ayudaban a la “espontaneidad” de los actos peronistas. A ambos les cabía el calificativo de ortópteros,[30] insectos masticadores como las langostas que depredaban todo a su paso. Por último, los obreros del surco de los que luego hablaré y cuya caracterización coincidía con la bosquejada por los primeros estudios académicos sobre el peronismo de Germani (1956).

Tercera etapa: Bildoza es Hynes

Durante agosto y septiembre de 1945, “Cartas” daba cuenta de un clima político convulsionado y de las internas del gobierno militar, resultado de las cuales Perón fue desplazado de sus cargos y encarcelado en la isla Martín García.

Sorpresivamente, “Cartas a mi ñaña” no apareció en La Gaceta durante todo el mes de octubre hasta el 4 de noviembre de 1945, lo que privó a los lectores de las impresiones inmediatas sobre los sucesos del 17 de octubre, jornada que simbolizó la incorporación activa de las masas como un actor decididamente gravitante en la política.[31]

Como bien dice Svampa, a partir de las manifestaciones populares del 17 de octubre de 1945 comenzó la lectura del peronismo en términos sarmientinos. Los sectores populares que se hicieron visibles en la Plaza de Mayo y en el centro de las principales ciudades fueron representados como lumpenproletariado, hordas, malevaje, malón, descamisados, cabecitas negras, aluvión zoológico, entre otros (Svampa, 2010:319-320; Grimson, 2017:178). Al respecto, “Cartas” sí mencionaba, invirtiendo los sentidos de bestialidad, irracionalidad, descontrol y violencia endilgados a los manifestantes, sobre las acusaciones de las “hordas democráticas” por las manifestaciones “de cultura” de ese día.[32]

Por otro lado la columna intensificó las alusiones a las conexiones ideológicas y económicas de Perón con la Alemania nazi.

A partir de noviembre y con el llamado a elecciones, el perfilamiento de Perón como precandidato presidencial y la conformación del Partido Laborista en su apoyo, Hynes se puso serio y sin tapujos defenestró al líder y a sus bases. Desde ese momento Bildoza se convirtió plenamente en el alter ego del autor de la columna humorística, que funcionó claramente como un arma combativa del antiperonismo. Esto también hay que entenderlo en el contexto de la conformación de la alianza electoral opositora Unión Democrática, que llevaba como fórmula presidencial a los radicales José Tamborini y Enrique Mosca. En Tucumán estaba compuesta por los partidos radical, socialista, demócrata progresista y comunista, partido que el periodista integraba como dirigente.

En esta instancia, y sobre todo en las últimas semanas de la campaña electoral, el autor invadió la columna y su voz ganó el espacio que antes tenía su personaje, confundiéndose por momentos con este. En términos de Bajtin, habría un regreso del autor-persona hacia el yo, una pérdida de la extraposición, borrándose la diferenciación de su personaje a través del proceso de autoobjetivación. Bajtin brinda tres casos típicos o “desviaciones” -con muchas variantes posibles- en la actitud del autor hacia el personaje: el personaje se apropia del autor; por el contrario el autor se posesiona de su personaje; o el personaje se autonomiza y es su propio autor. En el caso de Hynes, durante la campaña electoral él mismo y su presente político aparecían en “Cartas”, silenciando o desplazando a Bildoza. Así, la columna humorística dejó de serlo para convertirse en un ámbito serio de denuncia. Cuando la diferenciación entre dos participantes desaparece y se produce la fusión, mimetización, confusión, o, como en este caso, el reemplazo del personaje por el autor, “se acaba el acontecer estético y comienza el ético”, que se expresa en tono de denuncia y agravio (Bajtin,1999:21 y 24-28).

En plena campaña electoral, Hynes-Bildoza invitaba a los lectores al que fue el acto más resonante de la oposición, “en que todos los partidos políticos estarán unidos en amistad de amigos”.[33]  Hablamos del “Mitín de la libertad”, organizado para el 18 de diciembre por la Junta Interpartidaria de la Unión Democrática de Tucumán que Hynes conformaba.

