“Sentirme exiliado dentro de mi propio país”.

Experiencias de militantes políticos que migraron al sur argentino a finales de la dictadura

“Feeling exiled within my own country”.

Experiences of political militants that migrated to the argentinian south towards the end of the dictatorship

Gabriela Fernández

Instituto de Cultura, Sociedad y Estado,

Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (Argentina)

gfernandez@untdf.edu.ar

https://orcid.org/0000-0002-7043-9970

Resumen

La provincia de Tierra del Fuego experimentó en los años ´80 del siglo pasado un importante crecimiento demográfico gracias al traslado de población desde diferentes lugares del país como consecuencia de las oportunidades laborales que brindaba la expansión de la industria local. En ese contexto podemos identificar algunas trayectorias de militantes políticos de los años ´70 que se instalaron en la isla a fines del gobierno militar. Este trabajo se propone, a través del análisis de dos testimonios de militantes de los años ´70, identificar la dimensión política y el sentido que tuvieron esas experiencias de traslado a una región tan alejada de los grandes centros urbanos del país. Pero, además, nuestro objetivo es indagar de qué forma estas experiencias se pueden vincular con la noción de “exilio interno” o “insilio”, aportando de esta manera a la caracterización de estas categorías poco abordadas dentro del campo de estudio de nuestra historia reciente.

Palabras Clave

Exilio interno; Tierra del Fuego;  Dictadura;  Historia oral;  Subjetividades.

Abstract

The province of Tierra del Fuego experienced a significant population growth in the 1980s thanks to the population movement from different parts of the country as a result of job opportunities provided by the expansion of local industry. In this context we can identify some trajectories of political militants of the ´70s who settled on the island at the end of the military governement. This paper proposes, through the analysis of two testimonies of militants of the ´70s, to identify the political dimension and the meaning of those experiences of moving to a region so far from the large urban centers of the country. But, in addition, our objective is to interrogate how these experiences can be linked to the notion of “internal exilie” or “insile”, thus contributing to the characterization of these categories rarely addressed within the field of study of our recent history.

Keywords

Internal exile;  Tierra del Fuego;  Dictatorship;  Oral history;  Subjectivities.

Introducción

Este trabajo es parte de una investigación más amplia que se inscribe dentro del campo de estudio de la historia reciente argentina a partir del análisis de trayectorias y experiencias de militantes políticos de los años ´70 del siglo pasado que se instalaron en Tierra del Fuego a finales de la dictadura y en los años del gobierno de Alfonsín.[1] 

La actual provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur – la más austral de la Argentina – es una región que experimentó en los años ´80 un importante crecimiento demográfico gracias a la llegada de población de diferentes provincias como consecuencia de las oportunidades laborales que brindaba la expansión de la industria local.[2] Sin embargo, al momento de indagar sobre experiencias de quienes migraron a la isla en esos años es posible identificar un panorama más complejo de este proceso, ya que en algunos casos se trata de militantes políticos que padecieron la represión en los lugares donde transitaron gran parte de los años ´70 y que se instalaron en la isla a finales del gobierno militar o en los primeros años ´80, no impulsados por motivos laborales o económicos.

En este trabajo nos proponemos, a partir del análisis de dos testimonios de militantes políticos de los ´70 que migraron a Tierra del Fuego a finales de la dictadura, identificar la dimensión política y el sentido que tuvieron algunas de esas experiencias. Por un lado, para contribuir a los estudios sobre la militancia política de los años ´70. Si bien es un campo que se fue consolidando y ganando espacio en los encuentros y jornadas académicas es necesario problematizar e incorporar nuevas dimensiones de análisis en la agenda, entre ellos profundizar en los enfoques regionales o locales.[3] 

Por otro lado, a pesar de esa abundante producción, los trabajos orientados a la militancia política de los ´70 no se enfocaron en los desplazamientos internos como parte de un problema de estudio. Las referencias sobre esos traslados son, la mayoría de las veces, considerados como un dato de la biografía más que un acto constitutivo de su experiencia política.

Consideramos que es necesario indagar sobre estos recorridos poco visibilizados en la historia reciente de Tierra del Fuego para poder aproximarnos a los sentidos otorgados a esas trayectorias e identificar de qué manera se pueden considerar como formas de “exilio interno” o “insilio”. Para esto, en una primera parte del artículo revisamos las referencias y caracterizaciones realizadas desde el campo académico a la noción de “exilio interno”. Si bien son escasas las investigaciones que indagan sobre este concepto, algunos trabajos previos nos pueden aportar categorías e interpretaciones valiosas para nuestra investigación. En una segunda parte recuperamos las experiencias de vida que nos proporcionan los testimonios de dos militantes políticos de los años ´70 analizados a partir de la metodología de la historia oral. Ante un tema tan poco visibilizado en la historia reciente de Tierra del Fuego, la oralidad y la memoria son una forma de acceso privilegiada a las representaciones que los sujetos de la historia hacen de sus experiencias, y del proceso social y político del que formaron parte. A través de las entrevistas, nos acercamos no solo a la identificación de esas trayectorias, sino además al sentido que las mismas tuvieron y tienen para sus protagonistas. Esta característica de las fuentes orales, la de poder brindarnos la subjetividad del hablante, enriqueció nuestro trabajo ya que pudimos conocer sus motivaciones, deseos e interpretaciones actuales sobre esas trayectorias. Es decir, como señala Portelli, estos relatos nos aportan no sólo la narración y resignificación de sus experiencias, sino también esa constante reconstrucción entre “su pasado” y “su presente”.[4]

De esta manera, los testimonios iluminan, con la recuperación de datos y eventos, aspectos no registrados o invisibilizados del pasado cercano. Pero, además, nos permiten aproximarnos a los sentidos otorgados a esas trayectorias y experiencias y, de esta forma, avanzar en la caracterización y definición de categorías para explicar procesos de nuestra historia reciente poco abordados, como la noción de “exilio interno” o “insilio”.  

Sobre insilios o exilios internos

Dentro de los estudios sobre las movilidades forzadas, las investigaciones realizadas en las últimas décadas sobre los exilios políticos ocurridos en el marco de los gobiernos autoritarios de los años ´70 del siglo pasado se desarrollaron de manera notable. Estos exilios consistieron en desplazamientos extraterritoriales forzados, migraciones políticas que se dieron en contextos represivos que implicaban no solo la huida o la expulsión, sino también la imposibilidad de retorno a su país ya que estaba en riesgo la vida o la libertad. Para las y los investigadores, estudiar los exilios políticos implicó asumir importantes desafíos metodológicos, y sus producciones aportaron a la consolidación del campo de estudio. Esto se tradujo en una gran variedad de espacios de intercambio en jornadas académicas, grupos de estudio, publicaciones y tesis de posgrado.[5] 

Los trabajos que abordaron la complejidad de los exilios políticos conformaron una amplia producción académica dentro del campo de la historia reciente, aportando categorías, interrogantes e interpretaciones que nos pueden ayudar al momento de pensar otras formas de desplazamientos forzados, en este caso dentro de las fronteras de un mismo país, que podemos caracterizar como “exilios internos” o “insilios”.

