La raza latina y la unión americana en el contexto del filibusterismo centroamericano: una mirada a la prensa desde la historia conceptual

La raza latina y la unión americana en el contexto del filibusterismo centroamericano: una mirada a la prensa desde la historia conceptual

The Latin race and the American union in the context of Central American filibusterism: a look at the press from the conceptual history

María Verónica Idrovo González

Pontificia Universidad Católica del Ecuador (Ecuador)

vero_idrovo@hotmail.com

mvidrovog@puce.edu.ec

https://orcid.org/0000-0002-5143-9705

 

Resumen

La presencia filibustera en Centroamérica ha generado horizontes de reflexión en los que, la investigación crítica de los periódicos y el análisis del uso del lenguaje amplían la mirada nacional y traspasan las fronteras. Las narrativas políticas de los medios impresos movilizaron el lenguaje, entretejieron esquemas léxicos-semánticos y expusieron proyectos políticos. Ingresaron al debate público elementos conceptuales, experiencias de los actores y la configuración del filibusterismo como amenaza externa que afecta la soberanía e independencia centroamericana. En este contexto, se configura un repertorio semántico alrededor de raza latina y la unión americana, que circula a través de la prensa y delimita un horizonte de expectativa en términos de porvenir, sobrevivencia de las sociedades hispanoamericanas y confederación americana. En el entramado comunicativo se encuentran voces discordantes, posiciones contrarias, conceptualizaciones y también la expansión del término raza latina y su relación antagónica con la raza anglosajona.

Palabras clave: Prensa; filibusteros; raza latina; raza anglosajona; unión americana; historia conceptual.

Abstract

The filibustering presence in Central America has generated horizons of reflection in which the critical investigation of newspapers and the analysis of the use of language broaden the national gaze and cross borders. The political narratives of the printed media mobilized language, interweaved lexical-semantic schemes and exposed political projects. Conceptual elements, actors' experiences and the configuration of filibustering as an external threat that affects Central American sovereignty and independence entered the public debate. In this context, a semantic repertoire is configured around the Latin race and the American union, which circulates through the press and delimits a horizon of expectation in terms of the future, survival of Hispanic American societies and the American confederation. Discordant voices, contrary positions, conceptualizations and the expansion of the term Latin race and its antagonistic relationship with the Anglo-Saxon race are found in the communicative framework.

Keywords: Press; filibusters; Latin race; Anglo-Saxon race; American union; conceptual history.

Introducción

La presencia filibustera en Centroamérica ha sido tradicionalmente abordada desde el contexto nacional y la historia militar; sin embargo, nuevos estudios y perspectivas han generado diálogos disciplinarios y enfoques transnacionales, lo que ha permitido el abordaje del filibusterismo como un proceso de dimensiones internacionales y globales (Díaz, 2011). En estos renovados horizontes de reflexión, la investigación crítica de los periódicos y el análisis del uso del lenguaje han ampliado la mirada nacional y traspasado fronteras (Beer, 2016). Como aporte a estos nuevos enfoques, el objetivo principal de este artículo es realizar una aproximación al repertorio semántico de la prensa alrededor de dos conceptos clave: la raza latina y unión americana desde la historia conceptual. La reflexión en torno al texto y contexto posibilitará el análisis respecto a las configuraciones del lenguaje, usos políticos y redes comunicacionales para su circulación.

Los medios impresos son la fuente principal de este análisis y, en el contexto del filibusterismo a mediados del siglo XIX, las referencias a periódicos y textos son el resultado del rastreo de estos conceptos, de las conexiones a través de las reproducciones de notas y artículos y coincidencias en el uso político del lenguaje. En estos escritos, es posible identificar conexiones lingüísticas, delinear el horizonte semántico -presente también en la producción intelectual de la época- y analizar la prensa como soporte material de ideas que configura y transforma el lenguaje político. Según Beer (2016a), las representaciones históricas proliferan en los discursos académicos y populares actuales, que son posibles de rastrear a través de “artefactos” que transportan esas representaciones y delinear flujos de influencia.

La circulación de medios impresos y el dinamismo que adquirió la prensa a partir de la segunda mitad del siglo XIX permiten apreciar su importancia en la difusión y reproducción de narrativas, socialización de un lenguaje político y la construcción de tramas comunicativas que atravesaron diferentes sectores de la sociedad. Como nos plantea Paula Alonso (2004) la relevancia que adquieren los impresos está relacionada con su constitución como vehículo de proyectos políticos y medio para hacer política, es decir, con su formación como instrumento de debate, y constructor/reproductor de imágenes de la sociedad en una determinada época (10). Los periódicos extendieron su circulación, construyeron vínculos con los gobiernos de acuerdo con sus orientaciones ideológicas y crearon un entretejido de la comunicación. Desde esta perspectiva, las diversas voces y discursos, muchas veces antagónicos, plasmados en medios escritos permiten evidenciar la heterogeneidad en las formas de percibir las experiencias, construir representaciones y propiciar el debate público.

El artículo se organiza en cuatro partes: en la primera se aborda las características del filibusterismo como contexto extralingüístico; en un segundo momento se exponen las narrativas geopolíticas de la prensa periódica, luego se analiza el lenguaje político alrededor de William Walker como agente de la “regeneración social” y, finalmente, abordamos el repertorio semántico de la raza latina y la confederación americana y nos concentramos en los conceptos de unión y porvenir que circuló a través de la prensa hispanoamericana.

Contexto extralingüístico: el filibusterismo y el destino manifiesto

Los antecedentes del filibusterismo se remontan a las excursiones de aventureros y capitalistas norteamericanos y franceses hacia el oeste norteamericano convirtiéndose en el corolario de ideas mesiánicas elaboradas desde el siglo XVIII para justificar el “hambre de tierras” de los peregrinos europeos (Quesada, 2011). A diferencia de la piratería, en la que se invadían territorios, ciudades costeras y se apropiaban de los botines por medios ilegales, el filibusterismo, a través de la fuerza militar, tenía como objetivo el asentamiento en el territorio y la implementación del modelo socio-económico y cultural del país de origen de los filibusteros, desarrollando un proceso de dominación de la población y modificando su estructura política y social (Medaglia, 2007).

El tránsito estadounidense hacia el oeste, el triunfo sobre México en 1848 y la “fiebre del oro” atrajeron un gran número de filibusteros, constituyéndose en agentes del “destino manifiesto”, doctrina que se fue extendiendo en el país norteamericano (Gobat, 2006). Este término fue utilizado por el periodista John L. O’ Sullivan en el artículo titulado “Annexation” y publicado en United States Magazine and Democratic Review en 1845. En este artículo, el autor argumentaba a favor de la anexión de Texas y justificaba la expansión territorial de los Estados Unidos por ser su destino manifiesto para extender el continente asignado por la Providencia. “[O]ur manifest destiny to overspread the continent allotted by Providence for the free development of our yearly multiplying millions” (O’ Sullivan, 1845: 5). El destino manifiesto justificaba la expansión territorial a partir de la construcción de una narrativa de superioridad y una valoración de las instituciones y prácticas de la sociedad norteamericana. Esta doctrina, conocida también como “doctrina del Águila Rampante”, tenía como eje principal la expansión territorial. Los términos tierra, libertad y raza se convirtieron en elementos importantes del discurso expansionista norteamericano y la imagen del águila norteamericana en sinónimo de dominio y expansión.