Al igual que en otros espacios provinciales y, sin entrar en acuerdos respecto de las candidaturas provinciales, los unionistas de Tucumán fueron con candidatos propios en todos los cargos electivos, aunque el Partido Comunista y el Partido Demócrata Progresista locales se sumaron a la candidatura radical de Eudoro Aráoz para gobernador. Como ya mencioné, entre los candidatos legislativos del PC figuraba Miguel Hynes O’ Connor.[34]  En “Cartas” es él quien anula y traspasa la ficción al promocionar su postulación por los “comunistos”. La voz del autor invadiendo al personaje queda claramente evidenciada en el siguiente pasaje:

“…seguro que siendo yo el candidato comunisto vo vaj a querer votar por mí. Enton la cosa es ansina: si voj queris votar por Tamborini-Mosca, votá por mí; si voj queris votar por Eudoro Aráoz, votá por mí; si voj querís votar por mí, votá tamien por mi. Y finalmente si voj queris votar por el otro, votá nomaj por mi ñañita, no hagai macanas, que al voto no hay que desperdiciarlo.”[35]

 

Sobre las capacidades de los candidatos laboristas 

Un tema recurrente en la columna y entre los contemporáneos era la escasa instrucción de los representantes peronistas, característica rotulada como incultura e ignorancia.[36] Existía un gran temor a que ellos llegaran a puestos públicos de responsabilidad, pero que fueran elegidos por el voto popular se tornaba inadmisible.

Si Hynes asociaba a los peronistas con la ambición similar al hambre de las langostas que depredaban todo lo que encontraban a su paso, en términos intelectuales los denigraba al nivel de los protozoarios, es decir, organismos muy simples y básicos. Para el autor, los laboristas eran sinónimo de “tartancheo mental” y venían a inaugurar una época “del analfabetismo agudo”, confundiendo la poca preparación/instrucción con incapacidad mental o nulidad intelectual.[37] Cabe aclarar que la animalización y la representación denigratoria en clave netamente corporal de los seguidores de Perón fueron estrategias denominativas comunes entre los opositores al nuevo movimiento político. Esta animalización y la consecuente denegación humana sería lo que los desautorizaría a actuar en la cosa pública.

En las dos entregas anteriores a los comicios del 24 de febrero la voz de Hynes reemplazó completamente a la de Bildoza. En un último intento por rectificar el voto de la “ciudadanía vulgar y tomadora” revisaba si los compromisos del gobierno militar habían sido cumplidos. Una por una, iba desestimando las promesas del fin de la era del fraude; de la honestidad e imparcialidad administrativa y el manejo escrupuloso de los fondos; la rebaja del costo de vida y de los alquileres; la represión de la usura; la finalización en la construcción de los diques; el ajuste del presupuesto; la provisionalidad del gobierno y la supuesta llegada al poder de la clase trabajadora representada por algunos candidatos que eran dueños de ingenios.[38]

Del otro lado, la propuesta política era la verdadera democracia materializada en los partidos unionistas:

“Ha llegao la hora de decedirse ñañita, en favor de loj sumarinos sindicales, capaces de irse a pique hajta en la humedar de la pader, o los antisumarinos que quieren ponerlos en dique seco a tuitos estos avivaos a jomentos. Ha llegao la hora de elegir entre loj que quieren esegir que se estudee laj cencias lendo en laj ampargastas, con vira o sin vira, y loj que quieren que haiga maj escuelas y ansina no salga eleuto ningun diputao o senador bruto, nalfabeto y frascomatoso como diz que va haber aura. Ha llegao la hora, en fin, de definirse entro loj que izan en loj mastiles una camisa descolorida y loj que levantan la bandera de Belgrano; entro loj que quier que el ejército esté en loj cuarteles y sea una garantía para el orden y loj que quieren sacarlo a la calle pa sumarlo al candombe; entre loj que la plata de loj impuestos se gaste en hospitales, ejcuelas, diques, caminos, ferrocarriles, universidades, asilos, maternidades y tantas cosas utiles y loj que quieren que se use en sobornar chalchaleros pa que salgan a hacer politica y aumentar loj empliaos publicos y fabricar tanques de laton y arioplanos de lienzo; entre loj que quieren el lugar que lej correspuende en la carcel y loj que quieren hacerlos sentar en la legislatura; entre loj que quieren vivir en la libertar y en el respeto y loj que desean que se maneje a la gente a decretos de estao de sitio y machete y hombres, mujeres y niños esten a merced de laj bandas de loj Chirinos y de sus emulos. En pocas palabras, ha llegao el momento de pronunciarse entre la decencia como norma de vida, o la otra cosa.”[39] 