De esta forma, los estudios y debates realizados desde el campo de la historia reciente sobre los exilios políticos y las migraciones forzadas nos pueden proporcionar perspectivas teóricas, enfoques e interrogantes. En este sentido, las contribuciones que proponen considerar el carácter multidimensional de las movilidades forzadas iluminan sobre el abanico de dimensiones que debemos considerar al momento de analizar los exilios, las migraciones y los desplazamientos internos, como señalan Coraza de los Santos y Gatica:

[…] queremos enfatizar en la necesidad de pensar en este carácter multidimensional, por un lado, las personas se mueven como consecuencia de unas circunstancias, donde el Estado tiene una alta cuota de responsabilidad, pero por otro, también es fundamental pensar en que las y los migrantes hacen una lectura de su propia realidad vivida y de las opciones y recursos con los que cuentan y, a partir de esto, deciden (reconociendo diferentes niveles en cuanto a la toma de decisiones y el papel de terceros en ellas) (Coraza de los Santos y Gatica, 2019: 120).

Como mencionamos, el concepto de “exilio interno” o “insilio” presenta algunas dificultades ya que no hay suficientes trabajos o investigaciones que indaguen sobre esta categoría. Sin embargo, aunque son escasas, contamos con algunas referencias dentro de la producción académica que nos invitan a incorporar este concepto al análisis de las trayectorias y posibles respuestas de militantes políticos ante la escalada represiva de los años ´70. En una editorial de la publicación de la Comisión y Archivo Provincial de la Memoria “Diarios de la Memoria” de diciembre del 2012, Ludmila da Silva Catela incorpora el tema del “insilio” como una de las experiencias de migraciones forzadas dentro del país, como una huida necesaria frente a la política represiva desplegada en los ´70. En este sentido, el exilio interno operó, al igual que el exilio fuera del país, como un mecanismo para lograr la supervivencia que implicó una profunda transformación en los comportamientos adoptados y en la conformación de los procesos de memorias y de subjetividades.

¿Y el insilio?, ¿esfumarse dentro del territorio nacional? ¿Cómo es eso? ¿Qué similitudes y diferencias guarda con el exilio? En este caso la tierra conocida se vuelve extraña, los vecinos pueden ser un peligro, lo que identifica es mejor borrarlo, desconocerlo. El insilio opera un cambio de identidad que puede ser más doloroso aún que el exilio. Afuera, el exiliado muchas veces es acogido por pares de igual condición y, bajo otras normas morales, aquello por lo que fue obligado a partir, puede ser ignorado, quedar en suspenso e incluso valorado. Adentro, el insiliado vive en permanente estado de represión psíquica, autocontrol que puede conducir a la locura o al desarrollo de una fortaleza inusitada. El exiliado o el insiliado pierden puntos de orientación elementales (tiempo, espacio, sustancia, etc.). Lo conocido se vuelve extraño y lo extraño con el tiempo pasa a ser familiar. Tanto el exilio interno como el externo, en muchas ocasiones fue la última posibilidad de recomponer la vida frente a la situación límite de la violencia, los secuestros, los centros clandestinos de detención, la tortura y la desaparición de amigos, familiares, conocidos o de ellos mismos.[6]

Otros dos trabajos abordaron el fenómeno del “exilio interno” o “insilio” a partir del análisis de experiencias concretas. Tanto Victoria Basualdo (2006) como Natalia Casola (2012) recuperaron algunas experiencias de repliegues “internos” de militantes políticos, trabajadores o dirigentes sindicales perseguidos por los gobiernos que desplegaron el accionar represivo durante los años ´70. Estos estudios coinciden en señalar la dificultad que representa la ausencia de registros migratorios, la falta de colectivos de exiliados “internos” y de actividades que permitan un (auto)reconocimiento, lo que le otorga a los testimonios orales y a los archivos privados un acceso privilegiado para comprender este tipo de procesos (Casola, 2012:128). Los testimonios analizados permiten identificar similares efectos a los que expresaban los exiliados fuera del país: desarraigo, pérdida de lazos de pertenencia y afectivos, ajenidad y extrañamiento frente a la nueva comunidad y nostalgia respecto al lugar de origen (Basualdo, 2006:2). Estas autoras consideran necesaria la incorporación de este tipo de problemáticas dentro del campo de estudio de nuestra historia reciente para cubrir un área de vacancia no abordada por las producciones orientadas a analizar los exilios, y que permita recuperar la diversidad de trayectorias y experiencias desplegadas frente a la trama represiva de los años ´70:

A partir de la evidencia y testimonios presentados, es posible concluir que es necesario, en el contexto de la historiografía sobre la dictadura, abordar la historia de aquellos sectores sociales que, a pesar de ser blancos de la política represiva (en este caso, se trata de trabajadores y militantes sindicales de base) permanecieron en el país durante la última dictadura militar. […] La potencialidad del concepto de “exilio interno” o “insilio” radica en su capacidad de describir esta posición contradictoria plasmada en muchos de los testimonios analizados: por un lado, se encuentran “adentro”, es decir inmersos en la sociedad y la cultura a la que pertenecen. Sin embargo, estos trabajadores y militantes de base perseguidos están también “afuera” (Basualdo; 2006:19).

En otras indagaciones, las pocas referencias a la noción de “exilio interno” se basan en relatos de experiencias individuales y aisladas. Por lo tanto, para poder comenzar a alumbrar este proceso vamos a hacerlo a partir de algunos testimonios y acercamientos disponibles. Las primeras menciones a la noción de “exilio interior” las podemos encontrar en relatos en primera persona. Uno de estos relatos es el de Celina Bonini[7], que narró su experiencia de militante política en la ciudad de Córdoba durante los primeros años de la dictadura y que, ante una oportunidad laboral para su compañero, se trasladó a Buenos Aires a fines de 1978. La represión desatada esos años en Córdoba estaba dejando profundas marcas: compañeros desaparecidos o asesinados y muchos que marcharon al exilio. Para Bonini, el viaje a Buenos Aires fue vivido y expresado como un exilio. Y en ese sentido comparó su experiencia con la que vivieron los que se marcharon fuera del país:

¿Por qué es posible hablar de un exilio interno? Para mí, el exilio fue de dos imposibilidades fundamentales: por un lado, el desarraigo; la imposibilidad de quedarme en mi lugar, con mi gente. Por otro, la pérdida de sentido de la militancia política, la imposibilidad de volver a conectarme con una práctica hasta ese momento fundamental en mi vida y, especialmente, de mis relaciones sociales y afectivas. […] Para muchos, este fue el resultado de irse del país. Para otros, esto ocurrió dentro de los límites geográficos que supuestamente constituyen y preservan uno de nuestros sentimientos de pertenencia básicos: el nacional. […] Cuando llegué a Buenos Aires las cosas comenzaron a ser muy diferentes. En algún sentido, lo mismo hubiera dado que el avión me dejara en Suecia o en algún otro destino igualmente remoto. Ahora me cuesta mucho esfuerzo entender lo que entonces sentía. Pero creo no falsear el recuerdo si digo que la sensación dominante era la ajenidad (Bonini, 1999: 128-139).

