María Remedios del Valle y las Marías. Memorias, representaciones y actualidad de una femineidad negra heroica en la capital “blanca” argentina

María Remedios del Valle y las Marías. Memorias, representaciones y actualidad de una femineidad negra heroica en la capital “blanca” argentina[1]

María Remedios del Valle and the Marías. Memories, representations and actu-ality of a heroic black femininity in the ‘white’ capital of Argentina

Florencia Guzmán

Instituto Ravignani,

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas,

Universidad de Buenos Aires (Argentina)

florenciaguzman@yahoo.com.ar

https://orcid.org/0000-0003-2263-148X

Resumen

En este capítulo propongo realizar una investigación sobre María Remedios del Valle, conocida como la Madre de la Patria, desde una perspectiva interseccional (que resalta el entrecruzamiento de diversas formas de opresión como el género, raza, clase, política entre otras categorías). Mi objetivo es examinar las memorias, representaciones y actualidad de la feminidad negra heroica y el racismo arraigado en nuestra sociedad: ¿qué significa ser una heroína negra en una ciudad como Buenos Aires, que históricamente se ha enorgullecido de su "blanquitud"?  En torno al concepto de las Marías, término que utilizo para referirme al grupo de mujeres generalmente afrodescendientes, anónimas, que sólo han sido mencionadas secundariamente en las fuentes históricas, planteo recuperar e integrar nuevas narrativas en torno a la concepción de heroicidad. Me interesa exponer cómo estas mujeres, racializadas e invisibilizadas a lo largo de la historia argentina, han sido fundamentales en la construcción de la memoria histórica y en el reconocimiento de héroes y heroínas en nuestra sociedad.

Palabras clave: Afrodescendientes; memorias; representaciones; femineidad; heroísmo; racismo.

Abstract

In this chapter I propose to conduct research on María Remedios del Valle, co-named the Mother of the Homeland, from an intersectional perspective (which highlights the interection of diverse forms of oppression such as gender, race, class, politics among other categories). My aim is to examine the memories, representations and actuality of heroic black femininity and the racism embedded in our society: what does it mean to be a black heroine in a city like Buenos Aires, which has historically prided itself on its ‘whiteness’?  With regard to the concept of the Marias, a term I use to refer to a group of women, generally of African descent, anonymous, who have only been mentioned secondarily in historical sources, I propose to recover and integrate new narratives around the concept of heroicity. I am interested in showing how these women, racialised and invisibilised throughout Argentine history, have been fundamental in the construction of historical memory and in the recognition of heroes and heroines in our society.

Keywords: Afrodescendants; memories; representations; femininity; heroism; racism.

El 1 de setiembre de 2023 amanecimos con la triste noticia de que el monumento de María Remedios del Valle, inaugurado el 8 de noviembre del año anterior, había sido vandalizado y quemado.[2] El monolito, erigido tras 195 años de postergación, apenas duró 9 meses en pie. La primera iniciativa del monumento surgió en la sesión del 18 de julio de l828 cuando los diputados reunidos en la Cámara de Representantes de la Provincia de Buenos Aires discutieron la pertinencia de otorgarle la pensión militar que solicitaba María Remedios.[3] 

Los temores de que el monumento pudiera ser objeto de diversas formas de violencia se tornaron realidad con la impactante rapidez con la que fue destruido. La estatua se encontraba ubicada en la plazoleta Alfonso Castelao, situada en la intersección de las calles Bernardo de Irigoyen y Estados Unidos, en el barrio de Monserrat en la ciudad de Buenos Aires, históricamente habitado por una importante población afrodescendiente durante el siglo XIX.

La inauguración, que fue celebrada y apoyada tanto por la comunidad afrodescendiente como por un público comprometido con la visibilización de la población afrodescendiente, se convirtió en un hito significativo en el proceso de reivindicación. Este había comenzado a activarse en el año 2010, con motivo del bicentenario del proceso revolucionario y tuvo un momento crucial en 2013, cuando se estableció el 8 de noviembre como el "Día de los/las afroargentinos/as y de la cultura afro", en memoria del fallecimiento de María Remedios del Valle, mediante la Ley No 26.852.

¿Por qué aparece el monumento de María Remedios del Valle una mujer negra desconocida para el gran público en un lugar de la ciudad de Buenos Aires? ¿Qué méritos ha realizado para ser inmortalizada en la ciudad? ¿Cuáles habrían sido sus acciones y virtudes? ¿Era un rara avis o era representante de un colectivo mucho mayor de mujeres de ascendencia africana y de los sectores populares?

La invitación de las editoras a participar en este dossier, coincidente con el décimo aniversario de la ley referida y la destrucción del monumento a María Remedios, me incitó a reflexionar sobre las memorias, representaciones y reivindicaciones de una femineidad negra heroica y el racismo arraigado en nuestra sociedad. ¿Qué implica ser una heroína negra en una ciudad como Buenos Aires, que históricamente ha hecho alarde de su “blanquitud”?

El incendio de la Patria | Periódico VAS

Imagen 1 y 2: Monumento de María Remedios del Valle antes y después de la destrucción.

Fuente: Ministerio de Cultura de la Nación. 1) Monumento inaugurado el 8 de noviembre de 2022; 2) Monumento destruido el 1 de setiembre de 2023

Tanto en el ámbito historiográfico como literario, se ha buscado recuperar e integrar nuevas narrativas en torno a las conceptualizaciones del heroísmo, así como su perduración en el imaginario colectivo. El siglo XIX, especialmente durante la guerra de la independencia, desempeñó un papel crucial en la construcción de estas narrativas al ofrecer una diversidad de experiencias y perspectivas desde las cuales el heroísmo y el liderazgo se convirtieron en zonas de conflicto y negociación (Fradkin, 2008; Batticuore & Vicens M. 2022). La reflexión crítica,  junto con el análisis de nuevas fuentes históricas y literarias, la problematización de sitios de memoria y de representaciones visuales ha llevado a un examen y cuestionamiento de la construcción tradicional de dichas categorías. Esta revisión ha contribuido a desestabilizar las normas de masculinidad predominantes, permitiendo que sujetos afrodescendientes anteriormente desconocidos sean incorporados o recuperados en las narrativas fundacionales y que figuras femeninas ignoradas comiencen a ocupar roles protagónicos.

En su obra más reciente, titulada "Entre el Bronce y el Olvido", Alejandra Aguilar Dornelles (2023) plantea la necesidad de diferenciar conceptualmente entre heroísmo y liderazgo. Mientras que el liderazgo se vincula con atributos individuales como el carisma y dinámicas de interacción social como la capacidad de convocatoria, la autora sugiere que el heroísmo puede ser considerado como una aspiración, una pose o un modelo de virilidad, a menudo asociado a arquetipos que refuerzan jerarquías basadas en ideologías de inferioridad de clase, género y raza (p. 216). Subraya además que las representaciones históricas de héroes se fundamentan en discursos ambiguos, basados en construcciones mitológicas y leyendas Según Aguilar Dornelles, la imagen gallarda del héroe, presente en museos, monumentos y la cultura visual, suele estar acompañada de elementos como un uniforme, un caballo y un sable. Inicialmente representado como un soldado que enfrenta las balas, la performatividad del guerrero, no solo encarna el cuerpo anhelado, deseado de la nación, sino que también es sacrificado. Posteriormente, cuando el soldado ya no es necesario, surge el heroísmo del espíritu, personificado por los narradores de la epopeya épica. De esta manera, el héroe y la heroicidad como representación se presentan como constructos sociales y culturales contingentes, susceptibles a cambios sociales y culturales.

Al analizar el heroísmo como un campo de disputa donde se entrelazan aspiraciones individuales y colectivas, la autora propone un enfoque teórico para explorar el proceso de heroización de personas afrodescendientes, proyectados como modelos para sus comunidades. Una serie de investigaciones situadas en el contexto rioplatense y de las provincias argentinas, han explorado y revisado el papel de líderes y héroes afrodescendientes en las narrativas nacionales y regionales. Destacan figuras como el "héroe negro" Falucho (Geler y Ghidoli, 2019), Lorenzo Barcala (Morales Joaquín y Caballero, 2018), Bernardo de Monteagudo (Ghidoili, 2016), Vicente Panana (Mata, 2010), Jacinto Ventura de Molina (Borucki, 2017), Joaquín Guzmán (Palombo, 2007), entre otros. Sin embargo, son muy pocas las investigaciones que examinan el proceso de heroización desde una perspectiva femenina, como también resultan escasos los estudios que buscan recuperar las diferentes esferas en que las mujeres afrodescendientes y de los sectores populares participaron, tanto en la guerra como en la conformación de un relato ¿Cómo logramos que estas mujeres sean reconocidas como heroínas? ¿Cómo incorporamos otras subjetividades? La reivindicación de figuras como María Remedios del Valle, la Madre de la Patria, representa una excepción en este sentido (Guzmán, 2016; Brion, 2016; Ghidoli, 2020).