A mediados del siglo XIX, el impulso de las políticas expansionistas de los Estados Unidos fue de la mano con el desarrollo de la agricultura, la industria, el comercio, el transporte y las vías de comunicación (Fallas, 2010: 89). El filibusterismo norteamericano llegó a Centroamérica facilitado por la inestabilidad política. La guerra civil nicaragüense entre legitimistas y liberales. La pugna entre León y Granada, posibilitó que el filibustero William Walker se dirija al país centroamericano con un contrato de “colonización” firmado por Byron Cole y el líder del bando democrático Francisco Castellón.

Walker estuvo familiarizado con el destino manifiesto como editor del Daily Herald en San Francisco y como periodista del diario Crescent en New Orleans, periódico de tendencia moderada hacia las ideas sureñas respecto a la esclavitud. Byron Cole, editor del diario San Francisco Commercial Advertiser convenció a Walker que Nicaragua era el territorio ideal para el destino manifiesto e inició la empresa de conseguir fondos para financiar su aventura (Acuña, 2008). El objetivo inicial de la excursión filibustera era debilitar a los conservadores y promocionar la inmigración estadounidense. Los líderes locales a favor de Walker confiaban que el filibustero cambiaría el equilibrio de poderes militar e ideológico y traería la “civilización” y la paz en Nicaragua (Acuña 2008; Wolfe, 2010).

Por otra parte, la condición geopolítica de Centroamérica, el potencial canalero y las rutas de tránsito interoceánicas evidenciaron la importancia del Istmo, insertando a la región centroamericana en las luchas globales de poder (Granados y Kinloch, 2010 a, b). Si bien, desde 1836 el Senado norteamericano había expresado su interés en firmar tratados con Centroamérica y Colombia para la construcción de un canal, la expansión territorial, política y comercial de los Estados Unidos incrementó la importancia de la ruta del tránsito. La apertura del paso interoceánico se convirtió en política prioritaria del gobierno debido a la necesidad de comunicar de forma rápida y segura los estados de la costa atlántica con los nuevos territorios en el oeste.

Empresarios norteamericanos establecieron el transporte de pasajeros a través del territorio nicaragüense en 1849, convirtiéndose en la manera más rápida de viajar de la costa este hasta California. Cornelius Vanderbilt obtuvo de Nicaragua el derecho de habilitar una ruta de vapores en el San Juan y el lago de Nicaragua, reforzando la presencia de Estados Unidos en la región. La nueva ruta incrementó drásticamente la afluencia de pasajeros, alrededor de 2.000 viajeros por mes, produciendo un gran impacto político, económico y cultural (Gobat, 2006; Granados, 2010). Por su parte, Inglaterra ante el vacío dejado por España, ejerció políticas unilaterales y garantizó su posicionamiento en el istmo; sin embargo, frente a la expansión norteamericana, los dos países pugnaron por el dominio del territorio centroamericano que, finalmente se resolvió aparentemente con la firma del Tratado Clayton-Bulwer de 1850 comprometiendo a los dos gobiernos a no tener el control exclusivo en la ruta interoceánica.

Adicionalmente, el carácter multinacional de los filibusteros y las colaboraciones de figuras nicaragüenses con Walker permiten observar la complejidad del filibusterismo. La tropa filibustera tenía un carácter multinacional, en ella participaron norteamericanos, europeos y también cubanos liberales exiliados, afines al modelo republicano y económico del país del norte; estos últimos desempeñaron un papel de intermediarios de las relaciones entre Walker y la “americanización” del pueblo nicaragüense (Beer, 2016b: 16; Gobat, 2006: 80). El filibusterismo se insertó en una heterogénea realidad social e interactuó con actores locales y nacionales centroamericanos impactando en ámbitos del imaginario social, cultural y político (Díaz, 2011: 409).

La motivación para sumarse a Walker era también heterogénea, no todos los filibusteros fueron mercenarios dispuestos a saquear territorios, para algunos el objetivo principal era la evangelización de la población centroamericana, otros se unieron por motivos políticos y también estaban los colonizadores interesados en el ofrecimiento de tierras (Gobat, 2010: 106-109). Por su parte, los líderes locales que simpatizaban con Walker visionaron a Nicaragua como un nuevo estado federal de Estados Unidos e invitaban a los ciudadanos anglosajones a permanecer en el territorio como campesinos o artesanos. Otro componte importante en la comprensión del filibusterismo está en el factor racial. La etnicidad desempeñó un papel fundamental en la política nicaragüense y permite comprender los conflictos internos de Nicaragua, especialmente entre León y Granada, relacionados con el liberalismo popular, la guerra civil, la intervención extranjera y el nacionalismo emergente, así como los esfuerzos por “desracializar” la sociedad nicaragüense (Wolfe, 2010: 119-20).

El contexto extralingüístico permite observar la materialización del destino manifiesto, la política de extensión territorial norteamericana y delinear los intereses políticos y económicos relacionados con la estructura económica norteamericana y los intereses comerciales en el paso interoceánico. Este conjunto de elementos se traduce en la configuración del filibusterismo y la política norteamericana como la nueva amenaza exterior que buscaba el dominio, la expansión territorial y la absorción de razas. En otras palabras, la presencia filibustera en Centroamérica, la política exterior de los Estados Unidos y su destino manifiesto-, así como el contexto discursivo de la idea de raza configuraron un tipo de amenaza externa, que se convirtió en el detonante para la reactivación de propuestas de alianza, liga y unión de los países hispanoamericanos; configurándose un escenario para la acción política e intelectual acerca del porvenir de las repúblicas hispanoamericanas y la raza latina.

Narrativas geo-políticas en la prensa periódica

La presencia filibustera en Centroamérica desarrolló la construcción de narrativas históricas que pretenden explicar esa experiencia, generando diferentes tipos de obras y textos (Acuña, 2008), construcciones que están a su vez articuladas por el lenguaje. Para Guillermo Zermeño “cada concepto constituye en sí mismo una investigación con la voluntad de narrar y describir lo más cerca posible al acontecer mismo” (2017: 17) y desde esta perspectiva plantea que, la relación entre estructura social, política, cultura y la semántica histórica, utilizada en momentos y contextos históricos específicos, permite comprender la selección de términos, las transformaciones y entrelazamientos que se producen (19); por lo tanto, el uso de términos queda circunscrito a espacios de experiencia y de comunicación en que estas palabras circularon y adquirieron significación. Desde esta perspectiva, en la prensa periódica se construye una experiencia a partir del lenguaje disponible y su lugar de producción; además, posibilita la circulación del lenguaje según sus redes de comunicación.

La experiencia de los filibusteros en la prensa, les llevó a utilizar los periódicos para describir sus agendas, escribir el reporte de sus viajes, influir en la opinión pública y publicitar su programa político y “civilizatorio” (Beer, 2016b: 3-4). A su vez, circularon en diferentes espacios generando el debate público sobre la presencia filibustera en Centroamérica; sin embargo, resulta necesario prestar atención al lenguaje, al uso de conceptos y a la configuración del repertorio semántico, ya que permite comprender en entrelazamiento entre la experiencia de los autores y la representación que construyen.