Esta cita expresa claramente el enfrentamiento de valores que las propuestas unionista y peronista significaban desde la perspectiva de la alianza liberal democrática que Hynes conformaba. La insignia de la educación y la calificación de los elegidos en las urnas contra la oda a la incultura y a la ignorancia. Los auténticos valores nacionales contra la manipulación demagógica de los que no tenían nada. El ejército como una institución de orden contra su complicidad en la demagogia de los negros. La buena inversión pública del dinero de los ciudadanos contra su uso en prácticas corruptas, en el clientelismo político y en la ilusión de una industria propia. La justicia contra la cleptocracia. Finalmente, la decencia contra la violencia y el atropello a las libertades.

Hynes subrayaba el perfil popular de la mayoría de los candidatos laboristas y su asociación con la ignorancia del criollo del norte. Había un acento especial en la incapacidad y el origen y composición criollos del nuevo movimiento, pero también existía una connotación racista en el uso del término candombe (baile de procedencia africana), en alusión al ascenso político de seres que no debían ocupar cargos políticos.

Ahora bien ¿a quién atacaba y pretendía interpelar Hynes-Bildoza en esta columna durante la campaña electoral? Desde el comienzo de esta Hynes puso el acento sobre las capacidades éticas e intelectuales negativas de los candidatos laboristas. Con el transcurso de las semanas, esas características peyorativas fueron trasladándose a los potenciales votantes peronistas.

Los seguidores del “Viva …ón”

Hynes-Bildoza recalcaba que en febrero de 1946 se presentaba la oportunidad para ser “ciudadanos dignos, altivos y concientes”, en contraposición a una dinámica de sistema de partidos interrumpida y a una vida política sindical plagada de clientelismo, coerciones y fraudes. Las opciones eran votar bien, es decir por la Unión Democrática, o inclinarse “por el otro”, que significaba “hacer macanas” y desperdiciar el sufragio.[40] La UD vendría entonces a sanear un sistema político corrompido desde la unificación nacional.[41] 

Hynes-Bildoza quería convencer a los lectores de que en los últimos tiempos Perón había perdido seguidores porque se esclarecieron, “tienen la cabeza pa algo maj que pa juntar hacienda” y se habían dado cuenta de que no vivían mejor, a pesar de que muchos otros crédulos todavía seguían vivando “cualquier cosa terminada en On”. [42] 

Siguiendo el análisis de Svampa (2010:322-323 y 329), en el discurso opositor de Hynes aparecerían dos tipos de barbarie, que para los actores del momento operaron yuxtapuestas y hasta complementariamente. La barbarie desde arriba o de base política, relacionada con la manipulación de las masas por parte de Perón y que enfrentaba la democracia a la dictadura totalitaria, y la barbarie desde abajo, residual o de raíz cultural que oponía pueblo a cultura, barbarie a civilización. Esta última barbarie, primero encarnada en los votantes de Yrigoyen y luego de Perón[43] era lo que invalidaba o deslegitimaba la participación política activa de estos grupos que para los sectores cultos representaban un sustrato irrecuperable y, en consecuencia, inservible.

Tontos, crédulos, inocentes, miedosos, vagos, descerebrados, manipulados, sumisos, optimistas hasta la ingenuidad. Ese es el perfil del seguidor peronista que nos brinda esta columna y que resume el epígrafe inicial del artículo. A lo que habría que sumarle la traza de incultura y barbarie compartida con sus representantes.

Estas impresiones eran comunes a todo el arco opositor al peronismo, que calificaba la política social del gobierno militar de demagógica y verticalista. Esta era apoyada por “las capas menos esclarecidas de la clase trabajadora”, víctimas de promesas a manera de niños engañados con una golosina.[44]

Consideraciones finales

En palabras de Bajtin, el autor Hynes da origen al personaje Bildoza que es otro, es decir, es algo salido fuera de él, más allá de que a través de “Cartas” el creador pretendía brindar su visión de la política y la sociedad argentinas. Con el transcurso del tiempo y al calor de la ebullición política preelectoral de 1946, esta diferenciación se diluye y Bildoza se convierte plenamente en el alter ego de Hynes. Es el paso de la estética a la ética. Así, en los tramos finales de la campaña electoral Bildoza funciona directamente como el portavoz de las ideas de Hynes. Este abandona la creatividad estética (Bajtin, 1999:17), aunque crea que sigue fustigando la política actual y los desvaríos del proceso eleccionario a través del humor.