En el siguiente capítulo, propongo retomar la investigación sobre María Remedios del Valle, realizada hace algunos años. En este caso, desde una metodología interseccional (que resalta el entrecruzamiento de diversas formas de opresión como el género, la raza, la clase y la política entre otras categorías)[4] planteo analizar la articulación entre las memorias y representaciones de la feminidad negra heroica y el racismo arraigado en nuestra sociedad. A través de la categoría de las Marías, que engloba a mujeres anónimas, invisibles y racializadas, mencionadas solo de manera colateral en las fuentes, buscaré ampliar la perspectiva de heroicidad incluyendo las diversas luchas anticoloniales lideradas por mujeres, antes, durante y después de la guerra de independencia. Considerando que la sociedad reconoce muy poco (formal e informalmente) sobre la existencia de personas afrodescendientes y que ha perpetuado un discurso de desaparición de la población negra, valorizar la historia de María Remedios (y con ella las de las mujeres y varones afrodescendientes que todavía en este siglo perseveran por su reconocimiento desafiando el discurso de la desaparición) resulta indispensable y prioritario.

De modo que he pensado este capítulo en varios planos y en diferentes momentos: primero, revisando la memoria histórica, observando y problematizando el archivo, colonial y republicano, analizando sus indicios, vacíos y espacios en blanco; luego, interrogándome sobre los sentidos disputados de las representaciones individuales y colectivas de María Remedios del Valle en relación con el resto de las mujeres del mundo popular y de las mujeres negras en particular durante el proceso de independencia; por último, buscando insertar los procesos reivindicativos del presente en tramas políticas, culturales e identitarias más amplias.

¿Quién fue María Remedios del Valle?

En la reconstrucción histórica de María Remedios se parte de dos documentos principales. El primero es un pedido de pensión que ella misma realizó en 1826 y que se encuentra en el Archivo General de la Nación. [5] El segundo registra el debate en la Cámara de Representantes de la Provincia de Buenos Aires en 1828 con motivo de discutirse sobre si se le otorgaba la pensión solicitada.[6] 

De ambos documentos y de una breve cita realizada unas décadas después, surgieron las biografías y semblanzas sobre María Remedios que han sido escritas y reproducidas a lo largo del tiempo por ensayistas, biógrafos, periodistas, historiadores e incluso novelistas. Esta información se ha acumulado y repetido metódicamente, con algunas adiciones, pero también con equívocos, contradicciones y omisiones. Sumado, a que varias de las publicaciones presentaron generalmente como referencia uno de los documentos y según cual fuere mostraron desconocimiento del segundo. De modo que la historia que se presentaba terminaba siendo siempre truncada, como si se tratase de figuras diferentes.

Hasta el momento, la reseña más completa fue publicada por Jacinto Yaben en el “Diccionario de Biografías Argentinas y Sudamericanas” en 1940, quien basó su informe en el documento del archivo nacional que mencionaba su pedido de pensión.[7] De acuerdo a ella, María Remedios era porteña y de ascendencia africana, siendo clasificada como "parda" o "morena" según las fuentes. Acompañó a su esposo y dos hijos (uno propio y otro adoptivo) en la primera expedición militar a las provincias interiores que partió de Buenos Aires el 20 de junio de 1810, bajo el mando del comandante Bernardo de Anzoátegui, capitán de la 6ta Compañía del Batallón de Artillería Volante. Llegó a Potosí en el mes de diciembre de 1810 y se encontró en el desastre de Desaguadero, el 20 de junio de l811, y en el retroceso que siguió a esta derrota. María Remedios del Valle marchó más tarde desde Potosí hasta Jujuy donde se incorporó al ejército del general Manuel Belgrano. Participó en las victorias de Tucumán y Salta (24 de setiembre de 1812 y 20 de febrero de 1813) y en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma (31 de setiembre y 14 de noviembre de 1813). En esta   última fue herida de bala y tomada prisionera por los españoles, luego sometida a 9 días de azotes públicos. No se conoce en cuáles de todas las acciones libradas fallecieron el marido y los dos hijos y tampoco la fecha de su regreso a Buenos Aires.

Recién se vuelve a saber de ella en el año l826, cuando inició la gestión para que se le concediese la suma de seis mil pesos por los servicios prestados, tanto de parte de ella como de su esposo e hijos fallecidos. Con fecha 24 de marzo de l827 el ministro de la Guerra, general Fernández de la Cruz, firmó un decreto para que la demandante se  dirigiese a la Cámara de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, reactivándose allí el expediente en el año 1828. Allí los diputados votaron a favor de otorgársele el sueldo y cargo de Capitán de Infantería y dos meses después fue incluida en la Plana Mayor (29 de enero de l830). De los últimos años, hasta su muerte, se conoce bastante menos. El 16 de abril de l835 Rosas la habría destinado a la Plana Mayor pasiva con su jerarquía de Sargento Mayor y allí revistará con el nombre de María Remedios Rosas, con el que luego continuaría apareciendo en las listas respectivas hasta la fecha de su muerte, ocurrida en l847.

Si bien la semblanza aporta una serie de datos estos se circunscriben a dos periodos muy cortos: el primero, refiere a cuatro años en el ejército Auxiliar del Alto Perú (1810-1814) y el segundo al pedido de la pensión militar, el otorgamiento del grado militar y a algunas instancias militares posteriores (1826-1835). Luego solo tenemos la fecha de baja del ejército el 8 de noviembre de 1847.Esta biografía matriz ha dejado varios interrogantes sobre eventos clave de su vida. En primer lugar, existe incertidumbre sobre su filiación. Diversas publicaciones han afirmado que nació en la parroquia de Monserrat en 1764 o en 1766, pero la falta de una partida de nacimiento ha mantenido este enigma. De igual manera, no se ha encontrado la partida de defunción. Además, la cuestión de su condición de esclavitud ha generado controversia. Un documento de 1807, que se conoció hace poco plantea una nueva discusión a la vez que menciona el inicio de la acción emancipatoria algunos años antes de la Revolución de Mayo. Por último, la derrota de Ayohuma en 1813 presenta interrogantes adicionales: ¿Realmente fue una de las niñas de Ayohuma? ¿Las otras mujeres que la acompañaron eran sus hijas? [8]

En la última década, como consecuencia del proceso reivindicativo que adquirió la figura de María Remedios, se extendió el número de publicaciones de manera considerable. Sin embargo, no hubo avances significativos en torno a su biografía. Lejos de salvarse los vacíos y los enigmas a través de la consulta y el examen de otros tipos de archivos (militares, municipales y eclesiásticos, por ejemplo), la falta de información sobre su vida se fue completando con “supuestas verdades” que no tienen ninguna referenciación histórica y que sin embargo se reproducen una y otra vez (¿cómo damos por sentada la fecha y el lugar donde nació si todavía no encontramos la partida de bautismo? ¿podemos establecer cuáles fueron las batallas donde fallecieron el marido y los hijos cuando ni siquiera conocemos sus nombres para individualizarlos?). Está claro que cualquier investigación histórica admite inferencias e incluso imaginación, pero estimo que siempre deberían enunciarse como tales (supongo, imagino, infiero, habría sido…).

A medida que avanzaba en la investigación, surgía la pregunta sobre la relevancia actual de realizar una investigación detallada sobre aspectos específicos de la vida de María Remedios, considerando que se cree conocer lo más relevante. Sin embargo, los interrogantes planteados anteriormente no me parecen menores, en tanto adquieren significado histórico cuando se contextualizan y sugieren conexiones entre fuentes y discursos historiográficos. También, porque considero un camino fructífero para revisar algunas narrativas en circulación.  

Revisando las memorias, observando y problematizando el archivo

De modo que el primer paso fue la lectura minuciosa y a “contrapelo” del archivo, a sabiendas que estos repositorios no son neutros ni atemporales, que tienen la marca de las personas que produjeron los documento como de las personas y acciones que las salvaron del olvido. 

En las siguientes páginas, presentaré los caminos de investigación en los que fui combinando la exploración del archivo, la reflexión crítica e incluso la imaginación. Los ejemplos seleccionados no son aleatorios, sino que surgen de interrogantes y contradicciones trazadas anteriormente.

FILIACIÓN, Bautismo y condición legal (¿1764 o 1774?)

