Héctor Ignacio Martínez Álvarez

Dossier Nº 43

MEDIO SIGLO DE VIDA: PASADO Y PRESENTE DE LA TEORÍA MARXISTA DE LA DEPENDENCIA

A finales de 2008, la caída del banco de inversiones Lehman Brothers en Estados Unidos sacudió la economía mundial. Rápidamente los efectos se expandieron al resto del planeta, lo que llevó a una recesión generalizada en la que el comercio y la economía mundial sufrieron graves afectaciones. Si bien en sus inicios se expresó como un problema exclusivamente financiero, pronto se evidenció que sólo se trataba de la cara visible y del punto de partida de lo que Robert Brenner (2009) distinguió como un declive profundo y duradero de la tasa de rendimiento global provocado por la sobrecapacidad en las industrias manufactureras mundiales que causó el colapso del comercio y la economía mundial.

Este colapso representó el inicio de la debacle de la fase contemporánea de la economía global, pues, como menciona el economista Michael Roberts (2022), tras la crisis financiera de 2008, el mundo se sumergió durante la década de 2010 en una Gran Recesión. Este escenario llevó a que durante este periodo la economía y el régimen de acumulación global perdieran dinamismo, y por lo mismo, se tuvieran que buscar medidas para poder estimular el crecimiento de la tasa de ganancia mundial en el marco de la división internacional del trabajo de ese momento.

De esta manera, el peso recayó sobre la dinámica interna de las economías dependientes, debido principalmente al lugar histórico que han ocupado en los procesos de acumulación global del capital, y a su participación reciente en los segmentos más débiles de las cadenas globales de producción, en la que se acentúa la baja composición orgánica del capital comparada con los niveles cada vez mayores de las economías desarrolladas; y, fundamentalmente, debido a la superexplotación o la remuneración por debajo del valor de la fuerza de trabajo, algo que se puede llevar a cabo en las economías dependientes y que permite elevar la tasa y la masa de plusvalía sin alterar la composición orgánica del capital o sin presionar la baja la tasa de ganancia (Osorio, 2018). Dicho de otra manera, la solución de la crisis del capital a escala global y la salida de la caída tendencial de la tasa de ganancia se transfirieron a la fuerza de trabajo de las regiones, economías y países dependientes; lo que conllevó a su vez la agudización de la tendencia histórica del capitalismo al desarrollo desigual y combinado.

Antes de esto, entre 2003 y 2013, América Latina se encontraba en un ciclo alcista empujado por la demanda de las materias primas y alimentos, y el alza en sus precios; sin embargo, con esta recesión ingresó en un estado crítico que se extendió por los siguientes años debido al complejo y adverso escenario económico provocado por la condición de dependencia, subordinación histórica dentro del mercado mundial y los ejes de desarrollo y acumulación de la modalidad vigente correspondientes al patrón exportador de especialización productivo de bienes primarios y manufactureros emprendido desde los años ochenta y noventa impulsado por políticas económicas de libre mercado. Esto se tradujo en el declive de la región, particularmente durante la segunda parte de la década de 2010, cuando se presentó una desaceleración del comercio externo, un bajo dinamismo económico, estancamiento de la producción, reducción de los recursos y gastos públicos, descenso en la redistribución del ingreso, crecimiento de la informalidad, aumento del desempleo y altos niveles de pobreza y desigualdad, todo lo cual significó un mayor deterioro en las condiciones de vida de la población latinoamericana.

En otras palabras, que América Latina sirviera en buena medida como solución para contrarrestar la caída tendencial de la economía global a costa de agravar su situación social, económica y política hizo que de nueva cuenta se manifestaran, y hasta cierto punto, se recrudecieran las dificultades por resarcir su condición de atraso e incluso se avivaran las características del desarrollo sui géneris que estaba teniendo su subdesarrollo.