Según lo planteado por Koselleck, sin acciones lingüísticas no son posibles los acontecimientos históricos, pero ni los acontecimientos ni las experiencias se agotan en su articulación lingüística, ya que en ellos están también presentes factores extralingüísticos (1993: 287). Añade, además, que la experiencia y la expectativa son categorías que permiten tematizar el tiempo histórico; por lo tanto, el «espacio de experiencia» y el «horizonte de expectativas» indican modos de entrecruzar el presente, el pasado y el futuro y que las experiencias se superponen, se modifican, a su vez que, las expectativas abren también brechas y repercuten en aquellas (337-341).

El espacio de experiencia filibustera en Nicaragua no se redujo a Centroamérica y los Estados Unidos, sino que generó un impacto en el continente americano y se configuró como una amenaza externa, reactivando las iniciativas de alianza entre los países hispanoamericanos, trazando así un horizonte de expectativa relacionado con el futuro de las repúblicas americanas y la necesidad de unión como mecanismo para asegurar su sobrevivencia. Desde esta perspectiva, se configura un vocabulario que da cuenta de la situación conflictiva en términos de soberanía e integridad territorial y se construyen esquemas discursivos y entramados comunicativos produciéndose una politización de conceptos atravesados por la controversia y discusión pública.

La prensa, norteamericana e hispano-americana, siguió de cerca los acontecimientos relacionados con la presencia de William Walker en Nicaragua y se convirtió en un medio importante para la discusión pública respecto a la política expansionista de los Estados Unidos, la inmigración de la raza blanca como mecanismo para la civilización y el progreso, la renovación del proyecto político de unión americana y la sobrevivencia de las débiles nacionalidades hispanoamericanas. En este entramado comunicativo se encuentran voces discordantes, posiciones contrarias, conceptualizaciones, así como la expansión del término raza latina, su relación antagónica con la raza anglosajona y la delimitación de un horizonte de expectativas relacionado principalmente con la formación de la federación hispano-americana.

La experiencia filibustera con la prensa impactó en la visión del periodismo nicaragüense. En la década de los 40 y 50 las publicaciones en Nicaragua se concentraban en los dos centros intelectuales del país, vinculadas a las dos estructuras políticas dominantes: el bastión liberal concentrado en la ciudad de León y el conservatismo de Granada. Estas publicaciones circulaban entre estudiantes y miembros de las familias que dirigían la política del país. En cambio, en los Estados Unidos, los medios impresos jugaban un papel protagónico en la vida cotidiana debido al incremento de la tasa de alfabetismo de prácticamente el 50 por ciento de la población, siendo la lectura preferida de la población almanaques, panfletos y los diarios (Beer, 2016b: 13). Desde distintos espacios y enfoques, filibusteros y antifilibusteros utilizaron los periódicos para comunicar sus agendas políticas, reportar sus hazañas y generar debate público. En los Estados Unidos, los filibusteros remitían al discurso de progreso y civilización que se estaba construyendo en ese país, además de recrear los estereotipos de raza del país del norte. En cambio, en el sur del continente, eran sinónimo de aventureros y fueron atacados duramente por la prensa (Díaz, 2017: 134).

Los periódicos construyeron un circuito de la información a través de la publicación de comunicaciones diplomáticas y discursos de políticos, análisis de tratados a partir de los principios del derecho de gentes, reproducción de notas de la prensa extranjera, publicación seriada de escritos que inicialmente fueron folletos o aparecieron en revistas y editoriales con diferentes posiciones políticas.  En este entramado comunicativo aparece una narrativa geopolítica y la utilización de términos que se repiten, transforman, conceptualizan y producen representaciones.

Los medios impresos se convirtieron entonces en un mecanismo para la circulación de narrativas en las que se observa un repertorio semántico con elementos políticos, geográficos y culturales y el predominio de términos como raza, nacionalidad, soberanía, progreso, civilización. Por un lado, se encuentra un discurso de superioridad y dominio de la raza blanca encargada de la regeneración social, poseedora de un orden jurídico superior y de una fuerza material que al mismo tiempo arrasa y conecta territorios; y por otro, se encuentra la narrativa de las nacionalidades débiles, el desorden social, el conflicto de razas, la riqueza natural y la necesidad de progreso.

A través de las rutas de los periódicos y las narrativas geopolíticas se generó un entramado comunicativo que reprodujo términos, transformó conceptos y alimentó representaciones que no se limitaron a espacios nacionales, sino que traspasó fronteras. En este intercambio, el factor articulador y transformador es el lenguaje, ya que no solo se trata de lectura y escritura de los textos, sino de usos políticos del lenguaje, procesos de traducción, edición, representación de experiencias y construcción de horizontes de expectativas relacionadas con la reorganización de la sociedad centroamericana y la reactivación del ideario de unión americana. A su vez, cada uno de estos horizontes construye su repertorio semántico y produce entrelazamientos con diferentes espacios y actores, propiciando el debate público.

William Walker y su representación como reorganizador de la sociedad centroamericana

 

La élite nicaragüense consideraba a los norteamericanos como agentes de la modernidad. Esta valoración estuvo acompañada de factores adicionales como la política casi-populista del régimen filibustero, los ideales liberales de los seguidores europeos y cubanos de Walker y las relaciones cotidianas de los filibusteros con los habitantes de Granada (Gobat, 2006: 72). En pocos meses, Walker logró imponer su autoridad en Nicaragua, venció a los enemigos en el campo de batalla, consolidó su poder político con el apoyo de caudillos locales, recibió el soporte de empresarios norteamericanos que controlaban la ruta del tránsito interoceánico -lo que le permitió incrementar significativamente el ejército filibustero-, y esa rapidez con la que dominó Nicaragua reforzó la admiración de los nicaragüenses hacia los norteamericanos (75). A su vez, el régimen de Walker atacó la base política de las élites conservadoras y liberales nicaragüenses a través del establecimiento del voto directo, la abolición de los requisitos de propiedad para la ciudadanía, la autonomía de las comunidades rurales como fuerza laboral, la confiscación de haciendas nicaragüenses y la difusión de una imagen progresista y democrática del régimen filibustero en la sociedad nicaragüense (79-80), medidas que apuntaban a la reorganización de la sociedad centroamericana.

La prensa norteamericana registraba la simpatía al filibusterismo de sectores de la población y de algunos círculos económicos y políticos. Para el segundo lustro de 1850 se publicaron libros, folletos y panfletos que ayudaron a construir el imaginario de Walker como el Rey de los filibusteros o el Predestinado de los ojos grises (Abarca & Arias, 2016: 70-71). El libro de William Wells, Cónsul de la República de Honduras, titulado Walker’s Expedition to Nicaragua fue publicado en 1856 durante el mayor esplendor de Walker como presidente de Nicaragua, e incluyó información de la prensa de California y Nueva York y de El Nicaragüense[1], periódico fundado por Walker que actuó como órgano oficial del gobierno y como instrumento propagandístico que priorizaba el público norteamericano. Este periódico emergió como un artefacto transnacional, ubicado entre la esfera nacional de Nicaragua y los Estados Unidos y como medio entre los paradigmas centroamericanos y norteamericanos del periodismo (Beer, 2016b: 11).