La búsqueda de la ascendencia materna y la condición legal de María Remedios del Valle me llevó a explorar las actas de bautismo en los respectivos archivos parroquiales. Estos registros son importantes porque consignan datos filiales fundamentales: en cada una de ellos se puede leer el nombre de la persona bautizada, de los progenitores y de los padrinos y también de los propietarios en el caso de sujetos esclavizados; además incluyen la fecha del registro, el nombre de la parroquia donde se llevó a cabo y la legitimidad o no del bautizado (de acuerdo a la legislación eclesiástica que diferenciaba a los hijos legítimos, ilegítimos y naturales). Una información sumamente relevante que se encuentra en el examen de estos registros refiere a su ubicación en los respectivos libros, en tanto generalmente se anotaban en cuadernos separados los supuestamente blancos (libros de “españoles”) y el conglomerado amplio identificado como castas y gente de servicio (libros de “indios, mulatos y negros y demás gente de servicio”).

En el caso de María Remedios se ha postulado que nació en 1764 o en 1766 en la parroquia de Monserrat, un lugar simbólicamente relevante para la comunidad afrodescendiente. Esta información de entrada introduce algunos problemas, considerando que esta parroquia recién se estableció en 1769, y los registros eclesiásticos comenzaron a llevarse un año después. Hasta ese momento solo dos iglesias de la ciudad concentraban la documentación respectiva: estas eran en Nuestra Señora de la Merced (Catedral) y la Purísima Concepción en calidad de vice-parroquia. De modo que si María Remedios había nacido antes de esa fecha el acta de bautismo solo podía estar en algunas de las iglesias respectivas donde, en ningún caso, se hace referencia al lugar de procedencia.

Durante la investigación, revisé los libros de bautismo desde 1740 hasta 1810 en la iglesia de la Purísima Concepción y de Nuestra Señora de la Merced; a partir de 1770 en la parroquia de Monserrat y la Piedad.[9] Hasta el momento no encontré en los libros de castas y gente de servicio correspondientes a estas parroquias ninguna partida de bautismo datada en esa fecha. En la iglesia de la Merced solo hallé algunos registros que mencionaban a niñas con nombres parecidos a María Remedios o María de los Remedios y en fechas próximas. La primera es de 1763 y refiere a María Damiana de los Remedios, hija de Micaela, soltera, negra esclava de D. Domingo Molina.[10] La segunda, es de 1765 y menciona a María Cecilia de los Remedios.[11] 

La tercera, infiero que podría tratarse de la Madre de la Patria por la coincidencia del nombre, la fecha y el libro donde fue registrada. La misma indica que María Remedios nació el 20 de noviembre de 1774 y fue inscripta dos días después en la iglesia de la Merced, en el libro destinado a la "Gente de Servicios de Mestizos, Negros y Mulatos".

        

En veinte y dos de noviembre de mil setecientos setenta y quatro, bauticé y puse óleo y Crisma a María de los Remedios, hija de María Antonia, negra esclava de Gregorio Gonzáles, Fue madrina María Josefa, Negra esclava de Doña Petrona Freixa, Firma don Juan Francisco González. [12]

Según esta acta de bautismo, María Remedios fue asentada como hija ilegítima de María Antonia, una mujer negra esclavizada, de quien heredó la condición de esclavitud. El propietario de su madre, Gregorio González, no llevaba el título de "don" junto a su apellido, sugiriendo que no pertenecía a la élite local. Este contexto inicial arrojaría luz sobre la posible filiación, la condición de esclavitud, la ilegitimidad y la segregación en los registros parroquiales que marcarían la vida de María Remedios desde su nacimiento. Retomaré este punto más adelante.

INVASIONES INGLESAS, 5 de julio de l807

Un documento datado en 1808 y omitido en la biografía matriz de Jacinto Yaben, mencionaba un pago de 12 pesos otorgado a María Remedios del Valle por su reconocida acción el 5 de julio de 1807 durante las Segundas Invasiones Inglesas. En este documento publicado por el Extinguido Cabildo se destaca su participación en la defensa de la ciudad.

Se vio una presentación de la parda María de los Remedios, esclava de doña Rosa del Valle, en que acreditando con certificación del Comandante del cuerpo de Andaluces los sucesos que hizo a los individuos de este cuerpo en la campaña de Barracas asistiéndolos y guardándoles las mochilas para aligerar sus marchas a los corrales de Miserere, pide se le remuneren estos servicios, y los señores acordaron darle las gracias y mandaron se libre a su favor y contra el Mayordomo de Propios doze pesos fuertes por una sola vez.[13]

El hallazgo de este documento desencadenó una nueva fase de investigación en los registros eclesiásticos y en el archivo militar. En primer lugar, debía rastrear la relación con Rosa del Valle, de quien María Remedios heredó el apellido, así como indagar sobre su papel en el cuerpo de Andaluces durante la defensa de Buenos Aires en 1807. A través de la plataforma Family Search, identifiqué a Rosa Rita del Valle en la parroquia de la Purísima Concepción, quien había nacido en el año 1737 y estaba casada con Vicente Alfonso Lima. Estos dos apellidos -del Valle y Lima-, me proporcionaron pistas para revisar los libros en la parroquia de La Concepción desde 1740 hasta 1810 en busca de una nueva información.[14]

En mi búsqueda encontré varios registros de niñas llamadas María Remedios o María de los Remedios nacidas entre los años 1770 y 1805, sin apellido y con la filiación de "padres no conocidos", que fueron inscriptas en el libro de blancos. De modo que no había en las partidas una mención racial (parda o morena), cómo Remedios se identifica y fue identificada en la mayoría de los documentos posteriores, incluso en su presentación ante las autoridades del Estado en 1826. Tomemos como ejemplo esta partida: “María de los Remedios, de ocho días de edad, hija de padres no conocidos, fue bautizada por el cura vicario de la parroquia D. Alfonso de los Ríos el 27 de noviembre de 1778”.[15]

En contraste, en los libros que documentaban a "gente de color o de servicio", no localicé partidas con el nombre de búsqueda, pero sí varias Marías sin apellido, ni ellas ni sus padres o madre. En estos casos, se trataba de mujeres de ascendencia africana de condición libre que aparecían en la fuente solo con un nombre y con la categoría de mulata, negra o parda. También había esclavizadas que solían ir acompañadas con el nombre del propietario o propietaria, pero sin información sobre su filiación. Gracias a lo común que eran las Marías en general, estas se fueron convirtiendo era una categoría de análisis referenciando al conjunto de mujeres de ascendencia africana y proveniente de las clases populares, generalmente pobres, sin apellido, mal registradas y racializadas en la documentación, tanto eclesiástica como estatal.

El segundo interrogante que debía considerar se refería a la posible condición de esclavitud de María Remedios del Valle en 1807. ¿En qué momento había logrado la libertad? Hasta el momento no existen registros que aclaren este punto, ya que, al partir de Buenos Aires en 1810 con su familia, no se hace referencia a su condición de esclavizada y con posterioridad tampoco: ni María Remedios en su presentación, ni los oficiales que luego documentaron su participación. Esta incertidumbre suscita interrogantes sobre las posibles relaciones de sujeción con su antigua propietaria, Rosa del Valle.

La investigación sugiere que María Remedios fue esclavizada de Rosa del Valle, quien le otorgó el apellido. Posteriormente, es probable que haya continuado sirviendo a su antigua propietaria en calidad de "criada". Esta expresión, con connotaciones tanto para personas esclavizadas como libres, reflejaba la persistencia de los lazos de sujeción entre propietarios y esclavos, así como la precariedad estructural de la libertad (Alberto, 2020; Candioti, 2021; Guzmán, 2020 y 2023). Se podía dar el caso de una ex esclavizada, devenida en criada (imagino que podría ser el caso de María Remedios) que, pese a tener el estatus jurídico de libre, continuaba manteniendo condiciones laborales cercanas a la esclavitud.

La inscripción de esclavitud en el documento del Extinguido Cabildo podría reflejar entonces una continuidad y/o superposición de estas categorías -esclava y criada- que era bastante común encontrar en los documentos oficiales y privados, tanto coloniales como republicanos. Si este fuera el caso, la acción de María Remedios sería emancipatoria en varios sentidos, en tanto pudo reconstruir una genealogía de libertad y lograr un reconocimiento de género individualizado antes de la guerra de independencia.  

¿Cómo se relaciona esta información con el acta de nacimiento ubicada en la parroquia de la Merced? Los datos proporcionados en la partida, como la condición social del propietario y la ilegitimidad de la madre, pueden respaldar la hipótesis de una posible venta a la familia que posteriormente le otorgó el apellido. La historiografía que aborda la esclavitud destaca los continuos cambios y traspasos en las inscripciones de filiación tanto dentro como fuera del sistema esclavista.