Este contexto sólo se puede entender gracias al papel que desempeñaron y las decisiones que tomaron las clases dominantes latinoamericanas, sectores y fracciones de las burguesías nacionales, las élites y los bloques de poder locales, quienes, lejos de encaminar a la región y a sus respectivas economías hacia la construcción de un nuevo proyecto de desarrollo, terminaron por abrir plena e incondicionalmente las puertas al capital extranjero y al poder económico y político imperialista y sólo fungieron como alianzas estratégicas serviles; es decir, en lugar de emplearse auténticamente como burguesías domésticas sirvieron como burguesías domesticadas.

Es así como la segunda década del siglo XXI puso en evidencia la actualidad y vigencia de la teoría marxista de la dependencia después de medio siglo de haberse dado a conocer. Es por ello que ha nacido el interés por presentar los artículos que integran el dossier temático del presente número de Páginas que lleva por nombre Medio siglo de vida: pasado y presente de la Teoría Marxista de la Dependencia.

Durante la década de los años setenta del siglo pasado, surgió en el seno del pensamiento latinoamericano la llamada teoría marxista de la dependencia, o del capitalismo dependiente, como una respuesta intelectual y política a las tesis, teorías y enfoques desarrollistas, funcionalistas y corrientes del marxismo endógeno que predominaban en aquel momento en la mayor parte de esta región. Las principales tareas de esta teoría estuvieron dirigidas a la elaboración de categorías de análisis que permitieran identificar las particularidades del desarrollo del capitalismo latinoamericano y con ello ubicar las causas objetivas del atraso y subdesarrollo de la región de manera que se pudieran proponer soluciones estratégicas a fin de encaminar la revolución socialista en un clima social y político que ya estaba marcado por la irrupción de experiencias revolucionarias; no obstante, por otro lado, iniciaron procesos contrarrevolucionarios y contrainsurgentes, cuyos contextos guiaron los destinos intelectuales y prácticos del también llamado marxismo dependiente, el cual se constituyó como una de las corrientes teóricas más importantes y reconocidas en Latinoamérica.

En 1973, se publicó Dialéctica de la dependencia, del sociólogo y economista brasileño Ruy Mauro Marini, el cual representó el hito fundacional de esta vertiente teórica, cuyos principales exponentes fueron André Gunder Frank, Vânia Bambirra y Theotônio dos Santos. Esta propuesta logró desarrollar aspectos teóricos puntuales sobre los que se pudieron identificar los efectos del desarrollo sui géneris del capitalismo en Latinoamérica y destacan sus aportes metodológicos y conceptuales con términos como subimperialismo, intercambio desigual, la ruptura del ciclo de capital y, en especial, la superexplotación del trabajo.

Dada la importancia de esta teoría para la historia del pensamiento y la realidad social latinoamericana, se presentan aquí trabajos que buscan darle vigencia dentro del contexto de la crisis global y regional de la presente época. Con ello se busca analizar, revisar y estudiar sus principales fundamentos a cincuenta años de su creación, con el objetivo de problematizar el lugar que ocupa América Latina dentro del desarrollo histórico del sistema mundial capitalista y aportar nuevas aristas para dar lectura a los momentos actuales de la región.

En el primero de los artículos, «La economía latinoamericana en el siglo XXI», Jaime Osorio examina el estado de la economía latinoamericana durante el siglo XXI a partir del análisis del desempeño del patrón exportador de especialización productiva que acentuó la condición de dependencia en la región. Mediante evidencias empíricas documentales que ilustran un sólido manejo conceptual sobre el tema, el autor sitúa dicho patrón en una etapa de semiestancamiento, del que derivan problemas económicos, sociales y laborales en la región, la cual, además, se encuentra dentro de un contexto económico mundial marcado por una enorme incertidumbre derivada de las agudas disputas entre potencias económicas y militares.