En la introducción al libro de Wells se señala la política del gobierno norteamericano frente a la interferencia europea en los asuntos del continente americano, se exhorta la aplicación de la Doctrina Monroe, la inteligencia superior de los anglo-sajones, el dominio estadounidense en América Central y el triunfo de la raza de ojos azules sobre los decadentes descendientes de los españoles (1856: 13). El dominio de la raza anglosajona y la expansión del destino manifiesto adquirió mayor fuerza y se expandió a través de diferentes medios impresos. Para la prensa norteamericana, Nicaragua era escenario de masacres y luchas encarnizadas protagonizadas por elementos indios y negros en colisión con los descendientes de españoles, justificando así la presencia de Walker para  restaurar el orden, la civilización y abrir los recursos del país (106).

Walker comprendió la importancia de la opinión pública y su periódico, El Nicaragüense, cumplió con el objetivo de difundir, en inglés y en español, los avances de su proyecto civilizatorio de “regeneración” social y favorecer las representaciones mesiánicas de los filibusteros. Como órgano oficial se encargó de contrarrestar las críticas a Walker y las medidas adoptadas por los países hispanoamericanas contra los filibusteros. Los editores estadounidenses escribían principalmente para el público norteamericano, propagaron noticias de Nicaragua publicitando el heroísmo y triunfo de los filibusteros y evitaban publicaciones o cartas de viajeros que contrariaban esa representación (Díaz, 2017: 135). La sección en español tenía como editor al cubano Francisco Agüero Estrada y estaba dirigida al público centroamericano con información sobre el gobierno, leyes y proclamas, que reforzaban la idea de progreso, y con noticias de los países hispanoamericanos extraídas de periódicos que llegaban de la ruta del Pacífico.

Para Andreas Beer, El Nicaragüense, se trataba en realidad de dos periódicos impresos en una misma edición, que reflejaba dos contextos sociales, lingüísticos e históricos diferentes (2016: 18). El éxito del periódico filibustero se limitó a los Estados Unidos y no alcanzó el nivel propagandístico en Centroamérica. Como estrategia de circulación del periódico, los filibusteros recurrieron a simpatizantes de su causa, capitanes de barcos y pasajeros para el envío de ejemplares, así como también la entrega directa a redactores de prensa y políticos en Washington y negociaron contratos con la empresa distribuidora de prensa Wines and Co para asegurar su disponibilidad en Nueva York, Nueva Orleans y San Francisco y, a su vez, recibir material de prensa norteamericana (19).

Los periódicos norteamericanos reprodujeron las noticias de El Nicaragüense reforzando un entramado comunicativo a favor de los filibusteros y del proyecto de reorganización de la sociedad a cargo de la raza sajona, lo que propició la discusión pública y la representación de los norteamericanos como los portadores de civilización y del progreso material. A esta dinámica se sumó la práctica de la traducción, como un uso de lenguaje para ampliar el público lector. Los norteamericanos aparecían como los defensores de la causa de Centro-América y de toda la América, que no debía sufrir el yugo vergonzoso de los poderes Europeos, ni celebrar pactos de alianza destinados a explotarlos a su antojo en oposición a sus planes de engrandecimiento[2].  

El semanario bilingüe neoyorkino Frank Leslie´s Illustrated Newspaper[3],  expresó la simpatía hacia el proyecto de Walker entre el público norteamericano,   contrató filibusteros como reporteros (Beer, 2016b: 20) y se convirtió en un instrumento que plasmó la superioridad civilizatoria y la visión estadounidense sobre Nicaragua y Centroamérica a través de sus ilustraciones  En sus publicaciones, Walker era representado como un héroe de Nicaragua, abordaba la cuestión centroamericana desde el punto de vista de la crónica de los acontecimientos, reproducía noticias, discursos, analizaba elementos de la política internacional, calificaba a los filibusteros como emigrantes y exponía la postura a favor de Walker por parte del gobierno de los Estados Unidos, de la prensa y de la opinión pública.

“El gobierno de los Estados Unidos se ha conducido como para fortalecer la posición del General Walker en las mentes de la ciudadanía en general, y la opinión pública que es la única soberana de los Estados Unidos, está rápidamente llegando en su ayuda. Sin aprobar sus logros militares, y objetando la intervención en los asuntos de un estado en paz con este país, el pueblo de la Unión puede ver en el curso del General Walker que hay principios en juego, que llegan más allá del control de la diplomacia, y que la humanidad está interesada en redimir a Centro América de las marchitas influencias de dinastías decadentes y que las porciones más bellas del mundo, el tránsito entre los dos grandes océanos, el camino real que conecta nuestros puertos en el Atlántico y el Pacífico, debe estar en las manos de una raza vigorosa, y que las instituciones Americanas, y el espíritu Americano, si no la bandera Americana, deben ondear sobre Centro América”.[4]

Este semanario neoyorquino, reprodujo notas de la prensa hispanoamericana y propició el debate público ante las críticas a Walker. Manifestó abiertamente su admiración por su política y la utilización de sus columnas para influenciar en la opinión pública una posición favorable a Walker y a su proyecto en Nicaragua[5]. En estas representaciones, el lenguaje político refuerza la representación de superioridad de la raza anglosajona y su misión civilizadora.

Por su parte, el periódico El Nicaragüense, en su primer número del 20 de octubre de 1855 planteaba que su objetivo principal era difundir la riqueza natural del país, desconocida incluso para sus propios habitantes, riqueza que debía ser aprovechada[6]. Este periódico publicó el artículo Its mineral and agricultural wealth and sea-ports en el que retrataba la forma rudimentaria de explotación, el extenso territorio inhabitado y los ilimitados recursos minerales y agrícolas de Nicaragua. “A man in good luck may find enough of gold in a week to keep him comfortably the whole year”[7]. La representación de la riqueza natural centroamericana sirvió de propaganda para la inmigración y para justificar la necesidad de progreso y civilización a cargo de la raza anglosajona. Por su parte, los aliados locales de Walker consideraban la presencia de los norteamericanos en Nicaragua como el mecanismo que les permitiría afianzar la libertad e independencia del país[8].

En la regeneración de la sociedad centroamericana, el propio Walker construye su representación civilizatoria y publica en 1860 su libro “The War in Nicaragua”. En el ejercicio del poder, decretó la confiscación de propiedades, la expedición de leyes para recaudar fondos y fomentar la inmigración norteamericana, la imposición del idioma inglés y el restablecimiento de la esclavitud. Estas medidas guardaban correspondencia con una perspectiva de restauración del orden y con la regeneración de las sociedades sumidas en un proceso de decadencia debido a factores raciales, históricos y culturales. Para William Walker la solución para una sociedad degenerada era la introducción de la raza blanca, del “elemento americano”, para reorganizar el Estado y también la sociedad, la familia y el trabajo (Walker, 1860: 251).    

La raza blanca debía dominar a la sociedad y reglamentar las relaciones entre las diversas razas reunidas en el mismo suelo. Dentro de este proceso de regeneración, el inglés pasó a ser un lenguaje ordenador. Según el decreto establecido por Walker los documentos oficiales podían realizarse en inglés o en español, lo que otorgaba ventajas a quienes hablaban estos dos idiomas. “The decree concerning the use of the two languages tended to make the ownership of the lands of the State fall into the hands of those speaking English” (252). En definitiva, el ordenamiento jurídico, la sustitución de las reglas del derecho romano por el inglés, la confiscación de las propiedades, la ley de registro de la propiedad y la restauración de la esclavitud impuso una visión de orden que instauraba otro tipo de organización de la sociedad y el dominio de la raza anglosajona.