En una segunda línea de investigación, exploré el fondo documental de las Solicitudes Civiles y Militares, disponible en el Archivo General de la Nación. Este fondo contiene peticiones realizadas por civiles y militares al Estado municipal en busca de pagos, pensiones o reconocimientos por los servicios prestados en la defensa de Buenos Aires contra las fuerzas inglesas. Examiné también los libros correspondientes al Tercio de Andaluces buscando ampliar la información sobre el pago de los 12 pesos por la acción desarrollada durante esos sucesos y no encontré ninguna mención a María Remedios.[16] 

En contraste, en esos mismos legajos, he podido leer una valiosa información sobre los soldados afrodescendientes, tanto esclavizados como libres, que participaron en esas jornadas. Por caso, tenemos el rico expediente iniciado por el moreno Joaquín Guzmán, quien requería la certificación de la acción realizada junto a 300 esclavizados en la plaza Miserere en defensa de la ciudad.[17] Las pocas solicitudes civiles de mujeres, ya sean blancas o morenas y pardas, se presentaban mayormente en calidad de madres, hijas o esposas de soldados u oficiales, invocando retribuciones. La pensión asignada por el Cabildo era de 12 pesos para las madres, viudas y huérfanos de los soldados blancos (catalogados como "españoles") y de 6 pesos para las de los soldados "indios, morenos y pardos".

Acordaron asignar y asignaron, no obstante, los escasos fondos de este Cabildo, la pensión mensual por ahora de seis y doce pesos a los inválidos según la clase y la calidad. De doce a la viudas y huérfanas, Padres y deudos [de] españoles voluntarios que murieron en la Defensa. De seis a los indios, morenos y pardos…[18]

El documento pone en evidencia un reconocimiento y premiación diferenciada por parte del consejo municipal hacia los hombres y mujeres de distintas clases sociales, con asignaciones de 12 y 6 pesos respectivamente. Se confirma la marcada diferenciación de roles de género, clase y raza por parte de las autoridades políticas y militares, en consonancia con el particularismo legal colonial que asignaba derechos diferenciados según la posición social y económica. La distinción de la “calidad” reflejaba la jerarquía social de la época, donde las personas de ascendencia africana, indígenas y mestizas ocupaban el escalón más bajo de la sociedad de antiguo régimen.

Estos tres exhaustivos recorridos en diferentes repositorios y fondos documentales, si bien no resolvieron de manera definitiva los interrogantes planteados al inicio de la investigación, en cambio aportaron nuevos elementos. En primer lugar, observando cómo las jerarquías raciales presentes en el archivo les restaron visibilidad a las mujeres afrodescendientes en los registros históricos, afectando su reconocimiento. En segundo lugar, comprobando una vez más que las colecciones de memoria siempre son espacios de sentidos donde se identifican fisuras en el orden del poder. Por último, incorporando nuevos datos que posibilitan la revisión de narrativas en circulación.  

AYOHUMA. Memoria e Historia, 14 de noviembre de 1813

La batalla de Ayohuma marcó una inflexión en la vida y en la representación de heroicidad de María Remedios del Valle.

En este apartado, partiré de dos citas realizadas por el militar tucumano Gregorio Araoz de Lamadrid referidas a la batalla de Ayohuma.[19] En su libro de Memorias Lamadrid relató una acción heroica protagonizada por una morena llamada María, conocida como la Madre de la Patria, durante la batalla de Ayohuma. Describe cómo esta mujer, acompañada de sus hijas, llevaba agua a los soldados en medio del cañoneo, sin temor a las balas del enemigo.

Es digno de trasmitirse a la historia una acción sublime que practicaba una morena, hija de Buenos Aires llamada tía María y conocida por madre de la Patria, mientras duraba este horroroso cañoneo como a las 12 del día 14 de noviembre y con un sol que abrasaba. Esta morena tenía dos hijas mozas y se ocupaba con ellas en lavar la ropa de la mayor parte de los jefes u oficiales, pero acompañada de ambas se la vio constantemente conduciendo agua en tres cántaros que llevaban a la cabeza. Desde un lago o vertiente situado entre ambas líneas y distribuyéndola entre los diferentes cuerpos de la nuestra y sin la menor alteración (Araoz de Lamadrid, 1947, [1895] p. 55-56).

Catorce años después, Lamadrid retomó la referencia y le agregó nuevos datos (la nueva cita era desconocida hasta la publicación de mi artículo en el 2016). Recordó a una celebre parda llamada María, distinguida como La Madre de la Patria, que hacía poco había fallecido en la ciudad. Estos datos son coincidentes con la biografía de María Remedios, cuya baja militar es de 1847 unos años antes que el autor realizase la publicación. La “celebridad” mencionada seguramente tenía que ver con el reconocimiento otorgado por el gobernador Rosas que (se puede suponer) le habría dado una importante visibilidad en la ciudad.  

En la nueva cita, Lamadrid vuelve a referirse a aquel mediodía del 14 de noviembre de l813, el calor abrazante en la zona de Potosí, en la actual República de Bolivia. Evoca a los heridos, los muertos y a la tropa luchando consumida de sed. También rememora un manantial de agua que se ubicaba al pie del cerro de Ayohuma, en el medio de ambos ejércitos (“sólo teníamos un pequeño manantial de agua entre ambas líneas y estábamos todos abrazados de sed”). Allí reaparece en su memoria nuevamente el accionar valiente de “María”, la “Madre de la Patria”.

 

Una célebre parda, creo llamada María, que seguía al ejército nuestro, no recuerdo si con una o dos hijas, y que le llamaban la madre de la patria y que ha muerto aquí en Buenos Aires no hace muchos años, andaba con sus hijas entre las balas de cañón enemigo, arreando agua en cántaros a la cabeza y alcanzándola a los cuerpos de nuestra línea, por más de media hora que duró el cañoneo (Araoz de Lamadrid, 1855, p. 26).

Se cuestiona si las referencias del general tucumano eran suficientes para situar a María Remedios en el campo de Ayohuma. Sobre todo, porque la obra de Lamadrid si bien fue reconocida por sus aportes al estudio social y militar de la época, se le atribuyen errores y algunas de sus afirmaciones fueron cuestionadas por sus contemporáneos. Sin embargo, dos menciones en el expediente de pensión solicitado por María Remedios del Valle en 1826 confirmaron su participación en la batalla. En este documento, Remedios relata haber sido capturada, herida de bala y azotada públicamente durante nueve días por su papel en acciones contra el enemigo. Aunque no se especifica la fecha de estos eventos, la declaración del coronel Hipólito Videla en la misma petición confirma su presencia en Ayohuma.

        Desde el año 1812 conocí a la suplicante en el Ejército del Perú en el que         sirvió hasta caer prisioner[a] en la acción de Ayohuma,         en la que tam-        bién cayó ella, herida de bala; que el ejercicio que tenía allí era servir en         los hospitales y animar en las líneas, aún el acto de la lucha, que de este         modo fue herida y que es cuánto puede informar…[20]

De modo que María Remedios del Valle era "María" o "Tía María", la “Madre de la Patria”, reconocida y enaltecida por Araoz de Lamadrid. ¿Qué sabemos de las dos mujeres que la acompañaron en la acción de proveerles agua a los heridos en medio del cañoneo? ¿Se trataba efectivamente de sus hijas? La duda surge a partir de la referencia realizada por la mismísima María Remedios en la petición mencionada donde expresaba haber salido de Buenos Aires en l810 acompañando “a su marido, a un hijo de la sangre y a otro adoptivo, del corazón, los tres muertos en acción”. [21] 

Sobre esta supuesta contradicción planteo dos posibilidades. La primera es que las niñas fueran efectivamente sus hijas y que no habrían sido mencionadas debido al sesgo de género racial en la documentación militar. ¿Acaso se reconocía o se tenía en cuenta a las mujeres de pueblo, pardas y morenas que acompañaban a los hombres en las campañas militares? ¿Para qué aludir a dos niñas que no formaban parte de la tropa militar y que tampoco estaban registradas en la documentación? La segunda posibilidad es que María, la tía María y las niñas no tuviesen un parentesco directo, sino lazos familiares propios de la diáspora que se nombraban como tía, madre, hija, hermana, construidos entre los afrodescendientes ante la pérdida de sus relaciones tradicionales en el sistema de esclavitud (Borucki,2017; Candioti, 2021).

