Reseña bibliográfica

Madrid, L. (2022). Los libertos afrodescendientes en la independencia de Chile. Libertad, guerra cotidianeidad. Editorial Universitaria: Santiago de Chile, 118 páginas.

Esta obra aborda un ámbito que, hasta hace algunas décadas, ocupaba un muy segundo plano dentro de la historiografía chilena, cual es el de la presencia y aporte de los afrodescendientes en la construcción histórica de la nación. No obstante, la labor de rescate desarrollada en el último tiempo por diversos investigadores/as, ha revertido esta tendencia, siendo la obra de Luis Madrid, un claro ejemplo de ello. La investigación que antecedió a esta obra se focalizó dentro de un contexto regional, como el Cono Sur en el que los afrodescendientes han conformado un componente étnico silenciado en los discursos oficiales sobre el pasado. De este modo, este trabajo estructurado en cuatro capítulos procede a desarrollar una labor de rescate centrada en el abordaje de asuntos desde la relación de los esclavos con la formación de los ejércitos, sus formas de sociabilidad en condición de reclutas, así como la influencia de la promesa de libertad ofrecida a estos como un factor movilizador de su compromiso hacia la causa emancipadora. Este último es uno de los ejes articuladores de la acuciosa revisión documental planteada por el autor en este trabajo.

En ese sentido, Madrid propone conocer las vidas y los conflictos cívicos y militares de un heterogéneo sujeto social compuestos por individuos de origen africano y por sus descendientes, individualizando sus trayectorias y haciéndolos parte de la problemática social existente en su tiempo, en especial, para examinar sus relaciones con “sus iguales, no iguales y su entorno” (P.20). Resulta clave, comprender además que la posibilidad de enrolarse implicaba el inédito hecho de asumir su destino, elevar su status e, incluso, la oportunidad eventual de desertar de la milicia, construyendo una vida desde los márgenes de la sociedad.  

De este modo, en su primer acápite, “El reclutamiento de los esclavos en Chile. De encarcelados a soldados Ingenuos”, el autor centra su análisis en la creación durante el año 1814 del “Batallón de Ingenuos de la Patria” conformado a partir del contingente de esclavos que aceptaron integrarlo bajo la oferta de ser manumitidos una vez finalizado su período de conscripción. Ello obedeció, como es posible comprender, a la necesidad de reclutar un mayor contingente de soldados, hecho que fue vinculado al objetivo de otorgar mayor solidez al proceso independentista. No obstante, lo anterior, aún bajo la retórica libertaria y de unidad que se buscaba concretar, la incorporación de soldados afrodescendientes no careció de dificultades, por ejemplo, derivados de la confrontación entre los intereses de los esclavos y de sus antiguos propietarios.      

Desde luego, la intensidad del conflicto y la presión ejercida por las tropas provenientes desde el Virreinato del Perú, modificaron la actitud de los gobernantes patriotas quienes dejaron de lado las estrategias persuasivas dando lugar a su incorporación forzada al ejército patriota.

A partir del desarrollo del proceso que sirve como telón de fondo a la temática investigada por el autor, el siguiente capítulo titulado “Esclavos reclutados en las Provincias Unidas y Chile: segundo período. Oblación, tránsitos libertarios y conflictos paralelos asume una perspectiva de historia transnacional y conectada, pues sitúa en puntos tan distantes como Buenos Aires, Santiago de Chile, Concepción, Córdoba y Coquimbo la incorporación de los esclavos en los ejércitos patriotas, algunos posteriormente devueltos a sus antiguos amos debido a su estado de salud pues, se buscaba especialmente su capacidad física para enfrentar las adversas condiciones que experimentaba el contingente en campaña y que, en ocasiones, los expuso a epidemias al igual que el conjunto de la población. El autor destaca el rol de los ejércitos en reformar sus hábitos ligados al delito y la violencia, rescatando también el caso de sujetos concretos que constan en los archivos, modelando de esta forma un diálogo entre sujeto y estructura. Un asunto de especial importancia, a efectos de visualizar la trayectoria de los libertos, es lo referido al éxodo de las fuerzas patriotas hacia la ciudad de Mendoza, tras la grave derrota experimentada por estas en Rancagua a fines del año 1814, hecho que configura dos realidades paralelas; una de aquellos esclavos que en Chile sufrieron de manera directa las consecuencias de la restauración colonial en el territorio y, por otra parte, la del contingente que se internó en la provincia de Cuyo y que reorganizó sus fuerzas, recurriendo indispensablemente al reclutamiento de afrodescendientes, así como a prácticas como la oblación, es decir, la donación de esclavos por parte de sus propietarios, como un modo de adhesión a la causa patriota.

Por su parte, el tercer acápite de la obra, “Soldados afrodescendientes. De esperanzas y transgresión”, problematiza la situación generada a partir de la presencia de los soldados libertos, especialmente en los núcleos de asentamiento masivo del contingente como eran las ciudades. Este asunto requirió de urgentes medidas para el disciplinamiento de los antiguos esclavos dado el surgimiento de un nuevo espacio de interacción entre la población civil y la tropa, que accedió a una esfera de mayor libertad que aquella existente en los cuartes, derivando en complejos incidentes, incluso de carácter delictual por parte de los uniformados, un fenómeno propio de la atmósfera de desestructuración del poder colonial a través de un proceso revolucionario. Un hecho que no puede ser dejado de lado es que los afrodescendientes siempre integraron batallones segregados y su integración en la vida urbana, aunque problemática, les permitió sociabilizase con sujetos de otra casta a partir de su nuevo status jurídico. Sobre todo, cuando más allá de participar en delitos y disturbios, su desempeño conductual en tanto soldados entre civiles era siempre juzgado a partir de los méritos obtenidos en los campos de batalla, siendo este un amparo permanente al momento de calificar sus responsabilidades.