¿Qué representaban los peronistas en términos políticos, sociales y culturales? A nivel político el gobierno militar y el emergente peronismo significaban cierta continuidad con la política criolla, aunque el desprecio en acción del legado liberal -recientemente revalorizado por el ideario comunista- constituía una degradación política del país cualitativamente diferente. En términos sociales, el pueblo era equiparado a la ignorancia, al optimismo ingenuo y a la heteronomía. El votante peronista aparecía así como un ente pasivo engañado por la maquinaria política de unos arribistas en el poder.

Pero ¿a quién le hablaba Hynes? ¿Era un discurso para convencer a los dubitativos, defenestrar a los adversarios o para asegurar fidelidades? No eran palabras para atraer o reconvertir a los sectores favorables a Perón, sino que su columna servía para denunciar de manera jocosa las injusticias y el autoritarismo de un gobierno que había venido a empeorar las condiciones que había venido a subsanar. Durante la campaña electoral, “Cartas” sirvió luego para posicionar y legitimar el espacio o alianza política que Hynes integraba, la Unión Democrática, y para evidenciar las contradicciones del peronismo en ciernes. En un juego de alteridades, la columna construyó un discurso para desacreditar y deslegitimar al adversario más que para posicionar a la UD.  

De acuerdo con Eliseo Verón (1987), podemos decir que “Cartas” tenía un destinatario positivo que era el que compartía la postura de la columna y reafirmaba sus creencias. Asimismo, una alteridad política, un contradestinatario “peronista” que era vilipendiado y humillado a través del humor. Por último, un paradestinatario, aquel indeciso al que se podía persuadir y ganar para la causa unionista.

Durante el proceso electoral y en la conversión de Bildoza en Hynes, luego del 17 de octubre en la columna las tensiones opositoras se cristalizaron bajo la matriz de la barbarie y de la civilización: de un lado, la incultura, la ignorancia y la tosquedad política hecha violencia. Del otro, la decencia, la transparencia y la cultura como sinónimo de capacidad y honestidad.

La exaltación de la incapacidad mental, intelectual y cultural de los peronistas y la degradación social, cultural y política que significaba el nuevo movimiento a la luz de esta columna fue funcional a la denegación del reconocimiento de los votantes peronistas como sujetos de derechos que hizo la Unión Democrática. Como miembro de esta el PC, autodenominado la vanguardia de las clases populares, mostró durante la génesis peronista su faceta más antipopular.

Muchos autores aducen que entre los aciertos del líder estaban las mejoras en el terreno laboral y social, sumadas a un lenguaje que interpelaba en términos de derechos sociales (James, 2005:29-30). Sin embargo, también habría que focalizarse en los yerros opositores, sobre todo en la esfera de las exhortaciones identitarias. Como afirma Alejandro Grimson (2017:175) “Allí donde los trabajadores se percibieron reconocidos por Perón, se sintieron persistentemente desconocidos o excluidos por los antiperonistas.” Este artículo pretende ser un aporte en este sentido.

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Recibido: 12/11/2021

Evaluado: 30/03/2022

Versión Final: 03/05/2022

páginas / año 15 – n° 37/ ISSN 1851-992X /2023                             


[1] Copla popular santiagueña mencionada en “Cartas a mi ñaña” para explicar el apoyo basado en la ingenuidad del pueblo al peronismo. La Gaceta, Tucumán, 10/02/1946, p. 10.

[2] Otra referente en el tema que trabajó sobre la prensa de humor político y las caricaturas es Mara Burkart (2007 y 2011). Para el caso brasileño se pueden establecer ciertos paralelismos con el trabajo de Rodrigo Rodríguez Tavares (2016) que estudia el acervo iconográfico comunista entre la campaña electoral y el suicidio de Getúlio Vargas (1950-1954).

[3] Sobre estos tópicos véanse Svampa, 2010 y Grimson, 2016 y 2017.

[4] Sobre la lectura del pasado que construyó el comunismo durante el periodo de entreguerras véanse Cattaruzza, 2008 y 2016 y Pasolini, 2017.