Otro testimonio en primera persona es el de Carlos Tello, militante de Montoneros en los años ´70, que en una entrevista publicada en el año 2012 se reconoce como un exiliado interno, ya que el repliegue para preservar su vida lo llevó a refugiarse durante los años de la dictadura en distintas regiones del país: San Juan, Mendoza, Tucumán, Buenos Aires, Jujuy. Este relato nos permite tomar dimensión de algunas experiencias que reflejan cómo el terrorismo de Estado atravesó esferas y distintos ámbitos sociales y políticos, implicó la transformación de las categorías de lo público y lo privado, y cómo se reconfiguraron los grupos de pertenencia, los vínculos familiares y las subjetividades.

No es solo el estar fuera del entorno familiar o social sino el de estar encerrado y con la tensión, con el corazón en la boca; una tensión permanente y con una identidad distinta. Tenía documento con otros nombres y otra historia. No podía decir que era de San Juan, decía que era de más aquí, de más allá. Eso, en cualquier condición genera problemas de identidad, pero era tan grande la convicción en ese momento que era asumida como una tarea militante. Tener hijos y tenerlos con ese nombre que no era el tuyo, otro apellido… […] Otras de las cosas del desarraigo es cuando te van arrinconando a una situación donde no podés tener nada ni familia, ni contacto… ni casa, nada. Arraigarse a un lugar era el suicidio. Más allá de que estaba dentro de la Argentina, yo siempre me consideré un exiliado interno porque nunca pude decir vengo de tal lado, soy de San Juan, me llamo Carlos Tello, tengo esta historia, y con el agravante de ser perseguido. Estuvimos dando vueltas durante unos años, pero tampoco eso era vida. El no arraigarse también tiene sus costos personales y familiares.[8]

Con este trabajo pretendemos contribuir a los estudios sobre los “insilios”, analizando las trayectorias de dos militantes políticos que se instalaron en el sur argentino, en la provincia de Tierra del Fuego, en los últimos años de la dictadura militar. Nos propusimos analizar estos desplazamientos considerando el contexto político y social en el que se realizaron. Pero también indagamos sobre el sentido otorgado a estas experiencias que, si bien pueden estar asociadas a la búsqueda de resguardo y refugio, también expresan la necesidad de un distanciamiento geográfico, social y político - muy similar a un destierro - que, aunque presentado como voluntario y realizado fronteras adentro del país, no dejó de implicar un abandono de sus lugares y vínculos de pertenencia. 

Mirando al Sur

Al momento de indagar sobre el traslado a Tierra del Fuego, varios testimonios hicieron referencia a la experiencia de militantes políticos que se instalaron en la isla en los años ´70 y ´80 del siglo pasado. Aunque no fueron muchos los casos identificados, es significativo que se diera el desplazamiento hacia una sociedad vigilada – como era la de Tierra del Fuego en los años de la dictadura - donde era permanente y visible la presencia de la Armada. Por eso es posible considerar que los que se instalaron eran militantes que no tenían altos niveles de responsabilidad en sus agrupaciones (y por lo tanto estaban menos expuestos), y para los cuales, frente al autoritarismo y la represión, el exilio, por diferentes motivos, no pudo ser una alternativa. Ante esto, muchos buscaron refugio interno o el desplazamiento a un lugar alejado dentro del país. Por otro lado, el estímulo para el traslado a la isla que brindó la Ley de Promoción Industrial y la expansión de la demanda de mano de obra generó condiciones para el arribo de población a Tierra del Fuego.

Para este trabajo analizamos los testimonios de dos militantes políticos[9], Roberto y Emilce, que migraron desde distintas regiones del país a Tierra del Fuego a finales de la última dictadura. Nuestro objetivo fue identificar si esas experiencias se pueden vincular de alguna forma a la noción de “exilio interno” o “insilio”, no solo porque detrás de esas movilizaciones existieron prácticas de violencia política que ponían en riesgo la vida o la libertad, sino considerando también el sentido que ese desplazamiento significó para cada uno de ellos.

Roberto llegó desde la ciudad de Buenos Aires a Río Grande en 1980 y Emilce se trasladó desde Córdoba a Ushuaia en 1981. Sin vínculo entre ellos, ambos militaban dentro de la Juventud Peronista y transitaron los años ´70 en centros urbanos donde la represión alcanzó importantes niveles de organización y despliegue, y en los cuales el disciplinamiento impuesto por el autoritarismo condicionó muchos de los comportamientos y actitudes sociales. Sus testimonios nos permitieron identificar algunos recorridos y opciones para la militancia política en los últimos años de la dictadura.

Roberto nació en 1954 en Capital Federal, en el barrio de Mataderos. En los años ´70 militaba de la Juventud Peronista, y luego de padecer varias acciones represivas bajo la dictadura, y de recorrer distintos lugares en búsqueda de refugio, llegó en 1980 a la ciudad de Río Grande. Allí se instaló y desarrolló su vida laboral y familiar. En una entrevista realizada en el año 2002 dejó testimonio sobre su trayectoria previa a su llegada a Tierra del Fuego, y sobre las motivaciones que lo llevaron a instalarse en la isla.[10] En este dialogo con “Mingo” Gutiérrez[11], es posible identificar la dimensión política de sus experiencias previas, pero además el sentido que tuvo para él su inserción en Río Grande.

De origen humilde, Roberto comenzó a trabajar desde chico y a tomar conciencia de las carencias y de la necesidad de transformación social. El estímulo familiar lo alentó a buscar en el estudio la posibilidad de la superación personal, y comenzó la carrera de Medicina en la Universidad Nacional de Córdoba a principios de los años ´70, aunque esa experiencia se vio atravesada por la efervescencia política de la época y por su acercamiento a la militancia dentro del peronismo. Fue durante los años de la tercera presidencia peronista que comenzó a sentir el peligro que implicaba la represión desatada por la Triple A.

P.: ¿Dónde hiciste tu escuela primaria… tu escuela secundaria?

R.: La escuela primaria la hice en el mismo barrio, de Mataderos, la escuela número 4, ahí hice toda la primaria. Y la secundaria la hice en el barrio de Liniers, que era el Nacional 13, el Nacional Comercial. Y bueno, en la secundaria tuve la suerte de haber generado un Centro de Estudiantes, eran épocas difíciles entre el 70 y el 72… Yo me recibí en el año 72 en la secundaria, con una efervescencia política impresionante, y donde con mucho, muchísimo esfuerzo, logré recibirme. Ahí nomás viajé a Córdoba y en el año 73 ingresé en la Universidad Nacional de Córdoba en la Facultad de Medicina. Bueno, en el año 73 era un poquito complicado… era muy difícil estudiar en esa época, muy difícil, por la efervescencia política que había…

P.: Se esperaban muchos más cambios en el país que en la Universidad, que lo que te podía dar un título, ¿no?

R.: Yo creo que sí. Porque además había todo un compromiso, y esa generación creo que todavía tenía eso que yo sigo diciendo de la cuestión de la solidaridad, de la cuestión del compromiso… […] En aquella época, durante esos 8 años, por lo menos de mi vida, lo que me tocó a mí, he tenido muchos problemas… 6, durante 6 años… hasta el año 80, que es cuando llegué acá…

P.: O sea que viniste escapando de esos problemas?