La prensa hispanoamericana: unión y porvenir de la raza latina

La prensa hispanoamericana observaba el engrandecimiento de los Estados Unidos y la inopia de los países americanos, ingresando en la discusión pública respecto a la inmigración, la presencia de norteamericanos en Nicaragua y el desarrollo de los estados desde el punto de vista industrial, político y de defensa nacional. En los periódicos circuló un lenguaje que combinó raza y nación, retrataba el dominio de la raza anglosajona y su avance como pueblo esponja que absorbía todo lo que ocupaba y amenazaba con devorar las fluctuantes nacionalidades que encontraba a su paso. El águila rapaz sobrevolaba Centroamérica y para evitar sucumbir entre sus garras los pueblos debían unirse y abrir sus valles a la industria y a la inmigración.

Desde la prensa, se configuró un repertorio semántico relacionado con la sobrevivencia de las sociedades centroamericanas, el crecimiento económico y la lucha moral y política ante la fuerza material de los americanos del norte representada en ferrocarriles, vapores, empresas y capitales. Los periódicos se convirtieron en un medio importante para la circulación de términos, conceptos y para la construcción de racionalizaciones respecto al dominio de la raza anglosajona y el porvenir de la raza latina.

“Pues bien, esa colonia que ha llegado a ser una de las más poderosas naciones; -esos infatigables, inteligentes y audaces hijos del Norte, amenazan exterminar nuestras débiles nacionalidades. Para conseguirlo no necesitan emplear más fuerza que la del progreso material de su gigantesca República. Los ferrocarriles, los vapores, las empresas de toda especie a que ellos lanzan su desenfrenada codicia, su actual desmoralización, la universalidad de su comercio, sus excesivos capitales y sus leyes cosmopolitas: todo contribuye, todo los excita para que sin disparar un solo tiro e impulsando el engrandecimiento de los demás pueblos los absorban obteniendo el triunfo de su raza y la aniquilación de la nuestra”.[9]

Para la prensa centroamericana, la presencia de filibusteros en Nicaragua y la política del destino manifiesto constituía un riesgo para los Estados del sur del continente en términos de independencia y seguridad. Cada vez, se sumaron más voces contra la presencia extranjera en el Istmo, la doctrina expansionista y la destrucción de las nacionalidades hispanoamericanas en manos de la raza anglosajona. “La doctrina del destino manifiesto está ahí, como la espada de Damocles, pendiente sobre las otras nacionalidades hispanoamericanas, sobre la raza entera a quien se considera indigna de poseer estas comarcas codiciadas”[10]. El uso político de los términos unión, libertad y respetabilidad se convirtió en el elemento articulador de la prensa hispanoamericana, particularmente de aquella afín al ideario liberal y republicano. El aislamiento entre los países les hacía débiles frente a los aventureros que pretendían socavar su soberanía, siendo necesaria la unión de la América Meridional, desde México hasta Chile.

La circulación de la prensa y la reproducción de artículos contribuyó a la expansión de un lenguaje político que incorporó reflexiones sobre la base del derecho internacional. No se trataba únicamente de la sobrevivencia de la raza en términos culturales, sino del equilibrio internacional de las razas. El artículo “La Cuestión Americana” escrito por Justo Arosemena[11] fue publicado en el periódico El Neogranadino entre el 15 y 29 de julio de 1856 y reproducido en diferentes periódicos hispanoamericanos. Este periódico fue fundado por Manuel Ancizar, quien estuvo familiarizado con el dinamismo de la imprenta en Venezuela y La Habana. Fue un defensor de la “misión civilizadora” de la prensa y como instrumento de progreso. Ancizar, como personaje público, desempeñó funciones diplomáticas en Chile, Ecuador y Perú y fue partidario de la realización de la Asamblea Americana. El Neogranadino apareció en 1849 y desde esta plataforma se defendieron las reformas liberales de mediados del siglo XIX constituyéndose en un medio afín con el proyecto modernizador liberal (Loaiza, 1999).

Arosemena en su artículo advertía sobre la gravedad en la que se encontraban las repúblicas americanas debido a la posición geográfica privilegiada del Istmo Centroamericano y lo trascendental para su porvenir en términos de civilización moderna y equilibrio internacional. En este extenso escrito se puede apreciar la adjetivación de lo “latino” y la reflexión que realiza el autor sobre el continente americano, el porvenir de sus pueblos, la democracia republicana, la soberanía de los pueblos y el movimiento hacia la libertad y el progreso. En el escenario de crisis de la civilización americana, la democracia sudamericana se convertía en el mecanismo para alcanzar el equilibrio, sin embargo, la lucha interna entre facciones políticas constituía el principal obstáculo para la consolidación del modelo republicano[12].

Los términos civilización, porvenir, equilibrio, progreso y democracia acompañan a la noción de América, articulan un repertorio semántico en torno a las razas existentes en el continente americano y configuran una representación del tiempo y del espacio. En esta articulación, lo latino aparece como un hecho histórico que se puede rastrear a partir del proceso de conquista, colonización y en la formación de las repúblicas independientes; sin embargo, es en la fundación de las nacionalidades que la civilización latina empieza su camino en América. El término latino acompaña como calificativo a la América Meridional y a la raza que habita en esta parte del continente, empezando a delimitarse caracterizaciones de las Américas y formulaciones léxicas que darán lugar a la expresión “América latina” en la pluma de intelectuales y políticos hispanoamericanos, en el contexto justamente de la presencia filibustera en Centroamérica. Para Arturo Ardao (1980), la idea de “latinidad” aparece primero en escritores franceses para distinguir en el Nuevo Mundo la presencia de dos grandes grupos de etnias o razas: la sajona y la latina y esta idea es recogida por publicistas hispanoamericanos residentes en Europa. La idea de latinidad estaba fundamentada principalmente en un principio lingüístico y en el espíritu romántico de la época más que en factores bio-físicos, connotación que se aplicó inicialmente sólo para el mundo hispánico.

El espacio americano se divide a partir de las diferencias entre el norte y el sur del continente, entre la América Septentrional y la América Meridional y en esta configuración del espacio la civilización latina se enfrenta a la raza sajona, que crece sin cesar y forja una civilización a partir del interés industrial y el espíritu invasor de la conquista. Las características que se atribuyen a la raza latina serán también heterogéneas. Para Arosemena, la raza latina era responsable del caos que experimentaba la América Meridional y planteaba que se requería demoler el pasado, destruir los cimientos establecidos por una civilización bastarda y fundar otra con la parte sustancial de la raza latina y en armonía con la democracia. Mientras que la raza sajona “fuerte y audaz desde su cuna” continuaba con su misión conquistadora, la raza latina necesitaba constituirse para elaborar un porvenir.