Por otra parte, en el artículo de Héctor Martínez, titulado «Un relato sobre los caminos de la Teoría Marxista de la Dependencia», se presenta un breve y general recorrido del desarrollo del marxismo en América Latina con la finalidad de ubicar los ejes históricos, intelectuales y políticos que guiaron el surgimiento de la teoría marxista de la dependencia. Para ello, el autor ubica al menos cinco etapas o fases de la trayectoria del marxismo en América Latina: la etapa de recepción del marxismo, la fase germinal del marxismo, el desarrollo del marxismo latinoamericano, la visión trunca de la dependencia latinoamericana y el surgimiento de la teoría marxista de la dependencia; en esta última fase, Martínez profundiza en la definición de sus más destacados aportes metodológicos y conceptuales, como la noción del intercambio desigual, la ruptura del ciclo del capital y, en especial, la superexplotación del trabajo. Este estudio tiene como objetivo central identificar y enmarcar los fundamentos teóricos que permiten ubicar el papel de la región dentro del desarrollo del mercado mundial y definir la singularidad dependiente del capitalismo latinoamericano.

Con la contribución «Controversias sobre la categoría de la superexplotación de la fuerza de trabajo y su relevancia para analizar el capitalismo contemporáneo», Facundo Lastra destaca la importancia actual de la categoría de superexplotación de la fuerza de trabajo como rasgo característico del capitalismo dependiente latinoamericano. Este artículo revisa algunos de los principales debates, discusiones, contribuciones y críticas que han girado en torno a dicha categoría, enmarcando a estas reflexiones como controversias sobre los alcances y límites para explicar la dinámica del capitalismo tanto dentro como fuera de América Latina. El autor comienza con el análisis de la categoría en función del capitalismo en general, revisita los aportes de Marx, después estudia la relación entre superexplotación y transferencias internacionales de valor desde la crítica de Iñigo Carrera, posteriormente enmarca los alcances que tiene la superexplotación para explicar la dinámica del capitalismo tanto dentro como fuera de América Latina, y por último, cierra con algunas reflexiones que destacan la relevancia de la superexplotación para explicar la dinámica del capitalismo contemporáneo a la luz de los debates presentados.

Por su parte, Mónica Iglesias y Juan Cristóbal presentan el artículo «El "frente interno". Enjuiciamiento de la sociología política en Chile a la teoría (marxista) de la dependencia», en el que problematizan el desarrollo particular de la teoría marxista de la dependencia en Chile en el contexto de su resurgimiento en América Latina en las últimas dos décadas. Los autores sostienen que, a diferencia de lo sucedido en la región, Chile se mantuvo al margen del resurgimiento del marxismo dependiente; su planteamiento se enfoca en los cuestionamientos de un grupo de sociólogos locales que permanecieron en este país tras el golpe de Estado de 1973, a los que definen como “frente interno”, ya que mediante esos cuestionamientos impugnaron y enjuiciaron la vertiente radical o marxista de la teoría de la dependencia en favor de proyectos más conservadores. A lo largo de este trabajo, Iglesias y Cristóbal examinan la trayectoria intelectual y política de algunos sociólogos como Hernán Godoy, Manuel Antonio Garretón, Rodrigo Baño, José Joaquín Brunner y Tomás Moulian. El texto concluye con un balance de las objeciones a la vertiente radical de la teoría de la dependencia y discute las implicancias de este proceso para el debate contemporáneo sobre la dependencia en la región.

En el artículo «Repensando la Revolución: masculinidad y tácticas de lucha en la crítica de Vânia Bambirra», Francisca Benítez presenta una investigación sobre la intersección entre masculinidad y violencia revolucionaria en las críticas de Vânia Bambirra a la teoría del foco de Régis Debray en el marco de las guerrillas latinoamericanas del siglo XX y en específico en la experiencia de la Revolución Cubana. La autora parte de las contribuciones teóricas y políticas desarrolladas por Bambirra, una de las principales exponentes de la teoría marxista de la dependencia, sobre el uso de la violencia en contextos revolucionarios y considera la dimensión afectiva como aporte original. A partir de esta teorización, Benítez identifica el carácter de la revolución latinoamericana como un proceso dinámico que debe adaptarse a las condiciones locales y temporales específicas, y que debe coordinarse a nivel continental para aumentar las posibilidades de éxito; critica la idealización de los valores revolucionarios, específicamente los relacionados con la masculinidad guerrillera, marcada por la valentía y virilidad, señalando que esta perspectiva ignora la vulnerabilidad y los problemas existenciales que enfrentan los militantes; y finalmente resalta la necesidad de una educación política sólida para desarrollar una consciencia revolucionaria duradera. En suma, argumenta que la lucha armada debe estar acompañada de una clara comprensión de los objetivos políticos y sociales, se debe evitar el espontaneísmo y se tiene que asegurar una dirección coherente y organizada.