Sea de un modo u otro, sugiero que la batalla de Ayohuma significó un punto de inflexión en la vida y en la representación de heroicidad de María Remedios. Las cicatrices que llevó en su cuerpo hasta el final de sus días resumen las acciones realizadas en esta derrota patriota, donde luchó, escapó, fue herida de bala, capturada y azotada. También, en conjunto con otras mujeres, consoló y asistió en medio de un intenso cañoneo y de un sol abrasante en el mediodía del territorio boliviano. Los adjetivos que la caracterizan en los discursos de los líderes y oficiales sintetizan esta performance de heroicidad: valentía, bravura, abnegación, fortaleza, patriotismo y determinación.

Los variados servicios desplegados en esta batalla contribuyen a desestabilizar la noción tradicional y arquetípica del soldado guerrero. La feminidad negra heroica que se enuncia se reviste de múltiples formas de luchas y micro resistencias, que no solo niega la conceptualización de la fragilidad femenina, sino que también recupera la maternidad (biológica, construida y simbólica) y la familia como espacio de afirmación y resistencia de la mujer afrodescendiente (Aguilar Dornelles, 2023).

La historia de estas mujeres “de color” auxiliando a los heridos en Ayohuma, adquirió incluso una nueva significación cuando fue retomada por Mitre en la historia de Manuel Belgrano (Mitre, [1858], l947) y pasó a formar parte de un panteón de arquetipos de conducta personal y social junto con otros personajes patrióticos como el “negro Falucho”, el “tamborcito de Tacuarí” y el “sargento Cabral” (Fradkin, 2008).  

María Remedios del Valle y Las Marías ¿Representación individual o representación colectiva?  

En el presente apartado voy a dejar de lado la biografía de María Remedios para introducir la investigación, más enfáticamente, en el campo de las representaciones (Hall, 1997; Chartier, 1992). ¿Cómo leemos la representación de heroicidad de María Remedios en virtud del género y de qué manera la vinculamos con las otras mujeres anónimas, luchadores y resistentes al colonialismo?

Según Aguilar Dornelles (2023), cuando se describe al héroe se suele resaltar la masculinidad marcial, destacando una individualidad intrépida, audaz y victoriosa, propia del "gran hombre" que emerge como protagonista de la historia y en torno al cual se construye el honor patrio. Por contraste, las mujeres generalmente quedan en un segundo plano en la narrativa épica nacional, percibiéndose su heroísmo como parte del sacrificio anónimo de la masa social que sigue o acompaña al héroe. A menudo se las ve como mártires sin individualidad, relegadas a un papel secundario que borra su participación y su identidad como sujetos de su propia historia.

Desde esta perspectiva, cabe preguntarse si María Remedios del Valle como Madre de la Patria constituye una “excepción” individual o simboliza una acción colectiva de todas las Marías que participaron en las sucesivas luchas anticoloniales ¿María Remedios personifica una experiencia individual y única? ¿o encarna una lucha grupal de la cual proviene y de la cual estas mujeres son representadas? Algunos estudios recientes que lograron recuperar las diversas formas en las que mujeres afrodescendientes y de sectores populares participaron en la guerra y en la construcción de su relato, aportan a la revisión de la representación de heroicidad y de los perfiles heroicos al incluir las múltiples formas de resistencia anticolonial lideradas por mujeres (Polombo, 2013; Davio, 2014; Vasallo, 2010 y 2013; Contreras Cruces, 2021; Candioti, 2020; Guzmán, 2016; Batticuore y Vicens 2022).

Sin lugar a dudas, María Remedios es la más famosa y visibilizada de las Marías (recordemos, mujeres generalmente pobres, anónimas y racializadas en la documentación). Dentro de la compleja red de representaciones, la figura de María Remedios y las Marías no se oponen, sino se complementan y se entrelazan en múltiples relatos. En ella se tejen muchas historias que coinciden bastante en general pero también presentan cierta variabilidad, como si fueran varias historias diferentes que más o menos se solapan, pero que van apuntando a un mismo tipo de personaje. Hay muchas Marías, mujeres como María Remedios que lucharon por sus derechos de vivir en libertad y que resistieron el sistema esclavista. Además, cumplieron fervientes servicios de la patria y pelearon por el reconocimiento de estos servicios, que excedía el de “auxiliares civiles”, soldadas, vivanderas, enfermeras, esposas y concubinas de soldados y oficiales.

María Remedios forma parte del conjunto de mujeres “de pueblo” que salieron de sus lugares de habitación y servicio y que iniciaron un camino lleno de privaciones y dificultades a partir de 1810. A la par de los soldados y oficiales, recorrieron cientos de kilómetros a través de desiertos y terrenos montañosos muy inhóspitos y debieron lidiar con una vida llena de sacrificios, privaciones y peligros. Situación que se acentuaba en la geografía del Norte argentino y del Alto Perú, con sus variaciones marcadas entre el altiplano y los valles, con diferencias climáticas muy contrastantes y con terrenos difíciles de transitar. Si pensamos que fue difícil para los varones (las deserciones darían cuenta de ello), otro tanto habría significado para las mujeres. Más allá de la abnegación del primer momento revolucionario, estas mujeres debían contar con una energía particular y una valentía de la que se le puede reclamar al arquetipo masculino, muy lejos de la fragilidad y debilidad de cómo fueron representadas. Precipitadamente se vieron en medio de una guerra que no tenía precedentes y en la cual lograron realizar una serie de servicios y acciones indispensables e imprescindibles para sostener la revolución. Dichas mujeres provenían de los sectores populares, en tanto, como expresa Alejandro Rabinovich (2013), el esfuerzo reclutador de los ejércitos patriotas se había repartido de manera desigual entre los distintos sectores sociales. La tropa estuvo compuesta mayoritariamente por campesinos y trabajadores pobres de la campaña, la plebe urbana, migrantes internos, negros, pardos, indios y mestizos, tanto varones como mujeres.

¿Cómo sabemos de ellas? A través de fuentes dispersas y heterogéneas. Por ejemplo, aparecen mencionadas en las memorias de algunos oficiales, como la ya comentada del coronel tucumano Gregorio Araoz de Lamadrid (1855), que en 1817 comandaba una de las divisiones del llamado Ejército del Norte que operaba sobre Charcas quien deja sentada su visión sobre la presencia de mujeres en la retaguardia de sus tropas. Otras referencias se cuelan entre la documentación militar o en un diario de Sesiones y en casos más individuales en la documentación judicial y en los registros de escribanías.  Si bien ofrecen una información fragmentaria sobre las acciones de las mujeres de pueblo generalmente invisibilizadas, resultan importantes porque además de documentar la relevante contribución de la mujer a la Republica en armas, la posicionan en la esfera pública.

Los expedientes judiciales coloniales y republicanos y diferentes tipos de fuentes estatales y privadas, también proporcionan información sobre las acciones emancipatorias pre-revolucionarias, que incluye la defensa de la ciudad durante las invasiones inglesas, en el caso específico de María Remedios, así como la duradera lucha individual realizada por las mujeres esclavizadas ante los tribunales de justicia con la finalidad de lograr la libertad de ellas o de sus familias, o para denunciar los abusos del sistema colonial, entre otros actos de resistencia. Incluso, después de la guerra de independencia las mujeres persistieron en la defensa de los derechos adquiridos, reclamando reconocimiento y beneficios como pensiones militares o la liberación propia o de sus hijos en el caso de esclavizadas. La misma se concebía como una medida extraordinaria y estrictamente personal que se probaba con un documento concreto, sellado y firmado por quien ejercía la autoridad soberana. En las solicitudes, los argumentos se fundamentaban en la lógica del mérito y la gracia, que premiaban los servicios a la Patria a través de antiguas tradiciones coloniales como peticiones, gracias, probanzas y testimonios (Contreras Cruces, 2021).