Asimismo, el autor reflexiona acerca de los modos de expresión del reconocimiento oficial de las nacientes repúblicas hacia todos quienes fueron participes de la lucha independentista, planteando la importancia de la Legión al Mérito establecida por O´Higgins en 1817, que entregaba una compensación opulenta hacia sus acreedores, ¿Cuál era entonces la retribución destinada a la tropa plebeya? ¿Cuál era en definitiva su botín de guerra? Al respecto Madrid especula acerca de la existencia de “una suerte de anuencia oficiosa” (p.91) ante los atropellos perpetrados por los libertos interactuando en las ciudades liberadas tras sus victoriosas campañas.    

Estos hechos, en su amplia variedad de ejemplos se analizan a partir de las fuentes documentales consultadas en la investigación y es aquí en donde, desde la perspectiva heurística, adquiere valor lo señalado por el autor respecto de que su investigación asume un carácter reinterpretativo, derivado del proceso imaginativo en el que entran en conexión distintas trazas ligadas a una diversidad de fuentes permitiendo aflorar un contenido hasta ahora parte del mutismo de la producción historiográfica chilena.

El cuarto capítulo de la obra, “El deber militar y el compromiso católico” está por su parte dedicado al abordaje de la realidad de los soldados afrodescendientes dentro del nuevo orden social inaugurado tras la independencia en el que se instalan en su condición de libertos y manumitidos quienes, despliegan su capacidad de agencia para valerse de las herramientas que la estructura militar les brinda tales como la obediencia, el honor y el estar sujetos a un fuero particular. Es dentro de esta perspectiva que se relata un incidente relacionado con una oferta de tráfico de armas en donde el soldado liberto Joaquín López procede de acuerdo a lo establecido por su deber militar informando del hecho a sus superiores. Es a partir de ello que Madrid plantea una valiosa problematización heurística, a partir de lo señalado por Robert Darton, respecto de los limites que posee el archivo respecto de la posibilidad de establecer categorías sobre las conductas o ideas, sino más bien, para adentrarse en tales dimensiones dentro de un determinado tiempo histórico.      

El autor hace especial énfasis en el matrimonio como un instrumento, no solo de conformación de la familia, sino de acceso a la respetabilidad que de este derivaba para los contrayentes, especialmente para sus mujeres. La estrategia desplegada por mujeres esclavas operó entonces como un medio de ascenso social, no obstante existir un particular celo de parte del Ejército respecto de la conducta anterior de las contrayentes, esclareciendo de ese modo los condicionamientos existentes en la época respecto de los roles de género. Importante es que, en tal sentido, el autor presente un interesante universo referido a registros que aluden a mujeres aproximándose de modo más nítido a este sujeto permitiendo apreciar sus trayectorias vitales, desplazamientos y sus modos de inserción sociedad que experimentan inéditos en procesos de cambio.

En su acápite final, Madrid concluye que la libertad condicionada ofrecida a los esclavos fungió como el elemento catalizador de su gradual dignificación al asumir como soldados de la patria. Sin embargo, el ingente trabajo de archivo realizado en la investigación en la que se originó el libro, le permitió relucir otros aspectos que subyacían en la trama de la vida cotidiana del mundo afrodescendiente y que favoreció la mutación de las prácticas esclavistas, pero no su total eliminación. Dentro de este esquema, la conscripción fue sin duda un avance, acota el autor, y la vida militar un tránsito en la construcción de su propio destino, deslocalizado posteriormente por efecto de las expediciones transandinas por ejemplo y enfrentándolos a un nuevo escenario que dio lugar a una “geografía de los libertos” (P.104) posible de ser rastreada.

Asimismo, el autor destaca que el debilitamiento de la práctica esclavista fue útil a objeto de socavar simbólicamente a la administración colonial. Asimismo, el autor contrapone la experiencia de los esclavos desertores, quienes perseveraron en su actitud de resistencia hacia sus dominadores, fueran estos criollos o peninsulares, de quienes asumieron una actitud de negociación asumiendo el enrolamiento como una estrategia observable, por ejemplo, en la ferocidad de su lucha contra las fuerzas del imperio, actitud que demuestra la simbiosis existente entre los intereses individuales y colectivos al interior del bando patriota. Sin embargo, destaca el autor, las prácticas coloniales no desaparecieron del todo tras la emancipación de la región, especialmente respecto de la trata esclavista, siendo frecuentes la disgregación de las comunidades afrodescendientes, todavía consideradas parte del capital de sus propietarios, siendo desplazadas hacia distintos puntos del Cono Sur mientras, sus hijos y nietos uniformados ya disfrutaban de la libertad. En ese plano, Madrid destaca que tanto los líderes patriotas como los libertos, fueron los sectores sociales que dimensionaron con mayor claridad la relevancia del tránsito histórico del que hacían parte.  

Mario Vega Henríquez

Programa de Doctorado en Estudios Latinoamericanos,

Universidad de Chile (Chile)

mariovega@ug.uchile.cl