La “raza materialista”, la “raza de salteadores”, que habitaba la América septentrional amenazaba a las nacionalidades latinas y el futuro del comercio universal. En la lucha por la sobrevivencia de las razas, que habitaban y dividían el continente americano, aparecen intereses políticos, comerciales y económicos, factores que se convirtieron en imprescindibles para el progreso de la civilización latina. A través de los medios impresos se expusieron los intereses comerciales y económicos de los Estados Unidos e Inglaterra, los contratos para la apertura del canal interoceánico[13], los esfuerzos para contener el avance del filibusterismo y la utilidad de los tratados. Este tipo de información reforzó la debilidad que presentaban las jóvenes repúblicas en el tablero del mundo y contribuyó a la definición de los factores de interés latino-americano e identificación de los peligros comunes de los pueblos americanos.

La mirada en América y el análisis del juego de intereses y tratados, también la realizaron exiliados y diplomáticos hispanoamericanos residentes en Europa, quienes registraban una activa participación en la prensa europea como el colombiano José María Torres Caicedo, a quien se le atribuye la formulación inicial de “América latina” en su poema “Dos Américas”, publicado en París en 1856.  Torres Caicedo señala que, “[n]ada han sido para Inglaterra y los Estados Unidos la independencia de las naciones débiles de Hispano-América; nada los principios de derecho de gentes sin la santidad de los compromisos diplomáticos: el interés y el egoísmo las han guiado siempre”[14].  Los cuestionamientos a la política internacional de los Estados Unidos y a la doctrina Monroe formaban también parte de este repertorio. Las voces críticas la definían como una teoría formulada por uno de sus hombres célebres, pero que no contaba con una base constitucional ni tampoco como ley escrita; por lo tanto, calificaban como una imprudencia citar esta doctrina como una regla de derecho público americano y como principio de derecho internacional.

Justo Arosemena expuso la idea de “equilibrio de nacionalidades”, elemento que también aparece de forma recurrente en las comunicaciones diplomáticas. Este político señalaba que, Europa contemplaba con supuesta indiferencia la conquista norteamericana sobre la raza española ya que le interesaba conservar el equilibrio que se traducía en los beneficios que recibía Inglaterra para su comercio, intereses financieros y provisión de materias primas para su industria; mientras los demás países europeos observaban expectantes ante la posibilidad de obtener algún tipo de beneficio con el dominio del águila americana sobre las repúblicas suramericanas.

Desde esta perspectiva, para Arosemena ningún auxilio podía esperarse de Europa volviendo la mirada hacia las naciones que compartían similar amenaza. Frente al peligro que representaban los Estados Unidos y para contener el paso del yankee conquistador, la alternativa era la alianza entre los pueblos hispanoamericanos como mecanismo de equilibrio. La alianza de la raza latina fortalecería la democracia e incluiría a todos los pueblos desde el golfo de México hasta las fronteras del Brasil en el sur del continente.

A partir de esta narrativa de alianza política y búsqueda de equilibrio continental resurge la iniciativa de confederación hispanoamericana y el establecimiento del modelo federativo como mecanismo de defensa ante el peligro común que representaban los Estados Unidos. La federación, como sistema político, se discutió en los medios impresos y la reflexión giró en torno al establecimiento de entidades administrativas propias, las garantías de los derechos de los asociados, los sistemas tributarios, la libertad en el comercio, la navegación y el tránsito general, la libertad de culto y un sistema de legislación económica, política, judicial y civil. “Los pueblos comprenden ya la Federación, porque han comprendido la democracia, porque se han estudiado a sí mismos, porque han practicado el gobierno propio, porque han adelantado en sus ideas con el contacto con el mundo civilizado”[15]. La prensa republicana fue particularmente partidaria del modelo federativo y de la alianza entre los pueblos hispanoamericanos.

“¿Serán Nicaragua con sus tristes catástrofes y Walker con sus fieros delitos, la causa de la unión de los hijos de la América Española?

Oh! Sí. NO es posible que tantos pueblos de un mismo origen, vivan por más tiempo en el aislamiento e indiferentismo mutuo. - ¡Unión, unión! Este es el grito que retumba desde México hasta la tierra del fuego, y cuanto más violentos, más bárbaros y escandalosos sean los atentados que se cometan contra nuestras débiles nacionalidades, más rápida, más firme y poderosa será la alianza de los pueblos Ibero-americanos.”[16]

La propuesta de “Federación Colombiana”, de José María Samper, se expuso en el periódico El Neogranadino y aparece como una tabla de salvación ante la fragilidad y desarticulación de las repúblicas del América del sur. Samper intelectual y político neogranadino (1828-1888), plasmó su pensamiento político, social y literario principalmente en la prensa ya sea como fundador, redactor o colaborador de periódicos. En su país, escribió en El Sur-Americano, El Tiempo y, en El Neogranadino estuvo a cargo del editorial, el folletín, las variedades, la crónica interior y exterior y de la sección literaria. Sus artículos fueron reproducidos en periódicos extranjeros con en El Ferrocarril de Chile y también colaboró en periódicos madrileños como La América. Crónica hispano-americana, periódico en el que escribía José M. Torres Caicedo, y Discusión. Durante su estancia en Europa trabajó como corresponsal de El Comercio de Lima y otros de Colombia, Inglaterra y España (Banrepcultural, “José María Samper”).

Para Samper, la iniciativa de federación se constituía en un elemento de equilibrio, base para la confederación y democracia latino-americana, y suponía la adopción de instituciones liberales, el ejercicio de la soberanía e  instituciones de derecho[17]. En su folleto Reflexiones sobre la Federación Colombiana planteaba el restablecimiento de Colombia, nombre utilizado en lugar de América, sobre las bases de una gran federación. Para el neogranadino, frente a la funesta mutilación de las verdades democráticas y las grandes lecciones de la historia, la independencia, la libertad, la fuerza, la prosperidad, la grandeza, la gloria y el porvenir de los pueblos de la raza latina sólo podían fundarse con la realización de la Federación Colombiana (Samper, 1855: 1). El gigante del norte amenazaba la causa democrática y se preparaba para devorar el sur del continente haciendo inminente la “ruina completa de la raza latina”.

 

“Así, la Unión federal en sus dos formas diferentes, la una Colombiana, la otra latino-americana, lejos de restringir el poder de los pueblos que se federen, va a asegurarles su independencia y soberanía, afianzar sus Gobiernos, a garantizar la inviolabilidad de su territorio, a desencadenar sus elementos de prosperidad, a resolver todas sus disputas de límites, a defenderlos contra toda invasión y contra todo insulto de las potencias fuertes.” (2)

En la propuesta de federación del neogranadino aparece la fórmula “latino-americana” acompañada de las voces república, libertad, raza, progreso, civilización e independencia y señala las diferentes fases para garantizar el desenvolvimiento teórico de la idea y enfrentar las críticas de quienes rechazaban el modelo federativo como garantía de la democracia americana. Samper también realiza una aclaración conceptual de federación, los antecedentes históricos y los elementos primordiales para la realización práctica de las ideas teóricas. El neogranadino no concebía como posible la federación de Estados constituidos sobre bases políticas y sociales diferentes, ya que la paz, la unión y armonía de los pueblos serían eternas utopías de imposible realización (3). Desde esta perspectiva, no formaba parte de la teoría federal ningún pensamiento que entrañe la heterogeneidad en formas políticas, ya que daría como resultado federaciones absurdas constituidas sin concierto ni armonía en sus instituciones. La homogeneidad de las instituciones garantizaría la paz y la libertad, elementos republicanos sustanciales en la vida de los pueblos, además se convertía en el mecanismo para la gloria, el progreso y el porvenir. Para Samper, la Federación hacía efectiva la República y con ella venía la libertad, la justicia y el derecho, que permitían a su vez fundar una paz sólida y fecunda, “la paz de la civilización” (8). Por otra parte, los elementos que incluía la República federal eran el movimiento libre de todos los intereses, la organización de cada pueblo soberano, la opinión como elemento de toda política y de todo poder; las comunicaciones libres para el comercio universal; y, la fuerza moral de la opinión en reemplazo de la fuerza física.