[5] La Gaceta, Tucumán, 28/08/1944, p. 6; 09/09/1945, p. 6; 13 y 16/09/1945, p. 7 y 11, respectivamente; 01/01/1946, p. 6; 17 y 24/01/1946, p. 7 y 24/02/1946, p. 6.

[6] La Gaceta, Tucumán, 26/091943, p. 8.

[7] https://www.lagaceta.com.ar/nota/512101/opinion/gaceta-yo.html 

[8] La Gaceta, Tucumán, 18 y 25/07/1937, pp. 17 y 15 respectivamente, 21 y 28/01/1945, p. 5 y 11, respectivamente; 04/03/1945, p. 9. En una época de fraudes electorales y con apoyo del gobierno nacional, en noviembre de 1935 en comicios limpios el radical Miguel Campero (1935-1938) llegó a la gobernación de Tucumán. Sobre los gobiernos radicales concurrencistas en Tucumán respecto del mundo del trabajo véanse Parra & Ullivarri (2012) y Ullivarri (2010). 

[9] La Gaceta, Tucumán, 18/07/1937, p. 17. Trompetiar entendido como sinónimo de traicionar. La actitud oscilante de Campero frente a distintas tendencias políticas fue satirizada por la prensa conservadora desde el primer gobierno radical nacional (Tato, 2008:18).

[10] La Gaceta, Tucumán, 27/08/1944, p. 10.

[11] La Gaceta, Tucumán, 07/01/1945, p. 9; 18 y 25/02/1945, p. 10; 04/03/1945, p. 9 y 11/03/1945, p. 8; 05/08/1945, p. 10.

[12] La Gaceta, Tucumán, 17/06/1945, p. 13; 12/08/1945, p. 11 y 30/09/1945, p. 12.

[13] La Gaceta, Tucumán, 11/02/1945, p. 10.

[14] La Gaceta, Tucumán, 11/03/1945, p. 8.

[15] La Gaceta, Tucumán, 18/03/1945, p. 8

[16] La Gaceta, Tucumán, 08/04/1945, p. 8

[17] La Gaceta, Tucumán, 22/04/1945, p. 8

[18] El juego de palabras Perón-pera como retórica del humor aparece en La Gaceta, Tucumán, 11/11/1945, p. 10. La asociación de estos términos fue común en la prensa opositora a Perón en el periodo preeleccionario de 1946. Véanse como ejemplo los dibujos y caricaturas de José Antonio Ginzo (Tristán) y de la revista Cascabel (Gené, 2010:85-87).

[19] La Gaceta, Tucumán, 18/03/1945, p. 8. Según el diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, en España el término submarino se usa como sinónimo de infiltrado. https://dle.rae.es/submarino

[20] La Gaceta, Tucumán, 27/01/1946, p. 9 y 10 de febrero de 1946, p. 10. Testimonios que aseveran la mejora del estilo de vida y el acceso a otros consumos por parte de los dirigentes sindicales azucareros en Gutiérrez & Rubinstein, 2012:284.

[21] La Gaceta, Tucumán, 25/03/1945, p. 8 y 1 y 15/04/1945, p. 8; 26/08/1945, p.12; 9 y 23 y 30/09/1945, p. 10, 15 y 12 respectivamente; 03 y 10/02/1946, p. 9 y 10 respectivamente.

[22] La Gaceta, Tucumán, 10/06/1945, p. 12. Sobre la FOTIA y su relación con el peronismo véanse Rubinstein (2006) y Gutiérrez & Rubinstein (2013).

[23] La Gaceta, Tucumán, 26/11/1945, p. 8; 29/11/1945, p. 9 y 10/12/1945, p. 5, 28/01/1946, p. 6; 03 y 07/02/1946, pp. 7 y 9.

[24] La Gaceta, Tucumán, 16/09/1945, p. 12.

[25] La Gaceta, Tucumán, 01/07/1945, p. 10; 09 y 30/09/1945, p. 10 y 12 respectivamente; 18/11/1945, p. 12; 09/12/1945, p. 10 y 20/01/1946, p. 7. Perón comenzó a
denominarse como el “primer trabajador argentino” cuando asumió la vicepresidencia del gobierno militar, en julio de 1944.
 Los Principios, Córdoba, 09/07/1944, p. 1.