R.: Si, exactamente [risas nerviosas], exactamente, vine escapando de esos problemas…[12]

Su experiencia en Córdoba duró un año, luego volvió a Buenos Aires en 1975, e ingresó en la carrera de Medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Fue en esos años como estudiante que comenzó a tomar contacto con la represión ejercida sobre algunos de sus compañeros de estudio y de militancia, y varios de ellos fueron asesinados o están desaparecidos.

En su testimonio no se alcanza a evidenciar con precisión algunos detalles de sus prácticas y acciones políticas. Si bien él refiere a su vinculación con el peronismo y la persecución política vivida en esos años, en el desarrollo de la entrevista no se profundizó en estos aspectos de su militancia. Las imprecisiones y generalidades en el relato pueden ser explicadas por el contexto de la entrevista, que fue realizada en un formato radial, dentro de una comunidad chica, y en un momento todavía poco propicio para la reivindicación de la militancia política de los años ´70.[13] 

Nuevamente en Buenos Aires a partir de 1975 la represión se profundizó. Toda esta situación lo llevó a abandonar los estudios y buscar formas de refugio para preservarse él y su familia:

P.: ¿Y la Medicina?

R.: Y la Medicina… Yo volví en el año… digamos en el 73, hasta el 74 estuve en Córdoba. Volví a Buenos Aires, y en Buenos Aires recién en el 75, haciendo el Tríptico ingrese en la Universidad de Buenos Aires en la carrera de Medicina. Y estudié hasta el año 78. Cursé hasta 3er año las materias hasta el 3er año de medicina y algunas del 1er año de hospital, hospitalarias… o sea en 4to año. Pero, digamos, había gente que no le gustaba como yo pensaba, por lo menos, y como pensaba mucha gente, y tuve que ´ausentarme´…

P.; Te tenían identificado…

R.: Si... Me tuve que ´ausentar´… y me tuve que ir [risas nerviosas]. Ni me dejaron poner el cartel… ´que el último apague la luz´… muchos amigos míos, muchos amigos míos este….

P.: Pagaron su porfía…

R.: Pagaron, duramente… Particularmente una compañera que estaba vinculada afectivamente conmigo, que tuve la desgracia de verla…, en otro barrio que se llama Villa Lugano, donde está un basural, y ahí la habían encontrado, y me llevaron…, atada, maniatada y fusilada.

P.: ¿El nombre de tu compañera?

R.: Liliana.

P.: O sea, con toda esa carga y con todo ese silencio es que emprendiste la salida de Buenos Aires, ¿no?

R.: Si, estuve…, antes de llegar acá, durante dos años entre el 78 y el 80 en distintos puntos del país, y preocupado. Preocupado, primero por esta cuestión de la sobrevivencia… donde no había futuro, donde no había nada, donde uno se daba cuenta, más allá que uno puede estar de acuerdo o no con la apreciación política, uno se estaba dando cuenta que nos estaban destruyendo, no desde el punto de vista económico, nos estaban destruyendo la cabeza, nos estaban destruyendo como pueblo, nos estaban dividiendo en pedacitos. Aquello de que la vecina decía: ´Y se lo llevaron. Por alguna razón será´. Nadie se quería meter. Eso creo que fue lo más grave que nos pudo haber ocurrido.[14]

Estos acontecimientos y las amenazas recibidas incluso en la casa de su madre generaron en Roberto preocupación y temor. Y en ese contexto, su salida de Buenos Aires y posterior llegada a Tierra del Fuego fue una opción condicionada por la cercanía de la represión y de la violencia ejercida en esos años de dictadura.

Yo tuve, mientras vivía en Buenos Aires, situaciones en las cuales, gracias a Dios que me ha protegido evidentemente, tuve dos encuentros con personas que me habían amenazado. Una en la casa de mi madre. Por eso me tuve que alejar de la casa de mi madre para que no se viera involucrada en esa situación. Y otra en la puerta de la Facultad en el año 78, mientras estaba el Mundial y demás. Eso, digamos, este…, me aterrorizó, y por eso abandoné absolutamente todo y uno lo primero que piensa ante una situación de esa naturaleza, no que tenía un delirio de persecución, pero era muy preocupante, sabiendo de que a los amigos de uno iban golpeando la puerta todos los días, aparecía un conocido, un amigo de uno, este… no aparecía, desaparecía mejor dicho… Entonces, eso me tenía muy mal, muy mal mentalmente…[15]

El relato de Roberto sobre la salida de Buenos Aires y su arribo a Río Grande está atravesado por el temor y la angustia, pero además evidencia esa necesidad de tomar distancia y de búsqueda de nuevos espacios en esos años de finales de la dictadura.

R.: Llegué a Río Grande el 11 de enero de 1980 buscando tranquilidad, escapar del desasosiego por estas circunstancias de la política, por estas circunstancias incluso de afectaciones psicológicas. Porque me había afectado mucho por mis compañeros y particularmente por mi compañera de aquel entonces… para remontar esta situación, ¿no?

P.: ¿Qué noticias habías tenido de Río Grande para venir acá?

R.: No, yo en realidad venía bajando por la Patagonia con otro amigo mío, íbamos a ir a Pico Truncado. Porque nos decían que era un pequeño pueblo, lindo, pintoresco, y resulta que, por esas cosas de la vida, haciendo dedo, llegamos hasta Río Gallegos. Nos pasamos de largo… Y en Gallegos, ahí en Río Gallegos, encontramos una persona, tan amable y tan considerada, de apellido Haro, que sin conocernos, cosa que me llamaba la atención, como la gente sin conocernos nos invita a la casa a comer… recién nos acabábamos de conocer…y uno que es urbano, es desconfiado [risas], así que sin embargo, tuvo la gentileza de utilizar su casa, nos bañamos, nos dio alimentos, veníamos medio… medio mal, digamos… […] Y tenía amigos en la Base Militar en Gallegos…. Yo estaba muy preocupado con ese asunto. ´No, no, no… ustedes lo que tienen que hacer… un lugar extraordinario es la Isla, ustedes se tienen que ir a la Isla´. ´Pero… la Isla, así… Ushuaia, ¿de qué estamos hablando?´ ´No, hay una ciudad que se llama Río Grande. Todos conocen Ushuaia, pero…´No, yo no conozco nada, si conozco Ushuaia de referencia de cuando estudie en la secundaria, que había una ciudad ahí abajo, en el fin del mundo, que se llamaba Ushuaia´. ´Ese es un lugar tranquilo, pueblo chico, y además hay trabajo y… la van a pasar bien… es una isla´. Bueno, así fue que nos… un avión que venía desde Gallegos para acá nos cargaron en un Hércules que traía… era un avión militar. Yo temblando como una hoja… [risa nerviosa].[16]

En su relato él narra que viaja con un amigo, pero el destino es incierto. Y aparece la sensación de desconfianza (ante la persona que lo ayuda) y de temor al momento de ser trasladado en un avión militar. Esa preocupación no desapareció al llegar a destino.