Un ejemplo significativo es el de Francisca Sebastiana de Araujo, quien logró obtener su carta de libertad durante la guerra y luego luchó por mantenerla cuando fue reesclavizada (Candioti, 2021). Así como el caso de María Mozambique, que consiguió su libertad al escapar durante el asedio de la plaza de Montevideo y enfrentó la persecución de su antigua dueña para regresar a la esclavitud.[22] O también, Rosa Camenares, quien solicitó su libertad al argumentar que era la esposa legítima del soldado Juan Basurco del Regimiento del Río de la Plata, y había desempeñado labores de asistencia en hospitales, enfrentando numerosos obstáculos incluso después de que el general San Martín le otorgara la libertad (Contreras Cruces, 2021, 137).[23]

Siguiendo las reflexiones de Aguilar Dornelles (2023), los combates femeninos adoptaron diversas formas de resistencia cotidiana llevadas a cabo por mujeres afrodescendientes, tanto esclavizadas como libres, en su lucha diaria por sobrevivir y escapar de las duras condiciones de la esclavitud. Estas "Heroínas de lo cotidiano”, lucharon y enfrentaron al racismo, la opresión y la violencia, en sus hogares, en las calles, en los tribunales de justicia donde desafiaron el sistema opresivo y la violencia del sistema esclavista. La defensa de la familia, la maternidad y la libertad (individual y patriótica) se convirtieron en un espacio de resistencia y de lucha para las mujeres afrodescendientes. [24] 

De este modo, si bien comúnmente se concibe al heroísmo como una representación individual, también debe considerarse como un fenómeno colectivo que personifica a un grupo o una comunidad. Así es como María Remedios y el resto de las Marías se complementan y refuerzan mutuamente. La Madre de la Patria, desde esta perspectiva, representa una experiencia social amplia que se entrelaza con otras heroínas cuya participación e identidad como agentes históricos ha sido invisibilizada y racializada. Enfocarse únicamente en su excepcionalidad desde una perspectiva "sacrificial" puede conducir a la invisibilización de otras mujeres como asimismo fortalecer el mito de la "desaparición" de la población afrodescendiente.

Es que la construcción de una narrativa dominante de una Nación "blanca" y europea implementada por las elites decimonónicas se produjo a expensas de las minorías étnicas y raciales, quienes fueron sometidas, blanqueadas o invisibilizadas en los relatos oficiales que negaron contribuciones y presencias de la población afrodescendeinte (Frigerio, 2008; Geler, 2010 y 2016; Ghidoli, 2016; Alberto, 2024). Este fenómeno se refleja específicamente en la representación visual de las Niñas de Ayohuma que prolifera durante el siglo XX en libros de texto para las escuelas, por lo menos hasta la década de 1980. En todos los casos las Niñas se tornaron sin excepción en mujeres de piel blanca o trigueña y, a lo sumo, con cabello muy oscuro, pero sin rasgos particulares que indicasen negritud (Ghidoli, 2020; Guzmán, 2016).[25]

Mientras que otras figuras, como el héroe “negro Falucho” (Geler y Ghidoli, 2019) y el "negro Raúl" (una celebridad negra en una ciudad blanca recientemente recuperado por la historiadora Paulina Alberto, 2024) fueron rescatadas o permitidas como arquetipos, patriotismo o notoriedad, incluso estereotipo. María Remedios del Valle fue considerada también como una de las "excepciones" que debía ser recuperada “de las penumbras de la historia” (Ibarguren l932) para mostrar un pasado de gloria y patriotismo que se consideraba "desaparecido".

Reivindicación, visibilización y racismo

A modo de cierre me voy a detener en el proceso reivindicativo de María Remedios del Valle operado en los últimos años. Aquí se confirma que si bien el estado traza memorias y representaciones que son luego retomadas y recirculadas por la sociedad, también son las propias personas afrodescendientes quienes batallan las formas de inclusión en la nación (Geler y Ghidoli, 2020).

Hace quince años, la figura de María Remedios del Valle, sobre la cual se sabía poco, comenzó a ser recuperada por afrodescendientes, argentinos y extranjeros residentes en el país. A diferencia de la figura de Falucho, María Remedios se convirtió en un ícono del movimiento afrodescendiente contemporáneo, con una gran circulación a nivel nacional e internacional (Ghidoli, 2020).

El proceso de reivindicación comenzó el 16 de octubre de 2008, cuando la revista Veintitrés incluyó un editorial bajo el nombre “Mujer, negra y pobre” un artículo de Diego Rojas titulado “La Madre de la Patria”. Esos artículos se anunciaban desde la portada como “Especial Día de la Madre” junto a la foto de una mujer afrodescendiente representando a María Remedios del Valle. Quien la interpretaba en la fotografía es Miriam Gomes, una reconocida activista e intelectual afroargentina presidenta de la Sociedad de Socorros Mutuos Unión Caboverdiana. El hecho de que María Remedios haya sido corporizada por una activista afrodescendiente se transformaba en un dato significativo. En tanto, pasó a representar a las personas afrodescendientes en general y a las Mujeres Afro, en particular y en su inmensa diversidad a la que se sumaban otras luchadoras del pasado y también el presente que encarnaban, de manera real y contemporánea, el legado de María Remedios.  

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Imágenes 3 y 4: Imágenes de María Remedios del Valle

Fuente: 3) Portada de la revista Veintitrés, 16 de octubre de 2008, 4) Retrato ganador en el concurso organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación (2020).

A través de la icónica foto de Miriam Gomes, María Remedios comenzó a salir del olvido y se convirtió en un símbolo afrodescendiente y en el emblema de una contra narrativa a la historia nacional hegemónica. Esta representación dio origen y sirvió de base a una cantidad de configuraciones posteriores que la posicionaron en la arena pública, tanto desde el Estado, la academia y el movimiento afrodescendiente, principalmente liderado por mujeres afroactivistas, que buscaban la mejora social de la comunidad afro y la lucha contra el racismo.

En los inicios de esta rápida re-visibilización, se presentaron diversas iniciativas para erigir un monumento en su honor reflejando un interés continuo en su reconocimiento. El proceso comenzó en el año 2010 y se enmarcó en una serie de acciones del festejo del Bicentenario de la Nación Argentina, siendo parte de la reivindicación de memorias relegadas que cuestionaban las construcciones identitarias tradicionales de una Argentina blanca y europea (Monkevicius, 2015). En este contexto de nuevas narrativas, el gobierno nacional organizó una ceremonia que incluyó a los descendientes de africanos esclavizados como parte integral de la población que conformó la nación, participando en eventos como el Desfile de la Integración junto con las diferentes colectividades de inmigrantes. En el año 2013, en conmemoración del bicentenario de la Asamblea del año XIII, que estableció la libertad de vientres para los hijos de esclavizados nacidos a partir de esa fecha, se llevaron a cabo diversas actividades y actos. Durante ese año se instituyó además el 8 de noviembre como el Día Nacional de los Afroargentinos/as y de la Cultura Afro, conmemorando la fecha de la muerte de María Remedios del Valle. Esta celebración incluyó su incorporación al calendario y currículum escolar, junto con la promoción de la cultura afro (Monkevicius, 2015; 2021)

La primera de las iniciativas para la construcción del monumento se dio 1 de octubre de 2010 cuando ingresó a la Cámara de Diputados de la Nación el nuevo proyecto para erigir un monumento para la señora María Remedios del Valle quien fuera considerada Madre de la Patria, en reconocimiento a su protagonismo en la historia de nuestro país. A partir de ese momento se dieron a conocer una serie de solicitudes para erigir el monumento presentadas por diputados y senadores de diversos partidos– las que se reiteraron en ambas Cámaras debido a la pérdida de estado parlamentario (2012-2014, 2016-2019 en Diputados; 2013, 2015 en Senadores) (Ghidoli, 2020, p. 43).

Finalmente, el monumento se inauguró el 8 de noviembre de 2022 cuando se celebraba el Día Nacional de las/los afroargentinos y de la cultura afro.[26] Esta acción largamente postergada y de reparación histórica constituyó un hito importante en la historia de Argentina al reconocer y honrar en un espacio físico de la ciudad capital la figura de esta heroína afrodescendiente, destacando su valentía y compromiso en la lucha por la independencia del país. [27] La estatua de María Remedios del Valle como Madre de la Patria, (individual y colectiva) finalmente resignificaba la presencia de la población afrodescendiente en el conjunto de la nación y al mismo tiempo operaba como un espacio de movilización política y dignificación colectiva.

La alegría que acompañó la concreción de un proyecto largamente esperado se vio efímera cuando, en la madrugada del 1 de septiembre de 2023, el monumento fue destruido completamente apenas nueve meses después de su inauguración. La ruina total de la estatua marcó un punto de inflexión al evidenciar las dificultades para mantener viva la memoria de una heroína negra en una ciudad que ha sido históricamente caracterizada por la "blanquitud".

El acto de vandalismo racial fue noticia en los principales diarios nacionales y generó un repudio generalizado de parte de las organizaciones africanas y afrodescendientes, de representantes de la comunidad afroargentina, de instituciones del gobierno, así como de académicos y personas comprometidas con la visibilización y defensa de los derechos de las personas afrodescendientes. Rápidamente se convocó a un acto de repudio para el día martes 5 de setiembre en la plazoleta de Bernardo de Yrigoyen y Estados Unidos lugar donde ocurrió el acto de racismo. En esta oportunidad la artista y activista afrodescendiente María Gabriela Pérez (Maga Pérez), directora de la Comisión para el Reconocimiento Histórico de la Comunidad Afroargentina del INADI y una de las impulsoras del proyecto del monumento, fue enfática al denunciar este acto como parte de la propagación y normalización de discursos de odio en el país.