[26] La Gaceta, Tucumán, 09/09/1945, p. 10; 02/12/1945, p. 8; 20/01/1946, p. 7; 10 y 17/02/1946, p. 10.

[27] La Gaceta, Tucumán, 04 y 11/03/1945, pp. 9 y 8, respectivamente; 17/02/1946, p. 10. Esta característica política de décadas se confirma en Tato, 2008:15.

[28] La Gaceta, Tucumán, 27/05/1945, p. 9.

[29] La Gaceta, Tucumán, 04/03/1945, p. 9, 11/03/1945, p. 8; 26/08/1945, p. 12; y 09 y 16/09/1945, pp. 10 y 12 respectivamente. Acerca de la crítica a la espontaneidad de los actos peronistas en la prensa comunista veáse Panella & Fonticelli, 2007:97.

[30] La Gaceta, Tucumán, 19/08/1945, p. 10; 16/09/1945, p. 12 y 09/12/1945, p. 10. Chalchalero es un modismo del norte argentino que significa falso, que pretende ser lo que no es.

[31] Una de las crónicas más conocidas acerca de los sucesos del 17 de octubre en Luna, 1984[1971].

[32] La Gaceta, Tucumán, 04/11/1945, p. 11. Manifestaciones de “cultura” como desmanes, robos, agresiones a los transeúntes, entre otros.

[33] La Gaceta, Tucumán, 02/12/1945, p. 8.

[34] La Gaceta, Tucumán, 04 y 24/02/1946, p. 6; 20/01/1946, p. 7.

[35] La Gaceta, Tucumán, 24/02/1946, p. 12.

[36] Manuel Parés, dirigente sindical que llegó a ser funcionario laboral y legislador provincial en Tucumán por el peronismo, reconocía la poca instrucción de los representantes de su partido, pero adoptaba el discurso heterorreferencial de sus opositores evidenciando las hegemonías constitutivas, al decir que “El peronismo no tenía gente de nivel intelectual” (Gutiérrez & Rubinstein, 2012:313). Muestras de la desconfianza a las capacidades intelectuales de los dirigentes políticos peronistas en Santos Lepera, 2015:221-222 y Garzón Rogé, 2017:73-74.  

Otros testimonios aseveran el poco nivel cultural de parte de los dirigentes sindicales azucareros, pero inteligencia práctica, buen sentido e intención de mejorar. Algunos eran leídos y contaban con bibliotecas. También aparece la relación entre la pobreza y la astucia y el ingenio para sobrevivir en la adversidad (Gutiérrez & Rubinstein, 2012:313, 285, 298 y 288).

[37] La Gaceta, Tucumán, 20/01/1946, p. 7; 27/01/1946 y 03/02/1946, p. 9. Tartanchear es lo opuesto a gritar, es decir que tartancheo mental referiría a una tenue actividad neuronal o a un balbuceo intelectual.

[38] La Gaceta, Tucumán, 17/02/1946, p. 10.

[39] La Gaceta, Tucumán, 24/02/1946, p. 12. Rómulo Chirino era un “submarino sindical”: se desempeñaba como secretario general del sindicato del ingenio La Florida. En esta cita textual y en la anterior préstese atención a la referencia a Perón y su movimiento como “el otro”, y “la otra cosa”, con el acento en lo innombrable, la impersonalidad y el desvalor.

[40] La Gaceta, Tucumán, 17 y 24/02/1946, p. 10 y 12, respectivamente.

[41] La Gaceta, Tucumán, 11/03/1945, p. 8. En este sentido la interpretación histórica de Hynes difería de la del común del comunismo que revalorizaba Mayo, la Constitución y las llamadas “presidencias nacionales”. Véase Cataruzza, 2008:184-186.

[42] La Gaceta, Tucumán, 24/02/1946, p. 12. Otros ejemplos de estas caracterizaciones en la columna del 10/02/1946.

[43] La Gaceta, Tucumán, 02/12/1945, p. 8.

[44] Ejemplos en La Gaceta, Tucumán, 09/12/1945, p. 5; 13/12/1945, p. 7; 16/12/1945, p. 11; 19/12/1945, p. 4; y La Gaceta, Tucumán, 13/04/1946, citado en Lichtmajer, 2012:108.