La reactivación de la Confederación hispanoamericana y su posible realización se articuló a las iniciativas anteriores, particularmente a la propuesta de Simón Bolívar en el Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826 y el Congreso Americano de Lima en 1848. Las circunstancias parecían más favorables debido a las reformas liberales desarrolladas por las repúblicas americanas y el predominio del discurso de la fraternidad a partir de lazos comunes de origen frente a las amenazas contra la democracia hispanoamericana. Sin embargo, la materialización de la idea de confederación exigía un gran esfuerzo por parte de los gobiernos hispanoamericanos. Desde la perspectiva del relacionamiento internacional, el establecimiento de un modelo federativo suponía una renovación en la concepción de soberanía, la caducidad de pactos internacionales y la simplificación del crédito con los acreedores. El gobierno de la confederación debía encargarse de las relaciones internacionales y cuestiones financieras de la Federación, mientras que cada Estado federal debía velar por sus intereses particulares[18].

Desde la prensa se discutió ampliamente sobre la unión hispanoamericana como mecanismo para contener la política expansionista y el destino manifiesto norteamericano que amenazan a una gran proporción del continente no sólo en términos políticos y geográficos sino también en términos de razas. En los medios impresos se colocaba como uno de los ejes de la discusión la fragilidad institucional de los pueblos latinos y los permanentes conflictos entre los países hispanoamericanos como elementos que imposibilitaban cualquier tipo de alianza y condición de progreso o prosperidad[19].

El interés que ocupó en los medios impresos la cuestión de la raza y, particularmente la relación antagónica entre la raza latina y la raza anglosajona, así como el ideario de unión en términos de fraternidad de los pueblos que comparten un mismo origen, estuvo también presente en la prensa europea. En la publicación periódica La América, los españoles Emilio Castelar, Manuel Ortiz Pinedo, Jacinto Albistur escribieron numerosos artículos sobre la federación americana, principalmente entre 1858 y 1860. En el artículo “La unión de España y América” de Emilio Castelar (1858), la alusión a la raza latina y el “gran destino” que debe cumplir en América ocupa un lugar central. Contrapone los atributos de la raza latina “más cosmopolita, más humana, más simpática” frente al individualismo anglosajón enfocado en el comercio, que “se cree rey de otras razas”, y la ubica en un lugar superior debido a su ingenio y humanidad.   De ahí, surge entonces la necesidad que tiene América de unir los pueblos “en grandes y poderosas asociaciones”, basadas en la igualdad de los asociados, en la unidad de razas y organizadas por medio de armoniosas confederaciones. “[L] lo que queremos es la unión de todos los pueblos latinos de América en una gran confederación para defender sus intereses, comunicarse sus ideas, ejercer su independencia, y defenderse de las grandes tempestades que amenazan descargar sobre su cabeza.”[20] 

Por otra parte, en el país del norte, las antiguas simpatías a Walker se trasformaron en hostilidad frente a los decretos de Walker respecto a la esclavitud, principalmente en los estados abolicionistas. Los Estados Unidos libraban su propia batalla respecto a las ideas desunionistas y algunos diarios que inicialmente publicitaron la expedición de Walker empezaron a cuestionar sus tendencias esclavistas. The New York Herald contaba con un número considerable de lectores, cuyas notas también eran reproducidas por la prensa hispanoamericana, fue uno de los primeros periódicos en denunciar la política esclavista de Walker y en revelar el nombre del principal financista de la expedición filibustera, el exsenador Pierre Soulé[21], así como las conexiones de Walker con la Compañía de Tránsito.[22] Los enemigos del presidente filibustero fueron en aumento y finalmente, ante la presión de los gobiernos hispanoamericanos, las acciones diplomáticas y la presencia de tropas centroamericanas en territorio nicaragüense se produjo la rendición del ejército de William Walker el 1 de mayo de 1857.

Conclusiones

El contexto extralingüístico de la presencia filibustera en Centroamérica permite observar la materialización del destino manifiesto, la política de extensión territorial norteamericana y los intereses económicos, políticos y comerciales en el paso interoceánico. La complejidad y carácter transnacional del filibusterismo impactó también en el uso del lenguaje, configurándose como una amenaza externa que reactivó las propuestas de alianza, liga y unión de los países hispanoamericanos.

Los periódicos se convirtieron en un mecanismo importante para la discusión pública respecto a la política expansionista de los Estados Unidos, la inmigración de la raza blanca como mecanismo para la civilización y el progreso, la renovación del proyecto político de unión americana y la sobrevivencia de las débiles nacionalidades hispanoamericanas; además, sirvieron de soportes materiales para la propaganda filibustera, la crítica o justificación del expansionismo territorial y en un espacio para el debate público respecto a la inmigración, la superioridad civilizatoria de la raza anglosajona, el porvenir de la raza latina y del proyecto político de unión y confederación americana.

En el repertorio semántico alrededor del conflicto centroamericano es posible identificar la articulación de determinados términos y el uso del lenguaje para construir experiencias y representaciones, exponer la debilidad política de las naciones hispanoamericanas y elaborar una expectativa alrededor del equilibrio internacional. Las prácticas de discusión pública alrededor de estos elementos están relacionadas con la reproducción notas de prensa, la utilización de los medios escritos para la divulgación de proyectos políticos, la reproducción de narrativas y la construcción de tramas comunicativas. En este sentido, la prensa al construir y reproducir diferentes imágenes produce una heterogeneidad de experiencias.

En este entramado comunicativo los términos raza latina, raza anglosajona, federación hispano-americana, civilización moderna y equilibrio internacional confluyen en la renovación de la iniciativa de unión americana. A su vez, los términos civilización, porvenir, progreso y democracia acompañan a la noción de América y articulan un repertorio semántico en torno a las razas existentes en el continente americano. Junto a lo “latino-americano” aparecen las voces de libertad, soberanía e independencia que configuran una representación del tiempo y del espacio y dan lugar a narrativas políticas que están presentes en la prensa periódica hispanoamericana y que entretejen espacios de circulación.

En estas narrativas, diferentes nombres son atribuidos a la sección del continente donde habita la raza latina y son utilizados como sinónimos: América Meridional, Hispanoamérica, América del Sur y, aparecen también diferentes apelativos que acompañan al nombre. En estas variadas formas de nombrar esta parte del continente y calificar a las naciones hispanoamericanas se producen coincidencias respecto a la necesidad de asociación, sobrevivencia, defensa de la soberanía y el porvenir de los pueblos.