Hasta que aterrizó en el aeropuerto de Río Grande y, ni bien bajamos, llamamos por teléfono al Hospital y hablamos con el Director de ese momento que se llamaba Dr. Olmos, y nosotros le dijimos, yo soy hemoterapeuta, técnico en hemoterapia y mi amigo era enfermero, auxiliar en enfermería… Inmediatamente el Dr. Olmos manda una ambulancia a buscarnos y llegamos al Hospital directamente… Bueno, sabiendo quienes eran… nos presentamos… En esa época había muy poquitos médicos, pero, escasos médicos, y enfermeras eran… eran idóneas en realidad, así que le caíamos al dedillo… Y ahí nomás nos ofrecieron a ambos la posibilidad de trabajar…[17]

La demanda de trabajadores y profesionales en un territorio en expansión, como era la Tierra del Fuego de los años ´80, pudo generar condiciones que facilitara el ingreso sin demasiado control sobre los antecedentes políticos de los hombres y mujeres que llegaron en esa época. Sin embargo, era condición necesaria acreditar buena conducta para ingresar a trabajar en la administración pública. Roberto tuvo que hacer esos trámites para ingresar al Hospital:

Y además yo para entrar al Hospital tuve que hacerme…me mandaron a Investigaciones a hacerme un certificado de buena conducta porque el Estado pide eso, ¿no? La ley 22140[18] es la que dictaron los militares, especificaba que tenía que tener… Bueno yo hice todos los trámites, temblando como una hoja. Es más, yo no podía decir… porque me acompañó el Dr. Olmos, y yo no le iba a decir, porque además yo no lo conocía, no le puedo decir: ´mire tengo un pequeño problemita´… Así que el mismo me acompañó, tuvo la gentileza de acompañarme, me hicieron todos los papeles… Pero yo, durante los 6 meses estaba muy preocupado [risa nerviosa].[19]

En su relato, destaca la tensión interna, el tironeo entre las cosas que añoraba de Buenos Aires y las posibilidades que tenía en Río Grande, pero por sobre todas las cosas, la tranquilidad ganada en Tierra del Fuego:

Y así estuve 6 meses trabajando con miles de anécdotas en ese Hospital… […] Anécdotas que me ayudaron a quedarme. Me orientaron a quedarme. Era otro tipo de vida. Al principio no me sentía bien. Porque acostumbrado a la urbe, acostumbrado a caminar por la calle Corrientes, por ejemplo, entrar a librerías y manotear libros… o comprar algunos libritos para leer… Ir al Centro Cultural General San Martín que está en Buenos Aires, ver obras de teatro, era otra cosa, era otro mundo esto. Pero tenía la tranquilidad de que no escuchaba las sirenas. Que eso me quedó en la cabeza por muchos años...las sirenas…[20]

Si bien rápidamente Roberto consiguió trabajo y terminó arraigando en Río Grande, en su relato pudimos identificar que ese temor, sumado a la tristeza por el desarraigo, lo acompañó durante un tiempo más, al punto de sentirse como un exiliado dentro del país:

Yo en una época escribía… me dedicaba a escribir un poco… tal vez inspirado por la tristeza de haberme alejado de la ciudad natal… de estar… como sentirme al principio como un exiliado dentro de mi propio país… quizás esos fueron los motivos que me permitieron un poco escribir...[21]

Una experiencia similar encontramos en el testimonio de Emilce. Ella también fue militante de la Juventud Universitaria Peronista, pero en la ciudad de Córdoba de los primeros años ´70. La familia de Emilce era de Mina Clavero y al terminar la secundaria se trasladó a la capital de la provincia para ingresar a la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). En 1973 comenzó a estudiar Psicología, pero después cambio a la carrera de Ciencias de la Información (en la Escuela de Comunicación Social), la que abandonó cuando dejó la provincia para mudarse a Tierra del Fuego en septiembre de 1981. En forma paralela a su etapa en la Universidad, estudió además en la Escuela Normal Superior Dr. Alejandro Carbó el Profesorado de Enseñanza Elemental. Fue en esa época de estudiante cuando se sumó a la militancia política:

Era delegada, estuve en la Juventud Universitaria Peronista. Años intensos, pero lindos. Acciones…, el Centro de estudiantes, poner en funcionamiento el teatrino, el comedor, exigir que pongan los vidrios en la Universidad. El pabellón de las brujas (porque era una casa que parecía de brujas), pero no tenía vidrios. Hacía mucho frío […] 

Venía mi acercamiento con el peronismo desde Mina Clavero, pero no porque viniera de familia peronista. Mi papá era PC. En el 73 el PC va con el peronismo en el Frejuli en Córdoba, y ahí me empiezo a relacionar.[22] 

De familia politizada, aunque no peronista sino vinculados al Partido                                                                                                                                                                                                                                       Comunista, ella expresa en su relato que fue la complicidad de su familia lo que le permitió eludir episodios de violencia política. Con el acompañamiento y protección familiar logró además preservar algunos materiales de su época de estudiante.

Yo creo que estoy viva es gracias al acompañamiento… y si más de un libro me sobrevive es porque mi viejo, muy inteligentemente lo supo guardar… porque hasta allanamiento en Mina Clavero hemos tenido...[23]

En la Universidad, ella formó parte de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), donde participaba de acciones para mejorar las condiciones de estudio, las luchas por el comedor, la realización de actividades culturales, pero a pesar de este acercamiento al peronismo, no llegó a sumarse a Montoneros.

Yo no estaba en Montoneros. Era pichón… Hasta de formación… no estaba formada para ser un cuadro. Tenía formación más PC que otra cosa […] y por una cuestión de afinidad, porque la verdad que me sentía más afín, con la manera de llevar adelante los compañeros peronistas que íbamos a la bajada del Pucará a la villa… había varias cosas que se hacían… y era lo que yo veía que rechazaba de mi papá, esa cosa de lo intelectual, que todos los demás no saben nada… No, no. Me gustaba el intercambio con el otro…[24]

Para el momento del golpe de Estado de 1976 ella se encontraba en Mina Clavero, en la casa familiar.

Vi gente brindar, nosotros calladitos la boca. Ya habíamos visto la muerte de Atilio López, la intervención de la provincia… En 1974 estuve por Bariloche un tiempo… Después iba y me quedaba guardada en Mina Clavero un tiempo… Y así estuve.[25]

Y a partir de ese momento comenzó a adoptar medidas de seguridad, a “guardarse” cada tanto en Mina Clavero. En algunos casos, la sensación del peligro propio o el riesgo sobre sus familias llevó a la militancia a adoptar un repliegue silencioso durante los años de la última dictadura. Se produjo una huida hacia “adentro”, una búsqueda de refugio que muchas veces generó parálisis y aislamiento.

El relato de Emilce para este período se vuelve más discreto, evitando hablar de circunstancias precisas, aunque deslizó referencias de familiares y amigos a los que ayudaron a marchar al exilio, algunas cuestiones familiares que la impulsaron a salir de su provincia o incluso las recomendaciones de un familiar que era jefe del área naval que insistió para que ella abandonara Córdoba y se trasladara a Ushuaia con una recomendación: “vos vas allá y sos ciega, sorda y muda”.[26]

En el caso de Emilce, después de “guardarse” cada tanto en Mina Clavero, y tras las recomendaciones para que abandone Córdoba, en septiembre de 1981 llegó a Tierra del Fuego. En principio, el viaje lo habían organizado con otras compañeras, pero a último momento ellas cambiaron de planes y aunque no conocía nada de la isla, Emilce decidió trasladarse sola a Ushuaia. Recordemos que, a inicios de 1981 con la llegada del general Viola al gobierno, se inició una apertura limitada que brindó cierta distensión política. En ese contexto se puede llegar a entender algunas de estas migraciones de finales de la dictadura.