La negación del racismo es grave en nuestra sociedad. Hay acciones concretas, vulneración de derechos, expresiones discriminatorias y racistas en nuestra vida cotidiana que es urgente que toda la sociedad reflexiones y su sume contra toda violencia. Las trayectorias de vida de las personas afrodescendientes son difíciles de transitas producto de los prejuicios y estigmas que violentan nuestra existencia”, advirtió la dirigente (Pérez, 2023).[28] 

Imágenes  Nº 5, 6 y 7: Imágenes de repudio al acto de vandalismo

Fuente: 5) Convocatoria de toda la comunidad afro al acto de repudio el día 5 de setiembre de 2023; 6) Repudio de la Comisión Organizadora 8 de noviembre. 7) Repudio de la Federación Nacional de Organizaciones afroargentinas [29] 

El incendio del monumento de María Remedios del Valle no puede ser interpretado como un acto de vandalismo común, sino como un ataque directo dirigido contra el movimiento afrodescendiente y la valorización de la heroicidad de una mujer negra en Buenos Aires. Los responsables seleccionaron deliberadamente el 31 de agosto, Día Internacional de los y las Afrodescendientes, instaurado por Naciones Unidas en 2021 para “promover las contribuciones de la diáspora africana y eliminar la discriminación contra los afrodescendientes” (Ghidoli, 2/p).[30] 

Este acto de destrucción ocurrió además en medio del debate sobre la inclusión de María Remedios del Valle en el billete de 10 mil pesos, junto al General Belgrano. En la discusión pública que suscitó esta medida, se manifestaron con mayor o menor virulencia, quienes abogaban por su implementación como una representación de la lucha y resistencia de un sector históricamente marginado, y quienes cuestionaban su relevancia histórica frente a figuras como el creador de la Bandera Argentina. Sostenían otros que había personas con más méritos que esta mujer desconocida. También expresaban preocupación por la instrumentalización política de la figura de María Remedios del Valle, planteando dudas sobre las motivaciones detrás de su inclusión en el billete.

Asomaba también una discusión sobre los materiales utilizados en la creación del monumento, como la resina y la laca poliuretánica.[31] En palabras del antropólogo Alejandro Frigerio, dadas las circunstancias de racismo arraigado en la sociedad, era previsible que la estatua no perdurara mucho tiempo.

Una estatua, realizada en un material inflamable (resina?), era probable que no aguantara suficientemente las inclemencias del tiempo, pero, mucho menos, las ansias vandálicas de quienes no pueden soportar que la estatua de una mujer afrodescendiente engalane una plaza o una calle. Demasiada reivindicación, demasiada memoria, demasiada presencia en el espacio público de una persona negra en la ciudad "blanca" y (alguna vez) "europea" de América Latina. A quemarla, como a las brujas, y a desaparecerla, como a miles de activistas argentinos/as (Frigerio, 2023).[32]

Hasta el momento solo persiste el monumento de Falucho[33], el "negro permitido", como una metáfora de la negritud aceptada y sacrificial según el relato oficial (“Si hubo negros fue en el pasado, estos fueron tan bien tratados y eran tan fieles que corrieron a hacerse matar por la patria y la bandera”), agregaba Frigerio. En tanto la presencia desafiante y valiente de una heroína negra en la ciudad blanca no solamente profundiza las dimensiones del racismo de género, sino que además visibiliza

la resistencia a la aceptación y celebración de la diversidad en la sociedad.

A modo de cierre

Los diversos planos de esta investigación en torno a la figura de María Remedios del Valle ponen de manifiesto la importancia de considerar las distintas formas de opresión y desigualdad, como el género, la raza, la clase y el espacio social/racial, como variables fundamentales en los procesos de construcción de la memoria histórica y de las representaciones de heroicidad femenina y negra.

Resulta de la investigación el imperativo de ampliar esta noción y de reconstruir e integrar nuevas narrativas que aborden las luchas anticoloniales y las reivindicaciones del pasado y el presente. Esta investigación aporta datos significativos para su inclusión y discusión.

Para comenzar, la acción emancipatoria de María Remedios del Valle se inició en la ciudad de Buenos Aires antes del proceso revolucionario. Nacida esclavizada, heredó el apellido de su propietaria, Rosa del Valle. Aunque no se conoce el momento exacto en que adquirió su libertad, se sabe que en 1808 recibió el reconocimiento del gobierno municipal por su actuación durante la defensa de la ciudad en la segunda invasión inglesa en 1807. En 1810, junto a su familia y a un conjunto de mujeres afrodescendientes y de “pueblo” se unió a una expedición militar hacia el Alto Perú y el Norte argentino, donde continuó su lucha contra el colonialismo español. Su valentía y determinación fueron reconocidas, siendo nombrada Capitana del ejército por el General Belgrano y Madre de la Patria por sus compañeros de armas. Ayohuma simboliza la glorificación de la guerrera (no me refiero a la reconstrucción de Mitre y de otros contemporáneos, como excepcional y sacrificial, sino desde el punto de vista de una heroicidad contrahegemónica, individual y colectiva).  

Al regresar a Buenos Aires, María Remedios, pobre y desamparada, como tantas otras mujeres esclavizadas y libres, luchó por mantener los derechos adquiridos durante la revolución. Finalmente, en julio de 1828, la Cámara de Representantes de la provincia de Buenos Aires le otorgó un grado militar y una pensión, ratificada posteriormente en 1835 durante el gobierno federal de Juan Manuel de Rosas.[34] 

La significación de María Remedios quedó textualizada en este expediente y en la sesión cuando se discutió su pedido de pensión. Bravura, valentía, patriotismo, firmeza, abnegación y determinación resumen la ponderación recibida en los informes correspondientes. También sus marcas: “seis heridas de balas y las cicatrices de azotes recibido de los españoles enemigos” quedaron grabadas en el cuerpo racializado de la Republica en construcción.[35] 

En esta sesión histórica el 18 de julio de 1828, se propuso realizar una biografía y erigir un monumento en su memoria, marcando el inicio de su reconocimiento como Madre de la Patria. Sin embargo, la posterior invisibilización y blanqueamiento construido en torno a su figura forman parte de un proceso de desaparición de la población afrodescendiente en la historia y la sociedad argentina. Tras su rápida reivindicación en la última década, la resistencia y negación a considerar la heroicidad de una mujer negra en la ciudad “blanca” y el racismo presente en la sociedad, intentan nuevamente hacerla desaparecer.

 Han pasado 196 años y aún no se ha erigido un reconocimiento en bronce o en material perdurable en la ciudad de Buenos Aires, donde María Remedios del Valle luchó, defendió, resistió e inició su lucha anticolonial.

  

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Recibido: 30/03/2024

Evaluado: 17/06/2024

Versión Final: 26/07/2024

páginas / año 16 – n° 42/ ISSN 1851-992X /2024                           


[1] Agradezco los fructíferos comentarios realizados por María de Lourdes Ghidoli y Alejandra Aguilar Dornelles, así como los vertidos por los/las evaluadores de la revista que en conjunto contribuyeron a enriquecer y ajustar el texto presentado. También deseo agradecer a Valentina Ayrolo y Gabriela Tío Vallejos por la oportunidad de participar en este dossier, que me ha llevado a retomar y a actualizar la investigación sobre María Remedios del Valle, iniciada hace ocho años atrás.

[2]https://www.argentina.gob.ar/noticias/el-ministerio-de-cultura-denuncia-y-repudia-el-ataque-al-monumento-en-homenaje-maria.

[3] Diario de Sesiones de la Honorable Junta de Representantes, Tomo VI, vol. III, sesión N° 115, Buenos Aires, 18 de julio de l828, p. 15

[4] La interseccionalidad, que es el reconocimiento de la simultaneidad de opresiones (raza, clase y género), es el gran aporte epistemológico del Feminismo Negro. Destaco la obra de la intelectual feminista afrobrasileña Sueli Carneiro (2005).

[5] Archivo General de la Nación (AGN), Sala VII, Contaduría General de la Nación, expediente 2194 (antes llevaba el número 13.218). Buenos Aires, 23 de octubre de l826.

[6] Diario de Sesiones de la Honorable Junta de Representantes, Tomo VI, vol. III, sesión no 115, Buenos Aires, 18 de julio de l828.