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Recibido: 22/03/2022

Evaluado: 15/06/2022

Versión Final: 06/09/2022

páginas / año 15 – n° 39/ ISSN 1851-992X /2023                             


[1] La experiencia de William Walker como periodista le llevó a fundar el periódico El Nicaragüense. El primer número se publicó el 20 de octubre de 1855 y el último apareció el 22 de noviembre de 1856, con un total de 55 números.  Su publicación era semanal y de carácter bilingüe, inglés y español. Sus editores principales eran los estadounidenses Joseph Malé y George Cook.

[2] El Nicaragüense, Granada, 21 de junio de 1856, no. 33: 7, https://sajurin.enriquebolanos.org/docs/V1_No.%2033.pdf

[3] “Frank Leslie’s Illustrated Newspaper fue una revista literaria y de noticias ilustradas fundada en Nueva York en 1855 por el editor e ilustrador Frank Leslie.

[4] Frank Leslie's Illustrated Newspaper, New York, January 5, 1856: 17, http://guerranacional.enriquebolanos.org/images/nic_articulos_pdf/3495_Ene_1856.pdf 

[5] Frank Leslie's Illustrated Newspaper, New York, December 27, 1856: 154, http://guerranacional.enriquebolanos.org/images/nic_articulos_pdf/3495_Dic_1856.pdf

[6] El Nicaragüense, Granada, 20 de octubre de 1855. Vol. 1, n°. 1: 1, https://guerranacional.enriquebolanos.org/images/nic_articulos_pdf/V1_No.%201.pdf 

[7] El Nicaragüense, Granada, 5 de enero de 1856. Vol. 1, n°. 11: 2, https://guerranacional.enriquebolanos.org/images/nic_articulos_pdf/V1_No.%2011.pdf

[8] Uno de los principales aliados políticos fue Fermín Ferrer, nombrado presidente provisorio y luego Ministro de Relaciones Exteriores. Para Ferrer, los norteamericanos “[t]ienen fresca la memoria de sus hazañas, y esto es suficiente para aseguraros positivos triunfos sobre el retroceso, que nos colmarán de dicha y prosperidad”. El Nicaragüense, Granada, 21 de junio de 1856, no. 33: 6, https://guerranacional.enriquebolanos.org/images/nic_articulos_pdf/V1_No.%2033.pdf

[9] Eco del Irazú, San José, 10 de noviembre de 1854. Tomo I: 58. https://www.sinabi.go.cr/ver//biblioteca%20digital/periodicos/eco%20de%20irazu/eco%20de%20irazu%201854/ECO%20DE%20IRAZU_10%20NOV%201854.pdf#.YPiNgehKjIU

[10] Gaceta de Guatemala, Guatemala 12 de febrero de 1857, tomo IX, n° 12: 2, https://archive.org/details/gacetadeguatemal1100guat/page/66/mode/2up 

[11] El panameño, Justo Arosemena (1817- 1896), registra una importante trayectoria como intelectual, político y diplomático. Impulsó la creación del Estado Federal de Panamá y desempeñó un destacado papel como Ministro Plenipotenciario en el Congreso Americano realizado en Lima en 1862. Sus escritos sobre la formación de una liga americana fueron de gran influencia en la época, así como también los estudios realizados sobre las constituciones americanas.

[12] El Neogranadino, Bogotá, 15 de julio de 1856, año I. n° 357: 1-2 https://catalogoenlinea.bibliotecanacional.gov.co/client/es_ES/search/asset/190792 El extenso artículo “La cuestión americana” de Justo Arosemena fue reproducido también en el periódico El Boletín Oficial de Costa Rica el 13, 17 y 20 de septiembre de 1856.

[13] El contrato privado de los gobiernos de Nicaragua y Costa Rica con M. Félix Belly, agente de una compañía francesa para la apertura del canal interoceánico generó agitación en la prensa norteamericana y en círculos políticos de Washington. La firma del contrato fue calificada por los norteamericanos como una violación al Tratado Clayton-Buwler e iniciaron medidas para anularlo y solicitar el pago de seis millones de dólares como indemnización por daños y perjuicios causados a los ciudadanos norteamericanos, debido a la insolencia de los pueblos incivilizados de Centro-América. Un análisis contemporáneo respecto a los tratados y contratos firmados en el contexto del canal interoceánico y las expediciones filibusteras se encuentra en los artículos publicados por el bogotano José M. Torres Caicedo, diplomático residente en Europa, quien participó activamente en periódicos de Madrid y París y gozaba de un gran prestigio en los países hispanoamericanos.

[14] La América. Crónica Hispano-americana. Madrid 24 de marzo de 1859, año III, n°. 2: 6 http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0002227262&search=&lang=es. Esta revista madrileña (1857-1886) fue una de las más longevas e importantes del liberalismo progresista-democrático español y contó con un gran número de colaboradores tanto de España como de América. Los temas que abordaba eran variados e iban desde las relaciones bilaterales, el papel de los Estudios Unidos, la emigración, las comunicaciones marítimas y telegráficas, los proyectos de relaciones científicas y de exposiciones (Hemeroteca digital. Biblioteca Nacional de España).

[15] Boletín oficial, San José, 30 de abril de 1856, Año III, n° 188: 426 http://sinabi.go.cr/biblioteca%20digital/periodicos/boletin%20oficial/boletin%20oficial%201856/01d-ABRIL%20%20%20%201856%20%20No.%20181%20al%20189.pdf

[16] Boletín Oficial, San José, 22 de octubre de 1856, año III, n° 233: 571. https://www.sinabi.go.cr/ver/biblioteca%20digital/periodicos/boletin%20oficial/boletin%20oficial%201856/01j-OCTUBRE%20%20%201856%20%20No.%20227%20al%20235.pdf#.YT-UkJ1KjIV

[17] El Neogranadino, Bogotá, 05 de agosto de 1856, año I, n° 360:  2. https://catalogoenlinea.bibliotecanacional.gov.co/client/es_ES/search/asset/190762

[18] El Neogranadino, Bogotá, 23 septiembre 1856, año II, n° 367: 10 https://catalogoenlinea.bibliotecanacional.gov.co/client/es_ES/search/asset/190836) En este artículo se hace referencia a la publicación de Francisco Bilbao realizada en París en junio de 1856 sobre la realización de la Confederación suramericana, publicación en la que además aparece la formulación “América latina”.

[19] Boletín Oficial, San José, 20 de septiembre de 1856, año III, n° 224, 557, http://sinabi.go.cr/ver/biblioteca%20digital/periodicos/boletin%20oficial/boletin%20oficial%201856/01i-SEPTIEMBRE%20%20%201856%20%20No.%20219%20al%20226.pdf#.YQSVGo5KjIV

[20] La América: crónica hispano-americana, Madrid, 24 de febrero de 1858. No. 24. Año I. p1-2. Disponible en: http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0002223323&search=&lang=es

[21] The New York Herald, New York 3 de mayo de 1856, n° 7187: 1, https://chroniclingamerica.loc.gov/lccn/sn83030313/1856-05-03/ed-1/seq-1/

[22] The New York Herald, New York 29 de November de 1856, n° 7396: 1-2, https://chroniclingamerica.loc.gov/lccn/sn83030313/1856-11-29/ed-1/seq-1/