Ante la pregunta sobre el motivo del viaje, la respuesta de Emilce fue que “quería poner distancia con Córdoba… estaba muy…No veía futuro…”.[27]

El silencio

En ambos casos, en el de Roberto y el de Emilce, se destaca la persistencia del temor, de la reserva y el silencio que mantuvieron aún ya instalados en Tierra del Fuego. Esa preocupación los llevó a estar atentos y a manejarse con cuidados extremos. Como aparece en el relato de Roberto:

Como a los 6 meses vinieron de una empresa, se llama Techint, una empresa multinacional, golpearon la puerta de la guardia, yo estaba ahí, y me preguntaron si yo me llamaba Roberto […], tanta edad, usted nació en tal lugar… Y dije en ese momento, pensé, ´estoy muerto´. Y, sin embargo, eran… yo no sabía de donde eran, así sorpresivamente sabían todos mis datos… Me fui al campo a trabajar en la empresa Techint porque necesitaban enfermeros para la obra que estaban haciendo (gasoductos y plantas de compresión de gas natural). Así que me ofrecieron la oportunidad de ganar mucho dinero y estar en el norte de la isla, que se yo… que era un lugar maravilloso. Bueno, por este temor, durante esos 6 meses que yo siempre estaba preocupado a ver si me llegan a descubrir… [28]

En el caso de Emilce, comenzó a trabajar como administrativa en el gobierno territorial y allí conoció al que después fue su pareja. En su relato, ella describió situaciones que evidenciaban de qué manera ese silencio, esas medidas de seguridad que mantuvo a su llegada en Tierra del Fuego condicionaron la información que compartía con su compañero, incluso cuando ya convivían.

Una anécdota refleja claramente esto. En 1982 fue invitada por una compañera de trabajo - con mucha discreción y de manera privada - a participar de una reunión política. Le pidió que mantenga la reserva y no comente con nadie esta propuesta, y Emilce, por resguardo, no le aseguró su presencia, ya que no conocía mucho de quién se trataba. Lo que no sabía era que su compañero (Ignacio) también había sido invitado a la misma reunión. Ambos fueron por separado a ese evento y se encontraron allí, en una reunión del peronismo local:

Ella no me dijo que lo había invitado a Ignacio también, si trabajábamos todos en el 2do piso. Yo vine a casa… Él se va, yo me voy… y nos encontramos en la reunión! Y era Dora Chelaliche, que fue legisladora después junto con Ignacio [Ignacio, su pareja] en la primera Legislatura.[29] 

Estábamos viviendo juntos y no hablábamos de política. Vivíamos juntos, pero de política no hablábamos.[30]

 Ese silencio también apareció en otras circunstancias relatadas por Roberto, lo que evidencia la continuidad del temor y de las estrategias de cuidado que les había impuesto el disciplinamiento de la dictadura:  

Es más, por las callecitas de Río Grande, he encontrado gente vinculada a algunas de las organizaciones que yo los conocía de Buenos Aires, y nos hemos cruzado, sin hablarnos, nos conocíamos, gente muy comprometida… [con énfasis] muy comprometida. Pero ni siquiera nos hablábamos. Pero yo si los he reconocido y seguramente ellos a mí, de la época de la Universidad. Y bueno…[31]

En el caso de Emilce, al igual que Roberto, consiguió trabajo rápidamente, incluso antes de llegar a Tierra del Fuego, lo que evidenciaba - en el contexto de crisis económica que vivía la Argentina a inicios de los ´80 - las particulares condiciones que estaba atravesando la isla. Su estadía en Tierra del Fuego no había sido prevista como algo definitivo, sino como tránsito a alguna otra parte, aunque terminó arraigando en Ushuaia. Si tenía claro que a Mina Clavero no quería volver.

Creo que, si hubiera un lugar más lejos, mejor, pero quedaba la Antártida. […] Acá estaba muy sellado, la gente no habla y una aprende a bajar, a poner una barrera […] Yo pasaba por la Base acá en Ushuaia, pero no se olía a carne quemada, como olías en Córdoba cuando pasabas cerca de la Perla o de la Calera…[32]

En ambos testimonios el tema del silencio, de la desconfianza y de las medidas de resguardo utilizadas bajo la dictadura en sus lugares de origen, perduraron largo tiempo, incluso en los primeros años ´80 en Tierra del Fuego.

Reflexiones finales

El recorrido por estas experiencias nos permitió iluminar algunos aspectos sobre las opciones y posibilidades que se presentaron para algunos sectores de la militancia política frente a la represión desatada en los años ´70.

Las historias de vida de nuestros entrevistados, sus recorridos como militantes en los primeros años ´70, y las diferentes formas en que experimentaron el Terrorismo de Estado, nos permitieron dimensionar el impacto de la represión, antes y después del golpe de 1976. En ambos casos, la decisión de instalarse en Tierra del Fuego no se transitó en soledad, sino que hubo redes familiares o de compañeros / amigos que intervinieron en esa decisión, formando parte del proyecto de viaje o que los alentaron a radicarse en la isla.

Aunque no conocían Tierra del Fuego antes de su viaje, las condiciones locales facilitaron su inserción laboral. Al ser una región en desarrollo, se llevaron adelante acciones estatales para favorecer el arraigo de profesionales. De alguna forma esto pudo ayudar a “distender” los controles ideológicos sobre quienes llegaban a la isla, lo que favoreció determinados desplazamientos a Tierra del Fuego. Sin embargo, en ambos casos, no fueron razones laborales las que impulsaron su llegada a la isla, sino la necesidad de poner distancia, alcanzar un refugio y preservarse del accionar represivo.  

Por otro lado, a través del análisis de los testimonios podemos identificar la presencia de muchos aspectos asociados a un “insilio” o “exilio interno”. Si bien el desplazamiento fue voluntario, las circunstancias que los impulsaron a migrar tenían que ver con las experiencias atravesadas en los lugares donde transitaron la militancia. Y así aparece referenciado explícitamente en el testimonio de Roberto (“sentirme al principio como un exiliado dentro de mi propio país”), pero también en las conductas sociales asumidas que se asimilan a las de aquellos que vivían aún acechados por la represión estatal, como la advertencia en tono de recomendación que un familiar le dio a Emilce (“vos vas allá y sos ciega, sorda y muda”), o el temor constante a ser ´descubierto´ que expresaba Roberto. En este sentido, tal vez sea necesario considerar que la noción de “exilio interno” tiene una dimensión subjetiva, lo que genera un desafío al momento de utilizar esta categoría. Como señalan Coraza de los Santos y Gatica:

(Insilio) es un término controvertido, pues desde el punto de vista analítico no necesariamente tiene que ver con el acto de movilidad – en muchos casos se refiere a personas que ni se cambiaron de domicilio –, sino asociado a una sensación, un sentimiento, que alude a un estar fuera pero dentro, es decir, sentirse expulsado, desterrado sin moverse del lugar. Se sigue viviendo en el mismo lugar físicamente – o a veces con desplazamientos de corta o media distancia, dentro del país de residencia –, pero este ha cambiado, ya no se le reconoce como contenedor de los elementos de referencia identitaria primaria – social y política – que le otorgan ese grado de pertenencia; ya no se le reconoce como propio, sino como apropiado por otros. Este es el sentimiento experimentado por muchos opositores de un nuevo régimen o sistema, que deciden no salir, y pierden no solo la relación de pertenencia, sino también sus redes de amigos, militancia, sociabilidad, así como los espacios asociados a las mismas y terminan refugiándose en espacios reducidos, muchas veces hasta los límites del propio hogar. Es el mismo sentimiento de los exiliados en el extranjero, pero sin haberse movido de su país o, incluso de su ciudad, barrio u hogar.[33]

En algunos sectores de la militancia política, la estrategia de supervivencia frente al horror de la dictadura implicó ese repliegue dentro de sus provincias o en otras regiones del país. Y en esos nuevos espacios reproducían muchas de esas conductas de preservación. Por eso el repliegue no solo fue físico o geográfico, sino también un abandono de la exposición pública y un refugiarse hacia “adentro”. El temor constante, la desconfianza, la persistencia del silencio y de las medidas de resguardo, evidenciaban una conciencia clara de estar aún en situación de riesgo, el mismo que habían experimentado en sus lugares de origen.

Como en el caso de los exilios, estos desplazamientos internos también generaron desarraigo, pérdida de lazos afectivos y de grupos de pertenencia, ajenidad y extrañamiento frente a la nueva comunidad y nostalgia respecto al lugar de origen (Basualdo, 2006). Consideramos que es necesario recuperar estas experiencias atravesadas por sectores de la militancia política, para poder avanzar en una conceptualización que nos permita dimensionar y comprender estos procesos de “exilio interno” o “insilio” como respuesta a la represión desplegada en los años de la última dictadura, considerando los puntos de contacto y de diferenciación de aquellos otros desplazamientos fuera del país.

Bibliografía

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Coraza de los Santos, E. y Gatica, M. (2019). Reflexionando sobre el carácter forzado en las movilidades humanas. Revista de Historia Social y de las Mentalidades, 23 (2), pp. 111-131. ISSN: 0717-5248 (impreso) 0719-4749 (online). Universidad de Santiago de Chile. Santiago de Chile.

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Jensen, S. y Lastra, S. (2016). “Formas de exilio y prácticas represivas en la Argentina reciente (1974-1985)”. En Águila, G.; Garaño, S.; Sacatizza, P., coordinadores: Represión estatal y violencia paraestatal en la historia reciente argentina: Nuevos abordajes a 40 años del golpe de Estado. La Plata: Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. (Estudios/Investigaciones;        57). Disponible        en: http://www.libros.fahce.unlp.edu.ar/index.php/libros/catalog/book/63.

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Sociedad Fueguina, N° 6. Instituto de Cultura, Sociedad y Estado, Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Ushuaia. Disponible en: http://www.untdf.edu.ar/institutos/icse/publicaciones/sociedad_fueguina

Entrevistas

Entrevista realizada a Roberto por Oscar “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio de 2002 para el programa “Capítulo cero y uno” de Radio Nacional, en la ciudad de Río Grande, provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

Entrevista realizada a Emilce por Gabriela Fernández el 31 de agosto de 2019, en la ciudad de Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

Recibido: 08/10/2022

Evaluado: 15/12/2022

Versión Final: 15/02/2023

páginas / año 15 – n° 38/ ISSN 1851-992X /2023                             


[1] Una versión de este trabajo fue discutida en el XIV Encuentro Nacional de Historia Oral y VIII Congreso Internacional de Historia Oral de la República Argentina, realizado en Rosario durante el mes de septiembre de 2021. La investigación más amplia forma parte de mi Tesis de Maestría “Militantes y migrantes: trayectorias y experiencias políticas de migrantes internos a Tierra del Fuego en los años ´80”, aprobada en la Universidad Nacional de Quilmes en agosto de 2022.

[2] En los años ´80 Tierra del Fuego continuaba siento territorio nacional. Recién en el 26 de abril de 1990 se aprobó la Ley nacional N° 23.775 que estableció su provincialización, y el 1° de junio de 1991 se juró la Constitución provincial. En diciembre de ese mismo año se realizaron las elecciones que permitieron elegir por primera vez al gobernador de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. La región experimentó desde los años ´80 importantes transformaciones sociales y políticas ya que comenzó a sentirse los efectos de la Ley de Promoción Industrial N°19.640 (del año 1972) con la expansión de la actividad industrial en las ciudades de Ushuaia y Río Grande. Esto generó un incremento de oportunidades laborales y un estímulo para el traslado de población de diferentes provincias a la isla. En pocos años la población de Tierra del Fuego pasó de 13.560 habitantes en 1970, a 27.358 en 1980 y 69.369 en 1991 (Instituto Nacional de Estadística y Censos. Censos Nacionales de Población y Viviendas 1970, 1980, 1991.  Información disponible en  https://www.indec.gob.ar/ Fecha de consulta 28/07/2020).

[3] Actualmente disponemos de abundante bibliografía y sólidas investigaciones sobre la militancia política de los ´70, las organizaciones armadas y su papel en la historia argentina. Para un balance historiográfico que da cuenta de los avances, temas pendientes y debates: Pozzi, Pablo (2006). “Para continuar con la polémica sobre la lucha armada”, en Lucha Armada, N° 5. Buenos Aires; y Seminara, Luciana (2018). “Las organizaciones armadas en la historia reciente argentina. Alcances y proyecciones de un recorrido historiográfico”, en Águila, Gabriela; Luciani, Laura; Seminara, Luciana y Viano Cristina, compiladoras. La historia reciente en Argentina. Balances de una historiografía pionera en América Latina. Buenos Aires. Imago Mundi.

[4] Portelli, Alessandro Portelli (1991). “Lo que hace diferente a la Historia Oral”, en Dora Schwarzstein  (comp.): La historia oral, Buenos Aires, CEAL.

[5] Entre otros aportes podemos mencionar: Franco, Marina (2008). El exilio. Argentinos en Francia durante la dictadura. Buenos Aires, Siglo XXI.; Jensen, Silvina, (2011). “Exilio e Historia reciente. Avances y perspectivas de un campo en construcción”, en Aletheia. Revista de la Maestría de Historia y Memoria, vol. 1, núm., 2, Universidad Nacional de La Plata, mayo de 2011. En línea: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.4806/pr.4806.pdf; Jensen, Silvina y Lastra, Soledad (2016). “Formas de exilio y prácticas represivas en la Argentina reciente (1974-1985)”. En Águila, Gabriela; Garaño, Santiago; Sacatizza, Pablo, coordinadores: Represión estatal y violencia paraestatal en Pablo, coordinadores: Represión estatal y violencia paraestatal en la historia reciente argentina: Nuevos abordajes a 40 años del golpe de Estado. La Plata: Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. (Estudios/Investigaciones; 57) Disponible en: http://www.libros.fahce.unlp.edu.ar/index.php/libros/catalog/book/63. Sobre exiliados en Argentina, especialmente en Patagonia: Gatica, Mónica (2013). ¿Exilio, migración, destierro? Trabajadores chilenos en el noreste de Chubut (1973 – 2010). Buenos Aires. Prometeo.