En el artículo «Dependencia tecnológica y relaciones económicas internacionales. A medio siglo de la teoría marxista de la dependencia», Cristóbal Reyes analiza la actualidad de la teoría marxista de la dependencia a partir de lo que califica como dependencia tecnológica y su importancia en el desarrollo desigual del sistema mundial capitalista. A partir de diversos indicadores sobre producción de ciencia y tecnología en América Latina, el autor sostiene que prevalece una desigual división internacional del trabajo científico-técnico y los países dominantes tienen un papel cualitativamente distinto respecto de los países dependientes en la producción de ciencia y tecnología. Reyes señala las principales características de la dependencia tecnológica y discute sus implicaciones en la reproducción del capitalismo periférico, en particular en relación con dos aspectos clave que definen la condición de dependencia de las economías latinoamericanas: las transferencias de plusvalor hacia el exterior y la superexplotación de la fuerza de trabajo. Finalmente, concluye con una serie de ideas sobre la liberación tecnológica como una forma de que las tecnologías no estén subordinadas a la acumulación del capital, sino que respondan de manera amplia a la satisfacción de las necesidades sociales y al libre despliegue de las potencialidades humanas.

Finalmente, «La categoría de imperialismo en las formulaciones iniciales de la Teoría Marxista de la Dependencia», de Ayelén Branca, presenta una reconstrucción de los abordajes e interpretaciones que durante los años sesenta y setenta se realizaron desde la teoría marxista de la dependencia sobre las llamadas teorías clásicas del Imperialismo. Mediante una revisión teórica e histórica, Branca desarrolla tres ejes fundamentales que guían la reconstrucción y profundización sobre el tema: el fundamento metodológico de estas teorías, los factores que influyen en la tendencia a la expansión imperialista considerada como intrínseca al capitalismo, y las consecuencias de la expansión imperialista en las dinámicas económico-políticas.

Se espera que la revisión y el estudio de estos artículos contribuyan a mostrar la vigencia y actualidad que tiene la teoría marxista de la dependencia para analizar, conocer y problematizar el lugar que ocupa América Latina dentro de la fase contemporánea del capitalismo mundial y con ello abrir nuevas reflexiones sobre los caminos de emancipación que pueden llevar a cabo los pueblos y las masas en esta región y el mundo entero. Es en este tenor que toma relevancia la participación y las aportaciones de cada uno de los autores y autoras y se agradece a la revista Páginas por la oportunidad de brindar un espacio para conmemorar medio siglo de vida de una de las tradiciones teóricas y corrientes políticas más importantes para el pensamiento y la realidad social latinoamericana.

Héctor Ignacio Martínez Álvarez

Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (México)

hectorignacioma@gmail.com

Bibliografía

Brenner, R. (2009, junio). “Un análisis histórico-económico clásico de la actual crisis”. Apuntes del CENES, XXVIII(47): 11-22. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/4795/479549575002.pdf

Marini, R.(1973). Dialéctica de la dependencia. México: Era. 

Osorio, J. (2018). “Acerca de la superexplotación y el capitalismo dependiente”. Cuadernos de Economía Crítica, 4(8): 153-181. Recuperado de https://www.redalyc.org/journal/5123/512357697009/html/ 

Roberts, M. (2022). "Las tres contradicciones de la Gran Depresión". Sin Permiso. Recuperado de https://www.sinpermiso.info/textos/las-tres-contradicciones-de-la-gran-depresion 

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