[7] Todo indica que Yaben como historiador militar tuvo acceso a un legajo que todavía no he logrado ubicar a pesar de la exhaustiva búsqueda en el archivo militar. De hecho, el expediente iniciado por María Remedios para solicitar una pensión, clave en la reconstrucción de su vida militar en el Norte argentino y Alto Perú, fue donado por Yaben al Archivo General de la Nación. Es probable que haya accedido a este repositorio debido a su posición como historiador militar, en tanto, hasta hace algunos años, el acceso al archivo estaba restringido al público. Algunos datos sobre Yaben son relevantes para contextualizar su trabajo. Realizó sus estudios en la escuela naval entre 1905-1910, siendo luego designado Capitán de Fragata, retirándose del servicio activo en 1934. En la década siguiente publico los cinco volúmenes de “Biografías argentinas y sudamericanas” y fue miembro de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos y lugares históricos desde 1948.

[8]  Durante mi participación como jurado en el Concurso Nacional de Historieta "María Remedios del Valle" organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación en 2020, advertí sobre la importancia de esta serie de interrogantes. Más de cuarenta y cinco postulantes de todo el país accedieron a la información disponible hasta ese momento y planteaban de manera recurrente estas preguntas: ¿Nació María Remedios esclavizada o libre? ¿Cuál es el origen de su apellido "del Valle"? ¿Cómo se componía su familia que participó en la expedición auxiliadora al Alto Perú y al Norte argentino en 1810? ¿Las otras Niñas de Ayohuma eran sus hijas? Aunque conocemos la fecha de su baja en el ejército, ¿cuándo fue su fecha de fallecimiento?

 

[9] Está pendiente de revisión los libros eclesiásticos del resto de las parroquias: Catedral del Sur, San Nicolás y El Socorro.

[10] FamilySearch, Argentina, Buenos Aires, Nuestra Señora de la Merced, Bautismos, Libro de Gente de Servicio, Mestizos, Negros y Mulatos de la Santísima Iglesia Catedral, 22 de setiembre de l763, imagen 27

[11] FamilySearch. Argentina, Buenos Aires, Nuestra Señora de la Merced, Bautismos. Libro de Gente de Servicio, Mestizos, Negros y Mulatos de la Santísima Iglesia Catedral, 24 de noviembre de l765, imagen 199

[12] Family Search, Argentina, Buenos Aires, Nuestra Señora de la Merced, Bautismos, Libro de Gente de Servicio, Mestizos, Negros y Mulatos de la Santísima Iglesia Catedral, 22 de noviembre de 1774, imagen 533.

[13] Acuerdos del Extinguido Cabildo, Sesión del 7 de setiembre de l807, Tomo II, Libro LXII, foja 67.

[14] Cuando en el año 1769, la Concepción fue elevada a la categoría de parroquia, esta se dividió en dos curatos eclesiásticos debido a la extensión de la misma y al número de feligreses: La Purísima Concepción y el Alto de San Pedro. A partir de esa fecha todas las partidas fueron registradas en cada uno de los curatos de manera separada, las que a su vez estaban diferenciadas en el libro de gente blanca o “española” y el libro segregado de “gente de color” o “gente de servicio”, como suelen aparecer en las caratulas correspondientes. En los libros correspondientes, las partidas de estos curatos se superponen y en otros casos se repiten.

[15] FamilySearch, Argentina, Buenos Aires, Bautismos, Nuestra Señora de la Concepción del Alto   de San Pedro, Libro 1 (de españoles), 27 de noviembre de 1778, imagen 382

[16] El Tercio de Andaluces o Batallón de Voluntarios Urbanos de los Cuatro Reinos de Andalucía fue una unidad miliciana de infantería integrada con voluntarios nacidos en Andalucía residentes en Buenos Aires. Fue creado luego de la primera Invasión Inglesa el 8 de octubre de l806.

[17] Algunos de ellos, como el caso de Guzmán, serían elegidos en el sorteo realizado por el Cabildo en 1808 para premiarlos con la libertad por los servicios prestados en defensa de la ciudad (AGN, IX, 2362, Invasiones Inglesas, Solicitudes Civiles y Militares, año 1807).

[18] Acuerdos del Extinguido Cabildo, Sesión del 18 de julio de 1807, tomo II, Libro LXII, foja 634

[19]  Lamadrid junto con el general José María Paz acompañaron a Belgrano en sus expediciones hacia el Norte y el Alto Perú y posteriormente ambos escribieron memorias detalladas sobre su vida militar que aportaron una rica información sobre las sucesivas campañas en las que participaron. Aráoz de Lamadrid finalizó la escritura de sus memorias alrededor de 1841 y, aunque serían publicadas recién en 1895, sus borradores circulaban desde antes. Las memorias de Paz databan de alrededor de 1848 y fueron publicadas en l855, luego de su muerte.

[20] AGN, Sala VII, Contaduría General de la Nación, expediente 2194. Buenos Aires, 17 de enero de l827

[21]AGN, Sala VII, Contaduría General de la Nación, expediente 2194. Buenos Aires, 17 de enero de l827

[22] AGN, Solicitudes civiles. X. 10-9-6, Buenos Aires, 30 de diciembre de l816.

[23] Para profundizar sobre el tema recomiendo los trabajos de Davio (2014); Vasallo (2013); Candioti (2021); Contreras Cruces (2021); Guzmán (2018 y 2020).

[24] Según Aguilar Dornelles se produjo un cambio ideológico importante en la conformación de los perfiles heroicos y una alteración de los lenguajes narrativos porque restituyó a la mujer esclavizada el derecho a la maternidad, reconfigurada como espacio de heroicidad (2023, p.151).

[25] La representación de las Niñas de Ayohuma y la de María Remedios del Valle como Madre de la Patria, tuvieron trayectorias separadas. Recién se unieron a partir del proceso de reivindicación iniciado en la última década (Guzmán, 2016).

[26] La obra medía 3,70 metros con el pedestal, pesaba 80 kilos y fue realizada en impresión 3D con resina y laca poliuretánica.

[27] https://www.argentina.gob.ar/noticias/un-monumento-para-maria-remedios-del-valle-0

[28] Pagina12, “Reducen a cenizas un monumento a María Remedios del Valle”, Sección: Sociedad, miércoles 3 de setiembre de 2023, https://www.pagina12.com.ar/584595-reducen-a-cenizas-un-monumento-a-remedios-del-valle

[29] Agradezco a Alejandro Frigerio haberme compartido su archivo visual sobre el acto de vandalismo.

[30] Día Internacional de los Afrodescendientes https://www.un.org/es/observances/african-descent-day 

[31] La resina es un material versátil y moldeable que puede permitir la creación de detalles y formas especificas en la escultura. Sin embargo, la naturaleza inflamable es un factor de riesgo en términos de durabilidad y seguridad, como se evidenció en la destrucción total del monumento.

[32]  “María Remedios del Valle, quemada y desaparecida”. FB de Alejandro Frigerio. https://mega.nz/folder/TBF12bhb#LWPuw4ksQ8kYXNYzKEDK_Q/file/WFthjThC

[33]El primer conmemorado fue Falucho, a quien a fines del siglo XIX se le consagró una estatua en el espacio público, iniciativa impulsada por miembros de la propia comunidad afroporteña de aquel momento. La erección del monumento en 1897 y los homenajes y celebraciones que se hicieron a sus pies en las primeras décadas del siglo XX dan cuenta de una suerte de hipervisibilización del héroe que se dio en gran medida en la ciudad de Buenos Aires (Geler y Ghidoli, 2019; Ghidoli, 2020).

[34] De acuerdo al documento, compartía escalafón militar con solo dos mujeres: Manuela Hurtado de Mendoza (la Tucumanesa), con grado de subteniente de infantería debido a su actuación durante las invasiones inglesas y con otra mujer de la que no se conoce el nombre, pero que habría actuado en la Banda Oriental en el Regimiento de Dragones de la Patria y luego en el de Húsares (Guzmán, 2016).

[35] El trámite emprendido por María Remedios del Valle contó con el apoyo y el compromiso de los generales Juan José Viamonte, Eustoquio Díaz Vélez, Juan Martín de Pueyrredón y de los coroneles Hipólito Videla, Manuel Ramírez y Bernardo de Anzoátegui, quienes a través de diferentes expresiones y elogios destacaron la bravura, el patriotismo y su espíritu abnegado de servicio. Estos oficiales, que gozaban de valimiento y reconocimiento (tanto social como profesional), declararon larga y elocuentemente a favor de una retribución monetaria para María Remedios del Valle (Guzmán, 2016).