[6] Comisión y Archivo Provincial de la Memoria (2012). Diario de la Memoria. Año V, N° 6. Córdoba, diciembre 2012. Pág. 2.

[7] Celina Bonini nació el 17 de marzo de 1959 en Córdoba. Es profesora de historia (retirada). Citado en: Bonini, Celina (1999). “El exilio interior. ¿Qué es el otoño?”, Revista Taller Vol. 4, N 4, Abril 1999, pp. 128-139.

[8] Entrevista a Carlos Tello citada en Comisión y Archivo Provincial de la Memoria (2012). Diario de la Memoria. Año V, N° 6. Córdoba, diciembre 2012. Pág. 16-18.

[9] Para los fines de este trabajo, consideramos militantes políticos a mujeres y hombres que asumieron durante los años ´70 del siglo pasado algún tipo de compromiso o identificación con una agrupación política, tanto en el ámbito estudiantil, en partidos políticos tradicionales o como integrantes de organizaciones armadas que actuaron de manera clandestina.

[10] Entrevista realizada a Roberto por Oscar Domingo “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio del año 2002 para Radio Nacional, Río Grande. La entrevista se realizó en un programa de radio, donde Roberto relató sobre su vida y trayectoria previa a su llegada a la isla, y sobre las motivaciones que lo llevaron a instalarse en Tierra del Fuego. El sentido de la entrevista era identificar “historias de vida” de vecinos de Río Grande, donde contaban sobre como era su vida antes de trasladarse a la isla, y como era la ciudad al momento de su llegada. Por lo tanto, si bien hay una indagación sobre las trayectorias de estos protagonistas, no hay un objetivo de investigación que guíe la misma. Roberto falleció en septiembre del 2020. Agradezco a “Mingo” Gutiérrez la generosidad de compartir esta entrevista.

[11] Oscar Domingo (“Mingo”) Gutiérrez nació en 1953 en Río Gallegos, pero desde muy pequeño se instaló con su familia en Río Grande, donde aún vive. Periodista graduado en la Universidad Nacional de La Plata y destacado escritor local, ha puesto en valor la historia de Tierra del Fuego. Trabajó con distintos programas en Radio Nacional por más de 41 años. Fue concejal en la ciudad de Río Grande, por el Partido Justicialista, en el período 1983-1985; y Director de Cultura en 1987 y 1988. Declarado Ciudadano Ilustre por el Municipio de Río Grande, fue el periodismo lo que le dio la posibilidad de cumplir un rol social al abrir el espacio de la radio para que distintas voces pudieran contar sus historias y las historias de Río Grande. Véase: Entrevista a Mingo Gutiérrez (2019). Sociedad Fueguina, N° 6. Instituto de Cultura, Sociedad y Estado, Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Ushuaia. Disponible en: http://www.untdf.edu.ar/institutos/icse/publicaciones/sociedad_fueguina

[12] Entrevista realizada a Roberto por Oscar “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio del año 2002 para Radio Nacional, Río Grande.

[13] Para el momento de la entrevista (año 2002) en Tierra del Fuego los temas vinculados a la militancia política de los ´70, al Terrorismo de Estado durante la dictadura y las violaciones de derechos humanos no ocupaban un lugar central en los debates públicos ni aparecían legitimados social y políticamente.

[14] Entrevista realizada a Roberto por Oscar “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio del año 2002 para Radio Nacional, Río Grande.

[15] Entrevista realizada a Roberto por Oscar “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio del año 2002 para Radio Nacional, Río Grande.

[16] Entrevista realizada a Roberto por Oscar “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio del año 2002 para Radio Nacional, Río Grande.

[17] Entrevista realizada a Roberto por Oscar “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio del año 2002 para Radio Nacional, Río Grande.

[18] La Ley N°22.140, del 14 de enero de 1980 establecía el Régimen Jurídico Básico de la Función Pública y comprendía a las personas que prestaban servicios remunerados en dependencias del Poder Ejecutivo Nacional. Además de exigir la acreditación de buena conducta para ingresar a la función pública, se explicitaba que no podía ser admitido “el que integre o haya integrado en el país o en el extranjero, grupo o entidades que por su doctrina o acción aboguen, hagan pública exteriorización o lleven a la práctica, el empleo ilegal de la fuerza o la negación de los principios, derechos y garantías establecidos por la Constitución Nacional y, en general quien realice o haya realizado actividades de tal naturaleza, en el país o en el extranjero” (art. 8 inciso g). Esta norma fue derogada por la Ley N°25.162 del 15 de septiembre de 1999.

[19] Entrevista realizada a Roberto por Oscar “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio del año 2002 para Radio Nacional, Río Grande.

[20] Entrevista realizada a Roberto por Oscar “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio del año 2002 para Radio Nacional, Río Grande.

[21] Entrevista realizada a Roberto por Oscar “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio del año 2002 para Radio Nacional, Río Grande.

[22] Entrevista realizada a Emilce por Gabriela Fernández el 31 de agosto de 2019 en Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego.

[23] Entrevista realizada a Emilce por Gabriela Fernández el 31 de agosto de 2019 en Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego.

[24] Entrevista realizada a Emilce por Gabriela Fernández el 31 de agosto de 2019 en Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego.

[25] Entrevista realizada a Emilce por Gabriela Fernández el 31 de agosto de 2019 en Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego.

[26] Entrevista realizada a Emilce por Gabriela Fernández el 31 de agosto de 2019 en Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego.

[27] Entrevista realizada a Emilce por Gabriela Fernández el 31 de agosto de 2019 en Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego.

[28] Entrevista realizada a Roberto por Oscar “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio del año 2002 para Radio Nacional, Río Grande.

[29] En julio de 1983, el Poder Ejecutivo Nacional, a través del Decreto Nº 1.255, convocó al electorado del Territorio Nacional de Tierra del Fuego a elegir quince miembros titulares y ocho suplentes para integrar la Legislatura Territorial. Del resultado de las elecciones, que se llevaron a cabo el 30 de octubre de l983, surge la conformación del primer Poder Legislativo fueguino. Hasta ese momento, el rol legislativo lo cumplía el gobernador del Territorio. En: https://www.eldiariodelfindelmundo.com/noticias/2021/07/21/92427-convocan-a-eleccion-de-candidatos-para-la-primera-legislatura

[30] Entrevista realizada a Emilce por Gabriela Fernández el 31 de agosto de 2019 en Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego.

[31] Entrevista realizada a Roberto por Oscar “Mingo” Gutiérrez el 1° de julio del año 2002 para Radio Nacional, Río Grande.

[32] Entrevista realizada a Emilce por Gabriela Fernández el 31 de agosto de 2019 en Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego.

[33] Coraza de los Santos, Enrique y Gatica, Mónica (2019). Reflexionando sobre el carácter forzado en las movilidades humanas. Revista de Historia Social y de las Mentalidades, 23 (2), pp. 111-131. ISSN: 0717-5248 (impreso) 0719-4749 (online). Universidad de Santiago de Chile. Santiago de Chile. Pág. 123 y 124.